Jaque a los sindicatos en Uruguay Por Gonzalo de Castro • Los problemas del sindicalismo posdictadura • Las alternativas de las organizaciones de trabajadores tras la crisis de los 80 En los diez años que siguieron a 1985, el movimiento sindical uruguayo pasó de 240.000 afiliados a poco más de 174.000. Ésta no es la única transformación profunda de la base del sindicalismo uruguayo si tenemos en cuenta que en 1990 el 90% de los trabajadores del sector privado estaba amparado en un convenio colectivo, y siete años más tarde, tan sólo uno de cada cinco lo estaba. También implica un cambio de escenario la pérdida progresiva de fuentes de trabajo en la industria y la creación de otros tantos en el área de servicios, ámbito en el que no ha logrado una fuerte presencia el movimiento sindical uruguayo. A ello le podemos sumar el surgimiento de las nuevas economías abiertas, la llamada “flexibilización” y la desregulación laboral de la última década, todos elementos que desembocan en negociaciones individuales donde aparece la inseguridad e inestabilidad laboral de los trabajadores, punto de apoyo de los sindicatos y agremiaciones. La desaparición de ámbitos de negociación colectiva – como fueron los Consejos de Salarios hasta fines de los ochenta-, así como el retiro del Estado como tercer actor en la arena de estas tratativas, son otros de los elementos necesarios para comenzar a entender la crisis que atravesó al movimiento sindical en la última década – y que persiste-, y los retos a los que éste se enfrenta. Revista Posdata Nº 297. 16.06.2000. Montevideo- Uruguay