HISPANIDAD - La cultura común de la HISPANOAMERICA
Lengua 5º
1. Unidad 1 Esquema de contenidos Lectura El juez hábil Gramática La comunicación Ortografía Los sonidos K, Z y G suave Vocabulario Sinonimia y antonimia Escritura La carta personal Literatura La literatura
2. Esquema de contenidos El juez hábil Los personajes León Tolstoi Ficha de lectura Unidad 1 Ortografía Los sonidos K, Z y G suave Vocabulario Sinonimia y antonimia Escritura La carta personal Literatura La literatura Gramática La comunicación Lectura VOLVER
3. Unidad 1 Esquema de contenidos Lectura El juez hábil Elementos de la comunicación Ortografía Los sonidos K, Z y G suave Vocabulario Sinonimia y antonimia Escritura La carta personal Literatura La literatura Gramática La comunicación VOLVER
4. Unidad 1 Esquema de contenidos Lectura El juez hábil Gramática La comunicación Ortografía Los sonidos K, Z y G suave Vocabulario Sinonimia y antonimia Escritura La carta personal Literatura La literatura Esquema resumen Banco ortográfico VOLVER
5. Unidad 1 Esquema de contenidos Lectura El juez hábil Gramática La comunicación Ortografía Los sonidos K, Z y G suave Vocabulario Sinonimia y antonimia Escritura La carta personal Literatura La literatura VOLVER
6. Unidad 1 Esquema de contenidos Lectura El juez hábil Gramática La comunicación Ortografía Los sonidos K, Z y G suave Vocabulario Sinonimia y antonimia Escritura La carta personal Literatura La literatura Nos comunicamos por escrito VOLVER
7. Unidad 1 Esquema de contenidos Lectura El juez hábil Gramática La comunicación Ortografía Los sonidos K, Z y G suave Vocabulario Sinonimia y antonimia Escritura La carta personal Literatura El Mochuelo Miguel Delibes La literatura VOLVER
8. Lectura . El juez hábil (1) hermoso y fuerte caballo y se puso en camino hacia la ciudad donde vivía aquel hombre. A las puertas de la ciudad, el emir tropezó con un mendigo que le suplicó una limosna. Conmovido , Bauakas le dio unas monedas. – Gracias. Que tu generosidad sea recompensada –respondió el mendigo. Cuando el falso comerciante ya había avanzado unos metros, comprobó con sorpresa que el mendigo lo seguía. – ¿Y ahora qué quieres? –le preguntó–. Ya te he dado unas monedas. H ace tiempo, gobernaba en Argel un emir llamado Bauakas, que estaba sinceramente preocupado por cuanto ocurría en su territorio. Un día, Bauakas quiso comprobar la fama de cierto juez acerca del que había escuchado grandes alabanzas. «Veré si es tan hábil e ingenioso como dicen», pensó decidido. Y, disfrazado de comerciante, cogió un 5 10 15 SIGUIENTE VOLVER
9. Lectura . El juez hábil (1) hermoso y fuerte caballo y se puso en camino hacia la ciudad donde vivía aquel hombre. A las puertas de la ciudad, el emir tropezó con un mendigo que le suplicó una limosna. Conmovido , Bauakas le dio unas monedas. – Gracias. Que tu generosidad sea recompensada –respondió el mendigo. Cuando el falso comerciante ya había avanzado unos metros, comprobó con sorpresa que el mendigo lo seguía. – ¿Y ahora qué quieres? –le preguntó–. Ya te he dado unas monedas. H ace tiempo, gobernaba en Argel un emir llamado Bauakas, que estaba sinceramente preocupado por cuanto ocurría en su territorio. Un día, Bauakas quiso comprobar la fama de cierto juez acerca del que había escuchado grandes alabanzas. «Veré si es tan hábil e ingenioso como dicen», pensó decidido. Y, disfrazado de comerciante, cogió un impresionado, enternecido x 5 10 15 SIGUIENTE VOLVER
10. Lectura . El juez hábil (2) – Perdona… Si pudieras llevarme en tu caballo hasta la plaza… Mis piernas son viejas y hace calor… El emir, compadeciéndose de nuevo del hombre, lo hizo subir a la grupa del caballo y cabalgó con él hacia la plaza. El bullicio de aquel día de mercado apenas les permitía avanzar. Al paso del caballo, algunas personas se volvían para admirar la belleza de tan espléndido ejemplar. Al llegar a la plaza, el emir dijo: – Puedes bajar. He de seguir mi camino. El mendigo lo miró fijamente y respondió: – ¿Bajar? ¿Por qué habría de bajarme? Este caballo es mío. Bauakas no daba crédito a lo que oía. – ¿Tuyo? ¿Cómo puedes…? –respondió airado . 20 25 Así se inició una disputa entre los dos hombres. La gente se arremolinó en torno a ellos y alguien dijo: – ¡Al juez! Id ante el juez. Que decida aquel cuya sabiduría ha cubierto de gloria la ciudad. Así se hizo: Bauakas y el mendigo se acercaron a la casa del juez. Y después de esperar un rato, fueron conducidos a su presencia. 30 35 SIGUIENTE VOLVER
11. Lectura . El juez hábil (2) – Perdona… Si pudieras llevarme en tu caballo hasta la plaza… Mis piernas son viejas y hace calor… El emir, compadeciéndose de nuevo del hombre, lo hizo subir a la grupa del caballo y cabalgó con él hacia la plaza. El bullicio de aquel día de mercado apenas les permitía avanzar. Al paso del caballo, algunas personas se volvían para admirar la belleza de tan espléndido ejemplar. Al llegar a la plaza, el emir dijo: – Puedes bajar. He de seguir mi camino. El mendigo lo miró fijamente y respondió: – ¿Bajar? ¿Por qué habría de bajarme? Este caballo es mío. Bauakas no daba crédito a lo que oía. – ¿Tuyo? ¿Cómo puedes…? –respondió airado . 20 25 Así se inició una disputa entre los dos hombres. La gente se arremolinó en torno a ellos y alguien dijo: – ¡Al juez! Id ante el juez. Que decida aquel cuya sabiduría ha cubierto de gloria la ciudad. Así se hizo: Bauakas y el mendigo se acercaron a la casa del juez. Y después de esperar un rato, fueron conducidos a su presencia. 30 35 parte trasera del lomo del caballo x SIGUIENTE VOLVER
12. Lectura . El juez hábil (2) – Perdona… Si pudieras llevarme en tu caballo hasta la plaza… Mis piernas son viejas y hace calor… El emir, compadeciéndose de nuevo del hombre, lo hizo subir a la grupa del caballo y cabalgó con él hacia la plaza. El bullicio de aquel día de mercado apenas les permitía avanzar. Al paso del caballo, algunas personas se volvían para admirar la belleza de tan espléndido ejemplar. Al llegar a la plaza, el emir dijo: – Puedes bajar. He de seguir mi camino. El mendigo lo miró fijamente y respondió: – ¿Bajar? ¿Por qué habría de bajarme? Este caballo es mío. Bauakas no daba crédito a lo que oía. – ¿Tuyo? ¿Cómo puedes…? –respondió airado . 20 25 Así se inició una disputa entre los dos hombres. La gente se arremolinó en torno a ellos y alguien dijo: – ¡Al juez! Id ante el juez. Que decida aquel cuya sabiduría ha cubierto de gloria la ciudad. Así se hizo: Bauakas y el mendigo se acercaron a la casa del juez. Y después de esperar un rato, fueron conducidos a su presencia. 30 35 indignado, muy enfadado x SIGUIENTE VOLVER
13. Lectura . El juez hábil (2) – Perdona… Si pudieras llevarme en tu caballo hasta la plaza… Mis piernas son viejas y hace calor… El emir, compadeciéndose de nuevo del hombre, lo hizo subir a la grupa del caballo y cabalgó con él hacia la plaza. El bullicio de aquel día de mercado apenas les permitía avanzar. Al paso del caballo, algunas personas se volvían para admirar la belleza de tan espléndido ejemplar. Al llegar a la plaza, el emir dijo: – Puedes bajar. He de seguir mi camino. El mendigo lo miró fijamente y respondió: – ¿Bajar? ¿Por qué habría de bajarme? Este caballo es mío. Bauakas no daba crédito a lo que oía. – ¿Tuyo? ¿Cómo puedes…? –respondió airado . 20 25 Así se inició una disputa entre los dos hombres. La gente se arremolinó en torno a ellos y alguien dijo: – ¡Al juez! Id ante el juez. Que decida aquel cuya sabiduría ha cubierto de gloria la ciudad. Así se hizo: Bauakas y el mendigo se acercaron a la casa del juez. Y después de esperar un rato, fueron conducidos a su presencia. 30 35 discusión x SIGUIENTE VOLVER
14. Lectura . El juez hábil (3) – Sed bienvenidos. ¿Qué conflicto os trae ante mí? –dijo el juez. Primero, contó su versión el emir. Luego, le tocó al mendigo: – Está mintiendo –afirmó con vehemencia –. Yo iba en mi caballo y él me pidió que lo llevara. Y luego se negó a bajar del caballo. El juez escuchaba en silencio, pensativo. – Bien. Dejad aquí el caballo y volved mañana. Al día siguiente, los dos hombres se presentaron de nuevo ante el juez. Después de saludarlos, el sabio le pidió a Bauakas que lo acompañara al establo. Allí, señalando los veinte hermosos caballos árabes que había, le dijo: – Tendrás que reconocer a tu caballo entre estos. Bauakas superó la prueba sin dificultad. Luego, el juez le pidió lo mismo al mendigo. Y también él reconoció al animal. Ante aquel resultado, todos se preguntaban cuál sería la siguiente prueba. Sin embargo, el juez no tuvo dudas: – Tú eres el dueño del caballo –le dijo a Bauakas–. Puedes recogerlo. 40 45 50 SIGUIENTE VOLVER
15. Lectura . El juez hábil (3) – Sed bienvenidos. ¿Qué conflicto os trae ante mí? –dijo el juez. Primero, contó su versión el emir. Luego, le tocó al mendigo: – Está mintiendo –afirmó con vehemencia –. Yo iba en mi caballo y él me pidió que lo llevara. Y luego se negó a bajar del caballo. El juez escuchaba en silencio, pensativo. – Bien. Dejad aquí el caballo y volved mañana. Al día siguiente, los dos hombres se presentaron de nuevo ante el juez. Después de saludarlos, el sabio le pidió a Bauakas que lo acompañara al establo. Allí, señalando los veinte hermosos caballos árabes que había, le dijo: – Tendrás que reconocer a tu caballo entre estos. Bauakas superó la prueba sin dificultad. Luego, el juez le pidió lo mismo al mendigo. Y también él reconoció al animal. Ante aquel resultado, todos se preguntaban cuál sería la siguiente prueba. Sin embargo, el juez no tuvo dudas: – Tú eres el dueño del caballo –le dijo a Bauakas–. Puedes recogerlo. 40 45 50 pasión, ímpetu, energía x SIGUIENTE VOLVER
16. Lectura . El juez hábil (4) Después le habló al mendigo: – Y tú, márchate de estas tierras donde solo tienen cabida los hombres honestos. Vuelve cuando te avergüences de lo que has hecho. Entonces, Bauakas se dirigió al juez y le dijo: – Yo soy Bauakas, el emir, y vine aquí para conocerte. Yo mismo he podido comprobar que eres tan sabio como dicen. Pero, dime, ¿cómo supiste que el caballo era mío? El juez, impresionado por encontrarse frente al emir, explicó: – Pues…, fue fácil, señor. En realidad ha sido el caballo quien ha reconocido a su verdadero dueño. El animal permitió que os acercarais a él y se mostró alegre en vuestra presencia. En cambio, cuando el mendigo intentó aproximarse, se apartó y pareció rechazarlo. El emir, visiblemente admirado, dijo: – Pídeme lo que desees. Quiero recompensar tu sabiduría. – Vuestros elogios son una recompensa que no merezco y con la que me siento pagado, señor –dijo el juez inclinándose ante el emir. Entonces, Bauakas nombró consejero al juez. Y días después, los dos partieron hacia palacio. Ni que decir tiene que Bauakas contó para siempre con el recto juicio de aquel hombre en todas las decisiones importantes que tuvo que tomar. 55 60 65 Basado en TOLSTOI VOLVER
17. Lectura . El juez hábil (4) Después le habló al mendigo: – Y tú, márchate de estas tierras donde solo tienen cabida los hombres honestos. Vuelve cuando te avergüences de lo que has hecho. Entonces, Bauakas se dirigió al juez y le dijo: – Yo soy Bauakas, el emir, y vine aquí para conocerte. Yo mismo he podido comprobar que eres tan sabio como dicen. Pero, dime, ¿cómo supiste que el caballo era mío? El juez, impresionado por encontrarse frente al emir, explicó: – Pues…, fue fácil, señor. En realidad ha sido el caballo quien ha reconocido a su verdadero dueño. El animal permitió que os acercarais a él y se mostró alegre en vuestra presencia. En cambio, cuando el mendigo intentó aproximarse, se apartó y pareció rechazarlo. El emir, visiblemente admirado, dijo: – Pídeme lo que desees. Quiero recompensar tu sabiduría. – Vuestros elogios son una recompensa que no merezco y con la que me siento pagado, señor –dijo el juez inclinándose ante el emir. Entonces, Bauakas nombró consejero al juez. Y días después, los dos partieron hacia palacio. Ni que decir tiene que Bauakas contó para siempre con el recto juicio de aquel hombre en todas las decisiones importantes que tuvo que tomar. justo, correcto x 55 60 65 Basado en TOLSTOI VOLVER
18. Para saber más Además de ser uno de los escritores rusos más importantes del siglo XIX, León Tolstoi fue también una persona de grandes ideales. Aunque pertenecía a la nobleza, desde joven tomó conciencia de las desigualdades sociales de su época y trató de ayudar a los más pobres. Así, por ejemplo, creó una escuela para los hijos de los campesinos que trabajaban en sus tierras. Tolstoi es famoso, sobre todo, por sus grandes novelas, entre las que destaca Guerra y paz . León Tolstoi SIGUIENTE VOLVER
19. Para comprender mejor No todos los personajes de un relato tienen la misma importancia: unos son esenciales para el desarrollo de la historia y otros solo tienen una modesta intervención. Los primeros son los personajes principales, y los segundos, los personajes secundarios. Al personaje principal que destaca sobre el resto se le llama protagonista. Los escritores suelen caracterizar a los personajes principales con un rasgo predominante: la inteligencia, la ambición, la bondad… Para conocer el carácter de un personaje, hay que tener en cuenta cómo se comporta y lo que se dice de él en la historia. Los personajes SIGUIENTE VOLVER
20. Estudio eficaz . Ficha de lectura Titulo:…………………………………………………….. Autor:…………………………………………………….. Resumen:………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………… Opinión:………………………………………………………………………………………………………………. Haz una ficha sobre el cuento con estos datos: VOLVER
21. Gramática . La comunicación La comunicación es el proceso por el cual transmitimos y recibimos información. La comunicación puede ser verbal o no verbal. En la comunicación verbal utilizamos las palabras. En la comunicación no verbal utilizamos otros recursos, como los gestos, las señales visuales o las señales acústicas. Los principales elementos de la comunicación son el emisor, el receptor, el mensaje y el código. SIGUIENTE VOLVER
22. Esquema ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN Emisor Receptor Mensaje Código VOLVER
23. Ortografía . Los sonidos K, Z y G suave Recuerda estas reglas básicas de ortografía: ● El sonido K se representa con c ante a , o , u y con qu ante e , i : ca , co , cu ; que , qui . Ejemplos: calle , esquina . ● El sonido Z se representa con z ante a , o , u y con c ante e , i : za , zo , zu ; ce , ci . Ejemplos: plaza , decisión . ● El sonido G suave se representa con g ante a , o , u y con gu ante e , i : ga , go , gu ; gue , gui . Cuando la u de gue o gui suena, sobre ella se escribe diéresis (¨). Ejemplos: regalo , higuera , cigüeña . El juez vive en la es qui na de la pla za , junto a la hi gue ra. VOLVER
24. Estudio eficaz . Esquema resumen SONIDO K Con c Con qu a o u e ..….. SONIDO G SUAVE Con …… Con gü …… …… …… …… ..….. Con …… …… …… SONIDO Z Con …… Con …… …… …… …… …… ..….. Ver esquema completo
25. Estudio eficaz . Esquema resumen SONIDO K Con c Con qu a o u e i SONIDO G SUAVE Con g Con gü a o u e i Con gu e i SONIDO Z Con z Con c a o u e i VOLVER
26. Vocabulario . Sinonimia y antonimia Algunas palabras significan lo mismo que otras. Por ejemplo, las palabras corto y breve tienen igual significado. Las palabras que tienen igual significado son palabras sinónimas . En cambio, hay palabras que significan lo contrario que otras. Por ejemplo, la palabra largo tiene un significado contrario a la palabra corto. Las palabras que tienen significados opuestos o contrarios son palabras antónimas . ¿Será un viaje corto ? Sí, muy breve VOLVER
27. Escritura . La carta personal Argel, 20 de septiembre Querido hermano: Hace ya tres meses que abandoné la tierra donde crecimos juntos para venir a este lugar. Es un buen sitio. Y la gente es muy hospitalaria. El trabajo en palacio me satisface completamente. El emir Bauakas y yo nos pasamos el día conversando sobre la mejor manera de dirigir el reino. Como ves, mi nueva vida me proporciona muchas satisfacciones. Sin embargo, debo confesar que a veces te echo de menos. Por fortuna, querido hermano, nos queda el recurso de escribirnos. Utilicémoslo para sentirnos cerca el uno del otro. Un fuerte abrazo. En ocasiones escribimos cartas a nuestros amigos o a los familiares que están lejos. En este tipo de cartas podemos contar lo que nos ocurre y comentar nuestros sentimientos. Lee y contesta. ● ¿Quién escribe la carta? ● ¿A quién se la dirige? ● ¿Desde dónde la escribe? ¿Cuándo? ● ¿Qué cuenta en la carta? ● ¿Por qué crees que es una carta personal? VOLVER
28. Literatura . La literatura La literatura es el arte que utiliza las palabras como medio de expresión. El lenguaje literario es el que se utiliza en los textos literarios. Entre los principales temas literarios se encuentran el amor, el paso del tiempo, la amistad, la libertad, la muerte... SIGUIENTE VOLVER
29. Para saber más Miguel Delibes Miguel Delibes es un destacado novelista español. Sus obras reflejan la vida y las costumbres de muchos pueblos y pequeñas ciudades. Además, sus personajes muestran perfectamente el habla popular. El camino es una de las principales novelas de Delibes. En ella narra la vida de los habitantes de un pueblo a través de los recuerdos de un niño que tiene que irse a vivir a la ciudad. SIGUIENTE VOLVER
30. Lectura Daniel, el Mochuelo, recordaba con nostalgia su última noche en el valle. Dio media vuelta en la cama y de nuevo atisbó la cresta del Pico Rando iluminada por los primeros rayos de Sol. De repente, se sobresaltó. Acababa de oír una voz humana. Escuchó. La voz le llegó de nuevo, intencionadamente amortiguada: – ¡Mochuelo! Se arrojó de la cama, exaltado, y se asomó a la carretera. Allí abajo, sobre el asfalto, estaba la Ucauca. Le brillaban los ojos de una manera extraña. El Mochuelo – Mochuelo, ¿sabes? Voy a La Cullera a por la leche. No te podré decir adiós en la estación. Daniel, el Mochuelo, al escuchar la voz grave y dulce de la niña, notó que algo muy íntimo se le desgarraba dentro del pecho. La niña hacía pendulear la cacharra de la leche sin cesar de mirarlo. SIGUIENTE VOLVER
31. Lectura Le daba mucha vergüenza decir aquello, pero era esta su última oportunidad. – Uca-uca… –dijo, al fin–. No dejes a la Guindilla que te quite las pecas, ¿me oyes? ¡No quiero que te las quite! Y se retiró de la ventana, porque sabía que iba a llorar y no quería que la Uca-uca lo viese. Y cuando empezó a vestirse le invadió una sensación muy clara de que tomaba un camino distinto del que el Señor le había marcado. Y lloró, al fin. Sus trenzas brillaban al sol. – Adiós, Uca-uca –dijo el Mochuelo. – Mochuelo, ¿te acordarás de mí? Daniel apoyó los codos en el alféizar y se sujetó la cabeza con las manos. MIGUEL DELIBES El camino (Adaptación). VOLVER