1. la cena
del señor
Pasaje clave: Juan 4.20–24
Preguntas sobre la
Cena del Señor
P. ¿Estaba Jesús hablando en Juan 6 acerca
de la Cena del Señor, o estaba predicando de sí
mismo como el Salvador?
R. Realmente estaba predicando que Él era
el pan (alimento) de vida. El capítulo comienza
cuando Jesús toma cinco panes de cebada y dos
peces y alimenta a más de cinco mil personas. Jesús
luego caminó sobre el mar, y al día siguiente llegó
a Capernaum. La gente vino a buscarlo (vers.º 24).
Jesús sabía lo que había en sus corazones y dijo
claramente: «De cierto, de cierto os digo que me
buscáis, no porque habéis visto las señales, sino
porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad,
no por la comida que perece, sino por la comida
que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del
Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre» (vers. os 26, 27). Entonces Jesús declaró que Él
es el pan del cielo, el pan de Dios y el pan de vida
(vers.os 32, 33, 48). Dijo: «… el pan que yo daré es
mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo»
(vers.º 51b). Él dio Su carne (cuerpo) y Su sangre
en la cruz. Manteniendo la misma ilustración sobre
los alimentos, Jesús continuó diciendo: «De cierto,
de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo
del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros» (vers.º 53).
Así como el alimento físico es necesario
para la vida física, también la muerte de Jesús en
la cruz y el derramamiento de Su sangre fueron
necesarios para nuestra vida espiritual. Comemos
Su carne y bebemos Su sangre al aceptar Su
muerte en la cruz y la entrega de Su sangre por
nuestra salvación. Jesús dijo claramente que para
recibirlo a Él tenemos que recibir Sus palabras.
«Las palabras que yo os he hablado son espíritu
y son vida» (vers.º 63b). La Cena del Señor es
para ser comida en memoria del cuerpo de
Jesús, Su sangre y Su retorno (1ª Corintios 11.23–
26).
P. ¿Debemos usar una o muchas copas en la
Cena del Señor?
R. Cualquiera de las dos opciones. Cuando una
iglesia es pequeña, es bastante fácil arreglárselas
con una o dos copas. Sin embargo, a medida que
el grupo crece, la mayoría de los hermanos se dan
cuenta de que necesitan preparar cuatro o más
copas. Cuando Jesús comenzó Su Cena, tomó la
copa y habiendo dado gracias, dijo: «Tomad esto,
y repartidlo entre vosotros» (Lucas 22.17). Cualquier persona sincera puede ver que Jesús estaba
hablando del fruto de la vid que se encontraba en
la copa (Mateo 26.29), y no del recipiente en sí. El
fruto de la vid fue bebido por todos Sus discípulos
(Marcos 14.23). No podían beberse la copa misma,
ni lo hicieron; sino que bebieron lo que había en
la copa. La iglesia del Señor —no importa dónde
se reúna— tiene un solo pan (pan sin levadura)
el cual Jesús dijo que era (es decir, representaba
o ilustraba) Su cuerpo (Mateo 26.26), y una sola
copa (el fruto de la vid) la cual Jesús dijo que era
(representaba, traía a la memoria) Su «sangre del
nuevo pacto, que por muchos es derramada para
remisión de los pecados» (Mateo 26.28). La idea de
que los elementos son cada cual uno solo, está en
el pan que es sin levadura y en el fruto que es de
la vid, no en el número de porciones de pan ni en
el número de recipientes.
Cuando Pablo escribió a los corintios, él sabía
que en efecto ellos no tenían el mismo pan que Jesús
partió la noche que fue traicionado (1ª Corintios
11.23, 24), ni que tenían la misma copa (1ª Corintios
11.25). Sabía que entenderían que prepararían sus
propios panes sin levadura y fruto de la vid cuando
les dijera: «Así, pues, todas las veces que comiereis
este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor
anunciáis hasta que él venga» (1ª Corintios 11.26).
Cuando ellos bebieran del fruto de la vid que
habían preparado, estarían bebiendo de la «copa»
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