2. ¿Qué es un rito?
Es una acción que manifiesta
los sentimientos o las
actitudes que la gente tiene
en su interior ante ciertas
situaciones de la vida, y que
de algún modo desea
exteriorizar.
3. ¿Qué es un rito religioso?
Es una acción simbólica que significa
algo más que lo que se ve o se oye.
Son palabras, gestos, signos religiosos
que sirven para poner al hombre en
conexión con Dios.
A través de ellos es como expresamos
de forma externa lo trascendente de
nuestras necesidades espirituales y
que aspiramos a una vida por encima
de la materialidad.
4. Los Ritos Iniciales
La monición
de entrada
La procesión
y el canto de
entrada
Saludo al
Altar
La señal de
la cruz
Saludo a la
asamblea
El “Yo
confieso”
El “Señor,
ten
piedad”
El “Gloria
a Dios en
el cielo”
La Oración
Colecta
5. Objetivos de los ritos iniciales
Que nos sintamos
como una
verdadera
comunidad que
se reúne en
asamblea en
torno a Cristo.
Crear el clima
propio del
tiempo litúrgico
en que nos
encontramos o
el de la fiesta
que celebramos.
A propósito nos dice la Iglesia:
“Estos ritos tienen por objeto hacer que los fieles, al
reunirse como asamblea, constituyan una comunidad y
se dispongan para oír atentamente la Palabra de Dios
y celebrar dignamente la Eucaristía”
6. La monición de entrada
Tiene por objetivo:
Dar la bienvenida
Ayudar a los fieles que están llegando de la calle a pasar
de la cotidianidad de la vida a la celebración que
estamos iniciando.
Situarnos dentro del contexto del domingo, solemnidad
o fiesta que celebramos
7. La procesión de entrada
No es un simple traslado de un lugar
a otro.
Está cargada de simbolismo
representando la realidad de nuestra
condición humana.
Toda nuestra vida desde que somos
concebidos hasta nuestra muerte, es
un caminar, una peregrinación.
Somos peregrinos que vamos en
camino hacia la casa del Padre.
Esto nos recuerda que tenemos que
ver la vida y lo que en ella
encontramos como provisional y no
definitivo.
8. El canto de entrada
Su objetivo es:
Dar inicio a la celebración
Recibir al sacerdote que entra en
procesión con los ministros
Promover la unión de la asamblea
(es importante que el canto sea
conocido para que todos canten)
Introducir el misterio del tiempo
litúrgico o de la fiesta que se celebra
(no se canta cualquier canto, sino el
adecuado a la celebración)
9. Saludo al altar
Al llegar al presbiterio, el
sacerdote y los ministros hacen
un signo de veneración al
altar.
El sacerdote además lo besa en
señal de respeto, ya que es
signo de Jesucristo en medio de
la comunidad.
10. La señal de la cruz
Terminado el canto de entrada,
todos nos santiguamos, porque no
nos reunimos en nombre propio,
sino en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo.
Con ella hacemos un acto de fe
interior y exterior, afirmamos que
las tres personas divinas son un
solo Dios verdadero, y que el Hijo,
hecho hombre para salvarnos, ha
sido inmolado en la cruz.
Manifestamos nuestra decisión de
dejarnos salvar por Cristo y de
entregarle nuestra vida.
11. Saludo al pueblo
A continuación el sacerdote da la
bienvenida saludando a la asamblea:
“el Señor esté con ustedes”
0:”la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, el amor del Padre y la
comunión del Espíritu Santo estén
con todos ustedes”
o:”la gracia y la paz de parte de
Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo,
el Señor, estén con todos ustedes”
La asamblea responde con Y con tu
espíritu, expresando así el misterio de
la Iglesia reunida.
12. Importancia de esta fase inicial
Por medio de los ritos (lo que
hacemos y decimos):
El Señor se hace presente en
medio de nosotros como Cabeza
de su Iglesia.
Es el Cuerpo Místico de Cristo,
la Cabeza y los miembros, que
se forma y se constituye en
Asamblea Santa, Pueblo de
Dios, para tributar culto público
a Dios Padre.
En consecuencia, nuestra
celebración litúrgica, como obra
de Cristo sacerdote y de su
cuerpo, que es la Iglesia, es acción
sagrada por excelencia, cuya
eficacia no iguala ninguna otra
acción de la Iglesia.
13. El acto penitencial
El sacerdote nos invita al
arrepentimiento y nos dice:
Hermanos: Para celebrar
dignamente estos sagrados
misterios, reconozcamos
nuestros pecados.
No solo pedimos perdón por los
pecados personales, sino también
por haber fallado en vivir unidos
como signo para el mundo.
Sólo reconociendo nuestra pequeñez,
pobreza, y condición de pecadores,
es que Dios puede venir a nuestro
encuentro con su gracia.
14. El acto penitencial
¿Para qué es el acto penitencial?
Para ponernos frente a Dios en una actitud de pobreza.
Para ayudarnos a tomar conciencia de que, somos
criaturas e hijos de Dios en Cristo Jesús, y que todo
cuanto somos y tenemos proviene de Dios
gratuitamente.
Para que nos demos cuenta de nuestra condición de
pecadores necesitados del auxilio de Dios, pues
continuamente estamos pecando de cuatro formas:
Pensamiento Palabra Obra Omisión
15. El acto penitencial
Una vez conscientes de nuestra situación,
reconocemos ante Dios y la comunidad,
nuestra condición de necesitados de
misericordia por medio del “Yo
confieso…”, pidiendo a Dios que tenga
compasión de nosotros.
Después de haber terminado, el
sacerdote concluye con la siguiente
plegaria:
Dios todo poderoso tenga
misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna.
A lo que todo el pueblo responde ¡Amén!
16. El “Yo confieso”
Yo confieso ante Dios
todopoderoso y ante ustedes,
hermanos, que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y
omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi
gran culpa.
Por eso ruego a Santa María,
siempre Virgen, a los Ángeles, a
los Santos y a ustedes,
hermanos, que intercedan por
mí ante Dios, nuestro Señor.
17. El “Señor, ten piedad”
Como ya nos hemos reconocido
pecadores y ya hemos pedido
perdón por nuestras faltas y
pecados, ahora le imploramos al
Señor, que tenga piedad de
nosotros.
Rezamos o cantamos el “Señor,
ten piedad” para prepararnos
a escuchar las lecturas en
actitud de dolor de corazón
y arrepentimiento.
18. El “Gloria a Dios en el cielo”
Es un canto de exaltación para
dar gloria al Padre y al
Cordero, y que puede ser
cantado o rezado por toda la
asamblea.
Es propio de todos los domingos,
fiestas y solemnidades, pero se
omite durante los tiempos de
Adviento y Cuaresma.
El Gloria más alegre que
cantamos lo hacemos la noche
de la Vigilia Pascual.
19. EXALTACIÓN AL CORDERO
Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre: tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad
de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros: porque sólo tú eres santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre. Amen.
EXALTACIÓN A DIOS PADRE
Gloria Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que
ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias.
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todo poderoso.
El Gloria
20. La Oración Colecta
El sacerdote mediante una
invitación que nos hace
diciendo Oremos y con un
momento de silencio, nos
introduce a la oración.
Es la primera oración que
realizamos como
comunidad y recoge todas
nuestras intenciones.
Da por terminado los Ritos
Iniciales y nos introduce en
la celebración del día, por
lo que varía en cada misa.
21. La Oración Colecta
Por ser breve puede pasar desapercibida. Se compone
de tres elementos:
que se hace a
Dios Padre.
Lo hacemos
evocando los
méritos de
Jesucristo.
el ruego que
estamos
haciendo.
LA INVOCACIÓN LA PETICIÓNLA FINALIDAD
Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una
vida, según tu voluntad, para que podamos dar
en abundancia frutos de buenas obras.
Por nuestro Señor Jesucristo.
22. CONCLUSIÓN
Por todo lo que hemos visto,
ahora comprendemos por
qué es importante que los
fieles no se pierdan este Rito
de Entrada, que como ya
hemos visto está destinado a
preparar y disponer los
corazones para las dos mesas:
la mesa de la Palabra
y la mesa del Pan.