Artículo de opinión publicado en julio en el Diario Ideal de Alcalá la Real y al que se puede acceder en este enlace
http://alcalalareal.ideal.es/actualidad/noticias/201607/28/regenerando-gerundio-20160728174547.html
RESOLUCION TEN - UCS 10/24 ELECCIONES INTERNAS 2024
Regenerando gerundio
1. Julio 2016
IDEAL Alcalá 7
C
on el grito ‘No nos re-
presentan’ por bande-
ra los integrantes del
15M ponían de mani-
fiesto la enorme distancia que
existía entre la ciudadanía y la cla-
se política española. Se trataba de
un secreto a voces que hasta ese
momento nadie se había atrevi-
do a denunciarlo de forma colec-
tiva con tanta contundencia. Era
un hecho, muchos de los políti-
cos de este país no tenían cone-
xión alguna con la realidad que
vivían los ciudadanos a los que
debían representar, que apunta-
ba directamente a uno de los ele-
mentos claves de nuestra demo-
cracia: la legitimidad de los repre-
sentantes.
Aparece entonces la regenera-
ción política como punto cardi-
nal de la agenda política de los
partidos. Ante unos ciudadanos
que no se sienten representados
y unos partidos políticos sumer-
gidos en casos de corrupción y
comportamientos difíciles de en-
tender, se estima necesario un
cambio en los valores que inspi-
ren las formas de actuación de los
partidos en España. Se trata de
una mera cuestión de higiene de-
mocrática. Las similitudes entre
el comienzo del declive del el bi-
partidismo imperfecto actual y la
época de la crisis del denomina-
do turno de partidos de finales de
SXIX y el regeneracionismo son
inevitables
La regeneración política, uni-
da a conceptos como la transpa-
rencia y la lucha contra la corrup-
ción, emergió como elemento cen-
tral del debate político. Listas
abiertas, medidas más participa-
tivas y de democracia directa en
la elección de cargos en los par-
tidos, limitaciones de mandatos,
legislación de las puertas girato-
rias, revocatorios, lucha contra la
corrupción...son medidas que to-
dos hemos escuchado en las úl-
timas campañas electorales. Pero
una cosa es que estos asuntos ocu-
pen párrafos en programas elec-
torales, portadas de periódicos
o debates televisivos y otra cosa
es que se implementen medidas
para llevar a cabo una regenera-
ción real en la política española.
Generalizar algo es equivocar-
se inevitablemente pero, a pesar
de la existencia de (muchos) po-
líticos honestos, honrados y que
tienen el servicio público en el
centro de su actuación, lo que per-
ciben los ciudadanos es justamen-
te lo contrario. Entienden que los
partidos conforman estructuras
de poder interno, en las que el
primer objetivo es su manteni-
miento y en las que no se premian
la preparación, la dedicación o el
trabajo, sino que se recompensan
el servilismo y el vasallaje que, en
bastantes ocasiones, conlleva la
lealtad pero también la mediocri-
dad.Ya lo decía Frank Under-
wood, protagonista de House of
Cards, «El camino hacia el poder
está pavimentado de hipocresía».
Desde esta perspectiva, al final
los ciudadanos ven a los partidos
como algo ajeno, y consideran
que conforman una élite extrac-
tiva cerrada que sólo le interesa
su propia supervivencia y que no
considera los problemas de los
ciudadanos. Quizás por eso tuvo
tanto éxito la expresión ‘casta’,
ahora casi olvidada.
El problema de fondo sería la
generosidad y altura de miras que
deberían tener nuestros políticos
para asumir la situación actual, si
realmente quieren luchar contra
esta crisis de legitimidad y desa-
fección ciudadana.Al fin y al cabo,
apostar por la regeneración su-
pondría el final de la carrera po-
lítica de muchas personas que lle-
van ocupando durante años pues-
tos de responsabilidad pública y
de carácter orgánico en los par-
tidos. Es decir, los encargados de
llevar a cabo la regeneración de-
berían o bien abandonar sus res-
ponsabilidades políticas o perder
el control de sus organizaciones.
Este es el quid de la cuestión, por-
que, como diría Alan Moore
¿quién vigila a los vigilantes?
No obstante, se debe recono-
cer que se han intentado poner
medidas de regeneración políti-
ca, sobre todo gracias al empuje
de los nuevos partidos que han
emergido en el sistema partidis-
ta español, pero en la práctica es-
tán realizando una interpretación
errónea, o interesada, de la mis-
ma.
Los partidos han entendido que
regenerar significa poner en po-
lítica la juventud como valor por
el mero hecho de ser joven. Así,
grandes históricos se han ido ju-
bilando de la escena pública, al
mismo tiempo que han apareci-
do nuevos rostros cuya único de-
nominador común es que se tra-
ta de personas menores (o apro-
ximadamente) de 40 años.Y que
alguien sea joven no quiere decir
que sus ideas sean regenerado-
ras. Se puede tener 60 años y ser
más innovador y joven política-
mente que alguien de 30 años. Al
contrario, para evitar quiebras en
los status de poder de los parti-
dos, en la mayoría de ocasiones
los viejos rostros han sido susti-
tuidos por otros más jóvenes, sí,
pero que son, o han sido, los cua-
dros de las propias organizacio-
nes juveniles de los partidos que
vienen reproduciendo en ellas las
prácticas que se pretenden re-
generar. Es decir, adolecen de la
cultura de la regeneración por-
que han sido participes, o inclu-
so protagonistas, de las prácticas
que se procuran erradicar. De esta
manera se perpetúa el sistema
clientelar y el mantenimiento del
poder, pero tratando de ofrecer
imagen de renovación. La típica
treta lampedusiana que exige que
todo cambie para que nada cam-
bie.
Esa es la trampa. Porque re-
generar no es cambiar porque sí,
sino que estamos hablando de éti-
ca pública, de aprehender unos
valores regidos por la búsqueda
del interés colectivo y que con-
ducen, inevitablemente, a otra for-
ma de actuar y de hacer política
en la que la ciudadanía y sus ne-
cesidades deben ocupar el centro
de la misma. Responsabilidad,
rendición de cuentas, nuevas for-
mas, procesos y aire e ideas fres-
cas en la escena de la representa-
ción política española. Lo contra-
rio no deja de ser un maquillaje
estético, mera apariencia, un au-
toengaño del que no deberíamos
de formar parte. Aunque viendo
los últimos resultados electorales
se pueda pensar que igual tene-
mos lo que merecemos…
OPINIÓN
FRAN DELGADO MORALES, POLITÓLOGO
Regenerando que es gerundio