Revista Training futbol 213

Futbol entrenamientos

Revista Training futbol 213
Revista Training futbol 213
N ú m e r o 2 1 3 - N o v i e m b r e 2 0 1 3 
DEP. LEGAL: VA - 94/1996 
ISSN 1577-7480 
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TRADUCTOR-INTÉRPRETE 
FRANCISCO JAVIER YEPES GONZ˘LEZ 
Prohibido cualquier tipo de reproducción total o parcial de los 
textos sin la autorización expresa y escrita del editor. 
3 
EDITA: JECUPI 
MAQUETACIÓN: TRAINING FÚTBOL 
PUBLICIDAD: TRAINING FÚTBOL, departamento propio
PUBLICACIÓN DE EXCLUSIVO CARÁCTER TÉCNICO 
QUE SE EDITA CON PERIODICIDAD MENSUAL 
Trata todos los temas relacionados 
con la metodología del entrenamiento en el Fútbol: 
Preparación Física 
Preparación Técnica 
Preparación Táctica 
Preparación Psicológica 
Metodología y Organización 
Tests de Evaluación del Entrenamiento 
Biomecánica 
Aprendizaje Motor 
Pedagogía Aplicada 
Fisiología del Esfuerzo Físico 
Medicina Deportiva 
Dietética… 
En cada uno de los números presentamos artículos actualizados 
de prestigiosos técnicos relacionados directamente 
con los temas a tratar, tanto nacionales como extranjeros. 
Nuestra pretensión es servir de "vehículo de apoyo" 
en el reciclaje técnico para entrenadores, preparadores físicos, 
médicos del deporte, técnicos de fútbol en general, 
estudiantes de los diversos niveles para entrenadores, 
futbolistas y aquellos aficionados que sientan 
la belleza de este deporte y que 
quieran comprenderle mejor. 
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Noviembre-2013 nº 213 4
SSUU MM AA RR II OO 
Número 213 
Noviembre 2013 
Editorial 7 
Tema del mes: 
Rotar o mantener 
8 alineaciones. 
12 Hablamos de fútbol con… 
Gonzalo Cuadrado Sáenz. 
La fuerza en fútbol, y recordatorio de 
planificación y metodología. 
Taxonomía de los métodos 
de entrenamiento (I). 
Jorge Castelo. 24 
Fútbol: entrenamiento 
físico basado en el análisis 
del juego. 
José Salcedo Gil. 46 
Firma invitada. 57 
Tarea de entrenamiento: 
“Miniporterías en el medio” 58 
Contenido de nuestro 
próximo número. 60
Noviembre-2013 nº 213 6
Jesús Cuadrado Pino 
DIRECTOR 
Entrenador Nacional de Fútbol (Nivel III). 
Máster Profesional en Fútbol. 
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL). 
Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid. 
Máster en A. R. D. por el C. O. E. 
Técnico Deportivo Superior. 
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL). 
Las rotaciones 
En fútbol es muy difícil, prácticamente imposible, que se presente el síndrome del 
sobreentrenamiento. A pesar de que el periodo de competición abarca la mayor parte del año, de 
que en muchos casos se juega más de un partido por semana y de que bastantes equipos realizan numerosos 
y largos viajes; a pesar, también, de que las cortas pretemporadas son ahora (y desde hace varios años ya) 
un tiempo para traficar en vez un tiempo para entrenar. A pesar de todo lo reseñado, vuelvo a manifestar 
que es prácticamente imposible que aparezca el sobreentrenamiento. Las cargas de entrenamiento que se 
realizan, tanto en su intensidad como en su volumen y en su distribución en los diversos ciclos, no suponen 
una incidencia peligrosa para el organismo del futbolista adulto. La suma y la densidad de las cargas 
aplicadas en cada temporada no llegan a producir un catabolismo que desequilibre la homeostasis. Se 
planifican microciclos de recuperación, de mantenimiento y de carga; pero no se llevan a cabo microciclos 
de impacto, aunque serían necesarios en algunos tramos del año. 
La suma y la densidad de las cargas aplicadas en cada temporada no 
llegan a producir un catabolismo que desequilibre la homeostasis 
No obstante, los gestos, movimientos y esfuerzos que tienen que aplicar los jugadores de fútbol en 
cada partido suponen un agresivo impacto sobre las articulaciones. Las arrancadas, los cambios 
bruscos de dirección, los saltos, las entradas al rival, la lucha cuerpo a cuerpo por ganar el balón o la 
posición, los despejes de cabeza, la conducción ante la oposición del rival, los regates, los golpeos en largo, 
los disparos a gol y los remates de cabeza son acciones que implican agresión sobre los músculos, 
tendones, ligamentos y huesos. Las articulaciones, principalmente las de rodilla y tobillo, tienen que 
soportar altísimas y antinaturales cargas. Las lesiones aparecen por impactos con el rival o por esfuerzos 
bruscos. Los impactos no tienen prevención y aparecen de forma incontrolada. Los esfuerzos bruscos de 
las articulaciones tienen tratamiento profiláctico a nivel muscular, tendinoso y ligamentoso; tratamiento 
que en muchos casos no se hace con la dedicación necesaria, lo que suele provocar la aparición de mayor 
número de lesiones. 
Las lesiones, enfermedades y sanciones de algunos jugadores, que inevitablemente aparecen a lo 
largo de la temporada, hacen obligatorios los cambios en las alineaciones. Se trata de inevitables 
permutas de futbolistas en cada equipo. Otra cosa son las llamadas “rotaciones”, concepto que ha hecho 
su aparición en nuestro fútbol hace ya varias temporadas, y que produce cambios en el equipo titular de 
un partido a otro. Actualmente, todos aplican “rotaciones” como si fuese algo necesario en cualquier caso 
o como si ello significase la panacea para el rendimiento. Entiendo las rotaciones en los equipos que tienen 
competición internacional, que muchos de sus jugadores son convocados por selecciones nacionales y que 
para cada puesto cuentan con varios jugadores con mucha calidad. No entiendo las rotaciones en equipos 
que no tienen estos tres condicionantes porque estos cambios, artificiales y no justificados, provocan una 
merma de rendimiento en el equipo al retirar del campo a jugadores netamente mejores que sus sustitutos 
y al suponer un inconveniente en el afianzamiento del juego colectivo por los constantes cambios de 
actores sobre el escenario. 
jecupi@trainingfutbol.com 
e d i t o r i a l 
Noviembre-2013 nº 213 7
Tema del mes 
Rotar o mantener 
alineaciones 
Para el tema de este mes hemos querido que las exposiciones de los técnicos a los 
que planteamos la cuestión correspondiente nos contesten de manera muy 
concisa. Les hemos solicitado una opinión resumida en una frase corta. Hemos 
tratado de buscar que el concepto se exprese con exactitud y brevedad. Para ello 
planteamos a veinticinco técnicos la pregunta siguiente: ¿Es mejor mantener un bloque 
de jugadores o utilizar a los jugadores según su estado momentáneo de forma? (Jesús 
Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) . 
José Ródenas Carcelén 
Lo que debe hacerse es utilizar a los jugadores que consideres más útiles ante cada 
partido. 
Manuel Pellegrini 
Es importante dar confianza a un grupo de jugadores, pero observando la evolución de 
todos los jugadores de la plantilla. 
Noviembre-2013 nº 213 8
Santiago Coca 
Yo intentaría contar con todos los jugadores según las fases de la temporada. 
Noviembre-2013 nº 213 9 
Antonio Tapia 
Es importante tener un equipo base, y sobre ese equipo base se pueden adoptar 
alternativas. 
Eduardo Domínguez Lago 
Es preferible mantener un bloque, pero teniendo en cuenta en todo momento el estado 
de forma de cada uno de los jugadores para formar parte de ese bloque, por si alguno baja 
en su rendimiento. 
Josu Uribe 
Prefiero que todos los jugadores de la plantilla se sientan partícipes e importantes. 
José Miguel González “Michel” 
Se puede tener una base, pero es importante saber aprovechar a todos los jugadores. 
Jorge Castelo 
Existen tres elementos esenciales que permiten la elección de los jugadores para una 
competición determinada: la capacidad de rendimiento óptimo de los jugadores (su forma 
deportiva), la personalidad de los jugadores expresada en la cooperación con los 
compañeros y la oposición frente a los adversarios, y la conexión entre los jugadores en lo 
que se refiere a la resolución táctica de las situaciones del juego. 
Antonio Fraile 
Pensando en el partido inmediato, he de sacar a los que estén en ese momento en el 
mejor estado de forma. 
Eusebio Sacristán 
Lo importante es sacar provecho de todos los jugadores de la plantilla, que todos se 
sientan importantes y valorados, también aquellos que no juegan todo lo que quisieran. Es 
fundamental que todos estén comprometidos con el equipo.
Noviembre-2013 nº 213 10 
Paco Herrera 
Este es un aspecto muy importante. Se está en el camino, estamos empezando. Todavía 
estamos un poco verdes en decidir que un jugador, por muy importante que sea, puede 
necesitar un momento de descanso. Hay que saber utilizar a todos los jugadores de la 
plantilla. 
Gonzalo Arconada 
La aportación de todos los jugadores de la plantilla a lo largo de la temporada es 
fundamental, en función de su estado de forma y de la estrategia para el partido. 
Unai Émery 
Depende de las circunstancias, no puede preverse una norma fija con antelación. Lo 
mejor es tener a veintidós jugadores bien preparados cada domingo. 
Manuel López López 
Es un criterio justo que jueguen los que mejor estén en cada momento. Pero al final hay 
criterios subjetivos, está claro. Si el entrenador fuera un objeto sería objetivo, pero es un 
sujeto y es subjetivo. 
José Peseiro 
Lo mejor es utilizar a los jugadores según su estado momentáneo de forma. 
Ginés Meléndez 
Depende del objetivo y del lugar donde trabajes. Si tu exigencia es a muy corto plazo, los 
que más en forma están para ese partido. En caso contrario, elegir bien y trabajar con el 
bloque siempre lleva al éxito. 
Xabier Azkargorta 
Para un director de grupo es importante establecer jerarquías internas aceptadas por el 
equipo y formar un bloque. 
Jorge D’Alessandro 
Lo mejor es utilizar los jugadores según su estado de forma.
José Carrascosa 
En una primera fase el equipo necesita asimilar el sistema o idea de juego del entrenador. 
Entonces conviene dar tiempo a un once más estable hasta que interiorice los conceptos. A 
partir de entonces debe ir entrando y saliendo del equipo algún jugador para involucrar a la 
mayoría de los futbolistas, sin que estas rotaciones vayan en detrimento del rendimiento del 
equipo. Lo peligroso es introducir muchos cambios de un partido a otro. 
José Luis Mendilíbar 
Es mejor utilizar un bloque que, poco a poco, se puede ir cambiando. Y no siempre tiene 
que ser la misma gente en todos los cambios. Del once que inicia la liga al once que la 
termina, suelen cambiar varios jugadores. 
José Luis Oltra 
Debemos intentar mantener un bloque utilizando a los jugadores según su momento de 
forma. No hay normas; hay situaciones, contextos. Depende de muchos aspectos. 
Miguel Ángel Portugal 
Es importante dar pronto con un bloque. También es importante aprovechar el estado 
óptimo de forma de cada jugador de la plantilla. 
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Javi Gracia 
Soy partidario de buscar el once ideal para cada domingo. A partir de ahí, debe tenerse 
en cuenta el estado de forma de los jugadores de la plantilla. Por lo tanto, creo que hay que 
valorar las dos cosas. 
Ángel Cappa 
Lo mejor es utilizar un bloque de jugadores. 
Benito Floro 
En el fútbol formativo han de jugar todos. En el competitivo, lo que considere el 
entrenador. A mí me gusta mantener un bloque y modificar sólo lo necesario, eligiendo 
siempre lo que considero más adecuado para ganar el partido.
Conversaciones sobre fútbol 
Hablamos de 
fútbol con… 
Gonzalo 
Cuadrado Sáenz Gonzalo Cuadrado:“Jugando quizás 
puedas mejorar la resistencia, 
pero no los factores de fuerza, porque 
no se aplica un estímulo suficiente a 
los músculos” 
Jesús Cuadrado:“La capacidad de 
aceleración, imprescindible para el 
jugador de fútbol, depende 
fundamentalmente de la fuerza” 
La fuerza en fútbol, y recordatorio 
de planificación y metodología 
Gonzalo Cuadrado Sáenz 
Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. 
Profesor del Máster Profesional en Fútbol (CESFÚTBOL). 
Profesor Titular de Teoría y Práctica del Entrenamiento de la 
Universidad de León. 
Profesor de la Escuela de Entrenadores de Fútbol de Castilla y León. 
Entrenador Nacional de Atletismo. 
Ex-Director del INEF de León. 
Jesús Cuadrado Pino 
Entrenador Nacional de Fútbol. 
Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo. 
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol. 
Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL. 
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol. 
Al final de la conversación se aportan varios conceptos esenciales sobre planificación y metodología, conceptos 
que no deben olvidarse. Pero, fundamentalmente, se habla sobre el entrenamiento de la fuerza en su aplicación 
específica al fútbol. La fuerza, acción del músculo para vencer una resistencia, es la capacidad biomotora por 
excelencia y es imprescindible para el futbolista, que debe vencer constantemente la resistencia de su propio 
cuerpo, vencer la oposición de sus rivales en acciones muy diversas y golpear el balón con intensidad. Gonzalo 
Cuadrado Sáenz es una autoridad en todos los aspectos de metodología para el desarrollo de la condición física 
y para la mejora del rendimiento competitivo, una persona ideal para presentarnos interesantes situaciones en 
el campo del entrenamiento, en general, y en el apartado del entrenamiento de la fuerza, en particular. Gonzalo, 
prestigioso entrenador, profesor y conferenciante, nos desgrana conceptos teóricos y prácticos, muy importantes, 
sobre las cuestiones que le planteamos. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) 
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La fuerza en fútbol 
Jesús Cuadrado.- Muchos especialistas del tema y diversos autores llevan bastante tiempo 
indicando que sólo existe una cualidad condicional, que es la fuerza. De todos modos, es clara la 
aceptación común de que la velocidad es la aplicación de una fuerza. Personalmente creo que, 
además de la fuerza, debe considerarse a la resistencia como otra cualidad condicional básica. 
Gonzalo Cuadrado.- Yo considero que la capacidad es la fuerza. Si la aplicamos muy deprisa, es la 
velocidad. Si la aplicamos muchas veces con cierta intensidad, es la resistencia. El primer caso es fuerza-velocidad, 
el segundo caso es fuerza-resistencia. Pero, en todo caso, el origen es la fuerza. Por ejemplo, 
si entrenamos a un corredor de velocidad sabemos que va a correr muy deprisa en poco tiempo, por eso 
haremos aplicaciones de fuerza muy rápida. Si entreno a un corredor de maratón sabemos que realizará 
aproximadamente cuarenta y dos mil acciones de fuerza, unas cuarenta y dos mil zancadas que implican 
otras tantas contracciones de los grupos musculares que producen la zancada que, en definitiva, son 
acciones de fuerza, por eso en este caso tendremos que aplicar fuerza-resistencia. Sé que es muy 
importante la resistencia, pero estoy cada vez más convencido de que el consumo máximo de oxígeno 
se mejora muy poco. Hay autores que dicen que puede mejorarse sólo hasta un cinco por ciento del nivel 
inicial, y otros dicen que se mejora en un diez o quince por ciento como mucho. 
JC.- Muchos equipos de fútbol realizan lo que llaman “circuitos de fuerza”, que consisten en correr 
de una posta a otra saltando y esquivando obstáculos de diversos tipos. Creo que este tipo de trabajo 
no tiene suficiente estímulo en los grupos musculares para producir un aumento significativo de la 
fuerza específica del futbolista. 
GC.- Esta especie de circuitos no representa un trabajo suficiente. Puede tratarse, más que nada, de 
un trabajo dirigido hacia un tipo de resistencia. Pero, en cualquier caso, carece de las suficientes cargas 
como para estimular el desarrollo eficaz de la fuerza. Esas carreras esquivando o saltando sobre diversos 
obstáculos no representan nivel de estímulo suficiente para mejorar la fuerza. El entrenamiento es una 
cosa muy sencilla: se trata de poner al organismo en situaciones conflictivas para que las resuelva. Saltar 
unas vallitas o esquivar unos conos no produce, en futbolistas de alto nivel, los estímulos suficientes como 
para romper su equilibrio. Estos circuitos pueden considerarse un trabajo de mantenimiento, pero no 
producen una mejora de fuerza. 
JC.- Muchos entrenadores y preparadores físicos pretenden buscar la mejora o aumento de la 
velocidad de sus jugadores realizando, simplemente, estímulos máximos, o sea, carreras a la 
máxima velocidad sobre espacios cortos. Considero que de esta forma no hay aumento de la 
velocidad, no se aplica un estímulo muscular suficiente. 
GC.- Con este modo de trabajo solo podría mejorarse la velocidad en una medida muy pequeña. 
Analizando las manifestaciones de la velocidad, empezamos con el tiempo de reacción, después la 
capacidad de acelerar. Esta capacidad de acelerar es la fundamental en fútbol. El futbolista va a correr a 
máxima velocidad sobre treinta metros, como mucho. Para correr rápido sobre esos treinta metros lo 
fundamental es la fuerza máxima al arrancar. Aquí es importante hacer constar que el futbolista necesita 
la fuerza máxima, pero no trabajada con cargas máximas. El atleta de velocidad parte desde una posición 
de agrupado, de parado, tiene que romper toda la inercia y necesita las cargas máximas en su 
entrenamiento. Sin embargo, el jugador de fútbol se está moviendo continuamente y su fuerza máxima 
no es la misma que la de un corredor de velocidad. No considero necesarias las cargas máximas para 
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el futbolista, aunque necesite la fuerza máxima para ejecutar sus acciones y movimientos. Por otra parte, 
el futbolista necesita también la fuerza explosiva. Hay muchos estudios, como son por ejemplo los de 
Carlo Vittori, que demuestran que un corredor de velocidad de sesenta metros lisos de pista cubierta 
podría entrenar durante toda la temporada sin correr ni un solo metro, simplemente haciendo trabajos de 
reacción, de fuerza máxima y de fuerza explosiva. 
JC.- Llegados a este punto concreto, quiero plantearte si tú consideras que el trabajo de pesas 
con la barra de halterofilia es imprescindible para el desarrollo de la fuerza del jugador de fútbol. 
GC.- Es esencial el trabajo con pesas. En lo referente al 
futbolista me daría lo mismo trabajar con la barra de halterofilia 
que trabajar con máquinas de musculación. Yo, particularmente, 
soy más partidario de la barra de halterofilia porque de esta 
forma conozco exactamente el peso que vence el deportista en 
cada ejercicio. La barra pesa unos kilos concretos y los discos 
pesan unos kilos concretos, pero las máquinas tienen muchos 
rozamientos, y de unas a otras varían mucho esos rozamientos. 
Si siempre se utilizasen las mismas máquinas tendríamos bien 
cogidas las referencias, pero con los cambios de máquinas 
surgen problemas a la hora de establecer las cargas para cada 
ejercicio. Las máquinas, en ejercicios concretos, pueden cargar 
menos sobre algunas zonas corporales, por ejemplo, sobre la 
columna vertebral; si en vez de hacer un trabajo de sentadilla 
con la barra, utilizas una máquina de prensa de piernas, la 
espalda no sufre. Pero los datos que tomas en unas máquinas 
sólo te sirven para esas máquinas y no para otras debido a que 
tendrán rozamientos diferentes y varían las cargas a vencer. 
JC.- En el ámbito del fútbol profesional, cual es el número de sesiones por semana en que debe 
incluirse el trabajo con pesas en el periodo de competición, según tu criterio. 
GC.- Como mínimo, debe hacerse en dos sesiones por semana durante el periodo competitivo. En 
pretemporada deben ser tres sesiones semanales. En la pretemporada más volumen e intensidad, 
mientras que en el periodo de competición el trabajo será de menos intensidad y más corto para buscar 
un desarrollo mucho más específico. Por ejemplo, el método de contrastes es muy eficaz dentro del 
periodo competitivo. 
JC.- Partiendo del ejemplo de que el microciclo semanal tiene un partido de competición y que 
este partido es el domingo, indícanos el día de la semana que te parece más propicio para el 
trabajo más intenso de fuerza, al objeto de llegar con la correspondiente supercompensación al 
inicio del partido. 
GC.- En este caso que me planteas, el trabajo más intenso de fuerza en la semana debe ser el 
miércoles o el jueves, dependiendo de las características de cada jugador. Como norma general hay que 
dejar pasar de cuarenta y ocho a setenta y dos horas desde el final del entrenamiento de fuerza hasta el 
comienzo del partido próximo. 
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JC.- Una frase muy empleada por muchos es: “un elevado y continuado trabajo con cargas puede 
perjudicar e interferir negativamente en la técnica del fútbol”. A mi me parece una aseveración 
errónea y carente de un análisis adecuado. ¿Cuál es tu opinión al respecto? 
GC.- Estamos ante uno de los muchísimos tabúes que hay respecto al entrenamiento con pesas. Se 
dicen muchas cosas que son absolutamente falsas: “que con las pesas se perjudica el crecimiento”, “que 
las pesas te ponen lento”, “que las pesas perjudican el desarrollo técnico”, etc. Todo esto es mentira. Por 
ejemplo, en lo que respecta a la supuesta interferencia entre las pesas y la técnica, sucede que como 
con el trabajo de pesas se producen unas variaciones en el aparato muscular, lo que hay que hacer es 
transferir esas modificaciones al gesto técnico, o sea, realizar la transferencia de fuerza a los movimientos 
y acciones técnicas requeridas en el fútbol. A medida que se produzca la evolución de fuerza, deben 
repetirse los gestos técnicos para que el deportista adapte la condición que tiene en cada momento a las 
acciones que tiene que realizar en la competición. En resumen, con el entrenamiento de pesas siempre 
hay mejora, lo que sucede es que hay que hacer bien el trabajo, respetar la evolución del deportista y 
tener en cuenta las acciones competitivas que de cada especialidad. 
JC- Indícanos el método más apropiado para la mejora de la fuerza 
máxima del futbolista, teniendo siempre en cuenta que la principal 
carga que ha de vencer es el peso de su propio cuerpo. 
GC.- Decíamos antes que para desarrollar la capacidad de aceleración 
del futbolista no es necesario el empleo de cargas máximas. De todas 
maneras, siempre hemos de partir de lo que busquemos en cada jugador. 
Hay jugadores que necesitan más hipertrofia muscular que otros. Hablando 
de futbolistas, en general, para ganar masa muscular debe trabajarse con 
cargas del 70, 75 u 80 por ciento de la carga máxima, haciendo entre 8 y 
12 repeticiones. En el caso del fútbol no nos interesa la tipología de los 
culturistas, pero sí nos interesan jugadores con masa muscular, que tengan 
peso por un componente muscular que empuje. 
JC- Describe y explica los tres o cuatro ejercicios con cargas que estimas esenciales para el 
entrenamiento del futbolista. 
GC.- Siempre hay que partir de la morfología de cada jugador y también de la posición que ocupa en 
el terreno de juego. En términos generales, deben trabajarse todos los músculos extensores del tren 
inferior. También los flexores de rodilla, o sea, los isquiotibiales. También deben trabajase también los 
gemelos y el psoas. Asimismo, se necesita el desarrollo continuado de abdominales y lumbares. 
Resumiendo, los ejercicios que podrían considerarse básicos son los tres siguientes: sentadilla, flexores 
de rodilla y press de banca; que deben estar acompañados siempre de trabajo abdominal. 
JC.- Respecto a los multisaltos, qué valor que les otorgas para el desarrollo de la fuerza y de la 
capacidad de aceleración del jugador de fútbol adulto. 
GC.- Los multisaltos tienen mucho valor, pero siempre en los momentos oportunos. Deben incluirse 
de forma adecuada durante la evolución de la temporada. Primero fuerza máxima con cargas, después 
fuerza explosiva con cargas, a continuación fuerza explosiva con pliometría. Los multisaltos son lo más 
transferible al gesto técnico. El salto horizontal principalmente, porque es la propia zancada y la salida. 
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JC.- Indícanos el protagonismo de la pliometría. 
GC.- La pliometría debe tener mucho protagonismo. Durante el periodo competitivo debe ser el método 
fundamental para el desarrollo de la fuerza explosiva del jugador de fútbol. En este periodo no son 
necesarias muchas cargas, lo prioritario debe ser el trabajo pliométrico. En el caso del fútbol yo enfocaría 
la pliometría más con saltos horizontales. No es necesaria la caída de una altura para provocar el 
siguiente salto inmediato, aunque pueda y deba hacerse en algunas ocasiones. Son muy útiles para el 
futbolista los multisaltos horizontales saliendo de parado. 
JC.- ¿Consideras que los multisaltos pueden sustituir totalmente al trabajo con cargas o crees 
necesaria una combinación de ambos métodos? 
GC.- Es necesaria la combinación de ambos. En un principio de la programación debe incluirse el 
trabajo con cargas para pasar posteriormente a los multisaltos. 
JC.- El trabajo y desarrollo continuado de los músculos abdominales es fundamental. Pero 
observo que cuando se ejecuta una serie de abdominales, se ejecuta inmediatamente otra serie de 
lumbares. Se dice que es para compensar, pero no se tiene en cuenta que los lumbares son mucho 
más fuertes que los abdominales. Además, suelen realizarse los ejercicios de lumbares desde la 
posición de tendido prono y elevando el tronco por detrás, o sea, mal ejecutados y provocando una 
hiperlordosis que puede provocar lesiones como, por ejemplo, osteopatía dinámica de pubis. ¿Cómo 
manejarías tú el trabajo de los abdominales y de los lumbares? 
GC.- Los ejercicios de abdominales deben ser diarios. Pero teniendo cuidado para hacerlos muy bien, 
porque muchas veces confundimos los abdominales con los flexores de la cadera. Levantamos las 
piernas rectas y hacemos otros movimientos erróneos con la pretensión de trabajar los abdominales. El 
recto del abdomen es un músculo flexor del tronco. Por tanto, lo que hay que hacer es eliminar todo el 
trabajo de las piernas partiendo desde una posición vertical de los muslos y sin sujeción sobre las piernas 
para evitar que trabaje el psoas. Partiendo de estas premisas, haremos elevaciones del tronco hacia 
delante o, mejor todavía, levantaremos las caderas hacia atrás. En lo que respecta al tema de los 
lumbares, considero que también hay que trabajarles, pero teniendo en cuenta que solamente con 
mantener la posición erecta ya están trabajando, por lo tanto, hay que ver qué cantidad. Si partes desde 
tendido prono, no hace falta levantar el tronco, porque te estarías cargando las apófisis vertebrales, basta 
con un simple despegue del suelo, con despegar el tronco del suelo manteniéndole recto. Uno de los 
problemas habituales es que sólo se focaliza el trabajo en los lumbares. Si se realiza mal este trabajo 
chocan las apófisis vertebrales y se producen las lumbalgias. 
JC.- Muchas de las lesiones musculares en el fútbol, la mayoría, no son de los grupos musculares 
principales, de los que desarrollan las acciones específicas, sino que son de sus antagonistas o 
sinérgicos. Lesiones de los isquiotibiales y de los abductores son habituales. Se necesita el trabajo 
periódico y constante de estos grupos musculares que son antagonistas y sinérgicos de los grupos 
musculares ejecutores de las acciones principales. 
GC.- Deben trabajarse tanto los grupos musculares agonistas como los grupos musculares 
antagonistas. Es necesario el trabajo continuado de ambos, porque el movimiento de uno va acompañado 
del movimiento del otro. Hace tiempo realizamos un estudio sobre la supuesta descompensación entre 
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el 
Jesús Cuadrado:“En cada partido se realizan muchas repeticiones de 
acciones de fuerza, es muy necesario el entrenamiento de 
resistencia a la fuerza” 
cuadriceps y los isquiotibiales en el caso de los futbolistas y dedujimos que esa supuesta 
descompensación no es tal, pero me gustaría seguir con este análisis en equipos profesionales para 
extraer más conclusiones al respecto. No se trata de una prueba complicada, es algo muy sencillo, se 
trata de hacer dos ejercicios muy rápidos con cada jugador (carga máxima con extensores y carga 
máxima con flexores), y no se interrumpe el trabajo del equipo. Si algún entrenador quiere, nosotros 
estamos dispuestos. Sería interesante para valorar con más precisión el análisis que ya hemos realizado. 
Creo que en muchos casos las lesiones de los antagonistas, por ejemplo de los isquiotibiales, se 
producen más por descoordinación en los movimientos. 
JC.- La capacidad de aceleración, imprescindible para el jugador de fútbol, depende 
fundamentalmente de la fuerza. De forma muy concisa, indícanos como debe desarrollarse. 
GC.- Tanto en la pretemporada como en los comienzos de la temporada debe desarrollarse a través 
del trabajo de fuerza máxima. Después, debe hacerse a través del trabajo de fuerza explosiva. Al principio 
podemos desarrollarla con cargas submáximas y con el método de contrastes. Más adelante con el 
trabajo pliométrico, dejando las barras de pesas y empezando con la pliometría, que es un método muy 
interesante para los futbolistas. 
JC.- Indícanos los planteamientos y los métodos para entrenar la velocidad del equipo. 
GC.- Primero hay que desarrollar la velocidad de cada jugador y después hay que adaptarla a los 
elementos técnicos. Debe coordinarse muy bien el trabajo del entrenador y el trabajo del preparador 
físico. Hay que trabajar la velocidad de reacción con estímulos específicos del juego y con la referencia 
del balón. Hay que trabajar la capacidad de aceleración con trabajos de fuerza máxima y de fuerza 
explosiva. Después debe desarrollarse la velocidad del equipo partiendo de trabajar la anticipación 
adaptada a las circunstancias que se van a dar en el partido y de desarrollar jugadas preparadas en las 
que el jugador analice el movimiento y sea capaz de reaccionar. Esto sería lo fundamental. 
JC.- Teniendo en cuenta que en cada partido se realizan muchas repeticiones de acciones de 
fuerza, es muy necesario el entrenamiento de resistencia a la fuerza. 
GC.- Dentro del entrenamiento hay tres tipos de resistencia a la fuerza: resistencia a la fuerza máxima, 
resistencia a la fuerza explosiva y resistencia a la fuerza-velocidad. El jugador de fútbol realiza diez, doce 
o quince zancadas en cada desplazamiento, y tiene que hacer estos desplazamientos muy rápidos y 
muchas veces. Tomados aisladamente son acciones de fuerza-velocidad y tomados en su conjunto se 
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trata de resistencia a la fuerza-velocidad. Por tanto, el futbolista tendrá que entrenar la resistencia a la 
fuerza-velocidad. Ésta se desarrolla mediante trabajos con cargas del cuarenta al sesenta por ciento de 
la carga máxima y con un elevado número de repeticiones, hasta veinte repeticiones por cada ejercicio. 
JC.- Para resumir lo tratado hasta aquí, indícanos una perspectiva global para el entrenamiento 
de la fuerza específica en fútbol. 
GC.- Respecto al trabajo de fuerza, el fútbol necesita como base la fuerza máxima. En ello hay que 
basarse para mejorar los otros tipos de fuerza. Repito, porque quiero dejarlo claro, que no hay porqué 
utilizar cargas máximas para el desarrollo de la fuerza máxima. La fuerza máxima de cada uno puede 
mejorarse con cargas máximas (del 90 al 100 %) o con cargas más pequeñas (60, 70, 75 u 80 %, 
dependiendo de las características de cada persona). Considero que un jugador de fútbol no necesita 
emplear cargas del 100 %, ni siquiera del 95 ni del 90 %. Con el 70 ó el 75 % le sobra para empezar. Una 
vez que ya tiene la base de fuerza máxima, como las acciones que hace fundamentalmente son de 
capacidad de aceleración, tiene que mejorar la fuerza explosiva. Dentro de la fuerza explosiva existen 
varios métodos, y el método de contrastes es muy bueno. También es eficaz el trabajo de pliometría. En 
cuanto a la planificación: en pretemporada se trabajará fundamentalmente la fuerza máxima (yo entiendo 
por pretemporada más de las seis o siete semanas que se indican, siguiendo unas tres semanas más 
dentro de la temporada de competición para completar diez semanas en este tipo de trabajo); después 
vendría el trabajo de fuerza explosiva y, por último, el trabajo pliométrico en base a multisaltos. En cuanto 
a ejercicios: para los jugadores de campo desarrollo de musculatura extensora de miembros inferiores 
con squats o prensa en la máquina y trabajos de compensación del tren superior con press de banca; 
con los porteros añadiríamos más trabajo del tren superior y, en general, buscando más hipertrofia. 
Noviembre-2013 nº 213 18
Gonzalo Cuadrado:“La fuerza es absolutamente necesaria, lo que hay 
que hacer es acoplar fuerza y técnica” 
JC.- Hay varios tópicos que circulan por ahí sobre el entrenamiento de la fuerza en fútbol. Yo no 
estoy en absoluto de acuerdo con ellos, pero te pido que nos hagas tú una reflexión sobre cuatro, 
en concreto, que te planteo a continuación. Este es el primero: “El trabajo con cargas perjudica a 
la técnica” 
GC.- Es totalmente falso, no tiene nada que ver. Inmediatamente de terminar un trabajo con pesas 
puede ser que la musculatura del jugador, en ese instante, tenga ciertas dificultades para realizar bien un 
gesto técnico. Pero solo será inmediatamente de acabar el trabajo de fuerza y es debido a que tiene los 
músculos un poco cansados, lógicamente. Pero también te digo que el jugador tiene que ejecutar 
acciones durante el partido cuando está cansado, no sirve sólo con hacer bien el primer pase, por 
ejemplo. La fuerza es absolutamente necesaria, lo que hay que hacer es acoplar fuerza y técnica. 
JC.- “El gimnasio es una pérdida de tiempo” 
GC.- Es totalmente al revés. A los niveles que se compite en la actualidad, es fundamental el gimnasio. 
La fuerza es una capacidad necesaria. Tú conoces bien mi criterio: la fuerza es “la” capacidad, el resto son 
aplicaciones de la fuerza. El trabajo con sobrecargas buscando la mejora de la fuerza resulta fundamental 
en cualquier deporte, aunque puede trabajarse en el gimnasio o al aire libre o en el mismo campo. 
JC.- “Simplemente jugando, mis jugadores desarrollan bien la fuerza” 
GC.- De esa forma únicamente desarrollan una fuerza de mantenimiento. Jugando se desplazan 
manteniendo el peso de su cuerpo, pero el organismo necesita unas cargas más altas para mejorar. El 
entrenamiento consiste en someter al organismo a unas cargas que rompan su equilibrio para que 
reaccione y supercompense. Si no aplicamos una carga o unos componentes que rompan ese equilibrio, 
en ningún momento habrá mejora. Jugando quizás puedas mejorar la resistencia, pero no los factores de 
fuerza, porque no se aplica un estímulo suficiente a los músculos. 
JC.- “No hago multisaltos porque los jugadores se lesionan” 
GC.- Como ocurre con todo, los multisaltos pueden lesionar si se hacen mal. Yo tengo una frase muy 
explicativa: “nunca mata una bala, mata la velocidad que lleva la bala”. No son malos los multisaltos, lo 
malo es no hacerlos correctamente. Si los hago sobre terrenos que no son adecuados o que son 
demasiado duros, si los hago con personas que no están suficientemente preparadas, claro que pueden 
lesionar. Este es el problema. Pero los multisaltos, en sí, son una técnica utilizada por todos los deportistas 
de todo el mundo. Es cierto que suponen una exigencia grande para tendones, ligamentos y para toda la 
articulación. Por tanto, previamente, en las etapas de evolución del deportista debe hacerse un trabajo 
para fortalecimiento de las articulaciones. Además, los multisaltos deben trabajarse con una progresión 
adecuada. Los multisaltos, en sí mismos, no lesionan y son muy eficaces; lo que puede llegar a lesionar 
es hacer un mal uso de ellos. 
Noviembre-2013 nº 213 19
Recordatorio de planificación y metodología 
Jesús Cuadrado.- Según la teoría del entrenamiento deportivo, el estado óptimo de forma no dura 
mucho tiempo, sin embargo, en el fútbol hay que rendir al máximo casi todo el año, ¿puede 
elaborarse una planificación específica en el fútbol que asegure el mantenimiento de un estado ideal 
de forma durante toda la temporada? 
Gonzalo Cuadrado.- Es imposible mantener la forma toda la temporada. No es que sea complicado, 
es imposible. Lo que puede hacerse es un tipo de trabajo para que el jugador alcance un estado de forma 
que no sea el óptimo, pero que sea bastante adecuado. A partir de ahí irá evaluando la carga de trabajo 
para que cada uno desarrolle la mejor forma posible en función de sus características, los más explosivos 
y rápidos la alcanzarán antes, los de tipo más lento la alcanzarán más tarde. En cada momento deberían 
jugar los que hayan conseguido el estado de forma. Lo ideal es realizar una planificación para llevar a los 
jugadores a un rendimiento no óptimo pero sí aceptable y desde ese punto, con el entrenamiento diario 
y semanal, que vayan saltando al estado de forma ideal. 
JC.- ¿Para diseñar la planificación es necesario conocer con antelación el calendario de 
competición en relación a las características de los equipos a los que nos enfrentamos en cada 
fecha, o este dato no tiene trascendencia para ti? 
GC.- Se considera por muchos que lo fundamental es el calendario, pero yo no lo creo así. Lo 
fundamental es la persona. ¿Qué me importa a mí que el calendario competitivo empiece mañana o 
pasado si los jugadores van a tardar varios meses en coger la forma? Lo que tenemos que saber, como 
preparadores, es cómo y en cuánto tiempo alcanzarán la forma cada uno de nuestros jugadores. Hay que 
diseñar la planificación en función de los jugadores, de sus características de adaptación. Por mucho que 
nos plateemos una fecha concreta para buscar el máximo rendimiento de un jugador, si este jugador tarda 
en coger el estado de forma, no le cogerá en una semana o en un periodo de tiempo que establezcamos. 
Ahora bien, si se trata de un jugador que coge la forma muy rápido, lo podremos conseguir. Pero lo 
fundamental a la hora de planificar el entrenamiento es la persona. 
JC.- ¿Las modificaciones que se introducen en la planificación prevista hay que hacerlas en 
función de los resultados o en función de las variaciones de rendimiento observadas en los 
jugadores? 
GC.- Se trata de lo mismo que comentábamos en el planteamiento anterior. Estamos trabajando con 
personas. Lo fundamental es la persona. Por mucho que quieras hacer, pase lo que pase, se gane o se 
pierda, si el organismo de esa persona no está en ese momento en una predisposición fisiológica para 
acceder al máximo rendimiento, no conseguirás tus objetivos. La base de partida es la persona. 
JC.- Hablemos ahora un poco de un tipo de planificación que no es nuevo, lleva ya bastantes años 
en circulación, aunque parece que muchos lo han conocido hace poco. Se trata del entrenamiento 
por bloques, el llamado ATR, que se distribuye en mesociclos de acumulación, transformación y 
realización. Hace mucho tiempo yo planteé que, adaptándolo bien, este tipo de planificación podría 
ser de mucha utilidad en deportes de equipo y concretamente en fútbol. 
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GC.- Para los deportes individuales este tipo de planificación del entrenamiento, el ATR, me parece 
maravilloso. Pero para los deportes colectivos no acaba de convencerme, por mucho que he leído y 
estudiado sobre el tema. 
JC.- Indícanos los factores que hay que ir modulando en los entrenamientos para conseguir una 
progresión en la mejora del rendimiento a lo largo de la temporada. 
GC.- Debemos ir jugando con todos los componentes de la carga. También han de tenerse en cuenta 
las capacidades. En un principio debe comenzarse con todo aquello que tiene más efecto general, como 
la fuerza máxima y la resistencia de tipo aeróbico. Debe iniciarse con mucho volumen de carga, para 
finalizar con mucho menos volumen y mucha más intensidad. Dentro de los componentes de la carga, 
empezamos trabajando el volumen. Después trabajamos la densidad, es decir, disminuimos las pausas 
de recuperación. Por último, damos protagonismo a la intensidad, desarrollando intensidades muy 
elevadas, que es lo que tiene que hacer un deportista en época de competición. 
JC.- ¿Crees compatible una metodología que nos permita lograr un gran equipo a largo plazo y la 
obtención de resultados inmediatos? ¿Pueden conseguirse resultados en el presente cuando se 
está entrenando para sentar las bases en un futuro? 
GC.- Lo creo compatible. Se pueden conseguir. Lo que pasa es que si estás trabajando con gente a 
largo plazo, el resultado que debes plantearte no es el “0-1” ó el “1-0”, sino que los jugadores consigan 
aquello que tú quieres. Si sólo se entiende por resultados ganar los partidos, es evidente que tendrás más 
Noviembre-2013 nº 213 21
dificultades para ganarlos con gente que se está formando que con gente que ya está formada. No 
obstante, en una temporada creo que pueden conseguirse buenos resultados al tiempo que se sientan 
las bases a medio o largo plazo. Los jugadores alcanzarán el estado de forma correspondiente al trabajo 
que estás haciendo. Pero en todo caso no debe fijarse como objetivo el ganar uno o dos partidos, hay 
que plantearse en cada temporada objetivos de determinados incrementos de condición física, de 
condición técnica y de aprendizajes tácticos, y estos resultados les obtienes. El problema es que estamos 
hablando de un deporte en el que el resultado lo da el marcador. Pero pienso que se pueden obtener 
perfectamente buenos resultados haciendo un trabajo progresivo. 
JC.- Los ejercicios con balón, como búsqueda de la transferencia a la competición constituyen un 
entrenamiento esencial para el futbolista. Pero creo que en muchos casos se está aplicando el 
entrenamiento con balón sin ninguna valoración y sin ningún criterio. Me refiero, en este caso, a que 
los ejercicios realizados con balón nos aportan un trabajo técnico y táctico que puede estar muy claro 
y, sin embargo, en muchos casos no se conoce de forma objetiva la carga de trabajo físico que 
representa cada ejercicio ni el metabolismo que se está desarrollando. 
GC.- Siempre parto de la premisa de que en un deporte colectivo lo fundamental es la técnica. Si no 
fuese así, los mejores jugadores serían los atletas. El problema es que, una vez que ya se tiene adquirida 
la técnica, es importante la condición física. Cuando planteo un trabajo de condición física, tengo que 
hacerlo con arreglo a unos criterios, que son las cargas del entrenamiento. Si utilizo normalmente el balón 
como herramienta, no tengo un criterio claro para objetivar esas cargas que quiero. Cuando un jugador 
realiza un ejercicio con balón no se puede cuantificar exactamente la intensidad, la duración y el volumen 
de carga. Hay momentos en los que deben aplicarse las cargas bien cuantificadas, prescindiendo del 
balón; en otros momentos se pueden hacer perfectamente trabajos con balón, lo que se denomina 
entrenamiento globalizado. Repito que, en muchos casos, hay que controlar la carga, y con el balón 
resulta muy difícil. 
JC.- Creo que una solución podría ser hacer aisladamente el trabajo donde quiera controlarse bien 
la carga y, a continuación, realizar ejercicios con balón para conseguir una buena transferencia. 
GC.- Los principios fundamentales del entrenamiento incluyen la versatilidad de la carga. Ahí se 
expresa cómo deben coordinarse la condición física y la condición técnica: trabaja por una parte la 
técnica, trabaja por otra parte la física, y luego junta las dos. Pero primero has trabajado cada una por 
separado y después las unes. Por ejemplo, en la formación de un futbolista separo la condición técnica 
para entrenarla, separo la condición táctica para entrenarla, y cuando ya tiene asumidas las dos, puedo 
trabajar combinando ambas. 
JC.- Las ciencias del entrenamiento que se aplican a la metodología de los deportes individuales 
¿son suficientes para lograr el mejor estado de condición física en los deportes colectivos? 
GC.- Las ciencias son válidas para todos, el problema está en que casi todos los estudios y trabajos 
están desarrollados en deportes individuales. Hay que seguir estudiando y trabajando para aplicar la 
planificación y la metodología a las particularidades que tiene los deportes colectivos. Un atleta corre hoy 
pero no corre hasta que pase un determinado tiempo, un futbolista tiene muy próximos cada uno de los 
partidos de competición. Un futbolista, o cualquier jugador de equipo, tiene que tomar decisiones rápidas 
en función de compañeros y rivales. En los deportes de equipo y de oposición se producen contactos 
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directos y choques. Las recuperaciones de un 
deporte individual y de un deporte de equipo 
son distintas. Hace falta el desarrollo de 
muchos trabajos sobre este tema. Hay muy 
poco publicado y apenas existen autores 
que se dediquen a estudiar con exactitud 
los deportes colectivos. El problema es que 
los investigadores o autores tenemos muy 
difícil acceder a los deportes colectivos, 
y principalmente al fútbol, para analizar 
situaciones concretas podemos acceder a 
equipos juveniles, cadetes o de aficionados, 
y ahí las circunstancias de rendimiento y 
dedicación son muy distintas a las de los 
profesionales. Es muy difícil que te dejen 
trabajar en el ámbito del fútbol profesional, 
donde pueden analizarse las cosas con criterios 
más coherentes. Pero los entrenadores no te 
permiten estar observando y haciendo cosas 
durante el entrenamiento de sus equipos, 
porque están sometidos a mucha presión y 
jugándose la temporada. Resulta que los pocos trabajos que se realizan están basados en equipos de 
categorías menores o en equipos de aficionados donde los jugadores trabajan y no tienen una dedicación 
continuada al entrenamiento y a la competición. Nada tiene que ver un cadete o un jugador de regionales 
con un jugador profesional de Primera o Segunda División. El resultado es que la investigación que se 
está haciendo es totalmente inespecífica. 
JC.- ¿Consideras que el entrenamiento globalizado incluye el desarrollo de todas las capacidades 
de rendimiento que el futbolista requiere? 
GC.- El problema radica en que hay muchas capacidades que no se pueden trabajar de forma 
globalizada. ¿Cómo trabajas la fuerza máxima de forma globalizada? Hay capacidades que no pueden 
trabajarse así. Lo que yo planteo es que en un principio se trabaje de forma más analítica y después se 
una simultáneamente el trabajo técnico y táctico. Pero hay capacidades que no se pueden trabajar con 
tareas globalizadas. Por ejemplo, la fuerza máxima no se puede trabajar de forma globalizada. Respecto 
a la fuerza-resistencia habría que ver cómo podría trabajarse de esa manera, aunque es difícil. El 
modelo globalizado puede valer para determinadas capacidades, pero no para todas. La velocidad 
máxima tampoco puede trabajarse así, se podrá trabajar la velocidad conduciendo el balón, no la 
velocidad máxima. 
JC.- ¿Pueden reproducirse en el entrenamiento todas las exigencias y condicionantes del partido 
de competición? 
GC.- Te puedes aproximar, pero los condicionantes no son los mismos. La propia tensión psicológica 
que tiene la competición no la tiene el entrenamiento. El contrario que tienes enfrente es tu compañero, 
no es tu contrario real. Varían muchas circunstancias. Los jugadores no ponen la misma intensidad de 
trabajo en el entrenamiento que en la competición. 
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M E T O D O L O G Í A 
Taxonomía 
de los 
métodos 
de entrenamiento (I) 
Por Jorge Castelo 
Entrenador Nacional de Fútbol. 
Doctor en Ciencias del Deporte. 
Profesor de Metodología del Entrenamiento en la Universidad de Lisboa. 
Ex-Entrenador Adjunto del Benfica y del Sporting de Lisboa. 
Profesor de CESFÚTBOL. 
En un completo, interesante y muy detallado trabajo, Jorge Castelo nos presenta una clasificación 
y organización de los métodos de entrenamiento. Lo describe con relación a diversos apartados, como 
son: conceptos básicos, objetivos de la aplicación, reglas para la construcción de tareas, ciclos de 
aplicación, limitaciones e interacciones, principios de orientación, clases, transferencia al juego, 
esquemas, patrones de juego, dimensiones funcionales, y el protagonismo del balón. Se trata de la 
primera parte del tema que se trata, y que tendrá su colofón con una segunda parte que publicaremos 
en el próximo número. Buen documento el que nos ofrece este magnífico técnico portugués, colaborador 
habitual de nuestra publicación. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) 
Al desarrollarse y perfeccionarse nuevas concepciones y prácticas del juego del fútbol el 
resultado ha sido el surgimiento de diferentes métodos de entrenamiento específico, los cuales 
divergen entre sí por un determinando perímetro conceptual, por la concreción de los objetivos 
de juego a alcanzar y por las reglas de construcción, momentos y limitaciones de su aplicación. Ante 
este panorama es importante clasificarlos. La taxonomía más conocida y difundida a lo largo del 
tiempo (y aún muy presente) y que realmente afecta a todas o casi todas las modalidades deportivas 
está basada en tres elementos fundamentales: el técnico (la acción realizada), el físico (los 
componentes de soporte a la acción) y el psicológico (lo referido a la decisión/ y control de la acción). 
Serían los elementos elegidos y aceptados por la generalidad de las personas que gravitan en torno 
al fenómeno deportivo. Fundamentalmente porque, de forma intuitiva, son los elementos más visibles 
cuando observamos a cualquier practicante o a cualquier equipo tanto en su proceso de 
Noviembre-2013 nº 213 24
entrenamiento como en competición. De todos modos, para las modalidades de carácter colectivo, 
en las cuales se observan a los jugadores en interacción con los compañeros y en oposición con los 
adversarios, tenemos la necesidad de dar importancia y explorar otros dos elementos esenciales: el 
táctico (la dinámica de decisión y de comportamiento que fluye derivada de un entorno en constante 
transformación) y el estratégico (la preparación de los jugadores para los diferentes escenarios 
plausibles que se dan en la competición). 
Esta taxonomía basada en cinco elementos se ha ido desarrollando y evolucionando con la 
intención de sistematizar y mejorar el conocimiento de las diferentes modalidades deportivas, pero 
también para facilitar la comunicación entre directores deportivos, entrenadores, jugadores, 
periodistas, etc., a través de un lenguaje sintético y de fácil y rápido entendimiento. Sin embargo, a 
pesar de todo el esfuerzo intelectual invertido, estos elementos básicos no terminan de discriminar ni 
consiguen, en la mayoría de los casos, responder de forma concreta a las necesidades específicas 
de cada modalidad deportiva conocida. Las razones de este hecho se basan precisamente en el 
elevado nivel de especificidad que han alcanzado con el paso del tiempo las modalidades deportivas 
más evolucionadas, obligando a nuevas formas de reconocimiento de sus realidades competitivas, 
tanto como de los correspondientes procesos de preparación. Veamos un simple ejemplo: si 
observamos a un atacante conduciendo el balón por el espacio de juego, verificamos que desarrollará 
decisiones e interacciones de mayor o menor complejidad en función del número de opciones 
estratégico-tácticas elaboradas por sus compañeros y también de una mayor presión defensiva de 
sus rivales, que tratan de reducirle el espectro decisorio-motor. Dicho de otra manera, los diferentes 
flujos de información que brotan desde la emergencia de las complicaciones del juego en constante 
transformación se proyectan en el cuadro de una mayor o menor complejidad de comportamiento, 
transitándose rápidamente entre situaciones-problemas con diferentes grados de resolución. 
Entendido esto, se hace importante desarrollar otras formas de clasificación que produzcan impactos 
mucho más expresivos y específicos desde el punto de vista estructural y funcional, para un 
conocimiento profundo de cada modalidad y, consecuentemente, promover su desarrollo en el 
panorama del proceso de entrenamiento de los individuos y de los equipos. Es a través de este 
conocimiento profundizado como se conceptúan y se hacen operacionales contextos situacionales, 
reproduciendo la funcionalidad de las conexiones entre informaciones relevantes y acciones 
específicas del juego, con vistas a la correcta evolución y transformación de la competición deportiva. 
En lo referido al fútbol, además de la importancia atribuida a esta taxonomía básica, ha sido por 
la constante búsqueda de la victoria y porque los entrenadores han sentido la necesidad de 
experimentar otras formas de clasificación de los elementos básicos del juego pero también, y 
ciertamente más importante, por los diversificados patrones que emergen en virtud de las múltiples y 
complejas posibilidades de interacción entre estos elementos, dando lugar a una mejor funcionalidad. 
No es casual utilizar denominaciones más integradoras para definir cada fenómeno de juego, como 
términos del género “acciones táctico-técnicas”, “planos estratégico-tácticos”, “acciones colectivas 
en regímenes aeróbicos”, etc., los cuales manifiestan la intención de asociar partes del todo, dándoles 
inmediatamente un orden de sucesión en el proceso de entrenamiento o competición. Partiendo 
desde esta perspectiva, se han ido formulando y reformulando conceptos del juego del fútbol con la 
intención de descomponer y reorganizar diferentes formas de sistematización de los datos de análisis, 
estableciéndose, por ejemplo, conceptos como: las fases (ataque-defensa), las etapas (construcción-creación- 
finalización) y los momentos de juego (transición defensa-ataque y ataque-defensa). De esta 
manera, al introducirse nuevas ideas y conceptos, se enmarcaron diferenciadamente no sólo sus 
contornos, sino también sus dinámicas interactivas contenidas en amplios parámetros de carácter 
estratégico-táctico. Descifrando constantemente los códigos esenciales a la naturaleza del juego 
percibiendo como éstos se han ido transformando y evolucionando hasta la actualidad, y 
pronosticando la forma de cómo se irán a perfeccionar y desarrollar en un futuro próximo, se abre una 
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nueva perspectiva con impactos determinantes en la direccionalidad de los procesos de preparación 
de los jugadores y de los equipos. Desvelándose así nuevas concepciones y prácticas del juego 
futbolístico sin romper su lógica interna (que es producto de la interacción de sus reglas y de las 
posibilidades de acción permitidas y explotadas por los jugadores en diferentes proporciones de 
carácter estratégico, táctico, técnico y físico), y de ahí resultan diferentes métodos específicos de 
entrenamiento, los cuales divergen entre sí por un determinado perímetro conceptual, por la 
concreción de los objetivos generales y particulares a alcanzar jugando, y también por reglas de 
construcción, momentos y limitaciones de su aplicación. En definitiva, en el proceso de entrenamiento 
se pretende que la esencia del juego en sus diferentes vertientes sea devuelto a los jugadores para 
que éstos lo entiendan de forma íntima, sabiendo de las razones de sus elecciones basadas en la 
alteración constante de los flujos informacionales, en la posibilidad-libertad de decidirse y actuar en 
un momento concreto, interfiriendo positivamente en la alteración de un futuro que queremos que se 
dé, pasando también por el gusto y el placer de la irreversibilidad de su realización (cada momento 
del juego es único e irreversible). 
Taxonomía, exclusividad y universalidad 
Una taxonomía clasifica y organiza. En el caso del proceso de entrenamiento del juego del fútbol 
esta clasificación es posible en virtud de la originalidad y unicidad de cada método, debiendo 
pertenecer a una y sólo una categoría o clase (exclusividad) y contener propiedades, señales y 
relaciones comunes dentro de ésta, permitiendo así que tal categorización sea posible 
(individualización). 
El significado básico de la palabra taxonomía es clasificar o categorizar. Sin embargo, puede tener 
también un sentido más amplio, refiriéndose a los principios orientadores que rigen esa misma 
clasificación. En el tema que nos ocupa nuestra intención es clasificar y ordenar toda una panoplia de 
métodos y medios con carácter general y específico que existen en el ámbito del entrenamiento 
futbolístico. Estableciendo y simultáneamente respetando un conjunto de reglas orientadoras bajo las 
cuales se asientan presupuestos lógicos e inteligibles, soportados por conocimientos del juego 
actualizados. En este sentido, la presente taxonomía clasifica métodos de entrenamiento, pero 
también sus divisiones, ordenándolas funcionalmente según conceptos, o sea, sobre una idea o 
representación general. No obstante, por muchas reflexiones que podamos realizar, es importante que 
desde un primer momento respetemos dos atributos esenciales de la materia que se analiza: la 
exclusividad y la universalidad. La exclusividad, esto es, el hecho de que a pesar de semejanzas 
estructurales y posibles superposiciones funcionales cada método de entrenamiento es original y 
único, debiendo pertenecer a una y sólo una categoría o clase. La universalidad, por cuya virtud todos 
los métodos de entrenamiento utilizados contienen propiedades, señas y relaciones comunes, que 
permiten que su categorización sea posible. 
A partir de estos dos atributos y del arco conceptual de los métodos de entrenamiento, nos 
enfrentaremos abiertamente a los objetivos generales y particulares a alcanzar con su aplicación, a las 
reglas operacionales que se ajustan al concepto y objetivos a concretar, a los tiempos de la sesión o del 
microciclo dirigidos a todo un potencial de capacidades acumuladas por los jugadores y por los equipos, 
a las limitaciones que todos y cada uno de los métodos de entrenamiento (por no existir ningún método 
que contenga en sí mismo todos los ingredientes esenciales que afectan al desarrollo y evolución de 
jugadores y equipos) y, finalmente, a las interacciones más o menos robustas en términos de afinidad 
lógica (de carácter estructural y funcional), inteligible (conexión entre las informaciones relevantes y las 
interacciones motoras) y metodológica (transferencia positiva y significativa entre los procesos de 
entrenamiento y competición) existentes entre los diversos métodos. 
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Esta afinidad lógica deriva del hecho de que tienen una procedencia común, porque su concepción 
no puede devenir sino de aquella forma que lleva a la perfección en el proceso de entrenamiento: la 
observación del propio “juego”. Y cuanto más queramos perfeccionar los métodos de entrenamiento, 
más debemos aumentar la complejidad de la decisión, del comportamiento y de la relación, yendo de 
lo menos a lo más complejo, de lo menos a lo más próximo a la realidad competitiva, de lo más 
concreto y perceptible a lo más abstracto e intangible. Esto significa, ni más ni menos, que cualquier 
aproximación del método de entrenamiento a la realidad del juego ha de transitar y desenvolverse en 
una lógica inteligible que implica incrementar la complejidad de decisión y la complejidad motora. 
No es de extrañar que para conseguirlo haya que determinar ciertos condicionantes en los 
ejercicios que no forman parte del reglamento del fútbol. Por ejemplo, cuando imponemos un 
número de contactos con el balón 
en cada acción, cuando fijamos un 
número de pases en cada proceso 
de ataque, o cuando fijamos un 
tiempo límite para finalizar un 
contraataque, etc.; prescripciones 
éstas que posibilitan el surgimiento 
de escenarios o complicaciones 
situacionales de entrenamiento cuya 
aplicación sistemática a lo largo del 
proceso de entrenamiento se 
convierten en hábitos o rutinas de 
trabajo, manteniendo conexiones 
específicas entre la información 
que proporciona el entorno y las 
acciones a realizar en el juego, 
convirtiéndose en esenciales para el 
desarrollo o para el mantenimiento 
de las prestaciones competitivas. 
En conclusión, los métodos específicos de entrenamiento para el juego futbolístico se asumen 
como escenarios para la preparación de jugadores y equipos, y hay que saber orientarlos en 
determinado sentido para que particularicen un tipo concreto de organización del equipo. 
Paralelamente a la concepción de escenarios se desarrolla un tipo específico de complicación 
estratégico-táctica, constriñendo las decisiones-acciones de los jugadores, induciéndoles a explorar 
nuevas informaciones y a ejecutar soluciones creativas de la situación-problema, aumentando sus 
posibilidades de acción. Al referirnos a la complicación estratégico-táctica intentamos establecer un 
sustento lógico y racional del desarrollo de los acontecimientos en un cuadro temporal centrado en 
un conflicto (cooperación-oposición) con determinado nivel de tensión. 
La aplicación de cualquier método de entrenamiento debe orientar las acciones exploratorias de 
los jugadores para que se mantengan concentrados en las informaciones relevantes, no dejando el 
proceso de aprendizaje sin un fin específico sino, al contrario, organizarlo didáctica y 
metodológicamente en función de objetivos previamente definidos. En presencia de una ecuación 
dada, el proceso de entrenamiento implica una estructuración pertinente y permanente (a lo largo de 
una sesión o en el continuo de diferentes sesiones) de las tareas estratégico-tácticas propuestas por 
el entrenador, unidas a una selección y transformación de fuentes de información disponibles en los 
escenarios y complejidades definidos por los métodos específicos aplicados. Uno de los objetivos en 
su desarrollo práctico pasa por el hecho de que los jugadores investiguen activamente sobre las 
informaciones relevantes y no se limiten a recibirlas pasivamente, para así afinar en su percepción, 
explorando las soluciones más eficaces en cada momento del juego. 
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Perímetro conceptual de los métodos de entrenamiento 
Para la concreción de los objetivos propuestos es importante que en un primer momento 
aseguremos con la máxima precisión posible el perímetro conceptual de cada método de 
entrenamiento, fundamentalmente en lo que se refiere a las situaciones y contextos específicos en el 
que éstos se presentan en la competición. Sólo de esta manera será posible demarcar claramente una 
identidad para cada método de entrenamiento y, simultáneamente, una integridad metodológica en la 
que se apoyen los presupuestos esenciales para su concepción y operatividad en el marco de una 
lógica transformativa emanada por la realidad competitiva. Expliquémonos: una realidad en 
transformación no se contiene en sí misma, se extiende al frente rumbo a un futuro deseado, siendo 
trabajada en el presente. Todo desarrollo del ser humano, individual o colectivamente, es construido 
en torno a la habilidad de comprender el presente proyectándolo hacia el futuro. Esto significa que, 
aunque busquemos la identidad e integridad de cada método de entrenamiento, tenemos la 
convicción de que éstos se transforman continuamente a lo largo del proceso de preparación de 
jugadores y equipos en una dirección absolutamente determinante y objetiva: la competición. 
En la línea del presente razonamiento, cualquier método de entrenamiento en el marco de su 
representación evolutiva, sea para el mantenimiento de la posesión del balón, sea para la concreción 
del objetivo del juego (finalización), sea para el perfeccionamiento técnico, etc., será dirigido hacia la 
especificidad de la lógica competitiva, pues ésta es y será la matriz o raíz fundamental de cualquier 
método de entrenamiento del juego del fútbol. Dicho de otra forma, cualquier método específico de 
entrenamiento debe tener en cuenta tres presupuestos esenciales. En el primero es fundamental 
establecer una correcta secuenciación metodológica en el marco de la sesión de entrenamiento del 
microciclo de preparación. En el segundo presupuesto se debe velar por mantener una elevada 
congruencia entre la dinámica evolutiva de cada método de entrenamiento y la lógica interna del juego 
o del modelo que se intenta implementar. En el tercer presupuesto es vital que el entrenador monitorice 
constantemente el desenvolvimiento de las situaciones de juego resultantes del método de 
entrenamiento aplicado, haciendo que los jugadores respeten las reglas que sostienen su 
construcción. Es igualmente importante que esté atento a la aplicación de posibles prescripciones 
accesorias. Si este seguimiento minucioso no se realizara, el método de entrenamiento aplicado 
tomará irremediablemente la dirección de una vivencia aproximada a la realidad competitiva que no 
será negativa en sí misma, pero que alterará substantiva y significativamente las conexiones entre 
información relevante y las acciones específicas conducentes a su resolución. Si ello se produce, no 
se culminará el desarrollo y la mejora de las partes del todo que queríamos objetivamente enfatizar 
desde el inicio del proceso. 
Objetivos de la aplicación de los métodos de entrenamiento 
Una vez resuelta la problemática del establecimiento del perímetro conceptual, importa a 
continuación saber cuáles son los impactos inherentes a su realización, esencialmente en lo que se 
refiere al aprendizaje, perfeccionamiento y desenvolvimiento de los jugadores en el amplio cuadro de 
posibilidades de la organización dinámica del equipo influenciando la transformación de sus actitudes, 
decisiones y acciones en una dirección propia y exclusiva, modelando al colectivo en función de un 
modelo de juego. Esto significa que a pesar de que cada método de entrenamiento procura 
representar la totalidad del juego, sabemos que éste implica una mayor o menor parte de esa realidad 
de forma particular. La idea subyacente es que la interactividad de los métodos de entrenamiento, 
cuando cooperan e incluso compiten entre sí, deben potenciar los efectos positivos de todos y cada 
uno de ellos simultáneamente. Su concepción debe tener como punto de partida privilegiar y forzar 
la interacción de las diferentes facetas que emergen del juego del fútbol. De ahí que la construcción 
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“Las tareas a desarrollar en cada método de entrenamiento no 
deben desenfocar los verdaderos objetivos del juego” 
de cualquier método de entrenamiento debe basarse en un pensamiento conceptual que asuma la 
integridad del juego en sus diferentes vertientes y una operación que respete la plenitud de su 
complejidad. Corresponde al entrenador la conceptualización de los métodos, observando 
continuamente sus niveles de éxito y teniendo la intención de verificar cuáles son los presupuestos 
que eventualmente lo pudieran frustrar. Sabiendo de inicio que siendo el método de entrenamiento 
una construcción hipotética, si se observara un reducido nivel de éxito, ello sólo podría deberse a dos 
fuentes problemáticas: incorrecta concepción del método de entrenamiento o incapacidad de los 
jugadores para responder a los objetivos hipotéticamente previstos. Dicho de otra manera, el 
incremento de una limitación conceptual de entrenamiento no puede subvertir los objetivos 
fundamentales para los cuales el método se concibió, pero también hay que tener claro que los 
jugadores implicados deberán explorar y adaptarse a las nuevas condiciones situacionales, 
persiguiendo continua y persistentemente los objetivos establecidos. 
Partiendo de estas bases inteligibles (concepto y objetivos) hacia la concepción de una parrilla 
taxonómica de los métodos de entrenamiento para el juego futbolístico, facilitamos a los entrenadores 
su selección en función de una amplia escala de variables, como son la planificación de las sesiones de 
entrenamiento, las capacidades momentáneas de los jugadores, la especificidad de las informaciones 
que toda acción de juego promueve, el 
modelo de juego adoptado y los objetivos 
perseguidos; minimizando, en función de 
ello, la posibilidad de la existencia de 
distracciones o desvíos, merced a la clara 
comprensión en la localización de un 
objetivo particular con relación a otros 
que, por la razón que fuese, no interesa en 
un momento dado promover y explicitar. 
En este marco, es importante señalar que 
las tareas a desarrollar en cada método de 
entrenamiento no deben desenfocar los 
verdaderos objetivos del juego. Así, por 
ejemplo, en la utilización de los métodos 
para mantener la posesión del balón o en 
los métodos dirigidos los jugadores tienen 
la tendencia de focalizar su atención en la mera posesión o en la circulación del balón, olvidando 
cualquier intencionalidad táctica de alcanzar la portería rival. De esta forma desenfocan el objetivo 
prioritario del juego: el gol. En estos casos, las conexiones entre información relevante emanada de los 
contextos situacionales con propiedades emergentes y las acciones realizadas se están afinando con 
relación a los atacantes, el balón, el espacio y los adversarios, sin tener en cuenta el fundamento de 
atacar o defender la portería. Ante esta tendencia es importante subrayar que todo método de 
entrenamiento debe ser encarado como un medio cuyas tareas a realizar no deben ser un fin en sí 
mismo. En resumen, estando los métodos de entrenamiento soportados por una lógica de juego o por 
una forma específica de jugar, es decisivo que se conceptúen y se hagan operativos en una total y 
progresiva convergencia con un amplio cuadro de la dinámica competitiva, o sea, de orden y desorden 
de carácter transitorio, aleatorio e imprevisto. 
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Reglas para la construcción de los métodos de entrenamiento 
Partiendo del encuadre conceptual teórico y práctico que cada método de entrenamiento sostiene, 
se hace evidente la necesidad de un estado particular y detallado que defina las reglas metodológicas 
para su construcción. En último término, son las reglas, y sólo las reglas, las que desarrollan y soportan 
las condiciones estructurales de los métodos de entrenamiento (espacio, tiempo, número, 
instrumentos…), las cuales producen escenarios, complicaciones y contextos de juego que inducen 
a las decisiones-acciones específicas de carácter individual y colectivo. A partir de estas reglas se 
pueden pronosticar formulaciones explícitas de sus efectos específicos (adaptaciones) que en el 
cuadro de las hipótesis plausibles se espera que acaben sucediendo. En este sentido es posible la 
manipulación en diferentes escalas partiendo de los constreñimientos estructurales, induciendo al 
surgimiento de emociones, pensamientos, decisiones y comportamientos que actúan y se realimentan 
adaptaciones ante las diferentes situaciones-problemas de juego. En definitiva, que así se potencian 
múltiples posibilidades de variación interactiva en el marco de un mayor o menor grado de libertad de 
acción, que se organiza en función de los condicionantes estructurales, las cuales desenvuelven 
diferentes escenarios contextuales en función de cada método aplicado. Ejemplos de esta variación 
son la forma en la que el espacio de práctica puede ser utilizado y marcado, las maneras de establecer 
diferentes relaciones numéricas entre los jugadores y equipos, el establecimiento de tiempos de 
decisión-acción que pueden ser aumentados o disminuidos en función de los espacios o el número 
de jugadores involucrados, y el establecimiento de diferentes dinámicas estratégico-tácticas que 
pueden ejercer mayor o menor presión sobre las acciones colectivas. 
En esta perspectiva es importante hacer referencia a que en cada momento del desenvolvimiento 
dentro del marco del proceso de entrenamiento es prácticamente imposible presentar a los jugadores 
escenarios o contextos de juego que incluyan los mismos estímulos, señales, indicaciones o 
informaciones que estaban ya presentes cuando se daba la situación original de aprendizaje, durante 
el proceso de formación o incluso durante la planificación anual del entrenamiento. Así, la aplicación 
y repetición de un determinado método específico de entrenamiento necesita siempre de 
reestructuraciones de las diferentes tareas (dándoles mayor o menor énfasis) inherentes a la situación-problema, 
lo cual obliga a una conexión positiva y significativa entre la capacidad del jugador y los 
efectos adaptativos específicos que el entrenador hipotéticamente propone, en el ámbito de un 
proyecto común que se denomina “del equipo” (modelo de juego). 
Momentos temporales para su aplicación 
Todos los métodos de entrenamiento se anclan en una temporalidad basada en dos cuestiones: 
el momento en que es aplicado durante la secuencia de la sesión o del microciclo de preparación y la 
duración de esta aplicación que puede incluir un determinado número de repeticiones intercaladas 
por pausas de recuperación porque sólo de esta forma es posible potenciar positivamente sus efectos 
de entrenamiento. Dentro de esta línea de sincronización aplicativa, temporal y metodológica, los 
métodos específicos de entrenamiento se deben dirigir a todo un potencial desarrollado, acumulado 
y prontamente disponible para ser estimulado, con la intención de resolver las diferentes situaciones-problemas 
en una dirección que cree condiciones ventajosas para la asimilación del modelo de juego 
adoptado. En otras palabras, el jugador, al aprender, aumenta su capacidad de adaptación y de 
interacción con los variados y transitorios contextos situacionales más o menos complejos que se 
desarrollan en su entorno. Sin embargo, la forma de resolución de la situación nunca es absoluta y 
válida para todas las circunstancias del juego. 
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En este ámbito hay que tener en mente que si la capacidad del jugador para decidir y actuar, 
adquirida en determinado momento de su desenvolvimiento, no fuera precisa y operativa en otros 
momentos estructuralmente y funcionalmente similares, poca ventaja habría entonces en el hecho de 
que el jugador se esforzara en aprender, aplicar y repetir. Luego, es importante subrayar que la 
variabilidad inherente a las situaciones de juego obliga a que la decisión y acción sean adaptables y 
flexibles frente al contexto en que se encuentren. Así, los conocimientos y comportamientos motores 
de los jugadores deben ser considerados adecuados y precisos no en el sentido de que será 
eternamente comprobada su eficiencia y eficacia, sino como base de interpretación y exploración de 
otras formas de resolver problemas semejantes, ajustando constantemente las soluciones motoras 
al flujo de información pertinente que emana de cada complejidad situacional de juego. 
A modo de conclusión, es clave atender a las cuestiones que derivan de la secuenciación de los 
medios de entrenamiento en los parámetros temporales señalados, esto es, sesión y microciclo de 
preparación, tanto como respetar una progresión orientada según un proyecto de modelación 
estratégico-táctica del equipo. Analicemos un ejemplo para el entendimiento de esta modelación que 
deriva de las subdivisiones de los métodos de entrenamiento del juego futbolístico. Imaginemos un 
medio de entrenamiento para el perfeccionamiento de las acciones técnicas de recepción-pase 
ejecutadas con un reducido número de contactos con el balón por intervención (por ejemplo, máximo 
dos toques), en condiciones de juego de número y espacio reducido (por ejemplo: 4 contra 4 en una 
superficie de 30 x 25 metros). La aplicación de este medio de entrenamiento para el perfeccionamiento 
técnico podrá naturalmente confundirse con un medio para el mantenimiento de la posesión del balón. 
Ahora bien, lo que diferencia a uno de otro es el hecho de que el entrenador induzca a los jugadores a 
que estén altamente concentrados en la eficacia de la recepción-pase y no tanto en la calidad de la 
decisión que ellos realicen cuando combinen con los compañeros mejor posicionados en el terreno de 
juego con vistas a dar continuidad y fluidez al proceso ofensivo. En este marco, en cuanto en el primer 
método de entrenamiento (perfeccionamiento técnico) el entrenador podrá organizarlo aislando la 
acción (por ejemplo rompiendo de forma puntual la conexión más relevante entre información y acción), 
independientemente de haberse decidido por el compañero mejor situado en el espacio de práctica, 
en el segundo método de entrenamiento (para el mantenimiento de la posesión) el entrenador induce 
a los jugadores a que perciban el contexto de juego ajustando sus acciones de recepción-pase con 
relación al desenvolvimiento eficaz de la acción colectiva. En este ámbito, si los comparásemos, no 
existiría duda alguna en cuanto a la complejidad y riqueza estratégico-táctica de uno y otro método de 
entrenamiento, siendo claramente el de mantenimiento de la posesión de balón el que recrea y 
desarrolla contextos cuyas prescripciones e informaciones específicas revelan (aunque sea de forma 
poco significativa) una mayor aproximación a la realidad de juego. 
Limitaciones de los métodos de entrenamiento 
Correlativamente a los conceptos, objetivos, reglas y momentos de aplicación de los diferentes 
métodos de entrenamiento, igualmente se verifica un conjunto de constreñimientos que podrían 
minimizar sus efectos de carácter positivo, pero también evitar la amplificación de efectos negativos. 
En un cuadro amplio que abarque los diferentes métodos de entrenamiento podemos enfrentar dos 
tipos de limitaciones. La primera, de orden intrínseco, se sustenta en el hecho de que cada método 
de entrenamiento no contiene en su esencia todos los ingredientes estratégico-tácticos 
fundamentales para el desenvolvimiento de los jugadores y de los equipos. En realidad, cuando 
procuramos concretar una totalidad (el juego) o parte de esa totalidad sin fracturarla, en muchas 
circunstancias se especifican y se afinan aspectos particulares de ese mismo juego. Por tanto, todos 
los métodos evidencian límites caracterizadores de su propia identidad e integridad metodológica. La 
segunda, de orden extrínseco, se desarrollaría a partir de la incorrecta aplicación de las reglas de 
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“Es importante que se evolucione hacia el trabajo de sectores o 
competitivo, aprovechando el fenómeno de la transferencia positiva 
que se produce” 
construcción de cada método, una utilización exagerada del tiempo, o bien de su aplicación 
sistemática y de forma invariable. En ese cuadro se desenvuelven condiciones y constreñimientos 
contraproducentes que producen, a corto o a largo plazo, transferencias negativas para el 
entendimiento de los conceptos del juego que le son inherentes, pero también de índole perceptivo-motora, 
para la evolución del jugador y del equipo en cuanto a la resolución de las diferentes 
situaciones que se presentan a cada momento. Por ejemplo, cuando se utilizan los métodos de 
entrenamiento para potenciar a los jugadores en sus posiciones y misiones tácticas específicas en el 
cuadro de la organización del equipo. Es importante que se evolucione hacia el trabajo de sectores o 
competitivo, aprovechando el fenómeno de la transferencia positiva que se produce. Si no lo 
hiciéramos así, limitaríamos negativamente el radio de acción de los jugadores, estableciéndose 
nociones equivocadas en sus desplazamientos a lo ancho y a lo largo, y también 
compartimentaríamos en exceso las acciones colectivas de carácter sectorial e intersectorial. 
En definitiva, a pesar que todo el método de entrenamiento lo hayamos conceptuado en el sentido 
de aproximación a la competición real, éste jamás representará en toda su amplitud el nivel de 
complejidad que el juego del fútbol desarrolla y exige a los jugadores y equipos. Por lo cual es 
importante alejar de nosotros cualquier tipo de tentación de pensar que los métodos de entrenamiento 
representan tanto o más que el propio juego, por mucho que podamos elaborar normas todavía más 
exigentes que el juego en sí. Por el contrario, los métodos de entrenamiento serán siempre una parte 
grande o pequeña del juego, conteniendo quizá (si fueran correctamente aplicados) las conexiones 
informacionales relevantes para decidir e interactuar con los demás contextos situacionales con 
propiedades emergentes. La discrepancia operacional existente entre los diferentes métodos de 
entrenamiento y el juego reside en el hecho de que el fútbol evidencia una panoplia de coyunturas 
que dependen y derivan de la mayor riqueza de los contextos situacionales que se originan en los 
diferentes grados de aleatoriedad, imprevisibilidad y transitoriedad. Siendo de todo imposible 
contemplar y predeterminar la reproducción de situaciones de juego cuya naturaleza brota de todos 
los parámetros y posibilidades, y también de la imprevisibilidad de su acontecer, sea en el plano 
mental (decisión), sea en el plano motor (ejecución). Basta con que sólo nos preguntemos ¿cómo se 
entrena una situación de penalti que decide el resultado final de un partido? Es totalmente imposible 
reunir en un entrenamiento las condiciones emocionales, los dramas y las complicaciones 
estratégicas, tácticas y técnicas que tal situación comporta. 
Es importante llamar la atención sobre el hecho de que el juego del fútbol es una modalidad 
colectiva de carácter “abierto”, con acontecimientos cuya variabilidad, transitoriedad y aleatoriedad 
es elevada. Por tanto, no se puede esperar que el estudio y aplicación metodológica de los métodos 
de entrenamientos, por rigurosos que sean, vengan a plasmarse de forma plena, eficaz, inmediata y 
constante durante la competición. Ni siquiera del análisis de los mejores equipos del mundo se verifica 
una transferencia total y positiva (en el sentido de una eficacia constante) de las condiciones y 
contextos de entrenamiento en los que se sumergen, en el momento de enfrentarse a condiciones y 
contextos competitivos en los que se espera que dejen surtir sus efectos. La auténtica realidad es que 
la lucha competitiva se desenvuelve por la confrontación de dos equipos con objetivos perfectamente 
demarcados y antagónicos en los que cada una de las escuadras intenta imponer su forma específica 
Noviembre-2013 nº 213 32
de jugar en un registro estratégico-táctico 
lo más favorable posible al despliegue 
de sus acciones colectivas. Por tanto, no 
nos parece legítimo que nos extrañemos 
cuando se evidencien las limitaciones 
que cualquier método de entrenamiento 
presenta en sí mismo, confrontado con la 
enorme variabilidad de señal “abierta” 
propia de la confrontación competitiva. El 
hecho de que utilicemos, por ejemplo, 
muchos métodos de entrenamiento de 
la finalización no nos garantiza que los 
contextos situacionales propicios y las 
acciones de remate van a ser reproducidos 
en el momento de competir. Por el hecho 
de que se verifiquen relaciones de tan bajo 
orden no vamos a dejar de hacer operativos métodos de entrenamiento de la finalización. Por el 
contrario, la única manera de que superemos esos bajos niveles de relación entre el número de 
acciones que llevan a la finalización y el número de finalizaciones que culminan en gol va a ser 
aumentar el tiempo, la calidad y el rigor de estos métodos de entrenamiento. 
Concluyendo, desde este punto de vista no será sorprendente que durante la competición en 
general, durante una buena parte de ésta o simplemente en los momentos más críticos, uno de los 
equipos presente mejores y más ricos argumentos de carácter táctico, técnico, estratégico, mental y 
físico, y así plasme realmente todo su potencial, evitando al mismo tiempo que su rival lo pueda aplicar. 
En competición, cualquiera de los equipos despliega sus argumentos estratégico-tácticos en función 
de sus cualidades y competencias, pero también en función de aquello que el rival permite exteriorizar, 
y de ahí la expresión “en competición, ninguno de los equipos juega solo”. 
Interacciones entre los métodos de entrenamiento 
Todos los métodos específicos de entrenamiento del juego de fútbol, en el marco de un amplio 
abanico de posibilidades para su concepción y ejecución, promueven metodológicamente dos tipos 
de interacciones. La primera interacción se desenvuelve en el interior del perímetro conceptual del 
método aplicado, en el cual se posibilita la utilización de una panoplia de medios exclusivos, pudiendo 
éstos estar sistematizados y secuenciados en el tiempo a partir de presupuestos de mayor o menor 
complejidad y dificultad para su realización. El grado de influencia de estos dos términos se 
manifiesta, en general, por la cantidad de información existente en el entorno y por el mayor o menor 
números de alternativas resolutivas de la situación que sean plausibles. La complejidad de las tareas 
inherentes a los métodos de entrenamiento deriva de la cantidad de información susceptible de ser 
tratada. Una situación será tanto más compleja cuanta más cantidad de información se hace 
necesaria al jugador para poder organizar su resolución apelando a sus capacidades de decisión y de 
ejecución motora. La dificultad del método de entrenamiento se sostiene en el número de 
posibilidades de resolución de las situaciones de juego planteadas. Así, una situación será tanto más 
difícil de resolver cuanto menor sea el número de opciones tácticas plausibles que otorgue. Es 
evidente que estos dos términos se complementan el uno al otro, siendo en la práctica indisociables. 
Veamos un ejemplo práctico fácil de entender, imaginemos la aplicación de un método de 
entrenamiento para la finalización organizado en un espacio de 40 x 30 metros, entre dos equipos de 
Noviembre-2013 nº 213 33
portero + 5 contra 5 + portero. En una primera fase el entrenador no determina tipo alguno de 
limitación, excepto las que el propio reglamento del fútbol impone. En una segunda fase se aumenta 
la complejidad y dificultad del método de entrenamiento, considerando válidos sólo los goles 
conseguidos a través de remates de larga distancia (20 metros o más) o a consecuencia de balones 
centrados desde las bandas. En una tercera fase el entrenador ajusta a los jugadores a un marco de 
organización básica, atribuyendo misiones tácticas concretas a cada jugador y fijando un máximo de 
tres toques de balón por jugador en cada intervención sobre el mismo. Por último, se mantienen las 
mismas prescripciones de la fase anterior y aún aumenta la complejidad de la práctica por medio de 
una limitación colectiva: ninguno de los equipos puede realizar más de cinco pases antes de culminar 
el proceso ofensivo. En suma, la aplicación sucesiva y secuencial de los constreñimientos indicados 
irá indudablemente a desarrollar presupuestos para aumentar la dificultad y complejidad del método 
de entrenamiento. Sin embargo, hay que prestar atención fundamental a que este aumento de la 
complejidad no llegue a comprometer en modo alguno los objetivos para los cuales se concibió e hizo 
operativo este método de entrenamiento. Si ello aconteciera, nos abocaríamos a subvertir 
absolutamente toda la lógica del proceso de entrenamiento. Esta subversión es fácilmente reconocible 
en la práctica, porque produciría una reducción significativa del número de remates realizados por 
unidad de tiempo. Y si esa reducción se diera, el método de entrenamiento aplicado dejaría de ser 
apropiado para la finalización, pasando a tener un enfoque diferente de aquel para el que fue concebido. 
La segunda interacción se desarrolla en dirección al perímetro conceptual de los otros métodos 
de entrenamiento, interactuando con éstos, penetrando en su campo estructural y funcional, siendo 
observable una aparente ampliación de sus límites originales. Efectivamente, cada método de 
entrenamiento va ligado extrínseca e intrínsecamente con los fundamentos y conceptos básicos de 
los métodos de entrenamiento que les son semejantes o que establecen con éstos una progresión y 
una transferencia lógica de carácter contextual basada en decisiones y acciones específicas. 
Analicemos una interacción lógica establecida por tres métodos de entrenamiento diferentes. Las 
normas para la construcción de los métodos de entrenamiento metaespecializados obligan a la 
delimitación del espacio de actividad en pasillos y sectores de juego, en el interior de los cuales se 
colocan diferentes relaciones numéricas básicas de juego (por ejemplo, 1x1, 2x2, 2x1, 3x2 y 3x3). En 
este marco determinaremos desplazamientos de uno o dos jugadores de unos espacios a otros, 
cuando estén en fase ofensiva, forzando así situaciones de igualdad o superioridad numérica. Con 
este tipo de distribuciones se compartimentan los equipos, pero se mantiene constantemente la 
anchura y la largura del ataque y de la defensa, en la cual los jugadores situados en el pasillo central 
tendrán más posibilidades de intervenir en los pasillos laterales que a la inversa. En el siguiente paso, 
el reajuste de estos métodos de entrenamiento para que sirvan como sectoriales e intersectoriales 
pasa fundamentalmente por la eliminación de las líneas que demarcan los corredores de juego, 
permitiendo que los jugadores colocados en los ejes central y/o laterales puedan intervenir activa y 
constantemente, desplazándose hacia el centro o hacia los lados sin limitación alguna. De esa manera 
puede producirse ocasionalmente la largura de los ataques, pero se gana en movilidad y libertad de 
los jugadores situados en cada sector de juego. En lo que se refiere a la profundidad del equipo, esto 
es, al evolucionar de un sector a otro, las normas podrían ser básicamente iguales a las que se habían 
determinado para el método metaespecializado. 
Finalmente, el reajuste de los métodos de entrenamiento sectoriales e intersectoriales hacia el 
trabajo competitivo pasa esencialmente por la eliminación de las líneas que demarcan los sectores de 
juego, y ahora los jugadores podrán desplazarse entre sectores, aumentando o disminuyendo la 
profundidad defensiva u ofensiva del equipo en función de las circunstancias tácticas de juego. La 
aplicación sucesiva de los respectivos métodos enunciados traduce la elevación secuencial de la 
complejidad de las situaciones de juego, aproximándose a las condiciones de la lucha competitiva. En 
el caso que nos ocupa, los jugadores irán a prestar atención a las nociones de su espacio esencial de 
actividad, y también a sus misiones tácticas en interacción con los compañeros (transferencia positiva 
Noviembre-2013 nº 213 34
que deriva de los otros métodos de entrenamiento aplicados), teniendo ahora mayores grados de 
libertad para decidir y actuar, dialogando simultáneamente con mayor número de informaciones por 
unidad de tiempo. 
Si analizamos atentamente la interacción metodológica descrita, verificamos que para cada uno de 
los métodos de entrenamiento referidos sólo utilizamos la redefinición del espacio de actividad, 
substrayendo a la vez los pasillos y los sectores de juego. Ahora bien, en todo el proceso no ha habido 
alteración del número de jugadores o del número de contactos con el balón por jugador o de las 
condiciones estratégico-tácticas para hacer gol, o de las condiciones temporales de decisión-acción. 
Simplemente redefinimos progresivamente el espacio de actividad de cada jugador en el cumplimiento 
de sus misiones tácticas en el cuadro de la organización dinámica del equipo, el cual va aumentando 
progresivamente el radio de intervención de los jugadores, las relaciones numéricas posibles y de 
acontecimiento plausible con los mismos o diferentes compañeros y adversarios, las posibilidades de 
intervención en el centro del juego o fuera de éste durante el desarrollo del proceso ofensivo-defensivo, 
las configuraciones estratégico-tácticas organizadas en el plano de la profundidad y de la largura del 
equipo, la necesidad de tomar decisiones bajo diferentes registros rítmico modeladas por coyunturas de 
juego en constante transformación conteniendo un mayor o menor grado de informaciones pero 
atendiendo sólo a las que son más pertinentes. En el marco que hemos presentado, una vez se hace 
notar el hecho de que los métodos de entrenamiento tienen una descendencia y ascendencia común, 
que parte y finaliza a la vez en un denominador común, que es el contexto competitivo. 
Taxonomía: principios orientadores 
A medida que la experiencia y la investigación insuflan conocimientos más refinados y exactos 
sobre el juego del fútbol, vamos cambiando el ajuste y el afinamiento de los métodos de preparación 
de los jugadores y de los equipos, con la intención de lidiar conceptual y operacionalmente con estos 
nuevos conocimientos de forma convincente. 
Una taxonomía de los métodos de entrenamiento del juego de fútbol tiene que ser conceptuada 
respetando un conjunto de principios y reglas orientadoras de manera que lleguemos a establecer una 
racionalidad lógica y metodológica en la dirección hacia un proyecto individual de perfeccionamiento 
y desenvolvimiento, en el marco de una dinámica colectiva. Ciertamente, cuanto mayor sea el número 
de criterios de análisis utilizados y el respeto que les tengamos, más precisa y fiable será la 
categorización derivada de la taxonomía elaborada. Por nuestra parte, estableceremos cuatro 
principios orientadores: 1º.- propiciar clases, 2º.- fomentar una lógica, 3º.- compatibilizar 
conocimientos, y 4º.- elaborar esquemas descriptivos. 
Propiciar familias o clases 
El primer criterio fundamental en la construcción de una taxonomía cualquiera pasa por el 
establecimiento de familias o clases que en este caso denominamos de métodos de entrenamiento. 
Estas clases o familias detentan simultáneamente características comunes, pero también diferencias 
fundamentales, fundamentadas esencialmente en la identidad e integridad propias. En efecto, estas 
diferencias son consubstanciadas por contextualidades situacionales, las cuales varían las relaciones 
entre espacio, tiempo y número, tanto como los niveles informacionales relevantes que iluminan para 
la ejecución de diferentes acciones ajustadas a la necesidad de su resolución. En este campo se 
desarrollan diferentes niveles de especificidad escalonados en función de la lógica interna del juego 
o de una forma particular de jugar que tenga un equipo. 
Noviembre-2013 nº 213 35
Desde el punto de vista de la lógica inteligible del juego de fútbol las decisiones-acciones 
observables en el entrenamiento o en competición tienen un significado propio y una razón específica 
de ser. En efecto, las diferentes etapas inherentes al proceso de aprendizaje, desarrollo y culminación 
deportiva se establecen simultáneamente como fin y medio. Como un fin porque cuanto más extensa 
fuere la apropiación y la asimilación de su lógica, más complejas serán las operaciones a realizar por los 
jugadores. Simplemente por inercia, mayores serán también las exigencias de adaptación de las 
decisiones-comportamientos al contexto de las situaciones posibles y probables. Como un medio 
porque utiliza una organización sistemática y racional con diferentes niveles de complejidad y dificultad 
en cuanto a su contenido específico. Es con este contenido con lo que el entrenador media y modula, a 
través de la concepción de métodos de entrenamiento, hacia la prestación momentánea de sus 
jugadores a las exigencias inherentes a la competición en la que éstos están enfrascados, conjugándolo 
con los objetivos deportivos que se pretenden alcanzar a lo largo del desarrollo de la temporada. 
En esta perspectiva, el proceso de aprendizaje, perfeccionamiento y desarrollo que se desarrolla 
simultáneamente como un fin y un medio, tiene como instrumento fundamental la concepción y la 
aplicación de métodos específicos de entrenamiento. Siendo estos métodos los que posibilitan y 
conjugan condiciones operacionales ventajosas para la aplicación de un proceso de modelación, 
induciendo a los jugadores tanto individual como colectivamente a tomar decisiones y a realizar 
acciones que, en última instancia, dirijan y mejoren la eficacia de sus prestaciones en el marco de la 
competición deportiva. 
Fomentar una lógica 
El cumplimiento de este criterio orientador es determinado por el nivel de concordancia entre los 
métodos de entrenamiento utilizados y la realidad del marco competitivo del juego de fútbol o del 
modelo de juego a implementar. Queremos con esto distinguir la representatividad de la especificidad 
de una situación de juego. Salvo excepciones, si tomamos como referencia esencial un determinado 
modelo de juego a desarrollar y asimilar, todos los métodos de entrenamiento implicados en él deben 
ser dirigidos en función de esa referencia. Si no lo hacemos así, los métodos utilizados, 
independientemente de que atiendan al balón, a los adversarios y a los compañeros, van a ser 
representativos del juego, sí, pero no de aquel modelo específico de organización colectiva. 
De acuerdo a nuestra forma de pensar, 
las clases o familias de métodos de 
entrenamiento deben permitir categorías 
claramente definidas y que puedan ser 
subdivididas en la medida en que fuere 
necesario y útil con vistas a una aplicación 
práctica más correcta y específica. No 
es, por tanto, sorprendente que existan 
métodos de entrenamiento dentro de 
los cuales existen diferentes medios 
que, manteniéndose dentro del marco 
de su perímetro conceptual, desarrollan 
afinamientos concretos para ciertas 
particularidades del juego. Por ejemplo, 
los métodos de entrenamiento para 
mantener la posesión del balón podrían 
especificar diferentes aspectos, tales como la rápida transición de fase o de espacio de juego o de 
diferentes relaciones numéricas de igualdad, superioridad o inferioridad, o de ligazones intrínsecas con 
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  • 3. N ú m e r o 2 1 3 - N o v i e m b r e 2 0 1 3 DEP. LEGAL: VA - 94/1996 ISSN 1577-7480 MARCA REGISTRADA Dirección Jorge Guillén, 8 47400 - Medina del Campo VALLADOLID • Telf. 983 81 13 41 Página Web: http://www.trainingfutbol.com E-mail revista: revista@trainingfutbol.com E-mail director: jecupi@trainingfutbol.com DIRECTOR JESÐS CUADRADO PINO COMITÉ TÉCNICO V¸CTOR FERN˘NDEZ BRAULIO BENITO FLORO SANZ JUAN MANUEL LILLO D¸EZ FERNANDO V˘ZQUEZ PENA JORGE D´ALESSANDRO DI NINNO MIKEL ETXARRI SASIAIN JESÐS CUADRADO PINO FERNANDO NAVARRO VALDIVIELSO ANTONIO RAYA PUGNAIRE MANUEL FERN˘NDEZ POMBO JUAN JOSÉ GARC¸A LAVERA ANTONIO GALINDO RINCŁN MANUEL LŁPEZ LŁPEZ JOSÉ CARRASCOSA OLTRA Dr. PEDRO GUILLÉN GARC¸A Dr. RICARDO JIMÉNEZ MANGAS JESÐS OREJUELA RODR¸GUEZ ALFONSO M. VARAS GARC¸A TRADUCTOR-INTÉRPRETE FRANCISCO JAVIER YEPES GONZ˘LEZ Prohibido cualquier tipo de reproducción total o parcial de los textos sin la autorización expresa y escrita del editor. 3 EDITA: JECUPI MAQUETACIÓN: TRAINING FÚTBOL PUBLICIDAD: TRAINING FÚTBOL, departamento propio
  • 4. PUBLICACIÓN DE EXCLUSIVO CARÁCTER TÉCNICO QUE SE EDITA CON PERIODICIDAD MENSUAL Trata todos los temas relacionados con la metodología del entrenamiento en el Fútbol: Preparación Física Preparación Técnica Preparación Táctica Preparación Psicológica Metodología y Organización Tests de Evaluación del Entrenamiento Biomecánica Aprendizaje Motor Pedagogía Aplicada Fisiología del Esfuerzo Físico Medicina Deportiva Dietética… En cada uno de los números presentamos artículos actualizados de prestigiosos técnicos relacionados directamente con los temas a tratar, tanto nacionales como extranjeros. Nuestra pretensión es servir de "vehículo de apoyo" en el reciclaje técnico para entrenadores, preparadores físicos, médicos del deporte, técnicos de fútbol en general, estudiantes de los diversos niveles para entrenadores, futbolistas y aquellos aficionados que sientan la belleza de este deporte y que quieran comprenderle mejor. INFORMACIÓN PARA SUSCRIPCIÓN: En la última página encontrará el boletín de suscripción. Noviembre-2013 nº 213 4
  • 5. SSUU MM AA RR II OO Número 213 Noviembre 2013 Editorial 7 Tema del mes: Rotar o mantener 8 alineaciones. 12 Hablamos de fútbol con… Gonzalo Cuadrado Sáenz. La fuerza en fútbol, y recordatorio de planificación y metodología. Taxonomía de los métodos de entrenamiento (I). Jorge Castelo. 24 Fútbol: entrenamiento físico basado en el análisis del juego. José Salcedo Gil. 46 Firma invitada. 57 Tarea de entrenamiento: “Miniporterías en el medio” 58 Contenido de nuestro próximo número. 60
  • 7. Jesús Cuadrado Pino DIRECTOR Entrenador Nacional de Fútbol (Nivel III). Máster Profesional en Fútbol. Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL). Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en A. R. D. por el C. O. E. Técnico Deportivo Superior. Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL). Las rotaciones En fútbol es muy difícil, prácticamente imposible, que se presente el síndrome del sobreentrenamiento. A pesar de que el periodo de competición abarca la mayor parte del año, de que en muchos casos se juega más de un partido por semana y de que bastantes equipos realizan numerosos y largos viajes; a pesar, también, de que las cortas pretemporadas son ahora (y desde hace varios años ya) un tiempo para traficar en vez un tiempo para entrenar. A pesar de todo lo reseñado, vuelvo a manifestar que es prácticamente imposible que aparezca el sobreentrenamiento. Las cargas de entrenamiento que se realizan, tanto en su intensidad como en su volumen y en su distribución en los diversos ciclos, no suponen una incidencia peligrosa para el organismo del futbolista adulto. La suma y la densidad de las cargas aplicadas en cada temporada no llegan a producir un catabolismo que desequilibre la homeostasis. Se planifican microciclos de recuperación, de mantenimiento y de carga; pero no se llevan a cabo microciclos de impacto, aunque serían necesarios en algunos tramos del año. La suma y la densidad de las cargas aplicadas en cada temporada no llegan a producir un catabolismo que desequilibre la homeostasis No obstante, los gestos, movimientos y esfuerzos que tienen que aplicar los jugadores de fútbol en cada partido suponen un agresivo impacto sobre las articulaciones. Las arrancadas, los cambios bruscos de dirección, los saltos, las entradas al rival, la lucha cuerpo a cuerpo por ganar el balón o la posición, los despejes de cabeza, la conducción ante la oposición del rival, los regates, los golpeos en largo, los disparos a gol y los remates de cabeza son acciones que implican agresión sobre los músculos, tendones, ligamentos y huesos. Las articulaciones, principalmente las de rodilla y tobillo, tienen que soportar altísimas y antinaturales cargas. Las lesiones aparecen por impactos con el rival o por esfuerzos bruscos. Los impactos no tienen prevención y aparecen de forma incontrolada. Los esfuerzos bruscos de las articulaciones tienen tratamiento profiláctico a nivel muscular, tendinoso y ligamentoso; tratamiento que en muchos casos no se hace con la dedicación necesaria, lo que suele provocar la aparición de mayor número de lesiones. Las lesiones, enfermedades y sanciones de algunos jugadores, que inevitablemente aparecen a lo largo de la temporada, hacen obligatorios los cambios en las alineaciones. Se trata de inevitables permutas de futbolistas en cada equipo. Otra cosa son las llamadas “rotaciones”, concepto que ha hecho su aparición en nuestro fútbol hace ya varias temporadas, y que produce cambios en el equipo titular de un partido a otro. Actualmente, todos aplican “rotaciones” como si fuese algo necesario en cualquier caso o como si ello significase la panacea para el rendimiento. Entiendo las rotaciones en los equipos que tienen competición internacional, que muchos de sus jugadores son convocados por selecciones nacionales y que para cada puesto cuentan con varios jugadores con mucha calidad. No entiendo las rotaciones en equipos que no tienen estos tres condicionantes porque estos cambios, artificiales y no justificados, provocan una merma de rendimiento en el equipo al retirar del campo a jugadores netamente mejores que sus sustitutos y al suponer un inconveniente en el afianzamiento del juego colectivo por los constantes cambios de actores sobre el escenario. jecupi@trainingfutbol.com e d i t o r i a l Noviembre-2013 nº 213 7
  • 8. Tema del mes Rotar o mantener alineaciones Para el tema de este mes hemos querido que las exposiciones de los técnicos a los que planteamos la cuestión correspondiente nos contesten de manera muy concisa. Les hemos solicitado una opinión resumida en una frase corta. Hemos tratado de buscar que el concepto se exprese con exactitud y brevedad. Para ello planteamos a veinticinco técnicos la pregunta siguiente: ¿Es mejor mantener un bloque de jugadores o utilizar a los jugadores según su estado momentáneo de forma? (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) . José Ródenas Carcelén Lo que debe hacerse es utilizar a los jugadores que consideres más útiles ante cada partido. Manuel Pellegrini Es importante dar confianza a un grupo de jugadores, pero observando la evolución de todos los jugadores de la plantilla. Noviembre-2013 nº 213 8
  • 9. Santiago Coca Yo intentaría contar con todos los jugadores según las fases de la temporada. Noviembre-2013 nº 213 9 Antonio Tapia Es importante tener un equipo base, y sobre ese equipo base se pueden adoptar alternativas. Eduardo Domínguez Lago Es preferible mantener un bloque, pero teniendo en cuenta en todo momento el estado de forma de cada uno de los jugadores para formar parte de ese bloque, por si alguno baja en su rendimiento. Josu Uribe Prefiero que todos los jugadores de la plantilla se sientan partícipes e importantes. José Miguel González “Michel” Se puede tener una base, pero es importante saber aprovechar a todos los jugadores. Jorge Castelo Existen tres elementos esenciales que permiten la elección de los jugadores para una competición determinada: la capacidad de rendimiento óptimo de los jugadores (su forma deportiva), la personalidad de los jugadores expresada en la cooperación con los compañeros y la oposición frente a los adversarios, y la conexión entre los jugadores en lo que se refiere a la resolución táctica de las situaciones del juego. Antonio Fraile Pensando en el partido inmediato, he de sacar a los que estén en ese momento en el mejor estado de forma. Eusebio Sacristán Lo importante es sacar provecho de todos los jugadores de la plantilla, que todos se sientan importantes y valorados, también aquellos que no juegan todo lo que quisieran. Es fundamental que todos estén comprometidos con el equipo.
  • 10. Noviembre-2013 nº 213 10 Paco Herrera Este es un aspecto muy importante. Se está en el camino, estamos empezando. Todavía estamos un poco verdes en decidir que un jugador, por muy importante que sea, puede necesitar un momento de descanso. Hay que saber utilizar a todos los jugadores de la plantilla. Gonzalo Arconada La aportación de todos los jugadores de la plantilla a lo largo de la temporada es fundamental, en función de su estado de forma y de la estrategia para el partido. Unai Émery Depende de las circunstancias, no puede preverse una norma fija con antelación. Lo mejor es tener a veintidós jugadores bien preparados cada domingo. Manuel López López Es un criterio justo que jueguen los que mejor estén en cada momento. Pero al final hay criterios subjetivos, está claro. Si el entrenador fuera un objeto sería objetivo, pero es un sujeto y es subjetivo. José Peseiro Lo mejor es utilizar a los jugadores según su estado momentáneo de forma. Ginés Meléndez Depende del objetivo y del lugar donde trabajes. Si tu exigencia es a muy corto plazo, los que más en forma están para ese partido. En caso contrario, elegir bien y trabajar con el bloque siempre lleva al éxito. Xabier Azkargorta Para un director de grupo es importante establecer jerarquías internas aceptadas por el equipo y formar un bloque. Jorge D’Alessandro Lo mejor es utilizar los jugadores según su estado de forma.
  • 11. José Carrascosa En una primera fase el equipo necesita asimilar el sistema o idea de juego del entrenador. Entonces conviene dar tiempo a un once más estable hasta que interiorice los conceptos. A partir de entonces debe ir entrando y saliendo del equipo algún jugador para involucrar a la mayoría de los futbolistas, sin que estas rotaciones vayan en detrimento del rendimiento del equipo. Lo peligroso es introducir muchos cambios de un partido a otro. José Luis Mendilíbar Es mejor utilizar un bloque que, poco a poco, se puede ir cambiando. Y no siempre tiene que ser la misma gente en todos los cambios. Del once que inicia la liga al once que la termina, suelen cambiar varios jugadores. José Luis Oltra Debemos intentar mantener un bloque utilizando a los jugadores según su momento de forma. No hay normas; hay situaciones, contextos. Depende de muchos aspectos. Miguel Ángel Portugal Es importante dar pronto con un bloque. También es importante aprovechar el estado óptimo de forma de cada jugador de la plantilla. Noviembre-2013 nº 213 11 Javi Gracia Soy partidario de buscar el once ideal para cada domingo. A partir de ahí, debe tenerse en cuenta el estado de forma de los jugadores de la plantilla. Por lo tanto, creo que hay que valorar las dos cosas. Ángel Cappa Lo mejor es utilizar un bloque de jugadores. Benito Floro En el fútbol formativo han de jugar todos. En el competitivo, lo que considere el entrenador. A mí me gusta mantener un bloque y modificar sólo lo necesario, eligiendo siempre lo que considero más adecuado para ganar el partido.
  • 12. Conversaciones sobre fútbol Hablamos de fútbol con… Gonzalo Cuadrado Sáenz Gonzalo Cuadrado:“Jugando quizás puedas mejorar la resistencia, pero no los factores de fuerza, porque no se aplica un estímulo suficiente a los músculos” Jesús Cuadrado:“La capacidad de aceleración, imprescindible para el jugador de fútbol, depende fundamentalmente de la fuerza” La fuerza en fútbol, y recordatorio de planificación y metodología Gonzalo Cuadrado Sáenz Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Profesor del Máster Profesional en Fútbol (CESFÚTBOL). Profesor Titular de Teoría y Práctica del Entrenamiento de la Universidad de León. Profesor de la Escuela de Entrenadores de Fútbol de Castilla y León. Entrenador Nacional de Atletismo. Ex-Director del INEF de León. Jesús Cuadrado Pino Entrenador Nacional de Fútbol. Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo. Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol. Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL. Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol. Al final de la conversación se aportan varios conceptos esenciales sobre planificación y metodología, conceptos que no deben olvidarse. Pero, fundamentalmente, se habla sobre el entrenamiento de la fuerza en su aplicación específica al fútbol. La fuerza, acción del músculo para vencer una resistencia, es la capacidad biomotora por excelencia y es imprescindible para el futbolista, que debe vencer constantemente la resistencia de su propio cuerpo, vencer la oposición de sus rivales en acciones muy diversas y golpear el balón con intensidad. Gonzalo Cuadrado Sáenz es una autoridad en todos los aspectos de metodología para el desarrollo de la condición física y para la mejora del rendimiento competitivo, una persona ideal para presentarnos interesantes situaciones en el campo del entrenamiento, en general, y en el apartado del entrenamiento de la fuerza, en particular. Gonzalo, prestigioso entrenador, profesor y conferenciante, nos desgrana conceptos teóricos y prácticos, muy importantes, sobre las cuestiones que le planteamos. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) Noviembre-2013 nº 213 12
  • 13. La fuerza en fútbol Jesús Cuadrado.- Muchos especialistas del tema y diversos autores llevan bastante tiempo indicando que sólo existe una cualidad condicional, que es la fuerza. De todos modos, es clara la aceptación común de que la velocidad es la aplicación de una fuerza. Personalmente creo que, además de la fuerza, debe considerarse a la resistencia como otra cualidad condicional básica. Gonzalo Cuadrado.- Yo considero que la capacidad es la fuerza. Si la aplicamos muy deprisa, es la velocidad. Si la aplicamos muchas veces con cierta intensidad, es la resistencia. El primer caso es fuerza-velocidad, el segundo caso es fuerza-resistencia. Pero, en todo caso, el origen es la fuerza. Por ejemplo, si entrenamos a un corredor de velocidad sabemos que va a correr muy deprisa en poco tiempo, por eso haremos aplicaciones de fuerza muy rápida. Si entreno a un corredor de maratón sabemos que realizará aproximadamente cuarenta y dos mil acciones de fuerza, unas cuarenta y dos mil zancadas que implican otras tantas contracciones de los grupos musculares que producen la zancada que, en definitiva, son acciones de fuerza, por eso en este caso tendremos que aplicar fuerza-resistencia. Sé que es muy importante la resistencia, pero estoy cada vez más convencido de que el consumo máximo de oxígeno se mejora muy poco. Hay autores que dicen que puede mejorarse sólo hasta un cinco por ciento del nivel inicial, y otros dicen que se mejora en un diez o quince por ciento como mucho. JC.- Muchos equipos de fútbol realizan lo que llaman “circuitos de fuerza”, que consisten en correr de una posta a otra saltando y esquivando obstáculos de diversos tipos. Creo que este tipo de trabajo no tiene suficiente estímulo en los grupos musculares para producir un aumento significativo de la fuerza específica del futbolista. GC.- Esta especie de circuitos no representa un trabajo suficiente. Puede tratarse, más que nada, de un trabajo dirigido hacia un tipo de resistencia. Pero, en cualquier caso, carece de las suficientes cargas como para estimular el desarrollo eficaz de la fuerza. Esas carreras esquivando o saltando sobre diversos obstáculos no representan nivel de estímulo suficiente para mejorar la fuerza. El entrenamiento es una cosa muy sencilla: se trata de poner al organismo en situaciones conflictivas para que las resuelva. Saltar unas vallitas o esquivar unos conos no produce, en futbolistas de alto nivel, los estímulos suficientes como para romper su equilibrio. Estos circuitos pueden considerarse un trabajo de mantenimiento, pero no producen una mejora de fuerza. JC.- Muchos entrenadores y preparadores físicos pretenden buscar la mejora o aumento de la velocidad de sus jugadores realizando, simplemente, estímulos máximos, o sea, carreras a la máxima velocidad sobre espacios cortos. Considero que de esta forma no hay aumento de la velocidad, no se aplica un estímulo muscular suficiente. GC.- Con este modo de trabajo solo podría mejorarse la velocidad en una medida muy pequeña. Analizando las manifestaciones de la velocidad, empezamos con el tiempo de reacción, después la capacidad de acelerar. Esta capacidad de acelerar es la fundamental en fútbol. El futbolista va a correr a máxima velocidad sobre treinta metros, como mucho. Para correr rápido sobre esos treinta metros lo fundamental es la fuerza máxima al arrancar. Aquí es importante hacer constar que el futbolista necesita la fuerza máxima, pero no trabajada con cargas máximas. El atleta de velocidad parte desde una posición de agrupado, de parado, tiene que romper toda la inercia y necesita las cargas máximas en su entrenamiento. Sin embargo, el jugador de fútbol se está moviendo continuamente y su fuerza máxima no es la misma que la de un corredor de velocidad. No considero necesarias las cargas máximas para Noviembre-2013 nº 213 13
  • 14. el futbolista, aunque necesite la fuerza máxima para ejecutar sus acciones y movimientos. Por otra parte, el futbolista necesita también la fuerza explosiva. Hay muchos estudios, como son por ejemplo los de Carlo Vittori, que demuestran que un corredor de velocidad de sesenta metros lisos de pista cubierta podría entrenar durante toda la temporada sin correr ni un solo metro, simplemente haciendo trabajos de reacción, de fuerza máxima y de fuerza explosiva. JC.- Llegados a este punto concreto, quiero plantearte si tú consideras que el trabajo de pesas con la barra de halterofilia es imprescindible para el desarrollo de la fuerza del jugador de fútbol. GC.- Es esencial el trabajo con pesas. En lo referente al futbolista me daría lo mismo trabajar con la barra de halterofilia que trabajar con máquinas de musculación. Yo, particularmente, soy más partidario de la barra de halterofilia porque de esta forma conozco exactamente el peso que vence el deportista en cada ejercicio. La barra pesa unos kilos concretos y los discos pesan unos kilos concretos, pero las máquinas tienen muchos rozamientos, y de unas a otras varían mucho esos rozamientos. Si siempre se utilizasen las mismas máquinas tendríamos bien cogidas las referencias, pero con los cambios de máquinas surgen problemas a la hora de establecer las cargas para cada ejercicio. Las máquinas, en ejercicios concretos, pueden cargar menos sobre algunas zonas corporales, por ejemplo, sobre la columna vertebral; si en vez de hacer un trabajo de sentadilla con la barra, utilizas una máquina de prensa de piernas, la espalda no sufre. Pero los datos que tomas en unas máquinas sólo te sirven para esas máquinas y no para otras debido a que tendrán rozamientos diferentes y varían las cargas a vencer. JC.- En el ámbito del fútbol profesional, cual es el número de sesiones por semana en que debe incluirse el trabajo con pesas en el periodo de competición, según tu criterio. GC.- Como mínimo, debe hacerse en dos sesiones por semana durante el periodo competitivo. En pretemporada deben ser tres sesiones semanales. En la pretemporada más volumen e intensidad, mientras que en el periodo de competición el trabajo será de menos intensidad y más corto para buscar un desarrollo mucho más específico. Por ejemplo, el método de contrastes es muy eficaz dentro del periodo competitivo. JC.- Partiendo del ejemplo de que el microciclo semanal tiene un partido de competición y que este partido es el domingo, indícanos el día de la semana que te parece más propicio para el trabajo más intenso de fuerza, al objeto de llegar con la correspondiente supercompensación al inicio del partido. GC.- En este caso que me planteas, el trabajo más intenso de fuerza en la semana debe ser el miércoles o el jueves, dependiendo de las características de cada jugador. Como norma general hay que dejar pasar de cuarenta y ocho a setenta y dos horas desde el final del entrenamiento de fuerza hasta el comienzo del partido próximo. Noviembre-2013 nº 213 14
  • 15. JC.- Una frase muy empleada por muchos es: “un elevado y continuado trabajo con cargas puede perjudicar e interferir negativamente en la técnica del fútbol”. A mi me parece una aseveración errónea y carente de un análisis adecuado. ¿Cuál es tu opinión al respecto? GC.- Estamos ante uno de los muchísimos tabúes que hay respecto al entrenamiento con pesas. Se dicen muchas cosas que son absolutamente falsas: “que con las pesas se perjudica el crecimiento”, “que las pesas te ponen lento”, “que las pesas perjudican el desarrollo técnico”, etc. Todo esto es mentira. Por ejemplo, en lo que respecta a la supuesta interferencia entre las pesas y la técnica, sucede que como con el trabajo de pesas se producen unas variaciones en el aparato muscular, lo que hay que hacer es transferir esas modificaciones al gesto técnico, o sea, realizar la transferencia de fuerza a los movimientos y acciones técnicas requeridas en el fútbol. A medida que se produzca la evolución de fuerza, deben repetirse los gestos técnicos para que el deportista adapte la condición que tiene en cada momento a las acciones que tiene que realizar en la competición. En resumen, con el entrenamiento de pesas siempre hay mejora, lo que sucede es que hay que hacer bien el trabajo, respetar la evolución del deportista y tener en cuenta las acciones competitivas que de cada especialidad. JC- Indícanos el método más apropiado para la mejora de la fuerza máxima del futbolista, teniendo siempre en cuenta que la principal carga que ha de vencer es el peso de su propio cuerpo. GC.- Decíamos antes que para desarrollar la capacidad de aceleración del futbolista no es necesario el empleo de cargas máximas. De todas maneras, siempre hemos de partir de lo que busquemos en cada jugador. Hay jugadores que necesitan más hipertrofia muscular que otros. Hablando de futbolistas, en general, para ganar masa muscular debe trabajarse con cargas del 70, 75 u 80 por ciento de la carga máxima, haciendo entre 8 y 12 repeticiones. En el caso del fútbol no nos interesa la tipología de los culturistas, pero sí nos interesan jugadores con masa muscular, que tengan peso por un componente muscular que empuje. JC- Describe y explica los tres o cuatro ejercicios con cargas que estimas esenciales para el entrenamiento del futbolista. GC.- Siempre hay que partir de la morfología de cada jugador y también de la posición que ocupa en el terreno de juego. En términos generales, deben trabajarse todos los músculos extensores del tren inferior. También los flexores de rodilla, o sea, los isquiotibiales. También deben trabajase también los gemelos y el psoas. Asimismo, se necesita el desarrollo continuado de abdominales y lumbares. Resumiendo, los ejercicios que podrían considerarse básicos son los tres siguientes: sentadilla, flexores de rodilla y press de banca; que deben estar acompañados siempre de trabajo abdominal. JC.- Respecto a los multisaltos, qué valor que les otorgas para el desarrollo de la fuerza y de la capacidad de aceleración del jugador de fútbol adulto. GC.- Los multisaltos tienen mucho valor, pero siempre en los momentos oportunos. Deben incluirse de forma adecuada durante la evolución de la temporada. Primero fuerza máxima con cargas, después fuerza explosiva con cargas, a continuación fuerza explosiva con pliometría. Los multisaltos son lo más transferible al gesto técnico. El salto horizontal principalmente, porque es la propia zancada y la salida. Noviembre-2013 nº 213 15
  • 16. JC.- Indícanos el protagonismo de la pliometría. GC.- La pliometría debe tener mucho protagonismo. Durante el periodo competitivo debe ser el método fundamental para el desarrollo de la fuerza explosiva del jugador de fútbol. En este periodo no son necesarias muchas cargas, lo prioritario debe ser el trabajo pliométrico. En el caso del fútbol yo enfocaría la pliometría más con saltos horizontales. No es necesaria la caída de una altura para provocar el siguiente salto inmediato, aunque pueda y deba hacerse en algunas ocasiones. Son muy útiles para el futbolista los multisaltos horizontales saliendo de parado. JC.- ¿Consideras que los multisaltos pueden sustituir totalmente al trabajo con cargas o crees necesaria una combinación de ambos métodos? GC.- Es necesaria la combinación de ambos. En un principio de la programación debe incluirse el trabajo con cargas para pasar posteriormente a los multisaltos. JC.- El trabajo y desarrollo continuado de los músculos abdominales es fundamental. Pero observo que cuando se ejecuta una serie de abdominales, se ejecuta inmediatamente otra serie de lumbares. Se dice que es para compensar, pero no se tiene en cuenta que los lumbares son mucho más fuertes que los abdominales. Además, suelen realizarse los ejercicios de lumbares desde la posición de tendido prono y elevando el tronco por detrás, o sea, mal ejecutados y provocando una hiperlordosis que puede provocar lesiones como, por ejemplo, osteopatía dinámica de pubis. ¿Cómo manejarías tú el trabajo de los abdominales y de los lumbares? GC.- Los ejercicios de abdominales deben ser diarios. Pero teniendo cuidado para hacerlos muy bien, porque muchas veces confundimos los abdominales con los flexores de la cadera. Levantamos las piernas rectas y hacemos otros movimientos erróneos con la pretensión de trabajar los abdominales. El recto del abdomen es un músculo flexor del tronco. Por tanto, lo que hay que hacer es eliminar todo el trabajo de las piernas partiendo desde una posición vertical de los muslos y sin sujeción sobre las piernas para evitar que trabaje el psoas. Partiendo de estas premisas, haremos elevaciones del tronco hacia delante o, mejor todavía, levantaremos las caderas hacia atrás. En lo que respecta al tema de los lumbares, considero que también hay que trabajarles, pero teniendo en cuenta que solamente con mantener la posición erecta ya están trabajando, por lo tanto, hay que ver qué cantidad. Si partes desde tendido prono, no hace falta levantar el tronco, porque te estarías cargando las apófisis vertebrales, basta con un simple despegue del suelo, con despegar el tronco del suelo manteniéndole recto. Uno de los problemas habituales es que sólo se focaliza el trabajo en los lumbares. Si se realiza mal este trabajo chocan las apófisis vertebrales y se producen las lumbalgias. JC.- Muchas de las lesiones musculares en el fútbol, la mayoría, no son de los grupos musculares principales, de los que desarrollan las acciones específicas, sino que son de sus antagonistas o sinérgicos. Lesiones de los isquiotibiales y de los abductores son habituales. Se necesita el trabajo periódico y constante de estos grupos musculares que son antagonistas y sinérgicos de los grupos musculares ejecutores de las acciones principales. GC.- Deben trabajarse tanto los grupos musculares agonistas como los grupos musculares antagonistas. Es necesario el trabajo continuado de ambos, porque el movimiento de uno va acompañado del movimiento del otro. Hace tiempo realizamos un estudio sobre la supuesta descompensación entre Noviembre-2013 nº 213 16
  • 17. el Jesús Cuadrado:“En cada partido se realizan muchas repeticiones de acciones de fuerza, es muy necesario el entrenamiento de resistencia a la fuerza” cuadriceps y los isquiotibiales en el caso de los futbolistas y dedujimos que esa supuesta descompensación no es tal, pero me gustaría seguir con este análisis en equipos profesionales para extraer más conclusiones al respecto. No se trata de una prueba complicada, es algo muy sencillo, se trata de hacer dos ejercicios muy rápidos con cada jugador (carga máxima con extensores y carga máxima con flexores), y no se interrumpe el trabajo del equipo. Si algún entrenador quiere, nosotros estamos dispuestos. Sería interesante para valorar con más precisión el análisis que ya hemos realizado. Creo que en muchos casos las lesiones de los antagonistas, por ejemplo de los isquiotibiales, se producen más por descoordinación en los movimientos. JC.- La capacidad de aceleración, imprescindible para el jugador de fútbol, depende fundamentalmente de la fuerza. De forma muy concisa, indícanos como debe desarrollarse. GC.- Tanto en la pretemporada como en los comienzos de la temporada debe desarrollarse a través del trabajo de fuerza máxima. Después, debe hacerse a través del trabajo de fuerza explosiva. Al principio podemos desarrollarla con cargas submáximas y con el método de contrastes. Más adelante con el trabajo pliométrico, dejando las barras de pesas y empezando con la pliometría, que es un método muy interesante para los futbolistas. JC.- Indícanos los planteamientos y los métodos para entrenar la velocidad del equipo. GC.- Primero hay que desarrollar la velocidad de cada jugador y después hay que adaptarla a los elementos técnicos. Debe coordinarse muy bien el trabajo del entrenador y el trabajo del preparador físico. Hay que trabajar la velocidad de reacción con estímulos específicos del juego y con la referencia del balón. Hay que trabajar la capacidad de aceleración con trabajos de fuerza máxima y de fuerza explosiva. Después debe desarrollarse la velocidad del equipo partiendo de trabajar la anticipación adaptada a las circunstancias que se van a dar en el partido y de desarrollar jugadas preparadas en las que el jugador analice el movimiento y sea capaz de reaccionar. Esto sería lo fundamental. JC.- Teniendo en cuenta que en cada partido se realizan muchas repeticiones de acciones de fuerza, es muy necesario el entrenamiento de resistencia a la fuerza. GC.- Dentro del entrenamiento hay tres tipos de resistencia a la fuerza: resistencia a la fuerza máxima, resistencia a la fuerza explosiva y resistencia a la fuerza-velocidad. El jugador de fútbol realiza diez, doce o quince zancadas en cada desplazamiento, y tiene que hacer estos desplazamientos muy rápidos y muchas veces. Tomados aisladamente son acciones de fuerza-velocidad y tomados en su conjunto se Noviembre-2013 nº 213 17
  • 18. trata de resistencia a la fuerza-velocidad. Por tanto, el futbolista tendrá que entrenar la resistencia a la fuerza-velocidad. Ésta se desarrolla mediante trabajos con cargas del cuarenta al sesenta por ciento de la carga máxima y con un elevado número de repeticiones, hasta veinte repeticiones por cada ejercicio. JC.- Para resumir lo tratado hasta aquí, indícanos una perspectiva global para el entrenamiento de la fuerza específica en fútbol. GC.- Respecto al trabajo de fuerza, el fútbol necesita como base la fuerza máxima. En ello hay que basarse para mejorar los otros tipos de fuerza. Repito, porque quiero dejarlo claro, que no hay porqué utilizar cargas máximas para el desarrollo de la fuerza máxima. La fuerza máxima de cada uno puede mejorarse con cargas máximas (del 90 al 100 %) o con cargas más pequeñas (60, 70, 75 u 80 %, dependiendo de las características de cada persona). Considero que un jugador de fútbol no necesita emplear cargas del 100 %, ni siquiera del 95 ni del 90 %. Con el 70 ó el 75 % le sobra para empezar. Una vez que ya tiene la base de fuerza máxima, como las acciones que hace fundamentalmente son de capacidad de aceleración, tiene que mejorar la fuerza explosiva. Dentro de la fuerza explosiva existen varios métodos, y el método de contrastes es muy bueno. También es eficaz el trabajo de pliometría. En cuanto a la planificación: en pretemporada se trabajará fundamentalmente la fuerza máxima (yo entiendo por pretemporada más de las seis o siete semanas que se indican, siguiendo unas tres semanas más dentro de la temporada de competición para completar diez semanas en este tipo de trabajo); después vendría el trabajo de fuerza explosiva y, por último, el trabajo pliométrico en base a multisaltos. En cuanto a ejercicios: para los jugadores de campo desarrollo de musculatura extensora de miembros inferiores con squats o prensa en la máquina y trabajos de compensación del tren superior con press de banca; con los porteros añadiríamos más trabajo del tren superior y, en general, buscando más hipertrofia. Noviembre-2013 nº 213 18
  • 19. Gonzalo Cuadrado:“La fuerza es absolutamente necesaria, lo que hay que hacer es acoplar fuerza y técnica” JC.- Hay varios tópicos que circulan por ahí sobre el entrenamiento de la fuerza en fútbol. Yo no estoy en absoluto de acuerdo con ellos, pero te pido que nos hagas tú una reflexión sobre cuatro, en concreto, que te planteo a continuación. Este es el primero: “El trabajo con cargas perjudica a la técnica” GC.- Es totalmente falso, no tiene nada que ver. Inmediatamente de terminar un trabajo con pesas puede ser que la musculatura del jugador, en ese instante, tenga ciertas dificultades para realizar bien un gesto técnico. Pero solo será inmediatamente de acabar el trabajo de fuerza y es debido a que tiene los músculos un poco cansados, lógicamente. Pero también te digo que el jugador tiene que ejecutar acciones durante el partido cuando está cansado, no sirve sólo con hacer bien el primer pase, por ejemplo. La fuerza es absolutamente necesaria, lo que hay que hacer es acoplar fuerza y técnica. JC.- “El gimnasio es una pérdida de tiempo” GC.- Es totalmente al revés. A los niveles que se compite en la actualidad, es fundamental el gimnasio. La fuerza es una capacidad necesaria. Tú conoces bien mi criterio: la fuerza es “la” capacidad, el resto son aplicaciones de la fuerza. El trabajo con sobrecargas buscando la mejora de la fuerza resulta fundamental en cualquier deporte, aunque puede trabajarse en el gimnasio o al aire libre o en el mismo campo. JC.- “Simplemente jugando, mis jugadores desarrollan bien la fuerza” GC.- De esa forma únicamente desarrollan una fuerza de mantenimiento. Jugando se desplazan manteniendo el peso de su cuerpo, pero el organismo necesita unas cargas más altas para mejorar. El entrenamiento consiste en someter al organismo a unas cargas que rompan su equilibrio para que reaccione y supercompense. Si no aplicamos una carga o unos componentes que rompan ese equilibrio, en ningún momento habrá mejora. Jugando quizás puedas mejorar la resistencia, pero no los factores de fuerza, porque no se aplica un estímulo suficiente a los músculos. JC.- “No hago multisaltos porque los jugadores se lesionan” GC.- Como ocurre con todo, los multisaltos pueden lesionar si se hacen mal. Yo tengo una frase muy explicativa: “nunca mata una bala, mata la velocidad que lleva la bala”. No son malos los multisaltos, lo malo es no hacerlos correctamente. Si los hago sobre terrenos que no son adecuados o que son demasiado duros, si los hago con personas que no están suficientemente preparadas, claro que pueden lesionar. Este es el problema. Pero los multisaltos, en sí, son una técnica utilizada por todos los deportistas de todo el mundo. Es cierto que suponen una exigencia grande para tendones, ligamentos y para toda la articulación. Por tanto, previamente, en las etapas de evolución del deportista debe hacerse un trabajo para fortalecimiento de las articulaciones. Además, los multisaltos deben trabajarse con una progresión adecuada. Los multisaltos, en sí mismos, no lesionan y son muy eficaces; lo que puede llegar a lesionar es hacer un mal uso de ellos. Noviembre-2013 nº 213 19
  • 20. Recordatorio de planificación y metodología Jesús Cuadrado.- Según la teoría del entrenamiento deportivo, el estado óptimo de forma no dura mucho tiempo, sin embargo, en el fútbol hay que rendir al máximo casi todo el año, ¿puede elaborarse una planificación específica en el fútbol que asegure el mantenimiento de un estado ideal de forma durante toda la temporada? Gonzalo Cuadrado.- Es imposible mantener la forma toda la temporada. No es que sea complicado, es imposible. Lo que puede hacerse es un tipo de trabajo para que el jugador alcance un estado de forma que no sea el óptimo, pero que sea bastante adecuado. A partir de ahí irá evaluando la carga de trabajo para que cada uno desarrolle la mejor forma posible en función de sus características, los más explosivos y rápidos la alcanzarán antes, los de tipo más lento la alcanzarán más tarde. En cada momento deberían jugar los que hayan conseguido el estado de forma. Lo ideal es realizar una planificación para llevar a los jugadores a un rendimiento no óptimo pero sí aceptable y desde ese punto, con el entrenamiento diario y semanal, que vayan saltando al estado de forma ideal. JC.- ¿Para diseñar la planificación es necesario conocer con antelación el calendario de competición en relación a las características de los equipos a los que nos enfrentamos en cada fecha, o este dato no tiene trascendencia para ti? GC.- Se considera por muchos que lo fundamental es el calendario, pero yo no lo creo así. Lo fundamental es la persona. ¿Qué me importa a mí que el calendario competitivo empiece mañana o pasado si los jugadores van a tardar varios meses en coger la forma? Lo que tenemos que saber, como preparadores, es cómo y en cuánto tiempo alcanzarán la forma cada uno de nuestros jugadores. Hay que diseñar la planificación en función de los jugadores, de sus características de adaptación. Por mucho que nos plateemos una fecha concreta para buscar el máximo rendimiento de un jugador, si este jugador tarda en coger el estado de forma, no le cogerá en una semana o en un periodo de tiempo que establezcamos. Ahora bien, si se trata de un jugador que coge la forma muy rápido, lo podremos conseguir. Pero lo fundamental a la hora de planificar el entrenamiento es la persona. JC.- ¿Las modificaciones que se introducen en la planificación prevista hay que hacerlas en función de los resultados o en función de las variaciones de rendimiento observadas en los jugadores? GC.- Se trata de lo mismo que comentábamos en el planteamiento anterior. Estamos trabajando con personas. Lo fundamental es la persona. Por mucho que quieras hacer, pase lo que pase, se gane o se pierda, si el organismo de esa persona no está en ese momento en una predisposición fisiológica para acceder al máximo rendimiento, no conseguirás tus objetivos. La base de partida es la persona. JC.- Hablemos ahora un poco de un tipo de planificación que no es nuevo, lleva ya bastantes años en circulación, aunque parece que muchos lo han conocido hace poco. Se trata del entrenamiento por bloques, el llamado ATR, que se distribuye en mesociclos de acumulación, transformación y realización. Hace mucho tiempo yo planteé que, adaptándolo bien, este tipo de planificación podría ser de mucha utilidad en deportes de equipo y concretamente en fútbol. Noviembre-2013 nº 213 20
  • 21. GC.- Para los deportes individuales este tipo de planificación del entrenamiento, el ATR, me parece maravilloso. Pero para los deportes colectivos no acaba de convencerme, por mucho que he leído y estudiado sobre el tema. JC.- Indícanos los factores que hay que ir modulando en los entrenamientos para conseguir una progresión en la mejora del rendimiento a lo largo de la temporada. GC.- Debemos ir jugando con todos los componentes de la carga. También han de tenerse en cuenta las capacidades. En un principio debe comenzarse con todo aquello que tiene más efecto general, como la fuerza máxima y la resistencia de tipo aeróbico. Debe iniciarse con mucho volumen de carga, para finalizar con mucho menos volumen y mucha más intensidad. Dentro de los componentes de la carga, empezamos trabajando el volumen. Después trabajamos la densidad, es decir, disminuimos las pausas de recuperación. Por último, damos protagonismo a la intensidad, desarrollando intensidades muy elevadas, que es lo que tiene que hacer un deportista en época de competición. JC.- ¿Crees compatible una metodología que nos permita lograr un gran equipo a largo plazo y la obtención de resultados inmediatos? ¿Pueden conseguirse resultados en el presente cuando se está entrenando para sentar las bases en un futuro? GC.- Lo creo compatible. Se pueden conseguir. Lo que pasa es que si estás trabajando con gente a largo plazo, el resultado que debes plantearte no es el “0-1” ó el “1-0”, sino que los jugadores consigan aquello que tú quieres. Si sólo se entiende por resultados ganar los partidos, es evidente que tendrás más Noviembre-2013 nº 213 21
  • 22. dificultades para ganarlos con gente que se está formando que con gente que ya está formada. No obstante, en una temporada creo que pueden conseguirse buenos resultados al tiempo que se sientan las bases a medio o largo plazo. Los jugadores alcanzarán el estado de forma correspondiente al trabajo que estás haciendo. Pero en todo caso no debe fijarse como objetivo el ganar uno o dos partidos, hay que plantearse en cada temporada objetivos de determinados incrementos de condición física, de condición técnica y de aprendizajes tácticos, y estos resultados les obtienes. El problema es que estamos hablando de un deporte en el que el resultado lo da el marcador. Pero pienso que se pueden obtener perfectamente buenos resultados haciendo un trabajo progresivo. JC.- Los ejercicios con balón, como búsqueda de la transferencia a la competición constituyen un entrenamiento esencial para el futbolista. Pero creo que en muchos casos se está aplicando el entrenamiento con balón sin ninguna valoración y sin ningún criterio. Me refiero, en este caso, a que los ejercicios realizados con balón nos aportan un trabajo técnico y táctico que puede estar muy claro y, sin embargo, en muchos casos no se conoce de forma objetiva la carga de trabajo físico que representa cada ejercicio ni el metabolismo que se está desarrollando. GC.- Siempre parto de la premisa de que en un deporte colectivo lo fundamental es la técnica. Si no fuese así, los mejores jugadores serían los atletas. El problema es que, una vez que ya se tiene adquirida la técnica, es importante la condición física. Cuando planteo un trabajo de condición física, tengo que hacerlo con arreglo a unos criterios, que son las cargas del entrenamiento. Si utilizo normalmente el balón como herramienta, no tengo un criterio claro para objetivar esas cargas que quiero. Cuando un jugador realiza un ejercicio con balón no se puede cuantificar exactamente la intensidad, la duración y el volumen de carga. Hay momentos en los que deben aplicarse las cargas bien cuantificadas, prescindiendo del balón; en otros momentos se pueden hacer perfectamente trabajos con balón, lo que se denomina entrenamiento globalizado. Repito que, en muchos casos, hay que controlar la carga, y con el balón resulta muy difícil. JC.- Creo que una solución podría ser hacer aisladamente el trabajo donde quiera controlarse bien la carga y, a continuación, realizar ejercicios con balón para conseguir una buena transferencia. GC.- Los principios fundamentales del entrenamiento incluyen la versatilidad de la carga. Ahí se expresa cómo deben coordinarse la condición física y la condición técnica: trabaja por una parte la técnica, trabaja por otra parte la física, y luego junta las dos. Pero primero has trabajado cada una por separado y después las unes. Por ejemplo, en la formación de un futbolista separo la condición técnica para entrenarla, separo la condición táctica para entrenarla, y cuando ya tiene asumidas las dos, puedo trabajar combinando ambas. JC.- Las ciencias del entrenamiento que se aplican a la metodología de los deportes individuales ¿son suficientes para lograr el mejor estado de condición física en los deportes colectivos? GC.- Las ciencias son válidas para todos, el problema está en que casi todos los estudios y trabajos están desarrollados en deportes individuales. Hay que seguir estudiando y trabajando para aplicar la planificación y la metodología a las particularidades que tiene los deportes colectivos. Un atleta corre hoy pero no corre hasta que pase un determinado tiempo, un futbolista tiene muy próximos cada uno de los partidos de competición. Un futbolista, o cualquier jugador de equipo, tiene que tomar decisiones rápidas en función de compañeros y rivales. En los deportes de equipo y de oposición se producen contactos Noviembre-2013 nº 213 22
  • 23. directos y choques. Las recuperaciones de un deporte individual y de un deporte de equipo son distintas. Hace falta el desarrollo de muchos trabajos sobre este tema. Hay muy poco publicado y apenas existen autores que se dediquen a estudiar con exactitud los deportes colectivos. El problema es que los investigadores o autores tenemos muy difícil acceder a los deportes colectivos, y principalmente al fútbol, para analizar situaciones concretas podemos acceder a equipos juveniles, cadetes o de aficionados, y ahí las circunstancias de rendimiento y dedicación son muy distintas a las de los profesionales. Es muy difícil que te dejen trabajar en el ámbito del fútbol profesional, donde pueden analizarse las cosas con criterios más coherentes. Pero los entrenadores no te permiten estar observando y haciendo cosas durante el entrenamiento de sus equipos, porque están sometidos a mucha presión y jugándose la temporada. Resulta que los pocos trabajos que se realizan están basados en equipos de categorías menores o en equipos de aficionados donde los jugadores trabajan y no tienen una dedicación continuada al entrenamiento y a la competición. Nada tiene que ver un cadete o un jugador de regionales con un jugador profesional de Primera o Segunda División. El resultado es que la investigación que se está haciendo es totalmente inespecífica. JC.- ¿Consideras que el entrenamiento globalizado incluye el desarrollo de todas las capacidades de rendimiento que el futbolista requiere? GC.- El problema radica en que hay muchas capacidades que no se pueden trabajar de forma globalizada. ¿Cómo trabajas la fuerza máxima de forma globalizada? Hay capacidades que no pueden trabajarse así. Lo que yo planteo es que en un principio se trabaje de forma más analítica y después se una simultáneamente el trabajo técnico y táctico. Pero hay capacidades que no se pueden trabajar con tareas globalizadas. Por ejemplo, la fuerza máxima no se puede trabajar de forma globalizada. Respecto a la fuerza-resistencia habría que ver cómo podría trabajarse de esa manera, aunque es difícil. El modelo globalizado puede valer para determinadas capacidades, pero no para todas. La velocidad máxima tampoco puede trabajarse así, se podrá trabajar la velocidad conduciendo el balón, no la velocidad máxima. JC.- ¿Pueden reproducirse en el entrenamiento todas las exigencias y condicionantes del partido de competición? GC.- Te puedes aproximar, pero los condicionantes no son los mismos. La propia tensión psicológica que tiene la competición no la tiene el entrenamiento. El contrario que tienes enfrente es tu compañero, no es tu contrario real. Varían muchas circunstancias. Los jugadores no ponen la misma intensidad de trabajo en el entrenamiento que en la competición. Noviembre-2013 nº 213 23
  • 24. M E T O D O L O G Í A Taxonomía de los métodos de entrenamiento (I) Por Jorge Castelo Entrenador Nacional de Fútbol. Doctor en Ciencias del Deporte. Profesor de Metodología del Entrenamiento en la Universidad de Lisboa. Ex-Entrenador Adjunto del Benfica y del Sporting de Lisboa. Profesor de CESFÚTBOL. En un completo, interesante y muy detallado trabajo, Jorge Castelo nos presenta una clasificación y organización de los métodos de entrenamiento. Lo describe con relación a diversos apartados, como son: conceptos básicos, objetivos de la aplicación, reglas para la construcción de tareas, ciclos de aplicación, limitaciones e interacciones, principios de orientación, clases, transferencia al juego, esquemas, patrones de juego, dimensiones funcionales, y el protagonismo del balón. Se trata de la primera parte del tema que se trata, y que tendrá su colofón con una segunda parte que publicaremos en el próximo número. Buen documento el que nos ofrece este magnífico técnico portugués, colaborador habitual de nuestra publicación. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) Al desarrollarse y perfeccionarse nuevas concepciones y prácticas del juego del fútbol el resultado ha sido el surgimiento de diferentes métodos de entrenamiento específico, los cuales divergen entre sí por un determinando perímetro conceptual, por la concreción de los objetivos de juego a alcanzar y por las reglas de construcción, momentos y limitaciones de su aplicación. Ante este panorama es importante clasificarlos. La taxonomía más conocida y difundida a lo largo del tiempo (y aún muy presente) y que realmente afecta a todas o casi todas las modalidades deportivas está basada en tres elementos fundamentales: el técnico (la acción realizada), el físico (los componentes de soporte a la acción) y el psicológico (lo referido a la decisión/ y control de la acción). Serían los elementos elegidos y aceptados por la generalidad de las personas que gravitan en torno al fenómeno deportivo. Fundamentalmente porque, de forma intuitiva, son los elementos más visibles cuando observamos a cualquier practicante o a cualquier equipo tanto en su proceso de Noviembre-2013 nº 213 24
  • 25. entrenamiento como en competición. De todos modos, para las modalidades de carácter colectivo, en las cuales se observan a los jugadores en interacción con los compañeros y en oposición con los adversarios, tenemos la necesidad de dar importancia y explorar otros dos elementos esenciales: el táctico (la dinámica de decisión y de comportamiento que fluye derivada de un entorno en constante transformación) y el estratégico (la preparación de los jugadores para los diferentes escenarios plausibles que se dan en la competición). Esta taxonomía basada en cinco elementos se ha ido desarrollando y evolucionando con la intención de sistematizar y mejorar el conocimiento de las diferentes modalidades deportivas, pero también para facilitar la comunicación entre directores deportivos, entrenadores, jugadores, periodistas, etc., a través de un lenguaje sintético y de fácil y rápido entendimiento. Sin embargo, a pesar de todo el esfuerzo intelectual invertido, estos elementos básicos no terminan de discriminar ni consiguen, en la mayoría de los casos, responder de forma concreta a las necesidades específicas de cada modalidad deportiva conocida. Las razones de este hecho se basan precisamente en el elevado nivel de especificidad que han alcanzado con el paso del tiempo las modalidades deportivas más evolucionadas, obligando a nuevas formas de reconocimiento de sus realidades competitivas, tanto como de los correspondientes procesos de preparación. Veamos un simple ejemplo: si observamos a un atacante conduciendo el balón por el espacio de juego, verificamos que desarrollará decisiones e interacciones de mayor o menor complejidad en función del número de opciones estratégico-tácticas elaboradas por sus compañeros y también de una mayor presión defensiva de sus rivales, que tratan de reducirle el espectro decisorio-motor. Dicho de otra manera, los diferentes flujos de información que brotan desde la emergencia de las complicaciones del juego en constante transformación se proyectan en el cuadro de una mayor o menor complejidad de comportamiento, transitándose rápidamente entre situaciones-problemas con diferentes grados de resolución. Entendido esto, se hace importante desarrollar otras formas de clasificación que produzcan impactos mucho más expresivos y específicos desde el punto de vista estructural y funcional, para un conocimiento profundo de cada modalidad y, consecuentemente, promover su desarrollo en el panorama del proceso de entrenamiento de los individuos y de los equipos. Es a través de este conocimiento profundizado como se conceptúan y se hacen operacionales contextos situacionales, reproduciendo la funcionalidad de las conexiones entre informaciones relevantes y acciones específicas del juego, con vistas a la correcta evolución y transformación de la competición deportiva. En lo referido al fútbol, además de la importancia atribuida a esta taxonomía básica, ha sido por la constante búsqueda de la victoria y porque los entrenadores han sentido la necesidad de experimentar otras formas de clasificación de los elementos básicos del juego pero también, y ciertamente más importante, por los diversificados patrones que emergen en virtud de las múltiples y complejas posibilidades de interacción entre estos elementos, dando lugar a una mejor funcionalidad. No es casual utilizar denominaciones más integradoras para definir cada fenómeno de juego, como términos del género “acciones táctico-técnicas”, “planos estratégico-tácticos”, “acciones colectivas en regímenes aeróbicos”, etc., los cuales manifiestan la intención de asociar partes del todo, dándoles inmediatamente un orden de sucesión en el proceso de entrenamiento o competición. Partiendo desde esta perspectiva, se han ido formulando y reformulando conceptos del juego del fútbol con la intención de descomponer y reorganizar diferentes formas de sistematización de los datos de análisis, estableciéndose, por ejemplo, conceptos como: las fases (ataque-defensa), las etapas (construcción-creación- finalización) y los momentos de juego (transición defensa-ataque y ataque-defensa). De esta manera, al introducirse nuevas ideas y conceptos, se enmarcaron diferenciadamente no sólo sus contornos, sino también sus dinámicas interactivas contenidas en amplios parámetros de carácter estratégico-táctico. Descifrando constantemente los códigos esenciales a la naturaleza del juego percibiendo como éstos se han ido transformando y evolucionando hasta la actualidad, y pronosticando la forma de cómo se irán a perfeccionar y desarrollar en un futuro próximo, se abre una Noviembre-2013 nº 213 25
  • 26. nueva perspectiva con impactos determinantes en la direccionalidad de los procesos de preparación de los jugadores y de los equipos. Desvelándose así nuevas concepciones y prácticas del juego futbolístico sin romper su lógica interna (que es producto de la interacción de sus reglas y de las posibilidades de acción permitidas y explotadas por los jugadores en diferentes proporciones de carácter estratégico, táctico, técnico y físico), y de ahí resultan diferentes métodos específicos de entrenamiento, los cuales divergen entre sí por un determinado perímetro conceptual, por la concreción de los objetivos generales y particulares a alcanzar jugando, y también por reglas de construcción, momentos y limitaciones de su aplicación. En definitiva, en el proceso de entrenamiento se pretende que la esencia del juego en sus diferentes vertientes sea devuelto a los jugadores para que éstos lo entiendan de forma íntima, sabiendo de las razones de sus elecciones basadas en la alteración constante de los flujos informacionales, en la posibilidad-libertad de decidirse y actuar en un momento concreto, interfiriendo positivamente en la alteración de un futuro que queremos que se dé, pasando también por el gusto y el placer de la irreversibilidad de su realización (cada momento del juego es único e irreversible). Taxonomía, exclusividad y universalidad Una taxonomía clasifica y organiza. En el caso del proceso de entrenamiento del juego del fútbol esta clasificación es posible en virtud de la originalidad y unicidad de cada método, debiendo pertenecer a una y sólo una categoría o clase (exclusividad) y contener propiedades, señales y relaciones comunes dentro de ésta, permitiendo así que tal categorización sea posible (individualización). El significado básico de la palabra taxonomía es clasificar o categorizar. Sin embargo, puede tener también un sentido más amplio, refiriéndose a los principios orientadores que rigen esa misma clasificación. En el tema que nos ocupa nuestra intención es clasificar y ordenar toda una panoplia de métodos y medios con carácter general y específico que existen en el ámbito del entrenamiento futbolístico. Estableciendo y simultáneamente respetando un conjunto de reglas orientadoras bajo las cuales se asientan presupuestos lógicos e inteligibles, soportados por conocimientos del juego actualizados. En este sentido, la presente taxonomía clasifica métodos de entrenamiento, pero también sus divisiones, ordenándolas funcionalmente según conceptos, o sea, sobre una idea o representación general. No obstante, por muchas reflexiones que podamos realizar, es importante que desde un primer momento respetemos dos atributos esenciales de la materia que se analiza: la exclusividad y la universalidad. La exclusividad, esto es, el hecho de que a pesar de semejanzas estructurales y posibles superposiciones funcionales cada método de entrenamiento es original y único, debiendo pertenecer a una y sólo una categoría o clase. La universalidad, por cuya virtud todos los métodos de entrenamiento utilizados contienen propiedades, señas y relaciones comunes, que permiten que su categorización sea posible. A partir de estos dos atributos y del arco conceptual de los métodos de entrenamiento, nos enfrentaremos abiertamente a los objetivos generales y particulares a alcanzar con su aplicación, a las reglas operacionales que se ajustan al concepto y objetivos a concretar, a los tiempos de la sesión o del microciclo dirigidos a todo un potencial de capacidades acumuladas por los jugadores y por los equipos, a las limitaciones que todos y cada uno de los métodos de entrenamiento (por no existir ningún método que contenga en sí mismo todos los ingredientes esenciales que afectan al desarrollo y evolución de jugadores y equipos) y, finalmente, a las interacciones más o menos robustas en términos de afinidad lógica (de carácter estructural y funcional), inteligible (conexión entre las informaciones relevantes y las interacciones motoras) y metodológica (transferencia positiva y significativa entre los procesos de entrenamiento y competición) existentes entre los diversos métodos. Noviembre-2013 nº 213 26
  • 27. Esta afinidad lógica deriva del hecho de que tienen una procedencia común, porque su concepción no puede devenir sino de aquella forma que lleva a la perfección en el proceso de entrenamiento: la observación del propio “juego”. Y cuanto más queramos perfeccionar los métodos de entrenamiento, más debemos aumentar la complejidad de la decisión, del comportamiento y de la relación, yendo de lo menos a lo más complejo, de lo menos a lo más próximo a la realidad competitiva, de lo más concreto y perceptible a lo más abstracto e intangible. Esto significa, ni más ni menos, que cualquier aproximación del método de entrenamiento a la realidad del juego ha de transitar y desenvolverse en una lógica inteligible que implica incrementar la complejidad de decisión y la complejidad motora. No es de extrañar que para conseguirlo haya que determinar ciertos condicionantes en los ejercicios que no forman parte del reglamento del fútbol. Por ejemplo, cuando imponemos un número de contactos con el balón en cada acción, cuando fijamos un número de pases en cada proceso de ataque, o cuando fijamos un tiempo límite para finalizar un contraataque, etc.; prescripciones éstas que posibilitan el surgimiento de escenarios o complicaciones situacionales de entrenamiento cuya aplicación sistemática a lo largo del proceso de entrenamiento se convierten en hábitos o rutinas de trabajo, manteniendo conexiones específicas entre la información que proporciona el entorno y las acciones a realizar en el juego, convirtiéndose en esenciales para el desarrollo o para el mantenimiento de las prestaciones competitivas. En conclusión, los métodos específicos de entrenamiento para el juego futbolístico se asumen como escenarios para la preparación de jugadores y equipos, y hay que saber orientarlos en determinado sentido para que particularicen un tipo concreto de organización del equipo. Paralelamente a la concepción de escenarios se desarrolla un tipo específico de complicación estratégico-táctica, constriñendo las decisiones-acciones de los jugadores, induciéndoles a explorar nuevas informaciones y a ejecutar soluciones creativas de la situación-problema, aumentando sus posibilidades de acción. Al referirnos a la complicación estratégico-táctica intentamos establecer un sustento lógico y racional del desarrollo de los acontecimientos en un cuadro temporal centrado en un conflicto (cooperación-oposición) con determinado nivel de tensión. La aplicación de cualquier método de entrenamiento debe orientar las acciones exploratorias de los jugadores para que se mantengan concentrados en las informaciones relevantes, no dejando el proceso de aprendizaje sin un fin específico sino, al contrario, organizarlo didáctica y metodológicamente en función de objetivos previamente definidos. En presencia de una ecuación dada, el proceso de entrenamiento implica una estructuración pertinente y permanente (a lo largo de una sesión o en el continuo de diferentes sesiones) de las tareas estratégico-tácticas propuestas por el entrenador, unidas a una selección y transformación de fuentes de información disponibles en los escenarios y complejidades definidos por los métodos específicos aplicados. Uno de los objetivos en su desarrollo práctico pasa por el hecho de que los jugadores investiguen activamente sobre las informaciones relevantes y no se limiten a recibirlas pasivamente, para así afinar en su percepción, explorando las soluciones más eficaces en cada momento del juego. Noviembre-2013 nº 213 27
  • 28. Perímetro conceptual de los métodos de entrenamiento Para la concreción de los objetivos propuestos es importante que en un primer momento aseguremos con la máxima precisión posible el perímetro conceptual de cada método de entrenamiento, fundamentalmente en lo que se refiere a las situaciones y contextos específicos en el que éstos se presentan en la competición. Sólo de esta manera será posible demarcar claramente una identidad para cada método de entrenamiento y, simultáneamente, una integridad metodológica en la que se apoyen los presupuestos esenciales para su concepción y operatividad en el marco de una lógica transformativa emanada por la realidad competitiva. Expliquémonos: una realidad en transformación no se contiene en sí misma, se extiende al frente rumbo a un futuro deseado, siendo trabajada en el presente. Todo desarrollo del ser humano, individual o colectivamente, es construido en torno a la habilidad de comprender el presente proyectándolo hacia el futuro. Esto significa que, aunque busquemos la identidad e integridad de cada método de entrenamiento, tenemos la convicción de que éstos se transforman continuamente a lo largo del proceso de preparación de jugadores y equipos en una dirección absolutamente determinante y objetiva: la competición. En la línea del presente razonamiento, cualquier método de entrenamiento en el marco de su representación evolutiva, sea para el mantenimiento de la posesión del balón, sea para la concreción del objetivo del juego (finalización), sea para el perfeccionamiento técnico, etc., será dirigido hacia la especificidad de la lógica competitiva, pues ésta es y será la matriz o raíz fundamental de cualquier método de entrenamiento del juego del fútbol. Dicho de otra forma, cualquier método específico de entrenamiento debe tener en cuenta tres presupuestos esenciales. En el primero es fundamental establecer una correcta secuenciación metodológica en el marco de la sesión de entrenamiento del microciclo de preparación. En el segundo presupuesto se debe velar por mantener una elevada congruencia entre la dinámica evolutiva de cada método de entrenamiento y la lógica interna del juego o del modelo que se intenta implementar. En el tercer presupuesto es vital que el entrenador monitorice constantemente el desenvolvimiento de las situaciones de juego resultantes del método de entrenamiento aplicado, haciendo que los jugadores respeten las reglas que sostienen su construcción. Es igualmente importante que esté atento a la aplicación de posibles prescripciones accesorias. Si este seguimiento minucioso no se realizara, el método de entrenamiento aplicado tomará irremediablemente la dirección de una vivencia aproximada a la realidad competitiva que no será negativa en sí misma, pero que alterará substantiva y significativamente las conexiones entre información relevante y las acciones específicas conducentes a su resolución. Si ello se produce, no se culminará el desarrollo y la mejora de las partes del todo que queríamos objetivamente enfatizar desde el inicio del proceso. Objetivos de la aplicación de los métodos de entrenamiento Una vez resuelta la problemática del establecimiento del perímetro conceptual, importa a continuación saber cuáles son los impactos inherentes a su realización, esencialmente en lo que se refiere al aprendizaje, perfeccionamiento y desenvolvimiento de los jugadores en el amplio cuadro de posibilidades de la organización dinámica del equipo influenciando la transformación de sus actitudes, decisiones y acciones en una dirección propia y exclusiva, modelando al colectivo en función de un modelo de juego. Esto significa que a pesar de que cada método de entrenamiento procura representar la totalidad del juego, sabemos que éste implica una mayor o menor parte de esa realidad de forma particular. La idea subyacente es que la interactividad de los métodos de entrenamiento, cuando cooperan e incluso compiten entre sí, deben potenciar los efectos positivos de todos y cada uno de ellos simultáneamente. Su concepción debe tener como punto de partida privilegiar y forzar la interacción de las diferentes facetas que emergen del juego del fútbol. De ahí que la construcción Noviembre-2013 nº 213 28
  • 29. “Las tareas a desarrollar en cada método de entrenamiento no deben desenfocar los verdaderos objetivos del juego” de cualquier método de entrenamiento debe basarse en un pensamiento conceptual que asuma la integridad del juego en sus diferentes vertientes y una operación que respete la plenitud de su complejidad. Corresponde al entrenador la conceptualización de los métodos, observando continuamente sus niveles de éxito y teniendo la intención de verificar cuáles son los presupuestos que eventualmente lo pudieran frustrar. Sabiendo de inicio que siendo el método de entrenamiento una construcción hipotética, si se observara un reducido nivel de éxito, ello sólo podría deberse a dos fuentes problemáticas: incorrecta concepción del método de entrenamiento o incapacidad de los jugadores para responder a los objetivos hipotéticamente previstos. Dicho de otra manera, el incremento de una limitación conceptual de entrenamiento no puede subvertir los objetivos fundamentales para los cuales el método se concibió, pero también hay que tener claro que los jugadores implicados deberán explorar y adaptarse a las nuevas condiciones situacionales, persiguiendo continua y persistentemente los objetivos establecidos. Partiendo de estas bases inteligibles (concepto y objetivos) hacia la concepción de una parrilla taxonómica de los métodos de entrenamiento para el juego futbolístico, facilitamos a los entrenadores su selección en función de una amplia escala de variables, como son la planificación de las sesiones de entrenamiento, las capacidades momentáneas de los jugadores, la especificidad de las informaciones que toda acción de juego promueve, el modelo de juego adoptado y los objetivos perseguidos; minimizando, en función de ello, la posibilidad de la existencia de distracciones o desvíos, merced a la clara comprensión en la localización de un objetivo particular con relación a otros que, por la razón que fuese, no interesa en un momento dado promover y explicitar. En este marco, es importante señalar que las tareas a desarrollar en cada método de entrenamiento no deben desenfocar los verdaderos objetivos del juego. Así, por ejemplo, en la utilización de los métodos para mantener la posesión del balón o en los métodos dirigidos los jugadores tienen la tendencia de focalizar su atención en la mera posesión o en la circulación del balón, olvidando cualquier intencionalidad táctica de alcanzar la portería rival. De esta forma desenfocan el objetivo prioritario del juego: el gol. En estos casos, las conexiones entre información relevante emanada de los contextos situacionales con propiedades emergentes y las acciones realizadas se están afinando con relación a los atacantes, el balón, el espacio y los adversarios, sin tener en cuenta el fundamento de atacar o defender la portería. Ante esta tendencia es importante subrayar que todo método de entrenamiento debe ser encarado como un medio cuyas tareas a realizar no deben ser un fin en sí mismo. En resumen, estando los métodos de entrenamiento soportados por una lógica de juego o por una forma específica de jugar, es decisivo que se conceptúen y se hagan operativos en una total y progresiva convergencia con un amplio cuadro de la dinámica competitiva, o sea, de orden y desorden de carácter transitorio, aleatorio e imprevisto. Noviembre-2013 nº 213 29
  • 30. Reglas para la construcción de los métodos de entrenamiento Partiendo del encuadre conceptual teórico y práctico que cada método de entrenamiento sostiene, se hace evidente la necesidad de un estado particular y detallado que defina las reglas metodológicas para su construcción. En último término, son las reglas, y sólo las reglas, las que desarrollan y soportan las condiciones estructurales de los métodos de entrenamiento (espacio, tiempo, número, instrumentos…), las cuales producen escenarios, complicaciones y contextos de juego que inducen a las decisiones-acciones específicas de carácter individual y colectivo. A partir de estas reglas se pueden pronosticar formulaciones explícitas de sus efectos específicos (adaptaciones) que en el cuadro de las hipótesis plausibles se espera que acaben sucediendo. En este sentido es posible la manipulación en diferentes escalas partiendo de los constreñimientos estructurales, induciendo al surgimiento de emociones, pensamientos, decisiones y comportamientos que actúan y se realimentan adaptaciones ante las diferentes situaciones-problemas de juego. En definitiva, que así se potencian múltiples posibilidades de variación interactiva en el marco de un mayor o menor grado de libertad de acción, que se organiza en función de los condicionantes estructurales, las cuales desenvuelven diferentes escenarios contextuales en función de cada método aplicado. Ejemplos de esta variación son la forma en la que el espacio de práctica puede ser utilizado y marcado, las maneras de establecer diferentes relaciones numéricas entre los jugadores y equipos, el establecimiento de tiempos de decisión-acción que pueden ser aumentados o disminuidos en función de los espacios o el número de jugadores involucrados, y el establecimiento de diferentes dinámicas estratégico-tácticas que pueden ejercer mayor o menor presión sobre las acciones colectivas. En esta perspectiva es importante hacer referencia a que en cada momento del desenvolvimiento dentro del marco del proceso de entrenamiento es prácticamente imposible presentar a los jugadores escenarios o contextos de juego que incluyan los mismos estímulos, señales, indicaciones o informaciones que estaban ya presentes cuando se daba la situación original de aprendizaje, durante el proceso de formación o incluso durante la planificación anual del entrenamiento. Así, la aplicación y repetición de un determinado método específico de entrenamiento necesita siempre de reestructuraciones de las diferentes tareas (dándoles mayor o menor énfasis) inherentes a la situación-problema, lo cual obliga a una conexión positiva y significativa entre la capacidad del jugador y los efectos adaptativos específicos que el entrenador hipotéticamente propone, en el ámbito de un proyecto común que se denomina “del equipo” (modelo de juego). Momentos temporales para su aplicación Todos los métodos de entrenamiento se anclan en una temporalidad basada en dos cuestiones: el momento en que es aplicado durante la secuencia de la sesión o del microciclo de preparación y la duración de esta aplicación que puede incluir un determinado número de repeticiones intercaladas por pausas de recuperación porque sólo de esta forma es posible potenciar positivamente sus efectos de entrenamiento. Dentro de esta línea de sincronización aplicativa, temporal y metodológica, los métodos específicos de entrenamiento se deben dirigir a todo un potencial desarrollado, acumulado y prontamente disponible para ser estimulado, con la intención de resolver las diferentes situaciones-problemas en una dirección que cree condiciones ventajosas para la asimilación del modelo de juego adoptado. En otras palabras, el jugador, al aprender, aumenta su capacidad de adaptación y de interacción con los variados y transitorios contextos situacionales más o menos complejos que se desarrollan en su entorno. Sin embargo, la forma de resolución de la situación nunca es absoluta y válida para todas las circunstancias del juego. Noviembre-2013 nº 213 30
  • 31. En este ámbito hay que tener en mente que si la capacidad del jugador para decidir y actuar, adquirida en determinado momento de su desenvolvimiento, no fuera precisa y operativa en otros momentos estructuralmente y funcionalmente similares, poca ventaja habría entonces en el hecho de que el jugador se esforzara en aprender, aplicar y repetir. Luego, es importante subrayar que la variabilidad inherente a las situaciones de juego obliga a que la decisión y acción sean adaptables y flexibles frente al contexto en que se encuentren. Así, los conocimientos y comportamientos motores de los jugadores deben ser considerados adecuados y precisos no en el sentido de que será eternamente comprobada su eficiencia y eficacia, sino como base de interpretación y exploración de otras formas de resolver problemas semejantes, ajustando constantemente las soluciones motoras al flujo de información pertinente que emana de cada complejidad situacional de juego. A modo de conclusión, es clave atender a las cuestiones que derivan de la secuenciación de los medios de entrenamiento en los parámetros temporales señalados, esto es, sesión y microciclo de preparación, tanto como respetar una progresión orientada según un proyecto de modelación estratégico-táctica del equipo. Analicemos un ejemplo para el entendimiento de esta modelación que deriva de las subdivisiones de los métodos de entrenamiento del juego futbolístico. Imaginemos un medio de entrenamiento para el perfeccionamiento de las acciones técnicas de recepción-pase ejecutadas con un reducido número de contactos con el balón por intervención (por ejemplo, máximo dos toques), en condiciones de juego de número y espacio reducido (por ejemplo: 4 contra 4 en una superficie de 30 x 25 metros). La aplicación de este medio de entrenamiento para el perfeccionamiento técnico podrá naturalmente confundirse con un medio para el mantenimiento de la posesión del balón. Ahora bien, lo que diferencia a uno de otro es el hecho de que el entrenador induzca a los jugadores a que estén altamente concentrados en la eficacia de la recepción-pase y no tanto en la calidad de la decisión que ellos realicen cuando combinen con los compañeros mejor posicionados en el terreno de juego con vistas a dar continuidad y fluidez al proceso ofensivo. En este marco, en cuanto en el primer método de entrenamiento (perfeccionamiento técnico) el entrenador podrá organizarlo aislando la acción (por ejemplo rompiendo de forma puntual la conexión más relevante entre información y acción), independientemente de haberse decidido por el compañero mejor situado en el espacio de práctica, en el segundo método de entrenamiento (para el mantenimiento de la posesión) el entrenador induce a los jugadores a que perciban el contexto de juego ajustando sus acciones de recepción-pase con relación al desenvolvimiento eficaz de la acción colectiva. En este ámbito, si los comparásemos, no existiría duda alguna en cuanto a la complejidad y riqueza estratégico-táctica de uno y otro método de entrenamiento, siendo claramente el de mantenimiento de la posesión de balón el que recrea y desarrolla contextos cuyas prescripciones e informaciones específicas revelan (aunque sea de forma poco significativa) una mayor aproximación a la realidad de juego. Limitaciones de los métodos de entrenamiento Correlativamente a los conceptos, objetivos, reglas y momentos de aplicación de los diferentes métodos de entrenamiento, igualmente se verifica un conjunto de constreñimientos que podrían minimizar sus efectos de carácter positivo, pero también evitar la amplificación de efectos negativos. En un cuadro amplio que abarque los diferentes métodos de entrenamiento podemos enfrentar dos tipos de limitaciones. La primera, de orden intrínseco, se sustenta en el hecho de que cada método de entrenamiento no contiene en su esencia todos los ingredientes estratégico-tácticos fundamentales para el desenvolvimiento de los jugadores y de los equipos. En realidad, cuando procuramos concretar una totalidad (el juego) o parte de esa totalidad sin fracturarla, en muchas circunstancias se especifican y se afinan aspectos particulares de ese mismo juego. Por tanto, todos los métodos evidencian límites caracterizadores de su propia identidad e integridad metodológica. La segunda, de orden extrínseco, se desarrollaría a partir de la incorrecta aplicación de las reglas de Noviembre-2013 nº 213 31
  • 32. “Es importante que se evolucione hacia el trabajo de sectores o competitivo, aprovechando el fenómeno de la transferencia positiva que se produce” construcción de cada método, una utilización exagerada del tiempo, o bien de su aplicación sistemática y de forma invariable. En ese cuadro se desenvuelven condiciones y constreñimientos contraproducentes que producen, a corto o a largo plazo, transferencias negativas para el entendimiento de los conceptos del juego que le son inherentes, pero también de índole perceptivo-motora, para la evolución del jugador y del equipo en cuanto a la resolución de las diferentes situaciones que se presentan a cada momento. Por ejemplo, cuando se utilizan los métodos de entrenamiento para potenciar a los jugadores en sus posiciones y misiones tácticas específicas en el cuadro de la organización del equipo. Es importante que se evolucione hacia el trabajo de sectores o competitivo, aprovechando el fenómeno de la transferencia positiva que se produce. Si no lo hiciéramos así, limitaríamos negativamente el radio de acción de los jugadores, estableciéndose nociones equivocadas en sus desplazamientos a lo ancho y a lo largo, y también compartimentaríamos en exceso las acciones colectivas de carácter sectorial e intersectorial. En definitiva, a pesar que todo el método de entrenamiento lo hayamos conceptuado en el sentido de aproximación a la competición real, éste jamás representará en toda su amplitud el nivel de complejidad que el juego del fútbol desarrolla y exige a los jugadores y equipos. Por lo cual es importante alejar de nosotros cualquier tipo de tentación de pensar que los métodos de entrenamiento representan tanto o más que el propio juego, por mucho que podamos elaborar normas todavía más exigentes que el juego en sí. Por el contrario, los métodos de entrenamiento serán siempre una parte grande o pequeña del juego, conteniendo quizá (si fueran correctamente aplicados) las conexiones informacionales relevantes para decidir e interactuar con los demás contextos situacionales con propiedades emergentes. La discrepancia operacional existente entre los diferentes métodos de entrenamiento y el juego reside en el hecho de que el fútbol evidencia una panoplia de coyunturas que dependen y derivan de la mayor riqueza de los contextos situacionales que se originan en los diferentes grados de aleatoriedad, imprevisibilidad y transitoriedad. Siendo de todo imposible contemplar y predeterminar la reproducción de situaciones de juego cuya naturaleza brota de todos los parámetros y posibilidades, y también de la imprevisibilidad de su acontecer, sea en el plano mental (decisión), sea en el plano motor (ejecución). Basta con que sólo nos preguntemos ¿cómo se entrena una situación de penalti que decide el resultado final de un partido? Es totalmente imposible reunir en un entrenamiento las condiciones emocionales, los dramas y las complicaciones estratégicas, tácticas y técnicas que tal situación comporta. Es importante llamar la atención sobre el hecho de que el juego del fútbol es una modalidad colectiva de carácter “abierto”, con acontecimientos cuya variabilidad, transitoriedad y aleatoriedad es elevada. Por tanto, no se puede esperar que el estudio y aplicación metodológica de los métodos de entrenamientos, por rigurosos que sean, vengan a plasmarse de forma plena, eficaz, inmediata y constante durante la competición. Ni siquiera del análisis de los mejores equipos del mundo se verifica una transferencia total y positiva (en el sentido de una eficacia constante) de las condiciones y contextos de entrenamiento en los que se sumergen, en el momento de enfrentarse a condiciones y contextos competitivos en los que se espera que dejen surtir sus efectos. La auténtica realidad es que la lucha competitiva se desenvuelve por la confrontación de dos equipos con objetivos perfectamente demarcados y antagónicos en los que cada una de las escuadras intenta imponer su forma específica Noviembre-2013 nº 213 32
  • 33. de jugar en un registro estratégico-táctico lo más favorable posible al despliegue de sus acciones colectivas. Por tanto, no nos parece legítimo que nos extrañemos cuando se evidencien las limitaciones que cualquier método de entrenamiento presenta en sí mismo, confrontado con la enorme variabilidad de señal “abierta” propia de la confrontación competitiva. El hecho de que utilicemos, por ejemplo, muchos métodos de entrenamiento de la finalización no nos garantiza que los contextos situacionales propicios y las acciones de remate van a ser reproducidos en el momento de competir. Por el hecho de que se verifiquen relaciones de tan bajo orden no vamos a dejar de hacer operativos métodos de entrenamiento de la finalización. Por el contrario, la única manera de que superemos esos bajos niveles de relación entre el número de acciones que llevan a la finalización y el número de finalizaciones que culminan en gol va a ser aumentar el tiempo, la calidad y el rigor de estos métodos de entrenamiento. Concluyendo, desde este punto de vista no será sorprendente que durante la competición en general, durante una buena parte de ésta o simplemente en los momentos más críticos, uno de los equipos presente mejores y más ricos argumentos de carácter táctico, técnico, estratégico, mental y físico, y así plasme realmente todo su potencial, evitando al mismo tiempo que su rival lo pueda aplicar. En competición, cualquiera de los equipos despliega sus argumentos estratégico-tácticos en función de sus cualidades y competencias, pero también en función de aquello que el rival permite exteriorizar, y de ahí la expresión “en competición, ninguno de los equipos juega solo”. Interacciones entre los métodos de entrenamiento Todos los métodos específicos de entrenamiento del juego de fútbol, en el marco de un amplio abanico de posibilidades para su concepción y ejecución, promueven metodológicamente dos tipos de interacciones. La primera interacción se desenvuelve en el interior del perímetro conceptual del método aplicado, en el cual se posibilita la utilización de una panoplia de medios exclusivos, pudiendo éstos estar sistematizados y secuenciados en el tiempo a partir de presupuestos de mayor o menor complejidad y dificultad para su realización. El grado de influencia de estos dos términos se manifiesta, en general, por la cantidad de información existente en el entorno y por el mayor o menor números de alternativas resolutivas de la situación que sean plausibles. La complejidad de las tareas inherentes a los métodos de entrenamiento deriva de la cantidad de información susceptible de ser tratada. Una situación será tanto más compleja cuanta más cantidad de información se hace necesaria al jugador para poder organizar su resolución apelando a sus capacidades de decisión y de ejecución motora. La dificultad del método de entrenamiento se sostiene en el número de posibilidades de resolución de las situaciones de juego planteadas. Así, una situación será tanto más difícil de resolver cuanto menor sea el número de opciones tácticas plausibles que otorgue. Es evidente que estos dos términos se complementan el uno al otro, siendo en la práctica indisociables. Veamos un ejemplo práctico fácil de entender, imaginemos la aplicación de un método de entrenamiento para la finalización organizado en un espacio de 40 x 30 metros, entre dos equipos de Noviembre-2013 nº 213 33
  • 34. portero + 5 contra 5 + portero. En una primera fase el entrenador no determina tipo alguno de limitación, excepto las que el propio reglamento del fútbol impone. En una segunda fase se aumenta la complejidad y dificultad del método de entrenamiento, considerando válidos sólo los goles conseguidos a través de remates de larga distancia (20 metros o más) o a consecuencia de balones centrados desde las bandas. En una tercera fase el entrenador ajusta a los jugadores a un marco de organización básica, atribuyendo misiones tácticas concretas a cada jugador y fijando un máximo de tres toques de balón por jugador en cada intervención sobre el mismo. Por último, se mantienen las mismas prescripciones de la fase anterior y aún aumenta la complejidad de la práctica por medio de una limitación colectiva: ninguno de los equipos puede realizar más de cinco pases antes de culminar el proceso ofensivo. En suma, la aplicación sucesiva y secuencial de los constreñimientos indicados irá indudablemente a desarrollar presupuestos para aumentar la dificultad y complejidad del método de entrenamiento. Sin embargo, hay que prestar atención fundamental a que este aumento de la complejidad no llegue a comprometer en modo alguno los objetivos para los cuales se concibió e hizo operativo este método de entrenamiento. Si ello aconteciera, nos abocaríamos a subvertir absolutamente toda la lógica del proceso de entrenamiento. Esta subversión es fácilmente reconocible en la práctica, porque produciría una reducción significativa del número de remates realizados por unidad de tiempo. Y si esa reducción se diera, el método de entrenamiento aplicado dejaría de ser apropiado para la finalización, pasando a tener un enfoque diferente de aquel para el que fue concebido. La segunda interacción se desarrolla en dirección al perímetro conceptual de los otros métodos de entrenamiento, interactuando con éstos, penetrando en su campo estructural y funcional, siendo observable una aparente ampliación de sus límites originales. Efectivamente, cada método de entrenamiento va ligado extrínseca e intrínsecamente con los fundamentos y conceptos básicos de los métodos de entrenamiento que les son semejantes o que establecen con éstos una progresión y una transferencia lógica de carácter contextual basada en decisiones y acciones específicas. Analicemos una interacción lógica establecida por tres métodos de entrenamiento diferentes. Las normas para la construcción de los métodos de entrenamiento metaespecializados obligan a la delimitación del espacio de actividad en pasillos y sectores de juego, en el interior de los cuales se colocan diferentes relaciones numéricas básicas de juego (por ejemplo, 1x1, 2x2, 2x1, 3x2 y 3x3). En este marco determinaremos desplazamientos de uno o dos jugadores de unos espacios a otros, cuando estén en fase ofensiva, forzando así situaciones de igualdad o superioridad numérica. Con este tipo de distribuciones se compartimentan los equipos, pero se mantiene constantemente la anchura y la largura del ataque y de la defensa, en la cual los jugadores situados en el pasillo central tendrán más posibilidades de intervenir en los pasillos laterales que a la inversa. En el siguiente paso, el reajuste de estos métodos de entrenamiento para que sirvan como sectoriales e intersectoriales pasa fundamentalmente por la eliminación de las líneas que demarcan los corredores de juego, permitiendo que los jugadores colocados en los ejes central y/o laterales puedan intervenir activa y constantemente, desplazándose hacia el centro o hacia los lados sin limitación alguna. De esa manera puede producirse ocasionalmente la largura de los ataques, pero se gana en movilidad y libertad de los jugadores situados en cada sector de juego. En lo que se refiere a la profundidad del equipo, esto es, al evolucionar de un sector a otro, las normas podrían ser básicamente iguales a las que se habían determinado para el método metaespecializado. Finalmente, el reajuste de los métodos de entrenamiento sectoriales e intersectoriales hacia el trabajo competitivo pasa esencialmente por la eliminación de las líneas que demarcan los sectores de juego, y ahora los jugadores podrán desplazarse entre sectores, aumentando o disminuyendo la profundidad defensiva u ofensiva del equipo en función de las circunstancias tácticas de juego. La aplicación sucesiva de los respectivos métodos enunciados traduce la elevación secuencial de la complejidad de las situaciones de juego, aproximándose a las condiciones de la lucha competitiva. En el caso que nos ocupa, los jugadores irán a prestar atención a las nociones de su espacio esencial de actividad, y también a sus misiones tácticas en interacción con los compañeros (transferencia positiva Noviembre-2013 nº 213 34
  • 35. que deriva de los otros métodos de entrenamiento aplicados), teniendo ahora mayores grados de libertad para decidir y actuar, dialogando simultáneamente con mayor número de informaciones por unidad de tiempo. Si analizamos atentamente la interacción metodológica descrita, verificamos que para cada uno de los métodos de entrenamiento referidos sólo utilizamos la redefinición del espacio de actividad, substrayendo a la vez los pasillos y los sectores de juego. Ahora bien, en todo el proceso no ha habido alteración del número de jugadores o del número de contactos con el balón por jugador o de las condiciones estratégico-tácticas para hacer gol, o de las condiciones temporales de decisión-acción. Simplemente redefinimos progresivamente el espacio de actividad de cada jugador en el cumplimiento de sus misiones tácticas en el cuadro de la organización dinámica del equipo, el cual va aumentando progresivamente el radio de intervención de los jugadores, las relaciones numéricas posibles y de acontecimiento plausible con los mismos o diferentes compañeros y adversarios, las posibilidades de intervención en el centro del juego o fuera de éste durante el desarrollo del proceso ofensivo-defensivo, las configuraciones estratégico-tácticas organizadas en el plano de la profundidad y de la largura del equipo, la necesidad de tomar decisiones bajo diferentes registros rítmico modeladas por coyunturas de juego en constante transformación conteniendo un mayor o menor grado de informaciones pero atendiendo sólo a las que son más pertinentes. En el marco que hemos presentado, una vez se hace notar el hecho de que los métodos de entrenamiento tienen una descendencia y ascendencia común, que parte y finaliza a la vez en un denominador común, que es el contexto competitivo. Taxonomía: principios orientadores A medida que la experiencia y la investigación insuflan conocimientos más refinados y exactos sobre el juego del fútbol, vamos cambiando el ajuste y el afinamiento de los métodos de preparación de los jugadores y de los equipos, con la intención de lidiar conceptual y operacionalmente con estos nuevos conocimientos de forma convincente. Una taxonomía de los métodos de entrenamiento del juego de fútbol tiene que ser conceptuada respetando un conjunto de principios y reglas orientadoras de manera que lleguemos a establecer una racionalidad lógica y metodológica en la dirección hacia un proyecto individual de perfeccionamiento y desenvolvimiento, en el marco de una dinámica colectiva. Ciertamente, cuanto mayor sea el número de criterios de análisis utilizados y el respeto que les tengamos, más precisa y fiable será la categorización derivada de la taxonomía elaborada. Por nuestra parte, estableceremos cuatro principios orientadores: 1º.- propiciar clases, 2º.- fomentar una lógica, 3º.- compatibilizar conocimientos, y 4º.- elaborar esquemas descriptivos. Propiciar familias o clases El primer criterio fundamental en la construcción de una taxonomía cualquiera pasa por el establecimiento de familias o clases que en este caso denominamos de métodos de entrenamiento. Estas clases o familias detentan simultáneamente características comunes, pero también diferencias fundamentales, fundamentadas esencialmente en la identidad e integridad propias. En efecto, estas diferencias son consubstanciadas por contextualidades situacionales, las cuales varían las relaciones entre espacio, tiempo y número, tanto como los niveles informacionales relevantes que iluminan para la ejecución de diferentes acciones ajustadas a la necesidad de su resolución. En este campo se desarrollan diferentes niveles de especificidad escalonados en función de la lógica interna del juego o de una forma particular de jugar que tenga un equipo. Noviembre-2013 nº 213 35
  • 36. Desde el punto de vista de la lógica inteligible del juego de fútbol las decisiones-acciones observables en el entrenamiento o en competición tienen un significado propio y una razón específica de ser. En efecto, las diferentes etapas inherentes al proceso de aprendizaje, desarrollo y culminación deportiva se establecen simultáneamente como fin y medio. Como un fin porque cuanto más extensa fuere la apropiación y la asimilación de su lógica, más complejas serán las operaciones a realizar por los jugadores. Simplemente por inercia, mayores serán también las exigencias de adaptación de las decisiones-comportamientos al contexto de las situaciones posibles y probables. Como un medio porque utiliza una organización sistemática y racional con diferentes niveles de complejidad y dificultad en cuanto a su contenido específico. Es con este contenido con lo que el entrenador media y modula, a través de la concepción de métodos de entrenamiento, hacia la prestación momentánea de sus jugadores a las exigencias inherentes a la competición en la que éstos están enfrascados, conjugándolo con los objetivos deportivos que se pretenden alcanzar a lo largo del desarrollo de la temporada. En esta perspectiva, el proceso de aprendizaje, perfeccionamiento y desarrollo que se desarrolla simultáneamente como un fin y un medio, tiene como instrumento fundamental la concepción y la aplicación de métodos específicos de entrenamiento. Siendo estos métodos los que posibilitan y conjugan condiciones operacionales ventajosas para la aplicación de un proceso de modelación, induciendo a los jugadores tanto individual como colectivamente a tomar decisiones y a realizar acciones que, en última instancia, dirijan y mejoren la eficacia de sus prestaciones en el marco de la competición deportiva. Fomentar una lógica El cumplimiento de este criterio orientador es determinado por el nivel de concordancia entre los métodos de entrenamiento utilizados y la realidad del marco competitivo del juego de fútbol o del modelo de juego a implementar. Queremos con esto distinguir la representatividad de la especificidad de una situación de juego. Salvo excepciones, si tomamos como referencia esencial un determinado modelo de juego a desarrollar y asimilar, todos los métodos de entrenamiento implicados en él deben ser dirigidos en función de esa referencia. Si no lo hacemos así, los métodos utilizados, independientemente de que atiendan al balón, a los adversarios y a los compañeros, van a ser representativos del juego, sí, pero no de aquel modelo específico de organización colectiva. De acuerdo a nuestra forma de pensar, las clases o familias de métodos de entrenamiento deben permitir categorías claramente definidas y que puedan ser subdivididas en la medida en que fuere necesario y útil con vistas a una aplicación práctica más correcta y específica. No es, por tanto, sorprendente que existan métodos de entrenamiento dentro de los cuales existen diferentes medios que, manteniéndose dentro del marco de su perímetro conceptual, desarrollan afinamientos concretos para ciertas particularidades del juego. Por ejemplo, los métodos de entrenamiento para mantener la posesión del balón podrían especificar diferentes aspectos, tales como la rápida transición de fase o de espacio de juego o de diferentes relaciones numéricas de igualdad, superioridad o inferioridad, o de ligazones intrínsecas con Noviembre-2013 nº 213 36