3. N ú m e r o 2 1 3 - N o v i e m b r e 2 0 1 3
DEP. LEGAL: VA - 94/1996
ISSN 1577-7480
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JESÐS CUADRADO PINO
COMITÉ TÉCNICO
V¸CTOR FERN˘NDEZ BRAULIO
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Dr. PEDRO GUILLÉN GARC¸A
Dr. RICARDO JIMÉNEZ MANGAS
JESÐS OREJUELA RODR¸GUEZ
ALFONSO M. VARAS GARC¸A
TRADUCTOR-INTÉRPRETE
FRANCISCO JAVIER YEPES GONZ˘LEZ
Prohibido cualquier tipo de reproducción total o parcial de los
textos sin la autorización expresa y escrita del editor.
3
EDITA: JECUPI
MAQUETACIÓN: TRAINING FÚTBOL
PUBLICIDAD: TRAINING FÚTBOL, departamento propio
4. PUBLICACIÓN DE EXCLUSIVO CARÁCTER TÉCNICO
QUE SE EDITA CON PERIODICIDAD MENSUAL
Trata todos los temas relacionados
con la metodología del entrenamiento en el Fútbol:
Preparación Física
Preparación Técnica
Preparación Táctica
Preparación Psicológica
Metodología y Organización
Tests de Evaluación del Entrenamiento
Biomecánica
Aprendizaje Motor
Pedagogía Aplicada
Fisiología del Esfuerzo Físico
Medicina Deportiva
Dietética…
En cada uno de los números presentamos artículos actualizados
de prestigiosos técnicos relacionados directamente
con los temas a tratar, tanto nacionales como extranjeros.
Nuestra pretensión es servir de "vehículo de apoyo"
en el reciclaje técnico para entrenadores, preparadores físicos,
médicos del deporte, técnicos de fútbol en general,
estudiantes de los diversos niveles para entrenadores,
futbolistas y aquellos aficionados que sientan
la belleza de este deporte y que
quieran comprenderle mejor.
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Noviembre-2013 nº 213 4
5. SSUU MM AA RR II OO
Número 213
Noviembre 2013
Editorial 7
Tema del mes:
Rotar o mantener
8 alineaciones.
12 Hablamos de fútbol con…
Gonzalo Cuadrado Sáenz.
La fuerza en fútbol, y recordatorio de
planificación y metodología.
Taxonomía de los métodos
de entrenamiento (I).
Jorge Castelo. 24
Fútbol: entrenamiento
físico basado en el análisis
del juego.
José Salcedo Gil. 46
Firma invitada. 57
Tarea de entrenamiento:
“Miniporterías en el medio” 58
Contenido de nuestro
próximo número. 60
7. Jesús Cuadrado Pino
DIRECTOR
Entrenador Nacional de Fútbol (Nivel III).
Máster Profesional en Fútbol.
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL).
Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid.
Máster en A. R. D. por el C. O. E.
Técnico Deportivo Superior.
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL).
Las rotaciones
En fútbol es muy difícil, prácticamente imposible, que se presente el síndrome del
sobreentrenamiento. A pesar de que el periodo de competición abarca la mayor parte del año, de
que en muchos casos se juega más de un partido por semana y de que bastantes equipos realizan numerosos
y largos viajes; a pesar, también, de que las cortas pretemporadas son ahora (y desde hace varios años ya)
un tiempo para traficar en vez un tiempo para entrenar. A pesar de todo lo reseñado, vuelvo a manifestar
que es prácticamente imposible que aparezca el sobreentrenamiento. Las cargas de entrenamiento que se
realizan, tanto en su intensidad como en su volumen y en su distribución en los diversos ciclos, no suponen
una incidencia peligrosa para el organismo del futbolista adulto. La suma y la densidad de las cargas
aplicadas en cada temporada no llegan a producir un catabolismo que desequilibre la homeostasis. Se
planifican microciclos de recuperación, de mantenimiento y de carga; pero no se llevan a cabo microciclos
de impacto, aunque serían necesarios en algunos tramos del año.
La suma y la densidad de las cargas aplicadas en cada temporada no
llegan a producir un catabolismo que desequilibre la homeostasis
No obstante, los gestos, movimientos y esfuerzos que tienen que aplicar los jugadores de fútbol en
cada partido suponen un agresivo impacto sobre las articulaciones. Las arrancadas, los cambios
bruscos de dirección, los saltos, las entradas al rival, la lucha cuerpo a cuerpo por ganar el balón o la
posición, los despejes de cabeza, la conducción ante la oposición del rival, los regates, los golpeos en largo,
los disparos a gol y los remates de cabeza son acciones que implican agresión sobre los músculos,
tendones, ligamentos y huesos. Las articulaciones, principalmente las de rodilla y tobillo, tienen que
soportar altísimas y antinaturales cargas. Las lesiones aparecen por impactos con el rival o por esfuerzos
bruscos. Los impactos no tienen prevención y aparecen de forma incontrolada. Los esfuerzos bruscos de
las articulaciones tienen tratamiento profiláctico a nivel muscular, tendinoso y ligamentoso; tratamiento
que en muchos casos no se hace con la dedicación necesaria, lo que suele provocar la aparición de mayor
número de lesiones.
Las lesiones, enfermedades y sanciones de algunos jugadores, que inevitablemente aparecen a lo
largo de la temporada, hacen obligatorios los cambios en las alineaciones. Se trata de inevitables
permutas de futbolistas en cada equipo. Otra cosa son las llamadas “rotaciones”, concepto que ha hecho
su aparición en nuestro fútbol hace ya varias temporadas, y que produce cambios en el equipo titular de
un partido a otro. Actualmente, todos aplican “rotaciones” como si fuese algo necesario en cualquier caso
o como si ello significase la panacea para el rendimiento. Entiendo las rotaciones en los equipos que tienen
competición internacional, que muchos de sus jugadores son convocados por selecciones nacionales y que
para cada puesto cuentan con varios jugadores con mucha calidad. No entiendo las rotaciones en equipos
que no tienen estos tres condicionantes porque estos cambios, artificiales y no justificados, provocan una
merma de rendimiento en el equipo al retirar del campo a jugadores netamente mejores que sus sustitutos
y al suponer un inconveniente en el afianzamiento del juego colectivo por los constantes cambios de
actores sobre el escenario.
jecupi@trainingfutbol.com
e d i t o r i a l
Noviembre-2013 nº 213 7
8. Tema del mes
Rotar o mantener
alineaciones
Para el tema de este mes hemos querido que las exposiciones de los técnicos a los
que planteamos la cuestión correspondiente nos contesten de manera muy
concisa. Les hemos solicitado una opinión resumida en una frase corta. Hemos
tratado de buscar que el concepto se exprese con exactitud y brevedad. Para ello
planteamos a veinticinco técnicos la pregunta siguiente: ¿Es mejor mantener un bloque
de jugadores o utilizar a los jugadores según su estado momentáneo de forma? (Jesús
Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) .
José Ródenas Carcelén
Lo que debe hacerse es utilizar a los jugadores que consideres más útiles ante cada
partido.
Manuel Pellegrini
Es importante dar confianza a un grupo de jugadores, pero observando la evolución de
todos los jugadores de la plantilla.
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9. Santiago Coca
Yo intentaría contar con todos los jugadores según las fases de la temporada.
Noviembre-2013 nº 213 9
Antonio Tapia
Es importante tener un equipo base, y sobre ese equipo base se pueden adoptar
alternativas.
Eduardo Domínguez Lago
Es preferible mantener un bloque, pero teniendo en cuenta en todo momento el estado
de forma de cada uno de los jugadores para formar parte de ese bloque, por si alguno baja
en su rendimiento.
Josu Uribe
Prefiero que todos los jugadores de la plantilla se sientan partícipes e importantes.
José Miguel González “Michel”
Se puede tener una base, pero es importante saber aprovechar a todos los jugadores.
Jorge Castelo
Existen tres elementos esenciales que permiten la elección de los jugadores para una
competición determinada: la capacidad de rendimiento óptimo de los jugadores (su forma
deportiva), la personalidad de los jugadores expresada en la cooperación con los
compañeros y la oposición frente a los adversarios, y la conexión entre los jugadores en lo
que se refiere a la resolución táctica de las situaciones del juego.
Antonio Fraile
Pensando en el partido inmediato, he de sacar a los que estén en ese momento en el
mejor estado de forma.
Eusebio Sacristán
Lo importante es sacar provecho de todos los jugadores de la plantilla, que todos se
sientan importantes y valorados, también aquellos que no juegan todo lo que quisieran. Es
fundamental que todos estén comprometidos con el equipo.
10. Noviembre-2013 nº 213 10
Paco Herrera
Este es un aspecto muy importante. Se está en el camino, estamos empezando. Todavía
estamos un poco verdes en decidir que un jugador, por muy importante que sea, puede
necesitar un momento de descanso. Hay que saber utilizar a todos los jugadores de la
plantilla.
Gonzalo Arconada
La aportación de todos los jugadores de la plantilla a lo largo de la temporada es
fundamental, en función de su estado de forma y de la estrategia para el partido.
Unai Émery
Depende de las circunstancias, no puede preverse una norma fija con antelación. Lo
mejor es tener a veintidós jugadores bien preparados cada domingo.
Manuel López López
Es un criterio justo que jueguen los que mejor estén en cada momento. Pero al final hay
criterios subjetivos, está claro. Si el entrenador fuera un objeto sería objetivo, pero es un
sujeto y es subjetivo.
José Peseiro
Lo mejor es utilizar a los jugadores según su estado momentáneo de forma.
Ginés Meléndez
Depende del objetivo y del lugar donde trabajes. Si tu exigencia es a muy corto plazo, los
que más en forma están para ese partido. En caso contrario, elegir bien y trabajar con el
bloque siempre lleva al éxito.
Xabier Azkargorta
Para un director de grupo es importante establecer jerarquías internas aceptadas por el
equipo y formar un bloque.
Jorge D’Alessandro
Lo mejor es utilizar los jugadores según su estado de forma.
11. José Carrascosa
En una primera fase el equipo necesita asimilar el sistema o idea de juego del entrenador.
Entonces conviene dar tiempo a un once más estable hasta que interiorice los conceptos. A
partir de entonces debe ir entrando y saliendo del equipo algún jugador para involucrar a la
mayoría de los futbolistas, sin que estas rotaciones vayan en detrimento del rendimiento del
equipo. Lo peligroso es introducir muchos cambios de un partido a otro.
José Luis Mendilíbar
Es mejor utilizar un bloque que, poco a poco, se puede ir cambiando. Y no siempre tiene
que ser la misma gente en todos los cambios. Del once que inicia la liga al once que la
termina, suelen cambiar varios jugadores.
José Luis Oltra
Debemos intentar mantener un bloque utilizando a los jugadores según su momento de
forma. No hay normas; hay situaciones, contextos. Depende de muchos aspectos.
Miguel Ángel Portugal
Es importante dar pronto con un bloque. También es importante aprovechar el estado
óptimo de forma de cada jugador de la plantilla.
Noviembre-2013 nº 213 11
Javi Gracia
Soy partidario de buscar el once ideal para cada domingo. A partir de ahí, debe tenerse
en cuenta el estado de forma de los jugadores de la plantilla. Por lo tanto, creo que hay que
valorar las dos cosas.
Ángel Cappa
Lo mejor es utilizar un bloque de jugadores.
Benito Floro
En el fútbol formativo han de jugar todos. En el competitivo, lo que considere el
entrenador. A mí me gusta mantener un bloque y modificar sólo lo necesario, eligiendo
siempre lo que considero más adecuado para ganar el partido.
12. Conversaciones sobre fútbol
Hablamos de
fútbol con…
Gonzalo
Cuadrado Sáenz Gonzalo Cuadrado:“Jugando quizás
puedas mejorar la resistencia,
pero no los factores de fuerza, porque
no se aplica un estímulo suficiente a
los músculos”
Jesús Cuadrado:“La capacidad de
aceleración, imprescindible para el
jugador de fútbol, depende
fundamentalmente de la fuerza”
La fuerza en fútbol, y recordatorio
de planificación y metodología
Gonzalo Cuadrado Sáenz
Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Profesor del Máster Profesional en Fútbol (CESFÚTBOL).
Profesor Titular de Teoría y Práctica del Entrenamiento de la
Universidad de León.
Profesor de la Escuela de Entrenadores de Fútbol de Castilla y León.
Entrenador Nacional de Atletismo.
Ex-Director del INEF de León.
Jesús Cuadrado Pino
Entrenador Nacional de Fútbol.
Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo.
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol.
Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL.
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol.
Al final de la conversación se aportan varios conceptos esenciales sobre planificación y metodología, conceptos
que no deben olvidarse. Pero, fundamentalmente, se habla sobre el entrenamiento de la fuerza en su aplicación
específica al fútbol. La fuerza, acción del músculo para vencer una resistencia, es la capacidad biomotora por
excelencia y es imprescindible para el futbolista, que debe vencer constantemente la resistencia de su propio
cuerpo, vencer la oposición de sus rivales en acciones muy diversas y golpear el balón con intensidad. Gonzalo
Cuadrado Sáenz es una autoridad en todos los aspectos de metodología para el desarrollo de la condición física
y para la mejora del rendimiento competitivo, una persona ideal para presentarnos interesantes situaciones en
el campo del entrenamiento, en general, y en el apartado del entrenamiento de la fuerza, en particular. Gonzalo,
prestigioso entrenador, profesor y conferenciante, nos desgrana conceptos teóricos y prácticos, muy importantes,
sobre las cuestiones que le planteamos. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)
Noviembre-2013 nº 213 12
13. La fuerza en fútbol
Jesús Cuadrado.- Muchos especialistas del tema y diversos autores llevan bastante tiempo
indicando que sólo existe una cualidad condicional, que es la fuerza. De todos modos, es clara la
aceptación común de que la velocidad es la aplicación de una fuerza. Personalmente creo que,
además de la fuerza, debe considerarse a la resistencia como otra cualidad condicional básica.
Gonzalo Cuadrado.- Yo considero que la capacidad es la fuerza. Si la aplicamos muy deprisa, es la
velocidad. Si la aplicamos muchas veces con cierta intensidad, es la resistencia. El primer caso es fuerza-velocidad,
el segundo caso es fuerza-resistencia. Pero, en todo caso, el origen es la fuerza. Por ejemplo,
si entrenamos a un corredor de velocidad sabemos que va a correr muy deprisa en poco tiempo, por eso
haremos aplicaciones de fuerza muy rápida. Si entreno a un corredor de maratón sabemos que realizará
aproximadamente cuarenta y dos mil acciones de fuerza, unas cuarenta y dos mil zancadas que implican
otras tantas contracciones de los grupos musculares que producen la zancada que, en definitiva, son
acciones de fuerza, por eso en este caso tendremos que aplicar fuerza-resistencia. Sé que es muy
importante la resistencia, pero estoy cada vez más convencido de que el consumo máximo de oxígeno
se mejora muy poco. Hay autores que dicen que puede mejorarse sólo hasta un cinco por ciento del nivel
inicial, y otros dicen que se mejora en un diez o quince por ciento como mucho.
JC.- Muchos equipos de fútbol realizan lo que llaman “circuitos de fuerza”, que consisten en correr
de una posta a otra saltando y esquivando obstáculos de diversos tipos. Creo que este tipo de trabajo
no tiene suficiente estímulo en los grupos musculares para producir un aumento significativo de la
fuerza específica del futbolista.
GC.- Esta especie de circuitos no representa un trabajo suficiente. Puede tratarse, más que nada, de
un trabajo dirigido hacia un tipo de resistencia. Pero, en cualquier caso, carece de las suficientes cargas
como para estimular el desarrollo eficaz de la fuerza. Esas carreras esquivando o saltando sobre diversos
obstáculos no representan nivel de estímulo suficiente para mejorar la fuerza. El entrenamiento es una
cosa muy sencilla: se trata de poner al organismo en situaciones conflictivas para que las resuelva. Saltar
unas vallitas o esquivar unos conos no produce, en futbolistas de alto nivel, los estímulos suficientes como
para romper su equilibrio. Estos circuitos pueden considerarse un trabajo de mantenimiento, pero no
producen una mejora de fuerza.
JC.- Muchos entrenadores y preparadores físicos pretenden buscar la mejora o aumento de la
velocidad de sus jugadores realizando, simplemente, estímulos máximos, o sea, carreras a la
máxima velocidad sobre espacios cortos. Considero que de esta forma no hay aumento de la
velocidad, no se aplica un estímulo muscular suficiente.
GC.- Con este modo de trabajo solo podría mejorarse la velocidad en una medida muy pequeña.
Analizando las manifestaciones de la velocidad, empezamos con el tiempo de reacción, después la
capacidad de acelerar. Esta capacidad de acelerar es la fundamental en fútbol. El futbolista va a correr a
máxima velocidad sobre treinta metros, como mucho. Para correr rápido sobre esos treinta metros lo
fundamental es la fuerza máxima al arrancar. Aquí es importante hacer constar que el futbolista necesita
la fuerza máxima, pero no trabajada con cargas máximas. El atleta de velocidad parte desde una posición
de agrupado, de parado, tiene que romper toda la inercia y necesita las cargas máximas en su
entrenamiento. Sin embargo, el jugador de fútbol se está moviendo continuamente y su fuerza máxima
no es la misma que la de un corredor de velocidad. No considero necesarias las cargas máximas para
Noviembre-2013 nº 213 13
14. el futbolista, aunque necesite la fuerza máxima para ejecutar sus acciones y movimientos. Por otra parte,
el futbolista necesita también la fuerza explosiva. Hay muchos estudios, como son por ejemplo los de
Carlo Vittori, que demuestran que un corredor de velocidad de sesenta metros lisos de pista cubierta
podría entrenar durante toda la temporada sin correr ni un solo metro, simplemente haciendo trabajos de
reacción, de fuerza máxima y de fuerza explosiva.
JC.- Llegados a este punto concreto, quiero plantearte si tú consideras que el trabajo de pesas
con la barra de halterofilia es imprescindible para el desarrollo de la fuerza del jugador de fútbol.
GC.- Es esencial el trabajo con pesas. En lo referente al
futbolista me daría lo mismo trabajar con la barra de halterofilia
que trabajar con máquinas de musculación. Yo, particularmente,
soy más partidario de la barra de halterofilia porque de esta
forma conozco exactamente el peso que vence el deportista en
cada ejercicio. La barra pesa unos kilos concretos y los discos
pesan unos kilos concretos, pero las máquinas tienen muchos
rozamientos, y de unas a otras varían mucho esos rozamientos.
Si siempre se utilizasen las mismas máquinas tendríamos bien
cogidas las referencias, pero con los cambios de máquinas
surgen problemas a la hora de establecer las cargas para cada
ejercicio. Las máquinas, en ejercicios concretos, pueden cargar
menos sobre algunas zonas corporales, por ejemplo, sobre la
columna vertebral; si en vez de hacer un trabajo de sentadilla
con la barra, utilizas una máquina de prensa de piernas, la
espalda no sufre. Pero los datos que tomas en unas máquinas
sólo te sirven para esas máquinas y no para otras debido a que
tendrán rozamientos diferentes y varían las cargas a vencer.
JC.- En el ámbito del fútbol profesional, cual es el número de sesiones por semana en que debe
incluirse el trabajo con pesas en el periodo de competición, según tu criterio.
GC.- Como mínimo, debe hacerse en dos sesiones por semana durante el periodo competitivo. En
pretemporada deben ser tres sesiones semanales. En la pretemporada más volumen e intensidad,
mientras que en el periodo de competición el trabajo será de menos intensidad y más corto para buscar
un desarrollo mucho más específico. Por ejemplo, el método de contrastes es muy eficaz dentro del
periodo competitivo.
JC.- Partiendo del ejemplo de que el microciclo semanal tiene un partido de competición y que
este partido es el domingo, indícanos el día de la semana que te parece más propicio para el
trabajo más intenso de fuerza, al objeto de llegar con la correspondiente supercompensación al
inicio del partido.
GC.- En este caso que me planteas, el trabajo más intenso de fuerza en la semana debe ser el
miércoles o el jueves, dependiendo de las características de cada jugador. Como norma general hay que
dejar pasar de cuarenta y ocho a setenta y dos horas desde el final del entrenamiento de fuerza hasta el
comienzo del partido próximo.
Noviembre-2013 nº 213 14
15. JC.- Una frase muy empleada por muchos es: “un elevado y continuado trabajo con cargas puede
perjudicar e interferir negativamente en la técnica del fútbol”. A mi me parece una aseveración
errónea y carente de un análisis adecuado. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
GC.- Estamos ante uno de los muchísimos tabúes que hay respecto al entrenamiento con pesas. Se
dicen muchas cosas que son absolutamente falsas: “que con las pesas se perjudica el crecimiento”, “que
las pesas te ponen lento”, “que las pesas perjudican el desarrollo técnico”, etc. Todo esto es mentira. Por
ejemplo, en lo que respecta a la supuesta interferencia entre las pesas y la técnica, sucede que como
con el trabajo de pesas se producen unas variaciones en el aparato muscular, lo que hay que hacer es
transferir esas modificaciones al gesto técnico, o sea, realizar la transferencia de fuerza a los movimientos
y acciones técnicas requeridas en el fútbol. A medida que se produzca la evolución de fuerza, deben
repetirse los gestos técnicos para que el deportista adapte la condición que tiene en cada momento a las
acciones que tiene que realizar en la competición. En resumen, con el entrenamiento de pesas siempre
hay mejora, lo que sucede es que hay que hacer bien el trabajo, respetar la evolución del deportista y
tener en cuenta las acciones competitivas que de cada especialidad.
JC- Indícanos el método más apropiado para la mejora de la fuerza
máxima del futbolista, teniendo siempre en cuenta que la principal
carga que ha de vencer es el peso de su propio cuerpo.
GC.- Decíamos antes que para desarrollar la capacidad de aceleración
del futbolista no es necesario el empleo de cargas máximas. De todas
maneras, siempre hemos de partir de lo que busquemos en cada jugador.
Hay jugadores que necesitan más hipertrofia muscular que otros. Hablando
de futbolistas, en general, para ganar masa muscular debe trabajarse con
cargas del 70, 75 u 80 por ciento de la carga máxima, haciendo entre 8 y
12 repeticiones. En el caso del fútbol no nos interesa la tipología de los
culturistas, pero sí nos interesan jugadores con masa muscular, que tengan
peso por un componente muscular que empuje.
JC- Describe y explica los tres o cuatro ejercicios con cargas que estimas esenciales para el
entrenamiento del futbolista.
GC.- Siempre hay que partir de la morfología de cada jugador y también de la posición que ocupa en
el terreno de juego. En términos generales, deben trabajarse todos los músculos extensores del tren
inferior. También los flexores de rodilla, o sea, los isquiotibiales. También deben trabajase también los
gemelos y el psoas. Asimismo, se necesita el desarrollo continuado de abdominales y lumbares.
Resumiendo, los ejercicios que podrían considerarse básicos son los tres siguientes: sentadilla, flexores
de rodilla y press de banca; que deben estar acompañados siempre de trabajo abdominal.
JC.- Respecto a los multisaltos, qué valor que les otorgas para el desarrollo de la fuerza y de la
capacidad de aceleración del jugador de fútbol adulto.
GC.- Los multisaltos tienen mucho valor, pero siempre en los momentos oportunos. Deben incluirse
de forma adecuada durante la evolución de la temporada. Primero fuerza máxima con cargas, después
fuerza explosiva con cargas, a continuación fuerza explosiva con pliometría. Los multisaltos son lo más
transferible al gesto técnico. El salto horizontal principalmente, porque es la propia zancada y la salida.
Noviembre-2013 nº 213 15
16. JC.- Indícanos el protagonismo de la pliometría.
GC.- La pliometría debe tener mucho protagonismo. Durante el periodo competitivo debe ser el método
fundamental para el desarrollo de la fuerza explosiva del jugador de fútbol. En este periodo no son
necesarias muchas cargas, lo prioritario debe ser el trabajo pliométrico. En el caso del fútbol yo enfocaría
la pliometría más con saltos horizontales. No es necesaria la caída de una altura para provocar el
siguiente salto inmediato, aunque pueda y deba hacerse en algunas ocasiones. Son muy útiles para el
futbolista los multisaltos horizontales saliendo de parado.
JC.- ¿Consideras que los multisaltos pueden sustituir totalmente al trabajo con cargas o crees
necesaria una combinación de ambos métodos?
GC.- Es necesaria la combinación de ambos. En un principio de la programación debe incluirse el
trabajo con cargas para pasar posteriormente a los multisaltos.
JC.- El trabajo y desarrollo continuado de los músculos abdominales es fundamental. Pero
observo que cuando se ejecuta una serie de abdominales, se ejecuta inmediatamente otra serie de
lumbares. Se dice que es para compensar, pero no se tiene en cuenta que los lumbares son mucho
más fuertes que los abdominales. Además, suelen realizarse los ejercicios de lumbares desde la
posición de tendido prono y elevando el tronco por detrás, o sea, mal ejecutados y provocando una
hiperlordosis que puede provocar lesiones como, por ejemplo, osteopatía dinámica de pubis. ¿Cómo
manejarías tú el trabajo de los abdominales y de los lumbares?
GC.- Los ejercicios de abdominales deben ser diarios. Pero teniendo cuidado para hacerlos muy bien,
porque muchas veces confundimos los abdominales con los flexores de la cadera. Levantamos las
piernas rectas y hacemos otros movimientos erróneos con la pretensión de trabajar los abdominales. El
recto del abdomen es un músculo flexor del tronco. Por tanto, lo que hay que hacer es eliminar todo el
trabajo de las piernas partiendo desde una posición vertical de los muslos y sin sujeción sobre las piernas
para evitar que trabaje el psoas. Partiendo de estas premisas, haremos elevaciones del tronco hacia
delante o, mejor todavía, levantaremos las caderas hacia atrás. En lo que respecta al tema de los
lumbares, considero que también hay que trabajarles, pero teniendo en cuenta que solamente con
mantener la posición erecta ya están trabajando, por lo tanto, hay que ver qué cantidad. Si partes desde
tendido prono, no hace falta levantar el tronco, porque te estarías cargando las apófisis vertebrales, basta
con un simple despegue del suelo, con despegar el tronco del suelo manteniéndole recto. Uno de los
problemas habituales es que sólo se focaliza el trabajo en los lumbares. Si se realiza mal este trabajo
chocan las apófisis vertebrales y se producen las lumbalgias.
JC.- Muchas de las lesiones musculares en el fútbol, la mayoría, no son de los grupos musculares
principales, de los que desarrollan las acciones específicas, sino que son de sus antagonistas o
sinérgicos. Lesiones de los isquiotibiales y de los abductores son habituales. Se necesita el trabajo
periódico y constante de estos grupos musculares que son antagonistas y sinérgicos de los grupos
musculares ejecutores de las acciones principales.
GC.- Deben trabajarse tanto los grupos musculares agonistas como los grupos musculares
antagonistas. Es necesario el trabajo continuado de ambos, porque el movimiento de uno va acompañado
del movimiento del otro. Hace tiempo realizamos un estudio sobre la supuesta descompensación entre
Noviembre-2013 nº 213 16
17. el
Jesús Cuadrado:“En cada partido se realizan muchas repeticiones de
acciones de fuerza, es muy necesario el entrenamiento de
resistencia a la fuerza”
cuadriceps y los isquiotibiales en el caso de los futbolistas y dedujimos que esa supuesta
descompensación no es tal, pero me gustaría seguir con este análisis en equipos profesionales para
extraer más conclusiones al respecto. No se trata de una prueba complicada, es algo muy sencillo, se
trata de hacer dos ejercicios muy rápidos con cada jugador (carga máxima con extensores y carga
máxima con flexores), y no se interrumpe el trabajo del equipo. Si algún entrenador quiere, nosotros
estamos dispuestos. Sería interesante para valorar con más precisión el análisis que ya hemos realizado.
Creo que en muchos casos las lesiones de los antagonistas, por ejemplo de los isquiotibiales, se
producen más por descoordinación en los movimientos.
JC.- La capacidad de aceleración, imprescindible para el jugador de fútbol, depende
fundamentalmente de la fuerza. De forma muy concisa, indícanos como debe desarrollarse.
GC.- Tanto en la pretemporada como en los comienzos de la temporada debe desarrollarse a través
del trabajo de fuerza máxima. Después, debe hacerse a través del trabajo de fuerza explosiva. Al principio
podemos desarrollarla con cargas submáximas y con el método de contrastes. Más adelante con el
trabajo pliométrico, dejando las barras de pesas y empezando con la pliometría, que es un método muy
interesante para los futbolistas.
JC.- Indícanos los planteamientos y los métodos para entrenar la velocidad del equipo.
GC.- Primero hay que desarrollar la velocidad de cada jugador y después hay que adaptarla a los
elementos técnicos. Debe coordinarse muy bien el trabajo del entrenador y el trabajo del preparador
físico. Hay que trabajar la velocidad de reacción con estímulos específicos del juego y con la referencia
del balón. Hay que trabajar la capacidad de aceleración con trabajos de fuerza máxima y de fuerza
explosiva. Después debe desarrollarse la velocidad del equipo partiendo de trabajar la anticipación
adaptada a las circunstancias que se van a dar en el partido y de desarrollar jugadas preparadas en las
que el jugador analice el movimiento y sea capaz de reaccionar. Esto sería lo fundamental.
JC.- Teniendo en cuenta que en cada partido se realizan muchas repeticiones de acciones de
fuerza, es muy necesario el entrenamiento de resistencia a la fuerza.
GC.- Dentro del entrenamiento hay tres tipos de resistencia a la fuerza: resistencia a la fuerza máxima,
resistencia a la fuerza explosiva y resistencia a la fuerza-velocidad. El jugador de fútbol realiza diez, doce
o quince zancadas en cada desplazamiento, y tiene que hacer estos desplazamientos muy rápidos y
muchas veces. Tomados aisladamente son acciones de fuerza-velocidad y tomados en su conjunto se
Noviembre-2013 nº 213 17
18. trata de resistencia a la fuerza-velocidad. Por tanto, el futbolista tendrá que entrenar la resistencia a la
fuerza-velocidad. Ésta se desarrolla mediante trabajos con cargas del cuarenta al sesenta por ciento de
la carga máxima y con un elevado número de repeticiones, hasta veinte repeticiones por cada ejercicio.
JC.- Para resumir lo tratado hasta aquí, indícanos una perspectiva global para el entrenamiento
de la fuerza específica en fútbol.
GC.- Respecto al trabajo de fuerza, el fútbol necesita como base la fuerza máxima. En ello hay que
basarse para mejorar los otros tipos de fuerza. Repito, porque quiero dejarlo claro, que no hay porqué
utilizar cargas máximas para el desarrollo de la fuerza máxima. La fuerza máxima de cada uno puede
mejorarse con cargas máximas (del 90 al 100 %) o con cargas más pequeñas (60, 70, 75 u 80 %,
dependiendo de las características de cada persona). Considero que un jugador de fútbol no necesita
emplear cargas del 100 %, ni siquiera del 95 ni del 90 %. Con el 70 ó el 75 % le sobra para empezar. Una
vez que ya tiene la base de fuerza máxima, como las acciones que hace fundamentalmente son de
capacidad de aceleración, tiene que mejorar la fuerza explosiva. Dentro de la fuerza explosiva existen
varios métodos, y el método de contrastes es muy bueno. También es eficaz el trabajo de pliometría. En
cuanto a la planificación: en pretemporada se trabajará fundamentalmente la fuerza máxima (yo entiendo
por pretemporada más de las seis o siete semanas que se indican, siguiendo unas tres semanas más
dentro de la temporada de competición para completar diez semanas en este tipo de trabajo); después
vendría el trabajo de fuerza explosiva y, por último, el trabajo pliométrico en base a multisaltos. En cuanto
a ejercicios: para los jugadores de campo desarrollo de musculatura extensora de miembros inferiores
con squats o prensa en la máquina y trabajos de compensación del tren superior con press de banca;
con los porteros añadiríamos más trabajo del tren superior y, en general, buscando más hipertrofia.
Noviembre-2013 nº 213 18
19. Gonzalo Cuadrado:“La fuerza es absolutamente necesaria, lo que hay
que hacer es acoplar fuerza y técnica”
JC.- Hay varios tópicos que circulan por ahí sobre el entrenamiento de la fuerza en fútbol. Yo no
estoy en absoluto de acuerdo con ellos, pero te pido que nos hagas tú una reflexión sobre cuatro,
en concreto, que te planteo a continuación. Este es el primero: “El trabajo con cargas perjudica a
la técnica”
GC.- Es totalmente falso, no tiene nada que ver. Inmediatamente de terminar un trabajo con pesas
puede ser que la musculatura del jugador, en ese instante, tenga ciertas dificultades para realizar bien un
gesto técnico. Pero solo será inmediatamente de acabar el trabajo de fuerza y es debido a que tiene los
músculos un poco cansados, lógicamente. Pero también te digo que el jugador tiene que ejecutar
acciones durante el partido cuando está cansado, no sirve sólo con hacer bien el primer pase, por
ejemplo. La fuerza es absolutamente necesaria, lo que hay que hacer es acoplar fuerza y técnica.
JC.- “El gimnasio es una pérdida de tiempo”
GC.- Es totalmente al revés. A los niveles que se compite en la actualidad, es fundamental el gimnasio.
La fuerza es una capacidad necesaria. Tú conoces bien mi criterio: la fuerza es “la” capacidad, el resto son
aplicaciones de la fuerza. El trabajo con sobrecargas buscando la mejora de la fuerza resulta fundamental
en cualquier deporte, aunque puede trabajarse en el gimnasio o al aire libre o en el mismo campo.
JC.- “Simplemente jugando, mis jugadores desarrollan bien la fuerza”
GC.- De esa forma únicamente desarrollan una fuerza de mantenimiento. Jugando se desplazan
manteniendo el peso de su cuerpo, pero el organismo necesita unas cargas más altas para mejorar. El
entrenamiento consiste en someter al organismo a unas cargas que rompan su equilibrio para que
reaccione y supercompense. Si no aplicamos una carga o unos componentes que rompan ese equilibrio,
en ningún momento habrá mejora. Jugando quizás puedas mejorar la resistencia, pero no los factores de
fuerza, porque no se aplica un estímulo suficiente a los músculos.
JC.- “No hago multisaltos porque los jugadores se lesionan”
GC.- Como ocurre con todo, los multisaltos pueden lesionar si se hacen mal. Yo tengo una frase muy
explicativa: “nunca mata una bala, mata la velocidad que lleva la bala”. No son malos los multisaltos, lo
malo es no hacerlos correctamente. Si los hago sobre terrenos que no son adecuados o que son
demasiado duros, si los hago con personas que no están suficientemente preparadas, claro que pueden
lesionar. Este es el problema. Pero los multisaltos, en sí, son una técnica utilizada por todos los deportistas
de todo el mundo. Es cierto que suponen una exigencia grande para tendones, ligamentos y para toda la
articulación. Por tanto, previamente, en las etapas de evolución del deportista debe hacerse un trabajo
para fortalecimiento de las articulaciones. Además, los multisaltos deben trabajarse con una progresión
adecuada. Los multisaltos, en sí mismos, no lesionan y son muy eficaces; lo que puede llegar a lesionar
es hacer un mal uso de ellos.
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20. Recordatorio de planificación y metodología
Jesús Cuadrado.- Según la teoría del entrenamiento deportivo, el estado óptimo de forma no dura
mucho tiempo, sin embargo, en el fútbol hay que rendir al máximo casi todo el año, ¿puede
elaborarse una planificación específica en el fútbol que asegure el mantenimiento de un estado ideal
de forma durante toda la temporada?
Gonzalo Cuadrado.- Es imposible mantener la forma toda la temporada. No es que sea complicado,
es imposible. Lo que puede hacerse es un tipo de trabajo para que el jugador alcance un estado de forma
que no sea el óptimo, pero que sea bastante adecuado. A partir de ahí irá evaluando la carga de trabajo
para que cada uno desarrolle la mejor forma posible en función de sus características, los más explosivos
y rápidos la alcanzarán antes, los de tipo más lento la alcanzarán más tarde. En cada momento deberían
jugar los que hayan conseguido el estado de forma. Lo ideal es realizar una planificación para llevar a los
jugadores a un rendimiento no óptimo pero sí aceptable y desde ese punto, con el entrenamiento diario
y semanal, que vayan saltando al estado de forma ideal.
JC.- ¿Para diseñar la planificación es necesario conocer con antelación el calendario de
competición en relación a las características de los equipos a los que nos enfrentamos en cada
fecha, o este dato no tiene trascendencia para ti?
GC.- Se considera por muchos que lo fundamental es el calendario, pero yo no lo creo así. Lo
fundamental es la persona. ¿Qué me importa a mí que el calendario competitivo empiece mañana o
pasado si los jugadores van a tardar varios meses en coger la forma? Lo que tenemos que saber, como
preparadores, es cómo y en cuánto tiempo alcanzarán la forma cada uno de nuestros jugadores. Hay que
diseñar la planificación en función de los jugadores, de sus características de adaptación. Por mucho que
nos plateemos una fecha concreta para buscar el máximo rendimiento de un jugador, si este jugador tarda
en coger el estado de forma, no le cogerá en una semana o en un periodo de tiempo que establezcamos.
Ahora bien, si se trata de un jugador que coge la forma muy rápido, lo podremos conseguir. Pero lo
fundamental a la hora de planificar el entrenamiento es la persona.
JC.- ¿Las modificaciones que se introducen en la planificación prevista hay que hacerlas en
función de los resultados o en función de las variaciones de rendimiento observadas en los
jugadores?
GC.- Se trata de lo mismo que comentábamos en el planteamiento anterior. Estamos trabajando con
personas. Lo fundamental es la persona. Por mucho que quieras hacer, pase lo que pase, se gane o se
pierda, si el organismo de esa persona no está en ese momento en una predisposición fisiológica para
acceder al máximo rendimiento, no conseguirás tus objetivos. La base de partida es la persona.
JC.- Hablemos ahora un poco de un tipo de planificación que no es nuevo, lleva ya bastantes años
en circulación, aunque parece que muchos lo han conocido hace poco. Se trata del entrenamiento
por bloques, el llamado ATR, que se distribuye en mesociclos de acumulación, transformación y
realización. Hace mucho tiempo yo planteé que, adaptándolo bien, este tipo de planificación podría
ser de mucha utilidad en deportes de equipo y concretamente en fútbol.
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21. GC.- Para los deportes individuales este tipo de planificación del entrenamiento, el ATR, me parece
maravilloso. Pero para los deportes colectivos no acaba de convencerme, por mucho que he leído y
estudiado sobre el tema.
JC.- Indícanos los factores que hay que ir modulando en los entrenamientos para conseguir una
progresión en la mejora del rendimiento a lo largo de la temporada.
GC.- Debemos ir jugando con todos los componentes de la carga. También han de tenerse en cuenta
las capacidades. En un principio debe comenzarse con todo aquello que tiene más efecto general, como
la fuerza máxima y la resistencia de tipo aeróbico. Debe iniciarse con mucho volumen de carga, para
finalizar con mucho menos volumen y mucha más intensidad. Dentro de los componentes de la carga,
empezamos trabajando el volumen. Después trabajamos la densidad, es decir, disminuimos las pausas
de recuperación. Por último, damos protagonismo a la intensidad, desarrollando intensidades muy
elevadas, que es lo que tiene que hacer un deportista en época de competición.
JC.- ¿Crees compatible una metodología que nos permita lograr un gran equipo a largo plazo y la
obtención de resultados inmediatos? ¿Pueden conseguirse resultados en el presente cuando se
está entrenando para sentar las bases en un futuro?
GC.- Lo creo compatible. Se pueden conseguir. Lo que pasa es que si estás trabajando con gente a
largo plazo, el resultado que debes plantearte no es el “0-1” ó el “1-0”, sino que los jugadores consigan
aquello que tú quieres. Si sólo se entiende por resultados ganar los partidos, es evidente que tendrás más
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22. dificultades para ganarlos con gente que se está formando que con gente que ya está formada. No
obstante, en una temporada creo que pueden conseguirse buenos resultados al tiempo que se sientan
las bases a medio o largo plazo. Los jugadores alcanzarán el estado de forma correspondiente al trabajo
que estás haciendo. Pero en todo caso no debe fijarse como objetivo el ganar uno o dos partidos, hay
que plantearse en cada temporada objetivos de determinados incrementos de condición física, de
condición técnica y de aprendizajes tácticos, y estos resultados les obtienes. El problema es que estamos
hablando de un deporte en el que el resultado lo da el marcador. Pero pienso que se pueden obtener
perfectamente buenos resultados haciendo un trabajo progresivo.
JC.- Los ejercicios con balón, como búsqueda de la transferencia a la competición constituyen un
entrenamiento esencial para el futbolista. Pero creo que en muchos casos se está aplicando el
entrenamiento con balón sin ninguna valoración y sin ningún criterio. Me refiero, en este caso, a que
los ejercicios realizados con balón nos aportan un trabajo técnico y táctico que puede estar muy claro
y, sin embargo, en muchos casos no se conoce de forma objetiva la carga de trabajo físico que
representa cada ejercicio ni el metabolismo que se está desarrollando.
GC.- Siempre parto de la premisa de que en un deporte colectivo lo fundamental es la técnica. Si no
fuese así, los mejores jugadores serían los atletas. El problema es que, una vez que ya se tiene adquirida
la técnica, es importante la condición física. Cuando planteo un trabajo de condición física, tengo que
hacerlo con arreglo a unos criterios, que son las cargas del entrenamiento. Si utilizo normalmente el balón
como herramienta, no tengo un criterio claro para objetivar esas cargas que quiero. Cuando un jugador
realiza un ejercicio con balón no se puede cuantificar exactamente la intensidad, la duración y el volumen
de carga. Hay momentos en los que deben aplicarse las cargas bien cuantificadas, prescindiendo del
balón; en otros momentos se pueden hacer perfectamente trabajos con balón, lo que se denomina
entrenamiento globalizado. Repito que, en muchos casos, hay que controlar la carga, y con el balón
resulta muy difícil.
JC.- Creo que una solución podría ser hacer aisladamente el trabajo donde quiera controlarse bien
la carga y, a continuación, realizar ejercicios con balón para conseguir una buena transferencia.
GC.- Los principios fundamentales del entrenamiento incluyen la versatilidad de la carga. Ahí se
expresa cómo deben coordinarse la condición física y la condición técnica: trabaja por una parte la
técnica, trabaja por otra parte la física, y luego junta las dos. Pero primero has trabajado cada una por
separado y después las unes. Por ejemplo, en la formación de un futbolista separo la condición técnica
para entrenarla, separo la condición táctica para entrenarla, y cuando ya tiene asumidas las dos, puedo
trabajar combinando ambas.
JC.- Las ciencias del entrenamiento que se aplican a la metodología de los deportes individuales
¿son suficientes para lograr el mejor estado de condición física en los deportes colectivos?
GC.- Las ciencias son válidas para todos, el problema está en que casi todos los estudios y trabajos
están desarrollados en deportes individuales. Hay que seguir estudiando y trabajando para aplicar la
planificación y la metodología a las particularidades que tiene los deportes colectivos. Un atleta corre hoy
pero no corre hasta que pase un determinado tiempo, un futbolista tiene muy próximos cada uno de los
partidos de competición. Un futbolista, o cualquier jugador de equipo, tiene que tomar decisiones rápidas
en función de compañeros y rivales. En los deportes de equipo y de oposición se producen contactos
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23. directos y choques. Las recuperaciones de un
deporte individual y de un deporte de equipo
son distintas. Hace falta el desarrollo de
muchos trabajos sobre este tema. Hay muy
poco publicado y apenas existen autores
que se dediquen a estudiar con exactitud
los deportes colectivos. El problema es que
los investigadores o autores tenemos muy
difícil acceder a los deportes colectivos,
y principalmente al fútbol, para analizar
situaciones concretas podemos acceder a
equipos juveniles, cadetes o de aficionados,
y ahí las circunstancias de rendimiento y
dedicación son muy distintas a las de los
profesionales. Es muy difícil que te dejen
trabajar en el ámbito del fútbol profesional,
donde pueden analizarse las cosas con criterios
más coherentes. Pero los entrenadores no te
permiten estar observando y haciendo cosas
durante el entrenamiento de sus equipos,
porque están sometidos a mucha presión y
jugándose la temporada. Resulta que los pocos trabajos que se realizan están basados en equipos de
categorías menores o en equipos de aficionados donde los jugadores trabajan y no tienen una dedicación
continuada al entrenamiento y a la competición. Nada tiene que ver un cadete o un jugador de regionales
con un jugador profesional de Primera o Segunda División. El resultado es que la investigación que se
está haciendo es totalmente inespecífica.
JC.- ¿Consideras que el entrenamiento globalizado incluye el desarrollo de todas las capacidades
de rendimiento que el futbolista requiere?
GC.- El problema radica en que hay muchas capacidades que no se pueden trabajar de forma
globalizada. ¿Cómo trabajas la fuerza máxima de forma globalizada? Hay capacidades que no pueden
trabajarse así. Lo que yo planteo es que en un principio se trabaje de forma más analítica y después se
una simultáneamente el trabajo técnico y táctico. Pero hay capacidades que no se pueden trabajar con
tareas globalizadas. Por ejemplo, la fuerza máxima no se puede trabajar de forma globalizada. Respecto
a la fuerza-resistencia habría que ver cómo podría trabajarse de esa manera, aunque es difícil. El
modelo globalizado puede valer para determinadas capacidades, pero no para todas. La velocidad
máxima tampoco puede trabajarse así, se podrá trabajar la velocidad conduciendo el balón, no la
velocidad máxima.
JC.- ¿Pueden reproducirse en el entrenamiento todas las exigencias y condicionantes del partido
de competición?
GC.- Te puedes aproximar, pero los condicionantes no son los mismos. La propia tensión psicológica
que tiene la competición no la tiene el entrenamiento. El contrario que tienes enfrente es tu compañero,
no es tu contrario real. Varían muchas circunstancias. Los jugadores no ponen la misma intensidad de
trabajo en el entrenamiento que en la competición.
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24. M E T O D O L O G Í A
Taxonomía
de los
métodos
de entrenamiento (I)
Por Jorge Castelo
Entrenador Nacional de Fútbol.
Doctor en Ciencias del Deporte.
Profesor de Metodología del Entrenamiento en la Universidad de Lisboa.
Ex-Entrenador Adjunto del Benfica y del Sporting de Lisboa.
Profesor de CESFÚTBOL.
En un completo, interesante y muy detallado trabajo, Jorge Castelo nos presenta una clasificación
y organización de los métodos de entrenamiento. Lo describe con relación a diversos apartados, como
son: conceptos básicos, objetivos de la aplicación, reglas para la construcción de tareas, ciclos de
aplicación, limitaciones e interacciones, principios de orientación, clases, transferencia al juego,
esquemas, patrones de juego, dimensiones funcionales, y el protagonismo del balón. Se trata de la
primera parte del tema que se trata, y que tendrá su colofón con una segunda parte que publicaremos
en el próximo número. Buen documento el que nos ofrece este magnífico técnico portugués, colaborador
habitual de nuestra publicación. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)
Al desarrollarse y perfeccionarse nuevas concepciones y prácticas del juego del fútbol el
resultado ha sido el surgimiento de diferentes métodos de entrenamiento específico, los cuales
divergen entre sí por un determinando perímetro conceptual, por la concreción de los objetivos
de juego a alcanzar y por las reglas de construcción, momentos y limitaciones de su aplicación. Ante
este panorama es importante clasificarlos. La taxonomía más conocida y difundida a lo largo del
tiempo (y aún muy presente) y que realmente afecta a todas o casi todas las modalidades deportivas
está basada en tres elementos fundamentales: el técnico (la acción realizada), el físico (los
componentes de soporte a la acción) y el psicológico (lo referido a la decisión/ y control de la acción).
Serían los elementos elegidos y aceptados por la generalidad de las personas que gravitan en torno
al fenómeno deportivo. Fundamentalmente porque, de forma intuitiva, son los elementos más visibles
cuando observamos a cualquier practicante o a cualquier equipo tanto en su proceso de
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25. entrenamiento como en competición. De todos modos, para las modalidades de carácter colectivo,
en las cuales se observan a los jugadores en interacción con los compañeros y en oposición con los
adversarios, tenemos la necesidad de dar importancia y explorar otros dos elementos esenciales: el
táctico (la dinámica de decisión y de comportamiento que fluye derivada de un entorno en constante
transformación) y el estratégico (la preparación de los jugadores para los diferentes escenarios
plausibles que se dan en la competición).
Esta taxonomía basada en cinco elementos se ha ido desarrollando y evolucionando con la
intención de sistematizar y mejorar el conocimiento de las diferentes modalidades deportivas, pero
también para facilitar la comunicación entre directores deportivos, entrenadores, jugadores,
periodistas, etc., a través de un lenguaje sintético y de fácil y rápido entendimiento. Sin embargo, a
pesar de todo el esfuerzo intelectual invertido, estos elementos básicos no terminan de discriminar ni
consiguen, en la mayoría de los casos, responder de forma concreta a las necesidades específicas
de cada modalidad deportiva conocida. Las razones de este hecho se basan precisamente en el
elevado nivel de especificidad que han alcanzado con el paso del tiempo las modalidades deportivas
más evolucionadas, obligando a nuevas formas de reconocimiento de sus realidades competitivas,
tanto como de los correspondientes procesos de preparación. Veamos un simple ejemplo: si
observamos a un atacante conduciendo el balón por el espacio de juego, verificamos que desarrollará
decisiones e interacciones de mayor o menor complejidad en función del número de opciones
estratégico-tácticas elaboradas por sus compañeros y también de una mayor presión defensiva de
sus rivales, que tratan de reducirle el espectro decisorio-motor. Dicho de otra manera, los diferentes
flujos de información que brotan desde la emergencia de las complicaciones del juego en constante
transformación se proyectan en el cuadro de una mayor o menor complejidad de comportamiento,
transitándose rápidamente entre situaciones-problemas con diferentes grados de resolución.
Entendido esto, se hace importante desarrollar otras formas de clasificación que produzcan impactos
mucho más expresivos y específicos desde el punto de vista estructural y funcional, para un
conocimiento profundo de cada modalidad y, consecuentemente, promover su desarrollo en el
panorama del proceso de entrenamiento de los individuos y de los equipos. Es a través de este
conocimiento profundizado como se conceptúan y se hacen operacionales contextos situacionales,
reproduciendo la funcionalidad de las conexiones entre informaciones relevantes y acciones
específicas del juego, con vistas a la correcta evolución y transformación de la competición deportiva.
En lo referido al fútbol, además de la importancia atribuida a esta taxonomía básica, ha sido por
la constante búsqueda de la victoria y porque los entrenadores han sentido la necesidad de
experimentar otras formas de clasificación de los elementos básicos del juego pero también, y
ciertamente más importante, por los diversificados patrones que emergen en virtud de las múltiples y
complejas posibilidades de interacción entre estos elementos, dando lugar a una mejor funcionalidad.
No es casual utilizar denominaciones más integradoras para definir cada fenómeno de juego, como
términos del género “acciones táctico-técnicas”, “planos estratégico-tácticos”, “acciones colectivas
en regímenes aeróbicos”, etc., los cuales manifiestan la intención de asociar partes del todo, dándoles
inmediatamente un orden de sucesión en el proceso de entrenamiento o competición. Partiendo
desde esta perspectiva, se han ido formulando y reformulando conceptos del juego del fútbol con la
intención de descomponer y reorganizar diferentes formas de sistematización de los datos de análisis,
estableciéndose, por ejemplo, conceptos como: las fases (ataque-defensa), las etapas (construcción-creación-
finalización) y los momentos de juego (transición defensa-ataque y ataque-defensa). De esta
manera, al introducirse nuevas ideas y conceptos, se enmarcaron diferenciadamente no sólo sus
contornos, sino también sus dinámicas interactivas contenidas en amplios parámetros de carácter
estratégico-táctico. Descifrando constantemente los códigos esenciales a la naturaleza del juego
percibiendo como éstos se han ido transformando y evolucionando hasta la actualidad, y
pronosticando la forma de cómo se irán a perfeccionar y desarrollar en un futuro próximo, se abre una
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26. nueva perspectiva con impactos determinantes en la direccionalidad de los procesos de preparación
de los jugadores y de los equipos. Desvelándose así nuevas concepciones y prácticas del juego
futbolístico sin romper su lógica interna (que es producto de la interacción de sus reglas y de las
posibilidades de acción permitidas y explotadas por los jugadores en diferentes proporciones de
carácter estratégico, táctico, técnico y físico), y de ahí resultan diferentes métodos específicos de
entrenamiento, los cuales divergen entre sí por un determinado perímetro conceptual, por la
concreción de los objetivos generales y particulares a alcanzar jugando, y también por reglas de
construcción, momentos y limitaciones de su aplicación. En definitiva, en el proceso de entrenamiento
se pretende que la esencia del juego en sus diferentes vertientes sea devuelto a los jugadores para
que éstos lo entiendan de forma íntima, sabiendo de las razones de sus elecciones basadas en la
alteración constante de los flujos informacionales, en la posibilidad-libertad de decidirse y actuar en
un momento concreto, interfiriendo positivamente en la alteración de un futuro que queremos que se
dé, pasando también por el gusto y el placer de la irreversibilidad de su realización (cada momento
del juego es único e irreversible).
Taxonomía, exclusividad y universalidad
Una taxonomía clasifica y organiza. En el caso del proceso de entrenamiento del juego del fútbol
esta clasificación es posible en virtud de la originalidad y unicidad de cada método, debiendo
pertenecer a una y sólo una categoría o clase (exclusividad) y contener propiedades, señales y
relaciones comunes dentro de ésta, permitiendo así que tal categorización sea posible
(individualización).
El significado básico de la palabra taxonomía es clasificar o categorizar. Sin embargo, puede tener
también un sentido más amplio, refiriéndose a los principios orientadores que rigen esa misma
clasificación. En el tema que nos ocupa nuestra intención es clasificar y ordenar toda una panoplia de
métodos y medios con carácter general y específico que existen en el ámbito del entrenamiento
futbolístico. Estableciendo y simultáneamente respetando un conjunto de reglas orientadoras bajo las
cuales se asientan presupuestos lógicos e inteligibles, soportados por conocimientos del juego
actualizados. En este sentido, la presente taxonomía clasifica métodos de entrenamiento, pero
también sus divisiones, ordenándolas funcionalmente según conceptos, o sea, sobre una idea o
representación general. No obstante, por muchas reflexiones que podamos realizar, es importante que
desde un primer momento respetemos dos atributos esenciales de la materia que se analiza: la
exclusividad y la universalidad. La exclusividad, esto es, el hecho de que a pesar de semejanzas
estructurales y posibles superposiciones funcionales cada método de entrenamiento es original y
único, debiendo pertenecer a una y sólo una categoría o clase. La universalidad, por cuya virtud todos
los métodos de entrenamiento utilizados contienen propiedades, señas y relaciones comunes, que
permiten que su categorización sea posible.
A partir de estos dos atributos y del arco conceptual de los métodos de entrenamiento, nos
enfrentaremos abiertamente a los objetivos generales y particulares a alcanzar con su aplicación, a las
reglas operacionales que se ajustan al concepto y objetivos a concretar, a los tiempos de la sesión o del
microciclo dirigidos a todo un potencial de capacidades acumuladas por los jugadores y por los equipos,
a las limitaciones que todos y cada uno de los métodos de entrenamiento (por no existir ningún método
que contenga en sí mismo todos los ingredientes esenciales que afectan al desarrollo y evolución de
jugadores y equipos) y, finalmente, a las interacciones más o menos robustas en términos de afinidad
lógica (de carácter estructural y funcional), inteligible (conexión entre las informaciones relevantes y las
interacciones motoras) y metodológica (transferencia positiva y significativa entre los procesos de
entrenamiento y competición) existentes entre los diversos métodos.
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27. Esta afinidad lógica deriva del hecho de que tienen una procedencia común, porque su concepción
no puede devenir sino de aquella forma que lleva a la perfección en el proceso de entrenamiento: la
observación del propio “juego”. Y cuanto más queramos perfeccionar los métodos de entrenamiento,
más debemos aumentar la complejidad de la decisión, del comportamiento y de la relación, yendo de
lo menos a lo más complejo, de lo menos a lo más próximo a la realidad competitiva, de lo más
concreto y perceptible a lo más abstracto e intangible. Esto significa, ni más ni menos, que cualquier
aproximación del método de entrenamiento a la realidad del juego ha de transitar y desenvolverse en
una lógica inteligible que implica incrementar la complejidad de decisión y la complejidad motora.
No es de extrañar que para conseguirlo haya que determinar ciertos condicionantes en los
ejercicios que no forman parte del reglamento del fútbol. Por ejemplo, cuando imponemos un
número de contactos con el balón
en cada acción, cuando fijamos un
número de pases en cada proceso
de ataque, o cuando fijamos un
tiempo límite para finalizar un
contraataque, etc.; prescripciones
éstas que posibilitan el surgimiento
de escenarios o complicaciones
situacionales de entrenamiento cuya
aplicación sistemática a lo largo del
proceso de entrenamiento se
convierten en hábitos o rutinas de
trabajo, manteniendo conexiones
específicas entre la información
que proporciona el entorno y las
acciones a realizar en el juego,
convirtiéndose en esenciales para el
desarrollo o para el mantenimiento
de las prestaciones competitivas.
En conclusión, los métodos específicos de entrenamiento para el juego futbolístico se asumen
como escenarios para la preparación de jugadores y equipos, y hay que saber orientarlos en
determinado sentido para que particularicen un tipo concreto de organización del equipo.
Paralelamente a la concepción de escenarios se desarrolla un tipo específico de complicación
estratégico-táctica, constriñendo las decisiones-acciones de los jugadores, induciéndoles a explorar
nuevas informaciones y a ejecutar soluciones creativas de la situación-problema, aumentando sus
posibilidades de acción. Al referirnos a la complicación estratégico-táctica intentamos establecer un
sustento lógico y racional del desarrollo de los acontecimientos en un cuadro temporal centrado en
un conflicto (cooperación-oposición) con determinado nivel de tensión.
La aplicación de cualquier método de entrenamiento debe orientar las acciones exploratorias de
los jugadores para que se mantengan concentrados en las informaciones relevantes, no dejando el
proceso de aprendizaje sin un fin específico sino, al contrario, organizarlo didáctica y
metodológicamente en función de objetivos previamente definidos. En presencia de una ecuación
dada, el proceso de entrenamiento implica una estructuración pertinente y permanente (a lo largo de
una sesión o en el continuo de diferentes sesiones) de las tareas estratégico-tácticas propuestas por
el entrenador, unidas a una selección y transformación de fuentes de información disponibles en los
escenarios y complejidades definidos por los métodos específicos aplicados. Uno de los objetivos en
su desarrollo práctico pasa por el hecho de que los jugadores investiguen activamente sobre las
informaciones relevantes y no se limiten a recibirlas pasivamente, para así afinar en su percepción,
explorando las soluciones más eficaces en cada momento del juego.
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28. Perímetro conceptual de los métodos de entrenamiento
Para la concreción de los objetivos propuestos es importante que en un primer momento
aseguremos con la máxima precisión posible el perímetro conceptual de cada método de
entrenamiento, fundamentalmente en lo que se refiere a las situaciones y contextos específicos en el
que éstos se presentan en la competición. Sólo de esta manera será posible demarcar claramente una
identidad para cada método de entrenamiento y, simultáneamente, una integridad metodológica en la
que se apoyen los presupuestos esenciales para su concepción y operatividad en el marco de una
lógica transformativa emanada por la realidad competitiva. Expliquémonos: una realidad en
transformación no se contiene en sí misma, se extiende al frente rumbo a un futuro deseado, siendo
trabajada en el presente. Todo desarrollo del ser humano, individual o colectivamente, es construido
en torno a la habilidad de comprender el presente proyectándolo hacia el futuro. Esto significa que,
aunque busquemos la identidad e integridad de cada método de entrenamiento, tenemos la
convicción de que éstos se transforman continuamente a lo largo del proceso de preparación de
jugadores y equipos en una dirección absolutamente determinante y objetiva: la competición.
En la línea del presente razonamiento, cualquier método de entrenamiento en el marco de su
representación evolutiva, sea para el mantenimiento de la posesión del balón, sea para la concreción
del objetivo del juego (finalización), sea para el perfeccionamiento técnico, etc., será dirigido hacia la
especificidad de la lógica competitiva, pues ésta es y será la matriz o raíz fundamental de cualquier
método de entrenamiento del juego del fútbol. Dicho de otra forma, cualquier método específico de
entrenamiento debe tener en cuenta tres presupuestos esenciales. En el primero es fundamental
establecer una correcta secuenciación metodológica en el marco de la sesión de entrenamiento del
microciclo de preparación. En el segundo presupuesto se debe velar por mantener una elevada
congruencia entre la dinámica evolutiva de cada método de entrenamiento y la lógica interna del juego
o del modelo que se intenta implementar. En el tercer presupuesto es vital que el entrenador monitorice
constantemente el desenvolvimiento de las situaciones de juego resultantes del método de
entrenamiento aplicado, haciendo que los jugadores respeten las reglas que sostienen su
construcción. Es igualmente importante que esté atento a la aplicación de posibles prescripciones
accesorias. Si este seguimiento minucioso no se realizara, el método de entrenamiento aplicado
tomará irremediablemente la dirección de una vivencia aproximada a la realidad competitiva que no
será negativa en sí misma, pero que alterará substantiva y significativamente las conexiones entre
información relevante y las acciones específicas conducentes a su resolución. Si ello se produce, no
se culminará el desarrollo y la mejora de las partes del todo que queríamos objetivamente enfatizar
desde el inicio del proceso.
Objetivos de la aplicación de los métodos de entrenamiento
Una vez resuelta la problemática del establecimiento del perímetro conceptual, importa a
continuación saber cuáles son los impactos inherentes a su realización, esencialmente en lo que se
refiere al aprendizaje, perfeccionamiento y desenvolvimiento de los jugadores en el amplio cuadro de
posibilidades de la organización dinámica del equipo influenciando la transformación de sus actitudes,
decisiones y acciones en una dirección propia y exclusiva, modelando al colectivo en función de un
modelo de juego. Esto significa que a pesar de que cada método de entrenamiento procura
representar la totalidad del juego, sabemos que éste implica una mayor o menor parte de esa realidad
de forma particular. La idea subyacente es que la interactividad de los métodos de entrenamiento,
cuando cooperan e incluso compiten entre sí, deben potenciar los efectos positivos de todos y cada
uno de ellos simultáneamente. Su concepción debe tener como punto de partida privilegiar y forzar
la interacción de las diferentes facetas que emergen del juego del fútbol. De ahí que la construcción
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29. “Las tareas a desarrollar en cada método de entrenamiento no
deben desenfocar los verdaderos objetivos del juego”
de cualquier método de entrenamiento debe basarse en un pensamiento conceptual que asuma la
integridad del juego en sus diferentes vertientes y una operación que respete la plenitud de su
complejidad. Corresponde al entrenador la conceptualización de los métodos, observando
continuamente sus niveles de éxito y teniendo la intención de verificar cuáles son los presupuestos
que eventualmente lo pudieran frustrar. Sabiendo de inicio que siendo el método de entrenamiento
una construcción hipotética, si se observara un reducido nivel de éxito, ello sólo podría deberse a dos
fuentes problemáticas: incorrecta concepción del método de entrenamiento o incapacidad de los
jugadores para responder a los objetivos hipotéticamente previstos. Dicho de otra manera, el
incremento de una limitación conceptual de entrenamiento no puede subvertir los objetivos
fundamentales para los cuales el método se concibió, pero también hay que tener claro que los
jugadores implicados deberán explorar y adaptarse a las nuevas condiciones situacionales,
persiguiendo continua y persistentemente los objetivos establecidos.
Partiendo de estas bases inteligibles (concepto y objetivos) hacia la concepción de una parrilla
taxonómica de los métodos de entrenamiento para el juego futbolístico, facilitamos a los entrenadores
su selección en función de una amplia escala de variables, como son la planificación de las sesiones de
entrenamiento, las capacidades momentáneas de los jugadores, la especificidad de las informaciones
que toda acción de juego promueve, el
modelo de juego adoptado y los objetivos
perseguidos; minimizando, en función de
ello, la posibilidad de la existencia de
distracciones o desvíos, merced a la clara
comprensión en la localización de un
objetivo particular con relación a otros
que, por la razón que fuese, no interesa en
un momento dado promover y explicitar.
En este marco, es importante señalar que
las tareas a desarrollar en cada método de
entrenamiento no deben desenfocar los
verdaderos objetivos del juego. Así, por
ejemplo, en la utilización de los métodos
para mantener la posesión del balón o en
los métodos dirigidos los jugadores tienen
la tendencia de focalizar su atención en la mera posesión o en la circulación del balón, olvidando
cualquier intencionalidad táctica de alcanzar la portería rival. De esta forma desenfocan el objetivo
prioritario del juego: el gol. En estos casos, las conexiones entre información relevante emanada de los
contextos situacionales con propiedades emergentes y las acciones realizadas se están afinando con
relación a los atacantes, el balón, el espacio y los adversarios, sin tener en cuenta el fundamento de
atacar o defender la portería. Ante esta tendencia es importante subrayar que todo método de
entrenamiento debe ser encarado como un medio cuyas tareas a realizar no deben ser un fin en sí
mismo. En resumen, estando los métodos de entrenamiento soportados por una lógica de juego o por
una forma específica de jugar, es decisivo que se conceptúen y se hagan operativos en una total y
progresiva convergencia con un amplio cuadro de la dinámica competitiva, o sea, de orden y desorden
de carácter transitorio, aleatorio e imprevisto.
Noviembre-2013 nº 213 29
30. Reglas para la construcción de los métodos de entrenamiento
Partiendo del encuadre conceptual teórico y práctico que cada método de entrenamiento sostiene,
se hace evidente la necesidad de un estado particular y detallado que defina las reglas metodológicas
para su construcción. En último término, son las reglas, y sólo las reglas, las que desarrollan y soportan
las condiciones estructurales de los métodos de entrenamiento (espacio, tiempo, número,
instrumentos…), las cuales producen escenarios, complicaciones y contextos de juego que inducen
a las decisiones-acciones específicas de carácter individual y colectivo. A partir de estas reglas se
pueden pronosticar formulaciones explícitas de sus efectos específicos (adaptaciones) que en el
cuadro de las hipótesis plausibles se espera que acaben sucediendo. En este sentido es posible la
manipulación en diferentes escalas partiendo de los constreñimientos estructurales, induciendo al
surgimiento de emociones, pensamientos, decisiones y comportamientos que actúan y se realimentan
adaptaciones ante las diferentes situaciones-problemas de juego. En definitiva, que así se potencian
múltiples posibilidades de variación interactiva en el marco de un mayor o menor grado de libertad de
acción, que se organiza en función de los condicionantes estructurales, las cuales desenvuelven
diferentes escenarios contextuales en función de cada método aplicado. Ejemplos de esta variación
son la forma en la que el espacio de práctica puede ser utilizado y marcado, las maneras de establecer
diferentes relaciones numéricas entre los jugadores y equipos, el establecimiento de tiempos de
decisión-acción que pueden ser aumentados o disminuidos en función de los espacios o el número
de jugadores involucrados, y el establecimiento de diferentes dinámicas estratégico-tácticas que
pueden ejercer mayor o menor presión sobre las acciones colectivas.
En esta perspectiva es importante hacer referencia a que en cada momento del desenvolvimiento
dentro del marco del proceso de entrenamiento es prácticamente imposible presentar a los jugadores
escenarios o contextos de juego que incluyan los mismos estímulos, señales, indicaciones o
informaciones que estaban ya presentes cuando se daba la situación original de aprendizaje, durante
el proceso de formación o incluso durante la planificación anual del entrenamiento. Así, la aplicación
y repetición de un determinado método específico de entrenamiento necesita siempre de
reestructuraciones de las diferentes tareas (dándoles mayor o menor énfasis) inherentes a la situación-problema,
lo cual obliga a una conexión positiva y significativa entre la capacidad del jugador y los
efectos adaptativos específicos que el entrenador hipotéticamente propone, en el ámbito de un
proyecto común que se denomina “del equipo” (modelo de juego).
Momentos temporales para su aplicación
Todos los métodos de entrenamiento se anclan en una temporalidad basada en dos cuestiones:
el momento en que es aplicado durante la secuencia de la sesión o del microciclo de preparación y la
duración de esta aplicación que puede incluir un determinado número de repeticiones intercaladas
por pausas de recuperación porque sólo de esta forma es posible potenciar positivamente sus efectos
de entrenamiento. Dentro de esta línea de sincronización aplicativa, temporal y metodológica, los
métodos específicos de entrenamiento se deben dirigir a todo un potencial desarrollado, acumulado
y prontamente disponible para ser estimulado, con la intención de resolver las diferentes situaciones-problemas
en una dirección que cree condiciones ventajosas para la asimilación del modelo de juego
adoptado. En otras palabras, el jugador, al aprender, aumenta su capacidad de adaptación y de
interacción con los variados y transitorios contextos situacionales más o menos complejos que se
desarrollan en su entorno. Sin embargo, la forma de resolución de la situación nunca es absoluta y
válida para todas las circunstancias del juego.
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31. En este ámbito hay que tener en mente que si la capacidad del jugador para decidir y actuar,
adquirida en determinado momento de su desenvolvimiento, no fuera precisa y operativa en otros
momentos estructuralmente y funcionalmente similares, poca ventaja habría entonces en el hecho de
que el jugador se esforzara en aprender, aplicar y repetir. Luego, es importante subrayar que la
variabilidad inherente a las situaciones de juego obliga a que la decisión y acción sean adaptables y
flexibles frente al contexto en que se encuentren. Así, los conocimientos y comportamientos motores
de los jugadores deben ser considerados adecuados y precisos no en el sentido de que será
eternamente comprobada su eficiencia y eficacia, sino como base de interpretación y exploración de
otras formas de resolver problemas semejantes, ajustando constantemente las soluciones motoras
al flujo de información pertinente que emana de cada complejidad situacional de juego.
A modo de conclusión, es clave atender a las cuestiones que derivan de la secuenciación de los
medios de entrenamiento en los parámetros temporales señalados, esto es, sesión y microciclo de
preparación, tanto como respetar una progresión orientada según un proyecto de modelación
estratégico-táctica del equipo. Analicemos un ejemplo para el entendimiento de esta modelación que
deriva de las subdivisiones de los métodos de entrenamiento del juego futbolístico. Imaginemos un
medio de entrenamiento para el perfeccionamiento de las acciones técnicas de recepción-pase
ejecutadas con un reducido número de contactos con el balón por intervención (por ejemplo, máximo
dos toques), en condiciones de juego de número y espacio reducido (por ejemplo: 4 contra 4 en una
superficie de 30 x 25 metros). La aplicación de este medio de entrenamiento para el perfeccionamiento
técnico podrá naturalmente confundirse con un medio para el mantenimiento de la posesión del balón.
Ahora bien, lo que diferencia a uno de otro es el hecho de que el entrenador induzca a los jugadores a
que estén altamente concentrados en la eficacia de la recepción-pase y no tanto en la calidad de la
decisión que ellos realicen cuando combinen con los compañeros mejor posicionados en el terreno de
juego con vistas a dar continuidad y fluidez al proceso ofensivo. En este marco, en cuanto en el primer
método de entrenamiento (perfeccionamiento técnico) el entrenador podrá organizarlo aislando la
acción (por ejemplo rompiendo de forma puntual la conexión más relevante entre información y acción),
independientemente de haberse decidido por el compañero mejor situado en el espacio de práctica,
en el segundo método de entrenamiento (para el mantenimiento de la posesión) el entrenador induce
a los jugadores a que perciban el contexto de juego ajustando sus acciones de recepción-pase con
relación al desenvolvimiento eficaz de la acción colectiva. En este ámbito, si los comparásemos, no
existiría duda alguna en cuanto a la complejidad y riqueza estratégico-táctica de uno y otro método de
entrenamiento, siendo claramente el de mantenimiento de la posesión de balón el que recrea y
desarrolla contextos cuyas prescripciones e informaciones específicas revelan (aunque sea de forma
poco significativa) una mayor aproximación a la realidad de juego.
Limitaciones de los métodos de entrenamiento
Correlativamente a los conceptos, objetivos, reglas y momentos de aplicación de los diferentes
métodos de entrenamiento, igualmente se verifica un conjunto de constreñimientos que podrían
minimizar sus efectos de carácter positivo, pero también evitar la amplificación de efectos negativos.
En un cuadro amplio que abarque los diferentes métodos de entrenamiento podemos enfrentar dos
tipos de limitaciones. La primera, de orden intrínseco, se sustenta en el hecho de que cada método
de entrenamiento no contiene en su esencia todos los ingredientes estratégico-tácticos
fundamentales para el desenvolvimiento de los jugadores y de los equipos. En realidad, cuando
procuramos concretar una totalidad (el juego) o parte de esa totalidad sin fracturarla, en muchas
circunstancias se especifican y se afinan aspectos particulares de ese mismo juego. Por tanto, todos
los métodos evidencian límites caracterizadores de su propia identidad e integridad metodológica. La
segunda, de orden extrínseco, se desarrollaría a partir de la incorrecta aplicación de las reglas de
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32. “Es importante que se evolucione hacia el trabajo de sectores o
competitivo, aprovechando el fenómeno de la transferencia positiva
que se produce”
construcción de cada método, una utilización exagerada del tiempo, o bien de su aplicación
sistemática y de forma invariable. En ese cuadro se desenvuelven condiciones y constreñimientos
contraproducentes que producen, a corto o a largo plazo, transferencias negativas para el
entendimiento de los conceptos del juego que le son inherentes, pero también de índole perceptivo-motora,
para la evolución del jugador y del equipo en cuanto a la resolución de las diferentes
situaciones que se presentan a cada momento. Por ejemplo, cuando se utilizan los métodos de
entrenamiento para potenciar a los jugadores en sus posiciones y misiones tácticas específicas en el
cuadro de la organización del equipo. Es importante que se evolucione hacia el trabajo de sectores o
competitivo, aprovechando el fenómeno de la transferencia positiva que se produce. Si no lo
hiciéramos así, limitaríamos negativamente el radio de acción de los jugadores, estableciéndose
nociones equivocadas en sus desplazamientos a lo ancho y a lo largo, y también
compartimentaríamos en exceso las acciones colectivas de carácter sectorial e intersectorial.
En definitiva, a pesar que todo el método de entrenamiento lo hayamos conceptuado en el sentido
de aproximación a la competición real, éste jamás representará en toda su amplitud el nivel de
complejidad que el juego del fútbol desarrolla y exige a los jugadores y equipos. Por lo cual es
importante alejar de nosotros cualquier tipo de tentación de pensar que los métodos de entrenamiento
representan tanto o más que el propio juego, por mucho que podamos elaborar normas todavía más
exigentes que el juego en sí. Por el contrario, los métodos de entrenamiento serán siempre una parte
grande o pequeña del juego, conteniendo quizá (si fueran correctamente aplicados) las conexiones
informacionales relevantes para decidir e interactuar con los demás contextos situacionales con
propiedades emergentes. La discrepancia operacional existente entre los diferentes métodos de
entrenamiento y el juego reside en el hecho de que el fútbol evidencia una panoplia de coyunturas
que dependen y derivan de la mayor riqueza de los contextos situacionales que se originan en los
diferentes grados de aleatoriedad, imprevisibilidad y transitoriedad. Siendo de todo imposible
contemplar y predeterminar la reproducción de situaciones de juego cuya naturaleza brota de todos
los parámetros y posibilidades, y también de la imprevisibilidad de su acontecer, sea en el plano
mental (decisión), sea en el plano motor (ejecución). Basta con que sólo nos preguntemos ¿cómo se
entrena una situación de penalti que decide el resultado final de un partido? Es totalmente imposible
reunir en un entrenamiento las condiciones emocionales, los dramas y las complicaciones
estratégicas, tácticas y técnicas que tal situación comporta.
Es importante llamar la atención sobre el hecho de que el juego del fútbol es una modalidad
colectiva de carácter “abierto”, con acontecimientos cuya variabilidad, transitoriedad y aleatoriedad
es elevada. Por tanto, no se puede esperar que el estudio y aplicación metodológica de los métodos
de entrenamientos, por rigurosos que sean, vengan a plasmarse de forma plena, eficaz, inmediata y
constante durante la competición. Ni siquiera del análisis de los mejores equipos del mundo se verifica
una transferencia total y positiva (en el sentido de una eficacia constante) de las condiciones y
contextos de entrenamiento en los que se sumergen, en el momento de enfrentarse a condiciones y
contextos competitivos en los que se espera que dejen surtir sus efectos. La auténtica realidad es que
la lucha competitiva se desenvuelve por la confrontación de dos equipos con objetivos perfectamente
demarcados y antagónicos en los que cada una de las escuadras intenta imponer su forma específica
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33. de jugar en un registro estratégico-táctico
lo más favorable posible al despliegue
de sus acciones colectivas. Por tanto, no
nos parece legítimo que nos extrañemos
cuando se evidencien las limitaciones
que cualquier método de entrenamiento
presenta en sí mismo, confrontado con la
enorme variabilidad de señal “abierta”
propia de la confrontación competitiva. El
hecho de que utilicemos, por ejemplo,
muchos métodos de entrenamiento de
la finalización no nos garantiza que los
contextos situacionales propicios y las
acciones de remate van a ser reproducidos
en el momento de competir. Por el hecho
de que se verifiquen relaciones de tan bajo
orden no vamos a dejar de hacer operativos métodos de entrenamiento de la finalización. Por el
contrario, la única manera de que superemos esos bajos niveles de relación entre el número de
acciones que llevan a la finalización y el número de finalizaciones que culminan en gol va a ser
aumentar el tiempo, la calidad y el rigor de estos métodos de entrenamiento.
Concluyendo, desde este punto de vista no será sorprendente que durante la competición en
general, durante una buena parte de ésta o simplemente en los momentos más críticos, uno de los
equipos presente mejores y más ricos argumentos de carácter táctico, técnico, estratégico, mental y
físico, y así plasme realmente todo su potencial, evitando al mismo tiempo que su rival lo pueda aplicar.
En competición, cualquiera de los equipos despliega sus argumentos estratégico-tácticos en función
de sus cualidades y competencias, pero también en función de aquello que el rival permite exteriorizar,
y de ahí la expresión “en competición, ninguno de los equipos juega solo”.
Interacciones entre los métodos de entrenamiento
Todos los métodos específicos de entrenamiento del juego de fútbol, en el marco de un amplio
abanico de posibilidades para su concepción y ejecución, promueven metodológicamente dos tipos
de interacciones. La primera interacción se desenvuelve en el interior del perímetro conceptual del
método aplicado, en el cual se posibilita la utilización de una panoplia de medios exclusivos, pudiendo
éstos estar sistematizados y secuenciados en el tiempo a partir de presupuestos de mayor o menor
complejidad y dificultad para su realización. El grado de influencia de estos dos términos se
manifiesta, en general, por la cantidad de información existente en el entorno y por el mayor o menor
números de alternativas resolutivas de la situación que sean plausibles. La complejidad de las tareas
inherentes a los métodos de entrenamiento deriva de la cantidad de información susceptible de ser
tratada. Una situación será tanto más compleja cuanta más cantidad de información se hace
necesaria al jugador para poder organizar su resolución apelando a sus capacidades de decisión y de
ejecución motora. La dificultad del método de entrenamiento se sostiene en el número de
posibilidades de resolución de las situaciones de juego planteadas. Así, una situación será tanto más
difícil de resolver cuanto menor sea el número de opciones tácticas plausibles que otorgue. Es
evidente que estos dos términos se complementan el uno al otro, siendo en la práctica indisociables.
Veamos un ejemplo práctico fácil de entender, imaginemos la aplicación de un método de
entrenamiento para la finalización organizado en un espacio de 40 x 30 metros, entre dos equipos de
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34. portero + 5 contra 5 + portero. En una primera fase el entrenador no determina tipo alguno de
limitación, excepto las que el propio reglamento del fútbol impone. En una segunda fase se aumenta
la complejidad y dificultad del método de entrenamiento, considerando válidos sólo los goles
conseguidos a través de remates de larga distancia (20 metros o más) o a consecuencia de balones
centrados desde las bandas. En una tercera fase el entrenador ajusta a los jugadores a un marco de
organización básica, atribuyendo misiones tácticas concretas a cada jugador y fijando un máximo de
tres toques de balón por jugador en cada intervención sobre el mismo. Por último, se mantienen las
mismas prescripciones de la fase anterior y aún aumenta la complejidad de la práctica por medio de
una limitación colectiva: ninguno de los equipos puede realizar más de cinco pases antes de culminar
el proceso ofensivo. En suma, la aplicación sucesiva y secuencial de los constreñimientos indicados
irá indudablemente a desarrollar presupuestos para aumentar la dificultad y complejidad del método
de entrenamiento. Sin embargo, hay que prestar atención fundamental a que este aumento de la
complejidad no llegue a comprometer en modo alguno los objetivos para los cuales se concibió e hizo
operativo este método de entrenamiento. Si ello aconteciera, nos abocaríamos a subvertir
absolutamente toda la lógica del proceso de entrenamiento. Esta subversión es fácilmente reconocible
en la práctica, porque produciría una reducción significativa del número de remates realizados por
unidad de tiempo. Y si esa reducción se diera, el método de entrenamiento aplicado dejaría de ser
apropiado para la finalización, pasando a tener un enfoque diferente de aquel para el que fue concebido.
La segunda interacción se desarrolla en dirección al perímetro conceptual de los otros métodos
de entrenamiento, interactuando con éstos, penetrando en su campo estructural y funcional, siendo
observable una aparente ampliación de sus límites originales. Efectivamente, cada método de
entrenamiento va ligado extrínseca e intrínsecamente con los fundamentos y conceptos básicos de
los métodos de entrenamiento que les son semejantes o que establecen con éstos una progresión y
una transferencia lógica de carácter contextual basada en decisiones y acciones específicas.
Analicemos una interacción lógica establecida por tres métodos de entrenamiento diferentes. Las
normas para la construcción de los métodos de entrenamiento metaespecializados obligan a la
delimitación del espacio de actividad en pasillos y sectores de juego, en el interior de los cuales se
colocan diferentes relaciones numéricas básicas de juego (por ejemplo, 1x1, 2x2, 2x1, 3x2 y 3x3). En
este marco determinaremos desplazamientos de uno o dos jugadores de unos espacios a otros,
cuando estén en fase ofensiva, forzando así situaciones de igualdad o superioridad numérica. Con
este tipo de distribuciones se compartimentan los equipos, pero se mantiene constantemente la
anchura y la largura del ataque y de la defensa, en la cual los jugadores situados en el pasillo central
tendrán más posibilidades de intervenir en los pasillos laterales que a la inversa. En el siguiente paso,
el reajuste de estos métodos de entrenamiento para que sirvan como sectoriales e intersectoriales
pasa fundamentalmente por la eliminación de las líneas que demarcan los corredores de juego,
permitiendo que los jugadores colocados en los ejes central y/o laterales puedan intervenir activa y
constantemente, desplazándose hacia el centro o hacia los lados sin limitación alguna. De esa manera
puede producirse ocasionalmente la largura de los ataques, pero se gana en movilidad y libertad de
los jugadores situados en cada sector de juego. En lo que se refiere a la profundidad del equipo, esto
es, al evolucionar de un sector a otro, las normas podrían ser básicamente iguales a las que se habían
determinado para el método metaespecializado.
Finalmente, el reajuste de los métodos de entrenamiento sectoriales e intersectoriales hacia el
trabajo competitivo pasa esencialmente por la eliminación de las líneas que demarcan los sectores de
juego, y ahora los jugadores podrán desplazarse entre sectores, aumentando o disminuyendo la
profundidad defensiva u ofensiva del equipo en función de las circunstancias tácticas de juego. La
aplicación sucesiva de los respectivos métodos enunciados traduce la elevación secuencial de la
complejidad de las situaciones de juego, aproximándose a las condiciones de la lucha competitiva. En
el caso que nos ocupa, los jugadores irán a prestar atención a las nociones de su espacio esencial de
actividad, y también a sus misiones tácticas en interacción con los compañeros (transferencia positiva
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35. que deriva de los otros métodos de entrenamiento aplicados), teniendo ahora mayores grados de
libertad para decidir y actuar, dialogando simultáneamente con mayor número de informaciones por
unidad de tiempo.
Si analizamos atentamente la interacción metodológica descrita, verificamos que para cada uno de
los métodos de entrenamiento referidos sólo utilizamos la redefinición del espacio de actividad,
substrayendo a la vez los pasillos y los sectores de juego. Ahora bien, en todo el proceso no ha habido
alteración del número de jugadores o del número de contactos con el balón por jugador o de las
condiciones estratégico-tácticas para hacer gol, o de las condiciones temporales de decisión-acción.
Simplemente redefinimos progresivamente el espacio de actividad de cada jugador en el cumplimiento
de sus misiones tácticas en el cuadro de la organización dinámica del equipo, el cual va aumentando
progresivamente el radio de intervención de los jugadores, las relaciones numéricas posibles y de
acontecimiento plausible con los mismos o diferentes compañeros y adversarios, las posibilidades de
intervención en el centro del juego o fuera de éste durante el desarrollo del proceso ofensivo-defensivo,
las configuraciones estratégico-tácticas organizadas en el plano de la profundidad y de la largura del
equipo, la necesidad de tomar decisiones bajo diferentes registros rítmico modeladas por coyunturas de
juego en constante transformación conteniendo un mayor o menor grado de informaciones pero
atendiendo sólo a las que son más pertinentes. En el marco que hemos presentado, una vez se hace
notar el hecho de que los métodos de entrenamiento tienen una descendencia y ascendencia común,
que parte y finaliza a la vez en un denominador común, que es el contexto competitivo.
Taxonomía: principios orientadores
A medida que la experiencia y la investigación insuflan conocimientos más refinados y exactos
sobre el juego del fútbol, vamos cambiando el ajuste y el afinamiento de los métodos de preparación
de los jugadores y de los equipos, con la intención de lidiar conceptual y operacionalmente con estos
nuevos conocimientos de forma convincente.
Una taxonomía de los métodos de entrenamiento del juego de fútbol tiene que ser conceptuada
respetando un conjunto de principios y reglas orientadoras de manera que lleguemos a establecer una
racionalidad lógica y metodológica en la dirección hacia un proyecto individual de perfeccionamiento
y desenvolvimiento, en el marco de una dinámica colectiva. Ciertamente, cuanto mayor sea el número
de criterios de análisis utilizados y el respeto que les tengamos, más precisa y fiable será la
categorización derivada de la taxonomía elaborada. Por nuestra parte, estableceremos cuatro
principios orientadores: 1º.- propiciar clases, 2º.- fomentar una lógica, 3º.- compatibilizar
conocimientos, y 4º.- elaborar esquemas descriptivos.
Propiciar familias o clases
El primer criterio fundamental en la construcción de una taxonomía cualquiera pasa por el
establecimiento de familias o clases que en este caso denominamos de métodos de entrenamiento.
Estas clases o familias detentan simultáneamente características comunes, pero también diferencias
fundamentales, fundamentadas esencialmente en la identidad e integridad propias. En efecto, estas
diferencias son consubstanciadas por contextualidades situacionales, las cuales varían las relaciones
entre espacio, tiempo y número, tanto como los niveles informacionales relevantes que iluminan para
la ejecución de diferentes acciones ajustadas a la necesidad de su resolución. En este campo se
desarrollan diferentes niveles de especificidad escalonados en función de la lógica interna del juego
o de una forma particular de jugar que tenga un equipo.
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36. Desde el punto de vista de la lógica inteligible del juego de fútbol las decisiones-acciones
observables en el entrenamiento o en competición tienen un significado propio y una razón específica
de ser. En efecto, las diferentes etapas inherentes al proceso de aprendizaje, desarrollo y culminación
deportiva se establecen simultáneamente como fin y medio. Como un fin porque cuanto más extensa
fuere la apropiación y la asimilación de su lógica, más complejas serán las operaciones a realizar por los
jugadores. Simplemente por inercia, mayores serán también las exigencias de adaptación de las
decisiones-comportamientos al contexto de las situaciones posibles y probables. Como un medio
porque utiliza una organización sistemática y racional con diferentes niveles de complejidad y dificultad
en cuanto a su contenido específico. Es con este contenido con lo que el entrenador media y modula, a
través de la concepción de métodos de entrenamiento, hacia la prestación momentánea de sus
jugadores a las exigencias inherentes a la competición en la que éstos están enfrascados, conjugándolo
con los objetivos deportivos que se pretenden alcanzar a lo largo del desarrollo de la temporada.
En esta perspectiva, el proceso de aprendizaje, perfeccionamiento y desarrollo que se desarrolla
simultáneamente como un fin y un medio, tiene como instrumento fundamental la concepción y la
aplicación de métodos específicos de entrenamiento. Siendo estos métodos los que posibilitan y
conjugan condiciones operacionales ventajosas para la aplicación de un proceso de modelación,
induciendo a los jugadores tanto individual como colectivamente a tomar decisiones y a realizar
acciones que, en última instancia, dirijan y mejoren la eficacia de sus prestaciones en el marco de la
competición deportiva.
Fomentar una lógica
El cumplimiento de este criterio orientador es determinado por el nivel de concordancia entre los
métodos de entrenamiento utilizados y la realidad del marco competitivo del juego de fútbol o del
modelo de juego a implementar. Queremos con esto distinguir la representatividad de la especificidad
de una situación de juego. Salvo excepciones, si tomamos como referencia esencial un determinado
modelo de juego a desarrollar y asimilar, todos los métodos de entrenamiento implicados en él deben
ser dirigidos en función de esa referencia. Si no lo hacemos así, los métodos utilizados,
independientemente de que atiendan al balón, a los adversarios y a los compañeros, van a ser
representativos del juego, sí, pero no de aquel modelo específico de organización colectiva.
De acuerdo a nuestra forma de pensar,
las clases o familias de métodos de
entrenamiento deben permitir categorías
claramente definidas y que puedan ser
subdivididas en la medida en que fuere
necesario y útil con vistas a una aplicación
práctica más correcta y específica. No
es, por tanto, sorprendente que existan
métodos de entrenamiento dentro de
los cuales existen diferentes medios
que, manteniéndose dentro del marco
de su perímetro conceptual, desarrollan
afinamientos concretos para ciertas
particularidades del juego. Por ejemplo,
los métodos de entrenamiento para
mantener la posesión del balón podrían
especificar diferentes aspectos, tales como la rápida transición de fase o de espacio de juego o de
diferentes relaciones numéricas de igualdad, superioridad o inferioridad, o de ligazones intrínsecas con
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