2. ¡Estupendo el árbol genealógico de José! Nada menos que hijo de Jacob,
nieto de Isaac y bisnieto de Abraham. ¿Os suenan estos nombres,
verdad? Nada menos que los tres primeros patriarcas del pueblo de Dios,
Israel. Nació en Harán, pero, aún chaval, fue a vivir a Canaán.
3. Su madre se llamaba Rebeca; las crónicas dicen que era “hermosa y de
buen tipo”. Aunque no todos hijos de la misma madre, eran 12 hermanos
y una hermana: Dina. José no tuvo la suerte de vivir mucho tiempo con
ella, pues, siendo aún niño, murió al dar a luz al pequeño Benjamín.
4. Jacob, buen padre, quería mucho a todos sus hijos. Sin embargo, sentía
un cariño especial por José.
Se vio,
sobre todo,
cuando,
aún
jovencito,
le regaló
una túnica
sin
mangas,
señal de
gran
distinción.
Por eso le
tenían sus
hermanos
mucha
envidia y
hasta la
tramaron
contra él.
5. La ocasión se
presentó
cuando José,
después de
contarles los
sueños que
había tenido
y cuyo
significado era
que ellos -e
incluso su
padre- estarían
sometidos a él,
fue a verles,
por orden de
Jacob, al lugar
donde
cuidaban los
rebaños.
Toda la familia
se dedicaba
al ganado.
6. Al principio quisieron matarle; después iban a dejarle abandonado en un
pozo. Siguiendo al final la opinión de Judá, le vendieron como esclavo a
unos mercaderes que iban de viaje a Egipto.
A su padre
-¡serían
mentirosos!-
le dijeron
que habían
encontrado
su túnica
manchada
en sangre de
alguna fiera.
Jacob tuvo
muchísima
pena. Hasta
envejeció.
7. Ya en Egipto,
tuvo otro
dueño: el
mayordomo
del faraón,
Putifar. Se dio
cuenta
enseguida de
que José era
listo y le
confió la
contabilidad.
Poco después,
calumniado
por la esposa
de Putifar,
acabó en la
cárcel.
Allí se encontró con el copero y el panadero principales del faraón;
interpretando sueños que le contaron, les anunció el destino que iban a
tener en la vida.
8. Llamado al poco
por el faraón, le
descifró los
sueños que había
tenido y le predijo
que, al acabar una
época de buenas
cosechas en toda
la región, vendría
otra de grandes
sequías. Esto hizo
que el faraón le
nombrara virrey,
confiándole la
administración
general del reino.
Muy querido por
todos, se casó
con Asenat, de la
que tuvo dos
hijos: Manases y
Efraín.
9. Las malas
cosechas
obligaron a los
hermanos de José
a buscar en Egipto
alimentos. Tantos
años habían
pasado que, al
encontrarse con él,
no le conocieron.
El sí, y desde el
principio les
perdonó.
Valiéndose luego
de tretas distintas,
reunió de nuevo a
toda la familia,
encabezada por su
padre, Jacob. Un
gran abrazo selló
la alegría del
reencuentro.
10. Texto e imágenes
Revista Gesto, Nº 81
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