1. Tema 1. El s. XVIII: La crisis del Antiguo Régimen.
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1. Introducción.
2. Características del Antiguo Régimen.
2.1. Economía.
2.2. Demografía y sociedad.
2.3. La forma del gobierno, la monarquía absoluta.
3. Transformaciones en el siglo XVIII.
4. La Ilustración.
4.1. Los filósofos de las luces. Pensamiento económico y político
5. Sistemas políticos del s. XVIII.
5.1. El parlamentarismo inglés.
5.2. El despotismo ilustrado.
6. España en el siglo XVIII.
6.1. El absolutismo borbónico en España.
6.2. La Ilustración en España.
6.3. El despotismo ilustrado de Carlos III.
6.4. El crecimiento económico en el s. XVIIII.
1. Introducción
Para entender la Historia Contemporánea es fundamental partir de su origen, y este lo
encontramos en el siglo XVIII. Antes de la Revolución Francesa, Europa permanecía
estancada económica y socialmente en un sistema que permanecía vigente desde el
siglo XV, el denominado Antiguo Régimen. En el este tema analizaremos cómo la
difusión de un nuevo movimiento filosófico (la Ilustración) y el desarrollo de la
burguesía, provocan que los principios sociales, económicos y políticos vigentes en
Europa comiencen a cambiar, el resultado serán nuevas formas de gobierno como el
parlamentarismo o el despotismo ilustrado.
En España, el siglo XVIII significó la llegada de una nueva dinastía, los Borbones, y
de los principios del absolutismo. Pero a mediados del siglo, la difusión de las ideas
ilustradas favoreció algunos cambios en las condiciones económicas y sociales del
país.
2. 2. Características del Antiguo Régimen.
El término “Antiguo Régimen” empezó a emplearse durante la Revolución Francesa
en sentido peyorativo: era aquello que se quería destruir por su carácter arcaico e
injusto. Actualmente, el término define al conjunto de estructuras económico-sociales,
políticas y culturales que caracterizan a la Europa del S. XVIII. Las características de
este periodo pueden concretarse en:
• Pervivencia de una economía agraria.
• Crecimiento demográfico lento.
• Sociedad estamental.
• Monarquía absoluta como sistema de gobierno.
2.1. Economía.
El modelo económico que predomina en Europa en este momento es el denominado
preindustrial que se caracteriza por:
• La principal actividad económica en toda Europa era la agricultura, entre el 80%
y el 90% de las tierras seguían en manos de los privilegiados, que vivían de las
rentas que obtenían de arrendar sus tierras a los campesinos. Se trataba de una
agricultura de subsistencia con sistemas de cultivo tradicionales (rotación trienal
con barbecho), lo que provocaba unos rendimientos muy bajos y orientados al
autoconsumo. Periódicamente se producían las llamadas crisis de subsistencia,
periodos de escasez de alimentos y de subida de precios.
• El comercio sigue estancado, las malas comunicaciones y la escasa demanda
impiden el desarrollo. A esto se añade que se mantienen los gremios que evitan la
competencia y frenan las innovaciones. Solo en las grandes ciudades y en las
zonas costeras encontramos un cierto desarrollo comercial, controlado por la
burguesía.
2.2. Demografía y sociedad.
El Antiguo Régimen se caracteriza por un régimen demográfico antiguo, con unas
tasas de natalidad y de mortalidad muy elevadas lo que provoca que el crecimiento de
la población sea muy escaso, llegando a ser negativo en épocas de guerras o de
epidemias. La sociedad estaba dividida en dos grupos bien diferenciados: los
privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados (Estado llano o Tercer Estado).
• Los privilegiados. La nobleza tenía la mayor
parte de las tierras y vivía de sus rentas.
Acumula riquezas y ocupaba todos los cargos,
además tenía privilegios económicos como no
pagar impuestos. Por su parte el clero
también vivía de las rentas de sus tierras a las
que sumaba el diezmo.
• Los no privilegiados eran la mayoría de la
población (entre el 90% y el 95%). Dentro de
los no privilegiados encontramos a la
burguesía con riqueza económica pero sin
influencia política, a las clases populares
urbanas (artesanos, soldados) y los
campesinos que son el grupo mayoritario.
3. 2.3. La forma del gobierno, la monarquía absoluta.
En los siglos XVII y XVIII, en la mayor parte de los Estados europeos, la forma de
gobierno era la monarquía absoluta, en la que todos los poderes del Estado residían
en una sola persona, el monarca, que dictaba leyes, nombraba a las personas para los
cargos públicos, dirigía la política exterior y tomaba todo tipo de decisiones políticas.
En este sistema la participación política no es un derecho: los súbditos no tienen
derechos políticos.
El absolutismo se basa en la teoría del origen divino del poder real: se consideraba
que la soberanía (el poder) procedía de Dios que la delegaba en los monarcas, sólo
responsables ante la divinidad. Su autoridad era, por tanto, al menos en teoría,
indiscutible.
3. Transformaciones en el siglo XVIII
Durante el siglo XVIII se producen una serie de transformaciones que van a terminar
por poner fin al Antiguo Régimen y que anticipan las revoluciones que se producirán
en Europa en el siglo XIX. Entre estas transformaciones destacan:
• Crecimiento de la población, si durante gran parte de la Edad Moderna el
crecimiento de la población era muy escaso, en el siglo XVIII se produjo un
cambio en esta tendencia. Las mejoras higiénicas y sanitarias junto con un
periodo de paz y estabilidad provocaron una disminución drástica de la mortalidad,
mientras que la natalidad se mantenía en cifras elevadas.
• Cambios en la agricultura, el crecimiento de la población provocó un aumento de
la demanda de alimentos. Para conseguir una mayor producción se introdujeron
una serie de mejoras: se roturaron (trabajaron nuevas tierras), se introducen
nuevos cultivos y nuevas técnicas, como el sistema Norfolk que sustituye al
barbecho.
• Transformaciones el comercio, al igual
que sucede en la agricultura el crecimiento
demográfico supone un aumento de la
demanda. Para satisfacer a la población se
mejoran las vías de comunicación, se
desarrolla la navegación fluvial y se favoreció
el crecimiento del transporte marítimo.
Destaca el comercio triangular.
• Transformaciones en la artesanía, el
sistema gremial no era capaz de dar respuesta
a la demandas y es sustituido por nuevos
modos de producción como las manufacturas
reales o el domestic system.
4. La Ilustración.
La Ilustración fue un movimiento de carácter intelectual desarrollado en Europa en el
siglo XVIII, que cuestionó todos los principios del Antiguo Régimen. Los antecedentes
de este movimiento lo encontramos en dos pensadores ingleses, Locke y Newton. El
primero criticó el absolutismo y por primera vez planteó la división de poderes. Con
Newton nació el método científico que se basa en la observación y posterior
comprobación de los hechos planteados.
4. Los principios de la Ilustración pueden concretarse en:
• La defensa de la razón como fuente de todo conocimiento, ni la autoridad, ni la
tradición podían sustituir a la razón, y todo lo que no fuese entendido por la razón
debía ser rechazado como engaño o superstición.
• La base de la felicidad, objetivo último del ser humano, es el conocimiento, por
ello defendían la educación y creían en la mejora de las condiciones de vida de
los hombres.
• Defienden la tolerancia como base de las relaciones humanas y criticaron la
intransigencia religiosa. Aunque la mayoría de los ilustrados eran creyentes,
negaban la superioridad de una religión sobre las demás.
4.1. Los filósofos de las luces, pensamiento económico y político.
Las ideas de la Ilustración fueron propagadas por un grupo de pensadores
principalmente franceses: Montesquieu, Voltaire, Diderot, Rosseau, D’Alembert, etc.
En sus escritos defienden los principios de libertad e igualdad para todos los
ciudadanos y se oponen a la sociedad estamental argumentando que las personas
nacen libres e iguales, apoyaron la movilidad social según la valía y la inteligencia de
cada uno.
En economía, los ilustrados defendieron la fisocracia, que afirma que la agricultura
era la principal fuente de riqueza de un país y el liberalismo económico, que
defiende la propiedad privada y la libertad de comercio e industria.
El pensamiento político se opone radicalmente al absolutismo y es la base de una
nueva doctrina política que conocemos con el nombre de liberalismo político. Entre los
principales filósofos ilustrados debemos destacar:
• Montesquieu, en su obra propone la
separación de poderes (ejecutivo,
legislativo y judicial) que será la base
del constitucionalismo. Distinguió tres
poderes: el legislativo, representado en
una Asamblea de representantes del
pueblo o Parlamento, cuya función es
hacer las leyes; el ejecutivo que reside
en el soberano y sus ministros
(gobierno) y aplica esas leyes; y el
poder judicial que reside en tribunales
independientes y juzga según las leyes.
• Rousseau, que anticipa las tendencias democráticas, defiende que el poder
reside en el pueblo que mediante su voto lo delega en el gobierno.
• Voltaire, destacó por su defensa de la libertad económica, política y de
pensamiento, criticando el fanatismo religioso y de forma especial a la Iglesia
Católica, a la que responsabilizaba de la ignorancia e intolerancia que imperaban
en la sociedad. En sus obras señala la necesidad de que exista un parlamento
que limite el poder del rey y un sistema fiscal que no recayese solo en el pueblo.
Para la difusión del pensamiento ilustrado resultaron esenciales los salones y
academias, lugares de reunión en los que se exponían y discutían las nuevas
ideas. Además de la Enciclopedia impulsada por Diderot y D’Alembert, que
pretendía reunir todos los conocimientos de la época basados en la razón.
5. 5. Sistemas políticos del siglo XVIII
En el siglo XVIII van a coexistir en Europa tres sistemas políticos diferentes. En la
mayor parte de los países europeos, como España, el Imperio Austríaco etc, se
mantiene el absolutismo monárquico propio del siglo XVII. En Inglaterra funciona
desde finales del siglo XVII un sistema parlamentario que limitaba de forma efectiva el
poder del monarca. Por último está el Despotismo Ilustrado, que combina el
absolutismo político de los monarcas, con el desarrollo de reformas que se consideran
ilustradas.
5.1. El parlamentarismo inglés.
La monarquía absoluta no llegó a consolidarse ni en Holanda ni en Inglaterra, donde a
finales del siglo XVII se establecieron sistemas parlamentarios. En Inglaterra las
revoluciones del siglo XVII acabaron definitivamente con el absolutismo y en 1689 el
Parlamento aprobó una Ley de Derechos que limitaba los poderes del rey y establecía
la división de poderes: el soberano ostenta el poder ejecutivo y designa a sus ministros
(visto bueno del Parlamento); el poder judicial es independiente y reside en los
tribunales y el poder legislativo descansa en el Parlamento (bicameral).
Pero hasta las reformas del siglo XIX el sufragio era tan restringido que sólo una
minoría de la población (15 % aprox.) elegía a los diputados de la Cámara de los
Comunes, ya que la Cámara de los Lores estaba reservada a los grandes nobles y
determinados cargos.
Los parlamentarios se agrupaban en dos partidos:
- Los whigs (liberales) que representaban a la burguesía mercantil, industrial,
financiera y agraria. Eran defensores acérrimos del Parlamento.
- Los tories (conservadores) que representaban a la alta aristocracia y pequeña
nobleza. Eran defensores de una mayor iniciativa para el rey.
El modelo político inglés suscitó la admiración de muchos ilustrados contrarios al
absolutismo. Otro aspecto no menos admirado eran las famosas libertades de las que
tan orgullosos se sentían los británicos, una ley establecía que nadie podía ser
encarcelado más de 72 horas sin pasar a disposición judicial. A ello hay que añadir las
libertades religiosa, de prensa, de reunión... que hacían de Gran Bretaña una auténtica
“isla de libertad” en la Europa absolutista.
5.2. El despotismo ilustrado.
El despotismo ilustrado supone la adaptación de las monarquías absolutas a las
nuevas ideas del siglo de las luces. Los propios monarcas se dieron cuenta de que
necesitaban modernizar sus estados, como ya estaba ocurriendo en Inglaterra y
Holanda gracias a la burguesía y el comercio. Con el apoyo de los ilustrados y de
técnicos especializados, promovieron el desarrollo de la agricultura y de la artesanía
con la introducción de nuevas técnicas, nuevas infraestructuras que favorecieran un
mayor desarrollo del comercio (carreteras, puertos o canales)- también favorecieron la
educación, con la creación de escuelas y universidades o la sanidad gracias a los
hospitales, en los que comenzó a atenderse y tratarse a los enfermos según la
enfermedad que sufrieran.
Estas actuaciones, que mejoraban su imagen y elevaban el nivel de vida de sus
súbditos, no fueron acompañadas, sin embargo, de un programa de reformas políticas
semejante. Los monarcas ilustrados, como Federico “el grande” de Prusia, Carlos III
de España, Luis XVI en Francia o Catalina de Rusia no cedieron ninguno de sus
poderes, el despotismo se resume en la frese “todo para el pueblo pero sin el pueblo”
6. 6. España en el siglo XVIII
En noviembre de 1700 fallece sin descendencia, Carlos II “el hechizado”, último rey de
la casa de Austria en España. Aunque en su testamento dejaba como heredero del
trono al Borbón Felipe de Anjou, algunas potencias europeas se oponen a este
nombramiento ya que suponía el fortalecimientos de los Borbones en Europa. Gran
Bretaña, Holanda, Portugal y el Imperio Austriaco declararon la guerra a Francia y
España y apoyaron a otro pretendiente al trono español, el archiduque Carlos de
Austria. Este enfrentamiento dio origen a la Guerra de Sucesión que se prolongó hasta
1713.
Además de un conflicto internacional, la sucesión al trono fue un conflicto interno.
Mientras Castilla apoyó a Felipe V, la mayoría de los territorios de la Corona de
Aragón respaldaron a Carlos de Austria, que les garantizaba el respeto a sus leyes e
instituciones.
La guerra termina en 1713 con la firma del Tratado de Utrecht, que reconoce a Felipe
V como rey y establece la pérdida de territorios para España, entre estos territorios
Gibraltar y Menorca que pasan a manos de Gran Bretaña.
6.1. El absolutismo borbónico en España.
Los primeros Borbones españoles (Felipe V y Fernando VI)
siguieron el ejemplo de los monarcas franceses e
implantaron un modelo de absolutismo centralista. Todos los
poderes residían en el monarca, quien para gobernar se
ayudaba de unos asesores o secretarios, nombrados
directamente por el rey, se reunían en el Gabinete,
antecedente del Consejo de Ministros.
Las Cortes desaparecieron, solo se mantienen las
castellanas aunque sin ninguna función, la labor legislativa se
realizaba a través de instituciones directamente controladas
por el monarca. Los Borbones, además de centralizar el
poder, tendieron a unificar todo el territorio con las mismas
instituciones, leyes y administración.
Como castigo por el apoyo al candidato austriaco, Felipe V anuló todos los fueros e
instituciones de la Corona de Aragón. Con la aprobación de los Decretos de Nueva
Planta se impuso el sistema administrativo castellano en todas las tierras de la
Corona.
El territorio se dividió en provincias, al frente de las cuales estaba un capitán general
con poder militar y administrativo. En cada provincia se crearon audiencias para
administrar justicia y se implantaron corregidores para el gobierno de los municipios e
intendentes para la recaudación de impuestos.
6.2. La Ilustración en España.
La llegada de los Borbones al trono de España favoreció la difusión del pensamiento
ilustrado. La preocupación central de los ilustrados españoles fue la decadencia de
España tras la pérdida del Imperio. Se fijaron como principales objetivos el crecimiento
económico, la reforma de la sociedad y la modernización de la cultura.
Entre los ilustrados españoles destacan Gaspar Melchor de Jovellanos, el conde de
Floridablanca, el conde de Campomanes, Pablo de Olavide, el Marqués de la
Ensenada y el Conde de Aranda.
7. Las ideas reformadoras de los ilustrados no encontraron acogida en España, el
principal problema era el escaso número de burgueses, a lo que se añadía una
sociedad muy conservadora reacia a los cambios y el enorme peso de la Iglesia
católica. Estas circunstancias provocaron que la mayoría de los ilustrados acabasen
colaborando con la monarquía, convencidos de que solo un poder fuerte era capaz de
llevar a cabo las reformas necesarias para España.
6.3. El despotismo ilustrado de Carlos III
Carlos III es el máximo exponente en España del despotismo
ilustrado. Sin renunciar a su poder y sin alterar los privilegios
de la nobleza, Carlos III escogió como consejeros a ilustrados
como el conde de Aranda y el conde de Floridablanca, y llevó
a cabo una serie de reformas características del Despotismo
ilustrado, las más importantes fueron:
• Reformas para reactivar y modernizar la economía:
nuevas infraestructuras para las comunicaciones (como el
canal de Castilla), Fábricas Reales (como las de Aranjuez o
La Granja), eliminación de las aduanas interiores, permitir el
comercio con América a todos los puertos españoles.
• Reformas educativas y culturales: se modificaron los
planes de estudio universitarios, se crearon escuelas de estudios primarios e
instituciones como las Sociedades Económicas de Amigos del País, dedicadas al
fomento de la agricultura, la industria y el comercio.
• Reformas urbanísticas: se instalan los primeros alumbrados públicos y las redes
de alcantarillado en las ciudades más importantes.
• La autoridad real se impuso sobre la autoridad religiosa, llegando a expulsar a los
jesuitas de España en 1767.
• Se declararon honestas todas las profesiones y se crearon nuevas poblaciones
para ocupar zonas despobladas como Sierra Morena.
6.4. El crecimiento económico en el siglo XVIII
A comienzos del siglo XVIII, España continuaba siendo una sociedad esencialmente
rural, con una agricultura de escasos rendimientos, técnicamente atrasada, y con la
mayor parte de las tierras en manos de la nobleza y el clero. El crecimiento
demográfico y económico general de toda Europa y las medidas reformistas de Carlos
III dieron lugar a una cierta recuperación en España.
En primer lugar, la población creció pasando de los siete millones y medio de
habitantes, al comenzar el siglo, a once millones en las últimas décadas. Este
crecimiento demográfico hizo aumentar la demanda de productos y estimuló la
producción agrícola y artesanal.
En segundo lugar, una serie de mejoras agrícolas como la extensión del espacio
cultivado, la introducción de nuevos cultivos o la expansión del regadío, permitieron el
incremento de la producción agrícola.
En tercer lugar, la liberalización del comercio permitió el desarrollo del comercio de
Ultramar a partir de las compañías comerciales que negociaban con productos
coloniales en los puertos americanos y españoles.
Finalmente, la creación de las manufacturas reales (vidrio cerámica y tapices) y la
protección de las manufacturas privadas, permitieron el aumento de la producción.
8. Para proteger a la producción nacional de la competencia exterior se decretaron
nuevos aranceles.
Sin embargo, no se solucionó el principal problema para el desarrollo industria, la
escasa demanda como consecuencia de la pobreza del campesinado. Por este motivo
los ilustrados insistieron en la necesidad de una reforma agraria que terminase con la
concentración de las tierras en manos de los privilegiados.