El presente artículo expone el estado del arte en relación a la criminología forense, abordando dos cuestiones básicas: por un lado, el concepto de la misma, partiendo de definiciones provenientes de otros países hasta aquellas que han sido elaboradas en México; y, por el otro, las posibles aplicaciones que esta ciencia puede tener, particularmente en el sistema de justicia penal, desde la perfilación criminal, la valoración del riesgo de violencia y el análisis de vinculación de casos, hasta la autopsia psicológica y la valoración del riesgo o exposición victimal.
Criminología forense: concepto y aplicaciones en el sistema de justicia penal
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Archivos de Criminología, Seguridad Privada y Criminalística
Año 10, vol. 20, Enero-Julio 2023
ISSN: 2007-2023
www.acspyc.es.tl
Criminología forense: concepto y aplicaciones en el sistema de justicia penal
Forensic criminology: concept and applications in the criminal justice system
Fecha de recepción: 14/12/2021 Fecha de aceptación: 10/02/2022
Lic. Gregorio Javier Camacho Espinosa
Centro de Estudios Universitarios Vizcaya de las Américas
javiercamachoe@hotmail.com
México
Resumen
El presente artículo expone el estado del arte en
relación a la criminología forense, abordando
dos cuestiones básicas: por un lado, el concepto
de la misma, partiendo de definiciones
provenientes de otros países hasta aquellas que
han sido elaboradas en México; y, por el otro, las
posibles aplicaciones que esta ciencia puede
tener, particularmente en el sistema de justicia
penal, desde la perfilación criminal, la valoración
del riesgo de violencia y el análisis de
vinculación de casos, hasta la autopsia
psicológica y la valoración del riesgo o
exposición victimal.
Abstract
This article exposes the state of the art in
relation to forensic criminology. Addressing two
basic issues: on the one hand, the concept of it
starting from definitions from other countries, to
those that have been elaborated in Mexico and
on the other, the possible applications that this
science can have particularly in the criminal
justice system, from criminal profiling, violence
risk assessment and linkage analysis, up to the
psychological autopsy and victim risk or
exposure assessment.
Palabras clave: Dictamen criminológico;
Perfilación criminal; Riesgo
de violencia; Victimología
forense.
Keywords: Criminal profiling; Criminological
report; Forensic victimology;
Violence risk.
Introducción
En la actualidad, la criminología es considerada como una ciencia social de gran
importancia; esto, al ser la encargada del estudio de uno de los grandes problemas que
aquejan a la sociedad: la criminalidad. En este sentido, la criminología tiene mucho que
aportar a la sociedad a través de los estudios científicos que realiza y el amplio bagaje teórico
que posee, sin embargo, el papel del criminólogo se ha visto limitado e incluso menoscabado
en algunas áreas, entre ellas el contexto forense.
De este modo, la criminología aplicada en el ámbito forense no ha tenido el desarrollo
esperado en México, o al menos, no se encuentra tan desarrollada como en algunos países
anglosajones. Lo anterior, se ve reflejado en la escasa literatura especializada que existe en
nuestro país, misma que se limita a unas cuantas obras. En este orden de ideas, el presente
texto tiene como objetivo realizar un análisis del estado del arte de la criminología forense,
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centrándose en las diversas definiciones que existen respecto a esta, así como en las posibles
aplicaciones que puede tener en el sistema de justicia penal.
La criminología contemporánea
La criminología es una ciencia relativamente joven, cuya cientificidad, alcances, objeto
de estudio, metodología y aplicaciones, siguen siendo temas de discusión en la actualidad. Su
origen data del siglo XIX, específicamente del año 1876 en el cual el italiano Cesare Lombroso
publicó una de sus obras más reconocidas y debatidas a la vez, misma que marcó el inicio de la
antropología criminal, que años más tarde se denominó criminología (Rodríguez, 2014). Sin
embargo, en México la historia inicia unos años más tarde: desde los estudios antropológicos
realizados a finales del mismo siglo por los doctores Francisco Martínez Baca y Manuel
Vergara en la penitenciaría de Puebla; pasando por 1939, año en que el doctor Alfonso Quiroz
Cuarón se convirtió en el primer criminólogo mexicano, realizando sus estudios en la
Universidad Nacional de México1 (Garmabella, 2007); hasta 1974, año en que se consolidó la
primer licenciatura en Criminología, en nuestro país, por la Universidad Autónoma de Nuevo
León (Leija, 1999).
Conviene subrayar que el doctor Quiroz Cuarón, pionero de la criminología mexicana,
entre su legado abonó una importante y ampliamente difundida definición de criminología;
misma que a pesar de los años que han transcurrido y los cuestionamientos que ha generado
entre los estudiosos de esta ciencia, sigue siendo difundida en las aulas donde tiene lugar la
enseñanza criminológica. Dicha definición señala que la criminología es una “ciencia sintética,
causal explicativa, natural y cultural, de las conductas antisociales” (Quiroz, 2003, p. 1017); la
cual si bien, no se contrapone a definiciones contemporáneas, resulta adecuado mencionar
para fines de comparación, aquella que ha acuñado el mexicano Vidaurri (2016) señalando
que la criminología es una ciencia empírica e interdisciplinaria que estudia el crimen, el
individuo infractor, la víctima y el control social, aportando a su vez, amplia información sobre
su origen así como propuestas de prevención y reacción al mismo.
Así pues, para algunos estudiosos de la materia, esta es una ciencia interdisciplinaria
que estudia las conductas desviadas (Palacios, 2019), para otros, su atención se centra
específicamente en las conductas antisociales (Rodríguez, 2014; Hikal, 2019), mientras que
para algunos más, presenta un objeto de estudio múltiple, compuesto por el crimen, el
criminal, la víctima y el control social (García-Pablos, 2003; Vidaurri, 2016).
1 Actualmente, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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En ese sentido, al asumir que la criminología es una ciencia cuyo objeto de estudio es,
pero no se limita a, el delito, así como los elementos circundantes a este, como son el sujeto
que lo comete y la víctima del mismo, no cabe duda que el criminólogo puede realizar
importantes aportaciones dentro del proceso penal con el fin de lograr una mejor
comprensión de ciertos aspectos que escapan del campo de conocimiento del juzgador, así
como de otras especialidades periciales. Lo anterior, considerando que la criminología y el
derecho penal mantienen una relación de interdependencia y cooperación, pues hoy en día,
los juristas han pasado de ser únicamente observadores de la norma jurídica, a enterarse y
preocuparse por la realidad social a la que esa norma hace referencia (Vidaurri, 2016).
Lo expuesto anteriormente, puede llevar a suponer que cada una de las Fiscalías
estatales, principalmente a través de sus Direcciones de Servicios Periciales, cuentan con un
área o unidad de criminología forense. Sin embargo, la realidad es otra, pues a pesar de que
algunos peritos oficiales cuentan con formación superior en Criminología, en diversas
entidades, estos se encuentran realizando tareas propias de la criminalística de campo u otras
disciplinas periciales.
Ahora bien, esta situación ha sido provocada por diversos factores, entre los cuales se
encuentran la falta de difusión y conocimiento sobre qué es lo que puede aportar la
criminología al proceso penal, así como la escasa participación de criminólogos como peritos
en su especialidad, que ha llevado a los agentes del Ministerio Público, que son los encargados
de coordinar la investigación y solicitar la intervención de aquellas disciplinas periciales que
consideren necesarias (CNPP, 2014, art. 127), a invisibilizar o incluso desconocer la existencia
y las aportaciones del dictamen criminológico forense.
¿Qué es la criminología forense?
Antes de abordar el estado del arte en relación a los alcances de la prueba pericial
criminológica en el ámbito penal, es menester definir qué es criminología forense, para así,
delimitar sus posibles aplicaciones. De acuerdo con Petherick et al. (2010), que durante los
últimos años han tratado de sistematizar este conjunto de conocimientos criminológicos, la
criminología forense es el estudio científico del delito y los delincuentes con el propósito de
orientar actividades de investigación criminal y de interés legal.
En este sentido, el criminólogo forense puede brindar asesoría sobre cuestiones
relacionadas con:
Costumbres, pautas y estándares de práctica profesional;
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Clasificación de delincuentes orientada a la investigación, sin fines de
tratamiento penitenciario;
Análisis forense equívoco, a través de la evaluación crítica de la evidencia en una
investigación y las conclusiones a las que se han llegado;
Reconstrucción de hechos y determinación de escenificación o simulación de la
escena del crimen;
Valoración del riesgo o exposición victimal, determinando el nivel de exposición
situacional y por estilo de vida;
Autopsia psicológica, utilizada en casos de aparente suicidio, evaluando el estado
mental de la víctima previo a la muerte y los factores que la pudieron llevar a
tomar esa decisión;
Análisis de motivación del comportamiento;
Determinación de la existencia de tortura;
Perfilación criminal, a través de la inferencia de las características del presunto
responsable;
Análisis de vinculación, determinando la conexión entre dos o más casos a través
del análisis de la escena del crimen;
Presencia en investigaciones, evaluaciones y mitigación de la pena, apoyando a la
defensa o la parte acusadora a investigar y hacer recomendaciones respecto a la
sentencia (absolutoria o condenatoria) y la pena (prisión u otras) que debe ser
específica a las circunstancias del individuo;
Responsabilidad policial y uso de fuerza letal, ayudando a determinar las
circunstancias del hecho para establecer la responsabilidad penal o civil; y
Responsabilidad civil de los propietarios de aquellos lugares donde se ha
cometido un delito o causado un daño, y el propietario, a pesar de conocer los
riesgos, no tomó las medidas necesarias para mitigarlos (Petherick et al., 2010).
Por su parte, Williams (2014) define la criminología forense como la aplicación de los
conocimientos científicos y criminológicos, así como las técnicas de investigación, con el fin de
orientar los trabajos de investigación y ayudar en el proceso legal. Además, identifica una
serie de actividades que son propias de los criminólogos forenses, a saber:
Ayudar a la policía en la investigación (perfilación criminal, análisis criminal);
Evaluación de la evidencia física y conductual;
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Asesorar a la parte acusadora o la defensa en el proceso penal y las apelaciones;
Valorar el nivel de peligrosidad;
Comprender los patrones y dinámica tanto criminales como victimales;
Trabajar en la prevención del delito; y
Llevar a cabo investigaciones.
Ciertamente, tal como señala González (2015), el objetivo del criminólogo forense
recae en asesorar al órgano jurisdiccional en las decisiones que debe tomar dentro del
proceso penal, al ser este un perito especializado en el análisis del delito, sus ejecutores y sus
víctimas. Por ende, el dictamen criminológico procede en los siguientes casos:
Investigación de delitos;
Adopción de medidas cautelares (para la víctima, especialmente víctimas de
violencia doméstica y de género);
Determinación de daños y perjuicios; y
Ejecución de la condena.
En el mismo orden de ideas, Garrido (2018) indica que la especialización y las
funciones del criminólogo forense “se relacionan con la investigación derivada de las ciencias
sociales (investigación criminológica) en su aplicación a la investigación criminal y a las
diferentes fases del proceso judicial” (p. 28). Aunado a esto, sostiene que existen tres
principales ámbitos de actuación de la criminología forense, que son:
La valoración del riesgo de violencia o riesgo de reincidencia;
El análisis de la escena del crimen; y
La gestión del riesgo y de la atención a las víctimas.
Del mismo modo, Lázaro (2019) establece una representación ontológica de la ciencia
forense, donde clasifica las diferentes áreas del conocimiento con base en el tipo de evidencia
que utilizan, a saber: evidencia digital, compuesta, artística, física, formal y social; incluyendo
a la criminología forense dentro de este último grupo, donde también se encuentran la
antropología cultural forense, la ergonomía forense, la lingüística forense, la psicología
forense, la psicopatología forense y el trabajo social forense. Así, la criminología forense es
una ciencia cuyo principal objeto de estudio es la evidencia social.
Ahora bien, Fox y Bruce (2019) refieren que la criminología forense puede describirse
como el estudio científico de la etiología, los patrones y los medios de control social, cuando
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dicha información resulta útil dentro de un proceso penal. Así, los criminólogos forenses
aportan al sistema de justicia penal evidencia que ayude a identificar y predecir
características psicológicas, sociológicas y económicas que pueden conducir a las personas a
cometer un delito. También, pueden ser requeridos para reconstruir el crimen, analizar
evidencia física y conductual, explicar las circunstancias en las que alguien participó en la
comisión de un delito, ofrecer perfiles criminales, testificar respecto a la validez de algún
testimonio, así como presentar informes sobre algún aspecto específico de los hechos que se
investigan.
Sin embargo, a pesar de que durante los últimos años se han publicado diversos
artículos que tratan el tema de la criminología forense y el informe criminológico2, estos
presentan una particularidad, ya que abordan el tema desde una perspectiva meramente
criminológica. Lo anterior, mediante revisiones documentales y análisis de algunos casos, sin
realizar investigación de campo ni valorar la apertura por parte de jueces y agentes del
Ministerio Público; los primeros, a recibir la prueba pericial criminológica dentro del proceso
penal3, y los segundos, a solicitarla dentro de la investigación criminal.
Tal es el caso de Cámara (2020) quien realiza una crítica a la escasa participación del
criminólogo forense en los sistemas de justicia actuales, así como el reduccionismo al que se
ha visto sometida la criminología, puntualizando “mientras que en el ámbito anglosajón todo
lo relativo al hecho delictivo es Criminología, en otros países pudiera parecer que se trata de
una mera ciencia auxiliar del Derecho penal” (p. 89).
En resumen, es posible señalar que dentro del proceso penal la criminología forense se
convierte en una ciencia que puede aportar información de valor para motivar las decisiones
judiciales, al encargarse del estudio del delito, el delincuente y la víctima (Soria y Simó, 2015).
Lo anterior, a través de la prueba pericial criminológica o el informe criminológico, que
constituye la principal herramienta para cumplir con dicho cometido (Escobar, 2017; Medina,
2018; Cámara, 2019; Expósito, 2019).
2 Sin considerar las obras citadas con anterioridad, mismas que han sido elaboradas por destacados
estudiosos en la materia y publicadas en reconocidas editoriales.
3 Al respecto, existe una interesante investigación realizada en España por Climent et al. (2012); misma
que se analizará en el siguiente apartado.
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Alcances de la criminología forense
De acuerdo con Morales (2018) en el Sistema Penal Acusatorio, vigente en México
desde 2016, existe la necesidad de contar con pruebas periciales a lo largo del proceso penal,
situación que abre la oportunidad al criminólogo de participar como perito, al ser este un
experto en los comportamientos delictivos. Esto, implica la necesidad de ofrecer tanto
conocimientos científicos específicos, como criterios para su valoración, con el objetivo de que
estas aportaciones sean consideradas durante la toma de decisiones dentro del proceso.
En este sentido, aunque no precisamente en México, con el objetivo de evaluar la
predisposición de la judicatura a incorporar informes criminológicos en el proceso penal,
Climent et al. (2012) realizaron un estudio cuya muestra estuvo conformada por 51
magistrados adscritos al orden jurisdiccional penal en órganos judiciales de Valencia, España.
El instrumento utilizado fue un cuestionario, elaborado ad hoc, compuesto por 14 preguntas
dobles de respuesta dicotómica, además de otras dirigidas a obtener datos de control. Dichas
interrogantes, se agruparon en función de a qué tipo de decisión judicial se referían,
encontrando cinco apartados: medidas cautelares, sentencia, daños y perjuicios, penas y
ejecución. Los resultados de este estudio indican que entre 62% y 83% de los encuestados,
consideran que un criminólogo adscrito al juzgado estaría cualificado para aportar
información de valor al juez en la toma de decisiones relativas a los puntos indicados
anteriormente. De esta forma, el mayor porcentaje de respuestas afirmativas se ubica en las
decisiones judiciales referentes a la imposición de medidas cautelares, en específico al
cuestionar sobre el riesgo de reincidencia en libertad provisional y las medidas cautelares
alternativas a la prisión que resulten más funcionales en estos casos.
Así pues, en el caso de México, la actuación del perito en Criminología resulta
verosímil, al menos desde un punto de vista jurídico, toda vez que dentro del proceso penal es
posible ofrecer pruebas periciales “cuando, para el examen de personas, hechos, objetos o
circunstancias relevantes para el proceso, fuere necesario o conveniente poseer
conocimientos especiales en alguna ciencia, arte, técnica u oficio” (Código Nacional de
Procedimientos Penales [CNPP], 2014, art. 368). Por ende, la criminología, al ser una ciencia
que se encarga del estudio de personas (delincuentes y víctimas), hechos (crímenes, delitos),
así como de las circunstancias en que estos ocurrieron, puede elaborar y ofrecer importantes
pruebas periciales en el proceso penal.
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En relación con lo anterior, algunas de las principales aplicaciones del dictamen
criminológico pueden ser: perfilación criminal, valoración del riesgo de violencia, análisis de
vinculación de casos, autopsia psicológica y valoración del riesgo o exposición victimal
(Petherick et al., 2010; Williams, 2014; Fox y Bruce, 2019), mismos que tendrán aplicación en
diferentes momentos procesales como la etapa de investigación, para la decisión respecto a
las medidas cautelares y de protección de la víctima; en la etapa de juicio, aportando
elementos que ayuden al juez a motivar su decisión respecto a la culpabilidad del individuo;
en la audiencia de individualización de sanciones y reparación del daño, aportando elementos
criminológicos y victimológicos adicionales a considerar; y, por último, en la fase de ejecución,
brindando al juez de ejecución valoraciones criminológicas para decidir sobre tareas propias a
este (Camacho, 2020).
Conclusiones
Para terminar, la criminología forense aspira a ser una ciencia que auxilie a los jueces
para una mejor toma de decisiones dentro del proceso penal. Lo anterior, a través de la
aplicación de los conocimientos especiales que posee el especialista en esta ciencia, mismos
que hacen posible la elaboración de estudios en materia de perfilación criminal, valoración del
riesgo de violencia, análisis de vinculación de casos, autopsia psicológica y valoración del
riesgo o exposición victimal; este último de suma importancia dentro de la victimología
forense. Sin embargo, resulta importante considerar que la criminología forense necesita
emerger, y esto sólo será posible a través de la especialización, la investigación criminológica
y la difusión de aquello que la criminología puede aportar al sistema de justicia penal.
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