SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 102
Descargar para leer sin conexión
2
Esta traducción fue hecha sin fines de lucro.
Es una traducción de fans para fans.
Si el libro llega a tu país, apoya al escritor comprando su libro. También
puedes apoyar al autor con una reseña, siguiéndolo en redes sociales y
ayudándolo a promocionar su libro.
¡Disfruta la lectura!
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
3
STAFF
Moderadoras
Annabelle & Deydra Eaton
Traductoras
Annabelle
Deydra Eaton
Issel
Aleja E
Nnancy
Mel Markham
Vanessa VR
Val_17
Dylan Andrade
Juli
CrisCras
Francisca Abdo Arias
Buty Maddox
Katyandrea
Aimetz
Sofí Fullbuster
Julieyrr
Sasu.Funes
Mel Cipriano
Moni
Mery West
Correctoras
ElyCasdel
niki26
Gabbita
SammyD
xx.MaJo.xx
mariaesperanza.nino
Paltonika
Alessa
Meliizza
Melii
Lectura Final
Juli
Diseño
Deydra Eaton
4
ÍNDICE
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Agradecimientos
Sobre el Autor
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
5
SINOPSIS
Un casual encuentro en la oscuridad conduce a Daniel, de
dieciocho años, y a la chica que se tropieza contra él a profesar
su amor el uno por el otro. Pero este amor viene con
condiciones: ambos se ponen de acuerdo en que sólo durará
una hora y que será dejado la imaginación.
Cuando la hora termina y la chica sale corriendo como
Cenicienta, Daniel intenta convencerse a sí mismo que lo que
sucedió entre ellos sólo parecía perfecto porque ambos
pretendían que lo era. Momentos como ese con chicas como esa
no sucedían más allá de los cuentos de hadas.
Un año y una mala relación después, su incredulidad ante
el amor instantáneo se derrumba el día en que conoce a Six:
una chica con un nombre extraño y una personalidad aún más
extraña. Daniel pronto se da cuenta que todo lo que sentía por
Cenicienta y todo lo que siente por Six no resulta tan diferente
después de todo. Especialmente cuando los dos amores de su
vida terminan siendo la misma persona.
Desafortunadamente para Daniel, encontrar a Cenicienta
no garantiza su felices para siempre… de hecho, lo complica
aún más.
Hopeless #2.5
6
PRÓLOGO
Traducido por Vanessa VR, Mel Cipriano & Val_17
Corregido por ElyCasdel
—¿Te hiciste un tatuaje?
Es la tercera vez que le había preguntado a Holder lo mismo, pero es
que simplemente no le creo. Está fuera de lugar para él. Sobre todo porque
no soy yo el que lo alentó.
—Jesús, Daniel —gruñe al otro extremo de la línea—. Detente. Y
deja de preguntarme por qué.
—Es algo extraño un tatuaje en ti. Hopeless. Es un término muy
deprimente. Pero aun así, estoy impresionado.
—Me tengo que ir. Te llamaré después esta semana.
Suspiro en el teléfono. —Dios, esto apesta, hombre. Lo único bueno
de toda esta escuela desde que te mudaste es el quinto período.
—¿Qué hay en el quinto período? —pregunta Holder.
—Nada. Se olvidaron de asignarme una clase, así que me escondo en
el armario de mantenimiento todos los días durante una hora.
Holder se ríe. Me doy cuenta de que lo estoy escuchando reír por
primera vez desde que Les murió hace dos meses. Quizás mudarse a
Austin será realmente bueno para él.
Suena la campana y sostengo el teléfono con el hombro, doblo mi
chaqueta y luego la tiro al piso del armario de mantenimiento. Apago la
luz. —Te llamaré más tarde. Hora de la siesta.
—Hasta pronto —dice Holder.
Termino la llamada y programo la alarma para cincuenta minutos
después, luego coloco el teléfono en el mostrador. Bajo al piso y me
acuesto. Cierro los ojos y pienso cuanto apesta este año. Odio que Holder
esté pasando por lo que ha tenido que pasar y no hay una maldita cosa
que pueda hacer al respecto. Nadie que sea cercano a mí ha muerto, y
mucho menos alguien tan cercano como una de mis hermanas. Una
hermana gemela, para ser exactos.
Ni siquiera trato de darle consejos, pero creo que le gusta eso. Creo
que me necesita sólo para continuar siendo él mismo, porque Dios sabe
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
7
que todo el mundo en toda esta maldita escuela no tiene ni idea de cómo
actuar cerca de él. Si no estuvieran todos esos imbéciles estúpidos,
probablemente todavía estaría aquí y la escuela no apestaría la mitad de lo
que lo hace.
Pero apesta. Todo el mundo en este lugar apesta y los odio a todos.
Odio a todo el mundo ya que son la razón de que Holder ya no está aquí.
Estiro las piernas delante de mí y cruzo los tobillos, luego doblo el
brazo sobre los ojos. Por lo menos tengo quinto período.
Quinto período es agradable.
Mis ojos se abren rápidamente y me quejo cuando algo cae sobre mí.
Escucho el sonido de la puerta golpeando al cerrarse.
¿Qué demonios?
Pongo mis manos en lo que sea que acaba de caer sobre mí y
empiezo a rodarlo fuera de mí cuando mis manos rozan una cabeza llena
de pelo suave.
¿Es un ser humano?
¿Una chica?
Una chica cayó sobre mí. En el armario de mantenimiento. Y está
llorando.
—¿Quién diablos eres? —pregunto con cautela. Sea quien sea, trata
de empujarse lejos de mí, pero los dos parecemos estar turnándonos para
movernos en la misma dirección. Me levanto y trato de rodarla a mi lado,
pero nuestras cabezas chocan.
—Mierda —dice.
Caigo de nuevo en la almohada improvisada y agarro mi frente. —Lo
siento —murmuro.
Ninguno de los dos se mueve en esta ocasión. Puedo oírla sollozando
tratando de no llorar. No puedo ver dos centímetros en frente de mí,
porque la luz todavía está apagada, pero de repente no me importa que
aún esté encima de mí porque huele increíble.
—Creo que estoy perdida —dice—. Pensé que caminaba hacia el
baño.
Niego con la cabeza, aunque sé que no lo puede ver. —No es un
baño —le digo—. Pero, ¿por qué lloras? ¿Te lastimaste cuando te caíste?
8
Siento todo su cuerpo suspirando encima de mí y aunque no tengo
ni idea de quién es o qué aspecto tiene, puedo sentir su tristeza y me hace
sentir un poco triste también. No estoy seguro de cómo sucede, pero mis
brazos la envuelven y su mejilla baja a mi pecho. En el transcurso de cinco
segundos, vamos desde lo extremadamente incómodo a una especie de
comodidad, como si hiciéramos esto todo el tiempo.
Es raro y normal, caliente y triste y extraño y realmente no quiero
dejarla ir. Se siente una especie de euforia, como si estuviéramos en una
especie de cuento de hadas. Como si fuera Campanita y yo Peter Pan.
No, espera. No quiero ser Peter Pan.
Tal vez ella puede ser Cenicienta y yo seré su príncipe encantado.
Sí, me gusta más esa fantasía. Cenicienta es caliente cuando es
muy pobre y está sudorosa y esclavizada sobre la estufa. También se ve
bien en su vestido de fiesta. Tampoco hace daño que estemos reunidos en
un armario de escobas. Muy apropiado.
La siento llevar una mano a su cara, más como enjugándose una
lágrima. —Los odio —dice en voz baja.
—¿A quién?
—A todo el mundo —dice—. Odio a todo el mundo.
Cierro los ojos y levanto mi mano, luego la paso sobre su cabello,
haciendo todo lo posible para consolarla. Por fin, alguien que realmente lo
entiende. No estoy seguro de por qué odia a todo el mundo, pero tengo la
sensación de que tiene una razón muy válida.
—Yo también los odio a todos, Cenicienta.
Se ríe en voz baja, probablemente confundida de por qué me referí a
ella como Cenicienta. Como sea, acabo de hacerla reír, por lo menos no
son más lágrimas. Su risa es intoxicante y trato de pensar en cómo puedo
conseguir que lo haga de nuevo. Estoy tratando de pensar en algo gracioso
que decir cuando levanta su rostro de mi pecho y siento su movimiento
hacia adelante. Antes de darme cuenta, siento sus labios en los míos y no
estoy seguro de si debo empujarla o rodar encima de ella. Empiezo a
levantar mis manos a su rostro, pero se aleja tan rápido como me besó.
—Lo siento —dice—. Tengo que irme. —Coloca sus manos a mi lado
en el suelo y comienza a levantarse, pero agarro su cara y la tiro hacia
abajo, otra vez encima de mí.
—No —le digo. Llevo su boca de nuevo a la mía y la beso. Mantengo
nuestros labios apretados firmemente mientras la bajo a mi lado y la tiro
contra mí de modo que su cabeza está descansando en mi chaqueta. Su
aliento sabe como caramelos de frutas Starburst y me dan ganas de seguir
besándola hasta que pueda identificar cada sabor.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
9
Su mano toca mi brazo y le da un fuerte apretón justo cuando mi
lengua se desliza dentro de su boca. Esa sería fresa, en la punta de su
lengua.
Mantiene la mano en mi brazo, moviéndola de vez en cuando a mi
nuca, y luego regresando a mi brazo. Mantengo mi mano en su cintura,
en ningún momento tratando de tocarla en otra parte. Lo único que
exploramos es la boca del otro. Nos besamos sin hacer otro sonido. Nos
besamos hasta que la alarma suena en mi teléfono. A pesar del ruido,
ninguno de los dos deja de besarse. Ni siquiera dudamos. Nos besamos
otro minuto sin parar hasta que suena la campana afuera en el pasillo y
de repente los casilleros se cierran de golpe y la gente está hablando y todo
nuestro momento es robado por todos los factores externos inconvenientes
de la escuela.
Mantengo mis labios contra los suyos, y luego retrocedo lentamente.
—Tengo que ir a clase —susurra.
Asiento, a pesar de que no puede verme. —Yo también —le
respondo.
Comienza a deslizarse de debajo de mí. Cuando ruedo sobre mi
espalda, la siento moverse más cerca de mí. Su boca se encuentra con la
mía brevemente una vez más, luego se aleja y se levanta. Al segundo que
abre la puerta, la luz del pasillo se filtra y cierro los ojos con fuerza,
lanzando el brazo por encima de mi cara.
Oigo la puerta cerrarse detrás de ella y para el momento que me
ajusto a la luminosidad, la luz se ha ido de nuevo.
Suspiro pesadamente. También me quedo en el suelo hasta que mi
reacción física a ella baja. No sé quién demonios era o por qué diablos
terminó aquí, pero le pido a Dios que vuelva. Necesito todo un infierno de
mucho más de eso.
No volvió al día siguiente. O el día después de eso. De hecho, hoy se
cumple exactamente una semana desde que, literalmente, cayó en mis
brazos, y me he convencido de que tal vez todo ese día fue un sueño. La
noche antes me había quedado casi toda la noche despierto viendo
películas de zombis con Chunk, pero a pesar de que llevaba dos horas de
sueño, no estaba seguro de que hubiera podido imaginármelo. Mis
fantasías no son tan divertidas.
Aunque ella no regresara, todavía no tengo un quinto período y
hasta que alguien se dé cuenta de eso, voy a seguir escondiéndome aquí.
En realidad, dormí demasiado anoche, así que no estoy cansado. Saco mi
teléfono y le envío un mensaje a Holder, justo cuando la puerta del
armario empieza a abrirse.
—¿Estás aquí, muchacho? —la oigo susurrar.
10
Mi corazón inmediatamente toma ritmo, y no puedo decir si es
porque regresó o porque la luz está encendida y no estoy muy seguro de
querer ver cómo se ve cuando abra la puerta.
—Estoy aquí —le digo.
La puerta está todavía apenas abierta. Ella desliza una mano dentro
y la mueve por la pared hasta que encuentra la luz, entonces la apaga. La
puerta se abre y entra en la habitación, luego la cierra rápidamente.
—¿Puedo ocultarme contigo? —pregunta. Su voz suena un poco
diferente a la última vez. Suena más feliz.
—No vas a llorar hoy —le digo.
La siento hacer su camino hacia mí. Roza mi pierna y puede sentir
que estoy sentado en un mostrador, por lo que tantea a mí alrededor hasta
que encuentra un lugar vacío. Se empuja a sí misma y se sienta a mi lado.
—Hoy no estoy triste —dice, su voz mucho más cerca esta vez.
—Bien. —Hay silencio durante unos segundos, pero es bueno. No
estoy seguro de por qué regresó o por qué le tomó una semana, pero me
alegro de que esté aquí.
—¿Por qué estabas aquí la semana pasada? —pregunta—. ¿Y por
qué estás aquí ahora?
—Percance de programación. Nunca me asignaron un quinto
período, por lo que me escondo y espero que la administración no se dé
cuenta.
Se ríe. —Astuto.
—Sip.
El silencio vuelve durante más o menos un minuto. Nuestras manos
están agarrando el borde de la mesa y cada vez que balancea sus piernas,
sus dedos apenas tocan los míos. Finalmente muevo mi mano sobre la
suya y la tiro en mi regazo. Se siente extraño sólo tomar su mano así, pero
la semana pasada nos besuqueamos por casi quince minutos
consecutivos, por lo que tomarse de las manos en realidad es retroceder
una base.
Desliza sus dedos entre los míos y nuestras palmas se encuentran,
entonces doblo mis dedos sobre los de ella. —Esto es bueno —dice—.
Nunca sostuve la mano de nadie.
Me congelo.
¿Qué edad tiene?
—No estás en preparatoria, ¿verdad?
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
11
Se ríe. —Dios no. Sólo nunca sostuve la mano de nadie. Los chicos
con los que he estado parecen olvidar esta parte. Pero es bueno. Me gusta.
—Sí —concuerdo—. Es bueno.
—Espera —dice—. Tú no estás en preparatoria, ¿verdad?
—No. Todavía no —le digo.
Balancea su pierna hacia un lado y me patea, entonces nos reímos.
—Esto es un poco raro, ¿cierto? —pregunta.
—Complicado. Hay muchas cosas que podrían considerarse raras,
así que no estoy seguro de a lo que te refieres.
Siento sus hombros encogiéndose. —No lo sé. Esto. Nosotros.
Besarnos, hablar y tomarnos de la mano sin siquiera saber cómo nos
vemos.
—Soy muy bien parecido —le digo.
Se ríe.
—Lo digo en serio. Si pudieras verme ahora mismo, estarías en tus
rodillas pidiendo que sea tu novio, así podrías alardear frente a toda la
escuela.
—Muy improbable —dice—. Yo no tengo novios. Sobrevalorado.
—Si no te tomas de las manos y no tienes novios, entonces, ¿qué
haces?
Suspira. —Casi todo lo demás. Tengo una gran reputación, ¿sabes?
De hecho, es posible que hayamos tenido relaciones sexuales antes y ni
siquiera nos dimos cuenta de ello.
—No es posible. Me recordarías.
Se ríe de nuevo y por mucho que me divierto hablando con ella, esa
risa me da ganas de arrastrarla al suelo conmigo y no hacer nada más que
besarla otra vez.
—¿Realmente eres bien parecido? —pregunta con escepticismo.
—Terriblemente guapo —le respondo.
—Déjame adivinar. Cabello oscuro, ojos marrones, grandes
abdominales, dientes blancos, vistes Abercrombie & Fitch.
—Cerca —le digo—. Cabello marrón claro, acertaste en los ojos, los
abdominales y los dientes, pero visto American Eagle Outfitters hasta el
final.
—Impresionante —dice.
12
—Mi turno —digo—. Cabello grueso rubio, grandes ojos azules, un
pequeño y adorable vestido blanco con un sombrero a juego, piel azul, y
estás cerca de los sesenta centímetros de altura.
Se ríe a carcajadas. —¿Te sientes atraído por Pitufina?
—Un hombre puede soñar.
Todavía está riendo y el sonido de su risa en realidad le hace daño a
mi corazón. Me duele porque realmente quiero saber quién es esta chica,
pero sé que cuando me entere, probablemente no voy a quererla tanto
como la quiero ahora.
Inhala una bocanada de aire cuando su risa se calma y luego la sala
queda en silencio. Muy tranquilo, casi incómodo.
—No voy a volver aquí después de hoy —dice en voz baja.
Aprieto su mano, sorprendido por la tristeza que sentí ante esa
confesión.
—Voy a mudarme. No de inmediato, pero pronto. Este verano. Creo
que sería tonto si vuelvo aquí, porque, al final vamos a tener que encender
la luz o nos equivocaremos y diremos nuestros nombres, y no creo querer
saber quién eres.
Muevo mi pulgar sobre su mano. —¿Por qué has vuelto hoy,
entonces?
Exhala una respiración suave. —Quería darte las gracias.
Me río en voz baja. —¿Por qué? ¿Por besarte? Eso es todo lo que
hice.
—Sí —dice, como si fuera obvio—. Exactamente. Por besarme. Por
sólo besarme. ¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que un hombre sólo
me besó? Después de irme, la semana pasada, traté de recordar, pero no
pude. Cada vez que un hombre me ha besado, siempre ha estado tan
apurado por pasar a lo que viene después de los besos, que no creo que
alguien se haya tomado el tiempo de darme un buen y verdadero beso.
Niego con la cabeza. —Eso es muy deprimente —le digo—. Pero no
me des demasiado crédito. He sido conocido por querer correr más allá de
esa parte en el pasado. Simplemente no me importó no hacerlo la semana
pasada porque eres una besadora bastante fenomenal.
—Sí —dice con confianza—. Lo sé. Imagínate cómo se sentiría
hacerme el amor.
Me trago el repentino nudo en la garganta. —Créeme, lo he hecho.
Por cerca de siete días seguidos.
Sus piernas dejan de balancearse a mi lado. No sé si la hice sentir
incómoda con ese comentario.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
13
—¿Sabes qué es lo más triste? —pregunta—. Nadie nunca me hizo el
amor.
Esta conversación se dirige en una dirección extraña. Ya puedo
decirlo.
—Eres joven. Hay mucho tiempo para eso. La virginidad es en
realidad algo caliente, por lo que no tienes nada de qué preocuparte.
Se ríe, pero es una risa triste en esta ocasión.
Es extraño cómo ya puedo distinguir sus risas.
—No soy para nada una virgen —dice—. Por eso es lo triste. Soy
bastante experta en el departamento de las relaciones sexuales, pero
mirando hacia atrás… Nunca he amado a ninguno. Ninguno de ellos me
ha amado, tampoco. A veces me pregunto si el sexo con alguien que
realmente te ama es diferente. Mejor.
Pienso en su pregunta y me doy cuenta de que no tengo una
respuesta. Nunca he amado a nadie, tampoco. —Buena pregunta —le
digo—. Es un poco triste que ambos hayamos tenido sexo varias veces,
pero ninguno de nosotros jamás ha amado a nadie. Dice mucho sobre
nuestro carácter, ¿no te parece?
—Sí —dice en voz baja—. Claro que sí. Bastante triste la verdad.
Permanecemos en silencio por un tiempo y todavía me aferro a su
mano. No puedo dejar de pensar en el hecho de que nunca nadie le tomó
la mano. Esto me hace preguntarme si alguna vez he sostenido las manos
de alguna de las chicas con las que he tenido relaciones sexuales. No es
que haya habido un montón, pero las suficientes para que sea capaz de
recordar tomar una de sus manos.
—Yo podría ser uno de esos tipos —confieso avergonzado—. No sé si
alguna vez he tomado la mano de una chica.
—Estás sosteniendo la mía —dice.
Asiento lentamente. —Así es, lo estoy.
Unos cuantos segundos de silencio pasan antes de que ella hable de
nuevo.
—¿Y si me voy de aquí en cuarenta y cinco minutos y nunca más
sostengo la mano de otro tipo? ¿Y si voy por la vida como estoy ahora? ¿Y
si los chicos siguen dándome por sentado y no hago nada para cambiarlo?
¿Y si tengo mucho sexo, pero nunca voy a saber lo que se siente hacer el
amor?
—Entonces no hagas eso. Encuentra un buen tipo, átalo y haz el
amor con él todas las noches.
14
Gime. —Eso me aterroriza. Tan curiosa como me siento por
encontrar la diferencia entre hacer el amor y tener sexo… mi postura en
las relaciones hace que sea imposible de descubrir.
Pienso en el comentario por un tiempo. Es raro, porque suena un
poco como a la versión femenina de mí. No estoy seguro de estar tan en
contra de las relaciones como ella, pero definitivamente nunca le he dicho
a una chica que la amaba, y realmente espero que eso no ocurra por
realmente mucho tiempo.
—¿De verdad no regresarás? —le pregunto.
—De verdad —dice.
Dejo ir su mano, presiono mis palmas en el armario y luego salto.
Me muevo y me paro frente a ella, luego coloco mis manos a cada lado de
ella. —Vamos a resolver nuestro dilema en este momento.
Se inclina hacia atrás. —¿Qué dilema?
Muevo mis manos, las coloco sobre sus caderas y luego la jalo hacia
mí. —Tenemos unos buenos cuarenta y cinco minutos para trabajar. Estoy
bastante seguro de que podría hacerte el amor en cuarenta y cinco
minutos. Podemos ver qué se siente y si incluso vale la pena tener
relaciones en el futuro. De esta manera cuando salgas de aquí, no te
preocuparás sobre nunca saber lo que se siente.
Se ríe nerviosamente, luego se inclina hacia mí de nuevo. —¿Cómo
haces el amor con alguien de quien no estás enamorado?
Me inclino hacia delante hasta que mi boca está al lado de su oreja.
—Fingimos.
Puedo oír la respiración atrapada en sus pulmones. Gira su cara
ligeramente hacia la mía y siento sus labios rozar mi mejilla. —¿Y si somos
malos actores? —susurra.
Cierro los ojos, porque la posibilidad de que realmente podría estar
haciendo el amor con esta chica en cuestión de minutos es casi demasiado
para afrontarlo.
—Deberías audicionar para mí —dice—. Sólo si eres convincente
entonces podría estar de acuerdo con esta absurda idea tuya.
—Trato —le digo.
Doy un paso atrás, me quito la camiseta y luego la pongo en el
suelo. Agarro mi chaqueta del mostrador y la despliego, entonces también
la pongo en el suelo. Me giro de vuelta al mostrador, luego la recuesto. Ella
se me rodea, enterrando su cabeza en mi cuello.
—¿Dónde está tu camiseta? —pregunta, pasando sus manos sobre
mi hombro. La bajo al piso, sobre su espalda. Fácilmente me tiro a su lado
y la empujo contra mí.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
15
—Estás acostada sobre ella —respondo.
—Oh —dice—. Eso fue considerado de tu parte.
Llevo mi mano a su mejilla. —Eso es lo que la gente hace cuando
están enamorados.
Siento su sonrisa. —¿Cuán enamorados estamos?
—En todas las formas —digo.
—¿Por qué? ¿Qué es lo que amas tanto de mí?
—Tu risa —digo inmediatamente, no estoy seguro de cuánto de eso
es en realidad inventado—. Amo tu humor. También amo la manera en
que metes tu pelo detrás de las orejas cuando estás leyendo. Y amo como
odias hablar por teléfono casi tanto como yo. Realmente amo que me dejes
esas pequeñas notas todo el tiempo con tu letra adorable. Y amo que tú
ames tanto a mi perro, porque a él realmente le agradas. También amo
ducharme contigo. Esas siempre son divertidas.
Deslizo mi mano por su mejilla a su nuca. Tiro mi boca hacia
adelante y descanso mis labios contra los suyos.
—Guau —dice contra mi boca—, eres muy convincente.
Sonrío y me alejo. —Deja de salirte del personaje —bromeo—. Ahora
es tu turno. ¿Qué amas de mí?
—Amo a tu perro —dice—. Es un perro genial. También amo como
abres las puertas para mí a pesar de que se supone que quiero hacerlo por
mí misma. Amo que no intentas fingir que te gustan las viejas películas en
blanco y negro como todos, porque me enfadan como el infierno. También
amo cuando estoy en tu casa y cada vez que tus padres miran hacia otro
lado, me robas pequeños besos. Mi parte favorita de ti, sin embargo, es
cuando te atrapo mirándome. Amo que no mires hacia otro lado y me
observes sin pedir disculpas, como si no estuvieras avergonzado de que no
puedas dejar de mirarme. Es todo lo que quieres hacer porque piensas que
soy la cosa más increíble que has visto. Amo lo mucho que me amas.
—Tienes toda la razón —le susurro—, amo mirarte.
Beso su boca, luego dejo un sendero de besos por su mejilla hasta la
mandíbula. Presiono mis labios contra su oreja y aunque sé que estamos
fingiendo, mi boca se seca al pensar en las palabras a punto de pasar por
mis labios. Lo dudo, casi decidiendo que no lo haré. Pero una parte aun
mayor de mí quiere decirlo. Una gran parte de mí desea lo que podría
significar y una pequeña parte piensa que probablemente lo sea.
Corro mis manos hacia arriba y por su cabello. —Te amo —susurro.
El próximo aliento que aspira es profundo. Mi corazón está
martilleando en mi pecho y estoy quieto, esperando su próximo
16
movimiento. No tengo ni idea de lo que viene después. Por otra parte,
tampoco ella.
Sus manos se mueven por mis hombros y poco a poco se abren
camino hasta mi cuello. Inclina la cabeza hasta que su boca está alineada
en mi oído. —Te amo más —susurra. Puedo sentir la sonrisa en sus labios
y me pregunto si coincide con la sonrisa en mi cara. No sé por qué de
pronto estoy disfrutando tanto esto, pero lo estoy.
—Eres tan hermosa —le susurro, moviendo mis labios a su boca—.
Tan malditamente hermosa. Y cada uno de esos tipos que de alguna
manera pasaron eso por alto son unos completos idiotas.
Cierra la distancia entre nuestros labios y la beso, pero esta vez el
beso parece mucho más íntimo. Por un breve momento, realmente siento
como si de verdad amo todas esas cosas de ella y ella realmente ama todas
esas cosas sobre mí. Estamos besándonos, tocándonos y tirando del resto
de nuestra ropa con tanta prisa, que se siente como si estuviéramos con
un temporizador.
Supongo que técnicamente lo estamos.
Saco mi billetera del bolsillo de mis pantalones y agarro un condón,
entonces me acomodo de vuelta contra ella.
—Puedes cambiar de opinión —murmuro, esperando al infierno que
no lo haga.
—Tú también puedes —dice.
Me río.
Se ríe.
Entonces ambos nos callamos de una maldita vez y pasamos el resto
de la hora demostrando exactamente cuánto nos amamos.
Estoy en mis rodillas, recogiendo tranquilamente nuestra ropa.
Después deslizo mi camiseta sobre mi cabeza, tiro de ella hacia arriba y la
ayudo con su propia blusa. Me levanto y me pongo los pantalones, luego la
ayudo a ponerse de pie. Descanso mi barbilla en la cima de su cabeza y la
jalo hacia mí, reconociendo el ajuste perfecto.
—Podría encender la luz antes de que te vayas —le digo—. ¿No estás
un poco curiosa por ver la cara del hombre del cual estás locamente
enamorada?
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
17
Sacude la cabeza contra mi pecho con su risa. —Lo arruinará todo
—dice. Sus palabras son amortiguadas por mi camiseta, así que levanta su
cabeza de mi pecho e inclina su cara hacia la mía—. No vamos a
arruinarlo. Una vez que descubramos quien es el otro, vamos a encontrar
algo que no nos gusta. Tal vez un montón de cosas que no nos gustan.
Éste momento es perfecto. Siempre podremos tener este recuerdo perfecto
de que alguna vez amamos a alguien.
La beso de nuevo, pero no mucho porque la campana suena. Ella no
suelta su agarre de mi cintura. Simplemente presiona su cabeza contra mi
pecho de nuevo y me aprieta más fuerte. —Tengo que irme —dice.
Cierro los ojos y asiento. —Lo sé.
Estoy sorprendido de lo mucho que no quiero que se vaya, sabiendo
que nunca la veré de nuevo. Casi le ruego que se quede, pero también sé
que tiene razón. Sólo se siente perfecto porque estamos fingiendo que lo es.
Comienza a alejarse de mí, así que levanto mis manos a sus mejillas
por última vez. —Te amo, nena. Espérame después de la escuela, ¿de
acuerdo? En nuestro lugar habitual.
—Sabes que estaré ahí —dice—. Y también te amo. —Se pone de
puntillas y presiona sus labios con los míos, duro, desesperado y triste. Se
aleja y hace su camino a la puerta. Tan pronto como empieza a abrirla,
camino rápidamente hacia ella y cierro la puerta con mi mano. Presiono mi
pecho contra su espalda y bajo mi boca a su oído.
—Desearía que esto pudiera ser real —le susurro. Pongo mi mano en
el pomo de la puerta y la abro, luego giro mi cabeza cuando ella se desliza
por la puerta.
Suspiro y corro mis manos por mi cabello. Creo que necesito unos
minutos antes de que pueda dejar esta habitación. No estoy seguro de
querer olvidar todavía la forma en que huele. De hecho, me paro aquí en la
oscuridad y trato con todas mis fuerzas de guardar cada cosa de ella en mi
memoria, ya que es el único lugar en donde alguna vez la veré de nuevo.
18
1
Traducido por Aleja E & Mel Markham
Corregido por niki26
Un año después.
—¡Oh, Dios mío! —digo, frustrado—. Relájate. —Encendí el auto
justo cuando Val entró y cerró la puerta enfurruñada, y luego se empujó
contra el asiento.
Tan pronto como está dentro del coche, la abrumadora cantidad de
perfume que lleva, comienza a asfixiarme. Abro la ventana, pero sólo lo
suficiente para que no piense que la estoy insultando. Ella sabe cuánto me
molesta ese perfume, especialmente cuando las chicas huelen como si se
bañasen en él, pero nunca parece importarle lo que pienso, porque
continúa aplicándose todo el frasco
—Eres tan inmaduro, Daniel —murmura. Voltea la visera hacia
abajo, saca su lápiz labial de su bolso, y comienza a aplicárselo—. Estoy
empezando a preguntarme si alguna vez vas a cambiar.
¿Cambiar?
¿Qué demonios se supone que significa eso?
—¿Por qué debería cambiar? —le pregunto, inclinando la cabeza por
curiosidad.
Suspira y deja caer su lápiz labial en el bolso, frota sus labios
juntos, y se vuelve hacia mí. —¿Así que me vas a decir que estás contento
con la manera en la que te comportas?
¿Qué?
¿La manera en que me comporto? ¿Realmente está comentando
sobre mi manera de comportarme? ¿La misma chica que he visto insultar a
camareras por algo tan simple como el exceso de hielo en su vaso, está
comentando realmente sobre mi manera de comportarme?
Hemos estado juntos una y otra vez desde hace meses y no he tenido
ni una sola pista de que esté esperando que eventualmente yo cambie.
Esperando que me convierta en alguien que no soy.
Ahora que pienso en eso… sigo regresando con ella, pensando en
que es la única que debería cambiar. Para estar bien de una vez por todas.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
19
Pero en realidad, las personas son lo que son y nunca cambian. ¿Entonces
por qué demonios Val y yo continuamos perdiendo nuestro tiempo en esta
relación agotadora si ni siquiera nos gusta la manera de ser del otro?
—No lo creo —dice con aire de suficiencia, asumiendo
incorrectamente que mi silencio era el reconocimiento de que no estoy
contento con la forma en que actúo. En realidad, mi silencio era por el
momento de claridad que he necesitado desde el día en que la conocí.
Me quedo en silencio hasta que nos estacionamos en su camino de
entrada. Dejo el auto en marcha, lo que indica que esta noche no tengo
planes de ir dentro con ella.
—¿Te vas? —pregunta.
Asiento y miro por la ventanilla del lado del conductor. No quiero
mirarla, porque soy un hombre y ella es caliente y sé que si la miro, mi
momento de claridad en cuanto a nuestra relación se convertirá en niebla
y voy a terminar en el interior de su casa, reconciliándome con ella en su
cama como siempre lo hago.
—Tú no eres el único que está enojado, Daniel. Te comportaste
ridículo esta noche. ¡Y nada menos que delante de mis padres! ¿Cómo
esperas que te aprueben alguna vez, si actúas de la manera en que lo
hiciste?
Tengo que exhalar despacio, calmando mi respiración por lo que no
levanto mi voz como ella lo está haciendo en este momento. —¿Cómo me
comporto, Val? Porque fui yo mismo en la cena, al igual que soy cada
minuto del día.
—Exactamente —dice—. ¡Hay tiempo y lugar para tus apodos
estúpidos y payasadas inmaduras, y la cena con mis padres no era el
momento ni el lugar!
Me froto las manos en la cara por frustración, entonces me doy la
vuelta y la miro. —Este soy yo —le digo, haciendo un gesto hacia mí
mismo—. Si no te gusta todo de mí, entonces tenemos problemas graves,
Val. No voy a cambiar y, sinceramente, no sería justo de mi parte pedirte
que cambies, tampoco. Nunca te pediría que pretendas ser algo que no
eres, que es exactamente lo que me estás pidiendo ahora. No voy a
cambiar, nunca voy a cambiar y realmente me gustaría que te largaras de
mi coche en este momento porque tu perfume está haciendo que me den
jodidas náuseas.
Sus ojos se estrechan y agarro su bolso de la consola y se lo tiro. —
Oh, eso es muy bonito, Daniel. Insultas mi perfume para vengarte de mí.
¿Ves lo que quiero decir? Eres el epítome de la inmadurez. —Abre la
puerta del coche y desabrocha su cinturón de seguridad.
20
—Bueno, al menos no estoy pidiéndote que cambies tu perfume —le
digo en tono burlón.
Niega con la cabeza. —No puedo seguir con esto —dice, saliendo del
coche—. Hemos terminado, Daniel. Esta vez para siempre.
—Gracias a Dios —digo lo suficientemente alto como para que me
oyera. Cierra la puerta y se marcha hacia su casa. Bajo la ventana de su
lado para airear el perfume y salgo de su entrada de autos.
¿Dónde diablos está Holder? Si no me quejo con alguien acerca de
ella, voy a dar un jodido grito.
Me subo por la ventana de Sky y ella está sentada en el suelo,
hurgando en unas fotos. Levanta la mirada y sonríe mientras entro a su
habitación. —Hola, Daniel —dice.
—Hola, Tetas de Queso —le digo mientras me caigo sobre la cama—.
¿Dónde está tu novio desesperanzado?
Señala con la cabeza por la puerta de su dormitorio. —Están en la
cocina haciendo helado. ¿Quieres un poco?
—No —digo—. Estoy muy desconsolado para comer algo en este
momento.
Se ríe. —¿Val, está teniendo un mal día?
—Val está teniendo una mala vida —le digo—. Y después de esta
noche por fin me di cuenta que no quiero ser parte de ella.
Levanta las cejas. —¿Ah, sí? Suena serio esta vez.
Me encojo de hombros. —Rompimos hace una hora. ¿Y quiénes son
ellos?
Me lanza una mirada confusa, por lo que aclaro mi pregunta. —
Dijiste que estaban en la cocina preparando helado. ¿Quiénes son ellos?
Sky abre la boca para contestar cuando su puerta del dormitorio se
abre y Holder entra con dos copas de helado en la mano. Una chica está
detrás de él con su propio tazón de helado y una cuchara colgando de su
boca. Saca la cuchara de sus labios y patea la puerta del dormitorio para
cerrarla con el pie, luego se vuelve hacia la cama y se detiene cuando me
ve.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
21
Me parece vagamente familiar, pero no puedo ubicarla. Lo cual es
extraño, porque es linda como el infierno y siento como si debería saber su
nombre o recordar dónde la he visto, pero no lo hago.
Ella se acerca a la cama y se sienta en el extremo opuesto de la
misma, mirándome todo el tiempo. Deja caer la cuchara en su helado, y
luego vuelve a poner la cuchara de nuevo en su boca.
No puedo dejar de mirar la cuchara. Creo que me encanta esa
cuchara.
—¿Qué estás haciendo aquí? —me pregunta Holder.
Lamentablemente tengo que retirar mis ojos de la chica del helado y ver
como él se sienta en el suelo junto a Sky y recoge algunas de las fotos.
—He terminado con ella, Holder —digo, estirando las piernas en la
cama—. Para siempre. Está jodidamente loca.
—Pero pensé que por eso la amabas —dice burlonamente.
Pongo los ojos en blancos. —Gracias por la comprensión, Dr.
Shitmitten.
Sky quita algunas imágenes de la mano de Holder. —Creo que es
realmente en serio esta vez —le dice—. No más de Val. —Sky trata de lucir
triste por mí, pero sé que está aliviada. Val nunca encajó con ellos dos.
Ahora que lo pienso, realmente nunca encajó conmigo, tampoco.
Holder me mira con curiosidad. —¿Terminaron para siempre? ¿En
serio? —Suena extrañamente impresionado.
—Sí, de verdad, verdad.
—¿Quién es Val? —pregunta la chica del helado—. O mejor aún,
¿quién eres tú?
—Oh, mi error —interrumpe Sky. Señala una y otra vez entre la
chica helado y yo—. Six este es el mejor amigo de Dean, Daniel. Daniel,
este es mi mejor amiga, Six.
Nunca me acostumbraré a escuchar a Sky llamarlo Dean, pero su
presentación me da una excusa para mirar hacia la cuchara de nuevo. Six
la saca de su boca y la apunta a mí. —Encantada de conocerte, Daniel —
dice.
¿Cómo demonios puedo robar esa cuchara antes de que se vaya?
—¿Por qué el sonido de tu nombre me es familiar? —le pregunto.
Se encoge de hombros. —No lo sé. ¿Tal vez porque seis1 es un
número bastante común? Es eso, o has oído hablar de la puta furiosa que
soy.
1 Juego de palabras ya que Six es su nombre y Six significa Seis.
22
Me río. No sé por qué me río, ya que su comentario no fue realmente
divertido. En realidad fue un poco molesto. —No, no es eso —le digo,
todavía confundido en cuanto a por qué su nombre suena tan familiar. No
creo que Sky nunca la haya mencionado frente a mí antes.
—La fiesta del año pasado —dice Holder, obligándome a volver a
mirarlo. Estoy bastante seguro que ruedo los ojos cuando tengo que
apartar la mirada de ella, pero no quiero. Prefiero mucho más mirarla a
ella que a Holder—. ¿Recuerdas? —dice—. Fue la semana que volví de
Austin y unos días antes de que conociera a Sky. ¿La noche que Grayson
te dio una paliza por decir que tomaste la virginidad de Sky?
—Oh, ¿te refieres a la noche en la que me quitaste de encima de él
antes de que tuviera la oportunidad de patear su trasero? —Todavía me
molesto de tan sólo pensar en eso. Podría haberlo golpeado si Holder no se
hubiera metido en medio.
—Sí —confirma Holder—. Jaxon mencionó algo esa noche sobre Sky
y Six, pero no sabía quiénes eran para entonces. Creo que ahí fue que
oíste su nombre.
—Espera, espera, espera —dice Sky, moviendo las manos en el aire y
mirándome como si estuviera loco—. ¿A qué te refieres con que Grayson te
dio una paliza porque dijiste que tomaste mi virginidad? ¿Qué diablos,
Daniel?
Holder pone una mano tranquilizadora en la espalda baja de Sky. —
Está bien, cariño. Sólo lo dijo para hacer enojar a Grayson porque estaba a
punto de patear el trasero de ese idiota por la forma en la que hablaba de
ti.
Sky está sacudiendo la cabeza, todavía confundida. —Pero no me
conocías. Acabas de decir que fue unos días antes de que me conocieras,
entonces ¿por qué te enojaría el que Grayson estuviera diciendo mierda de
mí?
Miro a Holder, también, esperando su respuesta. Nunca pensé sobre
eso, pero es extraño que estuviera enojado por los comentarios de Grayson
cuando no conocía a Sky en ese momento.
—No me gustó como hablaba de ti —dice, inclinándose para besar el
costado de la cabeza de Sky—. Me hizo pensar que probablemente hablaba
igual de Les y me enfureció.
Mierda. Por supuesto que pensaría eso. Ahora realmente deseo que
me hubiera dejado patear el trasero de Grayson esa noche.
—Eso es muy dulce, Holder —dice Six—. La protegías desde antes de
conocerla.
Holder se ríe. —Oh, no sabes ni la mitad, Six.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
23
Sky levanta la mirada hacia él y se sonríen el uno al otro, casi como
si tuvieran algún tipo de secreto, luego ambos vuelven su atención de
regreso a las fotos en el suelo frente a ellos.
—¿Qué son esas? —pregunto, indagando entre las fotos.
—Para el anuario —dice Six, respondiéndome. Coloca el tazón de
helado en la cama a su lado, luego levanta los pies y se sienta cruzando
las piernas—. Aparentemente se supone que subamos fotos nuestras de
niños para la página principal, así que Sky está buscando entre las fotos
que Karen le dio.
—¿Fuiste a la misma escuela que nosotros? —pregunto,
refiriéndome al hecho de que se incluyó en la explicación de la tarea. Sé
que fuimos a una escuela enorme, pero tengo la sensación de que la
recordaría, especialmente si es la mejor amiga de Sky.
—No estuve en esa escuela hasta último año —dice—. Pero estaré
allí una vez que llegue el lunes. —Lo dice como si no estuviera deseando
que llegue.
No puedo evitar sonreír con su respuesta. No me importaría ver a
esta chica regularmente. —Entonces, ¿eso significa que te unirás a
nuestra alianza en la cafetería? —Me inclino y tomo el tazón de helado que
no terminó y lo acerco a mí, luego doy una mordida.
Me observa mientras cierro los labios alrededor de la cuchara y la
saco de mi boca. Arruga la nariz, mirando la cuchara. —Podría tener
herpes, ¿sabes? —dice.
Le sonrío y le guiño un ojo. —De alguna forma hiciste que herpes
suene atractivo.
Se ríe, pero su tazón es de repente arrancado de mis manos por
Holder y me saca de la cama. Mis pies golpean el suelo y me empuja hacia
la ventana. —Vete a casa, Daniel —dice él, dejando ir mi camisa mientras
vuelve al suelo junto a Sky.
—¿Qué diablos, hombre? —grito.
Sin embargo, en serio. ¿Qué diablos?
—Es la mejor amiga de Sky —dice, moviendo la mano hacia Six—.
No tienes permitido coquetear con ella. Si ustedes dos se enredan sólo va a
causar tensión y hacer que las cosas estén raras, no quiero eso. Ahora vete
y no vuelvas hasta que puedas estar cerca de ella sin tener los
pensamientos pervertidos que sé que están pasando por tu mente.
Por primera vez en mi vida, creo que de verdad estoy sin palabras.
Quizás debería asentir y estar de acuerdo con él, pero el idiota acaba de
cometer el error más grande que podría hacer.
24
—Mierda, Holder —me quejo, pasando las manos por mi cara—. ¿Por
qué diablos tienes que ir y hacer eso? Acabas de sacarla de los límites,
hombre. —Comienzo a caminar hacia la ventana. Una vez que estoy fuera,
meto mi cabeza y lo miro—. Deberías haberme dicho que saliera con ella,
entonces es más probable que no estuviera interesado. Pero tenías que ir y
prohibirla, ¿no?
—Vaya, Daniel —dice Six, sin entusiasmo—. Me alegra saber que me
consideras un ser humano y no un desafío. —Mira a Holder mientras se
levanta de la cama—. Y no me había dado cuenta que tenía un quinto
hermano sobreprotector —dice, caminando hacia la ventana—. Los veo
luego chicos. Probablemente debería ir a rebuscar entre mis propias fotos
antes del lunes, de todas formas.
Holder me mira de nuevo cuando doy un paso al costado y le
permito a Six salir por la ventana. Él no dice nada, pero la mirada que me
da es una advertencia silenciosa de que Six está completamente fuera de
los límites para mí. Levanto las manos defensivamente, luego cierro la
ventana cuando Six ya está afuera. Camina unos pocos metros hasta la
casa de al lado y empieza a subir por esa ventana.
—¿Tomas atajos por las ventanas todo el tiempo, o resulta que vives
en esa casa? —pregunto, caminando hacia ella. Una vez que está dentro,
da una vuelta y saca la cabeza.
—Esta es mi ventana —dice—. Y ni siquiera pienses en entrar. Esta
ventana ha estado fuera de servicio durante casi un año y no tengo planes
de reabrirla para los negocios.
Mete su cabello rubio largo hasta los hombros detrás de las orejas y
doy un paso atrás, esperando que un poco de distancia permita que mi
corazón deje de atacar las paredes de mi pecho. Pero ahora que Holder
estúpidamente la declaro fuera de los límites, todo lo que quiero hacer es
descubrir una forma de reactivar su ventana.
—¿De verdad tienes cuatro hermanos mayores?
Asiente. Odio el hecho de que tenga cuatro hermanos mayores, pero
sólo porque representa cuatro razones más por las que no debería salir
con ella. Eso sumado a que Holder la sacó de los límites, y sé que es la
única cosa en la que seré capaz de pensar ahora.
Gracias Holder. Muchas gracias.
Descansa su barbilla en su mano y me mira. Está oscuro fuera, pero
la luna sobre nosotros proyecta una luz justo hacia su cara y luce como
un maldito ángel. Ni siquiera sé si la gente debería usar las palabras
maldito y ángel en la misma idea, pero mierda. De verdad luce como un
maldito ángel, con su cabello rubio y sus grandes ojos. Ni siquiera estoy
seguro de qué color son porque está oscuro y realmente no presté atención
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
25
cuando nos encontrábamos en la habitación de Sky, pero cualquiera que
sea el color, es mi nuevo color favorito.
—Eres muy carismático —dice.
Jesús. Su voz me mata por completo. —Gracias. Eres bastante linda
también.
Se ríe. —No dije que eras lindo, Daniel. Dije que eras carismático.
Hay una diferencia.
—No tanto —digo—. ¿Te gusta la italiana?
Frunce el ceño y retrocede unos centímetros como si la hubiera
insultado. —¿Por qué me preguntarías eso?
Su reacción me confunde. No tengo idea de cómo ese comentario
puede haberla ofendido. —Uh… ¿nunca te han invitado a una cita antes?
El ceño fruncido desaparece de su rostro y se asoma de nuevo. —Oh.
Te refieres a la comida. Como que estoy un poco cansada de la comida
italiana, de hecho. Acabo de volver de siete meses de intercambio allí. Si
me estás pidiendo ir a una cita, preferiría el sushi.
—Nunca comí sushi —admito, intentando procesar el hecho de que
estoy bastante seguro de que acaba de aceptar ir a una cita conmigo.
—¿Cuándo?
Esto fue demasiado fácil. Creí que pelearía y me haría rogarle un
poco como Val siempre hacía. Me encanta que no esté jugando. Es directa
y hasta ahora eso me gusta de ella.
—No puedo llevarte esta noche —digo—. Una perra psicótica me
rompió el corazón hace una hora y necesito más tiempo para recuperarme
de esa relación. ¿Qué te parece mañana en la noche?
—Mañana es domingo —dice.
—¿Tienes un problema con los domingos?
Se ríe. —No realmente, supongo. Sólo parece extraño tener una
primera cita un domingo en la noche. Encuéntrame aquí a las siete en
punto, entonces.
—Te encontraré en tu puerta principal —digo—. Y puede que quieras
no decirle a Sky a donde irás a menos que quiera que me pateen el trasero.
—¿Qué hay que decir? —dice sarcásticamente—. No es como si
fuéramos a una cita al azar el domingo en la noche ni nada.
Sonrío y me alejo, lentamente volviendo a mi auto. —Fue lindo
conocerte, Six.
Coloca la mano en su ventana para bajarla. —Igualmente, creo.
26
Me río, luego vuelvo mi cabeza hacia mi auto. Estoy casi en la puerta
cuando grita mi nombre. Doy la vuelta y está asomada en su ventana.
—Lo siento por tu corazón roto —susurra en voz alta. Se agacha de
nuevo en su habitación y la ventana se cierra.
¿Qué corazón roto? Estoy bastante seguro que esta es la primera vez
en que mi corazón de verdad se siente de alguna forma aliviado desde el
momento en que comencé a salir con Val.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
27
2
Traducido por Julieyrr, Sasu.Funes, Sofí Fullbuster & Moni
Corregido por Gabbita
—¿Esto luce bien? —le pregunto a Chunk cuando entro a la cocina.
Se voltea, me mira de arriba abajo y se encoge de hombros.
—Supongo. ¿A dónde vas?
Camino al frente de uno de los espejos que recubren el pasillo y
reviso mi cabello otra vez. —Una cita.
Gime, luego da la vuelta alrededor de la mesa frente a ella. —Nunca
te has preocupado por cómo luces. Será mejor que no le propongas
matrimonio. Me divorciaré de esta familia antes de que la hagas mi
hermana.
Mi mamá camina delante de mí y me da una palmadita en el
hombro. —Te ves muy bien, cariño. Sin embargo, no usaría esos zapatos.
Contemplo mis zapatos. —¿Por qué? ¿Qué hay de malo con mis
zapatos?
Abre un armario, saca una sartén y después gira hacia mí. Sus ojos
caen a mis zapatos de nuevo. —Son demasiado brillantes. —Se da la
vuelta y camina a la cocina—. Los zapatos nunca deberían ser de neón.
—Son color amarillo. No neón.
—Amarillo neón —dice Chunk.
—No estoy diciendo que creo que son feos —dice mamá—, pero
conozco a Val y es muy probable que odie tus zapatos.
Camino a la mesada y agarro las llaves, luego pongo el celular en mi
bolsillo. —Me importa una mierda lo que piense Val.
Mi madre se da vuelta y me mira con curiosidad. —Bueno, estás
preguntando a tu hermana de trece años de edad si luces lo
suficientemente bien para tu cita, por lo que creo que te importa lo que Val
piense.
—No voy a salir con Val. Rompí con Val. Tengo una nueva cita esta
noche.
Los brazos de Chunk suben al aire y levanta la vista al techo. —
¡Gracias al Señor! —proclama en voz alta.
28
Mamá ríe y asiente. —Sí. Gracias a Dios —dice, aliviada. Se vuelve a
la estufa y no puedo dejar de mirar una y otra vez entre ambas
—¿Qué? ¿A ninguna de las dos les gusta Val? —Sé que Val es una
perra, pero a mi familia parecía gustarle. Sobre todo a mamá.
Honestamente pensé que estaría molesta porque rompimos.
—Odio a Val —dice Chunk.
—Dios, yo también —gime mi mamá.
—Conmigo somos tres —dice mi papá, caminando junto a mí.
Ninguno me está mirando, pero todos están respondiendo como si
este fuera un tema que han discutido previamente.
—¿Quieren decir que todos odiaban a Val?
Papá se da vuelta para mirarme. —Tu mamá y yo somos maestros
en psicología inversa, muchacho Danny. No actúes como sorprendido.
Chunk levanta la mano en el aire hacia papá. —Yo también papá.
También invertí su psicología.
Mi papá se acerca y choca la mano de Chunk. —Bien jugado,
Chunk.
Me apoyo en el marco de la puerta y los veo. —¿Fingieron que les
gustaba Val? ¿Por qué demonios?
Mi papá se sienta a la mesa y agarra un periódico. —Los chicos
están naturalmente inclinados a tomar decisiones que desagradan a sus
padres. Si te hubiéramos dicho cómo nos sentimos sobre Val,
probablemente habrías terminado casándote sólo para fastidiarnos. Por
eso fingimos amarla.
Idiotas. Los tres. —No conocerán nunca a otra de mis novias de
nuevo.
Papá se ríe, pero no parece en absoluto decepcionado.
—¿Quién es? —pregunta Chunk—. La chica por la que en realidad
estás haciendo un esfuerzo.
—No es de tu incumbencia —le respondo—. Ahora que sé cómo
funciona esta familia, no la traeré cerca de ninguno de ustedes.
Me dirijo a la puerta y mi mamá llama detrás de mí—: Bueno, si
ayuda ¡estamos listos para amarla, Daniel! ¡Ella es un encanto!
—Y es hermosa —dice mi papá—. ¡Es muy buena!
Niego con la cabeza. —Apestan.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
29
—Llegas tarde —dice Six, cuando aparece en su puerta principal.
Sale de su casa de espaldas a mí, introduciendo su llave en la cerradura.
—¿No quieres que conozca a tus padres? —le digo, preguntándome
por qué está bloqueando la puerta a estas horas de la noche. Se da la
vuelta y me enfrenta.
—Son viejos. Cenaron hace como diez horas y se fueron a la cama a
las siete.
Azul. Sus ojos son de color azul.
Mierda, es bonita. Su pelo es más claro de lo que pensé que era la
última noche en la habitación de Sky. Su piel es impecable. Es como si
fuera la misma chica de anoche, sólo que ahora está en alta definición. Y
tenía razón. Realmente se ve como un maldito ángel.
Da un paso fuera del camino y cierro la puerta de la pantalla, sin
poder apartar los ojos de ella. —De hecho, llegué temprano —digo
finalmente en respuesta a su primer comentario—. Holder dejo a Sky en su
casa y te juro que les tomó media hora despedirse. Tuve que esperar hasta
que la costa estuviera despejada.
Desliza la llave de su casa en su bolsillo de atrás y asiente. —¿Listo?
La veo de arriba abajo. —¿Olvidaste tu bolso?
Niega con la cabeza. —Nop. Odio los bolsos. —Acaricia su bolsillo
trasero—. Todo lo que necesito es la llave de mi casa. No me molesté en
traer dinero ya que esta cita fue tu idea. Tú pagarás, ¿cierto?
Guau.
Retrocede.
Evaluemos los últimos treinta segundos, ¿de acuerdo?
Odia los bolsos. Eso quiere decir que no trae maquillaje. Lo que
significa que no se estará aplicando constantemente esa mierda como hace
Val. También significa que no está escondiendo un galón de perfume en
cualquier lugar de su cuerpo. Y también significa que no tiene planes en
absoluto de ofrecerse a pagar su mitad de la cena, lo que parece un poco
anticuado, pero por alguna razón me gusta.
—Me encanta que no lleves un bolso —le digo.
—Me encanta que tampoco lleves uno —dice, con una carcajada.
30
—Lo hago. Está en mi coche —le digo, empujando mi cabeza hacia
mi coche.
Se ríe de nuevo y comienza a caminar hacia las escaleras del porche.
Hago lo mismo hasta que veo a Sky de pie en su habitación con la ventana
abierta. Inmediatamente agarro a Six de los hombros y tiro de ella hasta
que nuestras espaldas están planas contra la puerta principal. —Puedes
ver la ventana de Sky desde el patio delantero. Nos verá.
Six me mira fijamente. —Te estás tomando en serio esa orden de
fuera de los límites —dice en voz baja.
—Tengo que hacerlo —le susurro—. Holder no bromea cuando me
prohíbe salir en citas.
Arquea una ceja curiosa. —¿Holder usualmente te dice con quién
puedes y no puedes salir?
—No. En realidad tú eres la primera.
Se ríe. —¿Entonces cómo sabes que se enojará de verdad por esto?
Me encojo de hombros. —En realidad no lo sé. Pero la idea de
esconderme de él, parece bastante divertida. ¿No es un poco más
emocionante para ti ocultarle esta cita a Sky?
—Sí —dice, encogiéndose de hombros—, supongo que lo es.
Nuestras espaldas todavía se presionan contra la puerta y por
alguna razón todavía estamos susurrando. No es como si Sky nos pudiera
oír desde aquí, pero otra vez, el susurro hace que sea más divertido. Y me
gusta el sonido de la voz de Six cuando susurra.
—¿Cómo propones que salgamos de esta situación, Six?
—Bueno —dice, ponderando la pregunta por un momento—,
normalmente cuando voy a intentar una clandestina cita secreta y necesito
escapar de mi casa sin ser detectada, me pregunto: “¿Qué haría
MacGyver?”
Oh, Dios mío, ¿Esta chica acaba de mencionar a MacGyver?
Infiernos.
Sí.
Alejo mí mirada lo suficiente como para ocultar el hecho de que creo
que acabo de enamorarme de ella y también para evaluar nuestra ruta de
escape. Echo un vistazo al columpio en el porche y luego miro a Six
cuando estoy seguro de que la sonrisa cursi se ha ido de mi cara.
—Creo que MacGyver tomaría tu columpio y construiría un campo
de fuerza invisible de hierba y fósforos. Luego le adjuntaría un motor a
reacción y volaría sin ser detectado. Desafortunadamente me he quedado
sin fósforos.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
31
Se ríe. —Hmmm —dice, entrecerrando los ojos como si viniera con
algún plan brillante—. Eso es un inconveniente lamentable. —Mira a mi
coche estacionado en el camino de entrada y luego de nuevo a mí—.
Podríamos simplemente arrastrarnos hasta tu coche para que no nos vea.
Y sería un plan brillante si involucrara a una chica ensuciándose.
He aprendido en mis seis meses, de idas y vueltas, con Val que a las
chicas no les gusta ensuciarse.
—Te ensuciaras las manos —le advierto—. No creo que puedas
entrar en un sofisticado restaurante de sushi con las manos y vaqueros
sucios.
Mira a sus vaqueros y luego a mí. —Conozco este gran restaurante
Bar-B-Q al que podríamos ir en su lugar. El suelo está cubierto de
cáscaras de maní desechadas. Una vez vi a un hombre muy gordo
comiendo en un reservado y ni siquiera llevaba una camisa.
Sonrío al mismo tiempo que me enamoro un poco más fuerte por
ella. —Suena perfecto.
Los dos nos tiramos en nuestras manos y rodillas, y nos arrastramos
fuera de su porche. Está riendo y su risa me hace reír. —Shh —le susurro
al llegar a la parte inferior de las escaleras. Nos arrastramos por el patio a
toda prisa, los dos mirando hacia la casa de Sky cada pocos metros. Una
vez que llegamos al coche, llego a la manija de la puerta. —Arrástrate por
el lado del conductor —le digo—. Es menos probable que te vea.
Le abro la puerta y se mete en el asiento delantero. Una vez que está
dentro del coche, subo detrás de ella y me deslizo en mi asiento. Los dos
nos agachamos, lo que no tiene sentido si piensas en ello. Si Sky fuera a
mirar por la ventana de su dormitorio, vería mi coche estacionado en la
vereda de Six. No importaría si viera nuestras cabezas o no.
Six limpia la suciedad de sus manos en las piernas de sus
pantalones lo que me enciende completamente. Se da vuelta para mirarme
y todavía estoy mirando la suciedad arrastrada por sus pantalones. De
alguna manera arranco mi mirada y la miro a los ojos.
—Vas a tener que disfrazar tu coche la próxima vez que vengas —
dice—. Esto es demasiado arriesgado.
Me gusta su comentario un poco demasiado.
—¿Confiada de que habrá una próxima vez? —le pregunto,
sonriéndole—. La cita acaba de comenzar.
—Buen punto —dice, encogiéndose de hombros—. Podría odiarte al
final de la cita.
—O yo podría odiarte a ti —le digo.
—Imposible. —Apoya su pie en el tablero—. Soy inodiable.
32
—Inodiable ni siquiera es una palabra real.
Mira por encima de su hombro al asiento trasero y luego se voltea de
nuevo con el ceño fruncido. —¿Por qué huele como si tenías un harén de
prostitutas aquí? —Tira de su camisa sobre su nariz para cubrir el olor.
—¿Todavía huele a perfume? —Ya ni siquiera lo huelo.
Probablemente se filtró en mis poros y ahora soy inmune.
Asiente. —Es horrible —dice con la voz ahogada por su camisa—.
Baja la ventana. —Hace un sonido falso de escupir como si estuviera
tratando de quitar el sabor de su boca y me hace reír.
Arranco el coche y luego lo pongo en reversa y empiezo a retroceder.
—El viento hará un lío de tu cabello si bajo las ventanas. No llevas un
bolso, lo que significa que no traes un cepillo, lo que significa que no serás
capaz de arreglarlo cuando lleguemos al restaurante.
Extiende la mano a su puerta y pulsa el botón para bajar la ventana.
—Ya estoy sucia y prefiero tener el pelo enmarañado que oler como un
harén —dice. Baja la ventana por completo, entonces me incita a bajar la
mía, así que lo hago.
Pongo el coche en marcha y presiono el acelerador. El coche se llena
inmediatamente con el viento y el aire fresco y su pelo comienza a volar en
todas las direcciones, pero ella se relaja en el asiento.
—Mucho mejor —dice, sonriéndome. Cierra los ojos mientras inhala
una bocanada de aire fresco.
Trato de prestar atención a la carretera, pero lo hace malditamente
duro.
—¿Cómo se llaman tus hermanos? —pregunto—. ¿Y qué número
eres?
—Zachaary, Michael, Aaron y Evan. Soy diez años más joven que el
más joven.
—¿Fuiste un accidente?
Asiente. —Del mejor tipo. Mi madre tenía cuarenta y dos cuando me
tuvo pero se emocionaron cuando se encontraron con una chica.
—Me alegro de que saliera una chica.
Se ríe. —Yo también.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
33
—¿Porqué te llamaron Six si en realidad eras el quinto hijo?
—Six no es mi nombre —dice—. Mi nombre completo es Seven Marie
Jacobs, pero me enojé con ellos por mudarnos a Texas cuando tenía
catorce años, así que empecé a llamarme Six para molestarlos. Realmente
no importaba, pero era terca y me negué a darme por vencida. Ahora todo
el mundo me llama Six, excepto ellos.
Me encanta que se diera un apodo a sí misma. Mi tipo de chica.
—La pregunta sigue en pie —le digo—. ¿Por qué te nombraron Seven
si fuiste el quinto hijo?
—No hay razón, la verdad. A mi papá sólo le gusta el número.
Asiento, luego tomó un bocado de comida, mirándola atentamente.
Estoy esperando ese momento. El que siempre viene con las chicas, donde
el pedestal en que las colocas al comienzo es expulsado de debajo de ellas.
Por lo general es el momento en que empiezan a hablar de ex novios o
mencionan cuántos niños quieren o hacen algo realmente molesto, como
aplicar el lápiz labial en el medio de la cena.
He estado esperando pacientemente a que se destaquen las fallas de
Six, pero hasta ahora no puedo encontrar ninguna. Por supuesto, sólo nos
hemos relacionado durante unas tres o cuatro horas hasta ahora, las
suyas pueden estar enterradas más profundo que las otras personas
—¿Así que eres un hijo del medio? —pregunta—. ¿Sufres de
síndrome del hijo del medio?
Niego con la cabeza. —Probablemente tanto como tú sufres de
síndrome de quinto hijo. Además, Hannah es cuatro años mayor que yo y
Chunk es cinco años más joven, así que tenemos una buena variedad.
Se ahoga en su bebida con su risa. —¿Chunk? ¿Llamas Chunk2 a tu
hermanita?
—Todos la llamamos Chunk. Era un bebé gordo.
Se ríe. —Tienes apodos para todos —dice—. Llamas a Sky “Tetas de
Queso”. Le dices a Holder “Desesperanzado”. ¿Cómo me llamas cuando no
estoy cerca?
—Si le doy a la gente apodos, lo hago a la cara —señalo—. Y aún no
he descubierto el tuyo. —Me recuesto en mi asiento y me pregunto por qué
no le he dado uno hasta ahora. Los apodos que doy a la gente suelen ser
bastante inmediatos.
—¿Es algo malo que todavía no me hayas apodado?
Me encojo de hombros. —En realidad no. Todavía estoy tratando de
entenderte, eso es todo. Eres un poco contradictoria.
2 Toro.
34
Arquea una ceja. —¿Soy contradictoria? ¿De qué manera?
—De todas. Eres increíblemente linda, pero no te importa un carajo
como luces. Pareces dulce, pero tengo la sensación de que eres la mezcla
perfecta del bien y del mal. Pareces muy relajada, no del tipo del que juega
con los chicos, pero eres bastante coqueta. Y no voy a juzgar todo con esta
nueva observación, pero soy consciente de tu reputación, sin embargo, no
pareces ser el tipo de persona que necesita la atención de un hombre para
acariciar su autoestima.
Su expresión es tensa mientras acepta todo lo que acabo de decir.
Alcanza su vaso y bebe un sorbo sin dejar de mirarme. Termina su bebida,
pero mantiene el vaso contra sus labios mientras piensa. Finalmente lo
baja a la mesa y mira a su plato, recogiendo el tenedor.
—No soy así —dice en voz baja, evitando mi mirada.
—¿Así cómo? —No me gusta la tristeza en su voz. ¿Por qué siempre
digo estupideces?
—No soy lo que solía ser.
Así se hace, Daniel. Idiota.
—Bueno, no te conocía en ese entonces, así que lo único que puedo
hacer es juzgar a la chica sentada frente a mí en estos momentos. Y hasta
ahora, ha sido una cita malditamente genial.
La sonrisa se extiende de nuevo en sus labios. —Eso es bueno —
dice, mirándome—. No estaba segura de qué tipo de cita sería, teniendo en
cuenta que es la primera que he tenido en mi vida.
Me río. —No hay necesidad de acariciar mi ego —digo—. Puedo
manejar el hecho de que no soy el primero en expresar un interés en ti.
—Lo digo en serio —dice—. Nunca he estado en una cita real antes.
Los hombres tienden a saltar toda esta parte, para poder llegar a lo que
realmente quieren de mí.
Mi sonrisa desaparece. Puedo decir por la mirada en su cara que
está siendo completamente seria. Me inclino hacia delante y miro con
dureza sus ojos. —Esos tipos eran unos tarados de mierda.
Se ríe, pero yo no lo hago.
—Lo digo en serio, Six. Todos esos tipos, necesitan una buena
patada en el clítoris, porque la cena-charla es, por mucho, la mejor parte
de ti.
Cuando la oración sale de mi boca, la sonrisa sale de su rostro. Me
mira como si nunca nadie le hubiera dado un auténtico cumplido. Eso me
enoja.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
35
—¿Cómo sabes que es la mejor parte de mí? —pregunta, de alguna
manera encontrando ese tono insinuante de burla en su voz una vez
más—. Todavía no has tenido el placer de besarme. Estoy bastante segura
de que es la mejor parte de mí, porque soy una besadora fenomenal.
Jesucristo. No sé si era una invitación, pero quiero enviarle mi
asistencia en este mismo segundo. —No tengo dudas que ser besado por ti
sería fantástico, pero si tuviera que elegir, me quedaría con la cena y la
charla sobre un beso cualquier día.
Entrecierra los ojos. —Es todo pura mierda —dice con una mirada
desafiante—. No hay manera de que alguien escogería una cena-charla
sobre una buena sesión de besos.
Intento devolver su mirada desafiante, pero tiene un buen punto.
—Está bien —le reconozco—. Puede que tengas razón. Pero si por mí
fuera, me quedaría con besarte durante la cena-charla. Tener lo mejor de
ambos mundos.
Asiente, impresionada. —Eres bueno —dice, echándose hacia atrás
en su asiento. Cruza los brazos sobre el pecho—. ¿Dónde aprendiste esos
movimientos ingeniosos?
Me limpio la boca con la servilleta, y luego la pongo en la parte
superior de mi plato. Levanto mis codos hasta que están descansando en
la parte posterior de la mesa y sonrío. —No tengo movidas ingeniosas. Sólo
soy carismático... ¿Recuerdas?
Su boca se contrae en una sonrisa y niega con la cabeza, como si
supiera que está en problemas. Sus ojos están sonriéndome y me doy
cuenta de que nunca me he sentido así antes con cualquier otra chica. No
es que piense que estamos a punto de enamorarnos o que somos almas
gemelas o alguna mierda por el estilo. Nunca he estado cerca de una chica,
con la cual ser yo mismo fuera realmente una buena idea. Con Val,
siempre trataba con todas mis fuerzas de no enojarla. Con novias pasadas,
siempre me encontré guardando toda la mierda que realmente quería
decir. Siempre he sentido que ser yo mismo con una chica no es
necesariamente una buena cosa, porque seré el primero en admitir, que
puedo ser un poco exagerado.
Sin embargo, con Six es diferente. No sólo entiende mi sentido del
humor y mi personalidad, sino que siento como si lo alentara. Siento como
si el verdadero yo es lo que más le gusta y cada vez que se ríe o sonríe en
el momento perfecto, quiero chocar su puño.
—Me estás mirando —dice, sacándome de mis pensamientos.
—Así es —le digo, sin molestarme en mirar para otro lado.
Clava la vista fijamente en mí, pero su actitud y expresión
competitivas crecen mientras entrecierra los ojos y se inclina hacia
36
adelante. Silenciosamente me está retando a un concurso de miradas
desafiantes.
—Sin parpadear —dice, confirmando mis pensamientos.
—Ni reír —le digo.
Y ahí está. Nos miramos en silencio el uno al otro durante mucho
tiempo, mis ojos comienzan a llenarse de agua y mis manos se aprietan
sobre la mesa. Doy mi mejor esfuerzo para mantener los ojos fijos en los
suyos, pero quiero mirar cada centímetro de ella. Quiero mirar su boca y
sus labios carnosos, de color rosa y su pelo rubio suave y sedoso. Por no
hablar de su sonrisa. Podría mirar su sonrisa todo el día.
De hecho, estoy mirándola ahora mismo, así que estoy bastante
seguro de que eso significa que acabo de perder el concurso de miradas.
—Yo gano —dice, justo antes de tomar otro sorbo de agua.
—Quiero besarte —le digo sin rodeos. Estoy un poco sorprendido por
decirlo, pero no tanto. Estoy impaciente y realmente quiero darle un beso y
suelo decir lo que pienso, así que...
—¿Ahora? —pregunta, mirándome como si estuviera loco. Pone su
vaso de nuevo sobre la mesa.
Asiento. —Sip. Ahora. Quiero darte un beso en la cena-charla para
poder tener lo mejor de ambos mundos.
—Pero acabo de comer cebollas —dice.
—Yo también.
Está moviendo la mandíbula hacia atrás y adelante, contemplando
la respuesta. —Está bien —dice encogiéndose de hombros—. ¿Por qué no?
Tan pronto como me da permiso, miro a la mesa entre nosotros,
preguntándome cuál es la mejor manera de hacer esto. Podría ir a
sentarme a su lado en la cabina, pero podría estar invadiendo demasiado
su espacio personal. Me estiro hacia delante y empujo mi vaso a un lado,
entonces ella se desliza hacia la izquierda.
—Ven aquí —digo, poniendo mis manos encima de la mesa mientras
me inclino hacia ella. Debe haber pensado que era una broma por la forma
en que sus ojos se mueven nerviosamente alrededor de nosotros, cayendo
en el hecho de que estamos a punto de darnos nuestro primer beso en
público.
—Daniel, esto es incómodo —dice—. ¿De verdad quieres que nuestro
primer beso sea en el medio de un restaurante?
Asiento. —¿Y qué si es incómodo? Vamos a tener una repetición más
tarde. La gente pone demasiado peso en los primeros besos, de todos
modos.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
37
Tentativamente coloca las palmas boca abajo sobre la mesa, luego se
empuja a sí misma y se inclina lentamente hacia mí. —Está bien, entonces
—dice, con un suspiro siguiendo sus palabras—, pero sería mucho mejor
si esperas hasta el final de nuestra cita cuando me acompañes a mi
puerta, que estará oscuro y podrías estar realmente muy nervioso y
podrías tocar accidentalmente mi pecho. Así es como se supone que los
primeros besos deben ser.
Me río de su comentario. Todavía no estamos lo suficientemente
cerca para besarla, pero nos vamos acercando. Me inclino un poco más
hacia delante, pero sus ojos dejan los míos y se centran en la mesa detrás
de mí.
—Daniel, hay una mujer en la cabina detrás de ti cambiando en la
mesa el pañal de su bebé. Estás a punto de darme un beso y lo último que
voy a ver antes de que tu boca toque la mía es una mujer limpiando la cola
a su hijo.
—Six. Mírame. —Lleva su mirada de nuevo a la mía y finalmente
estamos lo suficientemente cerca para llegar a su boca—. No hagas caso a
los pañales —le ordeno—. Y no hagas caso a los dos hombres en la cabina
a nuestra izquierda que beben su cerveza y miran como estoy a punto de
inclinarme hacia ti sobre la mesa.
Sus ojos se mueven a la izquierda, así que agarro su barbilla con mi
mano y atraigo su atención de nuevo a mí. —Ignora todo. Quiero darte un
beso y quiero que quieras que te bese y no tengo ganas de esperar hasta
que te acompañe hasta tu puerta esta noche porque nunca he querido
besar tanto a alguien.
Sus ojos caen a mi boca y me miran como si todo lo que nos rodea
desapareciera de su campo de visión. Su lengua se sale de su boca y se
desliza con nerviosismo en sus labios antes de que desaparezca de nuevo.
Deslizo mi mano de su barbilla hasta su nuca y la atraigo hasta que
nuestros labios se encuentran.
Y mierda, si se encuentran. Nuestras bocas se funden juntas como
si fueran enamorados que acaben de verse por primera vez en años. Mi
estómago se siente como si estuviera en medio de un maldito delirio y mi
cerebro está tratando de recordar cómo hacerlo. Es como si de pronto me
olvidé de cómo besar, a pesar de que sólo ha pasado un día desde que
rompí con Val. Estoy bastante seguro de que ayer besé a Val, pero por
alguna razón mi cerebro se comporta como si todo esto fuera nuevo y me
está diciendo que debería estar separando mis labios o provocando su
lengua, pero las señales todavía no se pusieron en la boca. O mi boca me
está ignorando porque ha sido paralizada por el calor suave prensado
contra ella.
38
No sé lo que es, pero nunca he tenido los labios de una chica entre
los míos durante tanto tiempo sin respirar o moverme o tomar el beso en
cuanto me sea posible tomarlo.
Inhalo, a pesar de que no he tomado un respiro en casi un minuto.
Suelto mi agarre de la nuca de Six y empiezo a retirar lentamente mis
labios de los suyos. Abro los ojos y los de ella todavía están cerrados. Sus
labios no se han movido y está tomando respiraciones tan cortas y
tranquilas que me quedo cerca de su cara, mirándola.
No sé si esperaba más de un beso. No sé si alguna vez ha tenido un
beso que dure más de un minuto antes. No sé lo que está pensando, pero
me encanta la expresión de su cara.
—No abras los ojos —le susurro, sin dejar de mirarla—. Dame diez
segundos más para mirar, porque te ves absolutamente preciosa en estos
momentos.
Esconde su labio inferior con los dientes para ocultar su sonrisa,
pero no se mueve. Mi mano todavía está en su nuca y en silencio hago la
cuenta regresiva desde diez cuando escucho a la camarera detenerse en
nuestra mesa.
—¿Listos para la cuenta?
Levanto un dedo, pidiéndole a la mesera que me dé un segundo.
Bueno cinco segundos para ser exactos. Six nunca mueve un músculo,
incluso después de escuchar hablar a la mesera. Cuento silenciosamente
hasta que mis diez segundos terminan, luego Six lentamente abre los ojos
y me mira.
Retrocedo, poniendo varios centímetros entre nosotros. Mantengo mi
mirada en la suya. —Sí, por favor —digo, dándole a la mesera su
respuesta. La escucho rasgar la boleta y ponerla bruscamente sobre la
mesa. Six sonríe, luego comienza a reír. Retrocede y se recuesta en su
puesto.
Respiro y se siente como si el aire hubiese cambiado.
Lentamente retomo mi asiento en la cabina, observándola reír.
Mueve la boleta hacia mí. —Tú invitas —dice.
Alcanzo mi bolsillo y saco la billetera, luego pongo el dinero encima
de la boleta. Me levanto y extiendo la mano hacia la de Six. La mira y
sonríe, luego la toma. Cuando se levanta, envuelvo el brazo alrededor de
su hombro y la atraigo hacia mí.
—¿Vas a decirme cuán impresionante fue ese beso o vas a ignorarlo?
Sacude la cabeza y se ríe. —Ese ni siquiera fue un beso real —dice—
. Ni siquiera trataste de meter tu lengua en mi boca.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
39
Abro las puertas para salir, pero me hago a un lado y le dejo salir
primero.
—No tenía que meter mi lengua en tu boca —digo—. Mis besos son
intensos. Ni siquiera tengo que hacer algo realmente. La única razón por la
que retrocedí fue porque estaba seguro de que experimentábamos un
momento clásico, como el de la película “Cuando Harry conoció a Sally”.
Se ríe de nuevo.
Dios, amo que piense que soy divertido.
Abro la puerta del pasajero y se detiene antes de entrar. Me mira. —
Te das cuenta de que en esa escena clásica, Sally sólo está probando un
punto sobre cuán fácil es para las mujeres fingir orgasmos, ¿cierto?
Dios, amo pensar que es divertida.
—¿Tengo que llevarte a casa ya? —pregunto.
—Depende de qué tengas en mente para hacer ahora.
—Nada, en realidad —admito—. Sólo que aún no quiero llevarte.
Podríamos ir al parque junto a mi casa. Tiene juegos.
Sonríe. —Hagámoslo —dice, levantando el puño frente a ella.
Naturalmente, levanto el puño y lo choco contra el suyo. Entra al
auto y cierro la puerta, perplejo por el hecho de que su puño golpeara el
mío.
La chica acaba de golpear su puño con el mío, y esa es
probablemente la cosa más caliente que he visto alguna vez.
Camino a mi lado del auto y abro la puerta, luego me siento. Antes
de encender el auto, giro para mirarla. —¿Eres un chico en realidad?
Arquea una ceja, luego empuja el bordillo de su camiseta y le da un
rápido vistazo a su pecho. —Nop. Estoy malditamente segura de que soy
mujer —dice.
—¿Estás saliendo con alguien?
Sacude la cabeza.
—¿Vas a irte del país mañana?
—Nop —dice, confundida por mi línea de preguntas.
—¿Cuál es tu problema entonces?
—¿Qué quieres decir?
—Todos tienen uno y no puedo encontrar el tuyo. Ya sabes, ese
problema que eventualmente lo arruina todo. —Enciendo el auto y doy
marcha atrás—. Quiero saber cuál es el tuyo ahora. Mi corazón no puede
40
soportar otra de esas pequeñas cosas que haces sin volverme totalmente
loco.
Su sonrisa cambia. Se transforma de una sonrisa genuina a una
cautelosa. —Todos tenemos problemas, Daniel. Algunos de nosotros sólo
esperamos poder mantenerlos ocultos para siempre.
Baja la ventana de nuevo y el ruido hace imposible el continuar con
la conversación. Casi estoy seguro de que el abrumador aroma del perfume
se ha ido, así que tengo curiosidad por saber si su necesidad de ruido es el
por qué bajó la ventana esta vez.
—¿Traes a todas tus citas aquí? —pregunta.
Pienso en su pregunta por un minuto antes de responder. —Más o
menos —digo finalmente, después de un recuento de todas mis citas—.
Una vez salí con una chica, en undécimo grado, pero la llevé a casa en
medio de la cita, porque tenía virus estomacal. Creo que ella es la única
que nunca traje aquí.
Entierra sus tacones en la tierra, deteniéndose junto al columpio.
Estoy de pie detrás de ella, así que se da vuelta y me mira. —¿En serio?
¿Has traído a todas aquí excepto a una?
Me encojo de hombros. Luego asiento. —Sí. Pero ninguna de ellas
quiso literalmente jugar. Generalmente sólo nos besuqueamos.
Hemos estado aquí por media hora y ya me ha hecho mirarla en el
travesaño, empujarla en el carrusel, y ahora he estado empujándola
mientras se columpia por los últimos diez minutos. Pero no estoy
quejándome. Es lindo. Muy lindo.
—¿Alguna vez has tenido sexo aquí? —pregunta.
No estoy seguro de cómo interpretar su brusquedad. Nunca he
conocido a alguien que realmente me haga las mismas preguntas que yo
hago, por lo que comienzo a sentirme un poco compasivo por la gente a la
que puse en esta zona. Miro alrededor del parque hasta que veo el
improvisado castillo de madera. Lo apunto. —¿Ves el castillo?
Se gira para mirar el castillo. —¿Tuviste sexo allí?
Dejo caer el brazo y deslizo ambas manos en los bolsillos traseros de
mis vaqueros. —Sí.
Se levanta y comienza a caminar en esa dirección.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
41
—¿Qué estás haciendo? —le pregunto. No estoy seguro del por qué
se está dirigiendo hacia al castillo, pero estoy casi seguro de que no es
porque sea rara o quiera tener sexo en el mismo lugar en el que tuve sexo
con Val hace dos semanas.
¿Verdad?
Dios, espero que no.
—Quiero ver el lugar en el que tuviste sexo —dice, indiferente—. Ven
a enseñármelo.
Esta chica me confunde demasiado. Lo que es extraño, es lo mucho
que jodidamente me encanta. Comienzo a trotar hasta que la alcanzo.
Caminamos hasta que alcanzamos el castillo. Me mira, expectante, así que
señalo la puerta. —Justo allí —digo.
Camina hacia la puerta y echa un vistazo al interior. Mira alrededor
por un minuto, luego retrocede. —Luce realmente incómodo —dice.
—Lo era.
Se ríe. —Si te cuento algo ¿prometes no juzgarme?
Ruedo los ojos. —Es la naturaleza humana el juzgar.
Inhala aire, luego lo suelta. —He tenido sexo con seis personas
distintas.
—¿A la vez? —digo.
Golpea mi brazo. —Detente. Estoy tratando de ser honesta aquí.
Sólo tengo dieciocho y perdí mi virginidad cuando tenía dieciséis. Además,
no he tenido sexo en casi un año, así que si haces la cuenta, he tenido
sexo con seis personas en un poco más de quince meses. Lo que significa
que estuve con una persona nueva cada dos meses y medio. Sólo las
zorras hacen eso.
—¿Por qué no has tenido sexo en casi un año?
Rueda los ojos y comienza a caminar más allá de mí. La sigo.
Cuando llega a los columpios, toma asiento de nuevo. Me siento a su lado
y giro mi cuerpo hasta que estoy mirándola, pero ella mira hacia delante.
—¿Por qué no has tenido sexo en casi un año? —digo de nuevo—.
¿No te gustó ninguno de los chicos que conociste en Italia?
No puedo ver su rostro, pero el lenguaje de su cuerpo demuestra que
esto podría ser una cosa. La cosa que lo cambia todo para mí.
—Hubo sólo un chico en Italia —dice suavemente—. Pero no quiero
hablar sobre él. Y sí, él es el por qué no he tenido sexo en casi un año. —
Me echa un vistazo—. Mira, sé que mi reputación me precede y no sé si ese
es el por qué me trajiste aquí o qué esperas que suceda al final de esta
cita, pero ya no soy esa chica.
42
Levanto las piernas, por lo que mi columpio está girando hacia
delante de nuevo. —Lo único que esperaba para el final de esta cita era un
beso en tu porche delantero —digo—. Y tal vez un accidental toque de
pechos.
No se ríe. Y de repente odio haberla traído aquí.
—Six, no te traje aquí esperando algo. Sí, he traído chicas aquí en el
pasado, pero es sólo porque vivo al otro lado de la calle y vengo aquí un
montón. Y sí, tal vez traje aquí a todas esas chicas para tener algo de
privacidad mientras nos besábamos, pero es probablemente porque sólo
quería que se callaran y me besaran ya que me sacaban de quicio. Pero
sólo te traje aquí porque todavía no estaba listo para llevarte a casa. Ni
siquiera quería besuquearme contigo porque me gusta demasiado hablar
contigo.
Cierro los ojos, deseando no haber dicho todo eso. Sé que a las
chicas les gustan los chicos que juegan a hacerse pasar por idiotas
desinteresados. Generalmente soy malditamente bueno haciendo esa
parte, pero no con Six. Tal vez porque usualmente soy un idiota
desinteresado, pero con ella estoy tan interesado, curioso e ilusionado
como puedo estarlo.
—¿Cuál es tu casa? —pregunta.
Apunto al otro lado de la calle. —Esa —digo, señalando la única con
las luces de la sala de estar encendidas.
—¿En serio? —pregunta, sonando genuinamente interesada—. ¿Está
tu familia en casa?
Asiento. —Sí, pero no vas a conocerlos. Son unos malvados
mentirosos y ya les dije que nunca iba a llevarte a casa para conocerlos.
Puedo sentirla darse vuelta y mirarme. —¿Les dijiste que nunca ibas
a llevarme a tu casa para conocerlos? ¿Así que ya me mencionaste?
Encuentro su mirada. —Sí, podría haberte mencionado.
Sonríe. —¿Cuál es tu habitación?
—La primera ventana a la izquierda de la casa. La habitación de
Chunk es la de la ventana en la derecha. La que tiene la luz encendida.
Se levanta de nuevo. —¿Está desbloqueada tu ventana? Quiero ver
cómo luce tu habitación.
Jesús, es entrometida.
—No quiero que veas mi habitación. No estoy preparado. Es un
desastre.
Comienza a caminar hacia la calle. —Voy a ir de todas formas.
Inclino la cabeza y gimo, luego me levanto y la sigo hacia la casa.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
43
—Eres increíble —digo cuando alcanzamos mi ventana. Presiona sus
palmas contra el cristal y lo empuja hacia arriba. La ventana no se mueve,
así que la empujo a un lado y la abro para ella—. Nunca me he colado
dentro de mi propia habitación —admito—. Me he escabullido fuera, pero
nunca dentro.
Comienza a subirse sobre la cornisa, así que la agarro por la cintura
y la ayudo. Pone una pierna por encima del borde y se desliza en el
interior. Me meto detrás de ella, luego camino hacia el tocador y enciendo
la lámpara. Escaneo la habitación para asegurarme de que no hay nada
que no quiero que vea. Pateo un par de bóxers debajo de la cama.
—Los vi —susurra. Camina hacia mi cama y presiona las palmas
contra el colchón, luego se endereza. Escanea la habitación lentamente,
asimilando todo sobre mí. Se siente raro, como si estuviera expuesto.
—Me gusta tu habitación —dice.
—Es una habitación.
Difiere con una sacudida de su cabeza. —No, es más que eso. Aquí
es donde vives. Aquí es donde duermes. Aquí es donde has sentido la
mayor privacidad en toda tu vida. Es más que sólo una habitación.
—No se siente demasiado privado ahora mismo —digo, observándola
mientras mueve su mano a través de cada superficie de mi habitación.
Gira su cabeza y me mira, luego se voltea totalmente.
—¿Qué cosa en esta habitación es la que cuenta el mayor secreto
sobre ti?
Me río, sin aliento. —No voy a decirte eso.
Alza la cabeza. —Así que tengo razón. Tienes secretos.
—Nunca dije que no tenía.
—Cuéntame uno —pide—, sólo uno.
Se los diré todos si sigue mirándome así. Es tan malditamente
adorable. Camino lentamente hacia ella y aspira una bocanada de aire. Me
detengo cuando estoy a varios centímetros, luego muevo la cabeza hacia
mi colchón. —Nunca he besado a una chica en esta cama —le susurro.
Mira hacia el colchón, luego de regreso a mí. —Espero que realmente
no creas que crea que nunca te has besado con una chica en tu
habitación.
Me río. —No dije eso. Dije que nunca había besado a una chica en
esta cama en particular. Estaba siendo honesto, porque es un colchón
nuevo. Lo tengo desde la semana pasada.
44
Puedo ver el cambio en sus ojos. La pesada subida y caída de su
pecho. Le gusta que esté tan cerca, y le gusta que esté insinuando que
quiero besarla en mi cama.
Sus ojos caen en ella. —¿Estás diciendo que quieres besarme en tu
cama?
Me inclino más cerca, hasta que mis labios están justo al lado de su
oído. —¿Estás diciendo que me dejarías?
Inhala rápidamente y me encanta el hecho de que ambos estemos
sintiendo esto. Deseo demasiado besarla en mi cama. Lo quiero incluso
más de lo que quise la maldita cama. Diablos, ni siquiera me importa si es
en la cama. Sólo quiero besarla. No me importa dónde. La besaría en
cualquier lugar en el que me permita besarla.
Cierro el pequeño espacio entre nuestros cuerpos descansando mis
manos en sus caderas y atrayéndola a mí. Sus manos vuelan hasta mis
brazos y jadea. Hundo mis dedos en sus caderas y apoyo mi mejilla contra
la suya. Mi boca aún está rozando su oreja mientras cierro los ojos,
disfrutando la sensación de esto.
Amo la forma en que huele. Amo la forma en que se siente. E incluso
aunque no le haya dado realmente un beso honesto, ya amo la forma en
que besa.
—Daniel —susurra. Mi nombre choca contra mi hombro cuando sale
rápidamente de su boca—. ¿Me llevarías a casa ahora?
Me estremezco al escuchar sus palabras, inmediatamente
preguntándome qué hice mal. Me quedo quieto por varios largos segundos,
esperando a que sentirla contra mí ya no me tenga completamente
paralizado.
—No hiciste nada mal —dice, inmediatamente aliviando la duda
construyéndose dentro de mí—. Es sólo que creo que debería ir a casa.
Su voz es suave y dulce y de repente odio a cada chico en su pasado
que ha fallado en conocer este lado de ella.
No la suelto inmediatamente. Vuelvo mi cabeza un poco hasta que
mi frente está tocando un lado de su cabeza. —¿Lo amaste? —pregunto,
dejando que mi brillante cerebro arruine completamente este momento
entre nosotros.
—¿A quién?
—Al chico en Italia —aclaro—. El que te lastimó. ¿Lo amaste?
Su frente se encuentra con mi hombro y la manea en la que no
puede responder a esa pregunta releva su respuesta, pero también me
llena de muchas más preguntas. Quiero preguntarle si aún lo ama. Si aún
está con él. Si aún hablan.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
45
Sin embargo, no digo nada, porque tengo el presentimiento de que
no estaría aquí conmigo justo ahora si alguna de esas cosas fuera el caso.
Llevo mi mano hacia su nuca y presiono mis labios en su cabello. —Vamos
a llevarte a casa —susurro.
—Gracias por invitarme a cenar —dice cuando llega a la puerta
principal.
—En realidad no me diste opción. Saliste de tu casa sin un centavo y
luego me pusiste la cuenta en la cara.
Se ríe mientras le quita el seguro a la puerta, pero todavía no la
abre. Se da la vuelta y levanta la mirada, mirándome a través de largas y
gruesas pestañas, tengo que abstenerme de estirar la mano y tocarlas.
Besarla en la cena fue definitivamente espontáneo, pero estaba
seguro de que haría de este momento algo más fácil.
No lo hace.
En todo caso, siento aún más presión de besarla porque ya pasó una
vez esta noche. Y el hecho de que ya pasó y sé lo malditamente bien que se
siente me hace quererlo aún más, pero ahora tengo miedo de que lo haya
aumentado demasiado.
Comienzo a inclinarme hacia ella cuando sus labios se parten.
—¿Vas a usar la lengua esta vez? —susurra.
Cierro los ojos con fuerza y doy un paso atrás, completamente
alterado por su comentario. Froto mis manos sobre mi cara y gruño.
—Maldita sea, Six. Ya me sentía inadecuado. Ahora acabas de
ponerle expectativas.
Está sonriendo cuando la miro de nuevo. —Oh, definitivamente hay
expectativas —dice en broma—. Espero que esto sea la cosa más
alucinante que he experimentado, así que es mejor que cumplas.
Suspiro, preguntándome si el momento puede posiblemente ser
recuperado. Lo dudo. —No te voy a besar ahora.
Asiente. —Sí lo vas a hacer.
Cruzo las manos sobre el pecho. —No. No lo haré. Acabas de
producirme ansiedad de rendimiento.
Da un paso hacia mí y desliza las manos entre mis brazos cruzados,
empujando contra ellos hasta que se abren. —Daniel Wesley, me debes
46
una repetición ya que me hiciste besarte en un restaurante lleno de gente
junto a un pañal sucio.
—No estaba lleno —interrumpo.
Me mira. —¡Pon tus manos en mi rostro y tírame contra esta pared y
desliza algo de lengua! ¡Ahora!
Antes de que pueda reírse de sí misma, mis manos están tomando
su rostro, su espalda está presionada contra la pared de su casa y mis
labios están en los suyos. Pasa tan rápido, que la toma con la guardia baja
y jadea, lo que causa que sus labios se abran más de lo que
probablemente quería. Tan pronto como acaricio la punta de su lengua
con la mía, está apretando mi camisa con los puños y acercándome más.
Inclino la cabeza y profundizo el beso, queriendo darle todas las
sensaciones que posiblemente puede obtener de un beso y quiero que las
tenga todas a la vez.
Esta vez mi boca no está teniendo problemas recordando qué hacer.
Con lo que estoy teniendo problemas es con el recordar cómo reducir la
velocidad. Sus manos están en mi cabello y si gime en mi maldita boca
una vez más me temo que podría llevarla hasta el asiento trasero de mi
auto y trataría de degradar esta cita.
No puedo hacer eso. No puedo, no puedo, no puedo. Esta chica ya
me gusta demasiado y estaría maldito si esta no es nuestra primera cita y
ya me tiene pensando en la siguiente. Coloco mis manos en la pared detrás
de su cabeza y me obligo a apartarme de ella.
Los dos estamos sin aliento. Jadeando. Estoy respirando más
pesadamente de lo que cualquier beso me ha hecho respirar antes. Sus
ojos están cerrados y amo absolutamente cómo no los abre
inmediatamente cuando he terminado de besarla. Me gusta que al parecer
quiere saborear la manera en la que la hago sentir, justo como quiero
saborearla.
—Daniel —susurra.
Gimo y bajo mi frente hacia la de ella, tocando su mejilla con mi
mano. —Me haces amar mi nombre demasiado.
Abre los ojos y doy un paso atrás, mirándola, aún acariciando su
mejilla. Me está mirando de la misma manera en la que la estoy viendo.
Como si no pudiéramos creer nuestra suerte.
—Será mejor que no llegues a ser un idiota —dice en voz baja.
—Y será mejor que hayas terminado con ese chico en Italia —le
respondo.
Asiente. —Lo hice —dice, aunque sus ojos parecen decir una historia
diferente. Trato de no leer más allá porque lo que sea que sea, ahora no
importa. Ella está aquí conmigo. Y está feliz por ello. Lo puedo notar.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
47
—Será mejor que no vuelvas con la chica que rompió tu corazón
anoche —añade.
Niego con la cabeza. —Nunca. No después de esto. No después de ti.
Se ve aliviada con mi respuesta.
—Esto es aterrador —susurra—. Nunca he tenido un novio. No sé
cómo funciona esto. ¿Las personas se vuelven exclusivas así de rápido?
¿Se supone que pretendamos que no estamos así de interesados durante
algunas citas más?
Oh, Dios mío.
Nunca me había excitado por una chica reclamándome como suyo.
Normalmente corro en la otra dirección. Ella está borrando cada cosa que
pensé que sabía sobre mí mismo con cada nueva frase que pasa por esos
labios.
—No tengo interés en fingir desinterés —digo—. Si quieres llamarte
mi novia la mitad de lo que yo deseo que lo hagas, entonces me ahorrarías
muchas súplicas. Porque literalmente estaba a punto de caer sobre mis
rodillas y suplicarte.
Entrecierra los ojos juguetonamente. —Sin súplicas. Eso grita
desesperación.
—Tú me desesperas —le digo, presionando mis labios de nuevo en
los suyos. Decido mantener el beso simple, aunque quiero tomar su rostro
de nuevo y mantenerla contra la pared. Me alejo de ella y nos quedamos
mirándonos. Nos miramos por tanto tiempo que comienzo a preocuparme
de que haya puesto algún tipo de hechizo sobre mí, porque nunca he
querido mirar a una chica como la quiero mirar a ella. Sólo mirarla hace
que mi corazón se queme y que mi pecho se contraiga y estoy
asustándome porque apenas la conozco y acabamos de hacernos
exclusivos.
—¿Eres una bruja? —pregunto.
Su risa regresa y de pronto no me importa si es una bruja. Si este es
un hechizo que ha puesto en mí, espero que nunca se rompa.
—No tengo idea de quién eres y ahora eres mi maldita novia. ¿Qué
demonios me has hecho?
Levanta las manos defensivamente. —Oye, no me culpes. He pasado
dieciocho años declinando novios y luego apareces de la nada con tu boca
vulgar y terriblemente raros primeros besos y mírame. Soy una hipócrita.
—Ni siquiera sé tu número de teléfono —digo.
—Ni siquiera sé tu cumpleaños —dice.
—Eres la peor novia que he tenido.
48
Se ríe y la beso de nuevo. Noto que tengo que besarla cada vez que
se ríe y ríe mucho. Lo que significa que tengo que besarla mucho. Dios,
espero que no se ría enfrente de Sky o Holder porque va a ser
malditamente difícil no besarla.
—Será mejor que no le digas a Sky sobre nosotros —le digo—. No
quiero que Holder lo sepa aún.
—¿Qué hay de la escuela? Me inscribo mañana. ¿No crees que será
obvio cuando interactuemos?
—Pretenderemos que nos odiamos. Puede ser divertido.
Inclina su rostro y encuentra mi boca de nuevo, dándome un
pequeño beso. —¿Pero cómo planeas mantener tus manos lejos de mí?
Deslizo mi otra mano por su cintura. —No mantendré mis manos
lejos de ti. Sólo te tocaré cuando no estén mirando.
—Esto va a ser muy divertido —susurra.
Sonrío y la acerco a mí de nuevo. —Tienes toda la razón. —Bajo la
cabeza y la beso una última vez. La suelto, luego estiro la mano por detrás
de ella y le doy vuelta al pomo de la puerta, abriendo la puerta principal—.
Nos vemos mañana.
Retrocede dos pasos y se dirige a la casa, pero tomo su muñeca y
tiro de ella afuera. Envuelvo un brazo alrededor de su cintura y me inclino
hasta que mis labios tocan los suyos. —Olvidé tocar accidentalmente tu
pecho.
Atrapo su risa con mi boca y rozo su pecho con la palma de mi
mano, luego inmediatamente me alejo de ella. —Oops. Lo siento.
Está cubriendo su risa con la mano mientras retrocede a su casa.
Cierra la puerta e inmediatamente caigo de rodillas, y luego sobre mi
espalda. Miro el techo del porche de su casa, preguntándome qué
demonios pasó con mi corazón.
La puerta se abre lentamente y me mira, tumbado en el porche como
un idiota.
—Sólo necesito un minuto para recuperarme —le digo, sonriéndole.
Ni siquiera estoy excusando el hecho de que estoy vergonzosamente
afectado por ella. Me guiña un ojo, luego comienza a cerrar la puerta.
—Six espera —digo, levantándome. Abre la puerta de nuevo y estiro
la mano para tomar el marco de la puerta, luego me inclino hacia ella—.
Sé que terminé con alguien apenas anoche, pero necesito que sepas que
no eres un despecho. Lo sabes, ¿verdad?
Asiente. —Lo sé —dice con confianza—. Tampoco tú.
Con eso, vuelve a su casa y cierra la puerta.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
49
Cristo.
Maldito ángel.
50
3
Traducido por Buty Maddox, katyandrea & Aimetz
Corregido por SammyD
—¡Vamos! —le digo por quinta vez.
Agarra su mochila y gime, luego se levanta y empuja su silla. —
¿Cuál es tu problema, Daniel? Nunca tienes prisa para llegar a la escuela.
—Bebe el resto de su jugo de naranja. Estoy de pie en la puerta en la que
he estado durante cinco minutos, listo para salir. Mantengo abierta la
puerta y la sigo al exterior.
Una vez que estamos en el coche ni siquiera espero a que ella cierre
la puerta antes de ponerlo en reversa.
—En serio, ¿por qué tienes tanta prisa? —pregunta.
—No tengo prisa —le digo a la defensiva—. Estabas siendo muy
lenta.
La última cosa que necesita saber es lo absolutamente patético que
soy. Tan patético que he estado despierto durante dos horas, esperando
hasta que pudiéramos salir. Probablemente ni siquiera veré a Six hasta el
almuerzo si no tenemos clases juntos, así que realmente no sé por qué
estoy apurado.
Había pensado en eso. Espero que sí tengamos clases juntos.
—¿Cómo estuvo tu cita anoche? —pregunta Chunk mientras se pone
el cinturón de seguridad.
—Bien —digo.
—¿La besaste?
—Síp.
—¿Te gusta?
—Sí.
—¿Cómo se llama?
—Six.
—No, en serio. ¿Cuál es su nombre?
—Six.
U N A N O V E L A D E H O P E L E S S
51
—No, no el apodo que le diste. ¿Cómo la llaman los demás?
Giro mi cabeza y la miro. —Six. La llaman Six.
Chunk arruga la nariz. —Qué extraño.
—Le queda bien.
—¿La quieres?
—Nop.
—¿Te gustaría?
—Sí…
Guau.
Espera.
¿Me gustaría?
No sé. Puede ser. ¿Sí? Mierda. No sé. ¿Cuán jodido es romper con
una chica hace dos días y ya estar contemplando la posibilidad de amar a
otra persona?
Bueno, técnicamente, no creo que realmente amara a Val. En cierto
modo me pareció que lo hice en alguna ocasión, pero creo que si una
persona está real y verdaderamente enamorada, entonces tiene que ser
incondicional. Lo que sentía por Val no era definitivamente incondicional.
Tenía condiciones para cada sensación que tenía de ella. Diablos, la única
razón por la que alguna vez la invité a salir en primer lugar fue que
durante unos quince segundos, pensé que era Cenicienta.
Después de esa experiencia en el armario el año pasado, la
misteriosa chica era todo en lo que podía pensar. La busqué por todas
partes, a pesar de que no tenía ni idea de cómo lucía. Estaba bastante
seguro de que tenía el pelo rubio, pero estaba oscuro, así que podría haber
sido un error. Escuché la voz de cada chica que pasaba para ver si sonaba
como ella. El problema era, que todas se parecían. Es difícil memorizar
una voz cuando no tienes una cara que la respalde, así que siempre
encontraba cosas pequeñas que me recordaban a ella en todas las chicas
con las que hablaba.
Con Val, en realidad me convencí de que era Cenicienta. Una tarde,
caminaba junto a ella en el pasillo de camino a clase de historia. La había
visto en el pasado, pero nunca le presté mucha atención porque parecía
un poco exigente para mí. Choqué accidentalmente con su hombro cuando
pasaba cerca porque miraba en otra dirección y hablaba con otra persona.
Ella gritó detrás de mí. —Cuidado, muchacho.
Me quedé inmóvil en mi camino. Estaba demasiado asustado para
dar la vuelta porque oírla utilizar el término “muchacho” me había
convencido de que estaba a punto de encontrarme cara a cara con la chica
52
del ropero. Cuando finalmente gané el coraje para dar vuelta, me quedé
anonadado por lo caliente que era. Siempre tuve la esperanza de que si
alguna vez supiera quién era Cenicienta estaría atraído por ella. Pero Val
era mucho más caliente que lo que había estado fantaseando.
Caminé hacia ella y le hice repetir lo que dijo. Parecía sorprendida,
pero lo repitió de todos modos. Cuando las palabras salieron de su boca de
nuevo, inmediatamente me incliné y la besé. Tan pronto como la besé,
supe que no era Cenicienta. Su boca era diferente. No estaba mal, sólo
diferente. Cuando me retiré después de darme cuenta que no era ella, me
molesté un poco conmigo mismo por no limitarme a dejar que se fuera.
Nunca iba a saber quién era la chica, así que no tenía sentido insistir.
Además, Val estaba realmente caliente. Me esforcé para invitarla a salir
ese día y así comenzó “la relación”.
—Acabas de pasar mi escuela —dice Chunk.
Piso el freno cuando me doy cuenta de que tiene razón. Pongo el
coche en reversa y hacia arriba, a continuación, estaciono para dejarla
salir. Ella mira por la ventana del pasajero y suspira.
—Daniel, llegamos tan temprano que todavía no hay nadie más.
Me inclino hacia delante y miro por la ventana, explorando la
escuela. —No es cierto —digo, señalando a alguien en un lugar del
estacionamiento—. Hay alguien.
Niega con la cabeza. —Ese es el tipo de mantenimiento. Le gané al
maldito tipo de mantenimiento de la escuela. —Abre la puerta y sale, luego
se da vuelta y se inclina en el coche antes de cerrar la puerta—. ¿También
tengo que programarte para que puedas estar aquí para recogerme una
hora más temprano? ¿Hoy tu cerebro está atrapado en la hora del Este?
Ignoro su comentario y cierra la puerta, entonces acelero y conduzco
hacia la escuela.
No sé qué tipo de coche conduce, así que estaciono en mi lugar de
siempre y espero. Hay algunos otros coches aquí, incluyendo el de Sky y
Holder, pero sé que están en la pista de atletismo como lo hacen todos los
días.
No puedo creer que no sepa qué tipo de coche conduce. Todavía no
sé su número de teléfono. O su cumpleaños. O su color favorito o lo que
quiere ser cuando sea mayor, o por qué diablos eligió Italia para su
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella
Finding cinderella

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Nindja 059 derek finegan - osveta nindje
Nindja 059   derek finegan - osveta nindjeNindja 059   derek finegan - osveta nindje
Nindja 059 derek finegan - osveta nindje
zoran radovic
 
Kupdf.com ashtonfrederick 67-lun-i-razmena-zla
Kupdf.com ashtonfrederick 67-lun-i-razmena-zlaKupdf.com ashtonfrederick 67-lun-i-razmena-zla
Kupdf.com ashtonfrederick 67-lun-i-razmena-zla
zoran radovic
 
Nindja 046 derek finegan - pakleni kvartet
Nindja 046   derek finegan - pakleni kvartetNindja 046   derek finegan - pakleni kvartet
Nindja 046 derek finegan - pakleni kvartet
zoran radovic
 
Sepupu Ku Yang Hot Perawan
Sepupu Ku Yang Hot PerawanSepupu Ku Yang Hot Perawan
Sepupu Ku Yang Hot Perawan
beesingle41
 
Benih Papa Mertua
Benih Papa MertuaBenih Papa Mertua
Benih Papa Mertua
beesingle41
 
Nindja 055 derek finegan - i vetar je rekao smrt
Nindja 055   derek finegan - i vetar je rekao smrtNindja 055   derek finegan - i vetar je rekao smrt
Nindja 055 derek finegan - i vetar je rekao smrt
zoran radovic
 

La actualidad más candente (20)

Nindja 059 derek finegan - osveta nindje
Nindja 059   derek finegan - osveta nindjeNindja 059   derek finegan - osveta nindje
Nindja 059 derek finegan - osveta nindje
 
Kupdf.com ashtonfrederick 67-lun-i-razmena-zla
Kupdf.com ashtonfrederick 67-lun-i-razmena-zlaKupdf.com ashtonfrederick 67-lun-i-razmena-zla
Kupdf.com ashtonfrederick 67-lun-i-razmena-zla
 
Nindja 046 derek finegan - pakleni kvartet
Nindja 046   derek finegan - pakleni kvartetNindja 046   derek finegan - pakleni kvartet
Nindja 046 derek finegan - pakleni kvartet
 
ĐỀ CƯƠNG ÔN TẬP TIẾNG ANH LỚP 5
ĐỀ CƯƠNG ÔN TẬP TIẾNG ANH LỚP 5ĐỀ CƯƠNG ÔN TẬP TIẾNG ANH LỚP 5
ĐỀ CƯƠNG ÔN TẬP TIẾNG ANH LỚP 5
 
Marcel and the Mona Lisa
Marcel and the Mona LisaMarcel and the Mona Lisa
Marcel and the Mona Lisa
 
29 dijamanti iz pakla
29  dijamanti iz pakla29  dijamanti iz pakla
29 dijamanti iz pakla
 
BÀI TẬP BỔ TRỢ CÓ FILE NGHE + LUYỆN CHUYÊN SÂU TIẾNG ANH I-LEARN SMART WORLD ...
BÀI TẬP BỔ TRỢ CÓ FILE NGHE + LUYỆN CHUYÊN SÂU TIẾNG ANH I-LEARN SMART WORLD ...BÀI TẬP BỔ TRỢ CÓ FILE NGHE + LUYỆN CHUYÊN SÂU TIẾNG ANH I-LEARN SMART WORLD ...
BÀI TẬP BỔ TRỢ CÓ FILE NGHE + LUYỆN CHUYÊN SÂU TIẾNG ANH I-LEARN SMART WORLD ...
 
GIÁO ÁN TIẾNG ANH 6 GLOBAL SUCCESS CẢ NĂM THEO CÔNG VĂN 5512 (2 CỘT) NĂM HỌC ...
GIÁO ÁN TIẾNG ANH 6 GLOBAL SUCCESS CẢ NĂM THEO CÔNG VĂN 5512 (2 CỘT) NĂM HỌC ...GIÁO ÁN TIẾNG ANH 6 GLOBAL SUCCESS CẢ NĂM THEO CÔNG VĂN 5512 (2 CỘT) NĂM HỌC ...
GIÁO ÁN TIẾNG ANH 6 GLOBAL SUCCESS CẢ NĂM THEO CÔNG VĂN 5512 (2 CỘT) NĂM HỌC ...
 
luan van thac si A study on the translation of noun phrases in business cont...
luan van thac si  A study on the translation of noun phrases in business cont...luan van thac si  A study on the translation of noun phrases in business cont...
luan van thac si A study on the translation of noun phrases in business cont...
 
Cerita Dewasa ML Dengan Ibu Ibu Tetangga Rumahku Yang Binal
Cerita Dewasa ML Dengan Ibu Ibu Tetangga Rumahku Yang BinalCerita Dewasa ML Dengan Ibu Ibu Tetangga Rumahku Yang Binal
Cerita Dewasa ML Dengan Ibu Ibu Tetangga Rumahku Yang Binal
 
Watching My Wife Ch. 02
Watching My Wife Ch. 02
Watching My Wife Ch. 02
Watching My Wife Ch. 02
 
DemPeo (1)
DemPeo (1)DemPeo (1)
DemPeo (1)
 
Diez Mujeres - Marcela Serrano.pdf
Diez Mujeres - Marcela Serrano.pdfDiez Mujeres - Marcela Serrano.pdf
Diez Mujeres - Marcela Serrano.pdf
 
Sepupu Ku Yang Hot Perawan
Sepupu Ku Yang Hot PerawanSepupu Ku Yang Hot Perawan
Sepupu Ku Yang Hot Perawan
 
Năng lực đọc hiểu và hứng thú học tiếng anh của sinh viên năm nhất
Năng lực đọc hiểu và hứng thú học tiếng anh của sinh viên năm nhấtNăng lực đọc hiểu và hứng thú học tiếng anh của sinh viên năm nhất
Năng lực đọc hiểu và hứng thú học tiếng anh của sinh viên năm nhất
 
Benih Papa Mertua
Benih Papa MertuaBenih Papa Mertua
Benih Papa Mertua
 
Nindja 055 derek finegan - i vetar je rekao smrt
Nindja 055   derek finegan - i vetar je rekao smrtNindja 055   derek finegan - i vetar je rekao smrt
Nindja 055 derek finegan - i vetar je rekao smrt
 
Tell tale heart
Tell tale heartTell tale heart
Tell tale heart
 
Welcome to promise city 4400 castellano tercer libro basado en la serie, y e...
Welcome to promise city 4400 castellano  tercer libro basado en la serie, y e...Welcome to promise city 4400 castellano  tercer libro basado en la serie, y e...
Welcome to promise city 4400 castellano tercer libro basado en la serie, y e...
 
BÀI TẬP BỔ TRỢ TIẾNG ANH I-LEARN SMART WORLD 4 - CẢ NĂM (CÓ FILE NGHE + ĐÁP ...
BÀI TẬP BỔ TRỢ TIẾNG ANH I-LEARN SMART WORLD 4 - CẢ NĂM (CÓ FILE NGHE + ĐÁP ...BÀI TẬP BỔ TRỢ TIẾNG ANH I-LEARN SMART WORLD 4 - CẢ NĂM (CÓ FILE NGHE + ĐÁP ...
BÀI TẬP BỔ TRỢ TIẾNG ANH I-LEARN SMART WORLD 4 - CẢ NĂM (CÓ FILE NGHE + ĐÁP ...
 

Similar a Finding cinderella

Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
gabriela290160
 
Cien cepilladas antes de dormir. melisa p
Cien cepilladas antes de dormir. melisa pCien cepilladas antes de dormir. melisa p
Cien cepilladas antes de dormir. melisa p
Wilson Dumetat
 
397626257-1-Vibraciones-Raphaele-Frier-pdf.pdf
397626257-1-Vibraciones-Raphaele-Frier-pdf.pdf397626257-1-Vibraciones-Raphaele-Frier-pdf.pdf
397626257-1-Vibraciones-Raphaele-Frier-pdf.pdf
joseBalderas28
 
1 The Risk - S. T Abby.pdf
1 The Risk - S. T Abby.pdf1 The Risk - S. T Abby.pdf
1 The Risk - S. T Abby.pdf
Amara693682
 

Similar a Finding cinderella (20)

Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
Toaz.info a-traves-de-ti-ariana-godoy-pr 0bf48fe80dfbb2bb3b35a1e891eea6fe (1)
 
Colleen hoover never, never
Colleen hoover   never, neverColleen hoover   never, never
Colleen hoover never, never
 
Never Never
Never NeverNever Never
Never Never
 
Consumed 1
Consumed 1Consumed 1
Consumed 1
 
After- Mil pedazos.pdf
After- Mil pedazos.pdfAfter- Mil pedazos.pdf
After- Mil pedazos.pdf
 
Volar sobre el pantano
Volar sobre el pantanoVolar sobre el pantano
Volar sobre el pantano
 
Amor a los 14 by blue jeans
Amor a los 14 by blue jeansAmor a los 14 by blue jeans
Amor a los 14 by blue jeans
 
Copia_de_Violet_y_Finch_Jennifer_Niven.0e64.pdf
Copia_de_Violet_y_Finch_Jennifer_Niven.0e64.pdfCopia_de_Violet_y_Finch_Jennifer_Niven.0e64.pdf
Copia_de_Violet_y_Finch_Jennifer_Niven.0e64.pdf
 
Born to fight-Tara Brown
Born to fight-Tara BrownBorn to fight-Tara Brown
Born to fight-Tara Brown
 
Crave
CraveCrave
Crave
 
Cien cepilladas antes de dormir. melisa p
Cien cepilladas antes de dormir. melisa pCien cepilladas antes de dormir. melisa p
Cien cepilladas antes de dormir. melisa p
 
Capitulo 86
Capitulo 86Capitulo 86
Capitulo 86
 
Could've been Mine
Could've been MineCould've been Mine
Could've been Mine
 
397626257-1-Vibraciones-Raphaele-Frier-pdf.pdf
397626257-1-Vibraciones-Raphaele-Frier-pdf.pdf397626257-1-Vibraciones-Raphaele-Frier-pdf.pdf
397626257-1-Vibraciones-Raphaele-Frier-pdf.pdf
 
01 torn from you nashoda rose
 01   torn from you nashoda rose 01   torn from you nashoda rose
01 torn from you nashoda rose
 
1 The Risk - S. T Abby.pdf
1 The Risk - S. T Abby.pdf1 The Risk - S. T Abby.pdf
1 The Risk - S. T Abby.pdf
 
Tardes de otoño-Joana Marcus.pdf
Tardes de otoño-Joana Marcus.pdfTardes de otoño-Joana Marcus.pdf
Tardes de otoño-Joana Marcus.pdf
 
Cap 2
Cap 2Cap 2
Cap 2
 
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdfCuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Volar Sobre El Pantano.pdf
 
Las cosas que a veces nos pasan son por andar de curiosos
Las cosas que a veces nos pasan son por andar de curiososLas cosas que a veces nos pasan son por andar de curiosos
Las cosas que a veces nos pasan son por andar de curiosos
 

Finding cinderella

  • 1.
  • 2. 2 Esta traducción fue hecha sin fines de lucro. Es una traducción de fans para fans. Si el libro llega a tu país, apoya al escritor comprando su libro. También puedes apoyar al autor con una reseña, siguiéndolo en redes sociales y ayudándolo a promocionar su libro. ¡Disfruta la lectura!
  • 3. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 3 STAFF Moderadoras Annabelle & Deydra Eaton Traductoras Annabelle Deydra Eaton Issel Aleja E Nnancy Mel Markham Vanessa VR Val_17 Dylan Andrade Juli CrisCras Francisca Abdo Arias Buty Maddox Katyandrea Aimetz Sofí Fullbuster Julieyrr Sasu.Funes Mel Cipriano Moni Mery West Correctoras ElyCasdel niki26 Gabbita SammyD xx.MaJo.xx mariaesperanza.nino Paltonika Alessa Meliizza Melii Lectura Final Juli Diseño Deydra Eaton
  • 4. 4 ÍNDICE Sinopsis Prólogo Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Agradecimientos Sobre el Autor
  • 5. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 5 SINOPSIS Un casual encuentro en la oscuridad conduce a Daniel, de dieciocho años, y a la chica que se tropieza contra él a profesar su amor el uno por el otro. Pero este amor viene con condiciones: ambos se ponen de acuerdo en que sólo durará una hora y que será dejado la imaginación. Cuando la hora termina y la chica sale corriendo como Cenicienta, Daniel intenta convencerse a sí mismo que lo que sucedió entre ellos sólo parecía perfecto porque ambos pretendían que lo era. Momentos como ese con chicas como esa no sucedían más allá de los cuentos de hadas. Un año y una mala relación después, su incredulidad ante el amor instantáneo se derrumba el día en que conoce a Six: una chica con un nombre extraño y una personalidad aún más extraña. Daniel pronto se da cuenta que todo lo que sentía por Cenicienta y todo lo que siente por Six no resulta tan diferente después de todo. Especialmente cuando los dos amores de su vida terminan siendo la misma persona. Desafortunadamente para Daniel, encontrar a Cenicienta no garantiza su felices para siempre… de hecho, lo complica aún más. Hopeless #2.5
  • 6. 6 PRÓLOGO Traducido por Vanessa VR, Mel Cipriano & Val_17 Corregido por ElyCasdel —¿Te hiciste un tatuaje? Es la tercera vez que le había preguntado a Holder lo mismo, pero es que simplemente no le creo. Está fuera de lugar para él. Sobre todo porque no soy yo el que lo alentó. —Jesús, Daniel —gruñe al otro extremo de la línea—. Detente. Y deja de preguntarme por qué. —Es algo extraño un tatuaje en ti. Hopeless. Es un término muy deprimente. Pero aun así, estoy impresionado. —Me tengo que ir. Te llamaré después esta semana. Suspiro en el teléfono. —Dios, esto apesta, hombre. Lo único bueno de toda esta escuela desde que te mudaste es el quinto período. —¿Qué hay en el quinto período? —pregunta Holder. —Nada. Se olvidaron de asignarme una clase, así que me escondo en el armario de mantenimiento todos los días durante una hora. Holder se ríe. Me doy cuenta de que lo estoy escuchando reír por primera vez desde que Les murió hace dos meses. Quizás mudarse a Austin será realmente bueno para él. Suena la campana y sostengo el teléfono con el hombro, doblo mi chaqueta y luego la tiro al piso del armario de mantenimiento. Apago la luz. —Te llamaré más tarde. Hora de la siesta. —Hasta pronto —dice Holder. Termino la llamada y programo la alarma para cincuenta minutos después, luego coloco el teléfono en el mostrador. Bajo al piso y me acuesto. Cierro los ojos y pienso cuanto apesta este año. Odio que Holder esté pasando por lo que ha tenido que pasar y no hay una maldita cosa que pueda hacer al respecto. Nadie que sea cercano a mí ha muerto, y mucho menos alguien tan cercano como una de mis hermanas. Una hermana gemela, para ser exactos. Ni siquiera trato de darle consejos, pero creo que le gusta eso. Creo que me necesita sólo para continuar siendo él mismo, porque Dios sabe
  • 7. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 7 que todo el mundo en toda esta maldita escuela no tiene ni idea de cómo actuar cerca de él. Si no estuvieran todos esos imbéciles estúpidos, probablemente todavía estaría aquí y la escuela no apestaría la mitad de lo que lo hace. Pero apesta. Todo el mundo en este lugar apesta y los odio a todos. Odio a todo el mundo ya que son la razón de que Holder ya no está aquí. Estiro las piernas delante de mí y cruzo los tobillos, luego doblo el brazo sobre los ojos. Por lo menos tengo quinto período. Quinto período es agradable. Mis ojos se abren rápidamente y me quejo cuando algo cae sobre mí. Escucho el sonido de la puerta golpeando al cerrarse. ¿Qué demonios? Pongo mis manos en lo que sea que acaba de caer sobre mí y empiezo a rodarlo fuera de mí cuando mis manos rozan una cabeza llena de pelo suave. ¿Es un ser humano? ¿Una chica? Una chica cayó sobre mí. En el armario de mantenimiento. Y está llorando. —¿Quién diablos eres? —pregunto con cautela. Sea quien sea, trata de empujarse lejos de mí, pero los dos parecemos estar turnándonos para movernos en la misma dirección. Me levanto y trato de rodarla a mi lado, pero nuestras cabezas chocan. —Mierda —dice. Caigo de nuevo en la almohada improvisada y agarro mi frente. —Lo siento —murmuro. Ninguno de los dos se mueve en esta ocasión. Puedo oírla sollozando tratando de no llorar. No puedo ver dos centímetros en frente de mí, porque la luz todavía está apagada, pero de repente no me importa que aún esté encima de mí porque huele increíble. —Creo que estoy perdida —dice—. Pensé que caminaba hacia el baño. Niego con la cabeza, aunque sé que no lo puede ver. —No es un baño —le digo—. Pero, ¿por qué lloras? ¿Te lastimaste cuando te caíste?
  • 8. 8 Siento todo su cuerpo suspirando encima de mí y aunque no tengo ni idea de quién es o qué aspecto tiene, puedo sentir su tristeza y me hace sentir un poco triste también. No estoy seguro de cómo sucede, pero mis brazos la envuelven y su mejilla baja a mi pecho. En el transcurso de cinco segundos, vamos desde lo extremadamente incómodo a una especie de comodidad, como si hiciéramos esto todo el tiempo. Es raro y normal, caliente y triste y extraño y realmente no quiero dejarla ir. Se siente una especie de euforia, como si estuviéramos en una especie de cuento de hadas. Como si fuera Campanita y yo Peter Pan. No, espera. No quiero ser Peter Pan. Tal vez ella puede ser Cenicienta y yo seré su príncipe encantado. Sí, me gusta más esa fantasía. Cenicienta es caliente cuando es muy pobre y está sudorosa y esclavizada sobre la estufa. También se ve bien en su vestido de fiesta. Tampoco hace daño que estemos reunidos en un armario de escobas. Muy apropiado. La siento llevar una mano a su cara, más como enjugándose una lágrima. —Los odio —dice en voz baja. —¿A quién? —A todo el mundo —dice—. Odio a todo el mundo. Cierro los ojos y levanto mi mano, luego la paso sobre su cabello, haciendo todo lo posible para consolarla. Por fin, alguien que realmente lo entiende. No estoy seguro de por qué odia a todo el mundo, pero tengo la sensación de que tiene una razón muy válida. —Yo también los odio a todos, Cenicienta. Se ríe en voz baja, probablemente confundida de por qué me referí a ella como Cenicienta. Como sea, acabo de hacerla reír, por lo menos no son más lágrimas. Su risa es intoxicante y trato de pensar en cómo puedo conseguir que lo haga de nuevo. Estoy tratando de pensar en algo gracioso que decir cuando levanta su rostro de mi pecho y siento su movimiento hacia adelante. Antes de darme cuenta, siento sus labios en los míos y no estoy seguro de si debo empujarla o rodar encima de ella. Empiezo a levantar mis manos a su rostro, pero se aleja tan rápido como me besó. —Lo siento —dice—. Tengo que irme. —Coloca sus manos a mi lado en el suelo y comienza a levantarse, pero agarro su cara y la tiro hacia abajo, otra vez encima de mí. —No —le digo. Llevo su boca de nuevo a la mía y la beso. Mantengo nuestros labios apretados firmemente mientras la bajo a mi lado y la tiro contra mí de modo que su cabeza está descansando en mi chaqueta. Su aliento sabe como caramelos de frutas Starburst y me dan ganas de seguir besándola hasta que pueda identificar cada sabor.
  • 9. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 9 Su mano toca mi brazo y le da un fuerte apretón justo cuando mi lengua se desliza dentro de su boca. Esa sería fresa, en la punta de su lengua. Mantiene la mano en mi brazo, moviéndola de vez en cuando a mi nuca, y luego regresando a mi brazo. Mantengo mi mano en su cintura, en ningún momento tratando de tocarla en otra parte. Lo único que exploramos es la boca del otro. Nos besamos sin hacer otro sonido. Nos besamos hasta que la alarma suena en mi teléfono. A pesar del ruido, ninguno de los dos deja de besarse. Ni siquiera dudamos. Nos besamos otro minuto sin parar hasta que suena la campana afuera en el pasillo y de repente los casilleros se cierran de golpe y la gente está hablando y todo nuestro momento es robado por todos los factores externos inconvenientes de la escuela. Mantengo mis labios contra los suyos, y luego retrocedo lentamente. —Tengo que ir a clase —susurra. Asiento, a pesar de que no puede verme. —Yo también —le respondo. Comienza a deslizarse de debajo de mí. Cuando ruedo sobre mi espalda, la siento moverse más cerca de mí. Su boca se encuentra con la mía brevemente una vez más, luego se aleja y se levanta. Al segundo que abre la puerta, la luz del pasillo se filtra y cierro los ojos con fuerza, lanzando el brazo por encima de mi cara. Oigo la puerta cerrarse detrás de ella y para el momento que me ajusto a la luminosidad, la luz se ha ido de nuevo. Suspiro pesadamente. También me quedo en el suelo hasta que mi reacción física a ella baja. No sé quién demonios era o por qué diablos terminó aquí, pero le pido a Dios que vuelva. Necesito todo un infierno de mucho más de eso. No volvió al día siguiente. O el día después de eso. De hecho, hoy se cumple exactamente una semana desde que, literalmente, cayó en mis brazos, y me he convencido de que tal vez todo ese día fue un sueño. La noche antes me había quedado casi toda la noche despierto viendo películas de zombis con Chunk, pero a pesar de que llevaba dos horas de sueño, no estaba seguro de que hubiera podido imaginármelo. Mis fantasías no son tan divertidas. Aunque ella no regresara, todavía no tengo un quinto período y hasta que alguien se dé cuenta de eso, voy a seguir escondiéndome aquí. En realidad, dormí demasiado anoche, así que no estoy cansado. Saco mi teléfono y le envío un mensaje a Holder, justo cuando la puerta del armario empieza a abrirse. —¿Estás aquí, muchacho? —la oigo susurrar.
  • 10. 10 Mi corazón inmediatamente toma ritmo, y no puedo decir si es porque regresó o porque la luz está encendida y no estoy muy seguro de querer ver cómo se ve cuando abra la puerta. —Estoy aquí —le digo. La puerta está todavía apenas abierta. Ella desliza una mano dentro y la mueve por la pared hasta que encuentra la luz, entonces la apaga. La puerta se abre y entra en la habitación, luego la cierra rápidamente. —¿Puedo ocultarme contigo? —pregunta. Su voz suena un poco diferente a la última vez. Suena más feliz. —No vas a llorar hoy —le digo. La siento hacer su camino hacia mí. Roza mi pierna y puede sentir que estoy sentado en un mostrador, por lo que tantea a mí alrededor hasta que encuentra un lugar vacío. Se empuja a sí misma y se sienta a mi lado. —Hoy no estoy triste —dice, su voz mucho más cerca esta vez. —Bien. —Hay silencio durante unos segundos, pero es bueno. No estoy seguro de por qué regresó o por qué le tomó una semana, pero me alegro de que esté aquí. —¿Por qué estabas aquí la semana pasada? —pregunta—. ¿Y por qué estás aquí ahora? —Percance de programación. Nunca me asignaron un quinto período, por lo que me escondo y espero que la administración no se dé cuenta. Se ríe. —Astuto. —Sip. El silencio vuelve durante más o menos un minuto. Nuestras manos están agarrando el borde de la mesa y cada vez que balancea sus piernas, sus dedos apenas tocan los míos. Finalmente muevo mi mano sobre la suya y la tiro en mi regazo. Se siente extraño sólo tomar su mano así, pero la semana pasada nos besuqueamos por casi quince minutos consecutivos, por lo que tomarse de las manos en realidad es retroceder una base. Desliza sus dedos entre los míos y nuestras palmas se encuentran, entonces doblo mis dedos sobre los de ella. —Esto es bueno —dice—. Nunca sostuve la mano de nadie. Me congelo. ¿Qué edad tiene? —No estás en preparatoria, ¿verdad?
  • 11. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 11 Se ríe. —Dios no. Sólo nunca sostuve la mano de nadie. Los chicos con los que he estado parecen olvidar esta parte. Pero es bueno. Me gusta. —Sí —concuerdo—. Es bueno. —Espera —dice—. Tú no estás en preparatoria, ¿verdad? —No. Todavía no —le digo. Balancea su pierna hacia un lado y me patea, entonces nos reímos. —Esto es un poco raro, ¿cierto? —pregunta. —Complicado. Hay muchas cosas que podrían considerarse raras, así que no estoy seguro de a lo que te refieres. Siento sus hombros encogiéndose. —No lo sé. Esto. Nosotros. Besarnos, hablar y tomarnos de la mano sin siquiera saber cómo nos vemos. —Soy muy bien parecido —le digo. Se ríe. —Lo digo en serio. Si pudieras verme ahora mismo, estarías en tus rodillas pidiendo que sea tu novio, así podrías alardear frente a toda la escuela. —Muy improbable —dice—. Yo no tengo novios. Sobrevalorado. —Si no te tomas de las manos y no tienes novios, entonces, ¿qué haces? Suspira. —Casi todo lo demás. Tengo una gran reputación, ¿sabes? De hecho, es posible que hayamos tenido relaciones sexuales antes y ni siquiera nos dimos cuenta de ello. —No es posible. Me recordarías. Se ríe de nuevo y por mucho que me divierto hablando con ella, esa risa me da ganas de arrastrarla al suelo conmigo y no hacer nada más que besarla otra vez. —¿Realmente eres bien parecido? —pregunta con escepticismo. —Terriblemente guapo —le respondo. —Déjame adivinar. Cabello oscuro, ojos marrones, grandes abdominales, dientes blancos, vistes Abercrombie & Fitch. —Cerca —le digo—. Cabello marrón claro, acertaste en los ojos, los abdominales y los dientes, pero visto American Eagle Outfitters hasta el final. —Impresionante —dice.
  • 12. 12 —Mi turno —digo—. Cabello grueso rubio, grandes ojos azules, un pequeño y adorable vestido blanco con un sombrero a juego, piel azul, y estás cerca de los sesenta centímetros de altura. Se ríe a carcajadas. —¿Te sientes atraído por Pitufina? —Un hombre puede soñar. Todavía está riendo y el sonido de su risa en realidad le hace daño a mi corazón. Me duele porque realmente quiero saber quién es esta chica, pero sé que cuando me entere, probablemente no voy a quererla tanto como la quiero ahora. Inhala una bocanada de aire cuando su risa se calma y luego la sala queda en silencio. Muy tranquilo, casi incómodo. —No voy a volver aquí después de hoy —dice en voz baja. Aprieto su mano, sorprendido por la tristeza que sentí ante esa confesión. —Voy a mudarme. No de inmediato, pero pronto. Este verano. Creo que sería tonto si vuelvo aquí, porque, al final vamos a tener que encender la luz o nos equivocaremos y diremos nuestros nombres, y no creo querer saber quién eres. Muevo mi pulgar sobre su mano. —¿Por qué has vuelto hoy, entonces? Exhala una respiración suave. —Quería darte las gracias. Me río en voz baja. —¿Por qué? ¿Por besarte? Eso es todo lo que hice. —Sí —dice, como si fuera obvio—. Exactamente. Por besarme. Por sólo besarme. ¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que un hombre sólo me besó? Después de irme, la semana pasada, traté de recordar, pero no pude. Cada vez que un hombre me ha besado, siempre ha estado tan apurado por pasar a lo que viene después de los besos, que no creo que alguien se haya tomado el tiempo de darme un buen y verdadero beso. Niego con la cabeza. —Eso es muy deprimente —le digo—. Pero no me des demasiado crédito. He sido conocido por querer correr más allá de esa parte en el pasado. Simplemente no me importó no hacerlo la semana pasada porque eres una besadora bastante fenomenal. —Sí —dice con confianza—. Lo sé. Imagínate cómo se sentiría hacerme el amor. Me trago el repentino nudo en la garganta. —Créeme, lo he hecho. Por cerca de siete días seguidos. Sus piernas dejan de balancearse a mi lado. No sé si la hice sentir incómoda con ese comentario.
  • 13. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 13 —¿Sabes qué es lo más triste? —pregunta—. Nadie nunca me hizo el amor. Esta conversación se dirige en una dirección extraña. Ya puedo decirlo. —Eres joven. Hay mucho tiempo para eso. La virginidad es en realidad algo caliente, por lo que no tienes nada de qué preocuparte. Se ríe, pero es una risa triste en esta ocasión. Es extraño cómo ya puedo distinguir sus risas. —No soy para nada una virgen —dice—. Por eso es lo triste. Soy bastante experta en el departamento de las relaciones sexuales, pero mirando hacia atrás… Nunca he amado a ninguno. Ninguno de ellos me ha amado, tampoco. A veces me pregunto si el sexo con alguien que realmente te ama es diferente. Mejor. Pienso en su pregunta y me doy cuenta de que no tengo una respuesta. Nunca he amado a nadie, tampoco. —Buena pregunta —le digo—. Es un poco triste que ambos hayamos tenido sexo varias veces, pero ninguno de nosotros jamás ha amado a nadie. Dice mucho sobre nuestro carácter, ¿no te parece? —Sí —dice en voz baja—. Claro que sí. Bastante triste la verdad. Permanecemos en silencio por un tiempo y todavía me aferro a su mano. No puedo dejar de pensar en el hecho de que nunca nadie le tomó la mano. Esto me hace preguntarme si alguna vez he sostenido las manos de alguna de las chicas con las que he tenido relaciones sexuales. No es que haya habido un montón, pero las suficientes para que sea capaz de recordar tomar una de sus manos. —Yo podría ser uno de esos tipos —confieso avergonzado—. No sé si alguna vez he tomado la mano de una chica. —Estás sosteniendo la mía —dice. Asiento lentamente. —Así es, lo estoy. Unos cuantos segundos de silencio pasan antes de que ella hable de nuevo. —¿Y si me voy de aquí en cuarenta y cinco minutos y nunca más sostengo la mano de otro tipo? ¿Y si voy por la vida como estoy ahora? ¿Y si los chicos siguen dándome por sentado y no hago nada para cambiarlo? ¿Y si tengo mucho sexo, pero nunca voy a saber lo que se siente hacer el amor? —Entonces no hagas eso. Encuentra un buen tipo, átalo y haz el amor con él todas las noches.
  • 14. 14 Gime. —Eso me aterroriza. Tan curiosa como me siento por encontrar la diferencia entre hacer el amor y tener sexo… mi postura en las relaciones hace que sea imposible de descubrir. Pienso en el comentario por un tiempo. Es raro, porque suena un poco como a la versión femenina de mí. No estoy seguro de estar tan en contra de las relaciones como ella, pero definitivamente nunca le he dicho a una chica que la amaba, y realmente espero que eso no ocurra por realmente mucho tiempo. —¿De verdad no regresarás? —le pregunto. —De verdad —dice. Dejo ir su mano, presiono mis palmas en el armario y luego salto. Me muevo y me paro frente a ella, luego coloco mis manos a cada lado de ella. —Vamos a resolver nuestro dilema en este momento. Se inclina hacia atrás. —¿Qué dilema? Muevo mis manos, las coloco sobre sus caderas y luego la jalo hacia mí. —Tenemos unos buenos cuarenta y cinco minutos para trabajar. Estoy bastante seguro de que podría hacerte el amor en cuarenta y cinco minutos. Podemos ver qué se siente y si incluso vale la pena tener relaciones en el futuro. De esta manera cuando salgas de aquí, no te preocuparás sobre nunca saber lo que se siente. Se ríe nerviosamente, luego se inclina hacia mí de nuevo. —¿Cómo haces el amor con alguien de quien no estás enamorado? Me inclino hacia delante hasta que mi boca está al lado de su oreja. —Fingimos. Puedo oír la respiración atrapada en sus pulmones. Gira su cara ligeramente hacia la mía y siento sus labios rozar mi mejilla. —¿Y si somos malos actores? —susurra. Cierro los ojos, porque la posibilidad de que realmente podría estar haciendo el amor con esta chica en cuestión de minutos es casi demasiado para afrontarlo. —Deberías audicionar para mí —dice—. Sólo si eres convincente entonces podría estar de acuerdo con esta absurda idea tuya. —Trato —le digo. Doy un paso atrás, me quito la camiseta y luego la pongo en el suelo. Agarro mi chaqueta del mostrador y la despliego, entonces también la pongo en el suelo. Me giro de vuelta al mostrador, luego la recuesto. Ella se me rodea, enterrando su cabeza en mi cuello. —¿Dónde está tu camiseta? —pregunta, pasando sus manos sobre mi hombro. La bajo al piso, sobre su espalda. Fácilmente me tiro a su lado y la empujo contra mí.
  • 15. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 15 —Estás acostada sobre ella —respondo. —Oh —dice—. Eso fue considerado de tu parte. Llevo mi mano a su mejilla. —Eso es lo que la gente hace cuando están enamorados. Siento su sonrisa. —¿Cuán enamorados estamos? —En todas las formas —digo. —¿Por qué? ¿Qué es lo que amas tanto de mí? —Tu risa —digo inmediatamente, no estoy seguro de cuánto de eso es en realidad inventado—. Amo tu humor. También amo la manera en que metes tu pelo detrás de las orejas cuando estás leyendo. Y amo como odias hablar por teléfono casi tanto como yo. Realmente amo que me dejes esas pequeñas notas todo el tiempo con tu letra adorable. Y amo que tú ames tanto a mi perro, porque a él realmente le agradas. También amo ducharme contigo. Esas siempre son divertidas. Deslizo mi mano por su mejilla a su nuca. Tiro mi boca hacia adelante y descanso mis labios contra los suyos. —Guau —dice contra mi boca—, eres muy convincente. Sonrío y me alejo. —Deja de salirte del personaje —bromeo—. Ahora es tu turno. ¿Qué amas de mí? —Amo a tu perro —dice—. Es un perro genial. También amo como abres las puertas para mí a pesar de que se supone que quiero hacerlo por mí misma. Amo que no intentas fingir que te gustan las viejas películas en blanco y negro como todos, porque me enfadan como el infierno. También amo cuando estoy en tu casa y cada vez que tus padres miran hacia otro lado, me robas pequeños besos. Mi parte favorita de ti, sin embargo, es cuando te atrapo mirándome. Amo que no mires hacia otro lado y me observes sin pedir disculpas, como si no estuvieras avergonzado de que no puedas dejar de mirarme. Es todo lo que quieres hacer porque piensas que soy la cosa más increíble que has visto. Amo lo mucho que me amas. —Tienes toda la razón —le susurro—, amo mirarte. Beso su boca, luego dejo un sendero de besos por su mejilla hasta la mandíbula. Presiono mis labios contra su oreja y aunque sé que estamos fingiendo, mi boca se seca al pensar en las palabras a punto de pasar por mis labios. Lo dudo, casi decidiendo que no lo haré. Pero una parte aun mayor de mí quiere decirlo. Una gran parte de mí desea lo que podría significar y una pequeña parte piensa que probablemente lo sea. Corro mis manos hacia arriba y por su cabello. —Te amo —susurro. El próximo aliento que aspira es profundo. Mi corazón está martilleando en mi pecho y estoy quieto, esperando su próximo
  • 16. 16 movimiento. No tengo ni idea de lo que viene después. Por otra parte, tampoco ella. Sus manos se mueven por mis hombros y poco a poco se abren camino hasta mi cuello. Inclina la cabeza hasta que su boca está alineada en mi oído. —Te amo más —susurra. Puedo sentir la sonrisa en sus labios y me pregunto si coincide con la sonrisa en mi cara. No sé por qué de pronto estoy disfrutando tanto esto, pero lo estoy. —Eres tan hermosa —le susurro, moviendo mis labios a su boca—. Tan malditamente hermosa. Y cada uno de esos tipos que de alguna manera pasaron eso por alto son unos completos idiotas. Cierra la distancia entre nuestros labios y la beso, pero esta vez el beso parece mucho más íntimo. Por un breve momento, realmente siento como si de verdad amo todas esas cosas de ella y ella realmente ama todas esas cosas sobre mí. Estamos besándonos, tocándonos y tirando del resto de nuestra ropa con tanta prisa, que se siente como si estuviéramos con un temporizador. Supongo que técnicamente lo estamos. Saco mi billetera del bolsillo de mis pantalones y agarro un condón, entonces me acomodo de vuelta contra ella. —Puedes cambiar de opinión —murmuro, esperando al infierno que no lo haga. —Tú también puedes —dice. Me río. Se ríe. Entonces ambos nos callamos de una maldita vez y pasamos el resto de la hora demostrando exactamente cuánto nos amamos. Estoy en mis rodillas, recogiendo tranquilamente nuestra ropa. Después deslizo mi camiseta sobre mi cabeza, tiro de ella hacia arriba y la ayudo con su propia blusa. Me levanto y me pongo los pantalones, luego la ayudo a ponerse de pie. Descanso mi barbilla en la cima de su cabeza y la jalo hacia mí, reconociendo el ajuste perfecto. —Podría encender la luz antes de que te vayas —le digo—. ¿No estás un poco curiosa por ver la cara del hombre del cual estás locamente enamorada?
  • 17. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 17 Sacude la cabeza contra mi pecho con su risa. —Lo arruinará todo —dice. Sus palabras son amortiguadas por mi camiseta, así que levanta su cabeza de mi pecho e inclina su cara hacia la mía—. No vamos a arruinarlo. Una vez que descubramos quien es el otro, vamos a encontrar algo que no nos gusta. Tal vez un montón de cosas que no nos gustan. Éste momento es perfecto. Siempre podremos tener este recuerdo perfecto de que alguna vez amamos a alguien. La beso de nuevo, pero no mucho porque la campana suena. Ella no suelta su agarre de mi cintura. Simplemente presiona su cabeza contra mi pecho de nuevo y me aprieta más fuerte. —Tengo que irme —dice. Cierro los ojos y asiento. —Lo sé. Estoy sorprendido de lo mucho que no quiero que se vaya, sabiendo que nunca la veré de nuevo. Casi le ruego que se quede, pero también sé que tiene razón. Sólo se siente perfecto porque estamos fingiendo que lo es. Comienza a alejarse de mí, así que levanto mis manos a sus mejillas por última vez. —Te amo, nena. Espérame después de la escuela, ¿de acuerdo? En nuestro lugar habitual. —Sabes que estaré ahí —dice—. Y también te amo. —Se pone de puntillas y presiona sus labios con los míos, duro, desesperado y triste. Se aleja y hace su camino a la puerta. Tan pronto como empieza a abrirla, camino rápidamente hacia ella y cierro la puerta con mi mano. Presiono mi pecho contra su espalda y bajo mi boca a su oído. —Desearía que esto pudiera ser real —le susurro. Pongo mi mano en el pomo de la puerta y la abro, luego giro mi cabeza cuando ella se desliza por la puerta. Suspiro y corro mis manos por mi cabello. Creo que necesito unos minutos antes de que pueda dejar esta habitación. No estoy seguro de querer olvidar todavía la forma en que huele. De hecho, me paro aquí en la oscuridad y trato con todas mis fuerzas de guardar cada cosa de ella en mi memoria, ya que es el único lugar en donde alguna vez la veré de nuevo.
  • 18. 18 1 Traducido por Aleja E & Mel Markham Corregido por niki26 Un año después. —¡Oh, Dios mío! —digo, frustrado—. Relájate. —Encendí el auto justo cuando Val entró y cerró la puerta enfurruñada, y luego se empujó contra el asiento. Tan pronto como está dentro del coche, la abrumadora cantidad de perfume que lleva, comienza a asfixiarme. Abro la ventana, pero sólo lo suficiente para que no piense que la estoy insultando. Ella sabe cuánto me molesta ese perfume, especialmente cuando las chicas huelen como si se bañasen en él, pero nunca parece importarle lo que pienso, porque continúa aplicándose todo el frasco —Eres tan inmaduro, Daniel —murmura. Voltea la visera hacia abajo, saca su lápiz labial de su bolso, y comienza a aplicárselo—. Estoy empezando a preguntarme si alguna vez vas a cambiar. ¿Cambiar? ¿Qué demonios se supone que significa eso? —¿Por qué debería cambiar? —le pregunto, inclinando la cabeza por curiosidad. Suspira y deja caer su lápiz labial en el bolso, frota sus labios juntos, y se vuelve hacia mí. —¿Así que me vas a decir que estás contento con la manera en la que te comportas? ¿Qué? ¿La manera en que me comporto? ¿Realmente está comentando sobre mi manera de comportarme? ¿La misma chica que he visto insultar a camareras por algo tan simple como el exceso de hielo en su vaso, está comentando realmente sobre mi manera de comportarme? Hemos estado juntos una y otra vez desde hace meses y no he tenido ni una sola pista de que esté esperando que eventualmente yo cambie. Esperando que me convierta en alguien que no soy. Ahora que pienso en eso… sigo regresando con ella, pensando en que es la única que debería cambiar. Para estar bien de una vez por todas.
  • 19. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 19 Pero en realidad, las personas son lo que son y nunca cambian. ¿Entonces por qué demonios Val y yo continuamos perdiendo nuestro tiempo en esta relación agotadora si ni siquiera nos gusta la manera de ser del otro? —No lo creo —dice con aire de suficiencia, asumiendo incorrectamente que mi silencio era el reconocimiento de que no estoy contento con la forma en que actúo. En realidad, mi silencio era por el momento de claridad que he necesitado desde el día en que la conocí. Me quedo en silencio hasta que nos estacionamos en su camino de entrada. Dejo el auto en marcha, lo que indica que esta noche no tengo planes de ir dentro con ella. —¿Te vas? —pregunta. Asiento y miro por la ventanilla del lado del conductor. No quiero mirarla, porque soy un hombre y ella es caliente y sé que si la miro, mi momento de claridad en cuanto a nuestra relación se convertirá en niebla y voy a terminar en el interior de su casa, reconciliándome con ella en su cama como siempre lo hago. —Tú no eres el único que está enojado, Daniel. Te comportaste ridículo esta noche. ¡Y nada menos que delante de mis padres! ¿Cómo esperas que te aprueben alguna vez, si actúas de la manera en que lo hiciste? Tengo que exhalar despacio, calmando mi respiración por lo que no levanto mi voz como ella lo está haciendo en este momento. —¿Cómo me comporto, Val? Porque fui yo mismo en la cena, al igual que soy cada minuto del día. —Exactamente —dice—. ¡Hay tiempo y lugar para tus apodos estúpidos y payasadas inmaduras, y la cena con mis padres no era el momento ni el lugar! Me froto las manos en la cara por frustración, entonces me doy la vuelta y la miro. —Este soy yo —le digo, haciendo un gesto hacia mí mismo—. Si no te gusta todo de mí, entonces tenemos problemas graves, Val. No voy a cambiar y, sinceramente, no sería justo de mi parte pedirte que cambies, tampoco. Nunca te pediría que pretendas ser algo que no eres, que es exactamente lo que me estás pidiendo ahora. No voy a cambiar, nunca voy a cambiar y realmente me gustaría que te largaras de mi coche en este momento porque tu perfume está haciendo que me den jodidas náuseas. Sus ojos se estrechan y agarro su bolso de la consola y se lo tiro. — Oh, eso es muy bonito, Daniel. Insultas mi perfume para vengarte de mí. ¿Ves lo que quiero decir? Eres el epítome de la inmadurez. —Abre la puerta del coche y desabrocha su cinturón de seguridad.
  • 20. 20 —Bueno, al menos no estoy pidiéndote que cambies tu perfume —le digo en tono burlón. Niega con la cabeza. —No puedo seguir con esto —dice, saliendo del coche—. Hemos terminado, Daniel. Esta vez para siempre. —Gracias a Dios —digo lo suficientemente alto como para que me oyera. Cierra la puerta y se marcha hacia su casa. Bajo la ventana de su lado para airear el perfume y salgo de su entrada de autos. ¿Dónde diablos está Holder? Si no me quejo con alguien acerca de ella, voy a dar un jodido grito. Me subo por la ventana de Sky y ella está sentada en el suelo, hurgando en unas fotos. Levanta la mirada y sonríe mientras entro a su habitación. —Hola, Daniel —dice. —Hola, Tetas de Queso —le digo mientras me caigo sobre la cama—. ¿Dónde está tu novio desesperanzado? Señala con la cabeza por la puerta de su dormitorio. —Están en la cocina haciendo helado. ¿Quieres un poco? —No —digo—. Estoy muy desconsolado para comer algo en este momento. Se ríe. —¿Val, está teniendo un mal día? —Val está teniendo una mala vida —le digo—. Y después de esta noche por fin me di cuenta que no quiero ser parte de ella. Levanta las cejas. —¿Ah, sí? Suena serio esta vez. Me encojo de hombros. —Rompimos hace una hora. ¿Y quiénes son ellos? Me lanza una mirada confusa, por lo que aclaro mi pregunta. — Dijiste que estaban en la cocina preparando helado. ¿Quiénes son ellos? Sky abre la boca para contestar cuando su puerta del dormitorio se abre y Holder entra con dos copas de helado en la mano. Una chica está detrás de él con su propio tazón de helado y una cuchara colgando de su boca. Saca la cuchara de sus labios y patea la puerta del dormitorio para cerrarla con el pie, luego se vuelve hacia la cama y se detiene cuando me ve.
  • 21. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 21 Me parece vagamente familiar, pero no puedo ubicarla. Lo cual es extraño, porque es linda como el infierno y siento como si debería saber su nombre o recordar dónde la he visto, pero no lo hago. Ella se acerca a la cama y se sienta en el extremo opuesto de la misma, mirándome todo el tiempo. Deja caer la cuchara en su helado, y luego vuelve a poner la cuchara de nuevo en su boca. No puedo dejar de mirar la cuchara. Creo que me encanta esa cuchara. —¿Qué estás haciendo aquí? —me pregunta Holder. Lamentablemente tengo que retirar mis ojos de la chica del helado y ver como él se sienta en el suelo junto a Sky y recoge algunas de las fotos. —He terminado con ella, Holder —digo, estirando las piernas en la cama—. Para siempre. Está jodidamente loca. —Pero pensé que por eso la amabas —dice burlonamente. Pongo los ojos en blancos. —Gracias por la comprensión, Dr. Shitmitten. Sky quita algunas imágenes de la mano de Holder. —Creo que es realmente en serio esta vez —le dice—. No más de Val. —Sky trata de lucir triste por mí, pero sé que está aliviada. Val nunca encajó con ellos dos. Ahora que lo pienso, realmente nunca encajó conmigo, tampoco. Holder me mira con curiosidad. —¿Terminaron para siempre? ¿En serio? —Suena extrañamente impresionado. —Sí, de verdad, verdad. —¿Quién es Val? —pregunta la chica del helado—. O mejor aún, ¿quién eres tú? —Oh, mi error —interrumpe Sky. Señala una y otra vez entre la chica helado y yo—. Six este es el mejor amigo de Dean, Daniel. Daniel, este es mi mejor amiga, Six. Nunca me acostumbraré a escuchar a Sky llamarlo Dean, pero su presentación me da una excusa para mirar hacia la cuchara de nuevo. Six la saca de su boca y la apunta a mí. —Encantada de conocerte, Daniel — dice. ¿Cómo demonios puedo robar esa cuchara antes de que se vaya? —¿Por qué el sonido de tu nombre me es familiar? —le pregunto. Se encoge de hombros. —No lo sé. ¿Tal vez porque seis1 es un número bastante común? Es eso, o has oído hablar de la puta furiosa que soy. 1 Juego de palabras ya que Six es su nombre y Six significa Seis.
  • 22. 22 Me río. No sé por qué me río, ya que su comentario no fue realmente divertido. En realidad fue un poco molesto. —No, no es eso —le digo, todavía confundido en cuanto a por qué su nombre suena tan familiar. No creo que Sky nunca la haya mencionado frente a mí antes. —La fiesta del año pasado —dice Holder, obligándome a volver a mirarlo. Estoy bastante seguro que ruedo los ojos cuando tengo que apartar la mirada de ella, pero no quiero. Prefiero mucho más mirarla a ella que a Holder—. ¿Recuerdas? —dice—. Fue la semana que volví de Austin y unos días antes de que conociera a Sky. ¿La noche que Grayson te dio una paliza por decir que tomaste la virginidad de Sky? —Oh, ¿te refieres a la noche en la que me quitaste de encima de él antes de que tuviera la oportunidad de patear su trasero? —Todavía me molesto de tan sólo pensar en eso. Podría haberlo golpeado si Holder no se hubiera metido en medio. —Sí —confirma Holder—. Jaxon mencionó algo esa noche sobre Sky y Six, pero no sabía quiénes eran para entonces. Creo que ahí fue que oíste su nombre. —Espera, espera, espera —dice Sky, moviendo las manos en el aire y mirándome como si estuviera loco—. ¿A qué te refieres con que Grayson te dio una paliza porque dijiste que tomaste mi virginidad? ¿Qué diablos, Daniel? Holder pone una mano tranquilizadora en la espalda baja de Sky. — Está bien, cariño. Sólo lo dijo para hacer enojar a Grayson porque estaba a punto de patear el trasero de ese idiota por la forma en la que hablaba de ti. Sky está sacudiendo la cabeza, todavía confundida. —Pero no me conocías. Acabas de decir que fue unos días antes de que me conocieras, entonces ¿por qué te enojaría el que Grayson estuviera diciendo mierda de mí? Miro a Holder, también, esperando su respuesta. Nunca pensé sobre eso, pero es extraño que estuviera enojado por los comentarios de Grayson cuando no conocía a Sky en ese momento. —No me gustó como hablaba de ti —dice, inclinándose para besar el costado de la cabeza de Sky—. Me hizo pensar que probablemente hablaba igual de Les y me enfureció. Mierda. Por supuesto que pensaría eso. Ahora realmente deseo que me hubiera dejado patear el trasero de Grayson esa noche. —Eso es muy dulce, Holder —dice Six—. La protegías desde antes de conocerla. Holder se ríe. —Oh, no sabes ni la mitad, Six.
  • 23. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 23 Sky levanta la mirada hacia él y se sonríen el uno al otro, casi como si tuvieran algún tipo de secreto, luego ambos vuelven su atención de regreso a las fotos en el suelo frente a ellos. —¿Qué son esas? —pregunto, indagando entre las fotos. —Para el anuario —dice Six, respondiéndome. Coloca el tazón de helado en la cama a su lado, luego levanta los pies y se sienta cruzando las piernas—. Aparentemente se supone que subamos fotos nuestras de niños para la página principal, así que Sky está buscando entre las fotos que Karen le dio. —¿Fuiste a la misma escuela que nosotros? —pregunto, refiriéndome al hecho de que se incluyó en la explicación de la tarea. Sé que fuimos a una escuela enorme, pero tengo la sensación de que la recordaría, especialmente si es la mejor amiga de Sky. —No estuve en esa escuela hasta último año —dice—. Pero estaré allí una vez que llegue el lunes. —Lo dice como si no estuviera deseando que llegue. No puedo evitar sonreír con su respuesta. No me importaría ver a esta chica regularmente. —Entonces, ¿eso significa que te unirás a nuestra alianza en la cafetería? —Me inclino y tomo el tazón de helado que no terminó y lo acerco a mí, luego doy una mordida. Me observa mientras cierro los labios alrededor de la cuchara y la saco de mi boca. Arruga la nariz, mirando la cuchara. —Podría tener herpes, ¿sabes? —dice. Le sonrío y le guiño un ojo. —De alguna forma hiciste que herpes suene atractivo. Se ríe, pero su tazón es de repente arrancado de mis manos por Holder y me saca de la cama. Mis pies golpean el suelo y me empuja hacia la ventana. —Vete a casa, Daniel —dice él, dejando ir mi camisa mientras vuelve al suelo junto a Sky. —¿Qué diablos, hombre? —grito. Sin embargo, en serio. ¿Qué diablos? —Es la mejor amiga de Sky —dice, moviendo la mano hacia Six—. No tienes permitido coquetear con ella. Si ustedes dos se enredan sólo va a causar tensión y hacer que las cosas estén raras, no quiero eso. Ahora vete y no vuelvas hasta que puedas estar cerca de ella sin tener los pensamientos pervertidos que sé que están pasando por tu mente. Por primera vez en mi vida, creo que de verdad estoy sin palabras. Quizás debería asentir y estar de acuerdo con él, pero el idiota acaba de cometer el error más grande que podría hacer.
  • 24. 24 —Mierda, Holder —me quejo, pasando las manos por mi cara—. ¿Por qué diablos tienes que ir y hacer eso? Acabas de sacarla de los límites, hombre. —Comienzo a caminar hacia la ventana. Una vez que estoy fuera, meto mi cabeza y lo miro—. Deberías haberme dicho que saliera con ella, entonces es más probable que no estuviera interesado. Pero tenías que ir y prohibirla, ¿no? —Vaya, Daniel —dice Six, sin entusiasmo—. Me alegra saber que me consideras un ser humano y no un desafío. —Mira a Holder mientras se levanta de la cama—. Y no me había dado cuenta que tenía un quinto hermano sobreprotector —dice, caminando hacia la ventana—. Los veo luego chicos. Probablemente debería ir a rebuscar entre mis propias fotos antes del lunes, de todas formas. Holder me mira de nuevo cuando doy un paso al costado y le permito a Six salir por la ventana. Él no dice nada, pero la mirada que me da es una advertencia silenciosa de que Six está completamente fuera de los límites para mí. Levanto las manos defensivamente, luego cierro la ventana cuando Six ya está afuera. Camina unos pocos metros hasta la casa de al lado y empieza a subir por esa ventana. —¿Tomas atajos por las ventanas todo el tiempo, o resulta que vives en esa casa? —pregunto, caminando hacia ella. Una vez que está dentro, da una vuelta y saca la cabeza. —Esta es mi ventana —dice—. Y ni siquiera pienses en entrar. Esta ventana ha estado fuera de servicio durante casi un año y no tengo planes de reabrirla para los negocios. Mete su cabello rubio largo hasta los hombros detrás de las orejas y doy un paso atrás, esperando que un poco de distancia permita que mi corazón deje de atacar las paredes de mi pecho. Pero ahora que Holder estúpidamente la declaro fuera de los límites, todo lo que quiero hacer es descubrir una forma de reactivar su ventana. —¿De verdad tienes cuatro hermanos mayores? Asiente. Odio el hecho de que tenga cuatro hermanos mayores, pero sólo porque representa cuatro razones más por las que no debería salir con ella. Eso sumado a que Holder la sacó de los límites, y sé que es la única cosa en la que seré capaz de pensar ahora. Gracias Holder. Muchas gracias. Descansa su barbilla en su mano y me mira. Está oscuro fuera, pero la luna sobre nosotros proyecta una luz justo hacia su cara y luce como un maldito ángel. Ni siquiera sé si la gente debería usar las palabras maldito y ángel en la misma idea, pero mierda. De verdad luce como un maldito ángel, con su cabello rubio y sus grandes ojos. Ni siquiera estoy seguro de qué color son porque está oscuro y realmente no presté atención
  • 25. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 25 cuando nos encontrábamos en la habitación de Sky, pero cualquiera que sea el color, es mi nuevo color favorito. —Eres muy carismático —dice. Jesús. Su voz me mata por completo. —Gracias. Eres bastante linda también. Se ríe. —No dije que eras lindo, Daniel. Dije que eras carismático. Hay una diferencia. —No tanto —digo—. ¿Te gusta la italiana? Frunce el ceño y retrocede unos centímetros como si la hubiera insultado. —¿Por qué me preguntarías eso? Su reacción me confunde. No tengo idea de cómo ese comentario puede haberla ofendido. —Uh… ¿nunca te han invitado a una cita antes? El ceño fruncido desaparece de su rostro y se asoma de nuevo. —Oh. Te refieres a la comida. Como que estoy un poco cansada de la comida italiana, de hecho. Acabo de volver de siete meses de intercambio allí. Si me estás pidiendo ir a una cita, preferiría el sushi. —Nunca comí sushi —admito, intentando procesar el hecho de que estoy bastante seguro de que acaba de aceptar ir a una cita conmigo. —¿Cuándo? Esto fue demasiado fácil. Creí que pelearía y me haría rogarle un poco como Val siempre hacía. Me encanta que no esté jugando. Es directa y hasta ahora eso me gusta de ella. —No puedo llevarte esta noche —digo—. Una perra psicótica me rompió el corazón hace una hora y necesito más tiempo para recuperarme de esa relación. ¿Qué te parece mañana en la noche? —Mañana es domingo —dice. —¿Tienes un problema con los domingos? Se ríe. —No realmente, supongo. Sólo parece extraño tener una primera cita un domingo en la noche. Encuéntrame aquí a las siete en punto, entonces. —Te encontraré en tu puerta principal —digo—. Y puede que quieras no decirle a Sky a donde irás a menos que quiera que me pateen el trasero. —¿Qué hay que decir? —dice sarcásticamente—. No es como si fuéramos a una cita al azar el domingo en la noche ni nada. Sonrío y me alejo, lentamente volviendo a mi auto. —Fue lindo conocerte, Six. Coloca la mano en su ventana para bajarla. —Igualmente, creo.
  • 26. 26 Me río, luego vuelvo mi cabeza hacia mi auto. Estoy casi en la puerta cuando grita mi nombre. Doy la vuelta y está asomada en su ventana. —Lo siento por tu corazón roto —susurra en voz alta. Se agacha de nuevo en su habitación y la ventana se cierra. ¿Qué corazón roto? Estoy bastante seguro que esta es la primera vez en que mi corazón de verdad se siente de alguna forma aliviado desde el momento en que comencé a salir con Val.
  • 27. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 27 2 Traducido por Julieyrr, Sasu.Funes, Sofí Fullbuster & Moni Corregido por Gabbita —¿Esto luce bien? —le pregunto a Chunk cuando entro a la cocina. Se voltea, me mira de arriba abajo y se encoge de hombros. —Supongo. ¿A dónde vas? Camino al frente de uno de los espejos que recubren el pasillo y reviso mi cabello otra vez. —Una cita. Gime, luego da la vuelta alrededor de la mesa frente a ella. —Nunca te has preocupado por cómo luces. Será mejor que no le propongas matrimonio. Me divorciaré de esta familia antes de que la hagas mi hermana. Mi mamá camina delante de mí y me da una palmadita en el hombro. —Te ves muy bien, cariño. Sin embargo, no usaría esos zapatos. Contemplo mis zapatos. —¿Por qué? ¿Qué hay de malo con mis zapatos? Abre un armario, saca una sartén y después gira hacia mí. Sus ojos caen a mis zapatos de nuevo. —Son demasiado brillantes. —Se da la vuelta y camina a la cocina—. Los zapatos nunca deberían ser de neón. —Son color amarillo. No neón. —Amarillo neón —dice Chunk. —No estoy diciendo que creo que son feos —dice mamá—, pero conozco a Val y es muy probable que odie tus zapatos. Camino a la mesada y agarro las llaves, luego pongo el celular en mi bolsillo. —Me importa una mierda lo que piense Val. Mi madre se da vuelta y me mira con curiosidad. —Bueno, estás preguntando a tu hermana de trece años de edad si luces lo suficientemente bien para tu cita, por lo que creo que te importa lo que Val piense. —No voy a salir con Val. Rompí con Val. Tengo una nueva cita esta noche. Los brazos de Chunk suben al aire y levanta la vista al techo. — ¡Gracias al Señor! —proclama en voz alta.
  • 28. 28 Mamá ríe y asiente. —Sí. Gracias a Dios —dice, aliviada. Se vuelve a la estufa y no puedo dejar de mirar una y otra vez entre ambas —¿Qué? ¿A ninguna de las dos les gusta Val? —Sé que Val es una perra, pero a mi familia parecía gustarle. Sobre todo a mamá. Honestamente pensé que estaría molesta porque rompimos. —Odio a Val —dice Chunk. —Dios, yo también —gime mi mamá. —Conmigo somos tres —dice mi papá, caminando junto a mí. Ninguno me está mirando, pero todos están respondiendo como si este fuera un tema que han discutido previamente. —¿Quieren decir que todos odiaban a Val? Papá se da vuelta para mirarme. —Tu mamá y yo somos maestros en psicología inversa, muchacho Danny. No actúes como sorprendido. Chunk levanta la mano en el aire hacia papá. —Yo también papá. También invertí su psicología. Mi papá se acerca y choca la mano de Chunk. —Bien jugado, Chunk. Me apoyo en el marco de la puerta y los veo. —¿Fingieron que les gustaba Val? ¿Por qué demonios? Mi papá se sienta a la mesa y agarra un periódico. —Los chicos están naturalmente inclinados a tomar decisiones que desagradan a sus padres. Si te hubiéramos dicho cómo nos sentimos sobre Val, probablemente habrías terminado casándote sólo para fastidiarnos. Por eso fingimos amarla. Idiotas. Los tres. —No conocerán nunca a otra de mis novias de nuevo. Papá se ríe, pero no parece en absoluto decepcionado. —¿Quién es? —pregunta Chunk—. La chica por la que en realidad estás haciendo un esfuerzo. —No es de tu incumbencia —le respondo—. Ahora que sé cómo funciona esta familia, no la traeré cerca de ninguno de ustedes. Me dirijo a la puerta y mi mamá llama detrás de mí—: Bueno, si ayuda ¡estamos listos para amarla, Daniel! ¡Ella es un encanto! —Y es hermosa —dice mi papá—. ¡Es muy buena! Niego con la cabeza. —Apestan.
  • 29. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 29 —Llegas tarde —dice Six, cuando aparece en su puerta principal. Sale de su casa de espaldas a mí, introduciendo su llave en la cerradura. —¿No quieres que conozca a tus padres? —le digo, preguntándome por qué está bloqueando la puerta a estas horas de la noche. Se da la vuelta y me enfrenta. —Son viejos. Cenaron hace como diez horas y se fueron a la cama a las siete. Azul. Sus ojos son de color azul. Mierda, es bonita. Su pelo es más claro de lo que pensé que era la última noche en la habitación de Sky. Su piel es impecable. Es como si fuera la misma chica de anoche, sólo que ahora está en alta definición. Y tenía razón. Realmente se ve como un maldito ángel. Da un paso fuera del camino y cierro la puerta de la pantalla, sin poder apartar los ojos de ella. —De hecho, llegué temprano —digo finalmente en respuesta a su primer comentario—. Holder dejo a Sky en su casa y te juro que les tomó media hora despedirse. Tuve que esperar hasta que la costa estuviera despejada. Desliza la llave de su casa en su bolsillo de atrás y asiente. —¿Listo? La veo de arriba abajo. —¿Olvidaste tu bolso? Niega con la cabeza. —Nop. Odio los bolsos. —Acaricia su bolsillo trasero—. Todo lo que necesito es la llave de mi casa. No me molesté en traer dinero ya que esta cita fue tu idea. Tú pagarás, ¿cierto? Guau. Retrocede. Evaluemos los últimos treinta segundos, ¿de acuerdo? Odia los bolsos. Eso quiere decir que no trae maquillaje. Lo que significa que no se estará aplicando constantemente esa mierda como hace Val. También significa que no está escondiendo un galón de perfume en cualquier lugar de su cuerpo. Y también significa que no tiene planes en absoluto de ofrecerse a pagar su mitad de la cena, lo que parece un poco anticuado, pero por alguna razón me gusta. —Me encanta que no lleves un bolso —le digo. —Me encanta que tampoco lleves uno —dice, con una carcajada.
  • 30. 30 —Lo hago. Está en mi coche —le digo, empujando mi cabeza hacia mi coche. Se ríe de nuevo y comienza a caminar hacia las escaleras del porche. Hago lo mismo hasta que veo a Sky de pie en su habitación con la ventana abierta. Inmediatamente agarro a Six de los hombros y tiro de ella hasta que nuestras espaldas están planas contra la puerta principal. —Puedes ver la ventana de Sky desde el patio delantero. Nos verá. Six me mira fijamente. —Te estás tomando en serio esa orden de fuera de los límites —dice en voz baja. —Tengo que hacerlo —le susurro—. Holder no bromea cuando me prohíbe salir en citas. Arquea una ceja curiosa. —¿Holder usualmente te dice con quién puedes y no puedes salir? —No. En realidad tú eres la primera. Se ríe. —¿Entonces cómo sabes que se enojará de verdad por esto? Me encojo de hombros. —En realidad no lo sé. Pero la idea de esconderme de él, parece bastante divertida. ¿No es un poco más emocionante para ti ocultarle esta cita a Sky? —Sí —dice, encogiéndose de hombros—, supongo que lo es. Nuestras espaldas todavía se presionan contra la puerta y por alguna razón todavía estamos susurrando. No es como si Sky nos pudiera oír desde aquí, pero otra vez, el susurro hace que sea más divertido. Y me gusta el sonido de la voz de Six cuando susurra. —¿Cómo propones que salgamos de esta situación, Six? —Bueno —dice, ponderando la pregunta por un momento—, normalmente cuando voy a intentar una clandestina cita secreta y necesito escapar de mi casa sin ser detectada, me pregunto: “¿Qué haría MacGyver?” Oh, Dios mío, ¿Esta chica acaba de mencionar a MacGyver? Infiernos. Sí. Alejo mí mirada lo suficiente como para ocultar el hecho de que creo que acabo de enamorarme de ella y también para evaluar nuestra ruta de escape. Echo un vistazo al columpio en el porche y luego miro a Six cuando estoy seguro de que la sonrisa cursi se ha ido de mi cara. —Creo que MacGyver tomaría tu columpio y construiría un campo de fuerza invisible de hierba y fósforos. Luego le adjuntaría un motor a reacción y volaría sin ser detectado. Desafortunadamente me he quedado sin fósforos.
  • 31. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 31 Se ríe. —Hmmm —dice, entrecerrando los ojos como si viniera con algún plan brillante—. Eso es un inconveniente lamentable. —Mira a mi coche estacionado en el camino de entrada y luego de nuevo a mí—. Podríamos simplemente arrastrarnos hasta tu coche para que no nos vea. Y sería un plan brillante si involucrara a una chica ensuciándose. He aprendido en mis seis meses, de idas y vueltas, con Val que a las chicas no les gusta ensuciarse. —Te ensuciaras las manos —le advierto—. No creo que puedas entrar en un sofisticado restaurante de sushi con las manos y vaqueros sucios. Mira a sus vaqueros y luego a mí. —Conozco este gran restaurante Bar-B-Q al que podríamos ir en su lugar. El suelo está cubierto de cáscaras de maní desechadas. Una vez vi a un hombre muy gordo comiendo en un reservado y ni siquiera llevaba una camisa. Sonrío al mismo tiempo que me enamoro un poco más fuerte por ella. —Suena perfecto. Los dos nos tiramos en nuestras manos y rodillas, y nos arrastramos fuera de su porche. Está riendo y su risa me hace reír. —Shh —le susurro al llegar a la parte inferior de las escaleras. Nos arrastramos por el patio a toda prisa, los dos mirando hacia la casa de Sky cada pocos metros. Una vez que llegamos al coche, llego a la manija de la puerta. —Arrástrate por el lado del conductor —le digo—. Es menos probable que te vea. Le abro la puerta y se mete en el asiento delantero. Una vez que está dentro del coche, subo detrás de ella y me deslizo en mi asiento. Los dos nos agachamos, lo que no tiene sentido si piensas en ello. Si Sky fuera a mirar por la ventana de su dormitorio, vería mi coche estacionado en la vereda de Six. No importaría si viera nuestras cabezas o no. Six limpia la suciedad de sus manos en las piernas de sus pantalones lo que me enciende completamente. Se da vuelta para mirarme y todavía estoy mirando la suciedad arrastrada por sus pantalones. De alguna manera arranco mi mirada y la miro a los ojos. —Vas a tener que disfrazar tu coche la próxima vez que vengas — dice—. Esto es demasiado arriesgado. Me gusta su comentario un poco demasiado. —¿Confiada de que habrá una próxima vez? —le pregunto, sonriéndole—. La cita acaba de comenzar. —Buen punto —dice, encogiéndose de hombros—. Podría odiarte al final de la cita. —O yo podría odiarte a ti —le digo. —Imposible. —Apoya su pie en el tablero—. Soy inodiable.
  • 32. 32 —Inodiable ni siquiera es una palabra real. Mira por encima de su hombro al asiento trasero y luego se voltea de nuevo con el ceño fruncido. —¿Por qué huele como si tenías un harén de prostitutas aquí? —Tira de su camisa sobre su nariz para cubrir el olor. —¿Todavía huele a perfume? —Ya ni siquiera lo huelo. Probablemente se filtró en mis poros y ahora soy inmune. Asiente. —Es horrible —dice con la voz ahogada por su camisa—. Baja la ventana. —Hace un sonido falso de escupir como si estuviera tratando de quitar el sabor de su boca y me hace reír. Arranco el coche y luego lo pongo en reversa y empiezo a retroceder. —El viento hará un lío de tu cabello si bajo las ventanas. No llevas un bolso, lo que significa que no traes un cepillo, lo que significa que no serás capaz de arreglarlo cuando lleguemos al restaurante. Extiende la mano a su puerta y pulsa el botón para bajar la ventana. —Ya estoy sucia y prefiero tener el pelo enmarañado que oler como un harén —dice. Baja la ventana por completo, entonces me incita a bajar la mía, así que lo hago. Pongo el coche en marcha y presiono el acelerador. El coche se llena inmediatamente con el viento y el aire fresco y su pelo comienza a volar en todas las direcciones, pero ella se relaja en el asiento. —Mucho mejor —dice, sonriéndome. Cierra los ojos mientras inhala una bocanada de aire fresco. Trato de prestar atención a la carretera, pero lo hace malditamente duro. —¿Cómo se llaman tus hermanos? —pregunto—. ¿Y qué número eres? —Zachaary, Michael, Aaron y Evan. Soy diez años más joven que el más joven. —¿Fuiste un accidente? Asiente. —Del mejor tipo. Mi madre tenía cuarenta y dos cuando me tuvo pero se emocionaron cuando se encontraron con una chica. —Me alegro de que saliera una chica. Se ríe. —Yo también.
  • 33. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 33 —¿Porqué te llamaron Six si en realidad eras el quinto hijo? —Six no es mi nombre —dice—. Mi nombre completo es Seven Marie Jacobs, pero me enojé con ellos por mudarnos a Texas cuando tenía catorce años, así que empecé a llamarme Six para molestarlos. Realmente no importaba, pero era terca y me negué a darme por vencida. Ahora todo el mundo me llama Six, excepto ellos. Me encanta que se diera un apodo a sí misma. Mi tipo de chica. —La pregunta sigue en pie —le digo—. ¿Por qué te nombraron Seven si fuiste el quinto hijo? —No hay razón, la verdad. A mi papá sólo le gusta el número. Asiento, luego tomó un bocado de comida, mirándola atentamente. Estoy esperando ese momento. El que siempre viene con las chicas, donde el pedestal en que las colocas al comienzo es expulsado de debajo de ellas. Por lo general es el momento en que empiezan a hablar de ex novios o mencionan cuántos niños quieren o hacen algo realmente molesto, como aplicar el lápiz labial en el medio de la cena. He estado esperando pacientemente a que se destaquen las fallas de Six, pero hasta ahora no puedo encontrar ninguna. Por supuesto, sólo nos hemos relacionado durante unas tres o cuatro horas hasta ahora, las suyas pueden estar enterradas más profundo que las otras personas —¿Así que eres un hijo del medio? —pregunta—. ¿Sufres de síndrome del hijo del medio? Niego con la cabeza. —Probablemente tanto como tú sufres de síndrome de quinto hijo. Además, Hannah es cuatro años mayor que yo y Chunk es cinco años más joven, así que tenemos una buena variedad. Se ahoga en su bebida con su risa. —¿Chunk? ¿Llamas Chunk2 a tu hermanita? —Todos la llamamos Chunk. Era un bebé gordo. Se ríe. —Tienes apodos para todos —dice—. Llamas a Sky “Tetas de Queso”. Le dices a Holder “Desesperanzado”. ¿Cómo me llamas cuando no estoy cerca? —Si le doy a la gente apodos, lo hago a la cara —señalo—. Y aún no he descubierto el tuyo. —Me recuesto en mi asiento y me pregunto por qué no le he dado uno hasta ahora. Los apodos que doy a la gente suelen ser bastante inmediatos. —¿Es algo malo que todavía no me hayas apodado? Me encojo de hombros. —En realidad no. Todavía estoy tratando de entenderte, eso es todo. Eres un poco contradictoria. 2 Toro.
  • 34. 34 Arquea una ceja. —¿Soy contradictoria? ¿De qué manera? —De todas. Eres increíblemente linda, pero no te importa un carajo como luces. Pareces dulce, pero tengo la sensación de que eres la mezcla perfecta del bien y del mal. Pareces muy relajada, no del tipo del que juega con los chicos, pero eres bastante coqueta. Y no voy a juzgar todo con esta nueva observación, pero soy consciente de tu reputación, sin embargo, no pareces ser el tipo de persona que necesita la atención de un hombre para acariciar su autoestima. Su expresión es tensa mientras acepta todo lo que acabo de decir. Alcanza su vaso y bebe un sorbo sin dejar de mirarme. Termina su bebida, pero mantiene el vaso contra sus labios mientras piensa. Finalmente lo baja a la mesa y mira a su plato, recogiendo el tenedor. —No soy así —dice en voz baja, evitando mi mirada. —¿Así cómo? —No me gusta la tristeza en su voz. ¿Por qué siempre digo estupideces? —No soy lo que solía ser. Así se hace, Daniel. Idiota. —Bueno, no te conocía en ese entonces, así que lo único que puedo hacer es juzgar a la chica sentada frente a mí en estos momentos. Y hasta ahora, ha sido una cita malditamente genial. La sonrisa se extiende de nuevo en sus labios. —Eso es bueno — dice, mirándome—. No estaba segura de qué tipo de cita sería, teniendo en cuenta que es la primera que he tenido en mi vida. Me río. —No hay necesidad de acariciar mi ego —digo—. Puedo manejar el hecho de que no soy el primero en expresar un interés en ti. —Lo digo en serio —dice—. Nunca he estado en una cita real antes. Los hombres tienden a saltar toda esta parte, para poder llegar a lo que realmente quieren de mí. Mi sonrisa desaparece. Puedo decir por la mirada en su cara que está siendo completamente seria. Me inclino hacia delante y miro con dureza sus ojos. —Esos tipos eran unos tarados de mierda. Se ríe, pero yo no lo hago. —Lo digo en serio, Six. Todos esos tipos, necesitan una buena patada en el clítoris, porque la cena-charla es, por mucho, la mejor parte de ti. Cuando la oración sale de mi boca, la sonrisa sale de su rostro. Me mira como si nunca nadie le hubiera dado un auténtico cumplido. Eso me enoja.
  • 35. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 35 —¿Cómo sabes que es la mejor parte de mí? —pregunta, de alguna manera encontrando ese tono insinuante de burla en su voz una vez más—. Todavía no has tenido el placer de besarme. Estoy bastante segura de que es la mejor parte de mí, porque soy una besadora fenomenal. Jesucristo. No sé si era una invitación, pero quiero enviarle mi asistencia en este mismo segundo. —No tengo dudas que ser besado por ti sería fantástico, pero si tuviera que elegir, me quedaría con la cena y la charla sobre un beso cualquier día. Entrecierra los ojos. —Es todo pura mierda —dice con una mirada desafiante—. No hay manera de que alguien escogería una cena-charla sobre una buena sesión de besos. Intento devolver su mirada desafiante, pero tiene un buen punto. —Está bien —le reconozco—. Puede que tengas razón. Pero si por mí fuera, me quedaría con besarte durante la cena-charla. Tener lo mejor de ambos mundos. Asiente, impresionada. —Eres bueno —dice, echándose hacia atrás en su asiento. Cruza los brazos sobre el pecho—. ¿Dónde aprendiste esos movimientos ingeniosos? Me limpio la boca con la servilleta, y luego la pongo en la parte superior de mi plato. Levanto mis codos hasta que están descansando en la parte posterior de la mesa y sonrío. —No tengo movidas ingeniosas. Sólo soy carismático... ¿Recuerdas? Su boca se contrae en una sonrisa y niega con la cabeza, como si supiera que está en problemas. Sus ojos están sonriéndome y me doy cuenta de que nunca me he sentido así antes con cualquier otra chica. No es que piense que estamos a punto de enamorarnos o que somos almas gemelas o alguna mierda por el estilo. Nunca he estado cerca de una chica, con la cual ser yo mismo fuera realmente una buena idea. Con Val, siempre trataba con todas mis fuerzas de no enojarla. Con novias pasadas, siempre me encontré guardando toda la mierda que realmente quería decir. Siempre he sentido que ser yo mismo con una chica no es necesariamente una buena cosa, porque seré el primero en admitir, que puedo ser un poco exagerado. Sin embargo, con Six es diferente. No sólo entiende mi sentido del humor y mi personalidad, sino que siento como si lo alentara. Siento como si el verdadero yo es lo que más le gusta y cada vez que se ríe o sonríe en el momento perfecto, quiero chocar su puño. —Me estás mirando —dice, sacándome de mis pensamientos. —Así es —le digo, sin molestarme en mirar para otro lado. Clava la vista fijamente en mí, pero su actitud y expresión competitivas crecen mientras entrecierra los ojos y se inclina hacia
  • 36. 36 adelante. Silenciosamente me está retando a un concurso de miradas desafiantes. —Sin parpadear —dice, confirmando mis pensamientos. —Ni reír —le digo. Y ahí está. Nos miramos en silencio el uno al otro durante mucho tiempo, mis ojos comienzan a llenarse de agua y mis manos se aprietan sobre la mesa. Doy mi mejor esfuerzo para mantener los ojos fijos en los suyos, pero quiero mirar cada centímetro de ella. Quiero mirar su boca y sus labios carnosos, de color rosa y su pelo rubio suave y sedoso. Por no hablar de su sonrisa. Podría mirar su sonrisa todo el día. De hecho, estoy mirándola ahora mismo, así que estoy bastante seguro de que eso significa que acabo de perder el concurso de miradas. —Yo gano —dice, justo antes de tomar otro sorbo de agua. —Quiero besarte —le digo sin rodeos. Estoy un poco sorprendido por decirlo, pero no tanto. Estoy impaciente y realmente quiero darle un beso y suelo decir lo que pienso, así que... —¿Ahora? —pregunta, mirándome como si estuviera loco. Pone su vaso de nuevo sobre la mesa. Asiento. —Sip. Ahora. Quiero darte un beso en la cena-charla para poder tener lo mejor de ambos mundos. —Pero acabo de comer cebollas —dice. —Yo también. Está moviendo la mandíbula hacia atrás y adelante, contemplando la respuesta. —Está bien —dice encogiéndose de hombros—. ¿Por qué no? Tan pronto como me da permiso, miro a la mesa entre nosotros, preguntándome cuál es la mejor manera de hacer esto. Podría ir a sentarme a su lado en la cabina, pero podría estar invadiendo demasiado su espacio personal. Me estiro hacia delante y empujo mi vaso a un lado, entonces ella se desliza hacia la izquierda. —Ven aquí —digo, poniendo mis manos encima de la mesa mientras me inclino hacia ella. Debe haber pensado que era una broma por la forma en que sus ojos se mueven nerviosamente alrededor de nosotros, cayendo en el hecho de que estamos a punto de darnos nuestro primer beso en público. —Daniel, esto es incómodo —dice—. ¿De verdad quieres que nuestro primer beso sea en el medio de un restaurante? Asiento. —¿Y qué si es incómodo? Vamos a tener una repetición más tarde. La gente pone demasiado peso en los primeros besos, de todos modos.
  • 37. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 37 Tentativamente coloca las palmas boca abajo sobre la mesa, luego se empuja a sí misma y se inclina lentamente hacia mí. —Está bien, entonces —dice, con un suspiro siguiendo sus palabras—, pero sería mucho mejor si esperas hasta el final de nuestra cita cuando me acompañes a mi puerta, que estará oscuro y podrías estar realmente muy nervioso y podrías tocar accidentalmente mi pecho. Así es como se supone que los primeros besos deben ser. Me río de su comentario. Todavía no estamos lo suficientemente cerca para besarla, pero nos vamos acercando. Me inclino un poco más hacia delante, pero sus ojos dejan los míos y se centran en la mesa detrás de mí. —Daniel, hay una mujer en la cabina detrás de ti cambiando en la mesa el pañal de su bebé. Estás a punto de darme un beso y lo último que voy a ver antes de que tu boca toque la mía es una mujer limpiando la cola a su hijo. —Six. Mírame. —Lleva su mirada de nuevo a la mía y finalmente estamos lo suficientemente cerca para llegar a su boca—. No hagas caso a los pañales —le ordeno—. Y no hagas caso a los dos hombres en la cabina a nuestra izquierda que beben su cerveza y miran como estoy a punto de inclinarme hacia ti sobre la mesa. Sus ojos se mueven a la izquierda, así que agarro su barbilla con mi mano y atraigo su atención de nuevo a mí. —Ignora todo. Quiero darte un beso y quiero que quieras que te bese y no tengo ganas de esperar hasta que te acompañe hasta tu puerta esta noche porque nunca he querido besar tanto a alguien. Sus ojos caen a mi boca y me miran como si todo lo que nos rodea desapareciera de su campo de visión. Su lengua se sale de su boca y se desliza con nerviosismo en sus labios antes de que desaparezca de nuevo. Deslizo mi mano de su barbilla hasta su nuca y la atraigo hasta que nuestros labios se encuentran. Y mierda, si se encuentran. Nuestras bocas se funden juntas como si fueran enamorados que acaben de verse por primera vez en años. Mi estómago se siente como si estuviera en medio de un maldito delirio y mi cerebro está tratando de recordar cómo hacerlo. Es como si de pronto me olvidé de cómo besar, a pesar de que sólo ha pasado un día desde que rompí con Val. Estoy bastante seguro de que ayer besé a Val, pero por alguna razón mi cerebro se comporta como si todo esto fuera nuevo y me está diciendo que debería estar separando mis labios o provocando su lengua, pero las señales todavía no se pusieron en la boca. O mi boca me está ignorando porque ha sido paralizada por el calor suave prensado contra ella.
  • 38. 38 No sé lo que es, pero nunca he tenido los labios de una chica entre los míos durante tanto tiempo sin respirar o moverme o tomar el beso en cuanto me sea posible tomarlo. Inhalo, a pesar de que no he tomado un respiro en casi un minuto. Suelto mi agarre de la nuca de Six y empiezo a retirar lentamente mis labios de los suyos. Abro los ojos y los de ella todavía están cerrados. Sus labios no se han movido y está tomando respiraciones tan cortas y tranquilas que me quedo cerca de su cara, mirándola. No sé si esperaba más de un beso. No sé si alguna vez ha tenido un beso que dure más de un minuto antes. No sé lo que está pensando, pero me encanta la expresión de su cara. —No abras los ojos —le susurro, sin dejar de mirarla—. Dame diez segundos más para mirar, porque te ves absolutamente preciosa en estos momentos. Esconde su labio inferior con los dientes para ocultar su sonrisa, pero no se mueve. Mi mano todavía está en su nuca y en silencio hago la cuenta regresiva desde diez cuando escucho a la camarera detenerse en nuestra mesa. —¿Listos para la cuenta? Levanto un dedo, pidiéndole a la mesera que me dé un segundo. Bueno cinco segundos para ser exactos. Six nunca mueve un músculo, incluso después de escuchar hablar a la mesera. Cuento silenciosamente hasta que mis diez segundos terminan, luego Six lentamente abre los ojos y me mira. Retrocedo, poniendo varios centímetros entre nosotros. Mantengo mi mirada en la suya. —Sí, por favor —digo, dándole a la mesera su respuesta. La escucho rasgar la boleta y ponerla bruscamente sobre la mesa. Six sonríe, luego comienza a reír. Retrocede y se recuesta en su puesto. Respiro y se siente como si el aire hubiese cambiado. Lentamente retomo mi asiento en la cabina, observándola reír. Mueve la boleta hacia mí. —Tú invitas —dice. Alcanzo mi bolsillo y saco la billetera, luego pongo el dinero encima de la boleta. Me levanto y extiendo la mano hacia la de Six. La mira y sonríe, luego la toma. Cuando se levanta, envuelvo el brazo alrededor de su hombro y la atraigo hacia mí. —¿Vas a decirme cuán impresionante fue ese beso o vas a ignorarlo? Sacude la cabeza y se ríe. —Ese ni siquiera fue un beso real —dice— . Ni siquiera trataste de meter tu lengua en mi boca.
  • 39. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 39 Abro las puertas para salir, pero me hago a un lado y le dejo salir primero. —No tenía que meter mi lengua en tu boca —digo—. Mis besos son intensos. Ni siquiera tengo que hacer algo realmente. La única razón por la que retrocedí fue porque estaba seguro de que experimentábamos un momento clásico, como el de la película “Cuando Harry conoció a Sally”. Se ríe de nuevo. Dios, amo que piense que soy divertido. Abro la puerta del pasajero y se detiene antes de entrar. Me mira. — Te das cuenta de que en esa escena clásica, Sally sólo está probando un punto sobre cuán fácil es para las mujeres fingir orgasmos, ¿cierto? Dios, amo pensar que es divertida. —¿Tengo que llevarte a casa ya? —pregunto. —Depende de qué tengas en mente para hacer ahora. —Nada, en realidad —admito—. Sólo que aún no quiero llevarte. Podríamos ir al parque junto a mi casa. Tiene juegos. Sonríe. —Hagámoslo —dice, levantando el puño frente a ella. Naturalmente, levanto el puño y lo choco contra el suyo. Entra al auto y cierro la puerta, perplejo por el hecho de que su puño golpeara el mío. La chica acaba de golpear su puño con el mío, y esa es probablemente la cosa más caliente que he visto alguna vez. Camino a mi lado del auto y abro la puerta, luego me siento. Antes de encender el auto, giro para mirarla. —¿Eres un chico en realidad? Arquea una ceja, luego empuja el bordillo de su camiseta y le da un rápido vistazo a su pecho. —Nop. Estoy malditamente segura de que soy mujer —dice. —¿Estás saliendo con alguien? Sacude la cabeza. —¿Vas a irte del país mañana? —Nop —dice, confundida por mi línea de preguntas. —¿Cuál es tu problema entonces? —¿Qué quieres decir? —Todos tienen uno y no puedo encontrar el tuyo. Ya sabes, ese problema que eventualmente lo arruina todo. —Enciendo el auto y doy marcha atrás—. Quiero saber cuál es el tuyo ahora. Mi corazón no puede
  • 40. 40 soportar otra de esas pequeñas cosas que haces sin volverme totalmente loco. Su sonrisa cambia. Se transforma de una sonrisa genuina a una cautelosa. —Todos tenemos problemas, Daniel. Algunos de nosotros sólo esperamos poder mantenerlos ocultos para siempre. Baja la ventana de nuevo y el ruido hace imposible el continuar con la conversación. Casi estoy seguro de que el abrumador aroma del perfume se ha ido, así que tengo curiosidad por saber si su necesidad de ruido es el por qué bajó la ventana esta vez. —¿Traes a todas tus citas aquí? —pregunta. Pienso en su pregunta por un minuto antes de responder. —Más o menos —digo finalmente, después de un recuento de todas mis citas—. Una vez salí con una chica, en undécimo grado, pero la llevé a casa en medio de la cita, porque tenía virus estomacal. Creo que ella es la única que nunca traje aquí. Entierra sus tacones en la tierra, deteniéndose junto al columpio. Estoy de pie detrás de ella, así que se da vuelta y me mira. —¿En serio? ¿Has traído a todas aquí excepto a una? Me encojo de hombros. Luego asiento. —Sí. Pero ninguna de ellas quiso literalmente jugar. Generalmente sólo nos besuqueamos. Hemos estado aquí por media hora y ya me ha hecho mirarla en el travesaño, empujarla en el carrusel, y ahora he estado empujándola mientras se columpia por los últimos diez minutos. Pero no estoy quejándome. Es lindo. Muy lindo. —¿Alguna vez has tenido sexo aquí? —pregunta. No estoy seguro de cómo interpretar su brusquedad. Nunca he conocido a alguien que realmente me haga las mismas preguntas que yo hago, por lo que comienzo a sentirme un poco compasivo por la gente a la que puse en esta zona. Miro alrededor del parque hasta que veo el improvisado castillo de madera. Lo apunto. —¿Ves el castillo? Se gira para mirar el castillo. —¿Tuviste sexo allí? Dejo caer el brazo y deslizo ambas manos en los bolsillos traseros de mis vaqueros. —Sí. Se levanta y comienza a caminar en esa dirección.
  • 41. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 41 —¿Qué estás haciendo? —le pregunto. No estoy seguro del por qué se está dirigiendo hacia al castillo, pero estoy casi seguro de que no es porque sea rara o quiera tener sexo en el mismo lugar en el que tuve sexo con Val hace dos semanas. ¿Verdad? Dios, espero que no. —Quiero ver el lugar en el que tuviste sexo —dice, indiferente—. Ven a enseñármelo. Esta chica me confunde demasiado. Lo que es extraño, es lo mucho que jodidamente me encanta. Comienzo a trotar hasta que la alcanzo. Caminamos hasta que alcanzamos el castillo. Me mira, expectante, así que señalo la puerta. —Justo allí —digo. Camina hacia la puerta y echa un vistazo al interior. Mira alrededor por un minuto, luego retrocede. —Luce realmente incómodo —dice. —Lo era. Se ríe. —Si te cuento algo ¿prometes no juzgarme? Ruedo los ojos. —Es la naturaleza humana el juzgar. Inhala aire, luego lo suelta. —He tenido sexo con seis personas distintas. —¿A la vez? —digo. Golpea mi brazo. —Detente. Estoy tratando de ser honesta aquí. Sólo tengo dieciocho y perdí mi virginidad cuando tenía dieciséis. Además, no he tenido sexo en casi un año, así que si haces la cuenta, he tenido sexo con seis personas en un poco más de quince meses. Lo que significa que estuve con una persona nueva cada dos meses y medio. Sólo las zorras hacen eso. —¿Por qué no has tenido sexo en casi un año? Rueda los ojos y comienza a caminar más allá de mí. La sigo. Cuando llega a los columpios, toma asiento de nuevo. Me siento a su lado y giro mi cuerpo hasta que estoy mirándola, pero ella mira hacia delante. —¿Por qué no has tenido sexo en casi un año? —digo de nuevo—. ¿No te gustó ninguno de los chicos que conociste en Italia? No puedo ver su rostro, pero el lenguaje de su cuerpo demuestra que esto podría ser una cosa. La cosa que lo cambia todo para mí. —Hubo sólo un chico en Italia —dice suavemente—. Pero no quiero hablar sobre él. Y sí, él es el por qué no he tenido sexo en casi un año. — Me echa un vistazo—. Mira, sé que mi reputación me precede y no sé si ese es el por qué me trajiste aquí o qué esperas que suceda al final de esta cita, pero ya no soy esa chica.
  • 42. 42 Levanto las piernas, por lo que mi columpio está girando hacia delante de nuevo. —Lo único que esperaba para el final de esta cita era un beso en tu porche delantero —digo—. Y tal vez un accidental toque de pechos. No se ríe. Y de repente odio haberla traído aquí. —Six, no te traje aquí esperando algo. Sí, he traído chicas aquí en el pasado, pero es sólo porque vivo al otro lado de la calle y vengo aquí un montón. Y sí, tal vez traje aquí a todas esas chicas para tener algo de privacidad mientras nos besábamos, pero es probablemente porque sólo quería que se callaran y me besaran ya que me sacaban de quicio. Pero sólo te traje aquí porque todavía no estaba listo para llevarte a casa. Ni siquiera quería besuquearme contigo porque me gusta demasiado hablar contigo. Cierro los ojos, deseando no haber dicho todo eso. Sé que a las chicas les gustan los chicos que juegan a hacerse pasar por idiotas desinteresados. Generalmente soy malditamente bueno haciendo esa parte, pero no con Six. Tal vez porque usualmente soy un idiota desinteresado, pero con ella estoy tan interesado, curioso e ilusionado como puedo estarlo. —¿Cuál es tu casa? —pregunta. Apunto al otro lado de la calle. —Esa —digo, señalando la única con las luces de la sala de estar encendidas. —¿En serio? —pregunta, sonando genuinamente interesada—. ¿Está tu familia en casa? Asiento. —Sí, pero no vas a conocerlos. Son unos malvados mentirosos y ya les dije que nunca iba a llevarte a casa para conocerlos. Puedo sentirla darse vuelta y mirarme. —¿Les dijiste que nunca ibas a llevarme a tu casa para conocerlos? ¿Así que ya me mencionaste? Encuentro su mirada. —Sí, podría haberte mencionado. Sonríe. —¿Cuál es tu habitación? —La primera ventana a la izquierda de la casa. La habitación de Chunk es la de la ventana en la derecha. La que tiene la luz encendida. Se levanta de nuevo. —¿Está desbloqueada tu ventana? Quiero ver cómo luce tu habitación. Jesús, es entrometida. —No quiero que veas mi habitación. No estoy preparado. Es un desastre. Comienza a caminar hacia la calle. —Voy a ir de todas formas. Inclino la cabeza y gimo, luego me levanto y la sigo hacia la casa.
  • 43. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 43 —Eres increíble —digo cuando alcanzamos mi ventana. Presiona sus palmas contra el cristal y lo empuja hacia arriba. La ventana no se mueve, así que la empujo a un lado y la abro para ella—. Nunca me he colado dentro de mi propia habitación —admito—. Me he escabullido fuera, pero nunca dentro. Comienza a subirse sobre la cornisa, así que la agarro por la cintura y la ayudo. Pone una pierna por encima del borde y se desliza en el interior. Me meto detrás de ella, luego camino hacia el tocador y enciendo la lámpara. Escaneo la habitación para asegurarme de que no hay nada que no quiero que vea. Pateo un par de bóxers debajo de la cama. —Los vi —susurra. Camina hacia mi cama y presiona las palmas contra el colchón, luego se endereza. Escanea la habitación lentamente, asimilando todo sobre mí. Se siente raro, como si estuviera expuesto. —Me gusta tu habitación —dice. —Es una habitación. Difiere con una sacudida de su cabeza. —No, es más que eso. Aquí es donde vives. Aquí es donde duermes. Aquí es donde has sentido la mayor privacidad en toda tu vida. Es más que sólo una habitación. —No se siente demasiado privado ahora mismo —digo, observándola mientras mueve su mano a través de cada superficie de mi habitación. Gira su cabeza y me mira, luego se voltea totalmente. —¿Qué cosa en esta habitación es la que cuenta el mayor secreto sobre ti? Me río, sin aliento. —No voy a decirte eso. Alza la cabeza. —Así que tengo razón. Tienes secretos. —Nunca dije que no tenía. —Cuéntame uno —pide—, sólo uno. Se los diré todos si sigue mirándome así. Es tan malditamente adorable. Camino lentamente hacia ella y aspira una bocanada de aire. Me detengo cuando estoy a varios centímetros, luego muevo la cabeza hacia mi colchón. —Nunca he besado a una chica en esta cama —le susurro. Mira hacia el colchón, luego de regreso a mí. —Espero que realmente no creas que crea que nunca te has besado con una chica en tu habitación. Me río. —No dije eso. Dije que nunca había besado a una chica en esta cama en particular. Estaba siendo honesto, porque es un colchón nuevo. Lo tengo desde la semana pasada.
  • 44. 44 Puedo ver el cambio en sus ojos. La pesada subida y caída de su pecho. Le gusta que esté tan cerca, y le gusta que esté insinuando que quiero besarla en mi cama. Sus ojos caen en ella. —¿Estás diciendo que quieres besarme en tu cama? Me inclino más cerca, hasta que mis labios están justo al lado de su oído. —¿Estás diciendo que me dejarías? Inhala rápidamente y me encanta el hecho de que ambos estemos sintiendo esto. Deseo demasiado besarla en mi cama. Lo quiero incluso más de lo que quise la maldita cama. Diablos, ni siquiera me importa si es en la cama. Sólo quiero besarla. No me importa dónde. La besaría en cualquier lugar en el que me permita besarla. Cierro el pequeño espacio entre nuestros cuerpos descansando mis manos en sus caderas y atrayéndola a mí. Sus manos vuelan hasta mis brazos y jadea. Hundo mis dedos en sus caderas y apoyo mi mejilla contra la suya. Mi boca aún está rozando su oreja mientras cierro los ojos, disfrutando la sensación de esto. Amo la forma en que huele. Amo la forma en que se siente. E incluso aunque no le haya dado realmente un beso honesto, ya amo la forma en que besa. —Daniel —susurra. Mi nombre choca contra mi hombro cuando sale rápidamente de su boca—. ¿Me llevarías a casa ahora? Me estremezco al escuchar sus palabras, inmediatamente preguntándome qué hice mal. Me quedo quieto por varios largos segundos, esperando a que sentirla contra mí ya no me tenga completamente paralizado. —No hiciste nada mal —dice, inmediatamente aliviando la duda construyéndose dentro de mí—. Es sólo que creo que debería ir a casa. Su voz es suave y dulce y de repente odio a cada chico en su pasado que ha fallado en conocer este lado de ella. No la suelto inmediatamente. Vuelvo mi cabeza un poco hasta que mi frente está tocando un lado de su cabeza. —¿Lo amaste? —pregunto, dejando que mi brillante cerebro arruine completamente este momento entre nosotros. —¿A quién? —Al chico en Italia —aclaro—. El que te lastimó. ¿Lo amaste? Su frente se encuentra con mi hombro y la manea en la que no puede responder a esa pregunta releva su respuesta, pero también me llena de muchas más preguntas. Quiero preguntarle si aún lo ama. Si aún está con él. Si aún hablan.
  • 45. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 45 Sin embargo, no digo nada, porque tengo el presentimiento de que no estaría aquí conmigo justo ahora si alguna de esas cosas fuera el caso. Llevo mi mano hacia su nuca y presiono mis labios en su cabello. —Vamos a llevarte a casa —susurro. —Gracias por invitarme a cenar —dice cuando llega a la puerta principal. —En realidad no me diste opción. Saliste de tu casa sin un centavo y luego me pusiste la cuenta en la cara. Se ríe mientras le quita el seguro a la puerta, pero todavía no la abre. Se da la vuelta y levanta la mirada, mirándome a través de largas y gruesas pestañas, tengo que abstenerme de estirar la mano y tocarlas. Besarla en la cena fue definitivamente espontáneo, pero estaba seguro de que haría de este momento algo más fácil. No lo hace. En todo caso, siento aún más presión de besarla porque ya pasó una vez esta noche. Y el hecho de que ya pasó y sé lo malditamente bien que se siente me hace quererlo aún más, pero ahora tengo miedo de que lo haya aumentado demasiado. Comienzo a inclinarme hacia ella cuando sus labios se parten. —¿Vas a usar la lengua esta vez? —susurra. Cierro los ojos con fuerza y doy un paso atrás, completamente alterado por su comentario. Froto mis manos sobre mi cara y gruño. —Maldita sea, Six. Ya me sentía inadecuado. Ahora acabas de ponerle expectativas. Está sonriendo cuando la miro de nuevo. —Oh, definitivamente hay expectativas —dice en broma—. Espero que esto sea la cosa más alucinante que he experimentado, así que es mejor que cumplas. Suspiro, preguntándome si el momento puede posiblemente ser recuperado. Lo dudo. —No te voy a besar ahora. Asiente. —Sí lo vas a hacer. Cruzo las manos sobre el pecho. —No. No lo haré. Acabas de producirme ansiedad de rendimiento. Da un paso hacia mí y desliza las manos entre mis brazos cruzados, empujando contra ellos hasta que se abren. —Daniel Wesley, me debes
  • 46. 46 una repetición ya que me hiciste besarte en un restaurante lleno de gente junto a un pañal sucio. —No estaba lleno —interrumpo. Me mira. —¡Pon tus manos en mi rostro y tírame contra esta pared y desliza algo de lengua! ¡Ahora! Antes de que pueda reírse de sí misma, mis manos están tomando su rostro, su espalda está presionada contra la pared de su casa y mis labios están en los suyos. Pasa tan rápido, que la toma con la guardia baja y jadea, lo que causa que sus labios se abran más de lo que probablemente quería. Tan pronto como acaricio la punta de su lengua con la mía, está apretando mi camisa con los puños y acercándome más. Inclino la cabeza y profundizo el beso, queriendo darle todas las sensaciones que posiblemente puede obtener de un beso y quiero que las tenga todas a la vez. Esta vez mi boca no está teniendo problemas recordando qué hacer. Con lo que estoy teniendo problemas es con el recordar cómo reducir la velocidad. Sus manos están en mi cabello y si gime en mi maldita boca una vez más me temo que podría llevarla hasta el asiento trasero de mi auto y trataría de degradar esta cita. No puedo hacer eso. No puedo, no puedo, no puedo. Esta chica ya me gusta demasiado y estaría maldito si esta no es nuestra primera cita y ya me tiene pensando en la siguiente. Coloco mis manos en la pared detrás de su cabeza y me obligo a apartarme de ella. Los dos estamos sin aliento. Jadeando. Estoy respirando más pesadamente de lo que cualquier beso me ha hecho respirar antes. Sus ojos están cerrados y amo absolutamente cómo no los abre inmediatamente cuando he terminado de besarla. Me gusta que al parecer quiere saborear la manera en la que la hago sentir, justo como quiero saborearla. —Daniel —susurra. Gimo y bajo mi frente hacia la de ella, tocando su mejilla con mi mano. —Me haces amar mi nombre demasiado. Abre los ojos y doy un paso atrás, mirándola, aún acariciando su mejilla. Me está mirando de la misma manera en la que la estoy viendo. Como si no pudiéramos creer nuestra suerte. —Será mejor que no llegues a ser un idiota —dice en voz baja. —Y será mejor que hayas terminado con ese chico en Italia —le respondo. Asiente. —Lo hice —dice, aunque sus ojos parecen decir una historia diferente. Trato de no leer más allá porque lo que sea que sea, ahora no importa. Ella está aquí conmigo. Y está feliz por ello. Lo puedo notar.
  • 47. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 47 —Será mejor que no vuelvas con la chica que rompió tu corazón anoche —añade. Niego con la cabeza. —Nunca. No después de esto. No después de ti. Se ve aliviada con mi respuesta. —Esto es aterrador —susurra—. Nunca he tenido un novio. No sé cómo funciona esto. ¿Las personas se vuelven exclusivas así de rápido? ¿Se supone que pretendamos que no estamos así de interesados durante algunas citas más? Oh, Dios mío. Nunca me había excitado por una chica reclamándome como suyo. Normalmente corro en la otra dirección. Ella está borrando cada cosa que pensé que sabía sobre mí mismo con cada nueva frase que pasa por esos labios. —No tengo interés en fingir desinterés —digo—. Si quieres llamarte mi novia la mitad de lo que yo deseo que lo hagas, entonces me ahorrarías muchas súplicas. Porque literalmente estaba a punto de caer sobre mis rodillas y suplicarte. Entrecierra los ojos juguetonamente. —Sin súplicas. Eso grita desesperación. —Tú me desesperas —le digo, presionando mis labios de nuevo en los suyos. Decido mantener el beso simple, aunque quiero tomar su rostro de nuevo y mantenerla contra la pared. Me alejo de ella y nos quedamos mirándonos. Nos miramos por tanto tiempo que comienzo a preocuparme de que haya puesto algún tipo de hechizo sobre mí, porque nunca he querido mirar a una chica como la quiero mirar a ella. Sólo mirarla hace que mi corazón se queme y que mi pecho se contraiga y estoy asustándome porque apenas la conozco y acabamos de hacernos exclusivos. —¿Eres una bruja? —pregunto. Su risa regresa y de pronto no me importa si es una bruja. Si este es un hechizo que ha puesto en mí, espero que nunca se rompa. —No tengo idea de quién eres y ahora eres mi maldita novia. ¿Qué demonios me has hecho? Levanta las manos defensivamente. —Oye, no me culpes. He pasado dieciocho años declinando novios y luego apareces de la nada con tu boca vulgar y terriblemente raros primeros besos y mírame. Soy una hipócrita. —Ni siquiera sé tu número de teléfono —digo. —Ni siquiera sé tu cumpleaños —dice. —Eres la peor novia que he tenido.
  • 48. 48 Se ríe y la beso de nuevo. Noto que tengo que besarla cada vez que se ríe y ríe mucho. Lo que significa que tengo que besarla mucho. Dios, espero que no se ría enfrente de Sky o Holder porque va a ser malditamente difícil no besarla. —Será mejor que no le digas a Sky sobre nosotros —le digo—. No quiero que Holder lo sepa aún. —¿Qué hay de la escuela? Me inscribo mañana. ¿No crees que será obvio cuando interactuemos? —Pretenderemos que nos odiamos. Puede ser divertido. Inclina su rostro y encuentra mi boca de nuevo, dándome un pequeño beso. —¿Pero cómo planeas mantener tus manos lejos de mí? Deslizo mi otra mano por su cintura. —No mantendré mis manos lejos de ti. Sólo te tocaré cuando no estén mirando. —Esto va a ser muy divertido —susurra. Sonrío y la acerco a mí de nuevo. —Tienes toda la razón. —Bajo la cabeza y la beso una última vez. La suelto, luego estiro la mano por detrás de ella y le doy vuelta al pomo de la puerta, abriendo la puerta principal—. Nos vemos mañana. Retrocede dos pasos y se dirige a la casa, pero tomo su muñeca y tiro de ella afuera. Envuelvo un brazo alrededor de su cintura y me inclino hasta que mis labios tocan los suyos. —Olvidé tocar accidentalmente tu pecho. Atrapo su risa con mi boca y rozo su pecho con la palma de mi mano, luego inmediatamente me alejo de ella. —Oops. Lo siento. Está cubriendo su risa con la mano mientras retrocede a su casa. Cierra la puerta e inmediatamente caigo de rodillas, y luego sobre mi espalda. Miro el techo del porche de su casa, preguntándome qué demonios pasó con mi corazón. La puerta se abre lentamente y me mira, tumbado en el porche como un idiota. —Sólo necesito un minuto para recuperarme —le digo, sonriéndole. Ni siquiera estoy excusando el hecho de que estoy vergonzosamente afectado por ella. Me guiña un ojo, luego comienza a cerrar la puerta. —Six espera —digo, levantándome. Abre la puerta de nuevo y estiro la mano para tomar el marco de la puerta, luego me inclino hacia ella—. Sé que terminé con alguien apenas anoche, pero necesito que sepas que no eres un despecho. Lo sabes, ¿verdad? Asiente. —Lo sé —dice con confianza—. Tampoco tú. Con eso, vuelve a su casa y cierra la puerta.
  • 49. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 49 Cristo. Maldito ángel.
  • 50. 50 3 Traducido por Buty Maddox, katyandrea & Aimetz Corregido por SammyD —¡Vamos! —le digo por quinta vez. Agarra su mochila y gime, luego se levanta y empuja su silla. — ¿Cuál es tu problema, Daniel? Nunca tienes prisa para llegar a la escuela. —Bebe el resto de su jugo de naranja. Estoy de pie en la puerta en la que he estado durante cinco minutos, listo para salir. Mantengo abierta la puerta y la sigo al exterior. Una vez que estamos en el coche ni siquiera espero a que ella cierre la puerta antes de ponerlo en reversa. —En serio, ¿por qué tienes tanta prisa? —pregunta. —No tengo prisa —le digo a la defensiva—. Estabas siendo muy lenta. La última cosa que necesita saber es lo absolutamente patético que soy. Tan patético que he estado despierto durante dos horas, esperando hasta que pudiéramos salir. Probablemente ni siquiera veré a Six hasta el almuerzo si no tenemos clases juntos, así que realmente no sé por qué estoy apurado. Había pensado en eso. Espero que sí tengamos clases juntos. —¿Cómo estuvo tu cita anoche? —pregunta Chunk mientras se pone el cinturón de seguridad. —Bien —digo. —¿La besaste? —Síp. —¿Te gusta? —Sí. —¿Cómo se llama? —Six. —No, en serio. ¿Cuál es su nombre? —Six.
  • 51. U N A N O V E L A D E H O P E L E S S 51 —No, no el apodo que le diste. ¿Cómo la llaman los demás? Giro mi cabeza y la miro. —Six. La llaman Six. Chunk arruga la nariz. —Qué extraño. —Le queda bien. —¿La quieres? —Nop. —¿Te gustaría? —Sí… Guau. Espera. ¿Me gustaría? No sé. Puede ser. ¿Sí? Mierda. No sé. ¿Cuán jodido es romper con una chica hace dos días y ya estar contemplando la posibilidad de amar a otra persona? Bueno, técnicamente, no creo que realmente amara a Val. En cierto modo me pareció que lo hice en alguna ocasión, pero creo que si una persona está real y verdaderamente enamorada, entonces tiene que ser incondicional. Lo que sentía por Val no era definitivamente incondicional. Tenía condiciones para cada sensación que tenía de ella. Diablos, la única razón por la que alguna vez la invité a salir en primer lugar fue que durante unos quince segundos, pensé que era Cenicienta. Después de esa experiencia en el armario el año pasado, la misteriosa chica era todo en lo que podía pensar. La busqué por todas partes, a pesar de que no tenía ni idea de cómo lucía. Estaba bastante seguro de que tenía el pelo rubio, pero estaba oscuro, así que podría haber sido un error. Escuché la voz de cada chica que pasaba para ver si sonaba como ella. El problema era, que todas se parecían. Es difícil memorizar una voz cuando no tienes una cara que la respalde, así que siempre encontraba cosas pequeñas que me recordaban a ella en todas las chicas con las que hablaba. Con Val, en realidad me convencí de que era Cenicienta. Una tarde, caminaba junto a ella en el pasillo de camino a clase de historia. La había visto en el pasado, pero nunca le presté mucha atención porque parecía un poco exigente para mí. Choqué accidentalmente con su hombro cuando pasaba cerca porque miraba en otra dirección y hablaba con otra persona. Ella gritó detrás de mí. —Cuidado, muchacho. Me quedé inmóvil en mi camino. Estaba demasiado asustado para dar la vuelta porque oírla utilizar el término “muchacho” me había convencido de que estaba a punto de encontrarme cara a cara con la chica
  • 52. 52 del ropero. Cuando finalmente gané el coraje para dar vuelta, me quedé anonadado por lo caliente que era. Siempre tuve la esperanza de que si alguna vez supiera quién era Cenicienta estaría atraído por ella. Pero Val era mucho más caliente que lo que había estado fantaseando. Caminé hacia ella y le hice repetir lo que dijo. Parecía sorprendida, pero lo repitió de todos modos. Cuando las palabras salieron de su boca de nuevo, inmediatamente me incliné y la besé. Tan pronto como la besé, supe que no era Cenicienta. Su boca era diferente. No estaba mal, sólo diferente. Cuando me retiré después de darme cuenta que no era ella, me molesté un poco conmigo mismo por no limitarme a dejar que se fuera. Nunca iba a saber quién era la chica, así que no tenía sentido insistir. Además, Val estaba realmente caliente. Me esforcé para invitarla a salir ese día y así comenzó “la relación”. —Acabas de pasar mi escuela —dice Chunk. Piso el freno cuando me doy cuenta de que tiene razón. Pongo el coche en reversa y hacia arriba, a continuación, estaciono para dejarla salir. Ella mira por la ventana del pasajero y suspira. —Daniel, llegamos tan temprano que todavía no hay nadie más. Me inclino hacia delante y miro por la ventana, explorando la escuela. —No es cierto —digo, señalando a alguien en un lugar del estacionamiento—. Hay alguien. Niega con la cabeza. —Ese es el tipo de mantenimiento. Le gané al maldito tipo de mantenimiento de la escuela. —Abre la puerta y sale, luego se da vuelta y se inclina en el coche antes de cerrar la puerta—. ¿También tengo que programarte para que puedas estar aquí para recogerme una hora más temprano? ¿Hoy tu cerebro está atrapado en la hora del Este? Ignoro su comentario y cierra la puerta, entonces acelero y conduzco hacia la escuela. No sé qué tipo de coche conduce, así que estaciono en mi lugar de siempre y espero. Hay algunos otros coches aquí, incluyendo el de Sky y Holder, pero sé que están en la pista de atletismo como lo hacen todos los días. No puedo creer que no sepa qué tipo de coche conduce. Todavía no sé su número de teléfono. O su cumpleaños. O su color favorito o lo que quiere ser cuando sea mayor, o por qué diablos eligió Italia para su