12. Forajido, forajido, ¿de dónde vienes? Forajido, solo conquistó con amor. Forajido, luchó sin un arma. Forajido, cabalga bajo el sol.
13. « Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos » . Juan 15:13
14. Bueno, pensaba que era una fábula, pero al final cambié de opinión, a causa de la nueva fe de mi amigo. Es algo que no puedo negar.
15. Hay un brillo en sus ojos… Una gran paz interior… Simplemente no puedo olvidar…
16. … de aquel extraño de Nazaret. … que cambió su vida de la noche a la mañana… Es el efecto…
17. Jesús no fue un hombre ordinario, ni fue solo un gran maestro, rabí, gurú, ni siquiera un profeta. En cierto modo, Él fue esas tres cosas, pero mucho más. Pues a diferencia de los otros grandes maestros religiosos que vinieron antes que Él o que llegaron después, Jesús no solo habló del amor y de Dios, sin que fue el amor y el Hijo de Dios, ¡así que sabía de qué hablaba! Se convirtió en ciudadano del mundo, un miembro de la humanidad, un hombre de carne y hueso, a fin de que pudiese entregarnos Su amor, probarnos Su compasión e interés, y ayudarnos a entender Su mensaje en sencillos términos infantiles que pudiésemos entender. No tuvo edificios religiosos, ni confesiones ni congregaciones formales. Simplemente salió y conoció personas en las calles, a la orilla del mar, en los mercados —donde sea que las encontrara— y dio Su mensaje de amor a todos los que lo escucharan. Se hizo amigo incluso de los miembros de la sociedad que fueron más despreciados y rechazados: recolectores de impuestos, borrachos, prostitutas y pecadores. Su religión de amor era tan sencilla que afirmó que uno debe volverse como un niño pequeño para aceptarla. Nunca predicó ni enseñó ceremonias complicadas ni reglas difíciles. Todo lo que hizo fue predicar amor y demostrarlo. HAZ CLIC PARA CAMBIAR LA DIAPOSITIVA
18. Si no tienes la certeza de que conoces a este Hombre que estuvo muerto y ahora vive, ¿por qué no lo buscas? Solo pídele que se manifieste. ¡CONÓCELO! Acéptalo a Él y a Su salvación simplemente al decir con sinceridad una oración como esta: Jesús, creo que eres el Hijo de Dios y que moriste por mí y resucitaste. Necesito Tu amor para que me limpie de mis pecados y errores. Necesito Tu luz para apartar toda oscuridad. Necesito Tu paz para llenar y satisfacer mi corazón. Ahora te abro la puerta de mi corazón y te pido, Jesús, que seas parte de mi vida y me des el don de la vida eterna. Te agradezco porque sufriste por todo lo malo que he hecho, y por escuchar mi oración y perdonarme. Amén. ¡PASA ESTE MENSAJE A OTROS! www.tommyswindow.com Otras presentaciones en: