Las tres oraciones resumen lo siguiente:
1) El documento habla sobre la entrada a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, enfocándose en reflexionar sobre el Principio y Fundamento, que es reconocer nuestra condición de criaturas amadas por Dios.
2) Se explican conceptos como criatura, criado y el fin del hombre de alabar, servir y hacer reverencia a Dios para salvar el alma.
3) Se proveen fuentes de oración como textos bíblicos y una oración-examen para reflexionar sobre
1. GUÍA No. 1
PARA ENTRAR EN EJERCICIOS
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
REFLEXIONES PREVIAS
Durante las cuatro primeras semanas de los Ejercicios abiertos la oración se centrará
en el Principio y Fundamento, consideración con la que San Ignacio quiere que el que va a
hacer los Ejercicios se disponga para tomar en serio su condición de criatura y se determine
a querer ordenar su propia vida según el propósito para el que Dios nuestro Señor lo llamó
gratuitamente a la existencia: «sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de
quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito. A los que de
antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que
su Hijo fuera el primero entre muchos hermanos. Y a los que Dios destinó desde un
principio, también los llamó; y a los que llamó, los hizo justos; y a los que hizo justos, les
dio parte en su gloria»1
.
«Cuanto al orden, propóngase ante todo el fundamento», indicaba San Ignacio2
. En
el Directorio del P. Polanco encontramos algo semejante: «ante todo se propone la
consideración del último fin, que por esto se llama fundamento, puesto que es la base de
todo el edificio moral; y declarados brevemente los puntos, adviértase al que se ejercita que
se aplique a sí la consideración, a saber, cómo se haya comportado hasta ahora respecto al
fin y los medios, y cómo se quiera comportar en adelante»3
.
En el Directorio dictado por San Ignacio al P. Vitoria4
, leemos también: «ya que es
entrado a los hacer… ayuda mucho detenerle en la consideración del Fundamento y en los
Exámenes particular y general, y en el conocimiento de cómo se peca con pensamientos,
obras y palabras, tres o cuatro días o más, que se vaya madurando» (20). Hay en el mismo
Directorio otra orientación importante para tener en cuenta en este comienzo de los
Ejercicios: «antes que le de el Fundamento, después que haya bien visto aquellas 20 reglas
[Anotaciones] que en el principio de los Ejercicios se ponen para instrucción del que los da,
le relatará cuatro reglas que allí están, en este orden: primero, la primera que comienza:
«prima est annotatio»; segundo, la 20, toda, o aquella parte que viere más convenir; tercero,
la 5ª…en cuarto lugar la 4ª…Después se le da el Fundamento, declarándosele de manera
que él tenga ocasión de hallar lo que busca» (21).
1
Ro 8, 28-30. Todas las citas bíblicas de estas Guías están tomadas de la Biblia de Estudio, Dios Habla Hoy,
con Deuterocanónicos, Sociedades Bíblicas Unidas.
2
Notas sobre Ejercicios dadas de palabra, Obras de San Ignacio, BAC, 5ª edición, p.317.
3
POLANCO, JUAN A., S.J., (original en latín), Directorio de Ejercicios, 45. En Los Directorios de
Ejercicios. Traducción notas y estudio. Miguel Lop Sebastià, S.J., Colección MANRESA n. 23, Mensajero-
Sal Terrae.
4
Directorio dictado al P. Vitoria (original en castellano). En Los Directorios de Ejercicios, op. cit, pp. 28-37.
2. 2
Podrías, pues, comenzar la experiencia dedicando un tiempo reposado a la lectura
y reflexión de las Anotaciones. Y luego sí, entrar al Principio y Fundamento.
FIN QUE SE PRETENDE
La entrada en Ejercicios es un primer momento de reflexión orante, llena de
afecto, para experimentar el Amor creador, absolutamente gratuito y generoso de
Dios, que me ha dado la existencia y que continúa creándome para comunicarme vida
plena. Toda la creación ha sido dispuesta por Dios para la persona humana, para que
sirviéndose de ella alcance el propósito de su existencia, la plenitud de vida.
Esta reflexión, muy personal, debe integrar también la dimensión comunitaria.
El amor de Dios que me abraza tan gratuitamente, tiene el propósito de hacerme
miembro de una inmensa familia de hermanos, cuyo primogénito es Jesucristo.
El designio creador busca formar una familia, un pueblo, un reino de
fraternidad, y por eso la creación es para la persona humana, para toda persona
humana. Según el propósito de Dios, ningún ser humano, creado a su imagen y
destinado a participar de su plenitud de vida, ha de carecer de la posibilidad de usar
equitativa y solidariamente todos los bienes de la creación, medio de realizar el
proyecto divino.
GRACIA QUE SE DESEA ALCANZAR
Que yo tome conciencia de mi condición de criatura; que reconozca con mucho
afecto y gratitud el amor de Dios que «me eligió primero, destinándome a reproducir
los rasgos de su Hijo», llamándome, justificándome y comunicándome su gloria.
Que asuma seriamente la responsabilidad que tengo de “reordenar” mi vida
según el proyecto de Dios, en cuanto a mi vocación de hijo, de hermano y de
administrador responsable de la creación, para contribuir a formar la familia de
hermanos que tiene por primogénito a Jesús.
Que yo reconozca que si el actual “principio y fundamento” de mi vida no coincide
con el proyecto de Dios, tome en serio la necesidad de “hacerme indiferente”, es decir, de
alcanzar la libertad necesaria para preferir, desear y elegir siempre «lo que más conduce
para el fin que somos criados».
Podría formularse también la petición, con las mismas palabras de la “oración
preparatoria” que debe hacerse a lo largo de todos los Ejercicios, a manera de resumen
ininterrumpido del Principio y Fundamento: «pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que
todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y
alabanza de su divina majestad» (EE 46).
3. 3
TEXTO IGNACIANO
Es conveniente tener claridad sobre los términos que utiliza el texto del Principio y
Fundamento para poder desentrañar, entre frases y expresiones quizás duras y frías, la
experiencia de Dios y de la creación que nos transmite San Ignacio. Experiencia que
rezuma la gracia de la ilustración recibida por el Santo a orillas del río Cardoner en
Manresa. Un excelente texto complementario en este momento puede ser la lectura
meditada de la Autobiografía, números 28- 30.
Puede ayudarnos también la declaración de algunas palabras:
El hombre es criado: Somos creaturas. Dios nos eligió primero, gratuitamente, por
pura generosidad. «Traer a la memoria - dirá más tarde en la contemplación para alcanzar
amor- los beneficios de creación, redempción y dones particulares, ponderando con mucho
afecto, cuánto ha hecho Dios nuestro Señor por mí y cuánto me ha dado, de lo que tiene, y
consequenter el mismo Señor desea dárseme en cuanto puede, según su ordenación
[propósito] divina» (EE 234).
Es criado: verbo que comprende el pasado, el presente y el futuro. Estamos siendo
creados. Somos un proyecto de hombres y mujeres nuevos, llamados a conformar la imagen
de Jesús. Dios es el Amor creador que está incesantemente justificándonos y
comunicándonos su gloria para que reproduzcamos los rasgos de su Hijo y se forme un
pueblo de hermanos. La voluntad de Dios, su proyecto, es que tengamos vida y que la vida
nos desborde.
Para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor: podemos dar a estos
tres verbos una consideración trinitaria, pues aunque probablemente no lo haya así pensado
expresamente San Ignacio, concuerda armoniosamente con su experiencia espiritual.
- Alabar, es glorificar al Padre. «La gloria de Dios es que el hombre tenga vida; y la
vida del hombre es la visión de Dios», según San Ireneo. El hombre glorifica a Dios
aceptando la vida que él le comunica y transmitiendo vida a los demás. Debemos procurar
que «el nombre del Señor, que siempre es santo en sí mismo, sea también tenido como
santo por los hombres, es decir, que no sea nunca despreciado por ellos; lo cual,
ciertamente, redunda en bien de los mismos hombres y no en bien de Dios» (Agustín)5
.
Es la primera petición del Padrenuestro: que tu nombre sea proclamado como Padre,
que seas reconocido por lo que eres: plenitud de amor y de lealtad.
- Servir: configurar nuestra vida con la vida y la misión del Hijo, Servidor del
proyecto del Padre. Hacer de nuestra vida, con Jesús, un servicio al designio salvífico que
glorifica al Padre, el anuncio y la preparación de su Reino en la historia.
Es la segunda petición del Padrenuestro: que tu Reino venga.
5
Carta 130 a Proba, CSEL 44, 63-64. Oración con el Padrenuestro. Liturgia de las Horas, martes de la
Semana XXVIII, segunda lectura.
4. 4
- Hacer reverencia: es el acatamiento y la docilidad a la unción del Espíritu Santo.
El “acatamiento” y “la humildad amorosa” de que habla con profusión San Ignacio en su
Diario y cuyo sentido desplegará más adelante en las tres maneras de humildad. Que
seamos disponibles para que nuestra vida toda, intenciones, acciones y operaciones, sea
conducida por el Espíritu de Jesús. Que «aquel amor que me mueve y me hace elegir», en
todas las opciones de mi vida, «descienda de arriba, del amor de Dios» (EE l84 y 338, 2).
Esta es la tercera petición del Padrenuestro: que se haga tu voluntad.
El fin del hombre es, pues, en una diáfana dimensión trinitaria, seguir y servir a
Jesús en su Misión, bajo la conducción del Espíritu, para la gloria del Padre.
- Y mediante esto, salvar su anima: una vida proyectada totalmente en acatamiento
y reverencia a la unción del Espíritu, siguiendo con fidelidad a Jesús, en servicio del Reino
y su justicia, para gloria y alabanza del Padre, realiza a plenitud la vocación del hombre.
La Congregación General 32 nos ofrece un texto muy apropiado para la reflexión:
«Nuestra Compañía fue fundada principalmente para la defensa y propagación de la
fe y para la prestación de cualquier servicio en la Iglesia que contribuya a la gloria
de Dios y al bien universal (Formula Instituti, 1). De hecho, la gracia de Cristo, que
nos capacita e impulsa a buscar “la salvación y perfección de las almas” – o lo que
podría llamarse en términos contemporáneos, “la liberación total e integral del
hombre, que lleva a la participación en la vida del mismo Dios», es la misma gracia
que nos capacita e impulsa a buscar “nuestra salvación y perfección” (Const., 3)»6
.
- Y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre: vocación
del hombre a ser señor de la creación, administrándola responsable y solidariamente para el
servicio de toda la familia de hermanos, hijos del mismo Padre. Todas las cosas para todos
los hombres. La creación está destinada para que todo ser humano, como hijo del Padre,
pueda vivir conforme a esa dignidad que Dios le confirió al llamarlo gratuitamente a la
existencia. El uso responsable de la creación incluye, pues, junto con la reordenación de la
propia vida, una ineludible atención a la injusta situación de los pobres y marginados de
nuestra sociedad. La creación entera, sometida al fracaso, no por su gusto sino por aquel
que la sometió, abriga la esperanza de verse liberada de la esclavitud y espera con gran
impaciencia el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios7
.
Usarlas tanto cuanto ayuden…quitarse de ellas cuanto le impiden: regla
fundamental de discernimiento sobre el uso de la creación, para encontrar el ángulo
correcto de inserción que garantice nuestro señorío sobre las cosas, nuestra liberación de
toda esclavitud y nuestra actitud solidaria para compartir todos los bienes con los demás.
El discernimiento puede llevar a opciones radicales cuando las creaturas, dejando de
ser lugar de encuentro con Dios, se convierten en tropiezo y escándalo: «si tu ojo derecho te
6
CG 32, d. 2, 11.
7
Cf Ro 8, 19ss.
5. 5
hace caer en pecado, sácalo y échalo lejos de ti» (Mt 5, 29); pero en la vida de cada día es
una búsqueda de la discreta caridad en el uso de las cosas creadas, para vivir «a él en todas
amando y a todas en él, conforme a su Santísima y divina voluntad»8
.
FUENTES DE ORACIÓN PARA LA SEMANA
Textos bíblicos
Gen capítulos 1 y 2: relatos de la creación
Ro 8, 19-32: la acción salvadora de Dios
Ef 1, 3-14 y 3, 1-13 el designio de Dios
Ez 36, 16-36: Dios muestra su gloria recreando para sí un pueblo
Eclo 16, 24-30 y 17, 1-32: sabiduría de Dios en la creación
42, 15-25; y 43, 1-33: las obras de Dios; himno a la naturaleza y la historia
Sab 11, 21-26: el Señor, amigo de la vida
Salmos 8, 19, 104, 121, 139, 145
ORACION-EXAMEN PARA ESTE COMIENZO
Una preparación para dar comienzo a la experiencia de Ejercicios, sería la de hacer
una oración-examen sobre nuestra situación espiritual en este momento de nuestra vida.
Bajar hasta el fondo de nuestra existencia, en donde nos encontramos con Dios, para
preguntarnos:
¿Cuál es el principio y fundamento real de mi vida actualmente? ¿Qué criterios,
valores, aspiraciones, están dirigiendo mis decisiones y los actos de mi existencia?
¿Qué libertad tengo para usar la creación con miras a la realización del proyecto de
Dios sobre mi vida, dentro de mi vocación apostólica en la Compañía?
¿Qué sensibilidad y compromiso tengo frente al mundo pobre y marginado?
¿Cómo están influyendo los intereses, criterios y valores del mundo en que me
muevo sobre mis opciones, mis relaciones y mi modo de proceder?
¿Qué amor me mueve? ¿«el que desciende de arriba, del amor de Dios»?
Al terminar la primera semana de este comienzo de Ejercicios hacer un examen sobre
lo que ha acontecido.
¿He dedicado tiempo conveniente cada día para orar y examinar la oración? ¿Cómo
he prolongado durante el día el ambiente de la oración matinal?
¿He abreviado u omitido el tiempo que había proyectado para orar? ¿Por qué?
¿Qué ayudas o dificultades concretas he encontrado para realizar los Ejercicios
abiertos?
¿Cómo ha sido mi experiencia de encuentro con Dios? ¿Cuáles han sido los
pensamientos y sentimientos prevalecientes?
8
Const., 288.