1. Mi familia y yo somos de Cristo”
Julia Ruiz nació en la localidad de Belén,
perteneciente a Tingo María. Desde pequeña creció
en un hogar cristiano, donde aprendió a valorar la
importancia de la sujeción a Dios y a sus padres.
Ella y su familia vivían rodeadas de naturaleza. Los
estudios, en lugar de ser una carga, se convirtieron
en algo que la cautivaba. “Todos los años sacaba el
primer puesto en mi clase”, recuerda la protagonista
de este relato.
2. • No obstante, un suceso marcaría el resto de su
existencia. Corría el año 1996 y su padre
enfermaba gravemente, razón por la cual tuvo
que mudarse a Lima, para que su progenitor sea
atendido adecuadamente.
• Ya en la capital peruana todo se volvió sombrío.
Las carencias económicas truncaron la posibilidad
de que Julia continúe estudiando. Sin embargo,
una vecina le ofreció respaldarla
económicamente, a cambio de que ella la ayude
con algunas labores domésticas. Fue así que por
primera vez empezó a vivir lejos de su hogar, en
medio de una familia que no compartía sus
creencias y costumbres.
3. • Desde el primer día de labores escolares notó
que todo era distinto. Sin notarlo, empezó a
desligarse del calor de sus seres queridos y del
estilo de vida cristiano. “Empecé a actuar de
manera distinta, a vestirme de manera distinta”,
narra Julia, quien recuerda que cierto día su
padre reprochó su cambio, situación que la
entristeció profundamente.
• Pero la semilla de Dios sembrada en su corazón la
redarguyó. Después de algún tiempo el vacío que
sentía en su corazón empezó a desmoronar su
espíritu. Ella sentía que sin Dios no podía seguir.
5. • “Sin lugar a dudas, la historia de Luis Huamaní es un claro
reflejo del amor de Dios sobre la humanidad.
• Con sólo dos años llegó hasta Lima junto a sus padres.
Pasó poco tiempo para que sus progenitores opten por
separarse al no poder corregir diferencias insalvables.
“Mi papá era alcohólico”, narra Luis.
• Su madre, quien tenía un carácter muy fuerte, no podía
contener a sus hijos y poco a poco la figura paterna
se hacía más necesaria. En el colegio, la timidez dañó la
vida emocional del quien cuenta este relato.
6. • “Desde pequeño me empezaron a gustar los juguetes
de las mujeres, pero lo que me marcó fue una
violación que sufrí a los nueve años”, explica Luis.
• Ante la evidencia de su comportamiento, las burlas
empezaron a distorsionar la realidad de Luis, quien
creía que el “había nacido así”.
• Durante su adolescencia, la rebeldía gobernó su
corazón. Fue así que decidió en varias ocasiones
abandonar su hogar, para evitar los golpes que recibía
de parte de su madre.
• Con sólo 15 años empezó a travestirse. “Llegué a
tomar hormonas para parecerme a una mujer y la
gente se mofaba de mí”, añade Luis, quien ya sabía
que existía Dios, pero no lo conocía.
7. • Inspiración
• En 1998 viajó a Argentina, país en el que vivó 5 años, luego
tomó rumbo hacia Italia. En medio de su sufrimiento
conoció al hermano Fernando Ñaupari, quien también tuvo
una vida parecida a la de él, sirviéndole de inspiración.
• Por fin había encontrado a Dios quien pudo cambiar su
corazón. Él transformó su existencia. “Jehová trató conmigo
a goles, me asaltaban todos los días, pero ese es el trato
que Dios tuvo conmigo”, apuntó.
• Durante una golpiza sintió que iba a morir y tuvo que
clamar al Creador. Una fuerza sobrenatural lo libró de los
delincuentes y entendió que existía un ser superior que lo
amaba.
• Desde ese día entendió que su vida tenía solución y hasta
el día de su muerte predicará sobre lo grande que es
Jesucristo.