Este documento describe el surgimiento de un movimiento ciudadano en México que se opone a la concentración y uniformidad de los medios de comunicación. El movimiento logró que senadores votaran en contra de leyes de telecomunicaciones y radiodifusión y promovieron una controversia ante la Suprema Corte para declarar dichas leyes inconstitucionales. El movimiento busca promover un modelo de comunicación social más plural en México y ha demostrado que es posible oponerse con éxito a los grandes consorcios mediáticos a través de acciones comunicativ

1. Medieros, un espacio de resistencia ciudadana contra la concentración y
uniformidad mediáticas
LCC. Lilia Vélez Iglesias
Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla
México
Introducción
Con la insurrección del movimiento estudiantil de 1968, cuya motivación fundamental
fue ampliar las libertades políticas en México, se inició el ya largo proceso de
construcción de un régimen democrático. En la transformación del régimen y de la
cultura política es fundamental el papel jugado por ciudadanos de diversas posturas
ideológicas y políticas, pero convencidos de la necesidad de cambiar a un sistema que
durante más de siete décadas ha gobernado autoritariamente. A las acciones impulsadas
desde los partidos y las elites políticas, que sin duda han permitido avanzar en el
proceso de liberalización, se suman las acciones que día con día han realizado
ciudadanos organizados que buscan mejorar su calidad de vida y/o resolver necesidades
o coyunturas apremiantes y cuya actividad ha contribuido a la paulatina
democratización del país.
Para denominar a los procesos cotidianos de democratización, investigadores del Centro
de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM han
acuñado el término creación de alternativas o poderes democráticos, que es definido
por Daniel Cazés como:
[…]proceso en el que los sujetos desposeídos, dependientes, interiorizados,
discriminados, excluidos, marginados, oprimidos…adquieren, desarrollan, acumulan y
ejercen habilidades, formas de expresión, destrezas, tecnologías y sabidurías de signo
positivo para generar o incrementar su autonomía y su independencia.
A través de esas acciones de muy diversa índole, los sujetos oprimidos se
empoderan, es decir, crean, reúnen y practican poderes no opresivos de los que
carecían, para reducir e ir eliminando las posibilidades de que sus opresores sigan
controlando sus vidas, subordinándolos, oprimiéndolos.
El empoderamiento consiste en la adquisición y el ejercicio de esas habilidades y
poderes afirmativos no encaminados al dominio ni a la expropiación [de bienes y
recursos que debieran ser patrimonio humano y no de unos cuantos privilegiados].

2. Supone la modificación de las situaciones genéricas de los sujetos, se encamina hacia
la transformación de las condiciones de jerarquización de las relaciones, e implica el
mejoramiento de la calidad de la vida y la construcción del bienvivir en la democracia
genérica, cotidiana y vital (En Cazés, 1999:8)
El propio autor explica que crear alternativas significa construir legitimidades sociales y
nuevos poderes cuyas características consisten en:
• No están concebidos para la opresión y, en última instancia, sus objetivos
son antiopresivos.
• Surgen de la vocación de autonomía e independencia así como de proyectos
de reconocimiento de las diferencias, de tolerancia a las mismas, de su
anulación como fundamento de las desigualdades, de su reconstrucción y de
la estructuración de relaciones igualitarias.
• Provienen de experiencias vividas por los protagonistas (merced, por
ejemplo, a la opresión genérica o étnica, al corporativismo, al caciquismo)
han estado en situaciones de dependencia, subordinación, desigualdad y
discriminación que los han mantenido al margen de la propia representación
en las decisiones que les conciernen de manera directa.
• Se expresan muy a menudo en reivindicaciones para la sobrevivencia
comunitaria o grupal, y para el ejercicio de derechos humanos y ciudadanos
(es decir, en acciones afirmativas: propuestas, negociaciones y acuerdos
para poner en práctica políticas públicas destinadas a ir desmontando en la
cotidianidad los privilegios, las desigualdades, las inequidades, las
injusticias y las diversas formas de subordinación y opresión).
• Se dan pasos que pueden contribuir a la producción de cambios en las
interacciones de los sujetos y de la ciudadanía con quienes controlan el
poder de las instituciones donde éstas obtiene satisfacción –incluso parcial-
a planteamientos y demandas.
• Tales planteamientos son formulados por organizaciones y redes de
organizaciones generalmente llamadas no gubernamentales y por lo común
desligadas de los partidos políticos, o al menos declarativa y formalmente,
separadas de éstos…(1999: 9, 10)
Finalmente, Cazés afirma que las organizaciones que realmente crean alternativas y
poderes democráticos lo hacen cuando alcanzan logros específicos.

3. Desde nuestra perspectiva, un grupo numeroso de ciudadanos organizados que ha
impulsado en los últimos años en México acciones para oponerse a medidas destinadas
a fortalecer el poder y la concentración mediática en la nación, debe ser catalogado
como creador de alternativas democráticas.
La presente ponencia narra la experiencia de un colectivo de ciudadanos poblanos que
lograron que sus representantes en el Senado de la República votaran contra las leyes de
Radio y Televisión y de Telecomunicaciones y que, más tarde, signaran la petición a la
Suprema Corte para declarar inconstitucionales dichos ordenamientos. Para quien esto
escribe este grupo se empoderó al lograr que sus representante,no sólo escucharan sus
argumento contra las citadas leyes, sino que resistieran las enormes presiones ejercidas
por los consorcios mediáticos para impedir la votación en contra de la legislación y
luego para promover la controversia ante la Suprema Corte. La estrategia fue sin duda
alguna una muestra de participación ciudadana exitosa que ha sobrevivido hasta hoy y
que se ha planteado nuevas tareas en su agenda.
El movimiento todo, a favor de un nuevo modelo de comunicación social en México,
constituido por representantes de muy diversos sectores sociales y políticos del país,
será sin duda reconocido en los años por venir como uno de los que contribuyó con su
actuar en la creación de poderes democráticos, pues ha demostrado que frente a la casi
omnipotencia de los grandes consorcios, las acciones comunicativas y políticas
emprendidas pueden resultar exitosas. Se trata de no callar, se trata de no ceder.
Deliberar y confrontar, elementos esenciales de la democracia
Dos de los requisitos esenciales para la consolidación y la supervivencia de un régimen
democrático son, sin duda, la posibilidad de expresar y difundir libremente
pensamientos e ideas y la de acceder a información completa, diversa y plural sobre las
cuestiones públicas. Ambas condiciones permiten a los ciudadanos constituirse como
tales y ejercer su derecho a participar en las decisiones que afectan a su comunidad. El
especialista en derecho constitucional, Miguel Carbonell, ha dicho al respecto que:
la posibilidad de que todas las personas participen en las discusiones públicas es
uno de los bienes más preciados de una sociedad y constituye el presupuesto necesario
para la construcción de una “racionalidad discursiva” (Habermas), que permita la
generación de consensos y la toma de decisiones entre los componentes de los diversos
grupos sociales, pero que también constituya un cauce para la expresión de los

4. disensos, que en democracia son tan naturales (y necesarios) como los acuerdos.
(2004)
Dicho con otras palabras un régimen democrático requiere de la circulación de las ideas
plurales que conviven en el seno del mismo y de información sobre los asuntos de
interés colectivo, ambos factores son determinantes para permitir la deliberación y el
diálogo entre los miembros de la comunidad democrática con miras a lograr acuerdos.
De hecho, los estudiosos de la democracia coinciden en señalar que uno de elementos
indispensables de este tipo de régimen, que se ha mantenido a lo largo de su historia, es
la deliberación.
…de todos los elementos que distingue, por un lado, a la democracia de los griegos
y, de otro, a la democracia de los modernos, es la discusión y el acuerdo entre los
participantes. Esa es la forma como se deben tomar las decisiones que afectan a la
colectividad (Fernández, 2007:144)
La creación de la opinión pública, en sus distintos componentes tales como la opinión
del público, la opinión publicada, la opinión de quienes detentan cargos públicos y de
quienes tienen un interés público, es producto precisamente de la libertad para discutir
ideas e informaciones. La opinión pública, escribe Carbonell,
es esencial para darle contenido a varios principios del Estado constitucional, como
lo son algunos derechos fundamentales (por ejemplo el derecho a la información, el
derecho de petición, o los derechos en materia de petición política); la existencia de
una opinión pública libre y robusta también es una condición para el funcionamiento
de la democracia representativa (2004)
Una democracia debe por tanto abrir canales para que los ciudadanos y las
organizaciones puedan discutir sobre los asuntos públicos de manera tal que su
participación en las decisiones de la colectividad vaya más allá de lo político –el
ejercicio del voto y la posibilidad de ser votado-. Sobre el tema, Habermas ha explicado
que “en la lucha entre fuerzas ascendentes (democracia) y fuerzas descendentes
(autocracia) el factor social ocupa un lugar de primer orden” (En Fernández, 2004:144)
En este mismo sentido, Norberto Bobbio, sostiene que “ ahora cuando se quiere hablar
de expansión de la democracia, es necesario tomar en cuenta no tanto quién vota, sino
dónde vota; cuáles son las sedes, diferentes de las urnas electorales, en donde los
ciudadanos tienen la posibilidad de discutir y de decidir. (En Fernández, 2004:145)
En las sociedades contemporáneas, los medios de comunicación masiva son los canales
privilegiados a través de los cuales los ciudadanos obtienen la información sobre el

5. acontecer social y son, también, el espacio en el que se discuten y debaten los temas de
interés público. De ahí que la existencia de una diversidad de medios que difundan
información completa y útil sobre el acontecer social y opiniones plurales sobre el
mismo es necesaria para la supervivencia de las democracias. A partir de esta premisa
esencial, podemos plantear que hoy más que nunca los Estados están obligados a
establecer las condiciones jurídicas y políticas para que exista un pluralismo mediático,
mismo que, siguiendo la propuesta de Bastida Frejeido, podemos ubicar en dos
dimensiones distintas: una primera dimensión que consiste en “la posibilidad de
concurrencia del mayor número y diversidad de opiniones e información, lo que
redundará en un proceso de libre formación de opinión pública” y una segunda
consistente en “la posibilidad de que esa concurrencia llegue al mayor número de
personas” (En Carbonell, 2004). El propio Bastida ha sostenido que la excesiva
concentración de los medios de comunicación en unos cuantos emporios se opone a la
realización de estos fines.
Sin lugar a dudas la existencia de un mayor número de fuentes de información y opinión
y de que éstas lleguen a más personas son condiciones necesarias pero no suficientes
para garantizar la pluralidad, pues como ha dicho Esther Arce,
la existencia de muchos medios no es equivalente a la pluralidad de opiniones. ¿De
qué sirven tantos periódicos, emisoras de radio, canales de televisión, etc. si todos ellos
cuentan lo mismo de casi idéntica manera? Ningún medio de comunicación de masas
cuestiona la organización social existente, ni plantea su superación por otra más
democrática y libre. (2007:7)
En los últimos años y en el marco de la expansión del neoliberalismo como doctrina y
modelo político-económico dominantes en el mundo, la tendencia ha sido la
concentración excesiva de los medios en unos pocos grupos (holdings), que difunden un
discurso uniforme y cuyo poder económico y político aumenta paralelamente al
crecimiento del número de estaciones, periódicos, revistas, televisoras y otras empresas
mediáticas y/o informativas de su propiedad. Según el periodista español, Paco Gómez
Nadal “…más del 80% de los medios de comunicación de masas de éxito del mundo
pertenecen a no más de 20 empresas multinacionales que son propietarias directas o
tienen participación” (2003)
No gratuitamente muchos estudiosos han advertido del peligro que encierra la excesiva
concentración mediática y la uniformidad de los discursos producidos y difundidos por
estos medios, que no son sino un efecto y al mismo tiempo una causa del llamado

6. “pensamiento único” que se pretende se extienda en el mundo. Por ejemplo, Fernando
Vallespín señala al respecto que:
El mayor peligro para el libre acceso de los ciudadanos a la información y para
permitirles llegar a una “opinión” no proviene ya, al menos en la inmensa mayoría de
los países democráticos, de las limitaciones formales de la libertad de expresión.
Obedece fundamentalmente al proceso de concentración de la propiedad de los medios
en menos manos cada vez…así como en la aparición de medios y agencias
transnacionales que dictan de un modo sorprendentemente eficaz cuáles son los hechos
sobre los que debe informarse y cómo. (En Carbonell, 2004)
Por su parte, Bastida ha dicho que la concentración mediática puede presentarse de tres
formas: 1) horizontal, es decir, cuando el dominio se da sobre un solo medio de
comunicación; 2) vertical, cuando unos cuantos concentran la propiedad de medios de
distinta naturaleza (periódicos, estaciones de radio, televisión y otros.) y 3) transversal,
se refiere a el acaparamiento no sólo de medios de comunicación sino de agencias
publicitarias, productoras de cine, productoras de música, agencias noticiosas, etcétera
(En Carbonell, 2004)
Al fenómeno de la concentración mediática vemos sumarse el de la mercantilización de
la información, que no es otra cosa que convertir en noticia aquello que “vende”, es
decir, aquello que atrae público no por su relevancia o impacto social sino por el
tratamiento que se le da o el tópico que aborda.
La concentración de los medios electrónicos mexicanos: una historia de
complicidad entre el sistema y los concesionarios
En México, la permanencia en el poder durante 71 años de un partido hegemónico,
nacido tras la gesta revolucionaria de 1910, fue posible gracias a múltiples factores entre
los que destacan la construcción de un poderoso sistema presidencialista y
corporativista, así como a un control férreo de la información, la crítica y la opinión.
Esto último se logró a través de diversos mecanismos implementados desde el sistema
político que oscilaron desde la censura y la represión abiertas, pasando por una
legislación a modo, hasta la complicidad y el contubernio con medios y periodistas.
Como ha dicho Carlos Lavore “los medios de comunicación masiva [mexicanos] se
desarrollaron conformando una compleja red de intereses con el aparato de gobierno y
constituyéndose, en la mayoría de los casos, como medios de Estado: para ellos existía
un solo país, el oficial” (En Lara y Arizpe, 1998: 103)

7. La televisión es sin duda el medio que más y mejor contribuyó a la creación de ese “país
oficial” no sólo por tratarse del canal con mayor penetración entre la población, sino
porque fue uno de los que mejor aprovechó su viciada relación con los gobiernos
priístas para ampliar su influencia y poder, tal y como lo han explicado Guillermo
Mastrini y Martín Becerra
La concentración de la propiedad de la televisión mexicana tuvo lugar a la par que
sus dueños estrechaban lazos con el sempiterno (hasta épocas recientes) partido
gobernante, el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Las relaciones entre
Televisa y el PRI fueron tan cercanas que hubo accionistas de la empresa que dejaron
su puesto en el directorio para transformarse en legisladores por dicho partido. Y una
vez cumplido su mandato volver al directorio del grupo. Cabe destacar que la empresa
supo aprovechar sus vínculos políticos y su cuasi monopolio durante más de 20 años
para extender su imperio. De hecho durante la década del 60 Televisa consiguió
instalar emisoras en todo el país. (2003).
La estrechísima relación entre los gobiernos revolucionarios, el PRI y Televisa quedó
claramente simbolizada en una frase pronunciada en 1990 por el entonces presidente de
la empresa, Emilio Azcárraga Milmo “el Tigre”, quien no dudó en afirmar públicamente
que Televisa era “un soldado del PRI y del presidente”. (García-Abadillo, 2000)
La tendencia en México ha sido también la concentración. Luego de la privatización, en
1993 durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, de la televisora del Estado
(Imevisión) que se convirtió en Televisión Azteca del grupo Salinas, la situación no
cambió y pronto este consorcio se convirtió en la segunda empresa televisiva del país y
una de las cinco más importantes del Continente.
Actualmente, el número de estaciones concesionadas de radio y televisión es de
1.610 estaciones operadas por 370 concesionarios (1.149 estaciones de radio y 461 de
televisión); 528 de las estaciones de radio están concesionadas a 18 empresas de
carácter nacional y, el resto, a pequeños concesionarios locales. En televisión la
concentración es mayor: 258 estaciones de televisión integran el consorcio Televisa.
(Gaytán y Fregoso, 2007)
En cuanto a los contenidos, la televisión ha sido sin duda el medio que mayores
resistencias ha presentado a la democratización y a la apertura. El proceso de transición
a un régimen democrático vivido por los mexicanos a partir del movimiento de 1968, ha
impulsado una paulatina apertura de la televisión a voces no oficiales e incluso
opositoras y a una cobertura más equitativa en periodos críticos como las elecciones.

8. Pese a ello, para muchos analistas como Daniel Cazés “no obstante la minúscula aunque
notable variación en la información televisiva e incluso en lo que denota su
reducidísimo pluralismo, la democratización real de la televisión mexicana sigue siendo
la mejor medida de la democratización real del país.” (1999:30)
Por si fuera poco en México, como en muchos otros países del mundo, el poder de los
emporios mediáticos privados, especialmente los televisivos, ha crecido a tal grado que
ha llevado a algunos estudiosos e incluso a varios políticos a “preguntarse si las
empresas concesionarias están sometidas al gobierno o si es el gobierno el que está
sometido a ellas” (Cazés, 1999:29)
Al respecto, el ex presidente del Consejo General del Instituto Federal Electoral
(mexicano), José Woldenberg, ha declarado que “si partimos de la idea de que no hay
política que no transite por los medios y que, de una u otra manera, los medios modulan
la política, la conclusión es que el poder de los medios es muy grande”. (En Cantú,
2005: 4)
El marco jurídico de los medios electrónicos en México ha sido, por un lado, un
instrumento utilizado para el control de los empresarios, pero, por otro lado, fue
también la herramienta que permitió la enorme concentración de las frecuencias
radioeléctricas en unas cuantas manos que hoy existe en el país. Sobre el tema, Sergio
López Ayllón, enfatiza las peculiaridades de la legislación mexicana:
Sus disposiciones reflejan a la vez las condiciones que han permitido la
concentración de los medios de comunicación, en especial la televisión, junto con una
retórica nacionalista que buscaba erigir al Estado en guardián único de los valores
nacionales y de los contenidos de la radio y de la televisión, al tiempo que establecía
las condiciones de dependencia de los medios frente a su poder. Esta contradicción ha
hecho que la legislación se convierta, hasta cierto punto, en letra muerta, pues sus
disposiciones son utilizadas aleatoriamente dentro de las condiciones reales de
operación que nada tiene que ver con los contenidos de la ley. (En Carbonell, 2004)
Durante el largísimo proceso de apertura y democratización del régimen político
mexicano, especialistas, opositores, políticos, organizaciones sociales y periodistas han
insistido una y otra vez en la necesidad de hacer reformas profundas al marco jurídico
de los medios, especialmente al de los electrónicos, encabezado por la llamada Ley
Federal de Radio y Televisión, no obstante, una y otra vez los intentos fracasaron
debido, en buena medida, a la permanente oposición de los propios concesionarios.

9. El triunfo del candidato a la presidencia de la República del Partido Acción Nacional,
Vicente Fox Quesada, en julio de 2000 hizo pensar en la posibilidad de que se
presentaran cambios profundos en el marco jurídico de los medios y en la vieja relación
entre éstos y el sistema. Pronto, en 2002, la esperanza empezaría a minar, primero con
la expedición un nuevo acuerdo presidencial sobre el manejo del 12.5 por ciento de los
tiempos de Estado y un nuevo reglamento para la Ley Federal de Radio y Televisión. El
decretazo, como se le bautizó en la prensa, ignoró las propuestas planteadas en 18 meses
de trabajo de la mesa de diálogo sobre las reformas al marco jurídico, y margina la
iniciativa ciudadana de reforma integral de los medios electrónicos.
Pero el asombro mayor vendría tres años después, cuando el 1 de diciembre de 2005, en
plena precampaña electoral, un dictamen, totalmente distinto al proyecto que se había
discutido con diversos actores políticos y sociales que presentaron 1,410 propuestas
durante dos años, fue aprobado por unanimidad, sin siquiera haberse leído ante el pleno,
por los diputados de todos los partidos representados en la Cámara Baja, algunos de los
cuales después reconocieron que desconocían por completo el texto. El dictamen pasó al
Senado para su discusión y eventual ratificación. La industria de la radio y la televisión,
encabezadas por el llamado duopolio televisivo, no dudaron en desplegar todos su
recursos mediáticos, políticos y económicos para lograr la aprobación del dictamen que
fue considerado como favorecedor de la concentración, promotor de la eliminación de
los medios comunitarios y culturales y anticonstitucional por académicos, periodistas,
entidades públicas como la Comisión Federal de Competencia; la Comisión Federal de
Telecomunicación; la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y
la propia Secretaría del ramo.
Constituirnos como ciudadanos, impedir la infamia…
Un par de días antes de que el dictamen se pasara al pleno del Senado para su discusión
y eventual aprobación, un grupo de académicos de tres universidades poblanas,
sumados a periodistas de un diario y una estación radiofónica locales, así como
activistas sociales decidimos jugar nuestra última carta frente a lo que era la inminente
aprobación de la nueva legislación de Radio y Televisión y de Telecomunicaciones:
convocamos a los cuatro senadores por Puebla para escuchar nuestros puntos de vista y
manifestar públicamente su postura frente al tema. Dos de ellos, Lucero Saldaña y
Manuel Bartlett, especialmente este último, encabezaban la oposición más fuerte al
proyecto y su voto en contra estaba decidido de antemano, pero los otros dos habían

10. manifestado su intención de votar a favor, según confesaron públicamente durante el
foro realizado el 29 de marzo de 2006.
La Jornada de Oriente inició así su nota principal del día siguiente:
Comunicadores, investigadores, universitarios y activistas poblanos preocupados
por la aprobación de la ley Televisa en la Cámara Alta, emplazaron a los cuatro
senadores de la entidad a fijar una postura en torno a la minuta, consiguiendo que el
priista Germán Sierra Sánchez se comprometiera a votar en contra y que el panista
Francisco Fraile García dijera que sólo votará a favor, si se realizan de última hora
enmiendas al proyecto para garantizar espacios a las radios culturales y comunitarias
y que las estaciones ubicadas en la banda de amplitud modulada logren convertirse en
combos tecnológicos. (Hernández, 2006).
La nota añade:
Sierra, Fraile, Saldaña y [el representante de] Bartlett fueron los protagonistas ayer
de un acto inédito celebrado en el gimnasio de la Universidad Iberoamericana de
Puebla, en el que profesores que han dedicado años al estudio de la Ley Federal de
Radio y Televisión, formando generaciones interesadas en el tema, exigieron a los
representantes populares no someterse ante las amenazas de los consorcios televisivos,
recordándoles que mañana no emitirán un voto particular, sino mandados por la
ciudadanía que los eligió…El calibre crítico de la audiencia no dejó lugar a dudas
cuando prácticamente vapuleó a Germán Sierra Sánchez y a Francisco Fraile García.
Al primero porque en su intervención dijo que ya había sacado cuentas sobre los
sufragios a favor y en contra y que nada se podía hacer porque se perdería por un
margen apretado; que era mejor tener una ley mala para aprovechar los avances
tecnológicos en el sector, que no tener nada y por expresar que una persona que no
tiene acceso a la tecnología es un “analfabeta del nuevo siglo”; al segundo, por hablar
de las “bondades” de la iniciativa, resaltando que se eliminará la facultad discrecional
del presidente de la República para entregar las concesiones y que era conveniente su
aprobación en estos momentos y en el futuro se harían las correcciones…A través de
mensajes escritos, la gente le increpó al priista por su pesimismo y lo instó no sólo a
votar en contra de las reformas, sino a iniciar inmediatamente el cabildeo entre sus
homólogos para hacerlos desistir en la aprobación. Luego le dijeron que era preferible
que no hubiera nueva ley a tener una norma como la que impulsa Televisa, y remataron
preguntándole si acaso un indígena acendrado en su cultura puede calificarse como
analfabeta…A Fraile no le fue mejor: le reclamaron la incongruencia de Acción

11. Nacional, pues como partido de oposición fue un severo crítico de las relaciones
perversas entre los medios y el poder, pero hoy que está en el poder es solícito a darle
patente a ese vínculo. (Hernández, 2006)
Este diálogo inédito entre ciudadanos preocupados por un tema relevante y sus
representantes ante el Senado permitió deliberar en el sentido más cercano a la
concepción democrática de la vida y llevó a los representantes por Puebla a votar en
contra del dictamen, a pesar de lo cual éste fue aprobado por 81 votos a favor, 40 en
contra y dos abstenciones. El dictamen entonces se turnó al entonces presidente Vicente
Fox para su promulgación.
En seguida, los senadores que encabezaban la oposición al nuevo marco legal
empezaron a cabildar con sus compañeros para lograr el número necesario de ellos que
les permitiera promover, ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, un recurso de
inconstitucionalidad. Las empresas mediáticas, entonces, cerraron sus espacios a toda
postura contraria al dictamen, iniciaron una campaña tanto a través de sus noticiarios
como con espots signados por la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión
a favor del ordenamiento y en contra de los promotores del recurso de
incostitucionalidad, especialmente Manuel Bartlett y Javier Corral, a quienes
literalmente “lincharon” en las pantallas y espacios radiofónicos. Pese a lo anterior y,
con la influencia de una corriente de opinión adversa a las nuevas leyes, 47 senadores de
la República llevaron el caso ante el máximo tribunal del país. Entre ellos estaban,
orgullosamente, los cuatro senadores poblanos.
Mientras se seguía el procedimiento legal en la Corte, el grupo de promotores de la
reunión con Senadores, decidimos que era necesario mantener el trabajo colectivo por
un nuevo modelo de comunicación en México: más democrático, menos vertical y
uniformador. En ese lapso, organizamos y empezamos a publicar a partir de octubre de
2006, gracias al apoyo incondicional de La Jornada de Oriente, Medieros, desde los
comunicadores. Aurelio Fernández en su presentación del primero número, intitulada
“Estas bocas son nuestras” escribió:
Ese acontecimiento [la reunión con senadores], narrado en las páginas de este diario y
en el noticiario de Fernando Canales, USN ambos coorganizadores del acto es el
origen de esta publicación. Quedó entre nosotros la convicción de que podíamos hacer
escuchar nuestras voces no sólo en las aulas o ante los receptores de los mensajes que
emiten los medios en que trabajamos, sino ante la representación al Congreso en un

12. momento crucial, y aun influir en el comportamiento de los senadores, tal como
ocurrió.
La conjunción de estas voluntades, conocimientos y recursos ha buscado lograr
continuidad en este camino y para ello busca expresarse de diversas maneras. La
presentación de Medieros es una de ellas...El espacio que hoy ponemos a su
consideración es también un territorio abierto a otras expresiones y esfuerzos y así lo
consignaremos cada semana, los miércoles para ser precisos, en que Medieros
aparecerá dentro de las páginas de La Jornada de Oriente. (2006)
Quien esto escribe consignó en este primero número que:
Es precisamente la compleja situación política y social que atraviesa nuestro país el
motivo mayor para poner en marcha este proyecto. Los que aquí colaboramos estamos
convencidos de que las reformas que las y los ciudadanos mexicanos hemos impulsado
en las últimas tres décadas y que nos han permitido construir un sistema más
democrático corren el riesgo de desmoronarse frente a las tentaciones autoritarias de
un sector de la élite política que se niega a cambiar pese a los múltiples reclamos
sociales. Impulsar la consolidación de un régimen y de una cultura verdaderamente
democráticos en México pasa necesariamente por los medios de comunicación, que hoy
en día tienen un papel preponderante en la formación de las opiniones, actitudes y
conductas de las y los ciudadanos y por ende de la llamada opinión pública que
influyen, nos guste o no, en las acciones políticas y sociales. (Vélez, 2006)
Precisamente en este mes, octubre de 2007, el colectivo Medieros cumple un año de
publicarse semanalmente en las ediciones impresa y en línea del citado periódico. A lo
largo de sus páginas estudiantes, periodistas, dirigentes sociales y académicos han
difundido versiones no oficiales de la represión y sistemática violación de derechos
humanos ocurrida en el estado de Oaxaca; la costosísima y denigrante campaña
electoral presidencial de 2006; las tentaciones autoritarias y la censura oficial
presenciada en ese lapso; asimismo se ha dado seguimiento puntual al debate sobre el
nuevo marco jurídico de la radio y la televisión y al actual debate sobre la Reforma
Electoral, que plantea una nueva relación entre los medios y los partidos políticos en
México. En los últimos números, estudiantes han narrado experiencias de comunicación
alternativa con indígenas chiapanecos y oaxaqueños, así como con migrantes ubicados
en Chicago, Estados Unidos.
Ana Lidya Flores, lo explicó así en un artículo el objetivo de esta actividad:

13. A partir de esta entrega de “Medieros”, las colaboraciones sobre otras experiencias
de Comunicación y Medios alternativos se publicarán con regularidad, desde el lugar
mismo del ejercicio profesional. En la edición del miércoles 1 de agosto pasado,
Daniela Parra, estudiante de Comunicación en la Universidad Iberoamericana Puebla,
escribió el artículo “Tomar los medios, la palabra”, que aborda la experiencia de
organizaciones campesinas, indígenas y populares que han entendido que la
transformación en la forma en que se producen los medios, los contenidos y cómo están
presentados y reproducidos, no reside en buscar espacio en las grandes industrias
mediáticas, sino que hay que generar un ejercicio diferente. (2007)
En el terreno de las acciones, se ha impulsado la redacción y difusión de desplegados de
apoyo a las reformas y organizado nuevos diálogos en torno a ellas, el último de los
cuales congregó nuevamente a senadores, diputados, representantes empresariales,
periodistas, académicos y ciudadanos a hablar sobre las modificaciones constitucionales
que prohibieron a los partidos contratar publicidad en radio y televisión, la que se prevé
signifiquen un ahorro de más de 3 mil millones de pesos (unos 300 millones de dólares)
en la siguiente elección y que incidirán, sin duda, en un acotamiento del enorme poder
político alcanzado los últimos años por los consorcios televisivos.
Sobre los logros alcanzados es difícl hacer una valoración a tan corto tiempo pero,
precisamente en una “conferencia-celebración” realizada en julio pasado, con los
senadores signantes del recurso de insconstitucionalidad, tras el fallo de la Corte que
declaró contrarios a la Constitución los principales artículos de la citada ley, el ex
senador panista, Javier Corral Jurado afirmó:
…este acto es emotivo por más de un motivo, porque nos recuerda a legisladores
confrontados por ciudadanos que también no dejaron pasar la oportunidad de decir
que eran ciudadanos y por tanto mandantes de los legisladores a quienes confrontaron;
es decir, tendieron un vínculo contra gobernantes. Porque ser mandatario es ser el que
hace los mandados, no el que manda al pueblo. Cuando el ciudadano exige contribuye
a que el gobernante asuma su función…Ustedes han sido parte muy importante de la
historia. Si en el país se hubiera reproducido lo que ustedes hicieron con sus senadores
de la República otras hubieran sido las consecuencias. Si este ejemplo hubiera
repercutido en varios estados, quizá ni siquiera hubiéramos tenido una mayoría
contraria. Muchas cosas se hubieran evitado en este camino de adversidades,
maledicencias y públicos linchamientos. (Hernández, 2007)

14. Medieros es una organización colectiva horizontal conformada por académicos,
periodistas, estudiantes, líderes sociales y todo aquél que desee establecer nuevas
formas de comunicación del acontecer social y de participación en los asuntos públicos.
No hay dirigentes y las decisiones se toman colectivamente. El objetivo fundamental de
Medieros es abrir canales que permitan la difusión de información plural sobre los
temas colectivos, el diálogo y la deliberación que permitan emprender acciones para
combatir la monopolización no sólo de las ondas radioeléctricas sino del derecho de los
ciudadanos a saber, a dialogar y a participar en las decisiones públicas.
Estamos convencidos de que, en el breve lapso de nuestra existencia, contribuimos a
ampliar un debate sobre un tópico fundamental en la construcción de una mejor
democracia en nuestro país. Además, el asumir esta tarea nos ha empoderado. Sabemos
que somos ciudadanos y que como tales no sólo tenemos que ser escuchados por los que
detentan el poder y la representación de la República sino que podemos demandarles
que actúen en aras del bienestar colectivo y no de los intereses privados. El tiempo es
poco para evaluar el impacto real de nuestras acciones pero estamos dispuestos a
continuar y a ampliar nuestro trabajo en aras de construir una sociedad más justa y
democrática.

15. Referencias
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globalización, en Razón y Palabra no. 58, consultado en
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