Exposición Reencuentros en Quesada de Jaume Rocamora desde el 4 de marzo al 4 de abril de 2021 en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Zabaleta - Miguel Hernández
Tríptico Exposición Reencuentros en Quesada de Jaume Rocamora
1. AYUNTAMIENTO
DE QUESADA (Jaén)
m a r
a b r
2021
MUSEO ZABALETA - MIGUEL HERNÁNDEZ
Será al albur de esta fecunda estela cuando Rocamora sustituya los pinceles por el bistu-
rí, los lienzos por los cartones, y emprenda un itinerario fecundo por la abstracción geométrica
que dará a conocer en 1978 en el Ateneu Barcelonès en la exposición Els Cartrons i Rocamora.
Materies primes. Lo excepcional del caso pasa por comprender cómo un creador radicado en una
localidad alejada de los circuitos del arte, Tortosa, fue capaz de mantenerse original y fiel desde tal
aislamiento y regalarnos un sinfín de series de collages, gofrados y relieves.
Seguramente son aquellos condicionantes, el empleo de materiales de producción arte-
sanal –papeles de epidermis entramadas y verjuradas, y de gramajes generosos– y la disciplina del
taller –como un místico en su celda–, los que confieren la mayor originalidad a sus creaciones y los
que conducen su exquisita geometría de hemisferios contrapuestos por derroteros más amables.
Un logro que es más evidente en sus obras monocromas, allí donde el color expandido, el “blan-
co” de la pasta de papel, queda tan solo alterado por las delicadas permanencias de una geometría,
casi invisible, de aristas definidas por la impronta del troquel y por las penumbras generadas por
los insignificantes relieves de las estructuras en repetición. Estas variaciones son síntesis de sen-
timiento y articulación, de meditación y cálculo, que se alumbran en un acto de construcción y
tienden a desvanecerse –dado que se nos priva de la experiencia táctil–, frente a nuestra mirada
esquiva. Insisto: “El color en volumen desarrollándose en el espacio adoptando formas sucesivas.”.
Termino este breve comentario con un párrafo de Giralt-Miracle inserto en el catálogo
de la exposición Les variacions Rocamora o Flor de neu, una muestra que tuve la oportunidad de
coordinar para el Museo Francisco Sobrino de Guadalajara: “Rocamora continúa una narración
que no tiene fin, que le permite seguir generando variante, que no dejan de ser unos poemas
llenos de ritmo, equilibrados y elegantes. Unos poemas geométricos escritos con su vocabulario:
el de las líneas, los ángulos, los volúmenes, el contraste de texturas, las luces, las sombras..., que
estampando sobre la pasta de papel adquiere una sensualidad más acusada si es posible.”.
En consecuencia, olvidemos las imbricadas teorías de Malévich o de Fontana, y disfrute-
mos de el hermoso y poético itinerario que aquí se nos propone, y, como inmersos en un paisaje
nevado, quedemos deslumbrados por la multiplicidad de la sencillez, por la sugerencia de lo sutil,
por la infinitud del “blanco” sobre blanco.
Pedro José Pradillo
Exposición
Reencuentros
en Quesada
Jaume
Rocamora
4
JAUME
ROCAMORA
EXPOSICIÓN
REENCUENTROS
en QUESADA
JAUME ROCAMORA, nace en Tortosa el 6 de Julio de 1946.
El año 1965 realiza su primera exposición individual en el Círculo Artístico de Tortosa.
En 1978 presenta en el Ateneo de Barcelona la exposición “Els Cartrons i Rocamora”.
ÚLTIMAS EXPOSICIONES PERSONALES
2010 Gaubances/MUCBE / Benicarló.
1+1+1 / The Belfry/Kaleided Editions / St John Bethnal Green/Londres.
The London Art Book Fair / Whitechapel Gallery / Londres.
Oda a lo efímer / Taller Cinta Dalmau / Tortosa.
The New York Art Book Fair / MOMA’s PS1 / New York.
American Art Academy / Chicago.
Contemporary Art Space at Hackney Downs / Londres.
2011 Encast Determinant / Centre Ovidi Montllor / Alcoi.
Les Celosies de Penèlope / Théâtre du Petit Miroir / Issi-les-Moulineaux.
Une langue Rocamora, une forme de dialogue / Mairie du 9éme Arrondissement /
Ville de Lyon.
Geometries Visualitzades / Palau Oliver de Boteller / Tortosa.
2012 Agencements combinatoires et utopie / Museu d’Art Modern de Collioure.
2013 Analítiques / Centre d’Arts Visuals / Arts Santa Mònica / Barcelona.
«............simbiosi permanent», Col·legi d’Aparelladors i Arquitectes Técnics / Mataró.
2014 Rocamora : Suite Collioure 2013-2014 / Musée d’Art Moderne / Collioure.
Claret / Rocamora, sota l’aparença / Fundació Vila Casas / Barcelona.
2015 Suma al quadrat / Esola d’Art i Disseny / Tortosa.
Rocamora: una forma de diálogo / Universidad de Nantes / Nantes.
2016 Les Variacions Rocamora / Museu de Montserrat.
Les Variacions Rocamora / Taller d’Art Cinta Dalmau / Tortosa.
2017 Jaume Rocamora / Dibujo / Museo de Dibujo Julio Gavin / Larrés.
2018 Proposta per a una col·leccio / Museu de Tortosa / Tortosa.
Tractats d’artífex / Casino Ampostino / Amposta.
2020 Teles e Draps e Vent de Dalt / Centre Culturel Altrimenti / Luxemboug
Les variacions Rocamora o Flor de neu / Museo Francisco Sobrino / Guadalajara.
2. El arte de Jaume Rocamora llega al Museo de Quesada
de la mano de Rafael Zabaleta y Antoni Guansé.
Luis J. Garzón Cobo
Rossinyol, que vas a França, rossinyol…
(Canción popular catalana).
Hace más de 40 años, el artista tortosino Jaume Rocamora descubrió la obra de Rafael Zaba-
leta y se puso en contacto con Basilio Rodríguez Aguilera, director del primitivo Museo Zabaleta entre
1972 y 1986, a quien recuerda como «un maestro de escuela que defendía a capa y espada la obra del
artista». Rocamora entabló amistad con él y le envió para la “Sala de Amigos” del Museo, inaugurada
en 1977, su obra “Materias primas” (1979).
En enero de 2019, y a raíz de mis investigaciones sobre la biografía de Rafael Zabaleta, con-
tacté por primera vez con Jaume Rocamora, a quien pedí información sobre su paisano y amigo Antoni
Guansé (Tortosa 1926 - París 2008), artista establecido en París a mediados de los años 50, un creador
para mí entonces desconocido pero que aparecía citado como amigo de Zabaleta en un informe de
“Andrés” (seudónimo) al Partido Comunista de España en el que señalaba: «… Guanse (sic) es amigo
del pintor Zabaleta, al que considera un hombre honesto y antifranquista sincero […] Está identificado,
dice, con nuestra política de F.N.A., y, como Guanse, se plantea a sí mismo la cuestión de su adhe-
sión al Partido, y no se ha decidido todavía porque, según propia confesión, le da miedo la represión
del franquismo contra los comunistas […] Planea regresar a Barcelona dentro de dos o tres semanas,
y asegura estar dispuesto a desarrollar allí la labor necesaria, si bien es de señalar que considera que lo
principal para él es hacer una pintura humana y realista»1
.
Jaume Rocamora me envió el catálogo de una exposición retrospectiva de Guansé y me puso
en contacto con Alexandre Guansé, hijo del artista. Apenas han surgido por estas vías nuevos datos
sobre la relación Zabaleta - Guansé porque el paso del tiempo va borrando mucha información, pero las
conversaciones sobre Zabaleta con Jaume Rocamora reavivaron sus recuerdos y su interés por el pintor
quesadeño; así se empezó a fraguar la idea de exponer en el Museo de Quesada, que él había visitado
hacía algunos años y del que había salido «con un buen sabor de boca y una cierta y sana envidia».
Inmediatamente contactó con su directora, Rosa Valiente, para proponerle esta exposición
que hoy podemos disfrutar. El arte de Rocamora llega, pues, a Quesada de la mano de Rafael Zabaleta y
de su amigo Antoni Guansé, cuya relación sirvió también para abrir la puerta a nuestro conocimiento
de la obra de Jaume Rocamora. Y es que -lo digo por propia experiencia- nombrar a Rafael Zabaleta
abre infinidad de puertas y despierta el interés y los amables recuerdos de cuantos artistas contemporá-
neos lo conocieron o admiraron.
Hoy Rafael Zabaleta se sentiría feliz de ver en su Museo las “flors de neu” (flores de nieve) y
el “vol del rossinyol” (vuelo del ruiseñor), dos símbolos muy cercanos a su entorno vital y cuyo sentido
metafórico y poético captaría rápidamente con su conocida capacidad de observación, esa perspicacia
que un día le llevó a escribir: «El ingrediente poético es preciso en toda obra de arte, y más en pintura,
pero el ideal es que dicho ingrediente esté dosificado en su justa medida, de tal manera que ocupe su
sitio, y no otros que los justos, es decir, que esté presente pero “que no se vea”».
1
“Andrés”, «Nota sobre algunas conversaciones mantenidas últimamente con varios jóvenes artistas españoles, y
sobre ciertas informaciones por ellos transmitidas», 24 de septiembre de 1953, s/p, AH PCE, Fuerzas de la Cultura,
Caja 126, carpeta 1.9-2.
El color
en volumen
desarrollándose
en el espacio
adoptando formas
sucesivas
A lo largo de los siglos los fabri-
cantes de papel firmaron sus trabajos en
el centro de sus pliegos con una filigra-
na aparentemente imperceptible reali-
zada con un hilo dibujando sus iniciales
o un motivo recurrente identificativo.
Quedaba así una imagen latente y om-
nipresente que acreditaba su filiación
y garantizaba la calidad del producto;
pero también, y con el paso del tiempo,
esa imagen velada, casi fantasmagórica,
impregnará a los papeles de un carácter
misterioso. Pero aún a más, la superfi-
cie ahuesada de aquellas hojas estaba
pautada por un sinfín de sutiles líneas
horizontales paralelas, ligeramente evi-
dentes a la vista y al tacto; de tal modo
que una hoja en “blanco” jamás tuvo tal
consideración, como bien sabe Jaume
Rocamora.
Pero no abandonemos aún esta
reflexión, más de documentalista o de
archivero, sin detenernos en algunas
manipulaciones que observamos en
los papeles del ámbito administrativo,
como son las improntas en seco de se-
llos, más o menos elaborados, añadidas
para certificar la autenticidad de lo allí
enunciado. Unos relieves de poca in-
tensidad que no dejan de ser un factor
para la fascinación del observador. Otra
cuestión nada baladí fue la costumbre
arraigada entre los escribientes espa-
ñoles de los siglos de la modernidad de
anular las hojas sin texto alguno con un,
o varios, trazos enérgicos de la pluma en
diagonal atravesando gran parte de la
superficie, y, en ocasiones, escribiendo
la palabra “blanco” a su lado. Ese ges-
to y acción rotunda sería rentabilizada
con éxito apabullante, no tengo duda
alguna, por Lucio Fontana: “Todas las
cosas surgen por necesidad y son de valor en su época”, declaró en su Manifiesto Blanco de 1946.
Por concluir la cita traigo esta otra frase recurrente: “El color en volumen desarrollándose en el
espacio adoptando formas sucesivas”; unos conceptos que bien se ajustan a la obra de Rocamora
(Tortosa, 1946).
Los párrafos de aquel documento fontaniano y las enseñanzas impartidas en las aulas de
la Academia privada de Altamira en Buenos Aires –allí donde se redactó ese decálogo del nuevo
arte–, fueron fuente de inspiración para una nueva generación de creadores que dinamizaría el
lenguaje visual de la segunda mitad del siglo XX. En particular, para aquellos que desarrollaron
el arte geométrico, óptico y cinético, desde Milán y París. Es oportuno recodar que en la ciudad
italiana fijaría su residencia Fontana, y que la capital francesa sería el hogar para un buen número
de jóvenes argentinos que buscaban un escenario propicio para expandir los conocimientos ad-
quiridos en su país. Allí surgirían, entre otros, los grupos T y Mid, y el GRAV, respectivamente.
En este punto, no puedo dejar de señalar los relieves monocromos de Francisco Sobrino –español
fundador del GRAV–, unos gofrados en papel blanco o en cartón metalizado que dio a conocer en
la década de los sesenta siguiendo el ya citado principio: “El color en volumen desarrollándose en
el espacio adoptando formas sucesivas”.
Otros colegas que se han acercado a la obra Rocamora comienzan su relato, sin embargo,
más allá, en la década de los años veinte y en el ámbito de la vanguardia rusa. Es el sano ejercicio
de los críticos: buscar influencias, motivos y relaciones para establecer un “continuum” en el que
ubicar al protagonista del escrito. Así, en el principio de la historia de don Jaume sitúan a Kasi-
mir Malévich, padre del Suprematismo; un precursor que declaró “He vencido el forro del cielo
coloreado, lo he arrancado y he puesto los colores en el saco que se ha formado, atándolo con
un nudo. ¡Navegad! El blanco y libre abismo, el infinito está ante vosotros.” (Arte sin-objeto y
Suprematismo, 1919). Pero su doctrina pretendía, además, ser filosofía para la comprensión del
mundo a través de la geometría y el cromatismo: “El cuadrado blanco, aparte de ser el movimiento
puramente económico de la forma de toda la nueva construcción blanca del mundo, es, también,
el impulso para concebir la construcción del mundo como «una acción pura», como auto–conoci-
miento en la pura perfección utilitaria del «hombre total».” (El Suprematismo. 34 dibujos, 1920).
Bien es cierto que estos compromisos éticos en pro de la transformación social acabaron al ritmo
que el totalitarismo soviético eclipsó y aplastó a las vanguardias nacidas en suelo ruso, aminoran-
do así su influencia en la evolución de los movimientos artísticos europeos hasta la década de los
sesenta.
Luego, por tanto, las primeras obras de Rocamora, dibujos esquemáticos y pinturas de ins-
piración geometrizante dedicadas a temas de su entorno inmediato surgen una década después que
en el panorama internacional ya se hubieran impuesto con rotundidad los trabajos de aquellos
creadores de filiación fontaniana, y recuperado la estética constructivista en todas sus variantes,
incluida la suprematista de Malévich.
No creo necesario recordar el enclaustramiento cultural en que se encontraba España en
aquellos años, así como el apoyo decidido de los organismos del régimen franquista al informalis-
mo cultivado por un selecto puñado de almas inquietas que acapararon toda la atención y protec-
ción. De tal modo fue así que la emergencia de la geometría se debió al impulso del crítico Vicente
Aguilera Cerni, responsable directo de su implantación y desarrollo gracias a la mediación para
la fundación de colectivos de artistas (Grupo Parpalló, 1956), a la organización de exposiciones
(Antes del arte, 1968), o a la edición y dirección de las revistas especializadas (Arte vivo y Suma
y sigue del arte contemporáneo). Fruto de esta pasión y de la de otros implicados, como los salo-
nes de Corrientes Constructivas promovidos por la madrileña Gallery Bique, o la difusión de los
críticos Ángel Crespo, Juan Antonio Aguirre y Daniel Giralt-Miracle, emergerá con fuerza una
nueva generación de artistas asociados al ideal normativo y concreto.