Gracias también...
Por la enfermedad.
Por las penas y sufrimientos.
Aunque me cueste trabajo, Señor,
te agradezco por esto último.
¡Tú sabes lo que hiciste!
Gracias...
Por el rayo de esperanza
que me iluminó.
Por aquella mano que me levantó.
Por ese consejo que me guió.
Por aquellas palabras que me alentaron.
Por esa sonrisa que me alegró.
Por aquellos brazos
que me recibieron.