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 A
                                                                                                                                                2010 9 10 ostirala        GARA


                 ARTEA
                                                                                                                                           Así se explica el florecimiento del
   «The Straw»,
                                                                                                                                        movimiento okupa, la escena de galerí-
   intervención del
   colectivo de street art                                                                                                              as alternativas y el sinfín de locales de
   Mentalgassi en las                                                                                                                   experimentación que constituyen sus
   calles de Berlin.                                                                                                                    señas de identidad más reconocibles.
   MENTALGASSI
                                                                                                                                        Casas okupas de verdad, actualmente
                                                                                                                                        quedan pocas –la mayoría han llegado a
                                                                                                                                        acuerdos de uso temporal con el ayun-
                                                                                                                                        tamiento y otras, como la legendaria Ta-
                                                                                                                                        cheless, se enfrentan a violentos proce-
                                                                                                                                        sos de desalojo–, pero el uso de espacios
                                                                                                                                        desocupados no ha desaparecido. Ahí
                                                                                                                                        están el HBC, antigua sede del Instituto
                                                                                                                                        Cultural Húngaro, que ahora es un es-
                                                                                                                                        pacio cultural auto-gestionado en plena
                                                                                                                                        Alexander Platz; o el Staatbad Wedding,
                                                                                                                                        unas viejas piscinas municipales recon-
                                                                                                                                        vertidas en sede de festivales y concier-
                                                                                                                                        tos. Tampoco se ha desvanecido el espí-
                                                                                                                                        ritu del «hazlo tú mismo», patente en
                                                                                                                                        los numerosos cafés y clubs de música
                                                                                                                                        electrónica desperdigados por las ori-
                                                                                                                                        llas del Spree, en las raves improvisadas
                                                                                                                                        que se organizan en los parques duran-
                                                                                                                                        te los meses de calor o en los populares
                                                                                                                                        project raum (literalmente: espacios pa-
                                                                                                                                        ra proyectos) que surgen en cualquier
                                                                                                                                        lado y no siempre a pie de calle: la ubi-
                                                                                                                                        cación elegida puede ser un parking
                                                                                                                                        abandonado, el patio trasero de una ca-
                                                                                                                                        sa de viviendas o un domicilio particu-
                                                                                                                                        lar convertido en galería efímera. Se-
                                                                                                                                        guirles la pista es co mplicado; los
                                                                                                                                        lugares de moda cambian cada tempo-
                                                                                                                                        rada y resulta casi imposible hacer una
                                                                                                                                        cartografía aproximada que no se que-
                                                                                                                                        de obsoleta en unos meses.
                                                                                                                                           Como en todas partes, la especulación
                                                                                                                                        inmobiliaria está al acecho, y la perso-
                                                                                                                                        nalidad de la ciudad está cambiando a
                                                                                                                                        toda prisa, es cierto. Pero el exceso de
                                                                                                                                        espacio físico amortigua las consecuen-
                                                                                                                                        cias. A medida que los barrios céntricos
                                                                                                                                        como Mitte, Prenzlauer Berg o Frie-
                                                                                                                                        drichshain se gentrifican, cambiando
                                                                                                                                        los bares alternativos por restaurantes
ARTE Y CULTURA URBANA EN BERLÍN                                                                                                         temáticos para turistas, otros toman el
                                                                                                                                        relevo: es el caso del siempre resistente
                                                                                                                                        Kreuzberg, que a pesar del avance del


BERLÍN «BLEIBT» BERLÍN                                                                                                                  fashion generalista mantiene un salu-
                                                                                                                                        dable equilibrio entre barrio popular y
                                                                                                                                        foco de actividad creativa; o de su her-
                                                                                                                                        mano pequeño, el emergente Neukölln,
                                                                                                                                        epicentro del nuevo underground berli-
                                                                                                                                        nés. Allí se ha inaugurado recientemen-
Berlín mola, qué duda cabe. Ha sido capital europea del tec-                               de la Segunda Guerra Mundial, muchos         te un parque municipal ubicado en el
                                                                                           de las cuales todavía existen, se suma la    terreno del antiguo aeropuerto de Tem-
no, el grafiti, el arte electrónico o el movimiento okupa, y                               degradación provocada por las tres dé-       pelhof (construido durante el Tercer
hoy, veintiún años después de la caída del muro, parece ha-                                cadas de división, visible sobre todo en     Reich y símbolo de la resistencia aliada
                                                                                           los barrios colindantes con el trazado       durante el bloqueo soviético), que hoy
berse alzado en el trono de las ciudades más creativas del                                 del muro, que son precisamente los del       es un verdadero crisol de la vida cultu-
                                                                                           centro. Estos terrenos, de dimensiones       ral berlinesa: mientras en la terminal se
continente, por delante de las agotadas Londres o París. Estas                             mastodónticas –Berlín posee una exten-       celebran festivales multitudinarios y en
son algunas claves de lectura de la realidad cultural berlinesa.                           sión de casi 900 km2, frente a los 40        las pistas de aterrizaje pasean las fami-
                                                                                           km2 de una ciudad como Bilbo, por            lias en bicicleta, en las calles de alrede-
                                                                                           ejemplo–, requieren de inversiones que       dor emergen nuevos espacios para casi
                                                                                           difícilmente pueden provenir de una          cualquier forma de expresión. Como en
Maria PTQK                                    ción aún pesa mucho sobre la economía        municipalidad al borde de la bancarrota.     el resto de la ciudad, los rastros de la
                                              de todo el país. Desde la caída del muro y   Todo ello ha favorecido un desarrollo        historia europea reciente conviven con
                                              el consiguiente traslado de la capitalidad   cultural singular que no ha estado presi-    la creación artística independiente, la
                   obre y sexy», así define   desde Bonn a Berlín, han sido necesarias     dido por edificios faraónicos o arquitec-    cultura de tendencias y el uso desinhi-




P
                   el alcalde de Berlín,      grandes inversiones en prestaciones so-      tos de renombre internacional, sino por      bido del espacio público en un equili-
                   Klaus Wowereit, a la       ciales –de las que aún depende buena         el recurso a la iniciativa ciudadana, apo-   brio precario que, milagrosamente, pa-
                   ciudad que gobierna        parte de la población alemana– e infraes-    yada por una política municipal muy to-      rece sobrevivir. Y es que, como reza un
                   desde hace casi una dé-    tructuras de primera necesidad, como la      lerante con el uso del espacio público, al   dicho local, a pesar de todo, «Berlin
                   cada. Y es que, aunque     unificación del sistema de electricidad,     menos hasta hace algunos años.               bleibt (sigue siendo) Berlin».
                   parezca una contradic-     agua, transporte y telecomunicaciones.
ción, uno de los elementos que explican          Las consecuencias más visibles de la
su dinamismo es precisamente que en           historia de Berlín se han hecho patentes,
Berlín no hay dinero. No es Frankfurt ni      por un lado, en su composición demo-         LOS RASTROS DE LA HISTORIA EUROPEA RECIENTE
Munich, no tiene distrito financiero ni       gráfica –se estima que la ciudad tiene ca-
grandes empresas químicas o de auto-          pacidad para albergar al doble de habi-      CONVIVEN CON LA CREACIÓN ARTÍSTICA
moción. Hoy es una ciudad de moda, pe-        tantes de los que residen actualmente
ro no hay que olvidar que hasta 1989 fue      en ella–, y por otro, en su particular or-   INDEPENDIENTE, LA CULTURA DE TENDENCIAS Y EL
la capital de la otra Alemania, la extinta    ganización urbanística, incomparable a
RDA, cuyo costoso proceso de reunifica-       la de ninguna otra ciudad. A los restos      USO DESINHIBIDO DEL ESPACIO PÚBLICO

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  • 1. 60 mugalar i 592 A 2010 9 10 ostirala GARA ARTEA Así se explica el florecimiento del «The Straw», movimiento okupa, la escena de galerí- intervención del colectivo de street art as alternativas y el sinfín de locales de Mentalgassi en las experimentación que constituyen sus calles de Berlin. señas de identidad más reconocibles. MENTALGASSI Casas okupas de verdad, actualmente quedan pocas –la mayoría han llegado a acuerdos de uso temporal con el ayun- tamiento y otras, como la legendaria Ta- cheless, se enfrentan a violentos proce- sos de desalojo–, pero el uso de espacios desocupados no ha desaparecido. Ahí están el HBC, antigua sede del Instituto Cultural Húngaro, que ahora es un es- pacio cultural auto-gestionado en plena Alexander Platz; o el Staatbad Wedding, unas viejas piscinas municipales recon- vertidas en sede de festivales y concier- tos. Tampoco se ha desvanecido el espí- ritu del «hazlo tú mismo», patente en los numerosos cafés y clubs de música electrónica desperdigados por las ori- llas del Spree, en las raves improvisadas que se organizan en los parques duran- te los meses de calor o en los populares project raum (literalmente: espacios pa- ra proyectos) que surgen en cualquier lado y no siempre a pie de calle: la ubi- cación elegida puede ser un parking abandonado, el patio trasero de una ca- sa de viviendas o un domicilio particu- lar convertido en galería efímera. Se- guirles la pista es co mplicado; los lugares de moda cambian cada tempo- rada y resulta casi imposible hacer una cartografía aproximada que no se que- de obsoleta en unos meses. Como en todas partes, la especulación inmobiliaria está al acecho, y la perso- nalidad de la ciudad está cambiando a toda prisa, es cierto. Pero el exceso de espacio físico amortigua las consecuen- cias. A medida que los barrios céntricos como Mitte, Prenzlauer Berg o Frie- drichshain se gentrifican, cambiando los bares alternativos por restaurantes ARTE Y CULTURA URBANA EN BERLÍN temáticos para turistas, otros toman el relevo: es el caso del siempre resistente Kreuzberg, que a pesar del avance del BERLÍN «BLEIBT» BERLÍN fashion generalista mantiene un salu- dable equilibrio entre barrio popular y foco de actividad creativa; o de su her- mano pequeño, el emergente Neukölln, epicentro del nuevo underground berli- nés. Allí se ha inaugurado recientemen- Berlín mola, qué duda cabe. Ha sido capital europea del tec- de la Segunda Guerra Mundial, muchos te un parque municipal ubicado en el de las cuales todavía existen, se suma la terreno del antiguo aeropuerto de Tem- no, el grafiti, el arte electrónico o el movimiento okupa, y degradación provocada por las tres dé- pelhof (construido durante el Tercer hoy, veintiún años después de la caída del muro, parece ha- cadas de división, visible sobre todo en Reich y símbolo de la resistencia aliada los barrios colindantes con el trazado durante el bloqueo soviético), que hoy berse alzado en el trono de las ciudades más creativas del del muro, que son precisamente los del es un verdadero crisol de la vida cultu- centro. Estos terrenos, de dimensiones ral berlinesa: mientras en la terminal se continente, por delante de las agotadas Londres o París. Estas mastodónticas –Berlín posee una exten- celebran festivales multitudinarios y en son algunas claves de lectura de la realidad cultural berlinesa. sión de casi 900 km2, frente a los 40 las pistas de aterrizaje pasean las fami- km2 de una ciudad como Bilbo, por lias en bicicleta, en las calles de alrede- ejemplo–, requieren de inversiones que dor emergen nuevos espacios para casi difícilmente pueden provenir de una cualquier forma de expresión. Como en Maria PTQK ción aún pesa mucho sobre la economía municipalidad al borde de la bancarrota. el resto de la ciudad, los rastros de la de todo el país. Desde la caída del muro y Todo ello ha favorecido un desarrollo historia europea reciente conviven con el consiguiente traslado de la capitalidad cultural singular que no ha estado presi- la creación artística independiente, la obre y sexy», así define desde Bonn a Berlín, han sido necesarias dido por edificios faraónicos o arquitec- cultura de tendencias y el uso desinhi- P el alcalde de Berlín, grandes inversiones en prestaciones so- tos de renombre internacional, sino por bido del espacio público en un equili- Klaus Wowereit, a la ciales –de las que aún depende buena el recurso a la iniciativa ciudadana, apo- brio precario que, milagrosamente, pa- ciudad que gobierna parte de la población alemana– e infraes- yada por una política municipal muy to- rece sobrevivir. Y es que, como reza un desde hace casi una dé- tructuras de primera necesidad, como la lerante con el uso del espacio público, al dicho local, a pesar de todo, «Berlin cada. Y es que, aunque unificación del sistema de electricidad, menos hasta hace algunos años. bleibt (sigue siendo) Berlin». parezca una contradic- agua, transporte y telecomunicaciones. ción, uno de los elementos que explican Las consecuencias más visibles de la su dinamismo es precisamente que en historia de Berlín se han hecho patentes, Berlín no hay dinero. No es Frankfurt ni por un lado, en su composición demo- LOS RASTROS DE LA HISTORIA EUROPEA RECIENTE Munich, no tiene distrito financiero ni gráfica –se estima que la ciudad tiene ca- grandes empresas químicas o de auto- pacidad para albergar al doble de habi- CONVIVEN CON LA CREACIÓN ARTÍSTICA moción. Hoy es una ciudad de moda, pe- tantes de los que residen actualmente ro no hay que olvidar que hasta 1989 fue en ella–, y por otro, en su particular or- INDEPENDIENTE, LA CULTURA DE TENDENCIAS Y EL la capital de la otra Alemania, la extinta ganización urbanística, incomparable a RDA, cuyo costoso proceso de reunifica- la de ninguna otra ciudad. A los restos USO DESINHIBIDO DEL ESPACIO PÚBLICO