2. El modelo de la fe
es la Virgen María:
ella cree enseguida
y deja obrar a
Dios,
según su palabra;
Isabel le dirá
"Dichosa la que ha
creído en la
palabra de su
Señor"
(Lc 1,v.45).
3. Si la Encarnación fue el comienzo,
el hecho central y raíz de la fe
evangélica
es la Resurrección de Cristo.
4. El don de la fe permanece
en el que no ha pecado
contra ella
(cf. Concilio Trento: DS
1545)
Pero,
"la fe sin obras está
muerta“
(St. 2,26):
privada de la esperanza
y de la caridad,
la fe no une plenamente
al fiel a Cristo ni hace de
él un miembro vivo de su
Cuerpo.
5. El discípulo de Cristo no
debe sólo guardar la fe y
vivir de ella,
sino también profesarla,
testimoniarla con firmeza
y difundirla:
"Todos vivan preparados
para confesar a Cristo
delante de los hombres y a
seguirle por el camino de la
cruz en medio de las
persecuciones que nunca
faltan a la Iglesia"
(LG 42; cf. DH 14).
6. El servicio y el
testimonio de la fe son
requeridos para la
salvación:
"Todo aquel que se
declare por mí ante los
hombres,
yo también me declararé
por él ante mi Padre que
está en los Cielos,
pero a quien me niegue
ante los hombres, le
negaré yo también ante
mi Padre que está en los
Cielos”
(Mt 10,32-33)
7. El hombre por propia
culpa puede perder la
fe,
don de Dios
condicionado a una
actitud humana de
aceptación, de
respuesta,
de modo que la falta
de correspondencia
continuada puede
llevar
a la pérdida de la fe.
8. Por la fe creemos
en Dios
y creemos todo lo
que El nos ha
revelado
y que la Santa
Iglesia nos
propone como
objeto de fe.
9. Jesús le dijo a San
Pedro, cuando lo
reconoció como el
Mesías:
“Feliz eres, Simón,
porque eso no te lo
enseñó la carne ni la
sangre,
sino mi Padre que está
en los Cielos”
(Mt. 16, 17).
10. “La fe es un acto
del entendimiento,
el cual se adhiere a
la Verdad Divina,
mediante una orden
de la voluntad
movida por la
gracia de Dios”.
Santo Tomás de
Aquino.
11. San Agustín nos indica
cómo debe ser la
relación entre la Fe y
la razón,
para qué y cómo
utilizar nuestra
inteligencia:
“Creo para
comprender y
comprendo para creer
mejor”.
12. Es un don,
una luz divina por la
cual somos capaces de
reconocer a Dios,
ver su mano en cuanto
nos sucede y ver las
cosas como
Él las ve.
Por tanto, la fe no es
un conocimiento
teórico, abstracto, de
doctrinas que debo
aprender.
La fe es la luz para
poder entender las
cosas de Dios.
13. La fe es un encuentro
con Dios,
con su designio de
salvación.
Con la fe el hombre
responde libremente
a ese encuentro con
Dios entregándose a
Él,
con la inteligencia
y la voluntad.
14. La fe es
sencilla,
no está hecha
de
elucubraciones
y discursos,
sino de
verdadera
adhesión a
Dios,
como María,
como
Abraham.
15. La fe es vital, es decir,
debe cambiar mi vida,
demostrarse en mi vida.
Por eso, hay que vivir de fe.
16. La fe es
experiencial,
es decir,
es un
conocimiento
de Dios en la
intimidad.
Los que tienen
fe gozan de Dios.
17. No es un sentimiento,
sino un conocimiento
del espíritu que Dios nos
concede para intimar
con Él.
18. Este conocimiento experimental de Dios
tiene sus momentos privilegiados para
manifestarse a las almas:
en el sacrificio, el dolor,
en los momentos de prueba,
cuando se requiere de humildad
y de un mayor desprendimiento de sí
mismos.
19. La fe es objetiva, es decir,
no se queda a nivel subjetivo, intimista,
sino que creemos en un Dios que se ha
revelado a través de la Palabra que hemos
recibido de la Iglesia;
20. Palabra que es preciso
conocer,
aprender y hacerla vida.
Los dogmas de la Iglesia
son luces en el camino
de nuestra fe; lo
iluminan y lo hacen
seguro.
21. La fe termina en
compromiso.
Compromete la
vida con Dios en
la fidelidad a su
Ley y en la
donación total a
Él.
22. Compromiso de
defenderla con mi
palabra y
testimonio,
alimentarla con la
continua asistencia
a la Eucaristía,
lectura y
meditación de la
Biblia y difundirla
a mi alrededor en
el apostolado.
23. “La Sabiduría proviene
de Dios, el mismo Santo
Tomás de Aquino
(de quien la historia de
la filosofía se mide en
antes y después de él)
afirmaba cuando le
preguntaban admirados
sus contemporáneos
como San Alberto
Magno,
San Buenaventura,
San Raimundo de
Peñafort, etc,
24. que de dónde le venía tanta sabiduría,
él siempre afirmó contundentemente:
de la oración …”.
25. "De sangre, soy
albanesa.
De ciudadanía, India.
En lo referente a la fe,
soy una monja Católica.
En cuanto a mi
vocación, pertenezco al
mundo.
En cuanto a mi corazón,
pertenezco
completamente al
Corazón de Jesús."
Beata Madre Teresa de
Calcuta.
26. El fruto del silencio
es la oración
El fruto de la
oración
es la fe
El fruto de la fe
es el amor
El fruto del amor
es el servicio
El fruto del
servicio es la paz
Santa Madre Teresa de
Calcuta.
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