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CARTA A LOS HERMANOS
DE LA PROVINCIA SAGRADO CORAZÓN
NAVIDAD 2015
Creemos en Dios Padre con “entrañas de misericordia”.
Lc 1, 78
Queridos hermanos:
Este tiempo de ADVIENTO que estamos
viviendo y predicando, con un precioso añadido (AÑO
DE LA MISECORDIA), nos invita especialmente a
ABRIR LAS “PUERTAS” DEL CORAZÓN A LA
MISERICORDIA DE JESÚS: “Yo tampoco te condeno,
vete en paz” y a creérnoslo de verdad. Así la NAVIDAD
es más fácil de entender y celebrar. Nos propone
colocarnos todos y cada uno en sintonía con el Espíritu,
para sentir y vivir el AMOR MISERICORDIOSO DE JESÚS
ENCARNADO, que se manifiesta en el PERDON DE
DIOS, en el PERDONARNOS a nosotros mismos y en el
RECONCILIARNOS con los hermanos. Tarea compleja,
pero necesaria,
ya que…
Es la manera de TRANSFORMAR LA EXISTENCIA PERSONAL, DESDE LA
EXPERIENCIA DE DIOS a partir del encuentro con Él en la ORACIÓN confiada.
Tenemos que tener cuidado con la rutina de la plegaria diaria -el cansancio y el
óxido de lo cotidiano-, no vaya a suceder que ya no nos mueva por dentro y, lo que
sería preocupante, nos deje tranquilos en la conciencia de hacer y cumplir lo
establecido. Necesitamos revisar nuestra personal “Historia de Amor con Dios” y
procurar que la oración se haga vida. Dejarnos sanar por su misericordia y creer que
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el desencanto, la desilusión y la frustración se convierten en Don y Gracia si nos
dejamos habitar por Él. Aceptar, acoger e integrar lo que somos con naturalidad, sin
justificaciones, nos coloca en actitud de cambio que mejora, sin duda, la vida
interior y de relación con los demás.
Es la manera de INICIAR OTRO MODO DE ESTAR Y DE SER EN
COMUNIDAD, de vivificar la fraternidad, de volver a ilusionarse por vivir en común,
de poner de mi parte para que el otro ponga la suya. De sentirse útil y valioso, a
pesar de las limitaciones y la edad, de entender que en medio de la incertidumbre
acontecen nuevas oportunidades para conectar con lo que nos trajo un día a la vida
Religiosa Pasionista y renovar así, conscientes, nuestra consagración desde la clave
de la misericordia de Dios, a la que de manera permanente acudía San Pablo de la
Cruz.
Es la manera de FOMENTAR
ENCUENTROS ENTRE HERMANOS; de
necesitarnos los unos a los otros; de superar el
individualismo que se está adueñando del
corazón y se nos está olvidando hacer las cosas
de otra manera, de dialogar y de comunicarnos
de forma más fluida, evitando las
murmuraciones, suposiciones y juicios que nos
enloquecen y disgregan; de llevar a cabo
espacios que nos motive la vida espiritual; de
buscar tiempos para salir juntos, con la idea de
descansar en paseo comunitario y también de
cansarnos en los trabajos que llevamos entre
manos y otros que puedan sumarse para
aquellas personas que quieran ofrecer su tiempo en alguna otra institución o
proyecto.
Es la manera de SUPERAR MIEDOS Y FANTASMAS que “pesan” en la
conciencia e impiden relacionarnos con espontaneidad y naturalidad con los demás.
Quizá este “AÑO DE LA MISERICORDIA”, sea tiempo de cambio -con calma, tienes
muchos días- que necesita tu cuerpo, tu mente y tu corazón para demostrar tu
bondad y mostrarte como eres, con humidad, necesitado de algo más que lo que
estás acostumbrado a dar y recibir como Religioso Pasionista en Comunidad.
Es la manera de DEJARSE ACOMPAÑAR POR ALGUIEN QUE HAGA DE
GUÍA en lo humano y espiritual. De permitir que otra persona -que yo elijo- me
confronte con la vida, me haga caer en la cuenta y reconocer “lo que soy y puedo
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sacar de mí”. Alguien que me ayude a caminar y acompase el seguimiento hacia el
interior de mis entrañas y provoque -si es necesario- el caos para convertirme,
crecer y evolucionar hacia una mayor configuración con Cristo Crucificado.
Es la manera de ENTENDER QUE NECESITAS ESTAR FORMADO y
actualizado para compartir una palabra de ánimo y alegría con sentido común, para
saberte mover en el mundo del otro, para usar un lenguaje que conecte al corazón,
para entender que tu vida es fecunda. Y para ello es justo y necesario, ponerse al
día y contrastarse con los cambios religiosos, sociales, políticos y económicos.
¡Creemos que sabemos y contralamos todos los saberes! De todo opinamos. Pero
estamos lejos de la realidad, ya que la burbuja comunitaria, -en muchos casos- nos
impide tocar el “día a día de las familias” y mucho menos, las “Llagas de la Pasión”
de nuestro mundo: abusos, malos tratos, paro, violencia, desigualdad, inmigración,
refugiados…
Es la manera de VOLVER A LA FUENTE Y DESCUBRIR QUE DESDE LA
NADA Y LA FRAGILIDAD se puede generar vida. No podemos poner la excusa de que
somos pocos y de que estamos mayores. ¡No vale! La Provincia Sagrado Corazón la
formamos Religiosos de todas las edades, con una fuerza y una sabiduría enorme
para dinamizar lo que siempre se ha hecho y lo “nuevo que está por venir”. Para ello
necesitamos beber y alimentarnos de lo fundamental que originó en el corazón de
san Pablo de la Cruz, con la novedad del Espíritu, el CARISMA DE SER MEMORIA DE
CRISTO CRUCIFICADO. La mejor referencia la tenemos en nuestro Fundador: “Para
que su Divina Majestad realice la obra que ha comenzado y haga resplandecer su
Omnipotente misericordia en nosotros, tan
necesitados como estamos entre espinas y
sacrificios de muchas batallas”. (Al P. Juan Mari
Cioni, Vetralla, 13 de septiembre de 1759).
Es la manera de GENERAR EN EL
ÁMBITO COMUNITARIO DETALLES DE CERCANÍA,
como pueden ser PEQUEÑOS REGALOS para
entregarnos unos a otros en estos días de la
Navidad. Nos esforzamos mucho por mantener las
amistades con las personas que queremos y nos
quieren -y les escribimos bonitos sentimientos en
una tarjeta, un correo electrónico, un WhatsApp,
un mensaje en Facebook, etc- y quizá con los de
Casa no intercambiamos un “detalle” que nos
emocione o nos alegre. Se pueden tener muchos gestos, empezando por
preocuparnos-ocuparnos un poco más de otro; o, a modo de ejemplo:
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1. Escribir a cada hermano de comunidad una felicitación de Navidad
(cada uno elige la tarjeta), en la que conste el agradecimiento a su persona por algo
que has recibido de él y también una palabra de aprecio por lo que aporta a la
comunidad como hermano.
2. En la noche de Navidad, en el rezo de vísperas o antes de sentarse a la
mesa para cenar, hacer entrega de la felicitación después de un abrazo que
contenga la fuerza de la misericordia y el tacto de la fraternidad.
Y para concluir, queremos sugerir otro regalo, que nos gustaría se hiciera
la Comunidad a sí misma para celebrar el Año de la Misericordia:
AUNQUE SEÁIS POCOS, fijar una fecha (dos o tres días entre semana) a lo
largo de 2016, para que una persona de fuera, (Pasionista u otro) llegue a Casa e
imparta un retiro/taller en torno a la Misericordia de Dios, con momentos de
oración, celebración penitencial, exposición del santísimo, eucaristía comunitaria,
etc. ¿Quizás con los laicos más cercanos? Sería buenísimo para vosotros y ellos…
Os dejamos con la esperanza de que nuestra debilidad como animadores
de la Provincia, no impida el desarrollo de los talentos que cada uno de vosotros
albergáis en vuestro interior y los pongáis al servicio del reino como buenos
Pasionistas. Gracias por vuestra comprensión y misericordia con vuestros hermanos
que os aman.
¡Feliz Navidad!
[ “Para que se cumpla en nosotros su misericordia” ]
Tobías, 8,4