Este documento resume un informe académico sobre la concentración de medios de comunicación en América Latina y analiza la situación de la libertad de prensa en Argentina. El informe encuentra altos niveles de concentración de medios en pocas empresas y una exclusión del acceso público. También describe la privatización de medios estatales en Argentina y las críticas a la nueva Ley de Servicios de Comunicación del gobierno.
Concentración mediática y libertad de prensa en nuevos escenarios políticos
1. La concentración mediática y la libertad de prensa
frente a los nuevos escenarios políticos
Prof. Nerio Tello∗
Exposición para las Jornadas de Periodismo de la Escuela De Periodismo
de la Facultad De Ciencias Sociales y Comunicación, de la Universidad
Tecnológica Equinoccial, de Quito, Ecuador.
Si algo identificó a los países latinoamericanos durante casi todo el siglo XX fue
la inestabilidad política, la presencia de gobiernos de facto y la intromisión de
las grandes potencias a través de sus empresas, cuando no de sus ejércitos.
Todo fue causa y consecuencia a la vez de democracias formales, débiles y
tambaleantes.
Durante todas esas décadas, los medios de comunicación cumplieron un rol de
alineamiento a los gobiernos de turno, con oposiciones débiles; las más de las
veces, cumpliendo la mera excusa de mostrarse independientes. Los casos de
periodistas y periódicos que sobresalieron como ejemplo de lucha en contra de
los poderes establecidos, fueron meras excepciones que en muchos casos
terminaron asimilados a los procesos posteriores o fueron víctimas de sus
expresiones. Algunos, como sabemos, lo pagaron con su propia vida.
Si bien el rol del periodismo (o si se quiere, el debate sobre la libertad de
prensa) siempre estuvo en medio de discusiones, nunca ocupó un escenario
central en la agenda política de los países. La tensión natural entre quienes
quieren decir algo, y quienes quieren evitarlo, era una puja más o menos
cotidiana, más o menos pacífica, más o menos políticamente correcta.
Recojo aquí una frase de Gabriel García Márquez que me parece oportuna:
“El problema del periodismo no es responsabilidad exclusiva de los
periodistas y las escuelas, sino también de una concepción
contemporánea de los medios de comunicación”.
Nerio Tello es periodista, escritor, editor y docente universitario. Como periodista trabajó en radios y en medios
gráficos nacionales de la Argentina. Como escritor ha publicado más de 25 libros, entre otros: Periodismo Actual.
Guía para la acción (Ed. Colihue, 1998), Cómo se escribe (Ed. Longseller, 2003) y La entrevista radial (en coautoría
con Marcelo Pérez Cotten. Ed. La Crujía, 2007). Como dramaturgo recibió el Premio del Instituto Nacional de Teatro
con su drama El viajero remoto (1998). (http://neriotello.blogspot.com/)
2. El nuevo siglo conformó un escenario totalmente diferente. Y con las
desprolijidades propias de nuestro continente, mestizo y en permanente
efervescencia, aparecieron escenarios impensados solo una década atrás.
Quien iba a pensar en la década de los Menem, los Collor de Melo, los
Fujimori, que hoy tendríamos a una Dilma Rouseff, una Cristina Fernández, un
Hugo Chávez, un Evo Morales o un Rafael Correa, creo que más allá de los
acuerdos o disensos, debemos admitir que soplan vientos totalmente distintos
entre una y otra década.
En estos nuevos escenarios los medios de comunicación aparecen como
actores sociales importantes, por acción u omisión. Al parecer, la antigua
sociedad: medios de comunicación-establishment comienza a resquebrajarse,
por distintas razones que sería muy largo de detallar. Quizás ustedes coincidan
conmigo en que podemos intuir que esa elegante tensión entre lo que el
periodismo podía decir, lo que debía decir y lo que decía finalmente, parece
haber quedado atrás, no sé si definitivamente, al menos en mi país.
Quisiera detenerme un momento en el fenómeno de concentración de los
medios de comunicación en América del Sur para luego entrar en el caso
argentino. Voy a reproducir algunos conceptos surgidos de un trabajo
académico realizado por dos importantes intelectuales argentinos, el
Licenciado Guillermo Mastrini –profesor de la Universidad de Buenos Aires
(UBA), especialista en políticas públicas de información y comunicación y
Director de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UBA– y
Martín Becerra –profesor de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) e
investigador del CONICET. Doctor en Ciencias de la Comunicación por la
Universidad Autónoma de Barcelona (España) y autor de varios libros sobre su
especialidad–.
Este trabajo fue desarrollado por un equipo de investigación del que
participaron profesiones y docentes de todos los países involucrados,
prácticamente toda Sudamérica. Por Ecuador participó el profesor Cecilio
Moreno, a quien no conozco pero por estar ahora en este país, corresponde su
mención.
El paper titulado Globalización, mercado e industrias culturales: ¿resistencia o
simulacro? puede ser consultado en internet en la siguiente dirección:
3. http://www.dialogosfelafacs.net/75/articulos/pdf/75MastriniBecerra.pdf dicen los
autores al comienzo del trabajo:
El fenómeno de concentración de la propiedad de los medios de
comunicación ha permitido que un cada vez más reducido número de
empresas controlen un número cada vez más significativo de la
producción simbólica.
Luego afirma algo que podríamos sospechar pero que la realidad de la
investigación nos revela como algo preocupante.
Cada año un ciudadano latinoamericano, en promedio, compra menos
de un libro, asiste menos de una vez a una sala cinematográfica,
adquiere medio disco compacto por el circuito legal y compra un diario
sólo en 10 ocasiones.
La conexión a Internet en la región no alcanza al 10 por ciento de la
población. En cambio, el ciudadano latinoamericano accede
cotidianamente a los servicios de la televisión abierta y la radio.
Los bajos niveles de acceso en América Latina se complementan con
una estructura del sector altamente concentrada, en la cual las cuatro
primeras firmas de cada mercado dominan (promedio regional) más
del 60 por ciento de la facturación del mercado y de la audiencia.
Esta situación se agrava considerablemente si se considera que en
varios países los grupos económicos más poderosos controlan las
empresas más importantes de cada mercado y generan una
concentración que tiende a conformar conglomerados. (El subrayado es
del expositor)
Lo que estoy tratando de decir es que el debate sobre la libertad de prensa
dentro de los conflictos desatados entre los gobiernos y los medios de
comunicación como pasa en la Argentina, en Venezuela y aquí mismo en
Ecuador, a veces, casi siempre, exceden las voluntades y decisiones de los
profesionales que trabajan en el medio. Mi experiencia de trabajo en distintos
4. medios, donde difícilmente he comulgado con las líneas editoriales de muchos
de ellos, me ha permitido sobrevivir profesionalmente tratando de ver cuánto se
podía flexibilizar la franja del disenso sin peligrar la propia condición laboral.
Cualquier de ustedes podría pensar que se debería tener una actitud más
heroica y más decidida, pero cuando uno trabaja en un medio y reconoce su
línea editorial, tiene dos caminos: se adapta y respeta los códigos; o se va. No
es que puede plantear una lucha desde adentro para modificar los contenidos.
La única lucha posible, y con sus límites, es la lucha reivindicativa de tipo
gremial. Que, en los últimos años en la Argentina (a partir del gobierno de
Menem) ha queda empalidecida y reducida a prácticamente nada.
Pero sigamos un poco más con el informe. Ya se han dado algunos datos
sobre la concentración de los medios de información, ahora veamos otro
fenómeno muy extendido en la Argentina y Brasil, quizá no se dé aquí con la
misma característica.
Dicen los autores mencionados:
El panorama reseñado se agudiza por los problemas de concentración
de la producción de las industrias culturales y por la centralización
geográfica de las mismas en los principales centros urbanos.
En relación con este último aspecto, vastas extensiones territoriales
quedan relegadas a la recepción de contenidos producidos,
almacenados, editados y distribuidos desde las ciudades más
importantes que actúan como verdaderas cabeceras; son los casos de
la zona metropolitana de Buenos Aires (Argentina), San Pablo y Río de
Janeiro (Brasil), Santiago (Chile), o Distrito Federal, Monterrey y
Guadalajara (México).
La concentración de la propiedad y la centralización del capital en
las industrias culturales adquieren importancia en la medida en que el
estatuto de funcionamiento de éstas es crecientemente comercial y está
guiado por el lucro como patrón de desarrollo.
Las políticas de comunicación y cultura aplicadas por los diferentes
Estados en las últimas dos décadas han acelerado la articulación de los
5. principales grupos de comunicación y cultura de la región con los
grandes operadores a nivel mundial.
En la Argentina en este momento los medios de comunicación dominantes
tratan de instalar el tema de la libertad de prensa y los condicionamientos a los
que están expuestos en función de las nuevas medidas de gobierno.
Básicamente, la implementación de una nueva Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual, que los medios hegemónicos se empeñan en llamar
la Ley de Medios K, por el ex presidente Kirchner, y la actual mandataria,
Cristina Fernández de Kirchner. Creo que antes de entrar en este tema, que
hace a la realidad política y profesional de mi país, debería insistir en otro
fragmento del informe de Becerra y Mastrini.
La situación de las industrias infocomunicacionales en América Latina
presenta importantes contradicciones. Por un lado, desde la década de
1990 se asistió a una transformación que implicó que los Estados
nacionales se desprendieran de activos, especialmente en el sector de
las telecomunicaciones, y se consolidara el predominio del mercado en
la producción y distribución de bienes y servicios culturales y
comunicacionales.
En esos años había muchas señales televisivas y radiales en manos del
estado, y el presidente Menem en la ola liberal, las privatizó, como privatizó la
compañía de teléfonos, la luz, el gas y la distribución del agua, entre otras
empresas estatales. Sigamos con el informe:
Según los principales impulsores de esa política, la apertura de los
mercados facilitaría la expansión de los mismos y estimularía el acceso
de importantes franjas de la población al consumo de tecnologías y
bienes culturales que hasta entonces se hallaban fuera de su alcance.
Sin embargo, las estadísticas reflejan que en la mayoría de los países
los índices de inequidad en la distribución del ingreso se han agravado.
En términos generales, se mantiene la exclusión del acceso de amplios
sectores de la población al consumo de los bienes y servicios básicos.
6. Cabe destacar, en relación con el sector infocomunicacional, que si bien
algunos índices de acceso tecnológico crecieron en los años 90, se
aprecia que la posibilidad de un consumo cultural diversificado queda
limitada a una porción minoritaria de la población.
Para dar un ejemplo, yo soy de un pequeño pueblo de una de las provincias
pobres de la Argentina, La Rioja, precisamente la provincia de donde provenía
el ex presidente Menem. En mi pueblo no había televisión, la ola privatizadora
llevó la televisión (varios años después) a mi pueblo, pero a través de la
televisión paga.
El informe sobre Globalización e industrias culturales, concluye con esta
reflexión;
En términos generales, se observa que el mercado por sí sólo no parece
cumplir de forma eficiente la asignación y distribución de bienes,
recursos y servicios infocomunicacionales.
Muy por el contrario, se ha observado que, en la mayoría de los casos,
importantes franjas de la población quedan excluidas del mercado.
Sí se ha verificado que en los años 90 el mayor crecimiento tuvo lugar
en los procesos de concentración de la propiedad.
En este sentido, todo parece indicar que un nuevo tipo de
intervención del Estado se torna imperiosa si se busca estimular el
acceso de franjas amplias de la población y propiciar la diversidad
cultural. Claro que, además, será preciso definir políticas económicas
que estimulen la integración económica de las sociedades
latinoamericanas, contrarias al modelo de exclusión que se expandió en
la región durante la década de 1990.
A continuación ofreceré un pantallazo sobre la situación de los medios en la
Argentina. No se trata por cierto de una exposición académica ni un trabajo
7. ajustado al rigor histórico, sino simplemente son observaciones de alguien
vinculado a los medios de comunicación desde hace alrededor de 40 años.
Argentina, como casi todos los países latinoamericanos, ha adherido desde
hace ya unos 25 años a la concepción jurídica propia sobre el Derecho de la
información que toma sustancia en la letra de la declaración de los Derechos
Humanos, aprobada en París en 1948. Su art. 19 dice: “Toda persona tiene
derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el
no ser molestado a causa de sus opiniones y el de difundirlas sin
limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La introducción del Derecho a la información como derecho positivo en la
Argentina se realiza a través del Pacto de San José de Costa Rica que se
aprobó en Marzo de 1984. El art. 13 habla sobre “Libertad de pensamiento y
expresión”.
Estos derechos también están protegidos por la Constitución Nacional de la
República Argentina.
De todos modos, estos derechos, quizás coincidan conmigo, están expresados
de tal manera que resulta difícil que alguien se oponga a ellos, y a la vez,
cualquiera puede usarlos para justificar, condenar o protegerse ante un
eventual dolo.
Digo esto porque en mi país, tanto el oficialismo como los medios hegemónicos
insisten en llenarse la boca con argumentos inscriptos en este tipo de
documentos legales.
Pero vamos a algo fáctico.
Como muchos sabrán el gobierno argentino logró aprobar una nueva ley de
servicios audiovisuales. La famosa Ley K, según algunos medios. ¿Qué
propone centralmente esta ley? La corresponsal de la BBC Mundo en Buenos
Aires, la llama “la polémica ley” y dice textualmente en su despacho cuando
estaba en debate:
“La llamada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue
presentada por el ejecutivo con el objetivo declarado de "desconcentrar
y desmonopolizar" el mercado mediático, además de actualizar la
legislación para adecuarse a las nuevas tecnologías.
8. Sin embargo, para la oposición, detrás de la legislación hay una
intención del Ejecutivo de ampliar su control sobre los medios y sus
contenidos, y de crear otro modelo de concentración bajo la injerencia
del Estado”.
Es decir, la corresponsal se hace eco de los dichos o las suposiciones de “la
oposición”, no nombra a nadie en particular, y rebate sus propios argumentos
técnicos con meras especulaciones políticas.
Sin embargo, la periodista, como es una profesional, se empeña, más allá de
definirla como polémica, en ofrecer detalles de la ley, una vez que fue
aprobada. Utilizo esta fuente, BBC Mundo, para que vean que dicen los que
NO están de acuerdo en principio con la ley. BBCMundo detalla las claves para
entender lo que se aprobó en el Congreso.
REPARTO DEL ESPACIO RADIOELÉCTRICO
La propuesta divide el espacio radioeléctrico en tres partes iguales entre el
Estado, el sector privado y las organizaciones sin fines de lucro (entre ellos
sindicatos, cooperativas, universidades, fundaciones e iglesias). Esto estaba
expresamente prohibido por la legislación anterior.
NUEVO ENTE DE CONTROL.
La ley crea una nueva entidad regulatoria: la Autoridad Federal de Servicios
de Comunicación. Este organismo resulta clave para el mercado mediático, ya
que es el encargado de otorgar licencias o declararlas caducas, así como
de sancionar las violaciones a las normas por parte de las empresas.
MENOR CONCENTRACIÓN.
La norma reduce de 24 a 10 los servicios abiertos de radio y televisión en
poder de un solo dueño.
La ley de radiodifusión aprobada en 1980 permitía un máximo de cuatro
licencias por empresa, pero una modificación del ex presidente Carlos Menem,
a finales de los años 90, amplió las licencias a las actuales 24.
9. En particular, la ley prohíbe a una empresa dueña de un canal abierto ser
también proveedor del servicio pago de televisión por cable en la misma
zona.
NUEVOS JUGADORES.
Por un lado, la ley establece un límite para la participación de capitales
extranjeros en los medios, que no deberá superar el 30% del paquete
accionario de una empresa.
Permite, además, el ingreso de empresas públicas en el mercado de los
medios audiovisuales.
CONTENIDO NACIONAL.
La norma establece nuevas pautas para la producción local: señala que el 60%
de lo que muestra la televisión abierta debe ser hecho en Argentina.
Las radios privadas deberán emitir un mínimo de 70% de producción
nacional y el 30% de la música transmitida también deberá ser argentina,
salvo en el caso de emisoras temáticas o destinadas a colectividades
extranjeras.
El artículo referido, como recuerdan, dice al comienzo, que el ley busca
“desconcentrar y desmonopolizar", lo que bien podría ser una maniobra para
someter a los medios hegemónicos.
¿Por qué hemos hablado aquí, de medios hegemónicos?
Veamos un mapa de la situación actual de los medios en la República
Argentina.
10. Creo que una mirada aun rápida sobre este panorama puede llevar a la
conclusión de que la ley es no solo necesaria sino fundamental para el
desarrollo comunicacional del país.
Por cierto, ninguna medida es inocua y ésta, como otras, estuvo enmarcada en
lo que se llamo el enfrentamiento del gobierno con los medios. Que comenzó
por cierto, con el enfrentamiento ente el gobierno y “el campo”, en 2008. Esta
expresión genérica “el campo”.
En esa larga confrontación por un decreto que aumentaba las retenciones por
exportación de granos, los medios de comunicación lograron imponer la figura
“de los del campo” como si fuera simples trabajadores rurales, o pequeños
productores. En realidad debería decirse los grandes productores
agropecuarios que constituyen la clase social más poderosa de la argentina,
que supo imponer ministros de economía y de agricultura y ganadería a casi
todos los gobiernos democráticos. Y desde ya, a los militares.
Sirva esto solo para explicar el contexto. Como el decreto oficial no recibió el
apoyo del congreso, por un voto desempate, el gobierno perdió la batalla. Con
unas elecciones legislativas en el horizonte cercano, que se preveía no le iban
a ser favorables, el gobierno mando al congreso una serie de leyes
“conflictivas”. Entre ellas, la mayor de todas, la Ley de de Servicios de
Comunicación Audiovisual.
11. En ese momento, los diarios dijeron que se trataba de una venganza contra,
básicamente, el grupo Clarín. Y no era del todo errada la apreciación. Pero más
allá de los humores, lo que debemos analizar es la pertinencia o no de la nueva
ley, no el humor de los gobernantes o la oposición. Muchos se pregunta por
que cuando Néstor Kirchner era el presidente no mando la ley, y si se elevo
cuando asumió su esposa.
Podrías hacer centenares de especulaciones. De hecho, en su gobierno,
Kirchner había favorecido al grupo Clarín prorrogando una licencia de televisión
y autorizando la fusión de las dos empresas mayores de televisión paga en una
misma empresa, del grupo Clarín precisamente. En ese momento, Clarín y su
grupo eran oficialistas.
Digo esto para que entienda que no todo es tan transparente como uno
quisiera, ni tan perverso como pretenden presentarlo los medios ahora
opositores.
Es de suponer, que este contexto de conflictividad tensó la cuerda de la
mentada libertad de prensa.
La SIP, organismo creado y manejado por las empresas periodísticas,
denuncio reiteradamente que “la libertad de prensa corría peligro en la
Argentina”. Siempre fueron declaraciones formales sin demasiadas
fundamentaciones. Es más, los dos diarios más importantes de la argentina, se
empeñan cada día en buscar, como decimos allá, “la quinta pata al gato”. Con
titulares tendenciosos, cuando no absolutamente falsos.
Tan descontrolados y desubicados se encuentran que los dos diarios más
importantes tuvieron posiciones dubitativas ante los reclamos argentinos ante
el Reino Unido por las Islas Malvinas, una reivindicación histórica de nuestro
país.
Es más, cuando EEUU o el FMI hacen alguna declaración crítica sobre el país,
la sobredimensionan como si la verdad estuviera en la crítica, y no reconocen
que se trata de una mera discusión de intereses económicos. Quien no quiera
ver esto, no entiende el mapa de las relaciones internacionales. Los diarios
argentinos si lo entiende, pero prefieren dar su batalla en la coyuntura que les
toca como empresas, no como periodistas.
12. La organización Reporteros Sin Frontera, advirtió hace un año sobre los
peligros que podía enfrentar la libertad de prensa en la Argentina al tiempo que
informaba de esta manera lo que estaba sucediendo en el país.
“La controversia entre el gobierno kirchnerista y los medios de
comunicación, centrada en el ataque gubernamental contra la posición
monopolística del Grupo Clarín -también accionista mayoritario de Papel
Prensa, la principal empresa dedicada a la fabricación del papel para
diarios- no cesó durante todo el año. El grupo Clarín (49%), desde su
hegemónica posición maneja e impone el precio del papel sin ningún
tipo de regulación. El Estado posee el 27.46% de la papelera, mientras
que La Nación maneja el 22%. Según la Bolsa de Comercio de Buenos
Aires, en junio de 2010, la papelera vendió a sus empresas relacionadas
entre el 70% y 80% de su producción. Sucede que son pocos los medios
que pueden afrontar un precio impuesto por los periódicos más grandes
del país.” La libertad de prensa en Argentina, Reporteros sin Fronteras
(febrero 22, 2011 )
Luego, la misma organización, REPORTEROS SIN FRONTERAS dice
respecto de la nueva ley
La ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (SCA) debe mantener
su objetivo para corregir los desequilibrios del paisaje audiovisual,
particularmente apremiantes en Argentina y garantizar un mejor reparto
de las frecuencias entre medios privados, medios públicos en desarrollo
y medios comunitarios. Por esta razón, apoyamos este texto, tal como lo
hicieron los relatores especiales por la libertad de expresión de la ONU y
de la OEA. Fruto de una larga reflexión en la sociedad y votado según
las normas por mayoría en el Congreso, el texto se debe aplicar con,
como corolario, un reparto justo de la publicidad oficial.
http://es.rsf.org/argentina-la-guerra-mediatica-aun-
puede-09-09-2010,38329.html
13. ¿Peligra la libertad de prensa en la Argentina?
Creo que la ley de alguna manera hace peligrar la libertad de empresas, no de
prensa. La libertad de prensa siempre estuvo y estará en la picota.
Cuando el Estado pone coto a expansiones desmedidas e intentar alcanzar, al
menos en las formas, el remanido equilibrio informativo y un acceso equitativo
a la producción de contenidos a lo largo de todo el país, se pone en peligro a la
libertad de las empresas periodísticas existentes. Y se corre el riesgo de
favorecer a empresas periodísticas pequeñas o nuevas, que pretende
compartir o dominar la torta publicitaria que antes les estaba vedada o limitad.
Por ahora vemos que la ley, aun no aplicada íntegramente, está generando
puestos de trabajo en todo el país, no solo en lo que hace a los periodistas sino
también a directores de cine, actores, guionistas, iluminadores ,escenógrafos,
sonidistas, fotógrafos y un largo etcétera que están siendo asimilados a los
proyectos de generación de contenidos para la televisión digital.
Cuando la actual presidenta de la Nación logró su reelección por más del 50
por ciento de los votos, algunos medios de comunicación atribuyeron el caudal
al plan llamado de Asignación universal por hijo, que otorga a todas las familias
carencias una pensión por hijo menor de edad lo que alivio significativamente
las carencias de un amplio sector. Sin embargo, esos votos son significativos
pero no determinantes, porque de hecho, se sabe que históricamente son votos
peronistas.
Creo que la proyección de la ley en términos de trabajo concreto, sobre todo en
el interior del país, fue un hecho revolucionario. Hoy, a poco de ser
instrumentada, se han generado decenas de centros de producción donde
hasta ayer no había posibilidad ni de tener una radio. Ahora hacen televisión o
cine, y esperan la adjudicación de licencias para radios y televisión.
¿Peligra la libertad de expresión o se expanden las posibilidades de
comunicar? Con medios hegemónicos ¿se puede hablar de libertad de
expresión?
Los países de grandes geografías y de relativo bienestar y desarrollo como
Argentina y Brasil, generan espacios comunicaciones alternativos que hasta
suelen ser rentables económicamente. Las sociedades más pobres carecen de
estas posibilidades.
14. Me parece, en principio, que la apertura hacia una mayor diversidad no va a
mejorar necesariamente la calidad informativa, ni va a evitar arreglos entre
medios y gobiernos, ni va a dejar la verdad desnuda a disposición de los
lectores, radioescuchas o televidentes, pero va a conformar escenarios más
plurales, democráticos y horizontales. En este contexto, uno podría
revalorizar la pregunta de si peligra la libertad de prensa.
En esta dirección, en estos días en Buenos Aires se ha publicado un libro de
Hernán Bañez titulado La rebelión de los medios emergentes. En este trabajo
afirma que los medios emergentes como “revistas barriales, radios
comunitarias o blogs, también llamados “nuevas voces”, brindan respuestas
que en muchos casos no logran satisfacer medios dominantes y
hegemónicos. Estos nuevos medios, los emergentes, tienen la capacidad de
influir en la agenda de temas y crear un “mix de agenda” conformada por todo
el espectro de medios, tanto audiovisuales como los que ofrecen las
telecomunicaciones”.
No todo es tan sencillo ni tan romántico. Pero sí creo que estos nuevos
escenarios brindan la posibilidad de expresión a colectivos que hasta ahora
estaban silenciados, al tiempo que ofrecen oportunidades profesionales a
cientos, cuando no miles, de egresados de carreras de comunicación que no
logra insertarse en el mercado de los grandes medios.
Creo que la discusión, al menos en la Argentina, es una discusión por el poder
y por el dinero. No es un debate de ideas. Ojalá lo fuera. Siempre es mejor
discutir con los que no piensan como uno, pero es imposible discutir con los
que sólo ven el lucro en el horizonte inmediato. La lógica de lucro es irrebatible.
Sin embargo, soy optimista. Creo que siempre habrá lectores buscando
periodistas dignos. Y siempre habrá periodistas dispuestos a contar las
historias de sus gentes.
Las nuevas tecnologías les permiten a todos y cada uno imaginarse como
periodistas, pero solo perdurarán aquellos que amen el oficio, desarrollen las
herramientas necesarias para dominarlo y cuenten aquello que la gente
necesita escuchar, para creer que un mundo mejor es posible.
Nerio Tello,
Buenos Aires, Argentina