El documento describe un recuento de personas sin hogar en las calles de Bilbao y otros municipios de Bizkaia. El recuento encontró que 112 personas dormían en las calles de Bilbao, una cifra menor que en 2014 pero que sigue siendo alta. El recuento también reveló que el número de personas en albergues había aumentado de 130 a 208. Los voluntarios que realizaron el recuento entrevistaron a las personas sin hogar para conocer mejor su situación.
Recuento de personas sin hogar en Bilbao revela 112 personas durmiendo en la calle
1. 6 Deia – Sábado, 19 de noviembre de 2016
Bizkaia
200voluntariossalenalacalleenBilbao
paraconocerlarealidaddelossintecho
Elrecuentode112personasrevelaquehaymenospersonasdurmiendoalaintemperiequeen2014y78más,enalbergues
Olga Sáez
BILBAO – Entre las 22.00 y las 2.00
de la madrugada del 26 al 27 del
pasado octubre, un grupo de mil
voluntarios salió por las calles de
Euskadi para conocer el número
de personas que duermen a la
intemperie, sus circunstancias y los
motivos que les han llevado a esa
situación. No es la primer vez que
se lleva a cabo esta experiencia
denominada Noches S en otras ciu-
dades. El recuento de los sin techo
ha puesto una vez más rostro a los
números de la mayor lacra social
que puede tener una ciudad. Son
menos que el pasado año, pero aun
así son muchos.
Centrándose en Bilbao, cada
noche 112 personas duermen en
cajeros, esquinas, y aceras con car-
tones por colchón. Las primeras
conclusiones del informe desvelan
que se siguen manteniendo los dos
grupos de otros recuentos: autóc-
tonos y emigrantes que durante el
día participan en trabajos o grupos.
Además se pone de manifiesto la
necesidad de habilitar nuevos
recursos con menores exigencias.
El recuento lo realizaron profe-
sores, universitarios, trabajadores
sociales y miembros de entidades
sociales; todos jóvenes y con un
marcado compromiso con la
comunidad. Es el perfil que define
al equipo de voluntarios que se
prestaron la madrugada del 26 de
octubre a ser notarios de la mise-
ria y la exclusión de Bilbao. Los
voluntarios recorrieron las calles
de la ciudad para contabilizar a
todas aquellas personas que se
encontraran pernoctando en la
calle, bien a la intemperie, en un
espacio de uso público o cubierto,
o en cualquier otro lugar inadecua-
do para vivir en él. Su trabajo no
quedó ahí.
Una hora antes de iniciarse la
salida, los 220 voluntarios de Bil-
bao se reunieron en la ikastola de
Deusto, donde grupos correspon-
dientes a los ocho distritos muni-
cipales recordaron algunas instruc-
ciones básicas sobre el cometido
del recuento, se aclararon dudas y
se repartieron diversos materiales,
como cuestionarios o tarjetas de
identificación. Además, cada par-
ticipante fue provisto de una bolsa
cena.
Para muchos era la primera vez
que colaboraban en un trabajo de
estas características, por lo que tam-
poco sabían cómo reaccionarían
todas esas personas, muchas de las
cuales solo guardan en la intimidad
el secreto de su historia vital. Los
voluntarios destacaron la buena aco-
gida que recibieron por parte de las
personas localizadas en la calle.
NOTARIOSDELAMISERIAFue una jor-
nada tranquila, sin incidentes, en la
que los voluntarios contactaron per-
sonalmente con las personas sin
hogar a las que formularon un cues-
tionario de hasta 45 preguntas con
el objeto de conocer las característi-
cas socio demográficas básicas de
las personas localizadas en la calle,
su situación en relación a aspectos
como su situación administrativa,
Un hombre sin hogar duerme en un banco de un parque de Bilbao. Foto: Oskar González
“Aunquehadisminuido,
siempreesunamala
noticiadetectaragente
durmiendoenlacalle”
IÑIGOPOMBO
ConcejaldePolíticasSociales
estado de salud o relaciones sociales
y familiares. Además, los voluntarios
incluyeron una ficha de observación
con datos de identificación y locali-
zación básicos. “Detectar que hay
personas que duermen en la calle
siempre es una mala noticia. Podía-
mos estar satisfechos porque ha dis-
minuido el número 29 –en 2014,
había 141, y en 2016, 112–. Pero es una
mala noticia para el Ayuntamiento
y para la ciudad, porque hay 112 per-
sonas que duermen en la calle. Debe-
mos tratar de hacer desaparecer esta
lacra social. Por supuesto vamos a
seguir trabajando”, señaló el conce-
jal de Políticas Sociales del Ayunta-
miento de Bilbao, Iñigo Pombo.
Todavía no se tienen los resultados
de este estudio, cuyas conclusiones
se expondrán en cada capital aun-
que se ha realizado a nivel de Euska-
di. No obstante se conocen ya algu-
nos trazos que pueden vislumbrar
2. Deia – Larunbata, 2016ko azaroaren 19 BIZKAIA 7Deia – Larunbata, 2016ko azaroaren 19a BIZKAIA 7
la situación actual con respecto a las
conclusiones que se extrajeron en
2014.
En este sentido, Txema Duque, sub-
director del Área de Políticas Socia-
les y uno de los miembros que ha
participado en este estudio, adelan-
ta que el recuento que se ha realiza-
do refleja que se mantienen los dos
grupos de población que hay en la
calles de Bilbao. Se refiere por un
lado al de los autóctonos; personas
con una edad un poco más alta, con
alguna problemática añadida y pro-
blemas mentales en algunos casos.
El segundo grupo que se encuen-
tra durmiendo en las calles de Bil-
bao aglutina a personas más jóve-
nes, extranjeros y con más habilida-
des. “Este es un colectivo muy cam-
biante, también muy normalizado
pero que está más de paso”. señala
Duque. Se trata de personas que
durante el día realizan algún curso
de formación o incluso tienen algún
trabajo y por la noche no tienen dón-
de dormir.
Con respecto a anteriores recuen-
tos que se han realizado en Bilbao,
otro de los aspectos destacables es
que el número de personas que dor-
mían en la noche del 26 de octubre
en los albergues había pasado de 130
a 208. El concejal Iñigo Pombo seña-
la que “éste es uno de los datos que
se van a estudiar”.
Los albergues de Bilbao ofrecen
246 plazas; sin embargo, se trata de
estancias cortas, por lo que muchas
de las personas que viven en la calle
“no quieren dejar su sitio por temor
a que al salir del albergue se encuen-
tren con que otra persona les ha ocu-
pado su plaza”, explica el concejal.
De hecho, cree que “hay que hacer
centros con menos exigencias, con
estancias más duraderas, donde una
persona incluso pueda llevar a su
perro si lo tiene”, señala Pombo. Un
estilo al centro invernal de Mazarre-
do, donde no tengan que cumplir
prácticamente ninguna exigencia
para cobijarse por la noche.
Esta y otras conclusiones que se
extraigan del recuento realizado la
pasada noche del 26 de octubre for-
man parte de un análisis más amplio
sobre la situación de las personas en
régimen de exclusión residencial
grave en la Comunidad Autónoma
del País Vasco que se publicará en
2017.
Este año han participado, además
de los diez municipios de 2014 en los
que se hizo el recuento en Euskadi,
otras catorce localidades vascas:
Durango, Eibar, Erandio, Errenteria,
Güeñes, Hernani, Iurreta, Legazpi,
Leioa, Pasaia, Tolosa, Orduña, Zalla
y Zarautz. En su conjunto, estos vein-
ticuatro municipios agrupan una
población que representa el 65% de
toda la población residente en la
Comunidad Autónoma del País Vas-
co.
En términos generales se pudo
hablar con 285 personas de las que
251 eran hombres y 27 mujeres. El
concejal de Políticas Sociales de Bil-
bao agradeció el trabajo realizado
por los voluntarios que este año han
sido 1.022 personas, un 31% más que
en 2014. ●
Seis personas sin techo estrenan
el programa foral Habitat Bizkaia
LainiciativadelaDiputación
disponede20viviendas
parafacilitarunavivienda
aquienesduermenalraso
BILBAO – La diputada de Empleo,
Igualdad e Inclusión Social, Teresa
Laespada, detalló durante una de sus
últimas comparecencias en una
Comisión de Juntas Generales, que
el programa Habitat Bizkaia desti-
nado a facilitar una vivienda a per-
sonas sin hogar tiene ya a media
docena de personas alojadas en dife-
rentes localidades de Bizkaia.
Asimismo, avanzó que catorce
individuos más están siendo “eva-
luados” para completar esta inicia-
tiva piloto que busca insertar e inte-
grar en la sociedad a personas en
situación de exclusión social. Laes-
pada también concretó que ocho de
los pisos catalogados en este progra-
ma han sido cedidos por distintos
ayuntamientos y otros “doce” corres-
ponden al mercado privado. En
cuanto al método de evaluación del
programa, Laespada indicó que éste
será “innovador”, ya que se realiza-
rá un diagnóstico “dinámico y cons-
tante” de la experiencia que servirá,
a su juicio, para introducir mejoras
en el programa. Una comisión de
seguimiento formada por personas
beneficiarias del programa y por
entidades “de referencia” harán esta
labor de evaluación. – J. Fernández
112 personas duermen en las calles de Bilbao. Foto: Oskar González
RECUENTODEPERSONASENLACALLEPORMUNICIPIO
Personaslocalizadas Personasentrevistadas
Hombres Mujeres Sin deter. Total Hombres Mujeres Total
Barakaldo 13 6 0 19 9 1 10
Bilbao 104 4 4 112 61 1 62
Durango 2 0 0 2 1 0 1
Erandio 3 0 0 3 2 0 2
Getxo 15 0 0 15 13 0 13
Gueñes 0 0 0 0 0 0 0
Portugalete 1 1 0 2 0 0 0
Santurtzi 4 2 0 6 3 1 4
Sestao 0 0 0 0 0 0 0
Orduña 0 0 0 0 0 0 0
Zalla 2 0 0 2 2 0 2
Iurreta 2 0 0 2 0 0 0
Leioa 0 0 0 0 0 0 0
Total 146 13 4 163 91 3 94
Bizkaia
Total
ELESTUDIO
24
MUNICIPIOS. El recuento se
ha realizado en 24 municipios
de Euskadi. Barakaldo, Bilbao,
Donostia, Durango, Eibar,
Erandio, Errenteria, Getxo,
Güeñes, Hernani, Irun, Iurreta,
Laudio, Legazpia, Leioa,
Pasaia, Portugalete, Santurtzi,
Sestao, Tolosa, Orduña, Vito-
ria-Gasteiz, Zalla y Zarautz.
1.022
VOLUNTARIOS. Realizar el
trabajo fue posible gracias a la
participación de 1.022 perso-
nas voluntarias, que supusie-
ron un 31% más de las que tra-
bajaron en 2014.
285
SIN TECHO. Fueron localiza-
das 285 personas en el recuen-
to realizada en la calle. En Bil-
bao había 112.
26
EL RECUENTO. El recuento se
hizo la noche del 26 a 27 de
octubre y comenzó en todos
los sitios a las 22.00 horas.
BILBAO – A la estela de Bilbao en el
recuento de personas sin hogar dur-
miendo en las calles, se encuentran
municipios como Barakaldo (19),
Getxo (15) y Santurtzi (6). Para con-
trarrestar, en localidades como
Gueñes, Leioa u Orduña no se
encontró a nadie.
El recuento se realizó en catorce
municipios de Bizkaia, a la misma
hora y con la misma metodología.
A todas las personas se les pregun-
tó por los motivos que les han lle-
vado a dormir en la calle, los años
que llevan, o su condición social.
Al margen de las características
de las personas localizadas en la
calle, si los datos que arroja el
recuento general se consideran en
términos relativos –es decir, consi-
derando la población residente en
cada municipio– se observa que
Iurreta, seguido de Bilbao, y a nivel
de Euskadi, Irun y Pasaia, son los
municipios con una tasa más ele-
vada de personas localizadas en la
calle.
En Bilbao, la mayor proporción de
personaslocalizadas(23,2%),corres-
pondió al distrito de Abando-
Indautxu, donde se encuentran 24
Barakaldo y Getxo siguen a la capital
Indautxueseldistritoenel
quemáspersonasfueron
encontradasdurmiendoen
lacallelanochedelrecuento
personas durmiendo en la calle. Le
siguen los distritos de Deusto (21) y
Zorrotza (19).
Otxarkoaga y Begoña son las
zonas en las que apenas se encuen-
tra a gente durmiendo. De hecho,
en Otxarkoaga, en la noche del
recuento, no se detecto a nadie, y
en Begoña, únicamente a un hom-
bre en Bolueta. En cambio, en el dis-
trito de Rekalde se observó a 18 per-
sonas durmiendo al ras de la noche,
13 en Errekaldeberri; cuatro en
Ametzola y una en Iralabarri. Otras
16 dormían en cajeros y espacios
semiprotegidos en el distrito de
Ibaiondo;concretamenteochoesta-
banenelCascoViejoycincoenMiri-
billa, San Adrián y San Francisco.
En el conjunto de las personas
encontradas, solo un 9,5% eran
mujeres y se observa una presen-
cia ligeramente menor de mujeres
en las capitales (7,3%) frente al res-
to de municipios (14%).
Uno de los datos que favorece que
exista un mayor número de perso-
nas sin techo en las capitales, ade-
más del número población mayor,
es la mayor oferta de recursos de
albergues que hace que los sin
techo se desplacen a las urbes.
Por primera vez, el recuento ha
sido realizado en el marco del pro-
tocolo de colaboración institucio-
nal para la investigación, segui-
miento y análisis de las situaciones
de exclusión residencial grave en la
Comunidad Autónoma. – O. S.
3. 6 Deia – Domingo, 20 de noviembre de 2016
Bizkaia
do pensar en nada. Eso lo tengo cla-
rísimo, y se lo digo a los de Bestebi y
a todos. Desde la calle no puedes
desarrollarnada.Primerounaguari-
da donde dormir.
¿No cobra ninguna ayuda?
—Ni la quiero, la verdad. Me da has-
ta vergüenza. No me gusta la gente
que lo hace y encima protesta.
SiesusteddeSanturtziyestáenun
sitio con tanto tránsito, habrá vis-
to pasar a agente conocida.
—Sí, claro.
¿Le da vergüenza?
—A mí, no.
¿A ellos?
—A algunos. No a todos. Como he
sidobuenapersonatodamivida,hay
gente que pasa por aquí y me dice:
¡Hombre Aspi! y se enrollan conmi-
go, me traen cosas. Otros cruzan la
acera para no verme. Cada uno con
sus traumas. ¡Que vayan al psicólo-
go!
No pierde el sentido del humor.
—Nunca.Leprometíamipadreenel
lecho de muerte que nunca perdería
la sonrisa y lo que prometo lo cum-
plo.
¿Quéhaceparaquedespuésdetan-
tos años en la calle no haya perdi-
do el sentido de la realidad?
—Soy un indigente atípico. Los psi-
quiatras ya me lo dicen: loco estás
pero aún no sabemos qué tipo de
locura.
¿Almenosutilizaráloscomedores
sociales?
—No, tampoco me gustan, malas
experiencias...prefieroevitarlascosas
“Soyunindigenteatípico.
Lospsiquiatrasdiceque
estoylocoperonosaben
quétipodelocura”
“Leprometíamipadreenel
lechodemuertequenunca
perderíalasonrisayloque
prometolocumplo”
“Comohesidobuena
personatodamividahay
quegentequepasayse
enrollaconmigo”
“Soyunproducto
delacrisis,pero
unonopasadesu
casaalacallepor
unasolacausa”
Joseba ÁlvarezAspiazu
PERSONASINHOGAR
BILBAO – Una concatenación de cau-
sas llevaron hace ya diez años a este
hijodesardineraavivirenlacalle.Sin
hogar ni facturas. Sin techo ni letras
que pagar. Pese al tiempo que ha
transcurrido fuera de las normas
sociales, Joseba Álvarez Aspiazu es
capaz de razonar sobre lo bueno y lo
malo de su situación a sabiendas de
que es difícil retornar al otro lado de
la realidad a sus 50 años. Desde ese
trocito de Bilbao en San Mamés que
ha convertido en su lecho durante la
noche y su salón durante el día, ve
cada día pasar a miles de personas,
algunas conocidas, y se ríe de su pro-
pia sombra o de quien le dice alguna
impertinencia si es el caso. La noche
del26deoctubre,estuvounbuenrato
charlando con los voluntarios que
hicieron el recuento en esta zona de
lacapital.“Esgentemuymaja,losedu-
cadores dicen que tienen que sacar-
me de la calle, pero no me han con-
vencido aún”. Afirma que no acude a
los albergues, ni a los comedores ni
cobraayudaalguna.Dicetambiénque
esunindigenteatípico.Aunasí,yaun-
quenoquiereentrarenningúncolec-
tivo,sinpoderevitarloformapartede
ese grupo de personas sin hogar, 112
según el último recuento, que duer-
menenlascallesdeBilbao,talycomo
informó ayer DEIA. La conversación
con Joseba pone alma a los números
del censo de los sin techo. Su historia
es una entre un centenar.
Joseba Álvarez Aspiazu
dejó hace diez años una
vida estable y se convirtió
en un indigente, “atípico”
como dice él, pero al fin y al
cabo sin hogar
Eshabitualverleleyendo.¿Quéhace
durante todo el día?
—Dar muchos paseos, aburrirme un
montón, hacer crucigramas, y leer,
que me gusta mucho. Si tengo que ir
a alguna cita de Lanbide o de otro
sitio... pues ir. No me gusta ir lloran-
do de puerta en puerta.
¿Recuerda la primera noche que
pasó en la calle?
—Sí, claro, esa no se olvida. Pero no
la primera noche porque he sido un
golfo toda mi vida, así que había dor-
mido más veces en la calle.
¿Cómo llega a la calle?
—No tiene una respuesta.
Tenía un trabajo, familia...
—Sí,claro.Hesidoalbañiltodalavida
yhetrabajadoenempresasdefundi-
cioneshastaqueundíaporuna,otra
yotracausa,quesevanapilandouna
encimadeotra,teencuentrasqueno
tienes nada. Estás en la puta calle.
¿No le ayudó nadie en esos prime-
ros momentos?
—Sí, es que si no estaría muerto.
¿Familia? Con algunos no me trato
salvo con un hermano, pero como
vive en Burgos... y también con mi
hijo, pero yo no soy una carga para
nadie,quequedeclarísimo,vivoaquí
debajodelpuentemásagustoqueun
niño en brazos.
Pero la calle es peligrosa.
—Tiene su pelín de aventura.
¿Le han pegado?
—Y he pegado...
¿Le han robado?
—Y he... Casi me pillas (ríe).
¿Ha estado siempre en Bilbao?
—No,no.Mehemovidoporotrasciu-
dades,perosiemprevuelvo,mitierra
es mi tierra. Ahora que a Pamplona
voy todos los años.
A Sanfermines.
—Parece mentira ¿eh? No se espera
quelosindigentestambiéntengamos
vacaciones y fiestas.
¿Utiliza los servicios sociales?
—Los he utilizado, pero no están
hechos para mí.
¿Porquéesdiferentealasotrasper-
sonas sin techo que sí los usan?
—Igual no estoy hecho yo para ellos.
¿Demasiadas ataduras?
—No es eso, no me sale la palabra.
Se ve que no le gusta dar pena.
—No me gusta nada. No me gustan
los sitios donde te meten en un saco
y todos son iguales. Eso... los gatos.
No me gustan esos sitios. ¿Para qué
voy a bajar al albergue? No soy racis-
ta, de verdad, pero no puedo dormir
en un sitio con 200 tíos pegados a mí
en literas y el cuchillo en los dientes
porquesinomeroban.Paraesoduer-
mo mejor aquí.
Pues resulta curioso que se sienta
más protegido en la calle.
—En cuanto suena una mosca abro
los ojos, cojo el palo y a ver quién tie-
ne narices.
Se hacen amigos en la calle.
—Sí,perosonamistadesmuyetéreas.
Aunqueladesgraciauneyalgunossí
encuentras.
Es verdad que la desgracia une,
pero la necesidad... ¿Es cierto que
pueden llegar a lo que sea por
defender el sitio?
—Es que si no defiendes lo tuyo con
uñas y dientes te lo va a quitar el más
tonto.
Y lo suyo es este trocito de San
Mamés.
—Pues sí, y si viene alguien a dormir
Una entrevista de Olga Sáez
Fotografía Pablo Viñas
alladoyonolevoyadecirnadamien-
tras no me moleste. Hace poco esta-
ba un hombre durmiendo a mi lado
y yo no le dije ni pamplona hasta el
día que se puso a dar berridos y me
trajoalapolicía.Entonces,patadaen
el culo y fuera.
¿Cree que lo suyo tiene retorno?
¿Quepuedellegareldíaenquedeje
la calle?
—Megustaría,peroloveomuychun-
go ya.
Solo tiene 51 años.
—Sí, el 3 de enero, pero no me siento
joven;enlacallelosañospasanantes.
Vamosadejarloenquemesientodes-
ganado.
¿Queleanimaríaabuscarunasali-
da?
—Loprimeroteneruntechoyunsitio
estable.A partirdeahípodríapensar
enmáscosas,perodesdeaquínopue-
4. Deia – Igandea, 2016ko azaroaren 20 BIZKAIA 7Deia – Igandea, 2016ko azaroaren 20a BIZKAIA 7
“Undíaporuna,otray
otracausaquesevan
apilandoteencuentras
quenotienesnaday
estásenlaputacalle”
“Comosoydefilosofía
estoica,piensoquesino
salimosdeestasituación
másalfondo,quesalgael
solporAntequera”
“Noestoyhechoparair
alosserviciossociales.
Nomegustanlossitios
dondemetenatodos
enelmismosaco”
antes de que sucedan. No quiero
hablar (hace un gesto de cerrarse la
boca con una cremallera). Prefiero
dentro de un rato ir al bar y pedirle
los pintxos que sobran.
¿Seportabienlagenteconlosindi-
gentes?
—Yosiemprehepensandoquelagen-
te es buena. Hay de todo, pero en
general es buena.
¿Se acercaron a usted los volunta-
rios que hicieron el recuento el
pasado mes?
—Sí,sí...estuvimosaquímásdemedia
hora riéndonos. Yo soy famoso a
cuentadequerecojolascolillasysalí
enlatelevisión,porquemepareceun
atraco pedir tabaco a la gente al pre-
cioquesehapuesto.Cojocuatrocoli-
llas,unpapeldefumarymelofumo.
Se diría que es usted feliz aunque
supongo que la procesión va por
dentro.
—Soy más feliz ahora que antes, por-
que tengo menos preocupaciones.
Paga el piso, paga la matrícula del
niño, la letra del coche, el trabajo no
sale,estenomepaga,bababa...Aho-
ra no tengo nada de eso.
¿Se siente libre?
—Puessí,senota.Nodigoqueseauna
vida ideal, pero estoy más descarga-
do.
El precio que paga es alto y el frío
de las noches llega al corazón.
—Pero soy chicarrón del norte. ¿A
uno de Santurtzi, del Cantábrico, le
va a dar miedo un poco de frío? (ríe).
¿Viene alguien a intentar conven-
cerle de que deje la calle?
—Unsobrinilloquetengo.Muymajo.
ViveenBurgosydevezencuandovie-
ne a visitarme y me intenta conven-
cer,peroyoyaséloquepasaconestas
cosas.Tresdíasmuybien;unasema-
na bien; un mes... la cosa ya empieza
a decaer. No quiero molestar a nadie
y para irme tres días a Burgos y lue-
go volver a domir debajo del puente,
para eso me quedo aquí.
En su puente.
—Efectivamente.
¿Ha cambiado de sitio muchas
veces?
—He estado en mogollón de sitios.
¿Y por qué cambia?
—Pueslaúltimavezenconcretopor-
que tiraron el puente de Sabino Ara-
na.
Vamos que nunca llueve a gusto de
quetetocalasnarices,perocomoten-
go mucha guasa pues bueno, me río
yo más.
Yconlagentedelacalle,¿porqué?
—Porque no existen leyes. Olvídate
de lealtad, de un pelín de razocinio.
Puede haber generosidad pero siem-
pre interesada. Tengo algunos ami-
gos, porque la desgracia une. Pasar-
lotodobonitonounetanto,perohay
que tener mucho cuidadito y saber
discernir.
¿No han podido convencerle para
que salga de la calle y utilice los
recursos sociales?
—Siguen intentándolo los educado-
res de calle. Me dicen: a ti te vamos a
sacar.
¿Es gente maja?
—Lamayoría.Elsistemaesunamier-
da, pero ellos no tienen la culpa.
Enelúltimorecuentohabíabajado
elnúmerodegentequeduermeen
la calle. ¿Usted lo nota?
—Pues yo creo que hay más. Están
todos los cajeros ocupados. Ahora
para meterte en un cajero tienes que
ir con un cuchillo en la mano. Es mi
sensación.
La crisis ha llevado a gente nueva
a dormir a la calle.
—Yo soy un ejemplo. Me quedé en la
calle justo cuando empezó la crisis.
Ahí empezó la concatenación de
sucesos. Nadie pasa de su casa a dor-
mir a la calle por una sola causa. Yo
hice mal las cosas, desde luego, si no
noestaríadondeestoy,peromecoin-
cidió con la crisis. Toma crisis y has-
ta el fondo.
¿Se puede salir?
—Comosoydefilosofíaestoica,pien-
soquesinosalimos,entraremos.Que
salga el sol por Antequera. Además,
yo he cotizado durante 20 años, así
quepodrécobrarunapensiónyalqui-
lar una habitación.
Undíaleoíhablandoconotrossin
techo de política. ¿Le preocupa el
Gobierno?
—No me preocupa, pero me gusta
estar informado. Va a ser un lustro
divertido, cuatro años más de Rajoy
y Trump (ríe a carcajadas).
¿Habla con sus colega de esto?
—Cuandomeaburro,conlagentedel
campamentodebase.Algunosllevan
20 años en la calle.
¿Qué tiene de bueno vivir en la
calle?
—Lasensacióndelibertadnosepaga
condinero,peronoesalgoidílicotam-
poco. ●
“Habloconlosdel
campamentodebase
depolítica.Vaaserun
lustrodivertido,cuatro
añosmásconRajoy”
todos y a usted le hicieron una fae-
na.
—Mirándolo fríamente era necesa-
rio, aunque yo estaba muy a gustito.
De ahí pasé a un cajero y luego a este
puente. Es que esto es muy compli-
cado, porque yo dormía en un cajero
ynohabíaningúnproblema,perode
repenteempezaronaaparecer,eluno
que si fumaba plata, otro que no sé
qué...yonopuedoecharanadiedela
calle, pero al final lo que pasó es que
lo quemaron.
¿Quién?
—Lagentequenosabecomportarse.
Porque una cosa es estar en la calle y
otra saber comportarse.
¿Usted sabe?
—Intento saber estar. Por eso voy a
Termibussinecesitoiralservicio,por
ejemplo.
¿Quéesloqueleresultamásduro?
—El trato con la gente de la calle más
que con la otra. Siempre hay alguien
Únete a la revolución
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5. 6 Deia – Lunes, 21 de noviembre de 2016
Bizkaia
UnaprofesoradelauniversidaddeDeusto,unestudiante
decomunicación,unalicenciadaeningenieríayun
exviceconsejeroyahoraconsultorjuntoauneducador
socialexpresansussentimientoslanochedelrecuentode
personassinhogarqueduermenenlascallesdeBilbao
Un reportaje de Olga Sáez
Acualquierale
puede pasar
M
IL voluntarios en
Euskadi, 220 en Bilbao,
rastrearon las calles,
plazas y cajeros de las ciudades y
pueblos para hacer un recuento de
las personas que dormían en la calle
la madrugada del 23 de octubre.
Podían ofrecerles bebida –no alco-
hol– y comida. Incluso se debatió si
era posible compartir o no algún
cigarrillo. Sobre todo debían mos-
trar respeto para entrar en su inti-
midad y conocer los datos biográfi-
cos de la miseria. La mayoría de los
voluntarios eran novatos en esta
dura misión, pero a todos les gusta-
ría seguir colaborando. Su experien-
cia, según la definen, fue agridulce.
“No se puede decir que es bueno
contar a gente si hogar, pero te enri-
quece conocer lo que se puede
hacer”. Se les removió la conciencia
y les hizo pensar en la vida, la socie-
dad y sobre todo les acercó a esta
gente que sin casa, también vive en
Bilbao.
UNIVERSIDADDEDEUSTO
Profesora(51años)
“Fueunaexperiencia
dolorosayrica”
“Contar personas que no tienen dón-
de Bizitegi fueron a la facultad a cap-
tar voluntarios no se lo pensó. Cre-
yó que era una oportunidad para
visibilizar lo que de verdad ocurre.
“Porque todos pensamos que existe,
pero creemos que es un problema
pequeño y la realidad es que aque-
lla noche había más de 100 personas
durmiendo en la calle y eso con
todos los servicios que tenemos es
mucho. Si no lo visibilizamos, no
podemos responder a este proble-
de dormir es una experiencia agri-
dulce”. Esta profesora de la Univer-
sidad de Deusto participó junto con
algunos alumnos en esta iniciativa.
Era la primera vez. Cuando miem-
bros del Ayuntamiento de Bilbao y
ma”. Además, le parecía una opor-
tunidad para movilizar a los volun-
tarios. “Fuimos cinco personas jun-
tas. Sabiendo por la formación que
habíamos recibido que debíamos ser
prudentes a la hora de abordar a las
personas que nos encontráramos. Y
también respetuosas con su espa-
cio”. Debajo del puente Zubi Zuri
encontraron a dos personas. “Las
dos estaban dormidas. Una de ellas
totalmente tapada la cara, a la otra
se le veía el rostro entre las mantas
y cartones”. Lo que más le sorpren-
dió fue lo arreglado que tenía aquel
espacio en mitad de la calle. “Esta-
ba todo ordenado, con sensación de
limpieza”.
En ningún momento pasó miedo,
ya le habían dicho que reaccionarían
bien. “También nos explicaron que
nosotros podríamos generar miedo
en ellos, que fuéramos prudentes”.
La imagen de estas personas dormi-
das le pareció muy dolorosa y dura
a la vez. “Pero, también pensé que
estamos en una ciudad en la que no
barremos a la gente. Una ciudad
preocupada y ocupada porque sus
habitantes estén bien”. También les
dio para pensar en los motivos que
lleva a esta gente a vivir en la calle.
“Te pilla a contrapié una situación
afectiva, laboralmente mal, sin una
Maider Maca-
rro (licenciada),
Fernando Fon-
tova (consul-
tor), Mikel Seca-
da (estudiante)
y Unai Lizarra-
ga (educador
social) hicieron
el recuento de
los sin techo.
Foto: Pablo Viñas
6. Deia – Astelehena, 2016ko azaroaren 21 BIZKAIA 7Deia – Astelehena, 2016ko azaroaren 21a BIZKAIA 7
familia estable...No diría que es fácil
llegar. Diría que no es tan difícil lle-
gar a esa situación”.
LICENCIADAENINGENIERÍA
MaiderMacarro(22años)
“Tecreagrandes
contradicciones”
Siempre le había impactado mucho
la gente que vive en la calle. Cuando
le comentaron si quería participar
en el recuento que se iba a realizar
en Bilbao no se lo pensó. Probable-
mente Maider Macarro ha mamado
en su casa el compromiso social, su
aita educador social también parti-
cipó la misma noche en esta jorna-
da de voluntariado, aunque él en
Barakaldo. A Maider le tocó hacer
el recorrido en la zona de Basurto.
“Lo que más miedo me daba no era
acercarme a las personas que pudie-
ran estar durmiendo en la calle. Me
daba miedo empatizar con sus situa-
ciones y ponerme a llorar”. En su
recorrido primero encontró a una
persona en un cajero durmiendo,
pero en el curso de formación les
habían explicado que no se podía
despertar a nadie. “Nos dijeron que
era su espacio y no podíamos inva-
dirles. Teníamos que ser muy respe-
tuosos”. Siguieron el recuento y la
segunda persona estaba en un
supermercado, también dormida así
que tampoco le interrumpieron.
Más adelante ya casi en la Avenida
del Ferrocarril se encontraron con
un chico que estaba dispuesto a
pasar su primera noche en la calle.
“Era alemán así que tuvimos que
hablar con él en inglés. Reconoció
que consumía alcohol y dijo que era
la primera vez que iba a dormir en
la calle, aunque se contradecía”. Mai-
der había hecho voluntariado pero
nunca con personas sin hogar. “Te
crea en tu cabeza grandes contradic-
ciones. Sobre todo piensas que a
todo el mundo se le pueden compli-
car las cosas”. Ella que se reconoce
una mujer miedica se sorprendió
también de la buena disposición que
le prestaron. “Le dijimos que éramos
voluntarios y estuvimos casi media
hora hablando con él. La verdad es
que fue amable y nos acogió bien”.
POLÍTICASSOCIALES
FernandoFontova
“Confirméapiedecalle
loqueyaconocía”
Era la primera vez que Fernando
Fontova, exviceconsejero de Políti-
cas Sociales y ahora consultor, salía
a la calle para participar en un
recuento de personas sin hogar
durmiendo a la intemperie. “Traba-
jo como consultor en cuestiones de
políticas sociales y me parecía que
podía ser una experiencia muy
enriquecedora”. Fernando valora-
ba la posibilidad de aplicar el cono-
cimiento a la realidad. Le asigna-
ron la zona de Ollerías y acudió
acompañado de una persona expe-
rimentada que le guió en la encru-
cijada de la noche. “Entró por un
lugar oscuro y se comportó de una
manera discreta con la persona que
encontramos. A su vez esta perso-
na fue colaboradora, tal y como ya
esperaba”. No tenía ni tiene un este-
reotipo fijado sobre las personas
que viven en la calle, pero se hacía
a la idea de que buena parte están
conectadas con los servicios socia-
les. “Era una persona muy intere-
sante, con una trayectoria profesio-
nal y personal y un motivo para no
tener una vida más convencional.
No le gustaba la vida convencional
y eso también tenía que ver con que
viviera en la calle”. Como Fernan-
do está relacionado por su trabajo
con el mundo de la exclusión social
esta experiencia le sirvió para con-
firmar a pie de calle lo que sabía y
ba en un voluntariado de estas carac-
terísticas, aunque hubiera colabora-
do en otros temas y fruto de ello
estuvo en 2011 en Sahara. “Cuando
reflexionas y piensas la historia que
hay detrás de estas personas eres
consciente de que cualquiera puede
acabar durmiendo en la calle, cuan-
do se produce una situación de mala
suerte”. Para este estudiante, “una
forma de evitarlo son los servicios y
quizás falte trabajo de prevención”.
EDUCADORSOCIAL
Unai Lizarraga (41 años)
“Eldíaquenomeafecte
tendréquecambiar”
Trabaja para la asociación Bizitegi
y es coordinador del grupo de calle.
Para Unai Lizarraga no era la pri-
mera vez que participaba en estos
recuentos aunque en esta ocasión
su función no fue la de entrevistar
a las personas que estaban dur-
miendo en la vía pública, o en los
cajeros sino la de formar a la gente.
“Les das una formación previa e
incluso se hace un pequeño seguro
por si ocurriera algo, se les explica
cómo abordar las situaciones o
cómo trabajar el cuestionario”. Sin
embargo Unai dice que “se suele
pensar que son peligrosos y a veces
ocurre al revés porque ellos tienen
miedo de nosotros”. Este educador
social explica que “es el sitio dónde
viven y duermen. Imagínate que
estás en tu habitación y entran y te
despiertan”. Esta y otras cuestiones
de comportamiento les enseñó a los
voluntarios que la noche del 26 de
octubre hicieron el recuento en Bil-
bao. Que no se acerquen a sitios
oscuros, que sean respetuosos, que
no ofrezcan alcohol o dinero... No
participó en este recuento, pero sí
en el de hace dos años y recuerda
especialmente el caso de gente que
duerme en la calle pero después por
la mañana se incorpora a sus cur-
sos de formación. “Me llamó la aten-
ción los chavales que empiezan un
proceso migratorio y también per-
sonas mayores con muchos años en
la calle”. Unai cree que es una reali-
dad que puede llegar a cualquiera.
“Sé, que si un día me encuentro sin
trabajo, ni alojamiento, ni red social,
lo siguiente es la calle, salvo que ten-
gas muchas habilidades”.
En Bilbao hay 112 personas dur-
miendo en la calle, son más las que
viven en la vía pública. La descon-
fianza, el deterioro mental en otros
casos o que no aguantan sitios
colectivos. Las causas son tan
diversas y tan inexplicables, o tan
simples según se mire, como dife-
rentes somos las personas. Sin
embargo, el encuentro de las dos
caras de la sociedad cuando la
noche se hace madrugada acercó
a unos y a otros a comprender que
la línea gruesa que separa la vida
de unos y otros se puede hacer fina.
“Una concentración de aconteci-
mientos, todos malos”, como diría
uno de los sin techo que cada
noche duerme en las calles de
Euskadi desde hace más de diez
años. ●
LAJORNADA
● La formación. Previamente a
salir a la calle, los voluntarios
tuvieron una jornada de forma-
ción en la que se les dio unas
pautas de cómo debían de acer-
carse a las personas que estuvie-
ran durmiendo en la calle. Se dis-
tribuyó a los voluntarios en pare-
jas o grupos y se repartió su
recorrido en un mapa con las
calles de Bilbao que debían reco-
rrer.
● El acercamiento. Cada uno
llevaba una mochila con cena
para esa noche que podían ofre-
cerles. No podían despertarles si
estaban durmiendo, ni entrar en
lugares apartados u oscuros.
Siempre debían de tratarles con
sumo respeto teniendo muy pre-
sente que invadían su intimidad,
su habitación...
● La encuesta. Realizaron una
encuesta que duraba aproxima-
damente media hora para cono-
cer los motivos que les han lleva-
do a dormir en la calle.
poder explorar más adelante qué
tipo de políticas pueden implantar-
se para ayudar a esta población.
Para Fernando “te das cuenta de
que cualquiera puede caer. Porque
nuestra sociedad es muy excluyen-
te. Los cambios en la economía, la
vivienda...pueden hacerlo”. Apro-
vecha para animar a la gente a que
se comprometa con actividades de
voluntariado más estables, “que se
implique en el entorno de su barrio
o en su ámbito laboral para evitar
que se llegue a situaciones así”.
ESTUDIANTE
Mikel Secada (21 años)
“Piensasenlahistoria
deestagente”
“Quería conocer historias”, dice
Mikel Secada. Estudiante de comu-
nicación se prestó voluntario para
hacer el recuento de las personas
que duermen en la calle. Salía a la
calle como si fuera un notario de la
exclusión para conocer de primera
mano lo que ocurre en ese otro lado
de la sociedad. “Lo primero que me
sorprendió fue que había bajado el
número de personas que duermen
en la calle, según nos dijeron”. Cum-
pliendo lo que les habían enseñado
en el curso de formación que reali-
zaron previamente solo pudo entre-
vistar junto a su compañera de
recuento, Maider, a un sin hogar.
“Estuvimos casi tres cuartos de
hora y aunque vimos que había
bebido, también no los dijo, nues-
tra entrevista sirvió al menos para
darle información sobre los servi-
cios sociales que hay en Bilbao y
que el no conocía porque era
extranjero”. Afortunadamente no
llovía y tampoco eran bajas las tem-
peraturas pero la situación seguía
siendo demasiado impactante para
alguien que como Mikel se estrena-