VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
Paradigma conductista. Ensayo
1. El paradigma conductista: IMPLICACIÓNES EN EL
ÁMBITO EDUCATIVO
Miguel Ángel Villazcán Flores
El objeto del presente ensayo versa sobre la descripción realizada del
paradigma conductista, como parte de la exposición que realiza el autor Gerardo
Hernández Rojas en el marco de los materiales teóricos utilizados en la experiencia
educativa Formación científica. Por ello se tratará de realizar una síntesis de estos
postulados, señalando ciertas omisiones teóricas al respecto y aportando algunos
datos más en base a uno de los escritos conductistas más representativos: “Sobre
el conductismo” de B.F. Skinner.
El conductismo nació en la década de los años 30’s, su aparición tiene como
precedente una historia relativamente concreta y podemos mencionar que fue a
finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando algunos estudios empezaron a
configurar lo que hoy sería uno de los paradigmas con mayor tradición tanto en la
psicología como en su aplicación educativa.
John B. Watson es considerado como el fundador del conductismo a raíz de un
texto expuesto llamado “la psicología tal como la ve un conductista”, sin embargo,
en la lectura sobre la cual hacemos estas precisiones, menciona que tal parecería
que el conductismo en general, y Watson en particular rompían radicalmente con
una tradición de estudio en psicología, pero tal y como lo dice Skinner en las
primeras páginas del libro “Sobre el conductismo”, esta especie de manifiesto de
Watson fue algo aventurado y las críticas no se hicieron esperar, además de que
en la conformación de esta nueva ciencia por la cual se apostaba (La psicología
cuyo objeto de estudio debería ser el comportamiento) había pocos hechos
científicos disponibles del comportamiento.
Por ello los trabajos realizados tanto por Watson como por su contemporáneo
Pavlov, dejaron una idea acerca de un conductismo como una simple relación entre
estímulo-respuesta y este reduccionismo del paradigma ha sido una de las grandes
críticas infundadas que como veremos también se presentan en el texto revisado
dentro de la experiencia educativa de formación científica.
2. Dentro de los inicios del conductismo, se puede mencionar que hubo 4 corrientes
que se desarrollaron a partir de los primeros escritos conductistas: el conductismo
asociacionista de Guthrie, el conductismo metodológico de Hull, el conductismo
intencional de E.L. Tolman y finalmente el conductismo operante de B.F. Skinner.
Al paso de los años, este último fue el que predominó sobre los tres restantes y se
consolidó como la corriente hegemónica. Al respecto, Skinner menciona que el
conductismo que el desarrolla y sustenta no debe ser entendido como la ciencia del
comportamiento humano sino la filosofía de esa ciencia.
La propuesta de Skinner es conocida como el Análisis experimental del
comportamiento(o conducta según lo maneja el material revisado), y la razón es la
que ya se mencionaba líneas arriba, la importancia de describir y predecir la
conducta de los organismos es vital, dejando a un lado las explicaciones
mentalistas que son inobservables y cuyo fundamento, aunque con larga tradición
han imposibilitado una psicología más objetiva y científica. En el texto de Skinner
se puede ver claramente una clasificación de dos “tipos de conductismo”, el
primero de ellos es el conductismo metodológico donde se trata de prescindir
netamente del problema “mentalista” y se va directamente a las causas físicas
primeras, el ambiente y su importancia es innegable y se concibe en cierta manera
como una versión psicológica del positivismo lógico o del operacionismo. El
segundo tipo es el conductismo radical, y curiosamente aunque su nombre indique
una postura extremista, realmente propone un equilibrio entre el conductismo
metodológico el cuál niega el “mundo interno” y las consideraciones que se tiene
acerca de lo que pasa “dentro de la piel”.
Este punto es particularmente importante, ya que gran parte de los paradigmas
coexistentes han criticado al conductismo en el área educativa por esta razón, por
concebirlo como una postura enraizada y cerrada, predispuesta a la negación de
procesos mentales, sin embargo como el mismo Skinner menciona, los
conductistas no niegan la existencia de sentimientos, sensaciones, ideas u otros
rasgos de la vida mental, simplemente se cuestiona la naturaleza del objeto
observado y la confiabilidad de las observaciones: lo que se siente o se observa
introspectivamente no es un mundo de naturaleza no física de la conciencia, la
mente o la vida mental, sino el propio cuerpo del observador.
3. La postura conductista hace una exposición de los presupuestos bajo los que se
apoya y se ha creído importante presentar el párrafo tal cual, ya que nos permitirá
consolidar la visión sobre la persona y sobre su conducta:
La persona es ante todo un organismo, miembro de una especie y de una
sub-especie, que posee una dotación genética con ciertas características
anatómicas y fisiológicas que son el producto de las contingencias de
supervivencia a las cuáles se ha expuesto la especie en el proceso de la
evolución. El organismo se convierte en persona en la medida en que
adquiere un repertorio de comportamiento bajo las contingencias de refuerzo
a las cuales se expone durante su vida. El comportamiento que manifiesta en
cualquier momento está bajo el control de un contexto actual. El individuo es
capaz de adquirir ese repertorio bajo ese control debido a los procesos de
condicionamiento que asimismo forman parte de su dotación genética.
Al respecto, el autor del artículo sobre el paradigma conductista y sus
implicaciones, apunta acertadamente que la problemática de la aproximación
conductual es inequívoca: el estudio descriptivo de la conducta.
Esta aproximación es determinante, a través del conductismo no sólo puede
explicarse el comportamiento y predecirlo en gran parte de situaciones y contextos,
sino que además conceptos tales como los sentimientos, ideas, emociones,
expectativas entre muchos otros, tienen cabida siempre que sean manifestados a
través de algo observable y no como causa de la conducta.
Además esta delimitación del estudio del comportamiento en tanto pueda ser
observado representa una considerable ventaja, las conductas pueden ser
operacionalizables y consecuentemente ser medidas y cuantificadas, el margen de
error por tanto trata de ser reducido al explicar el comportamiento y se prescinde de
explicaciones y elaboraciones que usan como método principal a la introspección.
De acuerdo al objeto de estudio del conductismo, los métodos para lograr tal fin
son de tipo experimental y se busca descubrir los principios por los cuáles el medio
ambiente controla el comportamiento de los organismos.
Hernández Rojas, señala como fundamentos del conductismo al empirismo y el
positivismo, el primero de ellos sostiene que el conocimiento es una copia de la
realidad y simplemente se acumula mediante simples mecanismos asociativos, al
respecto podemos decir que de acuerdo a los postulados de este paradigma hay
4. una concordancia viable ya que el organismo está determinado como veremos más
adelante tanto por el ambiente como por los estímulos reforzantes y por la historia
personal del sujeto. Sin embargo el autor presenta la idea de la que la relación
entre sujeto y objeto es unidireccional y que el sujeto es netamente pasivo ante la
influencia del objeto, tal punto puede ser puesto en entredicho no tanto por partir
del empirismo como fundamento sino más bien porque la complejidad del
comportamiento humano está determinado por una serie de relaciones bastante
elaboradas, mismas que configuran la posible influencia de otros objetos de la
realidad y del mismo sujeto.
Sobre este problema epistemológico de la relación entre sujeto y objeto, se cita a
Noriega y Gutiérrez (1995), los cuáles expresan:
E-R (estímulo-respuesta) es la operacionalización de una relación entre un
objeto activo y un sujeto pasivo; la experiencia del sujeto proviene del impacto
de la actividad del objeto y es testimoniada por la producción de una
respuesta.
Al respecto de este “reduccionismo” del paradigma, Skinner antepone como un
punto para aclarar ciertas lagunas sobre el paradigma que:
Quienes dicen que una ciencia del comportamiento es demasiado simple e
ingenua, con frecuencia muestran un conocimiento demasiado simple e
ingenuo de lo que es la ciencia, y quienes dicen que lo que ella tiene que decir
es trivial o ya conocida, de ordinario desconocen sus logros actuales. Decir
que el comportamiento no es más que una respuesta a un estímulo es
demasiado simplista.
Además en otro apartado del texto “about behaviorism” Skinner determina que la
persona no es un espectador indiferente que absorbe al mundo como una esponja
o a la manera de “grabar las impresiones en una tabula rasa” como erróneamente
se cree, nosotros no somos simplemente <captadores> del mundo que nos rodea;
respondemos a él de maneras peculiares debidas a lo que ha sucedido cuando
hemos estado en contacto con él.
Como podemos observar la visión que se ha venido construyendo acerca del
paradigma ha carecido de ciertos conceptos fundamentales y en algunos casos ha
caído en un reduccionismo tal de decir que el conductismo es una explicación
concreta entre el binomio conocido como estímulo y su respuesta consecuente.
5. Hernández rojas, también aporta a que este empirismo como una de las bases
epistemológicas del conductismo, ha heredado tres de sus características
definitorias: el ambientalismo, el asociacionismo y el anticonstructivismo. De los
dos primeros hay una descripción muy acorde al paradigma en cuestión, sin
embargo en cuanto a la tercera característica se puede enunciar que para efectos
de la visión conductista, la “construcción” que se dice que realiza el sujeto, no
tendría cabida como explicación preescriptiva del comportamiento humano, en
otras palabras la causalidad a la que se le atribuye lo que pasa “debajo de la piel”
no puede ser justificada si no es por algo observable y en este caso la
manifestación de lo que pueda ocurrir “dentro del sujeto” solo puede darse a través
de la conducta y de las acciones que el organismo emprenda, las cuáles también
son mejor detalladas a través de los conceptos tales como las contingencias, el
ambiente, los reforzadores y la historia personal.
Skinner nos dice que el conductista tiene una respuesta más sencilla para explicar
los acontecimientos con respecto al sujeto: lo que ha evolucionado es un
organismo, parte de cuyo comportamiento se ha tratado de explicar con el
concepto mente (a partir de otras visiones tradicionales), no se necesitan procesos
evolutivos especiales cuando los hechos se consideran por sí mismos.
Además del empirismo, el positivismo es el otro fundamento epistemológico del
conductismo, y en la lectura revisada se detalla de qué forma se complementan y
se insertan los postulados en el paradigma en cuestión.
Dentro del conductismo en su versión operante, el modelo estímulo-respuesta es
usado como esquema fundamental para dar cuenta de las descripciones de las
conductas de los organismos, y como se detallaba más arriba, la compleja red de
estímulos y reforzadores implica no reducir este binomio y a caer en una
simplicidad como modelo explicativo, por tanto las conductas que más interesan
son las llamadas operantes o instrumentales según Hernández Rojas, las cuáles no
son evocadas de forma automática por los estímulos antecedentes sino que tienen
la facultad de ocurrir de un modo deliberado.
Este último punto es especialmente útil como implicación metodológica y educativa:
la oportunidad de generar y consolidar conductas a través de las contingencias y el
reforzamiento tiene áreas de oportunidad que aún pueden ser aprovechadas ya
6. que en la conducta operante, los estímulos no necesariamente deben estar
presentes para que la conducta se manifieste.
La definición entonces de este peculiar proceso del condicionamiento operante
como base de los trabajos conductistas y de la investigación experimental que
permean al paradigma, puede resumirse que cuando una unidad de
comportamiento tiene la clase de consecuencias denominada reforzante, tiene
mayor probabilidad de ocurrir de nuevo.
Las consecuencias que moldean y mantienen al comportamiento llamado operante
no están presentes en el lugar donde ocurre la respuesta; se han convertido en
parte de la historia del organismo.
Dentro del artículo revisado, el autor detalla los principios por él considerados,
como los más significativos, que se han generado a partir del estudio detallado de
las relaciones funcionales entre los sucesos ambientales y conductuales. Estos
principios son:
a) el principio de reforzamiento, según el cual una conducta incrementa su
frecuencia de ocurrencia si está influida por las consecuencias positivas que la
produce
b) el principio de control de estímulos, donde cada reforzamiento además de
incrementar la ocurrencia de una operante a la cual sigue, también contribuye a
que esa operante esté bajo el control de estímulos que están presentes cuando la
operante es reforzada
c) el principio de los programas de reforzamiento, en el cuál se define a dicho
programa como un patrón de arreglo determinado en el cuál se proporcionan los
estímulos reforzadores a las conductas de los organismos
d) el principio de complejidad acumulativa, según el cual todas las conductas
complejas son producto del encadenamiento de respuestas.
Como puede verse, estos principios parten del método científico por excelencia: el
experimental y se vislumbran algunos conceptos que ya se tocaban en un principio.
Además de los principios ya citados, el análisis experimental del comportamiento
en su aplicación en contextos sociales ha derivado una serie algunos
procedimientos y técnicas conductuales, los cuáles pueden ser clasificados en dos
grupos:
7. Para enseñar conductas: Moldeamiento, encadenamiento, modelamiento,
principio de Premack, Economía de fichas
Para decrementar conductas: costo de respuestas, tiempo fuera,
desvanecimiento, saciedad, reforzamiento de conductas alternativa,
sobrecorreción.
Estas técnicas parten de los trabajos e investigaciones realizados y su aplicación
es la generalización de los algunos principios establecidos.
Siguiendo con el presente ensayo, dentro del apartado de las prescripciones
metodológicas el autor realiza una afirmación que deja ver claramente la postura
con la cual está identificado: la metodología usada en el conductismo tiene
connotaciones empiristas pero lo más interesante es que menciona que de acuerdo
a esto, “no se da la opción a la participación cognoscitiva del experimentador”. Al
respecto, se puede identificar que el autor si le otorga una importancia a estos –
procesos mentales – no sólo por parte del sujeto como elemento del proceso de
investigación sino también al experimentador. Sin embargo creemos que esta
afirmación carecería de valor y existiría una contradicción el que el experimentador
se fije en su “participación cognoscitiva” cuando se está realizando investigación
bajo un enfoque conductista.
Dentro de las proyecciones de aplicación que se identifican en el ámbito educativo,
el conductismo como paradigma que predominó un tiempo considerable tanto en
psicología como en la disciplina aplicada a la educación (psicología educacional) se
encuentran dos categorías principales. La primera de ellas se refiere a las bases
para los procesos de programación educativa y específicamente a la enseñanza
programada y la segunda es acerca de las técnicas de modificación conductual.
En cuanto a la enseñanza programada, el autor del artículo hace una muy
organizada exposición sobre sus características y la define como una técnica
instruccional que permite sistematizar los contenidos, a través de un nivel
progresivo, lo que a su vez permitirá alcanzar mayores objetivos en función de los
ya logrados.
En este sentido, la enseñanza se concibe como el arreglo adecuado de las
contingencias de reforzamiento aunque más adelante se agrega que la postura
conductista se enfoca en –depositar información- en los alumnos, punto en el cuál
8. discordamos a partir de la complejidad que se mencionaba acerca del
comportamiento y de la visión errónea que se tiene el sujeto como mero receptor.
Precisamente el papel del alumno en el conductismo según Hernández Rojas
sugiere a un sujeto pasivo, receptor y “bien portado”, dicho argumento se extrae de
la “excesiva programación” que se realiza en la intervención educativa, sin
embargo podemos argumentar que actualmente aún en las aulas que pregonan
otro enfoque educativo como base para su programación y sus actividades, siguen
ocupando implícitamente técnicas y procedimientos conductuales, los castigos
siguen siendo parte del actuar docente y las calificaciones además de otros
instrumentos usados a diario (como la lista de asistencia, el registro metódico de
tareas, las pruebas objetivas) son parte del repertorio de estrategias que utilizan los
profesores.
Un aporte, que queremos destacar es la manera en que se concibe el aprendizaje,
del cual se dice que es un cambio estable en la conducta, o como diría Skinner “un
cambio en la probabilidad de la respuesta”. Esta conceptualización aún cuando es
concreta, indica que el aprendizaje debe ser demostrado a través del
comportamiento y mientras éste no se demuestre no se puede hablar de un
aprendizaje, la conclusión es simple: un alumno aprendió cuando puede
demostrarlo y el cambio es más o menos permanente, por ello creemos que es
más viable asumir esta postura ya que permite identificar claramente el avance en
el contexto escolar.
A raíz de lo anterior podemos mencionar que las precisiones que realiza
Hernández Rojas sobre la evaluación no pueden ser coherentes, ya que menciona
que el instrumento predilecto para evaluar son las “pruebas objetivas” (pruebas a
resolver con papel y lápiz) sin embargo previamente apunta que los instrumentos
de evaluación en el conductismo deben tomar en cuenta la conducta observable,
los criterios y las condiciones de ocurrencia de la misma ¿cómo es esto posible?.
Veíamos en el párrafo anterior que el aprendizaje debe presentarse a través del
mismo comportamiento del alumno y al indicar que el instrumento predilecto para el
conductismo es una prueba objetiva hay una clara desvinculación entre uno y otro
aspecto.
9. Además de esta inconsistencia, nuevamente el autor resalta que el conductismo en
tanto se centra en los productos del aprendizaje y no en los “procesos” le interesa
saber lo que el alumno ha conseguido y deja de lado estos mismos - procesos
cognitivos, afectivos, entre otros – pero como veníamos apuntando, la postura
conductista es clara y al considerar estos procesos estaría entrando en un procese
de contradicción.
Finalmente consideramos que este paradigma ha aportado una gran cantidad de
información, de métodos, de estrategias y de técnicas que pueden ser aplicados no
sólo en el contexto educativo sino en otros ámbitos sociales y que el avance que ha
existido a través de su desarrollo histórico ha permitido consolidarse (son sus
altibajos) y ha generado que otros paradigmas también puedan explicar de forma
diferente una serie de conceptos y principios.
El punto que queremos resaltar es que el paradigma conductista ha sido
erróneamente reducido a una explicación del binomio estímulo-respuesta y el
origen de éste para explicar los actos reflejos, pero el potencial que aún tiene como
modelo para determinar y poder predecir el comportamiento es más viable que
perderse en el mundo de conceptos y explicaciones internas que difícilmente
podrán ser observadas y aún cuando algún día pudieran ser observadas, la
conducta del individuo seguirá marcando la pauta para poder explicar las acciones
de los organismos. Citamos una reflexión del propio Skinner y con ello concluimos
el presente ensayo:
Se ha dicho que la ciencia del comportamiento deshumaniza al hombre porque
es reduccionista. Se dice que maneja una clase de hechos como si fuera otra
clase - como hace por ejemplo, la psicología fisiológica-. Pero el conductismo
no pasa de un sistema dimensional al otro. Simplemente da una explicación
alternativa de los mismos hechos. No reduce los sentimientos a estados
corporales, simplemente afirma que lo que se siente son y siempre han sido
estados corporales. No reduce a comportamiento los procesos de
pensamiento; simplemente analiza el comportamiento que antes de explicaba
con la invención de procesos de pensamiento. No reduce la moralidad a ciertos
rasgos del ambiente social; simplemente insiste en que esos rasgos siempre
han sido los responsables del comportamiento moral.