1. Universidades Arturo Michelena
Facultad Económicas y Sociales
Escuela De La Psicología
Psicología Social
Sección 9N
Docente:
Amauris S. Aguilera
Integrantes:
Nasary
Arguellez Isamar
Gutierrez Smaillim
Liberati Luciani
18 febrero, san diego.
2. FORMACIÓN DE IMPRESIONES
De acuerdo con un modelo de formación de impresiones, nuestras
impresiones iniciales sobre los demás principalmente consisten en ejemplos
de conductas que han mostrado y que son indicativas de diversos rasgos. Sin
embargo, cuando tenemos más experiencia con la gente, nuestras
impresiones pasan a consistir principalmente en abstracciones o resúmenes
mentales de sus conductas en muchas ocasiones.
Esto es el proceso de formarse deducciones de la personalidad y carácter de
otra persona, la formación de una impresión es un aspecto importante de la
percepción social. Nuestras impresiones de las características y emociones
de los demás son el principal objetivo.
El atractivo físico es importante en la formación de nuestras primeras
impresiones de otra gente. Quizá sea verdad que posteriormente en el
desarrollo de una relación una personalidad cálida asuma mayor importancia,
pero al inicio, la belleza es muy notoria y poderosa.
Cuando la información inicial, como las primeras impresiones de atractivo,
tiene mayor efecto que la información posterior sobre la impresión total, ha
ocurrido un efecto de primacía, en los cuales la información inicial tiene mayor
efecto en la información posterior conforme la gente intenta integrar está
información posterior dentro de la estructura que se ha formado en base a las
primeras impresiones
• No observables: bondad, creatividad, inteligencia
• Observables: atractivo físico, expresión no verbal, expresión verbal, otras
conductas
3. TEORIA DE LA INTEGRACIÓN INFORMACION DE ANDERSON
La teoría de la integración informativa tiene como fundamento el principio de que
parte de los juicios y decisiones humanas, son el producto, de diversos procesos, tal
como puede ser multiplicativos o aditivos; por lo que se establece un promedio de
creencias que es un índice adecuado para obtener el producto final. Una vez expuesta y
aclarada la definición de esta teoría ya podemos proceder a hacer mención de los
supuestos sobre los que se fundamenta. El primero de ellos y uno de los principales, es
que se trata de una aproximación general combinatoria o un modelo combinatorio,
donde en este caso el juicio actitudinal, las creencias y decisiones humanas, son el
resultado de múltiples procesos algebraicos, los cuales pueden ser aplicables sobre la
base de la media ponderada.
El segundo supuesto es que estos juicios actitudinales que es lo que nos interesa
vienen determinados por diversas creencias. Las cuales pueden distinguirse por dos
parámetros: el valor de la escala, que representa la favorabilidad hacia la información
para la persona, y el peso, que indicaría la importancia que tiene la información para el
sujeto. El tercer supuesto es que dicho juicio actitudinal va estar influenciado por otro
factor que es la actitud inicial que se entiende como todo el conocimiento previo o
predisposición, que la persona tiene sobre el objeto actitud el cual al igual que las
creencias también se compone de un valor de escala que en dado caso también puede
ser de 0, que seria neutral, lo significa que la persona no tiene ninguna información
previa sobre el objeto y un peso e importancia nula sobre él. Y Finalmente el cuarto
supuesto es que la combinación de estos elementos que dan lugar a la actitud puede
obtenerse a través de una formula propuesta por Anderson (1971) que es:
• A: Actitud.
• Po: peso de la actitud inicial.
• So: valor de la escala de actitud Inicial.
• Pi: peso de la nueva información.
• Si: Valor de la escala de la nueva información.
• I: subíndice que hace referencia a los ítems de información o
creencias.
4. TEORIA IMPLICITA DE LA REALIDAD
Las teorías implícitas, también llamadas teorías
ingenuas, teorías espontáneas, teorías causales, teorías
intuitivas, y mal llamadas representaciones sociales o
categorías naturales (Rodríguez y González, 1995;
Pozo, 1996) son conexiones entre unidades de
información aprendidas implícitamente por asociación, a
partir de experiencias en el seno de grupos sociales
reducidos próximos al individuo. Las teorías implícitas se
caracterizan por basarse en información de tipo
episódico o autobiográfico, ser muy flexibles frente a las
demandas o situaciones en que son utilizadas y
presentar ciertas normas o convencionalismos en sus
contenidos, los cuales representarían los del grupo
social al cual pertenecería el individuo ( Rodrigo,
Rodríguez y Marrero, 1993). Las teorías implícitas son
utilizadas por los individuos para buscar explicaciones
causales a problemas ( Pozo, 1997) , interpretar
situaciones, realizar inferencias sobre sucesos y
planificar el comportamiento ( Rodrigo, Rodríguez y
Marrero, 1993).
5. RASGOS CENTRALES
En el ámbito de la psicología, la teoría del rasgo es un modelo
explicativo del comportamiento humano que supone la
existencia de características estables en la estructura de la
personalidad de los individuos. Desde este punto de vista, la
personalidad está formada por una jerarquía de rasgos estables
y consistentes que determinan, explican y, hasta cierto punto,
permiten predecir el comportamiento individual, en la medida en
que guían la forma en que cada individuo piensa e interpreta la
realidad.
Los rasgos centrales serían los rasgos generales que
caracterizan la personalidad, y suelen oscilar entre un número
de cinco a diez por cada persona.
6. EL EFECTO PRIMACÍA
A la hora de formarnos impresiones de los demás, lo primero que vemos o sabemos de ellos tiene un
impacto mayor en nuestra opinión de esa persona.
En un experimento se describió a una persona de dos formas diferentes:
A) Steve es inteligente, trabajador, impulsivo, crítico, terco y envidioso.
B) Steve es envidioso, terco, crítico, impulsivo, trabajador e inteligente.
Las dos frases dices exactamente lo mismo, pero una comienza con los rasgos positivos y la otra con
los negativos. Las personas que leían la frase A se formaban una mejor impresión de Steve que los que
leían la frase B.
Así mismo, percibimos como más inteligente a la persona que comienza respondiendo correctamente a
una serie de preguntas de un test de inteligencia, aunque luego su rendimiento sea menor, que a una
persona que comienza peor pero luego mejora su rendimiento, a pesar de que ambos responden bien al
mismo número de preguntas. De nuevo, lo primero que vemos o sabemos sirve para emitir un juicio
sobre esta persona.
Puesto que no tenemos control sobre el orden en que recibimos una información determinada, ser
conscientes de este efecto puede ayudarnos a corregirlo.
7. NECESIDAD DE CIERRE
Se le da nombre de necesidad d de cierre a la exigencia de suspender el procesamiento y de llegar a una
respuesta. Esta expresión designa la necesidad de adoptar una decisión rápidamente ante las
restricciones del tiempo de la capacidad cognoscitiva o la dificultad de la tarea. Kruglanski examino
también el deseo de llegar a una conclusión correcta y la llamo temor de que otros invaden nuestras
acciones (o sea miedo de equivocarse). Este temor suele presentarse cuando la tarea es importante,
cuando otros conocerán la respuesta y la criticaran o siempre que conviene ser correctos. Estas dos
necesidades pugnan entre sí por determinar qué tipo de proceso se aplicara. Si el temor a que otros
invaliden nuestras acciones es grande y la necesidad de cierre es pequeña, con seguridad procederemos
con lentitud y nos esforzaremos por garantizar un juicio valido. Pero si el temor es poco o la necesidad es
grande, tendremos a servirnos del juicio de estructura cognoscitiva .
Como establece la teoría de kruglanski, empleamos las estructuras cognoscitivas principalmente porque
nos permiten conversar la energía mental cuando se requiere. Su aspecto negativo consiste en que
pueden conducirnos al sesgo y al error. ¿Por qué seguimos considerándolos validos? Una razón es que a
menudo interpretamos la información en una forma compatible con nuestras creencias.
8. SESGO DE CONFÍRMACION
El sesgo de confirmación o sesgo confirmatorio es la tendencia a favorecer la información que confirma
las propias creencias o hipótesis.1 La gente muestra esta tendencia cuando reúne o recuerda
información de manera selectiva, o cuando la interpreta sesgadamente. El efecto es más fuerte en
publicaciones con contenido emocional y en creencias firmemente enraizadas. Por ejemplo, al leer
acerca de políticas sobre armas, la gente por lo general prefiere las fuentes que afirman sus posturas ya
existentes. También tienden a interpretar que las pruebas ambiguas apoyan su postura existente. Se ha
invocado la búsqueda sesgada, la interpretación y la memoria para explicar la polarización de las
actitudes (cuando un desacuerdo se hace más extremo o polarizado a pesar de que las diferentes
partes están expuestas a las mismas pruebas), la perseverancia de creencias (cuando las creencias de
las personas persisten pese a que se ha demostrado su falsedad), el efecto de primacía irracional
(cuando se tiene mayor confianza a las primeras experiencias tenidas con algún hecho, que a las más
recientes) y la correlación ilusoria (cuando la gente falsamente percibe una asociación entre dos
acontecimientos o situaciones).
Una serie de experimentos en los años sesenta sugirió que las personas están sesgadas hacia la
confirmación de sus creencias existentes. Investigaciones posteriores reinterpretaron estos resultados
como una tendencia a probar ideas de un modo unilateral, centrándose en una posibilidad e ignorando
las alternativas. En ciertas situaciones, esta tendencia puede sesgar las conclusiones personales. Entre
las explicaciones de las tendencias observadas se encuentran el pensamiento ilusorio y la limitada
capacidad humana para procesar la información. Otra explicación es que las personas muestran un
sesgo confirmatorio porque sopesan los costes de equivocarse más que el investigar de un modo
neutral y científico.
El sesgo de confirmación contribuye al exceso de confianza en las creencias personales y puede
mantener o reforzar estas creencias ante evidencias contrarias. Se han encontrado decisiones pobres
debido a este sesgo en contextos militares, políticos y de organización.
9. PERSEVERANCIA EN LAS CREENCIAS.
Una fuente adicional de irracionalidad es La perseverancia en las creencias, es
decir, nuestra tendencia aferrarnos a nuestras creencias aun cuando estemos
equivocados. La perseverancia en la creencia suele alimentar los conflictos
sociales. Charles Lord y sus colaboradores (1979) revelaron como sucede esto
mientras estudiaban personas con ideas contrarias a la pena de muerte. Todos
estudiaron dos hallazgos de la información supuestamente nuevos , uno que
apoyaba y otro que refutaba la información de que la pena de muerte disminuye la
criminalidad. Cada grupo estaba mas impresionado por el estudio que apoyaba sus
creencias, y ambos se criticaban mutuamente. Por lo tanto, como los dos grupos
enfrentados mostraban las mismas pruebas a favor y en contra de la pena de
muerte solo consiguieron aumentar su desacuerdo.
Si usted desea luchar contra el fenómeno de la perseverancia en la creencia, existe
un remedio sencillo: tener en cuenta la opinión contraria. Cuando Lord y sus
colaboradores (1984) repitieron el experimento, les pidieron algunos de los
participantes que fuesen “todos los objetivos e imparciales que pudiesen” su
argumento no redujo el sesgo en la evaluación de las pruebas. Le pidieron a
integrantes de otro grupo que considerasen “si hubieran llegado a las mismas
evaluaciones altas o bajas si las conclusiones del estudio hubiesen apoyado las
tesis de la parte contraria”. Después de imaginar y examinar los hallazgos
contrarios, estas personas evaluaron las pruebas con menos parcialidad.
Si las personas interpretan que las personas ambiguas confirman sus creencias
preexistentes, ¿estas podrían ser destruidas por la información que refutan su
fundamento? No necesariamente. Craig Anderson y Lee y Ross descubrieron que
puede resultar increíblemente difícil cambiar una creencia falsa una vez que la
persona cuenta con ideas que la apoyan.
10. LA PROFECÍA AUTOCUMPLIDA
La teoría de la Profecía Autocumplida explica que cuando tenemos una creencia firme respecto a alguien, acaba
cumpliéndose. ¿Magia? No, nuestra conducta intenta ser coherente con las creencias que sostenemos (estén
fundadas o no).
La profecía autocumplida se ha estudiado mucho en el ámbito académico y profesional. Los niños que mejores
resultados obtienen en el colegio son aquellos cuyos profesores “profetizan” que lo harán mejor. Como piensan que
lo harán mejor, utilizan más recursos con ellos, se vuelcan más, les dedican más tiempo. Resultado: obtienen
mejores resultados que aquellos sobre los que se ha pensado en un primer momento que tienen menos
posibilidades de hacerlo bien. Al contrario que los primeros, estos suelen fracasar “más” puesto que no obtienen la
misma dedicación que sus compañeros “privilegiados”. El mismo símil vale para el campo laboral.
La mayor gravedad de este fenómeno se produce porque estas conductas afectan directamente en la formación de
la personalidad del niño. El autoconcepto, es decir, la imagen que cada persona tiene de uno mismo se forma
durante los primeros años de vida, y se va construyendo a partir de las experiencias que vivimos durante este lapso
de tiempo, es decir, sobre las expectativas que sobre nosotros tienen las personas que nos rodean, especialmente
familiares y profesores.
11. La mayor o menos seguridad que los niños desarrollen, su autoestima, va a depender en gran medida
de cómo los adultos les motivemos y alentemos. Si perciben que no creemos en ellos, desarrollarán la
creencia de que todo esfuerzo es baldío, pues no van a ser capaces de lograr su objetivo (indefensión
aprendida).
Llevándolo a los aspectos más generales de la vida cotidiana, este fenómeno sería también uno de
los factores que constituyen los PREJUICIOS, creencias que provocan una actitud de proximidad o
rechazo, basada en información insuficiente o en juicios ajenos que raramente cuestionamos o
cotejamos.
No olvidemos que la capacidad de alcanzar nuestros objetivos depende en gran medida de las
creencias que sobre nuestras competencias tenemos, por lo que se cumple el dicho de ”TANTO SI
CREES QUE PUEDES, COMO SI CREES QUE NO PUEDES, EN AMBOS CASOS TIENES RAZÓN”
(Henry Ford).