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Loreto de Miguel y Alba Santos
DOCE
ALAS
DOCE
O el misterio de las
doce uvas
Colección «Para que leas»:
Dirigida por Lourdes Miquel y Neus Sans
Primera edición: 1987
Segunda edición: 1991
Tercera edición: 1994
Cuarta edición: 1995
Primera reimpresión: 1997
Segunda reimpresión: 1998
Tercera reimpresión: 1999
Cuarta reimpresión: 2000
Quinta reimpresión: 2001
Sexta reimpresión: 2003
Diseño gráfico y cubierta: Ángel Viola
Ilustraciones: Mariel Soria
© Las autoras
EDELSA Grupo Didascalia, S.A.
ISBN: 84-7711-013-1
Depósito legal: M-7277-2003
Imprime: ROGAR, S. A.
Encuaderna: Perellón, S. A.
Impreso en España
Printed in Spain
—Buenos días, Manolo.
—Hola, buenos días, don José. ¿Lo de siempre?
—Sí, y un vaso de agua, por favor. Y cambio para
tabaco.
—Aquí tiene.
Pepe1
Rey toma todos los días el primer café en el
bar que está al lado de su casa, en la calle de La Sal, muy cer-
ca de la Plaza Mayor2
. O sea, en el centro antiguo de Ma-
drid, donde ya sólo viven viejos, extranjeros y Pepe Rey.
Toma un café doble para despertarse. Después, hacia las
once, va a desayunar al lado de la oficina, ya despierto.
Por las mañanas Pepe Rey está siempre de mal hu-
mor. Hoy más: se ha levantado demasiado tarde y le duele
la cabeza. Anoche estuvo en casa de un viejo amigo. Ver
a viejos amigos siempre le deja un poco triste. «Dema-
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y demasiados recuerdos», piensa mientras
5
se bebe el agua. «Y, encima, estamos en Navidad. A vein-
tidós de Diciembre.»
—Manolo, ¿qué te debo?
Sabe que son cincuenta y cinco pesetas. Todos los
días son cincuenta y cinco pesetas. Pero Pepe necesita decir
y hacer las mismas cosas por la mañana. Debe ser una
manera de despertarse.
* * *
En toda la ciudad se oyen miles de aparatos de ra-
dio. Voces de niños cantan números y premios4
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el país espera oír el número que cada uno lleva en su car-
tera.
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dio. A Pepe no le gustan ni las mañanas ni la Navidad
ni la Lotería. No cree en la suerte.
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esperando.
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—¿Quién es? —pregunta Pepe.
—Ni idea. No me lo ha dicho. Pero... No sé... Me
parece que la conozco.
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unos treinta años. Lleva unos pantalones de cuero negros
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Esta muy seria y parece nerviosa.
—Sí, la he visto en la tele o en el cine...
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Le da un sobre. Dentro hay una felicitación navi-
deña.
—Léala, léala, por favor.
Es una postal feísima. Pepe Rey la abre. Está escri-
ta a máquina y pone: «No te deseo un Feliz Año Nuevo.
No va a haber Año Nuevo para ti.»
—Ahora tengo que irme. Le he estado esperando
mucho rato. Mañana le llamo y quedamos para hablar.
¿Va a ayudarme?
—Sí, claro. ¿Por qué no?
«Es muy guapa pero demasiado alta», piensa Pepe.
No le gustan nada las mujeres altas.
* * *
A las siete de la tarde Pepe Rey sale de la oficina.
No sabe qué hacer. ¡Tanta gente en la calle! Todo el mun-
do ha salido a comprar y comprar y comprar: belenes5
,
árboles de Navidad, turrón6
, champán, juguetes... ¡Qué
poco le gustan las navidades a Pepe! Y, además, hoy está
preocupado. No puede olvidar a Natalia, a esa mujer gua-
pa, asustada y demasiado alta que ha estado en su ofici-
na esta mañana. No sabe por qué pero cree que de ver-
dad está en peligro. La felicitación no es una broma. Pepe
está seguro. Paseando va hacia la Gran Vía7
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cha gente y muchos coches. Una señora que lleva una bi-
cicleta envuelta en papel rojo le da un golpe. Pepe choca
con un bajito calvo que lleva un enorme abeto de plásti-
co. «Feliz Navidad», piensa Pepe.
Compra chocolate y entra en un cine. Siempre com-
7
pra chocolate y va al cine cuando tiene que pensar o cuan-
do está triste. Hoy le pasan las dos cosas.
* * *
Pasan los días y Natalia no llama. El día uno de
Enero, a las nueve de la mañana, suena el teléfono:
—¡Diga!
—¿Lo ha leído, jefe? ¿Lo ha leído?
—¿Qué pasa? ¿Con quién hablo? —dice Pepe me-
dio dormido.
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gente que le llama «jefe»?
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—La guapa.
—¿Qué guapa?
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—¿Cómo? ¿Qué dices?
—Sí. Lo pone el periódico. La han encontrado
muerta esta mañana en su casa. Envenenada.
—Gracias por llamar, Susi.
.—¿Qué va a hacer, jefe?
—Todavía no lo sé. Primero, despertarme, creo. Y,
luego, tomarme muchos cafés.
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jefe, yo nunca veo la tele.
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siempre dicen que nunca ven la tele.
* * *
Pepe Rey tenía razón. No va a haber año nuevo para
8
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Natalia. La felicitación iba en serio. Se levanta de la cama,
duda un momento y, al final, coge el teléfono.
—Oye, Susi...
—¿Ya está despierto, jefe?
—Sí...
—Sí, ya sé. Quiere hablar con mi prima Rosario,
¿no?. Lo sabía. A las seis, en mi casa. Le invito a meren-
dar, jefe. Un té y unas pastitas, como los ingleses. A Ro-
sario ya la he llamado hace un rato.
—¿Qué haría yo sin ti, Susi?
—Nada, jefe. Nada.
Pepe piensa que Susi es insoportablemente lista y
que, además, es la persona que mejor le conoce en el mun-
do. Mejor que Elena, su ex-mujer, y mejor que doña Ce-
cilia, su madre.
* * *
—Rosario, ¿quién hizo la cena de Nochevieja?8
—Yo. ¿Quién si no? La señorita nunca entraba en
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—No sé... Sólo sé que hoy, en la cocina, con la po-
licía allí y todo... Ese inspector Romerales, tan tonto y
tan pesado... Pues que en la nevera había unas bolsitas
de uva. Pepe, tiene usted que encontrar al asesino.
—Entonces, hay que saber quién compró las uvas
—dice Susi.
—Ahora, Rosario, tienes que decirme quiénes eran
los invitados.
—Tenga, aquí tiene la lista. La policía también me
la ha pedido. He puesto las profesiones y las direcciones.
Doce personas.
Pepe coge la lista y lee:
«Julio Fraile, agente de Natalia. Paseo de la Caste-
llana, 113, 9?
Alberto Quintanar, escritor, ex-marido de Natalia.
Velázquez, 62.
Verónica Molinos, actriz. Calle Espalter, 7.
Julián Nolla, productor. Calle Salamanca, 49.
Ángel París, diseñador. Luchana, 11.
Luz Hidalgo, fotógrafo de moda. Alcalá, 88.
Gloria Guardia, modelo. Campomanes, 13, Pozuelo
de Alarcón.
M? José Hernández, locutora de radio. Plaza de
Olavide, 3.
Tomás de Pablo, publicista. Calle Ibiza, 41.
Guillermo Martín, psicoanalista. Calle Almagro, 17.
Matías Vázquez, piloto de Iberia. Calle Postas, 14.»
* * *
El día 2 fue la primera entrevista. Pepe Rey llegó
a un elegante despacho del Paseo de la Castellana11
a las
doce del mediodía. Un hombre de mediana edad, con un
pañuelo de seda en el cuello —de esos pañuelos ridículos
que se ponen algunos burgueses para parecer ingleses—
y con el pelo completamente blanco, le recibe. Es Julio
Fraile, el agente de Natalia. Algunos dicen que era tam-
bién su amante.
—Encantado de conocerle. He oído hablar mucho
de usted.
—¡No me diga!
—Ha sido horrible. íbamos a empezar a rodar la
semana que viene. ¿Fuma? ¿Un café? —dice sin esperar
la respuesta— ¿Tiene ya alguna idea?
—No, todavía no.
—Encuentre al asesino. Yo le pagaré su trabajo.
Encuéntrelo, por favor.
Quince minutos después Pepe Rey sale de la oficina
de Fraile. Sabe tres cosas: que Julio Fraile estaba enamo-
rado de Natalia, que le cae muy mal y que no es el asesino.
* * *
La segunda cita es por la tarde, en «Nebraska», una
cafetería de la calle de Alcalá, una de esas típicas cafete-
rías madrileñas con muchos pasteles y muchas señoras gor-
das, que por la mañana han ido a la peluquería, toman-
do chocolate. Allí está ya esperándole Alberto Quintanar,
el ex-marido de Natalia.
—Nos separamos hace tres años pero éramos bue-
nos amigos. No lo entiendo ¿Por qué la han matado?
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—¿A qué se dedica usted?
—Soy novelista. Escribo novelas policíacas. Parece
una broma, ¿no? Una ironía.
14
Tampoco Alberto le parece el hombre que busca.
Está demasiado tranquilo.
* * *
El martes por la mañana Pepe coge un taxi.
—A la calle Espalter, por favor.
—¿Por dónde vamos?
—Me da igual.
Los taxistas de Madrid siempre preguntan el cami-
no al cliente. Pero a Pepe sólo le interesa su tercera cita.
Va a ver a la tercera persona de la lista: Verónica Moli-
nos, otra actriz, una colega de Natalia. Verónica vive en
un bonito edificio antiguo, en el tercero izquierda. Ella
misma abre la puerta. No es tan guapa como Natalia pero
es más interesante. «Y no tan alta», observa Pepe.
—Feliz Año —dice saludando a Pepe.
—¿Feliz? Veo que está usted de muy buen humor.
Entran en una enorme salón, se sientan en un có-
modo sofá y Verónica sirve un café.
—Verónica, ¿quién podía querer matar a Natalia?
—Yo qué sé... Era tan maja, tan buena compañe-
ra, tan simpática con todo el mundo... La mejor. Las ac-
trices...
Pepe la corta:
—¿No puede ayudarme un poco más?
—No, creo que no.
Los ojos de Verónica brillan un poco demasiado y
el cigarrillo tiembla en su mano.
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Verónica se levanta, se mira en el espejo, coge el
paquete de cigarrillos y lo mete en el bolso.
15
—¿Dónde he dejado las llaves? ¡Qué despistada soy!
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* * *
Hace frío pero el cielo está muy azul. ¡Ese cielo tan
azul de Madrid! Verónica y Pepe van andando en silen-
cio hacia la calle Huertas. Delante de una tienda un hom-
bre alto y gordo está arreglando cajas de frutas y verduras.
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Nuevo.
—Igualmente, don Juan.
—Por cierto, ¿qué tal la uva de Nochevieja? Era
buenísima, ¿verdad? Moscatel auténtico12
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Verónica calla y mira al suelo. Pepe la mira y le dice:
—Buenísima y peligrosísima.
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—Sí, casi todo. Hay algo que no sé: ¿por qué, Ve-
rónica?
Nerviosa, casi llorando, hablando muy bajo, Veró-
nica contesta a Pepe:
—Natalia fue Dulcinea, fue Melibea, fue Doña Ji-
mena, fue Fortunata, fue Mariana Pineda,...13
Y no po-
día ser Carmen. ¡Carmen no!14
¡Carmen tenía que ser
yo! Esta vez sí. Esta vez yo tenía que ser la protagonista.
* * *
Pepe vuelve a su oficina. Susi espera noticias. Pepe
piensa que ha tenido suerte: Verónica era la tercera de
la lista. Ha encontrado pronto al culpable. Va a llamar
16
al inspector Romerales pero está cansado y un poco tris-
te, triste porque Natalia está muerta y porque es día cua-
tro: todavía quedan dos días de fiestas. Los Reyes Ma-
gos15
y ya está. Sabe que esta tarde aún va a tener que
ir al cine y comprar chocolate para pensar un poco.
18
Notas
(1) «Pepe» es la forma familiar de José.
(2) Plaza porticada rectangular construida entre 1617 y 1619
según los planos del arquitecto Gómez de Mora.
Siempre ha sido escenario de fiestas y actividades ciudada-
nas y culturales.
(3) Vino producido en las provincias de Logroño y Álava. Es el
vino español más conocido internacionalmente.
(4) «La Lotería» es un sorteo oficial semanal en el que muchos
españoles participan habitualmente. Los mayores premios se
reparten el día 22 de Diciembre. Los niños de un colegio de
huérfanos, el colegio de San Ildefonso, son los encargados
de «cantar» los premios. Ese día todo el sorteo se retransmi-
te por la radio y la televisión. El primer premio de este sor-
teo, «El Gordo», simboliza la máxima suerte que puede te-
ner un español.
(5) Pequeñas representaciones con figuras que reproducen el na-
cimiento de Jesús en Belén, que suelen instalarse durante las
navidades en muchos lugares españoles.
(6) Postre típico navideño compuesto fundamentalmente de al-
mendras.
(7) Arteria que cruza el centro de Madrid, construida en 1910
y 1952. Es una de las calles más representativas de la ciu-
dad con su concentración de tiendas de todo tipo, cines y
cafeterías.
(8) Los momentos más importantes de las fiestas navideñas son
la «Nochebuena» (24 de diciembre) y la «Nochevieja» (31
de diciembre).
(9) En los menús navideños tradicionales suele comerse pavo de
segundo plato.
19
(10) En la «Nochevieja» es tradición comer doce granos de uva
mientras suenan ¡as doce campanadas que anuncian el inicio
de un nuevo año. Se les llama también «las uvas de la suer-
te» ya que popularmente se considera que el que logra co-
merlas una con cada campanada, cosa nada fácil, tendrá
un año de suerte.
(11) La Castellana es una gran avenida que se extiende de norte
a sur y en la que se encuentran muchos centros oficiales,
grandes edificios y rascacielos de modernas oficinas, comer-
cios y viviendas de lujo. En su parte norte se encuentra el
«complejo Azca», zona que se identifica como el «Manhat-
tan madrileño».
(12) El moscatel es un tipo de uva muy apreciado.
(13) Personajes femeninos de la literatura española:
Dulcinea: de El Quijote de Cervantes.
Melibea: de La Celestina de Fernando de Rojas.
Doña Jimena: de El Cantar de Mío Cid (anónimo).
Fortunata: de Fortunata y Jacinta de Galdós.
Mariana Pineda: de Mariana Pineda de García Lorca.
(14) Carmen: protagonista de la obra de P. Mérimée y de una
célebre ópera de Bizet. En los últimos años se han rodado
varias versiones cinematográficas.
(15) En España, los regalos a los niños se entregan el día 6 de
enero. A los niños se les dice que durante la noche han pa-
sado por la casa Melchor, Gaspar y Baltasar, tres reyes ve-
nidos en sus camellos desde Oriente, y les han dejado exac-
tamente los regalos que les habían pedido en las cartas que
todos los niños españoles les escriben unos días antes.
En algunos hogares «Papá Noel», figura de importación, está
desplazando a los tradicionales Reyes Magos.
20
Notes
(1) «Pepe» est la forme familiale de «José».
(2) Place rectangulaire á nrcades construite entre 1617 et 1619
d'aprés les plans de l'architecte Gómez de Mora.
Elle a toujours été le cadre de fétes et d'activités culturelles.
(3) Vin produit dans les provinces de Logroño et d'Alava. C'est
le vin espagnol le plus'connu internationalement.
(4) Loterie nationale á tirage hebdomadaire. Beaucoup d'Espag-
nols ¡ouent á la Loterie. Les lots les plus ¡mportants sont ceux
de la tronche du 22 décembre. Les enfants d'un collége
d'orphelins, le Collége San Ildefonso, sontchargés d'annon-
cer les números gagnants. Ce ¡our-lá le tirage appelé «El Gor-
do» symbolise la chance máximum que peut avoir un Es-
pagnol.
(5) Les créches représentant la naissance de Jésus á Bethléem
sont tres populaires. Les Espagnols les ¡nstallent á l'occasion
des fétes de Noel dans leurs foyers, dans les églises et autres
lieux.
(6) Sorte de nougat elaboré á base d'amandes; c'est le dessert
traditionnel des fétes de Noel.
(7) Grande artére construite entre 1910 et 1952, qui traverse
le centre de Madrid. C'est une des rúes les plus représentati-
ves de la ville, avec une grande concentration de magasins,
de cinemas et de cafeterías.
(8) La «Nochebuena» (Nuit de Noel), et la «Nochevieja» (Nuit
de la Saint Sylvestre), sont les moments les plus importants
des fétes de Noel.
(9) La dinde fait partie du menú traditionnel de Noel.
(10) La nuit de la Saint Sylvestre (Nochevieja), la tradition veut
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Doce alas y doce uvas

  • 1. Loreto de Miguel y Alba Santos DOCE ALAS DOCE O el misterio de las doce uvas
  • 2. Colección «Para que leas»: Dirigida por Lourdes Miquel y Neus Sans Primera edición: 1987 Segunda edición: 1991 Tercera edición: 1994 Cuarta edición: 1995 Primera reimpresión: 1997 Segunda reimpresión: 1998 Tercera reimpresión: 1999 Cuarta reimpresión: 2000 Quinta reimpresión: 2001 Sexta reimpresión: 2003 Diseño gráfico y cubierta: Ángel Viola Ilustraciones: Mariel Soria © Las autoras EDELSA Grupo Didascalia, S.A. ISBN: 84-7711-013-1 Depósito legal: M-7277-2003 Imprime: ROGAR, S. A. Encuaderna: Perellón, S. A. Impreso en España Printed in Spain —Buenos días, Manolo. —Hola, buenos días, don José. ¿Lo de siempre? —Sí, y un vaso de agua, por favor. Y cambio para tabaco. —Aquí tiene. Pepe1 Rey toma todos los días el primer café en el bar que está al lado de su casa, en la calle de La Sal, muy cer- ca de la Plaza Mayor2 . O sea, en el centro antiguo de Ma- drid, donde ya sólo viven viejos, extranjeros y Pepe Rey. Toma un café doble para despertarse. Después, hacia las once, va a desayunar al lado de la oficina, ya despierto. Por las mañanas Pepe Rey está siempre de mal hu- mor. Hoy más: se ha levantado demasiado tarde y le duele la cabeza. Anoche estuvo en casa de un viejo amigo. Ver a viejos amigos siempre le deja un poco triste. «Dema- siado Rioja3 y demasiados recuerdos», piensa mientras 5
  • 3. se bebe el agua. «Y, encima, estamos en Navidad. A vein- tidós de Diciembre.» —Manolo, ¿qué te debo? Sabe que son cincuenta y cinco pesetas. Todos los días son cincuenta y cinco pesetas. Pero Pepe necesita decir y hacer las mismas cosas por la mañana. Debe ser una manera de despertarse. * * * En toda la ciudad se oyen miles de aparatos de ra- dio. Voces de niños cantan números y premios4 . Y todo el país espera oír el número que cada uno lleva en su car- tera. También Susi, la secretaría, está escuchando la ra- dio. A Pepe no le gustan ni las mañanas ni la Navidad ni la Lotería. No cree en la suerte. —¡Por fin! —dice Susi, mirando el reloj. —¿Ha llamado alguien? —No, pero ha venido una..., una señora. Está ahí, esperando. A Susi no le gustan nada las clientes. Y menos si son guapas. Y un detective privado tiene muchas clientes. —¿Quién es? —pregunta Pepe. —Ni idea. No me lo ha dicho. Pero... No sé... Me parece que la conozco. * * * Al lado de la ventana hay una mujer morena, de unos treinta años. Lleva unos pantalones de cuero negros y es unos veinticinco centímetros más alta que Pepe. —Hola. Soy Natalia Mayo. 6 Esta muy seria y parece nerviosa. —Sí, la he visto en la tele o en el cine... —Tengo muy poco tiempo. Mire. Le da un sobre. Dentro hay una felicitación navi- deña. —Léala, léala, por favor. Es una postal feísima. Pepe Rey la abre. Está escri- ta a máquina y pone: «No te deseo un Feliz Año Nuevo. No va a haber Año Nuevo para ti.» —Ahora tengo que irme. Le he estado esperando mucho rato. Mañana le llamo y quedamos para hablar. ¿Va a ayudarme? —Sí, claro. ¿Por qué no? «Es muy guapa pero demasiado alta», piensa Pepe. No le gustan nada las mujeres altas. * * * A las siete de la tarde Pepe Rey sale de la oficina. No sabe qué hacer. ¡Tanta gente en la calle! Todo el mun- do ha salido a comprar y comprar y comprar: belenes5 , árboles de Navidad, turrón6 , champán, juguetes... ¡Qué poco le gustan las navidades a Pepe! Y, además, hoy está preocupado. No puede olvidar a Natalia, a esa mujer gua- pa, asustada y demasiado alta que ha estado en su ofici- na esta mañana. No sabe por qué pero cree que de ver- dad está en peligro. La felicitación no es una broma. Pepe está seguro. Paseando va hacia la Gran Vía7 . Hay mu- cha gente y muchos coches. Una señora que lleva una bi- cicleta envuelta en papel rojo le da un golpe. Pepe choca con un bajito calvo que lleva un enorme abeto de plásti- co. «Feliz Navidad», piensa Pepe. Compra chocolate y entra en un cine. Siempre com- 7
  • 4. pra chocolate y va al cine cuando tiene que pensar o cuan- do está triste. Hoy le pasan las dos cosas. * * * Pasan los días y Natalia no llama. El día uno de Enero, a las nueve de la mañana, suena el teléfono: —¡Diga! —¿Lo ha leído, jefe? ¿Lo ha leído? —¿Qué pasa? ¿Con quién hablo? —dice Pepe me- dio dormido. —Soy yo, jefe, Susi. ¿Quién va a ser? ¿Hay mucha gente que le llama «jefe»? —¿Qué pasa, Susi? —La guapa. —¿Qué guapa? —La del lunes, la de la tele. La han asesinado. —¿Cómo? ¿Qué dices? —Sí. Lo pone el periódico. La han encontrado muerta esta mañana en su casa. Envenenada. —Gracias por llamar, Susi. .—¿Qué va a hacer, jefe? —Todavía no lo sé. Primero, despertarme, creo. Y, luego, tomarme muchos cafés. —¡Ah! Ya sé de qué la conocía. Mi prima Rosario era su asistenta. Un día estuve en su casa y la vi. Ya sabe, jefe, yo nunca veo la tele. Susi es una intelectual y los intelectuales españoles siempre dicen que nunca ven la tele. * * * Pepe Rey tenía razón. No va a haber año nuevo para 8 «Es una postal feísima. Pepe Rey la abre.»
  • 5. Natalia. La felicitación iba en serio. Se levanta de la cama, duda un momento y, al final, coge el teléfono. —Oye, Susi... —¿Ya está despierto, jefe? —Sí... —Sí, ya sé. Quiere hablar con mi prima Rosario, ¿no?. Lo sabía. A las seis, en mi casa. Le invito a meren- dar, jefe. Un té y unas pastitas, como los ingleses. A Ro- sario ya la he llamado hace un rato. —¿Qué haría yo sin ti, Susi? —Nada, jefe. Nada. Pepe piensa que Susi es insoportablemente lista y que, además, es la persona que mejor le conoce en el mun- do. Mejor que Elena, su ex-mujer, y mejor que doña Ce- cilia, su madre. * * * —Rosario, ¿quién hizo la cena de Nochevieja?8 —Yo. ¿Quién si no? La señorita nunca entraba en la cocina —dijo Rosario medio llorando todavía. —¿Y quién hizo la compra? —También yo. De primero, unas ostras. Luego, lan- gosta con mayonesa y, después, claro, pavo9 . Y turrón, naturalmente. Rosario deja de llorar un momento pensando en la cena. —¿Lo compraste todo tú? —Sí, y todo estuvo buenísimo. Yo creo que lo del envenenamiento no es verdad. No puede ser. Todo me que- dó buenísimo. Las ostras eran fresquísimas, las langostas, congeladas, lo confieso... Pero es que, al precio que van,... ¡Ah! Las uvas10 no las compré yo. Las trajo alguien.
  • 6. —¿Quién? —No sé... Sólo sé que hoy, en la cocina, con la po- licía allí y todo... Ese inspector Romerales, tan tonto y tan pesado... Pues que en la nevera había unas bolsitas de uva. Pepe, tiene usted que encontrar al asesino. —Entonces, hay que saber quién compró las uvas —dice Susi. —Ahora, Rosario, tienes que decirme quiénes eran los invitados. —Tenga, aquí tiene la lista. La policía también me la ha pedido. He puesto las profesiones y las direcciones. Doce personas. Pepe coge la lista y lee: «Julio Fraile, agente de Natalia. Paseo de la Caste- llana, 113, 9? Alberto Quintanar, escritor, ex-marido de Natalia. Velázquez, 62. Verónica Molinos, actriz. Calle Espalter, 7. Julián Nolla, productor. Calle Salamanca, 49. Ángel París, diseñador. Luchana, 11. Luz Hidalgo, fotógrafo de moda. Alcalá, 88. Gloria Guardia, modelo. Campomanes, 13, Pozuelo de Alarcón. M? José Hernández, locutora de radio. Plaza de Olavide, 3. Tomás de Pablo, publicista. Calle Ibiza, 41. Guillermo Martín, psicoanalista. Calle Almagro, 17. Matías Vázquez, piloto de Iberia. Calle Postas, 14.» * * * El día 2 fue la primera entrevista. Pepe Rey llegó a un elegante despacho del Paseo de la Castellana11 a las
  • 7. doce del mediodía. Un hombre de mediana edad, con un pañuelo de seda en el cuello —de esos pañuelos ridículos que se ponen algunos burgueses para parecer ingleses— y con el pelo completamente blanco, le recibe. Es Julio Fraile, el agente de Natalia. Algunos dicen que era tam- bién su amante. —Encantado de conocerle. He oído hablar mucho de usted. —¡No me diga! —Ha sido horrible. íbamos a empezar a rodar la semana que viene. ¿Fuma? ¿Un café? —dice sin esperar la respuesta— ¿Tiene ya alguna idea? —No, todavía no. —Encuentre al asesino. Yo le pagaré su trabajo. Encuéntrelo, por favor. Quince minutos después Pepe Rey sale de la oficina de Fraile. Sabe tres cosas: que Julio Fraile estaba enamo- rado de Natalia, que le cae muy mal y que no es el asesino. * * * La segunda cita es por la tarde, en «Nebraska», una cafetería de la calle de Alcalá, una de esas típicas cafete- rías madrileñas con muchos pasteles y muchas señoras gor- das, que por la mañana han ido a la peluquería, toman- do chocolate. Allí está ya esperándole Alberto Quintanar, el ex-marido de Natalia. —Nos separamos hace tres años pero éramos bue- nos amigos. No lo entiendo ¿Por qué la han matado? Todo el mundo la quería, era una mujer excelente... —¿A qué se dedica usted? —Soy novelista. Escribo novelas policíacas. Parece una broma, ¿no? Una ironía. 14 Tampoco Alberto le parece el hombre que busca. Está demasiado tranquilo. * * * El martes por la mañana Pepe coge un taxi. —A la calle Espalter, por favor. —¿Por dónde vamos? —Me da igual. Los taxistas de Madrid siempre preguntan el cami- no al cliente. Pero a Pepe sólo le interesa su tercera cita. Va a ver a la tercera persona de la lista: Verónica Moli- nos, otra actriz, una colega de Natalia. Verónica vive en un bonito edificio antiguo, en el tercero izquierda. Ella misma abre la puerta. No es tan guapa como Natalia pero es más interesante. «Y no tan alta», observa Pepe. —Feliz Año —dice saludando a Pepe. —¿Feliz? Veo que está usted de muy buen humor. Entran en una enorme salón, se sientan en un có- modo sofá y Verónica sirve un café. —Verónica, ¿quién podía querer matar a Natalia? —Yo qué sé... Era tan maja, tan buena compañe- ra, tan simpática con todo el mundo... La mejor. Las ac- trices... Pepe la corta: —¿No puede ayudarme un poco más? —No, creo que no. Los ojos de Verónica brillan un poco demasiado y el cigarrillo tiembla en su mano. —¿Está usted segura? —Totalmente segura —dice muy seria. Verónica se levanta, se mira en el espejo, coge el paquete de cigarrillos y lo mete en el bolso. 15
  • 8. —¿Dónde he dejado las llaves? ¡Qué despistada soy! —¿Va usted a salir? —Sí. Tengo que irme. ¿Bajamos? * * * Hace frío pero el cielo está muy azul. ¡Ese cielo tan azul de Madrid! Verónica y Pepe van andando en silen- cio hacia la calle Huertas. Delante de una tienda un hom- bre alto y gordo está arreglando cajas de frutas y verduras. —Buenos días, señorita Verónica y Feliz Año Nuevo. —Igualmente, don Juan. —Por cierto, ¿qué tal la uva de Nochevieja? Era buenísima, ¿verdad? Moscatel auténtico12 . Verónica calla y mira al suelo. Pepe la mira y le dice: —Buenísima y peligrosísima. —Yo creía que en realidad los detectives no eran tan listos como en el cine. Lo sabe todo, ¿no? —Sí, casi todo. Hay algo que no sé: ¿por qué, Ve- rónica? Nerviosa, casi llorando, hablando muy bajo, Veró- nica contesta a Pepe: —Natalia fue Dulcinea, fue Melibea, fue Doña Ji- mena, fue Fortunata, fue Mariana Pineda,...13 Y no po- día ser Carmen. ¡Carmen no!14 ¡Carmen tenía que ser yo! Esta vez sí. Esta vez yo tenía que ser la protagonista. * * * Pepe vuelve a su oficina. Susi espera noticias. Pepe piensa que ha tenido suerte: Verónica era la tercera de la lista. Ha encontrado pronto al culpable. Va a llamar 16
  • 9. al inspector Romerales pero está cansado y un poco tris- te, triste porque Natalia está muerta y porque es día cua- tro: todavía quedan dos días de fiestas. Los Reyes Ma- gos15 y ya está. Sabe que esta tarde aún va a tener que ir al cine y comprar chocolate para pensar un poco. 18 Notas (1) «Pepe» es la forma familiar de José. (2) Plaza porticada rectangular construida entre 1617 y 1619 según los planos del arquitecto Gómez de Mora. Siempre ha sido escenario de fiestas y actividades ciudada- nas y culturales. (3) Vino producido en las provincias de Logroño y Álava. Es el vino español más conocido internacionalmente. (4) «La Lotería» es un sorteo oficial semanal en el que muchos españoles participan habitualmente. Los mayores premios se reparten el día 22 de Diciembre. Los niños de un colegio de huérfanos, el colegio de San Ildefonso, son los encargados de «cantar» los premios. Ese día todo el sorteo se retransmi- te por la radio y la televisión. El primer premio de este sor- teo, «El Gordo», simboliza la máxima suerte que puede te- ner un español. (5) Pequeñas representaciones con figuras que reproducen el na- cimiento de Jesús en Belén, que suelen instalarse durante las navidades en muchos lugares españoles. (6) Postre típico navideño compuesto fundamentalmente de al- mendras. (7) Arteria que cruza el centro de Madrid, construida en 1910 y 1952. Es una de las calles más representativas de la ciu- dad con su concentración de tiendas de todo tipo, cines y cafeterías. (8) Los momentos más importantes de las fiestas navideñas son la «Nochebuena» (24 de diciembre) y la «Nochevieja» (31 de diciembre). (9) En los menús navideños tradicionales suele comerse pavo de segundo plato. 19
  • 10. (10) En la «Nochevieja» es tradición comer doce granos de uva mientras suenan ¡as doce campanadas que anuncian el inicio de un nuevo año. Se les llama también «las uvas de la suer- te» ya que popularmente se considera que el que logra co- merlas una con cada campanada, cosa nada fácil, tendrá un año de suerte. (11) La Castellana es una gran avenida que se extiende de norte a sur y en la que se encuentran muchos centros oficiales, grandes edificios y rascacielos de modernas oficinas, comer- cios y viviendas de lujo. En su parte norte se encuentra el «complejo Azca», zona que se identifica como el «Manhat- tan madrileño». (12) El moscatel es un tipo de uva muy apreciado. (13) Personajes femeninos de la literatura española: Dulcinea: de El Quijote de Cervantes. Melibea: de La Celestina de Fernando de Rojas. Doña Jimena: de El Cantar de Mío Cid (anónimo). Fortunata: de Fortunata y Jacinta de Galdós. Mariana Pineda: de Mariana Pineda de García Lorca. (14) Carmen: protagonista de la obra de P. Mérimée y de una célebre ópera de Bizet. En los últimos años se han rodado varias versiones cinematográficas. (15) En España, los regalos a los niños se entregan el día 6 de enero. A los niños se les dice que durante la noche han pa- sado por la casa Melchor, Gaspar y Baltasar, tres reyes ve- nidos en sus camellos desde Oriente, y les han dejado exac- tamente los regalos que les habían pedido en las cartas que todos los niños españoles les escriben unos días antes. En algunos hogares «Papá Noel», figura de importación, está desplazando a los tradicionales Reyes Magos. 20 Notes (1) «Pepe» est la forme familiale de «José». (2) Place rectangulaire á nrcades construite entre 1617 et 1619 d'aprés les plans de l'architecte Gómez de Mora. Elle a toujours été le cadre de fétes et d'activités culturelles. (3) Vin produit dans les provinces de Logroño et d'Alava. C'est le vin espagnol le plus'connu internationalement. (4) Loterie nationale á tirage hebdomadaire. Beaucoup d'Espag- nols ¡ouent á la Loterie. Les lots les plus ¡mportants sont ceux de la tronche du 22 décembre. Les enfants d'un collége d'orphelins, le Collége San Ildefonso, sontchargés d'annon- cer les números gagnants. Ce ¡our-lá le tirage appelé «El Gor- do» symbolise la chance máximum que peut avoir un Es- pagnol. (5) Les créches représentant la naissance de Jésus á Bethléem sont tres populaires. Les Espagnols les ¡nstallent á l'occasion des fétes de Noel dans leurs foyers, dans les églises et autres lieux. (6) Sorte de nougat elaboré á base d'amandes; c'est le dessert traditionnel des fétes de Noel. (7) Grande artére construite entre 1910 et 1952, qui traverse le centre de Madrid. C'est une des rúes les plus représentati- ves de la ville, avec une grande concentration de magasins, de cinemas et de cafeterías. (8) La «Nochebuena» (Nuit de Noel), et la «Nochevieja» (Nuit de la Saint Sylvestre), sont les moments les plus importants des fétes de Noel. (9) La dinde fait partie du menú traditionnel de Noel. (10) La nuit de la Saint Sylvestre (Nochevieja), la tradition veut 21