Este documento describe la vida y obra del pintor español Francisco de Goya. Se enfoca en un autorretrato que Goya pintó en 1820 donde aparece enfermo y siendo sostenido por su amigo y médico el Dr. Arrieta, a quien le atribuye haberle salvado la vida durante una grave enfermedad en 1819. El documento luego hace una comparación entre la enfermedad física de Goya y la enfermedad espiritual del pecado en el hombre, y cómo Jesucristo ofrece la curación espiritual a través de
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
TRATADO EL MAESTRO SILENCIOSO "UN GRAN AMIGO" No. 208
1. Un Gran Amigo<br />-6667550800Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), nació el 30 de Marzo 1746 en Fuendetodos, pueblo de la provincia de Zaragoza. España. Considerado quot;
El padre del arte modernoquot;
. Goya era un artista muy versátil, sus obras incluyeron, entre otros, grabados, retratos, frescos, caricaturas, tapices, etc. <br />Una de las obras que le hizo famoso incluye su autorretrato. En la parte baja del cuadro figura un epígrafe, que dice: quot;
Goya agradecido a su amigo Arrieta: por el acierto y esmero con que le salvó la vida en su aguda y peligrosa enfermedad, padecida a fines del año 1819 a los setenta y tres de su edad. Lo pinto en 1820quot;
. Reposa en Institute of Arts (Minneapolis, Estados Unidos). <br />Ese cuadro refleja la grave enfermedad -- quizá el Tifus -- que padeció en 1819. Así como en ese cuadro se aprecia a Goya enfermo, también sabemos cuál es la condición en la cual nos encontramos nosotros ante Dios: “Enfermos espirituales por el pecado”. Dios dice en su Palabra: !Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! … Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. (Isaías 1:4-6). <br /> Goya aparece autorretratado enfermo y agonizante, con la boca ligeramente abierta, la mirada extraviada, en actitud casi de moribundo, falto de fuerza y de total consciencia. Con las manos se aferra febril a las ropas que lo cubren sostenido por detrás por el doctor Arrieta que le da a beber alguna medicina. Goya buscó a su amigo y médico el Dr. Arrieta, quien como muestra el cuadro le dio la medicina que él necesitaba, con la cual se curó y en agradecimiento a la curación de la delicada enfermedad que padeció le pintó ese famoso cuadro, en Óleo sobre lienzo. 117 x 79 cm. El pintor consideró que “le había salvado la vida”.<br />¡Gracias a Dios por su don inefable! Él dio a su Hijo en la cruz por nuestros pecados. … Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios…, (1 Pedro 3:18). Él quiere nuestra curación, la cual se efectúa cuando decidimos de todo corazón, arrepentirnos de nuestros pecados y abrirle para que entre el Señor. Jesús dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. … Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. (Mateo 9:12-13).<br />Goya presenta aquí a su médico, no sólo como su salvador que le hace beber la medicina, sino como el amigo que le abraza y le conforta ante la presencia de la muerte. Este médico nos representa a Cristo quien puede y quiere ser nuestro Salvador y Señor. En (Romanos 10:8-9). Dice: Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. . <br />Goya pintó la serie de 14 murales al óleo conocida como las pinturas negras en su villa, “la Quinta del Sordo”, en las afueras de Madrid —entre 1821 y 1823—. Así como el nombre de su casa, nosotros nos comportamos ante la invitación del Señor “Sordos”. Sin embargo, él te dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. (Hebreos 3:7-8). Cristo, como el Gran Amigo y Médico Divino te invita: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). ¿Lo harás?<br />Si tú le recibes podrás decir: Hallé un buen amigo, mí amado Salvador; contaré lo que Él ha hecho para mí. Hallándome perdido e indigno pecador, me salvó, y ya me guarda para sí. Promete estar conmigo hasta el fin. Grandes cosas Cristo ha hecho para mí.<br />Dr. Luis A. Silva Cisneros.<br />