1. Nuestra Hermana Ministra, Valentina y el Consejo quieren agrade-
cer a los hermanos, su colaboración generosa mediante sus aportaciones,
hechas a la entrega del Hermano Lobo. Esto nos permite seguir cumplien-
do con nuestros compromisos de caridad con los más necesitados; por eso
os rogamos que sigáis haciéndolo de la misma manera, hasta que podamos
pronto, si Dios quiere, reunirnos de nuevo y compartir nuestra fe y nues-
tra vida franciscana. Gracias a estas aportaciones hemos podido ayudar a
Caritas parroquial en su campaña de Navidad, como lo veníamos haciendo
en años anteriores.
El día 7 de diciembre celebra-
mos la Vigilia de la Inmaculada en la
Parroquia. Acto que nos llenó de
amor a nuestra Madre la Virgen , y el
día 8 también en la parroquia asisti-
mos a una solemne misa en su honor.
También pudimos felicitar a todas
nuestras Concepciones y Conchitas
Os anunciamos que el próximo
día 28 a las 17 horas (5 de la tarde)
celebraremos la Pascua de Navidad
Franciscana en la Capilla de Nuestra
Señora de Lourdes. Estáis invitados,
no solo la Familia Franciscana sino
todos los que queráis acompañarnos
en la oración ese día.
PAZ Y BIEN, QUERIDOS HERMANOS.
Al igual que en años pasados, es para mí una satisfacción el poder dedi-
caros por medio de nuestro querido Hermano Lobo, unas sencillas y tor-
pes, pero sinceras palabras, para felicitaros estas fiestas de Navidad que
tan complicadas se nos presentan.
¡Feliz Navidad! Son dos palabras cortas pero llenas de sinceros deseos
de trasmitiros con ellas todo mi cariño, solidaridad y cercanía en este
mundo que cada vez nos separa más. Seguro que terminaremos este año
sin haber podido reanudar esas reuniones y encuentros de hermano, que
necesitamos para fortalecer y unirnos fraternalmente.
Estamos en una situación que nos hace vivir separados de personas con
las que compartimos la vida; familiares y amigos que hacen que la vida,
sobre todo en edades ya avanzada, sea un poco más agradable.
Lejos quedan aquellas noches de Navidad con toda la familia reunida,
sin tener que pensar quién debe quedar fuera de esa noche de besos y
abrazos, de alegría y sonrisas, de recuerdos para los que se fueron…
todo se presenta diferente. Esperemos que termine pronto este año lleno
de dudas y privaciones.
Vivamos desde la fe y la esperanza que Dios nace en nuestras vidas. No
hay pandemia, no hay crisis que pueda apagar la alegría de la Navidad.
Hagamos un Belén de amor y solidaridad donde puedan acercarse en
busca de cariño, de una palabra, de una sonrisa…un Belén en donde ten-
gan cabida esas personas que luchan por subsistir día tras día.
2. Amemos la Navidad como la amaba nuestro hermano Francisco. La
Navidad -misterio de amor, pobreza y fragilidad, era para Francisco la
fiesta de todas las fiestas. Cuando leemos los textos de las primeras bio-
grafías sobre cómo Francisco celebraba la Navidad las notas que desta-
can son: el gozo, la sencillez, la humildad y la pobreza, la generosidad, el
compartir con los pobres.
En nombre del Consejo, y todo mi cariño.
Felices Navidades llenas de espe-
ranza y bendiciones
Hermana Valentina Flores
SANTA ISABEL DE HUNGRÍA Y LA INMACULADA CONCEPCIÓN
¡Cuántas cosas hemos echado de menos este fatídico 2020! Por culpa de la Pan-
demia no pudimos honrar juntos a todos los Santos, ni a todos ni a los de la Or-
den; no hemos podido honrar como se merecen a nuestros seres queridos los
difuntos, ni a los nuestros ni a los de la Orden, por la misma razón; un ramo de
flores y un padrenuestro en el cementerio casi en total soledad, buscando el mo-
mento en que no hubiera mucha gente por miedo al contagio. Este año quedará
grabado para siempre en nuestra memoria
Por fin sí pudimos celebrar de alguna mane-
ra el día de nuestra Patrona Santa Isabel de Hungr-
ía, aunque también de modo especial. Fue la única
manera de poder encontrarnos la familia francisca-
na al completo en la Iglesia Parroquial el día 17 en
misa vespertina a las 7 de la tarde. 15 hermanos
fuimos acompañados por nuestros queridos reli-
giosos franciscanos del Santuario y por nuestras
hermanas de la Divina Pastora y Alcantarinas,
también por el coro parroquial y bastantes fieles
simpatizantes de nuestra O.F.S.; todos con sus
mascarillas reglamentarias y a la distancia de seguridad requerida.
La Eucaristía fue presidida por nuestro Asistente Fr. Vicente Felipe,
quien, en su homilía, destacó los rasgos más importantes de la vida de nuestra
Santa. No podemos entender a Santa Isabel de Hungría, ni a nuestra orden fran-
ciscana, si no entendemos y ejercitamos el servicio de
la caridad; es parte integrante y primera de nuestro
carisma.
La víspera de nuestra Patrona, la Inmaculada Concep-
ción, tuvimos la alegría inmensa de pasar un rato de
Vigilia a los pies de nuestra Madre Inmaculada, tras la
misa vespertina de las siete de la tarde en el templo
parroquial. Qué a gusto estuvimos allí, pidiéndole a la
Virgen tantas cosas : cada uno escribimos en un pape-
lito nuestra suplica a María y la `pusimos a sus pies.
Ella sin duda escuchará nuestras peticiones y se
las presentará al Señor, y Él remediará nuestras
penas y nuestros sufrimientos en estos días difíci-
les de pandemia que nos ha tocado vivir.
3. corazón.
!Cuántos días, al recordarlo, con lágrimas en los ojos, pensaba que
en la cruz de Cristo, está la vida y el consuelo!
Hermanas y hermanos, el dolor que sentimos todas las tardes lo
convertimos en aplauso y música, porque el dolor y el sufrimiento for-
man parte de la gloria.
Un abarazo.
Os quiero
Hermana Blanca. !Feliz Navidad!
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SAN FRANCISCO DE ASÍS Y LA NAVIDAD
“Pecas llamando “día de venus” al día en que nos ha nacido el Nño. Ese
día hasta las paredes deberían comer carne, y si no pueden, habría que
untarlas por fuera con ella. Respeta las festividades, honor a quien honor
merece”.
“Cuando lo llamaba Niño Jesús, se saboreaba los labios, como si sabo-
reara en su paladar la dulzura de su nombre. La dulzura de Jesús no tiene
comparación”.
“La selva resuena voces, se cantan alabanzas y las piedras responden a
los gritos de júbilo. Tiempo de celebrar la venida del niño Dios.
"Aclamad a Dios, nuestra fuerza (Sal 80, 2),
Señor Dios vivo y verdadero, con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible, emperador de
toda la tierra (Sal 46, 2-3).
Porque el Santísimo Padre del cielo, nuestro rey
desde siempre (Ver Sal 72, 13),
envió a su amado Hijo desde lo alto y nació de la
bienaventurada Virgen Santa María.
LA NAVIDAD DE LOS FRANCISCANOS
La gran devoción que San Francisco tenía por la fiesta de la Navidad de
Cristo y la intensidad con la que la vivía era muy grande ya desde los
comienzos de su conversión. La Navidad para Francisco resultaba “la
fiesta de las fiestas” (2C 199; cf. LP 14).Todos conocemos la historia de
San Francisco que en Greccio, tres años antes de su muerte, dio inicio a la
tradición navideña del Belén (cf. 1Cel 84-86).La importancia de este
episodio está en la comprensión que el santo tenía del misterio de la
encarnación. Francisco de Asís se sitúa en la línea de san Pablo, para
quien la encarnación consiste en el hecho de que “Cristo, siendo de
naturaleza divina, ha asumido la forma de siervo y se ha humillado a sí
mismo haciéndose obediente hasta la muerte” (cf. Fil 2,5ss.),e insiste hasta
conmoverse, sobre la humildad y la pobreza de la encarnación.
Es característico de Francisco el redescubrimiento de la humanidad de
Jesús a lo largo de su proceso cristiano. Lo que asombra y entusiasma a
Francisco es que la “Palabra del Padre, tan digna, tan santa y gloriosa, fue
anunciada por el mismo altísimo Padre desde el cielo, por medio del santo
ángel Gabriel, [y vino] al seno de la santa y gloriosa Virgen María en el
que recibió la carne verdadera de nuestra humanidad y fragilidad. Y sien-
do sobremanera rico (cf. 2Cor 8,9), quiso escoger la pobreza en este mun-
do, junto con la bienaventurada Virgen, su madre” (2CtaF 4-5).
Aquí está la razón por la que Francisco amaba la Navidad -misterio de
amor, pobreza y fragilidad-más que las demás fiestas. Por eso, para Fran-
cisco, la Navidad es gozo y fiesta. Cuando leemos los textos de las prime-
ras biografías sobre cómo Francisco celebraba la Navidad las notas que
destacan son: el gozo, la sencillez, la humildad y la pobreza, la generosi-
dad, el compartir con los pobres.
Los relatos evangélicos de la anunciación, de la visitación de María a
Isabel, del anuncio del ángel a los pastores destacan la alegría y el gozo
que reporta la encarnación del Señor.
También Francisco “celebraba con inefable alegría el nacimiento del
niño Dios” (2Cel 199). “Quería que en este día todo cristiano saltara de
gozo en el Señor” (EP 114).Había que celebrarlo incluso dando de comer
en abundancia a los animales (cf. 2Cel 200) y untando las paredes de car-
ne, ya que no pueden comer (cf. 2Cel 199).
4. El relato del pesebre que preparó el día de Navidad en Greccio, nos
enseña a descubrir y dejarnos vivificar por la presencia misteriosa y
silenciosa de Dios en lo pequeño, en lo sencillo y humilde de nuestras
vidas. Se nos invita a acercarnos a ese niño desde la ternura y la pobre-
za y no desde el poder, la agresividad o la prepotencia. Para encontrarnos
con el niño no hay otro camino que hacernos sencillos y pequeños, como los
personajes del Evangelio: María, José, los pastores...
Otro aspecto que encontramos en los relatos de la celebración navideña de
Francisco es que el gozo por el don de Dios que es Jesucristo que se hizo po-
bre y se dio a si mismo (cf. Gál1,4; 1Tim 2,6) en el misterio de la cruz, condu-
ce a Francisco a la generosidad y a la restitución de todos los dones que
hemos recibido en favor de los demás: “Quería que en este día los ricos den
de comer en abundancia a los pobres y hambrientos” (2Cel 200). Porque en
los pobres está verdaderamente el Señor. Y no acoge plenamente a Cristo en
Navidad quien no está dispuesto a acoger al pobre (el hambriento, el sediento,
el preso, el desnudo, el extranjero) con el que Él se ha identificado.
Este modo de entender y de vivir Francisco la Navidad nos lleva a noso-
tros, cristianos de un país del mundo rico, a revisar el modo cómo vivimos
este importante tiempo litúrgico. En muchas regiones del mundo, paradójica-
mente en los países de tradición cristiana, la celebración de la Navidad tiene
una gran ambigüedad. Junto a valores como el fomento de los encuentros fa-
miliares, la mayor predisposición a compartir y a reconciliarse, el reavivar los
sentimientos de fraternidad universal, las hermosas celebraciones litúrgicas y
la transmisión a los niños de aspectos importantes de la fe por medio del
Belén, nos encontramos con un consumismo y derroche en comidas, regalos,
decoración, diversiones que ignoran a gran parte de la humanidad que vive
con lo imprescindible o con menos que eso, e igualmente ignoran el deterioro
ecológico que ese consumismo produce. Se hace necesario, pues, escuchar la
advertencia de San Pablo de no acomodarnos a los criterios de este mundo (cf.
Rom 12,2), sino que, imitando a Francisco, vivamos la Navidad de tal modo
que resulte un “testimonio profético contra los ‘falsos valores’ de nuestro
tiempo”.
Os deseo a todos una celebración sencilla, gozosa y solidaria del naci-
miento del Señor, y que su Espíritu nos mantenga muy vivo el entusiasmo y la
pasión por Dios y por la humanidad en el 2021.
Fr. Vicente Felipe ofm
QUEDAMOS TODOS CONFINADOS, UN RECUERDO MUY TRISTE,
UN VIACRUCIS MUY DOLOROSO EN NUESTRAS VIDAS
Hermanas y Hermanos:
Porque hemos creído en el amor de Dios, juntos y unidos volveremos a
disfrutar de la libertad de la vida, pero recordaremos siempre con mucho cariño a
los hermanos que se han ido, el silencio de las calles vacías. Nos ha quedado el
recuerdo del amor que hemos sentido todos en las cosas, porque no estábamos
solos, porque a todos nos iluminaba la luz que nos trajo el Señor con su Resu-
rrección.
Nos trajo la esperanza, la
fuerza para resistir y seguir vivien-
do, aunque los sueños los tuviése-
mos rotos en pedazos; hemos resis-
tido, Señor, porque hemos confiado
en ti; porque hemos sentido tu pre-
sencia en todo momento.
Han cambiado muchas cosas
en nuestras vidas. Hemos pasado
miedo; hemos sufrido; hemos de-
rramado lágrimas, pero siempre
con la esperanza puesta en la gracia
de Dios y de María
Y la respuesta a tanto dolor:
si a la morgue de hielo hubiésemos
preguntado, dónde han reposado
tantos hermanos, su respuesta
hubiese sido: no tengáis pena, no
estéis tristes, has resucitado. Cristo,
nuestro Señor, a todos les ha abra-
zado y se los ha llevado al cielo: Cristo vive en nosotros y nos recuerda que nos
amemos de corazón; que hagamos bien nuestro trabajo de buenos cristianos, para
que los demás disfruten de lo que hacemos y así nosotros seremos felices como
ellos.
Hermanas y hermanos, siempre unidos con mucho cariño, porque la divi-
sión es fruto del pecado, la unidad fruto del amor de Dios. Porque el que ama
tiene vida sana; el que ama es libre, no tiene miedo
A partir de ahora cada momento será único en nuestras vidas.
Recemos de corazón por todos, incluidos los enemigos, pues también son nues-
tros hermanos y todos hijos de Dios
Es necesario que nuestra mirada sea limpia y misericordiosa, semejante a
la de Cristo, nuestro Señor.
Unida a vosotros, pensaba en todo esto que escribía, porque así lo sentía en mi