1. Esta historia es mi historia Narraciones bíblicas vividas hoy. Dolores Aleixandre. C.I.S. 2007
2. En una antigua narración del Antiguo Testamento, leemos que el profeta Natán le contó a David:
3. - Un hombre rico, propietario de un gran ganado, agasajó a un huésped, pero con la única oveja de un pobre campesino vecino suyo
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5. Natán entonces señaló a David: - ¡ESE HOMBRE ERES TÚ! ESA ES TU HISTORIA. ERES TÚ QUIEN HA ROBADO LA MUJER A URÍAS, EL HITITA, Y ENCIMA LO HAS MANDADO MATAR PARA QUEDARTE IMPUNEMENTE CON ELLA…”
6. En aquel momento la palabra profética se empezó a hacer activa en David, y a transformarlo. Y fue aquel suceso, vivido a espaldas de Dios, el que se convirtió para el rey en la ocasión de que su corazón endurecido y posesivo se volviera contrito y humillado, recreado, inundado por la alegría de la salvación.
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10. En nuestros desiertos, en nuestras oraciones o celebraciones, no aparece ninguna columna de humo, nadie nos espera en la orilla con panes y peces. Nadie nos llama para sentarse a cenar en nuestra casa. Nadie nos acompaña cuando caminamos cansados y nos explica por qué nuestro corazón arde y, por fin, da sentido a nuestras vidas.
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12. de vez en cuando, de vez en cuando, de vez en cuando, de vez en cuando, de vez en cuando, de vez en cuando de vez en cuando, de vez en cuando de vez en cuando, de vez en cuando de vez en cuando, de vez en cuando de vez en cuando, de vez en cuando de vez en cuando, de vez en cuando, de vez, Vez…
13. Estamos a tiempo de darnos cuenta de nuestra equivocación, de la magnífica oportunidad que nos estamos perdiendo de encontrarnos con Dios en nuestra vida: en el fondo, los personajes de la Biblia somos nosotros y las experiencias de búsqueda, de encuentro con Dios, de sentir su llamada, de responderle, de rechazarle, son nuestras.
14. ¿Pero aún estamos a tiempo? Sin duda: Un día podemos escuchar también: “Tú eres Zaqueo, y Pedro y Moisés y María Magdalena”.
15. Tú formas parte de aquellos a quienes dijo Dios: “Vosotros sois mi pueblo y yo soy vuestro Dios ”.
16. Es a ti, a ti, a quien se promete una tierra como a Abraham, y quien recibe un nombre nuevo como Jacob. Las palabras de ánimo de los profetas es a ti a quien estás dirigidas: “No temas, gusanito de Israel, yo te ayudo… no temas, yo te llevo tatuado en las palmas de mis manos”.
17. Eres tú a quien puede entregar el Maestro los panes y peces que él va a multiplicar para la muchedumbre hambrienta.
18. Tú eres el mismo pueblo de Israel, que a lo largo del camino, de los desiertos y tierras prometidas de nuestra vida, va perfeccionando su imagen de Dios, de un dios exclusivamente para mí, a un Dios para todos, fiel a pesar de nuestras infidelidades y misericordioso.
19. Es a ti a quien espera Jesús sentado a mediodía en el pozo de Samaria –tantos lugares hay en nuestra vida que se parecen a él-. Eres tú quien tiene que contestar a sus preguntas: - ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?
21. Nazaret es tu casa y junto a la orilla del lago puedes escuchar una llamada: “Vente conmigo”. Estar en Jericó y decirte: “Me invito a tu casa, Zaqueo”. Tú escuchas: “He venido para que tengas vida y vida en abundancia”.
22. Y eres tú quien puede entregar al Maestro, cuando Él dice “dadles de comer” esos panes y peces. Él, de nuevo, los va a multiplicar para los hambrientos.
23. A ti te llama para sanarte de tus heridas de la vida, para aclararte y darte luz, como al ciego del camino, para invitarte a levantarte, a recuperar tu dignidad, a incorporarte al camino junto a Él, como a un discípulo más y llegar a exclamar, al igual que el centurión romano, ante su cruz, ante su presencia en medio de nosotros, los crucificados de este mundo: “Tú eres verdaderamente el Hijo de Dios”.
24. A ti te dice “Vosotros sois la luz del mundo y la sal de la tierra”, “id y haced discípulos míos”…