La pintura románica se caracterizó por decorar los muros y ábsides de las iglesias con escenas bíblicas y religiosas con fines de adoctrinamiento. Se representaban de forma estilizada e intelectualizada, sin perspectiva y con colores planos. Las escuelas más destacadas fueron la italiana, la francesa y la española, esta última con influencias bizantinas, francesas e islámicas.