El autor describe una caminata nocturna por la montaña durante una nevada en Navidad. Se detiene a observar a un mirlo cantando alegremente en la oscuridad y reflexiona sobre cómo al derretirse la nieve por la mañana, el agua fluirá por los ríos y acequias para proveer vida. Considera que la caída de la nieve pura en la cumbre es un regalo sin precio del cielo.
1. Un regalo sin precio Invierno 2007 Fotos, textos y música: José Gómez Muñoz El texto de esta presentación es uno de los capítulos de mi libro inédito: “El Sueño más Bello, Sinombre y Yo”
2. Metido en estos pensamientos he avanzado por la senda rellena de nieve y me aproximo al bosque de los pinos. Por el lado de arriba, las grandes rocas que corona a la cumbre, oigo el canto de un mirlo.
3. Los mirlos cantan cuando menos se lo espera uno y éste me sorprende mucho. En la oscuridad de la noche y, cuando más nieve cae del cielo, canta y lo hace con melodías jubilosas. ¿Qué estará anunciando y por qué se alegra?
4. Me pregunto y en el fondo yo también me amino. Su tonadilla me hace caer en la cuenta de que no estamos solos del todo, en esta noche de Navidad, tremendamente silenciosa y suspendida en la dignidad blanca de la nieve que derrama el cielo.
5. Me digo que, mañana cuando amanezca, la nieve que esta noche se derrama en las rocas de esta montaña y sobre mis manos y cara, se convertirá en agua que, en ríos ocultos, se irán por las entrañas de la tierra.
6. Y mañana mismo, por la mañana o al caer la tarde, estos arroyuelos que digo, brotarán por la Vega de Granada, por los manantiales del Cortijo de la Viña, por el gran río que surca estos campos nuestros y por otros muchos sitios. Incluso creo que, hasta los reinos de la Princesa nuestra, llegarán las aguas de la nieve que mañana se derrita en esta montaña.
7. Y para unos y otros, los chorros de agua clara que surjan de esta cumbre, serán la vida. Por eso la red de acequias, construidas por los hombres desde tiempos muy lejanos, relucirán atravesando las tierras al sol de la tarde.
8. Muchos aprovecharán y disfrutarán con las aguas que, al derretirse la nieve, saldrá de esta montaña y a muchos les dará la vida. Pero pocos saben que, cuando esta noche la nieve cae sobre esta cumbre, solo nosotros estamos para recibirla.
9. Para abrazarla y darle la bienvenida en su primer contacto con la tierra. Solo nosotros hemos salido al encuentro de este gran regalo del cielo y lo recibimos, al poco de su andadura desde las nubes al suelo.
10. Por eso presiento que es un gran milagro lo que esta noche estoy viviendo. La nieve blanca que, delicadamente y amorosa, se duerme sobre esta cumbre justo en la gran noche de la Navidad, es un tan magnífico regalo, que no tiene precio ni existe con qué compararlo.
11. Así lo siento y así lo celebro en mi corazón mientras camino en busca de mi muñeco de nieve inmaculada. Y también me digo que mañana, si al amanecer se presenta por aquí la niña nuestra, tengo que hablarle de esto, mientras le hago las fotos para mantener siempre vivos estos momentos. Me sentiré muy dichoso viviendo con ella esta aventura. Y le comentaré también lo que él me explicó y de nuevo ahora recuerdo. Me dijo:
12.
13. En los pliegues de la serenidad del tiempo o del viento puede estar la gran verdad y la suprema caricia agazapada. Tú, cuando vayas por la vida, camina siempre atento.