Una mujer se queja de que le han abollado la puerta del coche. Un hombre le sugiere soplar por el tubo de escape para hinchar la puerta y arreglarla, pero cuando ella lo intenta el hombre se da cuenta de que no ha cerrado las ventanillas, por lo que el soplido no funcionará.

1. ¡Oh, no! ¡Qué disgusto!

2. ¡Mi puerta! ¡Me la han abollado!

3. ¿Algún problema, señorita? ¡Un cabrón me ha abollado totalmente la puerta del coche! ¡Mírela!

4. ¡Eso es fácil de arreglar! ¡Sólo tiene que soplar por el tubo de escape para lograr, con la presión del aire, hinchar la puerta! ¡Es cierto! ¡Inténtelo!

6. Pero… ¿qué estás haciendo…? ¡Soplo para desabollar la puerta!

7. ¡Serás bestia! ¡Así no te va a funcionar! ¡Ah! ¿Por qué?

8. Porque no has cerrado las ventanillas. ¡Así no sirve de nada el soplar! ¡Es qué no piensas…!