1. Recuerdo bien cómo es que empezó todo. Fue en una noche en
que llegó, y yo estaba dormido. Tres meses lo había esperado con
ansias, en soledad, y para colmo enfermo. “Pobre de ti” me decía
Melissa a teléfono, ella apenas y tenía tiempo para llamar con sus
dos hijos de y su ahora poco trabajo asignado. Ya no podía estar al
mando de aquél grupo de mafia en que se encontraba, así que se
lo dejaron todo al que la sucedía: Gabriel.
Esa misma noche, yo tuve una pesadilla que apenas y logro
recordar. Lo que más se me quedó grabado, fue que recorría un
pasillo interminable y que además estaba oscuro, no había nadie
conmigo, sin embargo yo escuchaba a alguien junto a mí, incluso
sentí que me tomaba de la mano. Escuché un portazo que me hizo
despertar de golpe y sobresaltarme. Me levanté de la cama y tomé,
no queriendo, el arma de bolsillo que mi pareja dejó para mí en caso
de necesitar protección y no hubiese nadie para brindarla. Salí del
cuarto y, al asomarme a las escaleras, lo vi. La pequeña pistola
resbaló de mis manos, haciendo un estrepitoso sonido al chocar con
el suelo, lo cual hizo que él notara mi presencia ahí.
-Levin –me llamó-. Levin, amor…
Gabriel me miró con sus bellos ojos azul cielo, y luego sonrió
ampliamente. Tiró las maletas a un lado, y yo tomé eso como una
manera de decir que podía acercarme a él. Bajé corriendo, con
cuidado de no tropezar con algún peldaño, y cuando estuve cerca,
me abalancé sobre él y lo abracé fuertemente.
-Entonces, sí que me extrañaste… -me dijo al fin, acariciando mi
cabeza con una mano, y con la otra me tomaba de la cintura-
También yo te extrañé.
-Tonto –lo miré a los ojos y lo abracé más fuerte-.
Él me besó en la frente, cerró la puerta, me cargó y me llevó de
vuelta a mi cuarto.
2. -¿Estás un poco más pesado o me hice débil? –dijo riendo mientras
me depositaba con suavidad en la cama- Ni siquiera arrugas las
sábanas o mueves almohadas…
-Es que yo sólo me muevo para abrazarte –dije algo sonrojado-.
-También te mueves para otras cosas –dijo mirándome a los ojos y
besándome cerca de mis labios-.
-¿C-como para qué? –dije algo nervioso, haciéndome para atrás y
chocando con la cabecera de la cama-
Se acercó a mí con lentitud y me tomó del mentón para besarme,
cerró sus ojos y cuando me dejó sin nada de aliento, se separó de mis
labios y besó mi cuello después de retomar el aliento.
-¿Cuánto me extrañaste, mi vida? –me dijo sonriéndome y
recostándose junto a mi-
-No podría decirte con palabras… y creo que con acciones
tampoco.
Me volteé para abrazarlo y me quedé así toda la noche.
Esa mañana desperté solo. Me levanté de la cama, pensando que él
estaría en la cocina preparando el desayuno, o en la sala leyendo el
periódico. Me sorprendió que ni siquiera estuviera en la casa.
Dejó una nota en la mesa, que por cierto sólo contenía un “Regreso
más tarde, por favor no salgas”. No dijo a donde, ni cuándo sería
“más tarde”.
-¿Que no salga? Bah…
Me hice un desayuno rápido, me fui a mi cuarto y tomé un libro que
tenía en la repisa. Leí 5 capítulos, luego me quedé dormido.
No supe nada de él hasta 3 días después.
Yo estaba acostado en la cama viendo un programa en la televisión.
3. Entró, azotó la puerta al cerrar y subió las escaleras lentamente. Eran
las 6 pm.
Apenas entró a la habitación, se dirigió a mí para abrazarme. No
creo poder olvidar ese día nunca.
-Levin… Levin te amo –me dijo mientras acariciaba mi cabello-
Lo abracé algo sorprendido, y sentí algo húmedo que venía de su
pecho. Me intenté separar de él, pero antes de lograrlo, se
desvaneció en mis brazos.
-Gab… -lo tomé de los hombros intentando hacerlo reaccionar-
¡Gabriel, despierta! –le grité-
Lo húmedo en su pecho era sangre, y la sangre venía de heridas de
bala, incrustadas en él.
Me alarmé y reaccioné a tiempo, antes de poder quedarme
paralizado. Corrí por el teléfono y le llamé a una ambulancia, a su
doctor, a Melissa y a mi primo Christian.