Algunos productos de consumo en el mercado europeo se presentan en envases que se asemejan a alimentos o resultan atractivos para los niños. Este es, por ejemplo, el caso de determinados geles de ducha, champús, lociones corporales, jabones, jabones líquidos y líquidos lavavajillas.
Resulta lógico pensar que cuanto más se asemeja un producto a un alimento y más atractivo resulta para los niños, mayor será la probabilidad de que se confunda con comida y se ingiera.