Pequeño Azul y su mejor amigo Pequeño Amarillo disfrutan jugando juntos, pero un día se vuelven verdes después de abrazarse muy fuerte. Sus padres no los reconocen y se ponen tristes, pero después de llorar vuelven a su color original. Cuando sus padres los vuelven a abrazar también se vuelven verdes y comprenden lo sucedido, celebrando todos juntos.