1. 1. La invención de la huelga
En noviembre de 1152 a.C. los artesanos y trabajadores que construían la tumba de Ramsés
III en el Valle de los Reyes iniciaron una huelga. La causa inicial de esta huelga fue el
retraso de 18 días en la llegada de los alimentos asignados, que habían sido robados por el
gobernador de Tebas y sus secuaces.
Los obreros abandonaron las obras y se dirigieron hacia el Rameseo, el templo funerario de
Ramsés II, donde estaban los graneros. Sedientos y debilitados por el hambre, los
huelguistas amenazaron con dirigirse directamente al primer ministro y al faraón.
Los funcionarios del templo, atemorizados por las amenazas, decidieron distribuir los
alimentos exigidos, correspondientes a la ración mensual: cuatro sacos de trigo y un saco y
medio de cebada. Tras el reparto los artesanos volvieron a la necrópolis y reemprendieron
su trabajo.
LA PRIMERA HUELGA DE LA HISTORIA: se produjo en tiempos de Ramsés III, de la XX
Dinastía, nieto de Ramsés II, el Grande. Se conoce su existencia por el Papiro de la Huelga de
Turín. Los obreros delValle de los Reyes eran empleados del faraón y trabajaban ocho días de
cada diez de la semana egipcia. Cobraban un salario generalmente en especie,y vivían en la
aldea de Deir el Medina, junto a artesanos y escribas. Durante los días de trabajo, no podían
abandonar la tumba, excepto en festividades o por orden del patrón, y como medida de control
se pasaban largas listas cada día. Los salarios se pagaban por adelantado, a principios de mes.
Aunque en esta época del Imperio Nuevo fueron frecuentes los retrasos. Se han encontrado
ostracas que narran como las raciones comenzaban a llegar tarde, e incluso manipuladas. Y el
hambre les hizo tomar la decisión: los trabajadores se amotinaron, abandonaron su trabajo y se
encaminaron hacia los templos para entrar a la fuerza y reclamar su pago. Y lo consiguieron,
pero al poco tiempo el retraso se repitió,y con él, las huelgas. Coincidió la segunda huelga con
la visita del visir Ta. Consiguieron entonces raciones completas, pero se les advirtió que si
volvían a los paros serían castigados. La situación de las siguientes generaciones, bajo el mando
de los sucesores de Ramsés III, no mejoró, y tuvieron que volver a movilizarse.A veces los
paros duraban solo días, otras semanas e incluso meses. Casi siempre eran por motivos
económicos y no por las condiciones de trabajo. Las últimas noticias de estas movilizaciones son
del reinado de Ramsés XI, poco antes de desaparecer esta aldea de trabajadores
El poco conocido Papiro de la Huelga,guardado en Turín (Italia), narra de manera concisa,mezclando el
tono impersonal del escriba,una conducta intransigente adoptada por unanimidad por los obreros
faraónicos,debido a las malas condiciones laborales existentes.
Y es que doce siglos antes de nuestra era,se iniciaba en Egipto,que aún era un país rico y poderoso,
una decadencia,suma de diversos problemas endémicos ya la vez coyunturales.Al final del Imperio
Nuevo, la Dinastía XX se preparaba para dar paso al Tercer Período Intermedio y un sinfín de
problemas.
2. Egipto, acababa de sufrir serios acosos enemigos desde el Mediterráneo y más de dos intentos de
invasión de los libios,por lo que, las arcas del estado estaban muymaltrechas.Además,una endeble
respuesta política a la cada vez más extensa burocratización de la esfera política,minaba
galopantemente la economía egipcia.
De todos es sabido que las huelgas en síno constituyen una finalidad,sino que son propiciatorias como
medio de presión,para alcanzar determinados fines.En este caso,es necesario hacer un neces ario
ejercicio de retrospección y análisis para situarnos aproximadamente en el año 1166 a.C.
La situación específica de los trabajadores faraónicos
El desbordante ya todas luces enorme crecimiento de la burocracia estatal,asícomo un consumo
desaforado de la Corte Real y de los principales cargos burocráticos del país,fueron determinantes en su
particular bancarrota,y por ende,en los retrasos de los salarios de los trabajadores.
Los obreros y artesanos de la zona de Deir-en-Medina,recibían el pago de su trabajo, no en moneda sino
en especies.Así, es curioso poder saber mediante los escritos de los documentos
de ostracas encontradas en la zona, que regularmente a diario,recibían pan,cerveza, verduras,agua y
dátiles.Por otra parte, en determinadas fechas,se les proporcionaban vestidos,calzado,vasijas y utillaje
de trabajo.
Otros papiros,hablan de las raciones acostumbradas en otras poblaciones,que se componían de un
determinado salario diario,que podía oscilar en los siguientes términos:para un trabajador no cualificado,
un promedio de diezpanes y una medida de cerveza, mientras que la retribución de un artesano
altamente cualificado,podía rebasar las quinientas hogazas de pan diarias.Lógicamente estos
privilegiados intercambiaban a su gusto la mercancía recibida.
El abusivo control de los administradores favoreció la huelga
Todos los problemas se derivaron a la cada vez más exigua paga de los salarios,y a la mala calidad de
los productos entregados por los administradores reales.La situación se hizo insostenible y fue cuando se
produjeron las primeras quejas,más o menos expresadas en estos términos:“(…) Comunico a vos Señor,
que estoy trabajando bien y que no escatimo en mi esfuerzo (…) Os notifico que estamos seriamente
empobrecidos (…) Y que la calidad de las mercancías fruto de nuestro trabajo,está cercana a la
categoría de la basura”.
El Papiro de la Huelga,escrito por el escriba llamado Amennajeth,continua relatando con una neutra
precisión,los detalles del paro general,que se produjo por primera vez el día 10 del mes de Peret,
cuando se cumplía el año 29 de Ramsés III, es decir,en el 1166 a.C.
Los obreros enojados,en vez de dirigirse a su trabajo,habían marchado en actitud de protesta hacia los
templos,sentándose frente a ellos,y exigiendo simbólicamente,justicia a las autoridades.
En sucesivas ocasiones,durante los días posteriores,los obreros y artesanos ocuparon sin violencia los
templos,haciendo huir a los sacerdotes y vigilantes,para luego hacerse con las ofrendas guardadas por
el clero a los dioses,y volver posteriormente a sus casas.
Poco a poco,no en toda su realidad,las demandas de los obreros fueron atendidas,pero símarcaron un
antes y un después,en el contexto político social del Antiguo Egipto.
El significado histórico de la huelga en el Antiguo Egipto
3. Aquellos paros premeditados ydiscontinuos,sentaron un precedente histórico poco conocido,con
respecto a los nulos derechos de los obreros y trabajadores,que se mantuvo hasta la Era Industrial,en
pleno siglo XIX.
Egiptólogos,arqueólogos e historiadores del Egipto faraónico,han expuesto sus escritos,la mayoría
ecuánimes,sobre la grandiosidad de las obras arquitectónicas egipcias,pero quizás han pasado de
puntillas,sobre el esfuerzo,el sudor,la sangre y las lágrimas,vertidas por el pueblo llano egipcio,que
sufrió los aires de grandeza de algunos de sus soberanos,apoyados por la nobleza y el ins aciable clero.
¿Se puede decir que aquella huelga tuvo algún significado posterior? En ningún modo.Las condiciones
precarias de los trabajadores en el Antiguo Egipto continuaron,pero lograron,eso sí,terminar desde
aquellos tiempos,con muchas empresas –valga calidad de la expresión- faraónicas,que minaron muya
menudo la economía del singular país del Nilo.
Ramsés III llevó a cabo una importante labor constructiva, levantando edificios
conmemorativos por todo el país, hasta que la crisis económica que asoló sus últimos años
de gobierno, le llevó a parar esta actividad.
De ese período vienen las primeras huelgas que los obreros de las tumbas reales llevaron
a cabo para protestar por la falta de pago a su trabajo.
Estas tres huelgas fueron las primeras documentadas de la historia de la humanidad,
algunas de las cuales se recogen en un papiro que está en el Museo Egipcio de Turín.
Después de haber presentado sus reclamaciones con poca fortuna en los templos
funerarios de Horemheb y Ramsés II, el escriba Amonnjat reúne a su equipo para
anunciarle el retraso de las raciones alimenticias que formaban parte de sus sueldos, ya
que en Egipto no existió la moneda hasta la Dinastía XXX (siglo IV a. C.). Los trabajadores
llevaban unos veinte días sin recibir su sueldo.
Cuatro meses después el conflicto se reavivó. La entrega de alimentos se demoró de
nuevo, esta vez 18 días. Los obreros se vieron entonces obligados a reclamar lo que era
suyo, pero no recibieron partidas suficientes.
Pararon de trabajar, y se dirigieron al Templo de Tutmosis III, donde presentaron sus
quejas, exigiendo que el rey fuera informado y anunciando:
Los sacerdotes tuvieron que soportar duras negociaciones y huelgas intermitentes, El
desenlace no se sabe, pero los robos en las necrópolis aumentaron a partir de ese
momento, es posible que los propios trabajadores fueran los culpables de esos robos, que
hasta ese momento eran impensables.
LA PRIMERA HUELGA DE LA HISTORIA: EGIPTO, AÑO 1166 A.C.
LOS HECHOS
La situación no fue nada fácil, pero
los obreros finalmente lograron un acuerdo
con las autoridades ante quienes
reclamaban comida, bebida y ropa, y que se
4. elevara con urgencia su nota de reclamos ante las máximas jerarquías del Estado, el Primer
Ministro (sustituto en ausencia del rey)[i] y el propio Faraón. El reporte del escriba comenta:
"... los trabajadores traspasaron los muros de la necrópolis (se pusieron en huelga)
diciendo: ‘Tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes... hemos venido aquí
empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni
legumbres. Escriban esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro jefe, que nos
den nuestro sustento!”.
Los obreros pasaban hambre y los alimentos eran de mala calidad. El límite de tolerancia
de aquellos primitivos trabajadores se había rebasado, razón por la cuál tomarían una decisión
histórica: dejar de trabajar reclamando el pago de sus haberes. La llamada primera huelga de
la historia comenzaba[ii]. ¿Cuándo ocurrió esto? ¿Cómo ocurrió? ¿Cuáles fueron las
consecuencias? Y finalmente, ¿fue una verdadera huelga? ¿Podemos hablar de huelga en
aquellos tiempos lejanos?.
EL LUGAR DE LOS HECHOS Y LOS TRABAJADORES
Todos los obreros, artesanos y escribas encargados de los trabajos en la tumba del faraón,
estaban alojados en la aldea de Deir el-Medina, junto con sus familias. Esta zona albergaba las
viviendas, las capillas y las tumbas de los propios obreros y fue utilizada desde la dinastía XVIII
a la XX. Se calcula que en las más de setenta casas vivieron unos 120 trabajadores con sus
esposas e hijos.
La cuadrilla de trabajadores se componía con un mínimo de 60 hombres divididos en dos
equipos, cada uno de los cuales contaba con un capataz, un delegado y uno o varios escribas.
Había albañiles, canteros, pintores, tallistas de relieves y escultores. Todo el trabajo estaba
supervisado por el visir que visitaba la zona en algunas ocasiones o enviaba un delegado real
para inspeccionar los trabajos.
Los trabajadores eran reclutados de varios poblados y localidades del territorio egipcio,
donde ya desempeñaban alguna función al servicio de las autoridades. Sabemos que algunos
de ellos fueron dueños de tierras y de servidores y animales, además de tener propiedades
fuera de la población obrera. Los "hombres de la tumba" (como se les llamaba) se
relacionaban, debido a su trabajo, con las personalidades más destacadas de Egipto e incluso
algunos artesanos tuvieron trato directo con el faraón. Todo parece indicar que estos hombres
disfrutaron de un mejor nivel de vida sus contemporáneos.
Cerca de la aldea se encontraban las tumbas de los obreros y las capillas con los dioses
locales[iii]. Durante el reinado de Ramsés II, las tumbas de los artesanos se convirtieran en un
conjunto de obras en las que destaca la tendencia a la monumentalidad. Consistían en capillas
pequeñas coronadas por una pirámide de reducidas proporciones. Este tipo de sepulcro era
típico de los nobles del Nuevo Imperio, quienes se hacían edificar mastabas con pirámides en
la parte superior, buscando participar de los beneficios espirituales antes reservados a la
realeza.
EL PROBLEMA
Pese a ser todavía un país rico y poderoso, en el siglo XII a. C. se anunciaba la decadencia
de Egipto. Desde 1198 hasta 1166 a. C. Ramsés III (XX dinastía) gobernaría un país con
crecientes problemas. En las fronteras del Imperio tuvo que contener dos intentos de invasión
libia, y el ataque de “los pueblos del norte y del mar” proveniente del Mediterráneo. La
corrupción y la mala administración de los recursos debilitaban la economía del país, ya
afectada por las monumentales tumbas en el Valle de los Reyes que absorbían buena parte del
potencial de trabajo de la población. El excesivo y consecuente crecimiento de la burocracia
estatal así como de una demanda de bienes de consumo que no podía ser satisfecha, llevaba
la situación hasta el límite. Y de hecho, el reinado y la vida de Ramsés III, terminarían con una
conspiración en su harén, en la que tomarían parte importantes funcionarios políticos.
5. Al empezar la inflación en los últimos años de Ramsés III, el sistema de trabajo se
desarticuló como consecuencia de los retrasos del gobierno en pagar a los obreros. Y como
resultado directo de la situación general, la actividad laboral de los artesanos (dependientes de
la administración central) se multiplicaba sin que sus “salarios” (véase la nota)[iv] se adecuaran
a las tareas crecientes.
Muchos ostraca (hallados en Deir el-Medina) contienen largas listas de los productos que
se entregaban regularmente a los obreros. Cada día recibían pan, cerveza, dátiles y verduras,
e incluso agua potable (ya que los manantiales estaban secos). Algunos alimentos como los
higos se suministraban con menos frecuencia y la carne solo en fiestas especiales. Asimismo,
también se les abastecía de vestidos, calzados, vasijas y herramientas. El salario de un día del
trabajador promedio era de 10 hogazas de pan y una medida de cerveza; y el de un artesano
de mayor categoría podía llegar a las 500 hogazas de pan, las que tenía derecho a
intercambiar por otros artículos. Los capataces y los escribas recibían 72 sacos (de unos 76
litros cada uno) de cereales al mes y el resto de trabajadores 52 sacos.
Pero aquellas necesarias raciones de comida no llegaban a tiempo, y las que sí llegaban,
de mala calidad, eran manipuladas por el administrador según se lee en un ostracon:
“... Comunico a mi señor que estoy trabajando en las tumbas de los príncipes
cuya construcción mi señor me ha encargado. Estoy trabajando bien (...) No soy en
absoluto negligente. Comunico a mi señor que estamos completamente empobrecidos
(...) Se nos ha quitado un saco y medio de cebada para darnos un saco y medio de
basura”[v]
El hecho fue multicausal: la situación económica general, el crecimiento de la demanda
de bienes de consumo, la corrupción y la mala administración llevaron a los obreros a
declararse en huelga y a ocupar algunos edificios clave de la administración central.
EL DESARROLLO DE LA HUELGA
Según se lee en el llamado Papiro de la Huelga del reinado de Ramsés III (conservado
hoy en Turín, Italia) y de varios ostraca encontrados en Deir el-Medina (guardados en los
museos de El Cairo, Berlín y otras ciudades) la huelga comenzó el día 10 del mes de Peret en
el año 29 de Ramsés III (a la sazón de 62 años de edad; 1166 a.C.) debido al retraso de una
paga "distraída" por el Gobernador de “Tebas Oeste”.
En el Papiro de la huelga redactado por el escriba Amennajet (que pertenecía al equipo
de trabajadores de la tumba de Ramsés III)[vi] se evidencia un conflicto en crecimiento, que
pasa de las quejas iniciales a los reclamos más vehementes por la retención de recursos.
Amennajet escribiría (como en parte citamos al principio):
“Año 29, segundo mes de la segunda estación, día 10. Este día el bando cruzó los
cinco muros de la necrópolis, gritando: ‘¡Tenemos hambre!’ (...) y se sentaron a espaldas
del templo” de Tutmosis III en el límite de los campos cultivados”.
Al analizar el asunto más detenidamente, vemos que una vez abandonado el lugar de
trabajo los artesanos egipcios habían marchado en protesta hacia los templos. Asumir esta
actitud implicaba mucho para ellos porque constituía un verdadero desafío a las autoridades.
En uno de los templos se les entregaron 50 panes (obviamente insuficientes para la multitud)
por lo que al día siguiente entraron por la fuerza en el templo y paralizaron las actividades del
mismo, haciendo los reclamos que registramos al principio de este artículo.
Así mismo fue necesaria la intervención de un escriba del equipo quien se dirigió al templo
funerario donde se almacenaba grano exigiendo las raciones acaparadas por los sacerdotes y
los intermediarios[vii] (había retensión de bienes) Los tres interventores y sus ayudantes
instaron a los trabajadores a volver al recinto de la necrópolis haciendo:
“(...) grandes promesas (...): ‘Podrán venir, porque tenemos la promesa del
Faraón’ les dijeron.
6. Pese a la promesa, los artesanos permanecieron el día entero acampados detrás del
templo y solo al anochecer volvieron a la necrópolis.
El segundo y el tercer día invadieron el recinto sagrado que rodeaba el templo funerario
de Ramsés II (o Rameseum) provocando la huída de porteros, policías y contadores, que no se
animaron a enfrentar a la multitud. La ocupación del Rameseum parece haber sido más eficaz
que las medidas anteriores, porque provocó un cambio en la actitud de los funcionarios. Los
huelguistas reclamaban, como se citó:
“(...) Hemos llegado a este lugar por causa del hambre y de la sed, por la falta de
ropa, de pescado, de hortalizas. Escríbanlo al Faraón, nuestro buen señor, y escríbanlo
al Visir, nuestro superior. ¡Háganlo para que podamos vivir!”
Esto llevó a que se les dieran las raciones del mes anterior. Pero obviamente no
dejaron de reclamar las del mes en curso. Reunidos al día siguiente en la “fortaleza de la
necrópolis” (el cuartel de soldados) obtuvieron la intervención del jefe de policía, Mentumosis,
quien les hizo la promesa de ir con ellos hasta el templo de Tutmosis:
“(...) Miren, les respondo: suban a sus casas y recojan sus útiles; cierren sus
puertas y traigan a sus esposas e hijos. Yo iré al frente de ustedes al templo de Tutmes y
les permitiré estar allí hasta mañana”.
Las promesas abundaban, pero el problema continuaba. Los obreros acamparon en el
templo funerario de Tutmosis III, en Medinet
Habu, durante todo un día con su noche
reclamando lo adeudado. Finalmente se les
entregaron también las raciones
correspondientes al mes. Enviados los
salarios la situación volvió a la calma y los
trabajadores se reintegraron a sus labores.
Pero por poco tiempo. Quince días después
volvieron a salir de los muros reclamando
ante los interventores de la necrópolis:
“(...) No nos iremos. Digan a sus
superiores, cuando estén con sus
acompañantes, que ciertamente no
hemos cruzado los muros a causa del
hambre solamente, sino que tenemos
que hacer una acusación importante
porque ciertamente se están cometiendo crímenes en este lugar del Faraón”
Los desórdenes se reiniciaron varias veces ante las reiteradas promesas incumplidas:
se declararon una segunda y una tercera huelgas, consiguiéndose finalmente en cada caso la
paga anhelada. Pero los disturbios no terminaban, porque las pagas volvían a retrasarse.
En determinado momento el nombramiento de Ta ("Delegado del Equipo en el Lugar de
la Verdad" y "Escriba de la Tumba") como visir del Alto y Bajo Egipto (en su cargo debía
velar por la justicia en todos los dominios) produjo cierta expectativa entre los trabajadores
porque era un hombre (“delegado”) salido de sus filas, estrechamente relacionado con Deir el-
Medina.
Actuando de común acuerdo pararon sus actividades ante la visita del visir Ta. Esto dio
esperanzas de ver solucionada la situación y de hecho permitió que los obreros consiguieron la
entrega de las raciones completas que se les adeudaban, pero se les ordenó no volver a
declararse en huelga, bajo pena de ser castigados en caso de desobediencia. Diríamos hoy, se
declaró ilícita la huelga. Ta envió a un oficial con este mensaje para los interventores de la
necrópolis:
7. “(...) Cuando haga falta algo, no dejaré de traérselos. Y acerca de lo que me dicen:
‘¡No te lleves nuestras raciones!’, ¡cómo!, yo soy el Visir, que da y que no quita (...) Si
ocurriese que no hubiera nada en el granero mismo, les daré lo que pueda encontrar”.
La amenaza parece haber tenido efecto momentáneamente. Pero una demora en el
suministro de alimentos once días después de la visita de Ta, empujó a los trabajadores a
corear su consigna: ¡tenemos hambre!; ante lo cual el alcalde de Tebas les proporcionó
cincuenta sacos de trigo como adelanto de su paga:
“(...) Miren, les daré estos cincuenta sacos de grano para que vivan hasta que el
Faraón les dé sus raciones”.
Pero este cierto respaldo de las autoridades no duraría mucho. Para ahondar los
problemas el visir Ta se ausentaría hacia el Delta con motivo del “Festival Sed”, lo que llevó a
que los pagos volvieron a atrasarse. Y más tarde Ta parece haber estado envuelto en el
complot contra el envejecido faraón, Ramsés III. Si bien se desconoce el desenlace de este
episodio algunos investigadores observan que a partir de ese momento comenzaron los robos
en las tumbas reales y privadas, como consigna un papiro en época posterior:
“Año 16, día 22 del tercer mes de la estación de la inundación (...) Interrogatorio de
los hombres que se encontró violando las tumbas del Occidente de Tebas; acusación
contra los cuales había sido formulada por Pwer’o, alcalde del Occidente de Tebas y Jefe
de Policía adscrito a la gran y noble tumba de millones de años del faraón (...)”.
Es posible que al no mejorar la situación general de las siguientes generaciones de
trabajadores, bajo los sucesores de Ramsés III, los artesanos se decidieran a saquear las
tumbas y nadie mejor que ellos para la tarea, porque las habían construido.
EL SIGNIFICADO HISTÓRICO
No hay duda de que aquella primera huelga sentó un precedente histórico de enorme
importancia en la historia del trabajo y de la organización obrera. Por primera vez en la historia,
los trabajadores conseguían hacerse oír por medio de la paralización de sus actividades,
haciendo uso de un instrumento empleado innumerables veces sobretodo durante la era
industrial (desde el siglo XIX) Es obvio que Egipto no es una sociedad industrial ni capitalista,
razón por la que no puede sostenerse la idea de que las huelgas solo pueden surgir en dicha
sociedad. Pero, ¿se puede decir que fue una verdadera huelga? ¿Podemos usar el concepto
de huelga para aquella lejana época? ¿No estaremos quizás cayendo en un anacronismo?.
Actualmente definimos el término huelga (véase: Diccionario de la Real Academia) como la
cesación colectiva y concertada, voluntaria, de actividades por parte de un grupo de
trabajadores con el fin de imponer la aceptación de ciertas condiciones a sus patronos. Dicha
cesación debe ser concertada y colectiva para distinguirla de la cesación por otras causas,
como el paro forzoso. La huelga se produce porque las autoridades infringen las condiciones
de trabajo; y las mismas atentan contra los trabajadores.
¿Se cumplen las condiciones de esta definición en el conflicto de los obreros de Ramsés
III?
No hay duda que la cesación de actividades fue concertada y colectiva, ya
que intervinieron simultáneamente todos los trabajadores y sus jefes, así
como otros voceros.
Todos estos reclamaban el pago de los “haberes” atrasados, y los
obreros paralizaron sus actividades todas las veces que lo consideraron
necesario, buscando concienciar a las máximas autoridades del Estado sobre
la cuestión: la retensión del pago y la corrupción de los administradores.
8. Así mismo, más allá de la cuestión material, los trabajadores se quejaron de
otras situaciones irregulares, ciertos sacrilegios cometidos en aquel tiempo,
sin que sepamos concretamente de qué se trataba.
En los hechos, su “plataforma reivindicativa” incluía un nuevo ingrediente
usado como arma política: la acusación dirigida a los interventores de estar
engañando nada menos que al faraón y al visir; y se les amenazaba con
denunciarlos ante sus autoridades.
En resumen, los trabajadores protestaron contra los manejos irregulares y
como metodología, protagonizaron verdaderas sentadas junto a los templos,
así como la ocupación de locales, medidas que resultaron efectivas.
La presión y las ocupaciones lograron momentáneamente sus efectos, pero la situación no
se corrigió nunca. Si todas estas características no alcanzan para definir el conflicto de los
trabajadores egipcios con las autoridades como una huelga, entonces ¿qué fue?.
CARACTERÍSTICAS DE
LA HUELGA:
Cesación concertada de actividades
Reclamos por pagos atrasados
Reiteración de la medida
Denuncias de corrupción y sacrilegios
Plataforma reivindicativa usada como arma
política
Metodología de sentadas y ocupaciones
Es cierto que no podemos determinar hasta qué punto los trabajadores desarrollaron su
organización o su conciencia de grupo, debido a la ausencia de información. Se ha señalado
que las razones de la huelga eran en primer lugar económicas y en segundo plano
reclamaciones por las condiciones de trabajo. Pero también es obvio que hubo coordinación y
acuerdo entre los obreros a lo largo de muchos años, fruto sin duda de sus reuniones y de la
dirección de sus jefes de tareas. No se puede pasar por alto el hecho que las
huelgas continuaron hasta la desaparición de la aldea de trabajadores, es decir hasta el final
de la XX dinastía (bajo el reinado de Ramsés XI) época en la que se terminó abandonado el
Valle de los Reyes como lugar de enterramiento real (y esto en buena medida a causa de la
crisis del Estado y de las invasiones libias). De este modo aquella primera huelga sentó un
modelo para Egipto, con efectos a largo plazo en el país.
Fuera de Egipto, no puede asegurarse si la influencia de la primera huelga se sintió
realmente o no. Por esto no podemos afirmar que la primera huelga haya influido realmente en
conflictos posteriores fuera de Egipto, y mucho menos a través del tiempo en la época
Moderna. Más allá de su influencia directa o indirecta, o que no haya tenido ninguna, Egipto es
el antecedente más antiguo de la lucha de los obreros por sus derechos.
[i] O también “visir”, aunque éste no esun término egipcio. Las"Instruccionesde servicio para el visir" o Primer Ministro están
bosquejadasen lastumbasde visiresde lasdinastíasXVIII y XIX.
[ii] No puede afirmarse con total seguridad quefuera la primera, tal vez hubo otrascon anterioridadde lasque no quedaron
registros. Lo interesante esque todo el proceso tiene unagran afinidad con otrossimilaresocurridosen Occidente durante
siglos. Tras la “primera” huelga se desencadenaron otrasmáscortas, siendo lasmássignificativaslasacaecidasbajo Ramsés
9. IV y XI. La ciudad de losartesanos(Deir el-Medina) tuvo unagran influenciaen la vida económica del Egiptoramésida; y por
esta razón lashuelgasinfluyeronfuertementeen el alza de preciosen objetosde primera necesidad. Documento central:
Papiro de la Huelga conservadoen el Museo Egipciode Turín, escrito posiblemente por el escriba Amennajet.
[iii] En tiemposde RamsésIX (el sexto sucesor de Ramsés III), la aldea entró en decadencia y con la siguiente dinastía, XXI,y
el traslado de la capital política, laaldeaperdió la razónde existir.
[iv] Para pagar lo que llamamossalario se utilizaba un dinero primitivoel DENIUS de plata (7,6 g) o el DEBEN de cobre (en
barras) o en sacos de cereales, loscualesobraban comopatronesde referencia; tambiénse usaban "va les” de alimentos. En
Nubia se halló uno de talesvales, una madera pintadacon inscripcionesen forma de hogaza de pande 12 cm de diámetro.
Todosestos valoresservían como unidadesde calculo y mediode canje.
[v] Museo de Berlín, ostracon 10.663
[vi] El Cairo, ostracon 25.533
[vii] Un recibo de salario de Deir el Medina nosda una idea de quéconstaba un pago:"... Lo quese le dio como retribuciónpor
la decoración del sarcófago: tejido de un vestido, hace3 seniu, 1 saco, hace 1/2 saco de cereales, una estera con manta, hace
1/2 seniu, y un vaso de bronce, hace 1/2 seniu".
El equipo de la tumba. La organización
La construcción de la Tumba real se realizaba en varias etapas, a cargo,
principalmente, de mano de obra especializada.
Lo primero, una comisión de altos funcionarios elegía el lugar en el Valle de los
Reyes y los arquitectos reales trazaban el plano de la tumba.
Los picapedreros comenzaban a excavar la roca y otro grupo de trabajadores
alisaban las paredes y tapaban las grietas, para que los dibujant es esbozaran las
siluetas de las figuras y signos sobre las paredes. Un maestro corregía estos
bocetos para que después, como ultima fase, fuesen coloreados por los pintores.
Todas estas fases requerían una gran coordinación y eran realizadas por artesanos
cualificados.
La "cuadrilla" de los trabajadores de la tumba, "Los servidores en el Lugar de la
Verdad (El Valle de los Reyes)", como se les llamaba, se dividía en dos equipos,
cada uno de ellos estaba formado por los obreros, un capataz, un delegado y uno o
varios escribas, encargados de las tareas administrativas.
Hay que añadir ademas, a los "guardianes", unos de la necrópolis y otros de la
aldea.
Estos trabajadores permanecían en el lugar de la tumba, en el Valle de los Reyes
durante toda la semana egipcia (10 días), regresando a la aldea durante las
festividades religiosas o durante los días de descanso. Solo podían abandonar el
pueblo por orden de un superior y como medida de control se realizaban
diariamente largas listas de asistencia.
El conjunto de todos los trabajadores de la necrópolis dependía, como se ha
comentado, del visir, el cual se presentaba en el lugar solo en alguna ocasión,
10. siendo lo mas normal enviar a alguno de sus subordinados reales para inspeccionar
el desarrollo de las obras.
Dado que estos artesanos no podían ocuparse de la producción de alimentos, la
administración central debía proveerlos, tanto para ellos, como para sus familias.
Muchos ostraca contienen largas listas de productos que se les entregaban
regularmente. Cada día recibían pan, cerveza, dátiles y verduras, incluso agua
potable, ya que los manantiales estaban secos. Algunos alimentos como los higos
se suministraban con menos frecuencia y la carne solo en fiestas especiales.
Asimismo, también se les abastecía de vestidos, calzado, vasijas, utillaje y material
de trabajo.
Estos artesanos recibían un determinado salario, casi siempre en forma de cereales,
pero a veces también en metales preciosos y por otra parte, en su tiempo libre
podían realizar otros trabajos para mejorar sus ingresos.
En concreto, por el trabajo en la tumba, los capataces y los escribas recibían 72
sacos (de unos 76 litros cada uno) de cereales al mes y el resto de trabajadores 52
sacos.
Cada uno de ellos recibía una casa, una tumba, una choza en el valle, una vaca, un
burro y varias cabras y ovejas, así como un terreno que podía labrar, pero fuera de
sus horas de trabajo.
Eso sí, ninguna de estas donaciones podía ser vendida o heredada. Por otro lado, si
el trabajador construía o fabricaba algo en sus "ratos libres", como pudiera ser una
casa particular u otra cosa, era de su propiedad y podía venderla.
A cambio, estos obreros deberían construir la que sería la ultima morada de su
faraón: La Tumba Real.
Los salarios se pagaban por adelantado, a principios del mes, aunque como
veremos, los retrasos estaban a la orden del día.
La huelga
Puede decirse que la economía del Antiguo Egipto era una economía estatalmente
dirigida por la administración central, en la que los salarios y precios estaban
estipulados y las actividades privadas solo estaban permitidas si estaban
encuadradas en un marco determinado, pues el estado egipcio intentó impedir en la
medida de lo posible la formación de un empresariado libre.
La mayor parte de los bienes producidos en Egipto, sobre todo los alimentos
estaban sujetos al control y distribución estatal, siendo lo ideal almacenar todos los
11. productos en una central para luego poderlos repartir entre la población según las
necesidades.
Durante el Imperio Nuevo, la época en la que estamos situados, parece ser que
este sistema estaba descentralizado; por ejemplo tenemos noticia de que los
funcionarios de la necrópolis llegaban por barco hasta los propios campesinos, los
cuales les entregaban el cereal y dichos funcionarios lo llevaban directamente a los
trabajadores de Deir el-Medina, sin almacenamiento ni otros intermediarios que
ellos mismos y únicamente se comunicaban las cantidades a la administración
central, para su registro.
El inicio
A finales del reinado de Ramsés III, époc a en que se produjo la huelga, la situación
del país no era muy buena. Pocos años atrás quedaba el pasado glorioso de los mas
grandes faraones del Imperio Nuevo egipcio: Amenhotep II, Amenhotep III,
Thutmosis II, III y IV, Seti I y Ramsés II, por citar algunos de los grandes faraones
que mas enriquecieron el país.
Siendo aún un país rico y poderoso, se iniciaba un periodo de decadencia. Los
pueblos anteriormente derrotados, presionaban ahora las fronteras. Las donaciones
a los Templos, iniciada en dinastías anteriores, la corrupción y la mala organización
de los recursos, debilitaron la economía.
Las raciones de comida llegaban con retraso a los trabajadores, incluso eran
manipuladas.
En un ostracon se puede leer: ...Comunico a mi señor que estoy trabajando en las
tumbas de los príncipes cuya construcción mi señor me ha encargado. Estoy
trabajando bien... No soy en absoluto negligente. Comunico a mi señor que
estamos completamente empobrecidos... Se nos ha quitado un saco y medio de
cebada para darnos un saco y medio de basura. (Ostracon nº 10.663, Berlín).
En otros ostracones similares encontrados en la aldea de Deir el-Medina, como el
Ostracon nº 25.533, de El Cairo, escrito por el escriba Amennakht (uno de los
escribas del equipo de la tumba de Ramsés III), se demuestra, que ya no son
quejas, como el anterior, pues uno de los escribas del equipo se dirigió a un templo
funerario, donde se almacenaba grano y exigió las raciones, las cuales fueron
enviadas, lo que pone de manifiesto que no es que hubiese falta de recursos, sino
que estos eran acaparados por los templos y los sacerdotes. Pero, además se
deduce, puesto que muchos textos aparecen incompletos, que había un
intermediario que manipulaba las raciones.
12. En este periodo se nombró a Ta, visir del alto y bajo Egipto. Esto trajo una nueva
esperanza a los trabajadores, pues este personaje estuvo estrechamente
relacionado con Deir el-Medina, ya que fue entre otros títulos, "Delegado del Equipo
en el Lugar de la Verdad" y "Escriba de la Tumba".
Cierto es que la situación mejoró, pero solo duró 4 meses.
La decisión
Los retrasos de las raciones eran de lo mas habitual. Los obreros pasaban hambre y
cuando llegaba la comida, ésta no tenia la calidad debida, lo cual trajo como
consecuencia que el equipo de trabajadores del"Equipo de la Tumba", tomara una
firme decisión: Dejar de trabajar.
Los trabajadores se amotinaron, abandonaron su trabajo y se encaminaron hacia
los templos, a los que entraron por la fuerza paralizando las actividades que allí se
realizaban.
Se iniciaba en este momento la que conocemos como primera huelga de la historia,
conocida gracias al denominado Papiro de la huelga de Turín, el cual se cree fue
escrito por el escriba Amennakht, el mismo que escribió en ostracon las quejas que
precedieron a la huelga.
Dice el papiro: "Día diez del segundo mes de peret del año 29. Los trabajadores
traspasaron los muros de la necrópolis (se pusieron en huelga) diciendo: tenemos
hambre, han pasado 18 días del mes..".
Previamente, los trabajadores se habían manifestado ante uno de los templos,
donde les fueron entregados 50 panes, pero no fue suficiente, por lo que al día
siguiente entraron en el templo diciendo: "...Estamos aquí a causa del hambre y la
sed. No hay vestidos, ni ungüentos, ni pescados, ni verduras. Contarselo al faraón
nuestro buen señor y contarselo al visir nuestro superior para que nos sean
enviados alimentos...".
Estas acciones se prolongaron durante varios días. Cuando llegaron los salarios
volvió la tranquilidad durante un tiempo, pero en poco tiempo, la historia de nuevo
se repitió. Se les hace una promesa que no se cumple, por lo que unos días
después, les llevó a ponerse en huelga por segunda vez. Incluso hubo una tercera,
según se deduce del citado papiro, consiguiendo su paga el día 17 del mes en
curso. Recordemos que los meses egipcios tenían 30 días divididos en 3 semanas
de 10 días cada uno.
13. Poco después, sin que mejorará la situación, los obreros aprovecharon la visita del
visir Ta, para hacer un nuevo paro. Consiguieron que les fueran entregadas las
raciones completas, ya que no lo estaban, pero se les indujo a no volver a
manifestarse bajo pena de ser castigados.
Bajo esta amenaza, continuaron de nuevo los retrasos, pero la visita del alcalde de
Tebas les proporcionó 50 sacos de trigo con los que pudieron resistir hasta recibir
su paga.
Situación final
No se conocen mas detalles de lo que sucedió a partir de este momento. Pero,
parece ser que el final del reinado de Ramsés III fue bastante complejo, el faraón
estaba muy debilitado y habían disminuido los recursos, era el inicio de una
decadencia de la que Egipto ya no se volvería a recuperar plenamente.
Es bastante posible que el visir Ta, estuviera involucrado en el mencionado complot
contra el faraón, pues no se vuelve a tener noticias suyas, y por tanto, descuidase
la tarea del control de los obreros de la tumba, sin preocuparse por tanto de las
consecuencias de la huelga, de ahí que se originaran los continuos retrasos en las
raciones de los trabajadores.
No obstante, la situación de las siguientes generaciones de trabajadores, bajo el
mando de los sucesores de Ramsés III, no mejoró, debiendo recurrir a nuevas
huelgas para reclamar sus salarios. Egipto, ya no era el mismo y los problemas de
aprovisionamiento continuaron hasta el final de la dinastía, época en la que se
terminó abandonado el Valle de los Reyes como enterramiento real.
Conclusión
Como conclusión final se puede decir que esta "primera gran huelga de la historia",
sentó un precedente para reivindicar los salarios y retrasos de los mismos y prueba
de ello es la siguiente huelga, que ocurrió tan solo un mes después de subir al
trono Ramsés IV, el sucesor de Ramsés III.
Por primera vez en la historia, los trabajadores habían conseguido imponer sus
exigencias por medio de una huelga. Una vez descubierto este medio de lucha y
probada su efectividad, el procedimiento se fue repitiendo en el curso de la historia
egipcia.
Cada vez que había alteraciones en la distribución, en Deir el-Medina se producían
insubordinaciones de tipo laboral que a veces duraban solo un día pero otras varias
semanas e incluso meses.
No podemos saber hasta que punto los trabajadores estaban organizados o si
existía algo parecido a un sindicato, pero eso si, los motivos de la huelga eran
predominantemente de carácter económico y, en menor medida, por las
condiciones de trabajo.
Las ultimas noticias sobre huelgas están fechadas durante el reinado de Ramsés XI,
poco antes de desaparecer la aldea de los trabajadores.
Como hemos visto las huelgas del movimiento obrero del siglo pasado no han sido,
ni mucho menos, las primeras. Pero, también es verdad, que éstas no pudieron ser
influidas por las huelgas que hemos descrito, puesto que como hemos dicho,
aunque en el siglo pasado ya se empezaban a leer los jeroglificos,la excavación de
la aldea de Deir el-Medina no se inició hasta 1941.