2. Durante toda la historia del cristianismo, incluyendo
la edad moderna, numerosos cristianos han sufrido
persecuciones por parte de no cristianos e incluso
de otros cristianos de creencias diversas o más o
menos estrictas.
3. Grados de persecución
• el arresto sin garantías
• la mengua de derechos públicos,
• el encarcelamiento,
• el azotamiento y la tortura,
• la ejecución, llamada martirio,
• el pago de un impuesto suplementario
• la confiscación de sus bienes o incluso la destrucción de
sus propiedades, su arte, sus libros y sus símbolos
• la incitación a abjurar de sus principios y delatar a otros
cristianos.
5. Persecuciones judías
Los cristianos procedentes del judaísmo eran vistos como
tránsfugas y traidores, y por eso sufrieron persecución a
manos de los jefes judíos de esa época.
La razón más probable de la persecución es que los
judíos cristianos predicaban el inminente regreso del Rey
de los Judíos y el establecimiento de su reino. A oídos
romanos, tal aseveración era sediciosa.
Los romanos dieron a los judíos en ese tiempo un
autogobierno limitado; las principales obligaciones de los
líderes judíos eran recolectar impuestos para Roma y
mantener el orden civil. Así, los líderes judíos tenían que
suprimir cualquier tipo de sedición.
6. Muerte de Esteban
• Producto de esa
persecución, el Nuevo
Testamento relata en los
Hechos de los Apóstoles la
lapidación de Esteban por
miembros del Sanedrín.
• Esteban es recordado en
el cristianismo como el
primer mártir (derivado de
la palabra griega
mártyros que significa
‘testigo’).
7. Saulo de Tarso
La ejecución de Esteban fue
seguida de una gran persecución y
encarcelamiento de cristianos
(Hechos 8:1-3), dirigida por un
fariseo llamado Saulo de Tarso.
Saulo continuó persiguiendo a los
cristianos hasta que se convirtió al
cristianismo y cambió su nombre a
Pablo (Hechos 9:1-22).
9. • Al principio, los romanos consideraron el cristianismo
como una nueva secta judía y no les prestaban mucha
importancia.
• Con base en diversos testimonios se afirma que durante
la segunda mitad del siglo I, todo el siglo II y hasta el
siglo IV, los cristianos empezaron a ser perseguidos por
autoridades del Imperio Romano, que consideraba a los
cristianos, ya sea como judíos sediciosos (recordando
que en el año 70 los judíos armaron una revuelta en
Judea que originó la destrucción de Jerusalén y la
deportación de los judíos de su territorio a manos
romanas), o como rebeldes políticos.
12. • Nerón fue el primer emperador que persiguió al cristianismo
en Roma. Su delirio de grandeza y terrible crueldad alcanzó
con todo su furor a los seguidores de Cristo.
• Sospechoso ante el pueblo de haber provocado el incendio,
Nerón se adelantó a acusar a los cristianos del hecho y mandó
a perseguirlos. “Además de matarles –cuenta el historiador
Tácito- se les hizo servir de entretenimiento para el pueblo. Se
les vistió de pieles de bestias para que los perros los mataran a
dentelladas. Otros fueron crucificados.
• Y a otros se les prendió fuego al caer la noche, para que la
iluminaran…Todo esto hizo que se despertara la misericordia
del pueblo… pues se veía que no se les destruía para el bien
público, sino para satisfacer la crueldad de una persona”. Pedro
y Pablo fueron, según se cree, de los mártires de Nerón. En el
año 68, el Senado romano, cansado de la tiranía neroniana,
destituyó al emperador; y éste huyó de Roma.
14. • Domiciano decidió que todos los judíos debían enviar a las arcas
imperiales la ofrenda anual que antes mandaban al Templo de
Jerusalén, que ya no existía. Cuando algunos judíos se negaron a
hacerlo o mandaron el dinero al mismo tiempo que dejaban ver
bien claro que Roma no había ocupado el lugar de Jerusalén,
Domiciano empezó a perseguirles y a exigir el pago de la ofrenda.
• No se conoce el motivo por el que Domiciano persiguió a los
cristianos, podría ser que él amaba y respetaba las viejas
costumbres y tradiciones romanas. Gran parte de su política
consistió en reponer esas tradiciones y costumbres, y parte de ese
trabajo podrían haber sido las persecuciones.
• Entre los numerosos cristianos martirizados durante esta
persecución estaban Simeón, obispo de Jerusalén, que fue
crucificado. Flavia, hija de un senador romano, fue asimismo
desterrada al Ponto; y se dictó una ley diciendo: "Que ningún
cristiano, una vez traído ante un tribunal, quede exento de castigo
sin que renuncie a su religión".
17. • Trajano considera la confesión del cristianismo como
un crimen digno de la muerte, pero prohíbe la
búsqueda de los cristianos y la aceptación de
denuncias anónimas. Cualquiera que demostrara no
ser cristiano al ofrecer sacrificio a los dioses, era
liberado. A quien se le probara la adherencia al
cristianismo recibiría la pena de muerte.
• Los mártires más distinguidos bajo Trajano fueron
los obispos San Ignacio de Antioquía y Simeón de
Jerusalén. La leyenda nombra a muchos otros, pero no
hubo una persecución a gran escala y la posición de
los cristianos en general era satisfactoria.
19. • Parte del problema que los cristianos tuvieron durante
esta época, fue mayormente provocada por el populacho,
que saqueó a las comunidades cristianas de Asia Menor
fundadas por el Apóstol Pablo.
• Sin embargo, la condena de Marco Aurelio al cristianismo,
tuvo repercusiones tan conocidas como la condena a
muerte de Justino, que ocurrió durante esta época.
• La Persecución de Lyon, que fue precedida por la violencia
colectiva, incluyendo asaltos, robos y lapidaciones
(Eusebio, Historia eclesiástica 5.1.7), provocó la
aniquilación de la floreciente cristiandad de esta ciudad
(según se dijo, por ateísmo e inmoralidad). Otros cristianos
conocidos fueron torturados y martirizados en este
momento, como a Potino o Blandina.
22. • Durante el reinado de Septémio Severo, Clemente de
Alejandría dejó escrito: "Muchos mártires son quemados a
diario, confinados o decapitados, ante nuestros ojos."
• Usó la persecución como pretexto para atribuir a los cristianos
la peste y el hambre que asolaban el imperio; en esta
persecución, especialmente violenta, sufrieron martirio Santa
Cecilia y su esposo Valeriano.
• El emperador quizás no estaba personalmente en contra de los
cristianos, pero la iglesia estaba ganando poder y la adhesión
masiva de fieles condujo al sentimiento popular anti-cristiano
y su persecución en Cartago, Alejandría, Roma y Corinto
aproximadamente entre 202 y 210.
• En el 202 Séptimio promulgó una ley que prohibía la difusión
del cristianismo y el judaísmo. Este fue el primer decreto
universal prohibiendo la conversión al cristianismo. Estallaron
violentas persecuciones en Egipto y África del Norte. Leónidas,
defensor del cristianismo, fue decapitado. Su hijo Orígenes fue
perdonado porque su madre escondió su ropa. Una joven fue
cruelmente torturada y luego quemada en una caldera de brea
ardiente con su madre. Perpetua y Felicidad que fueron
martirizadas durante este tiempo, al igual que muchos
estudiantes de Orígenes de Alejandría.
24. • El 235 d.C. comenzó una nueva persecución. El gobernador de
Capadocia, Seremiano, hizo todo lo posible para exterminar a
los cristianos de aquella provincia.
• Las personas principales que murieron bajo este reinado fueron
Pontiano, obispo de Roma; Anteros, un griego, su sucesor, que
ofendió al gobierno al recogerlas actas de los mártires.
Pamaquio y Quirito, senadores romanos, junto con sus familias
enteras, y muchos otros cristianos; Simplicio, también senador,
Calepodio, un ministro cristiano, que fue echado al Tiber,
Martina, una noble y hermosa doncella; e Hipólito, un prelado
cristiano, que fue atado a un caballo indómito, y arrastrado
hasta morir.
• Durante esta persecución, suscitada por Maximino, muchísimos
cristianos fueron ejecutados sin juicio, y enterrados
indiscriminadamente a montones, a veces cincuenta o sesenta
echados juntos en una fosa común, sin la más mínima decencia.
26. • La persecución de Decio cuenta entre sus mártires al papa San
Fabián y Santa Águeda; el célebre Orígenes sufrió tales tormentos
que murió después a consecuencia de ellos. La persecución de los
cristianos se extendió a todo el Imperio y marcó de forma duradera a
la iglesia cristiana.
• En enero de 250, Decio publicó un edicto por el que se requería que
todos los ciudadanos hicieran un sacrificio para mayor gloria del
emperador en la presencia de un oficial romano y así obtener un
certificado (Libellus) que demostrara que lo habían hecho. En general,
la opinión pública condenaba la violencia del gobierno y se admiraba
de la resistencia pasiva de los mártires con lo que el movimiento
cristiano se fortaleció. La persecución de Decio cesó en 251, pocos
meses antes de su muerte.
• La persecución de Decio tuvo repercusiones duraderas para la iglesia:
¿Cómo deben ser tratados los que habían comprado un certificado o
había hecho realmente el sacrificio? Parece que en la mayoría de las
iglesias, los apóstatas fueron aceptados de nuevo al seno de la iglesia,
pero algunos grupos se les negó la entrada a la iglesia. Esto plantea
importantes cuestiones acerca de la naturaleza de la Iglesia, el
perdón, y el alto valor del martirio. Un siglo y medio más tarde, san
Agustín discutió con un influyente grupo llamados Donatistas, que se
separó de la Iglesia Católica porque ésta abrazó a los que se habían
acobardado.
28. • Bajo el reinado de Valeriano, que subió al trono en 253,
todos los clérigos cristianos fueron obligados a sacrificar a
los dioses romanos.
• En un edicto de 257, el castigo fue el exilio, en 258, el
castigo era la muerte. Senadores cristianos, caballeros y
damas fueron también obligados a sacrificar, bajo pena de
fuertes multas, reducción de rango y, más tarde, la muerte.
Por último, se prohibió a todos los cristianos visitar sus
cementerios.
• Entre los ejecutados por Valeriano se encuentran: San
Cipriano, obispo de Cartago, y Sixto II, obispo de Roma.
Según una carta escrita por Dionisio durante este tiempo,
"hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, doncellas y
matronas, soldados y civiles, de toda edad y raza, algunos
por la flagelación y el fuego, otros por la espada, han
conquistado en la lucha y ganado sus coronas." La
persecución terminó con la captura de Valeriano por Persia.
Su hijo y sucesor Galieno, revocó los edictos de su padre.
31. • La persecución fue planeada por la suprema autoridad
imperial, que en poco más de un año promulgó cuatro
edictos sucesivos, en los cuales se marca el ritmo
creciente de la acción emprendida contra la Iglesia.
• Un primer edicto de 23 de febrero del año 303
ordenaba la destrucción de los lugares de culto y de los
libros de las Sagradas Escrituras, y la privación de
derechos civiles a los cristianos.
• Dos meses más tarde, un segundo edicto dispuso el
internamiento en prisión de todo el clero, con el fin de
privar a los fieles de sus pastores.
• Un tercer edicto exigía a los clérigos encarcelados que
sacrificasen a los dioses: los que accedieran serían
libertados y se daría muerte a los que rehusasen.
• Finalmente, un cuarto edicto publicado en marzo del
304 extendió la obligación de sacrificar a todos los
cristianos.
33. • Juliano el Apóstata, fue el último emperador pagano del
Imperio Romano. Se crio en un momento en que el
paganismo estaba en declive, en Roma.
• Al ser proclamado augusto en el año 361, Juliano de
inmediato declaró su fe a los antiguos dioses romanos y
buscó provocar un renacimiento pagano. Sin embargo, fue
asesinado en Persia en el año 363 y su intento de restaurar
el paganismo finalmente fracasó.
• Juliano utilizó muchos métodos para romper sutilmente la
Iglesia. Recordó a los obispos que habían sido desterrados
por las enseñanzas heréticas, el clero fue despojado de su
derecho a viajar por cuenta del Estado (como lo habían
hecho anteriormente) y prohibió a los cristianos enseñar
obras clásicas tales como La Ilíada o La Odisea. Juliano fue
sustituido por el emperador cristiano Joviano
35. La intensidad de cada persecución también varió de una a otra: la de Nerón
probablemente causó unas decenas de muertos en Roma y no se sintió fuera de
la ciudad, mientras que la de Diocleciano tuvo como finalidad exterminar el
cristianismo y se empleó a fondo. Tanto fue el derramamiento de sangre que
Diocleciano hizo acuñar una moneda con la inscripción «Diocleciano, emperador
que destruyó el nombre cristiano».
Es difícil dar un número de víctimas. El historiador inglés del siglo XVIII Edward
Gibbon arroja un máximo de 2.000 víctimas cristianas durante la Gran
Persecución (303-313) y supone un estimado total de 4.000. Hoy día los
historiadores más solventes suponen unas cifras de algunos miles (seguramente
menos de 10.000) en todo el periodo.
Se conservan un buen número de actas de los juicios a los mártires (las Acta
martyrum o actas de los martirios) que fueron -en la medida de lo posible-
copiados cuidadosamente por los correligionarios de los mártires de los archivos
oficiales y conservados en los archivos eclesiásticos. Sin embargo, la dispersión
geográfica de las actas que nos han llegado es muy irregular porque en la
persecución de Diocleciano se dio la orden de destruir estos registros.
36. “¿Quién nos separará del amor
de Cristo? ¿La tribulación? ¿la
angustia? ¿la persecución? ¿el
hambre? ¿la desnudez? ¿los
peligros? ¿la espada?”.