1. Aportes - 1
bra era la luz verdadera que, al venir a este
mundo, ilumina a todo hombre” (Jn 1, 4-5.
9). En definitiva, Jesús es la luz del mundo.
En la lógica de Efesios, la historia del
mundo se divide en un antes y un después.
Un antes marcado por las tinieblas y un
después eterno que es de luz. Esto apunta
a la conversión personal y la conversión
social, a la cristificación del universo, porque
“sabemos que la creación entera, hasta el
presente, gime y sufre dolores de parto.Y no
sólo ella: también nosotros, que poseemos
las primicias del Espíritu, gemimos interior-
mente anhelando que se realice la plena
filiación adoptiva, la redención de nuestro
cuerpo” (Rom 8, 22-23). Este es el proceso
de iluminación cósmica e individual que es
fruto de la fuerza liberadora de Jesús resu-
citado, viviente entre nosotros.
Considerando lo anterior, nosotros esta-
mos en ese itinerario de pasar de las tinieblas
a la luz, como lo hizo san Pablo o como fue
la experiencia de san Francisco. Por eso,
más que centrar la mirada en el pecado, los
errores y las dificultades, miramos la luz que
es el Señor y la derrama sobre quienes están
humildemente en el camino de cambios, de
transformaciones. Su luz descubre nuestras
imperfecciones, pero no para juzgarnos, sino
para tener misericordia y ayudarnos a crecer
hasta alcanzar la meta de ser “hijos de la
resurrección” (Lc 20, 35). Porque pensamos
como el salmista que dice: “En ti está la
fuente viva, y tu luz nos hace ver la luz” (Sal
35, 9). Mirar y revolver sólo los pecados es
El Señor es luz
para la conversión
1Sam 16, 1b. 5b-7. 10-13a; Sal 22, 1-6;
Ef 5, 8-14; Jn 9, 1-41
Se aproxima la fiesta luminosa de la
Pascua.En esta parte del mundo estamos en
otoño y la luz del día va siendo cada vez más
escasa.En cambio, en el hemisferio norte ya
salieron del invierno brumoso y entraron en
primavera, donde el sol es más brillante.Esa
luz penetrante y que da vida a la naturale-
za es como el Señor resucitado, que hace
revivir, disuelve el hielo, hace germinar las
semillas, entibia los cuerpos entumecidos,
hace al cielo diáfano… Todos tenemos esa
experiencia de amar la luminosidad, de des-
pertar con la luz del sol primaveral, de sentir
alegría en los días cálidos.
Pareciera que la naturaleza nos dice
aquello que expresa la Carta a los Efesios:
“Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora
son luz en el Señor. Vivan como hijos de la
luz”. Esa luz es el Señor Jesús, que hoy lo
hemos escuchado autoproclamarse como la
Luz del mundo. Las tinieblas son el mal que
existe en el mundo, el pecado, la injusticia
social. Por un lado somos hijos de la luz y
por otro lado, hay una Luz -con mayúscula-,
frente a la cual las tinieblas se resisten, pero
es una Luz que da vida, claridad y calor.Esta
es la lógica del evangelista san Juan cuando
el prólogo de su evangelio expresa: En la
Palabra “estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres. La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron […] La Pala- (Continúa en la p. 4).
Aportes para la homilía
Aportes
Celebración
4º domingo de Cuaresma 26 de marzo de 2017
Ciclo A. Color: Morado Año XXI - Nº 1187
Aportes
Celebración
para la
Homilía y guión para la Santa Misa
2. Aportes - 2
Guión para la Santa Misa
1) Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas: ¡Qué im-
portante es el don de la vista y qué
importante es la luz para poder
orientarnos en la oscuridad!
En este Cuarto domingo de Cua-
resma, Jesús da la vista a un ciego de
nacimiento y se presenta como “la luz
que ilumina a todo hombre que viene a
este mundo”.
En el corazón de la Cuaresma, la
Iglesia ya vislumbra “la luz de Cristo”,
que brillará en la Vigilia Pascual. Por
eso, nos invita a alegrarnos y a renovar
nuestra fe en Jesús, Luz del mundo, que
en el bautismo ha hecho de nosotros un
“hijo de la luz”.
2) Saludo inicial
“Desborden de alegría los que
estaban tristes, vengan a saciarse
con su felicidad”, invita la Antífona de
entrada.
Hermanos: la Liturgia de hoy contiene
la alegría anticipada de la Pascua y nos
recuerda que Jesús es “la luz del mundo:
el que lo sigue, tendrá la luz de la vida”.
Que el Dios de la paz les renueve la
fe, que Jesús ilumine su compromiso bau-
tismal y que el Espíritu Santo descienda
y esté con todos ustedes.
3) Acto penitencial
La bondad y la gracia del Señor
nos acompañan a lo largo de la
vida. Abramos el corazón a su miseri-
cordia.
– Tú eres nuestro Pastor.
Señor, ten piedad.
– Tú quieres levantarnos del pecado.
Cristo, ten piedad.
– Tú nos hiciste hijos de la luz.
Señor, ten piedad.
4) Liturgia de la Palabra
Primera lectura (1Sam 16, 1b. 5b-
7. 10-13a): La elección de Dios es
gratuita. No se fija en las aparien-
cias, sino en el corazón del hombre.
Salmo (Sal 22, 1-6): Ante la elección
gratuita de Dios, el salmo expresa la
confianza que anima a quien tiene fe en
el Señor. Participamos de esta oración
aclamando: El Señor es mi pastor, nada
me puede faltar.
Segunda lectura (Ef 5, 8-14): Los
cristianos somos hijos de la luz, llamados
a vivir como tales.
Evangelio (Jn 9, 1-41): El milagro que
obra Jesús es “signo” de la iluminación
que produce la fe.
5) Credo
También nosotros creemos que
Jesús es el Ungido por Dios, para
la salvación del mundo.Proclame-
mos con fe: Creo...
6) Oración de los fieles
Hermanos:Oremos para que la luz
de la fe en Jesús ilumine a todos
los hombres.
A cada intención, pedimos:
Ilumina los ojos de nuestro co-
razón.
4 Por todos los que, en la Iglesia, han
recibido la misión de iluminar a los
hermanos con la enseñanza de la fe.
Oremos.
4 Por todos los que en la sociedad
cumplen la misión de iluminar a los
3. Aportes - 3
quita el pecado del mundo. Dichosos los
invitados a la Cena del Señor.
11) Comunión
Hermanos: Con los ojos de la fe,
nos acercamos a recibir el Cuerpo
y la Sangre de Jesús, nuestro sos-
tén para vivir como hijos de la Luz.
12) Avisos parroquiales
(Después de la Oración pos-
comunión).
13) Rito de conclusión
La Misa ha terminado. Nuestra
misión comienza.
Hermanos: Buscar más y más la
luz en Jesús y su Evangelio, es el trabajo
de esta Cuaresma para llegar iluminados
a la Vigilia Pascual.
El Señor esté con ustedes.
Ilumina, Señor, a tu pueblo
para que celebre con fe viva
y sincero fervor
las próximas fiestas pascuales.
Y que la bendición de Dios...
14) Canto final
Queridos amigos: Con alegría por
haber renovado nuestra fe con la
luz del Evangelio, nos retiramos
cantando.
demás: los padres, los docentes, los
que controlan los medios de informa-
ción pública.
Oremos.
4 Por los que padecen, sin merecerlo, la
ceguera de la incultura y la ignorancia.
Oremos.
4 Por nosotros, que tuvimos el privilegio
de pasar de las tinieblas a la luz y esta-
mos llamados a dar testimonio de ello.
Oremos.
(Añadir y/o sustituir intenciones,
dando lugar a otras que reflejen las
necesidades del momento
y/o de la comunidad).
Ilumina, Señor, los ojos de nuestro
corazón; cura nuestra ceguera y
ayúdanos a vivir como hijos de la
luz. Te lo pedimos...
7) Presentación de las ofrendas
Cristo, muerto y resucitado para
nuestra salvación, es nuestra
ofrenda al Padre.Unidos a él, ofrez-
camos los sacrificios y las buenas
obras de esta Cuaresma.
8) Prefacio (Propio)
Cristo es la luz del mundo. Junto
con el celebrante, elevemos la gran
Acción de Gracias al Padre, que por
Jesucristo eleva al género humano
a la dignidad de hijos adoptivos.
9) Padrenuestro
El bautismo que nos incorporó a
Cristo, nos hizo hijos adoptivos de
Dios. Al prepararnos a comulgar,
digamos confiadamente:
Padre nuestro...
10) Cordero de Dios
“Yo soy la luz del mundo”, dice el
Señor. El Cordero de Dios que
Ver la vida con ojos nuevos
La curación de los ciegos
Gustavo E. Jamut
El libro brinda material para
la oración personal, pero
también ofrece pautas con-
cretas para experimentar
cómo Jesús camina junto a
nosotros, deseoso de darnos
su amor y su sanación para
que veamos la vida con ojos nuevos.
4. Aportes - 4
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una posición que se centra en lo negativo y
puede llevarnos a suplantar a Dios siendo
severos e inmisericordes con los que pecan.
Considerar los aspectos lumínicos de las
personas y de cualquier situación mueve a
la misericordia, el perdón y la reconciliación.
El evangelio de la curación del ciego de
nacimiento, que causó controversias entre
los fariseos fanáticos, es una propuesta
de crecimiento para esta etapa del camino
cuaresmal.Ya próximos a la fiesta de Pascua
vislumbramos al Señor vivo, triunfante de la
muerte. Él se acerca con su luz y vida para
sanar nuestras oscuridades, y lo efectúa
con todo un ritual: haciendo barro con su
saliva, ungir al ciego con amor y decirle
palabras sanadoras. Deberemos reconocer
que en esto él nos invita a los sacramentos
de la Iglesia, en especial a la reconciliación.
Pero no sólo ahí, sino que en los rituales
que tenemos en nuestras vidas como las
comidas, los encuentros… él está presente
ahí para sanar nuestras cegueras, para que
recobremos la vista de aquello que hemos
oscurecido con el maltrato, la indiferencia,
la fuerza de la costumbre, la soledad.Y con
amor sana nuestras vidas.
A la fe del ciego se opone la incredulidad
virulenta de los fariseos. Ellos son aquellos
que no tienen luz en los ojos, porque son
incapaces de reconocer el paso del Señor
por la historia, y por eso acusan, amenazan,
producen temor de muerte, persiguen a los
demás, intimidándolos. El fanatismo ciega a
las personas, como también las posiciones
rígidas, porque no están dispuestas al diálo-
go constructivo y piensan que cualquier con-
traste es una amenaza, pérdida de identidad.
En cambio, Jesús tiene firmeza y seguridad
en lo que hace, no se deja acobardar, porque
tiene una conciencia: “Mientras estoy en el
mundo, soy la luz del mundo”. Así aprende-
mos de Jesús a ser personas de diálogo, sin
entrar en la dinámica de las acusaciones,
persecuciones y juicios a quienes son dife-
rentes. Esa es la luz que entrega Aquel que
es la Luz del mundo.
El ciego puede ser cualquiera de noso-
tros, porque de la no fe pasó a tener fe, de
su ceguera de nacimiento pasó a ver. Este
es un proceso de conversión a la que nos
llama la Cuaresma, al antes y después de
que Jesús entre en nuestra vida. Por eso,
el ciego ante los fariseos es el más sabio,
cuando les dice:“Esto es lo asombroso: que
ustedes no sepan de dónde es, a pesar de
que me ha abierto los ojos. Sabemos que
Dios no escucha a los pecadores, pero sí al
que lo honra y cumple su voluntad.Nunca se
oyó decir que alguien haya abierto los ojos a
un ciego de nacimiento. Si este hombre no
viniera de Dios, no podría hacer nada”. Acá
radica la fe del ciego que ha comenzado una
nueva vida.
La fe lleva a reconocer a Jesús como
aquel que vino a estar con los enfermos,
los pecadores y honra a Dios cumpliendo
su voluntad. Estos son los mismos ojos del
profeta Samuel que entre siete hermanos
reconoce al futuro rey de Israel y así cambia
el rumbo de la historia del pueblo elegido,
porque será David el que lo llevará a una gran
gloria temporal.Esa es la mirada que espera
el Señor de los bautizados, que sepamos ver
el paso de Dios en la historia, donde está
actuando el reino de Dios, escudriñando los
signos de los tiempos.
La luz de la Pascua se acerca, y nosotros
debemos prepararnos para recibirla.Este es
el proceso de conversión que hemos iniciado
en la Cuaresma: que seamos luz para todos
los pueblos, y luz de las naciones. Por eso,
reconozcamos lo bueno que ya tenemos y
lo que aún queda por transformar con la luz
del Resucitado en nuestras comunidades y
en cada una de nuestras personas.
(Viene de la p. 1).