Presentación realizada en el #webcat Barcelona de Julio del 2011
Autora: Marta Armada (@martuishere)
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RECURSOS:
- Girl with a camera
http://girlwithacamera.co.uk/
- Krista Ganelon
http://kristaganelon.com/
- Thoughtboxes
http://thoughtbox.es/
- Drupal
http://drupal.org/
- 960 Grid System
http://960.gs/
- Gridulator
http://gridulator.com/
- New adventures in web design
http://2012.newadventuresconf.com/
- Open Public
http://openpublicapp.com/
- COLOURlovers
http://www.colourlovers.com/
- COLOURlovers
http://www.colourlovers.com/
- Kuler
http://kuler.adobe.com/
- Little snapper app
http://www.realmacsoftware.com/littlesnapper/
- Pattern tap
http://patterntap.com/
- Pattern tap
http://patterntap.com/
- Dribbble
http://dribbble.com/
- Awwwards
http://www.awwwards.com/
- Clean up your mess
http://www.visualmess.com/
- "Designing for the Web", Mark Boulton, 2010, Five Simple Steps
http://designingfortheweb.co.uk/book/
27. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de
los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero,
acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de salpicón las más noches, duelos y quebrantos los
los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y
sábados, lantejas los viernes, algún palomino de
galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero,
salpicón las más noches, duelos y quebrantos los añadidura los domingos, consumían las tres partes de su
sábados, lantejas los viernes, algún palomino de hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas
añadidura los domingos, consumían las tres partes de su
hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo
de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su
mesmo, y los días de entresemana se honraba con su
vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que
vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que
pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a
los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba
los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba
el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de
nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de
complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de
madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía
el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran
alguna diferencia en los autores que deste caso escriben; madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía
aunque, por conjeturas verosímiles, se deja entender
el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay
que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a
nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga alguna diferencia en los autores que deste caso escriben;
un punto de la verdad. aunque, por conjeturas verosímiles, se deja entender
que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a
nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga
un punto de la verdad.
30. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en
astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y
quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El
resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se
honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte,
y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme,
no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en
astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de
algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y
quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de
añadidura los domingos, consumían las tres partes de su
hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de
velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días
de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en
su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no
llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba
el rocín como tomaba la podadera.
33. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no
quiero acordarme, no ha mucho tiempo que
vivía un hidalgo de los de lanza en astillero,
adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de Una olla de algo más vaca que carnero,
los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y salpicón las más noches, duelos y quebrantos
galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero,
salpicón las más noches, duelos y quebrantos los los sábados, lantejas los viernes, algún
sábados, lantejas los viernes, algún palomino de palomino de añadidura los domingos,
añadidura los domingos, consumían las tres partes de su
hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas
consumían las tres partes de su hacienda. El
de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo resto della concluían sayo de velarte, calzas de
mesmo, y los días de entresemana se honraba con su velludo para las fiestas, con sus pantuflos de
vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que
pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a lo mesmo, y los días de entresemana se
los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía
el rocín como tomaba la podadera.
en su casa una ama que pasaba de los
cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los
veinte, y un mozo de campo y plaza, que así
ensillaba el rocín como tomaba la podadera.