1. El atentado sionista-imperial contra Evo Morales y el amén de los 4 de la
Alianza del Pacífico
rubèn ramos
No es la primera vez. Tampoco la última. Los personajes (porque los
revolucionarios sí que lo son y no tienen nada de Rajoy ni de Hollande, ni de
Letta, ni de Passos o Cavaco), siempre serán los mismos. Sólo que ahora se
trata de los líderes que son nuestra raza, nuestra historia, nuestra identidad.
Herederos de Túpac Catari y Bartolina Sisa; de Olmedo, Bolívar y Sucre; de
Sandino y Fonseca; del Che y Fidel; de Chávez.
Los asesinos, por su parte, son también los mismos. Los identifica su moral
judía, aunque no todos lo sean por línea materna. Por eso la diferencia de roles
que cumplen cuando de asesinar se trata. Los que esconden la mano y los que
la activan. Los titiriteros y los títeres. Esos, arteros y cobardes; éstos
pusilámines y cínicos (como Rajoy). Los primeros, judíos convencidos del
imperio de Israel; los otros, apenas serviles y decadentes.
No nos debemos llamar a sorpresa, sino a la acción. Pero, entre nosotros, no
esperemos de todos la misma disposición. Menos de los que han hecho de su
“gran transformación”, de la democracia, de los derechos humanos, de la lucha
contra el narcotráfico y el terrorismo, la estatua de la libertad. Fieles al imperio,
mostrarán su mueca diplomática. Pero no nos equivoquemos, UNASUR,
somos los que hemos rescatado nuestro patio para la casa grande de la Patria
nueva, de la Patria libre, de la Patria soberana e independiente. Los otros son
el trasero, digo, el patio trasero, de su amo imperial. No es apuntalar la
desunión ni mucho menos la división. Ésta, la construyen todos los días en la
Alianza del Pacífico, tocando las puertas de la OTAN, entregando los territorios
de nuestros pueblos a la voracidad insaciable del FMI, del BM, del BID, de la
USAID, o instaurando programas de educación y salud, “para los pobres”,
manejados por el Comando Sur del ejército norteamericano y las embajadas
USA.
La fuerza de UNASUR, de la CELAC, no puede contar con quienes no sólo
fueron tempranamente digitados por los think tank del imperio, o por la Agencia
de Seguridad norteamericana, o por la Trilateral, o por la CIA, o por todos estos
aparatos del espionaje y el terror juntos.
No se puede contar con quienes traficaron con la credibilidad de sus pueblos y
hoy se sienten parte del crecimiento económico global siendo apenas
“administradores” de gobiernos primario-exportadores o narco-gobiernos.
¡Pobre suerte de los advenedizos a la política que los elige muy bien el Imperio!
El peligro no sólo está entre los carniceros europeos de la historia de siempre,
y que responden a la misma impronta sionista norteamericano-israelí. De éstos
2. no hay disculpas o explicaciones que valgan ni qué esperar. Su signo es la
muerte. Los genocidios de millones de indios y negros, los asesinatos de sus
propios líderes, los envenenamientos de otros, los miles de atentados, el terror
sobre sus propios pueblos, el crimen organizado, las pestes y epidemias
creadas, los magnicidios como el del presidente Chávez, los desastres
generados, no se disculpan, tampoco se perdonan. Ellos lo saben pues forma
parte de su moral, de la moral judeo-cristiana que los ceba. Pero reitero, el
peligro también está entre nosotros. Hay gobiernos hermanos y gobiernos
espúreos. Quienes se encaraman en éstos, son los mediocres, los decadentes,
los sórdidos que alientan la estupidez de creerse líderes porque Obama les da
la mano. Hay alturas que no se alcanzan por mucho empinarse. Una de esas,
es la de Evo Morales.
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