El documento habla sobre un pueblo llamado Lucina Perez. Algunos residentes creían que por las noches salía una enfermera fantasma que asustaba a los niños mal portados, aunque esto era solo un cuento. El pueblo celebraba ferias anuales con juegos, caballos, comida y bebidas típicas, y rifas de caridad. Al final, todos regresaban a casa felices con recuerdos de la celebración comunitaria.