2. El método por excelencia de la antropología es la
etnografía: Una mirada que busca comprender todas
las formas de vida humana atendiendo al punto de
vista de quienes las sostienen.
La etnografía es una mirada, es un ir hacia la
gente, un proceso de investigación donde el
investigador o la investigadora –la persona- es la
herramienta fundamental.
El método etnográfico esta formado por paradojas:
por la unión de contrarios aparentemente
irreconciliables: la observación y la participación, la
objetividad y la subjetividad, la explicación y la
interpretación, la ciencia y la poesía.
3. Para resolver estas paradojas os proponemos un camino zen
para la exploración del método etnográfico
4. La enseñanza de la metodología etnográfica implica siempre un tipo
de enseñanza que va más allá del aprendizaje de los modelos
teóricos y que requiere que la persona aprenda a hacer
haciendo, es decir, integre los conocimientos de un modo
experiencial y corporal, además de cognitivo.
Son conocimientos procedimentales que implican no sólo entender
el logos de la investigación, sino también su ethos y su pathos.
El aprendizaje de la etnografía se parece un poco a la práctica y
ejercicio del zen...
5. El zen es un camino de
conocimiento que, apartándose
del conocimiento teórico o
intelectual, busca la experiencia
de la sabiduría más allá del
discurso racional.
Este conocimiento se practica
fundamentalmente a través de
dos vías:
- la meditación postural (zazen) y
- el planteamiento de problemas
aparentemente absurdos o
pequeñas historias (koan).
6. Zazen
El zazen puede ser útil para
comprender en qué consiste la
observación participante. La
postura en el campo es
importante, es decir, hay que
aprender a “estar entre la gente”
en un modo de “alerta
meditativa”, estando al mismo
tiempo presente, inmerso en las
cosas, y distante, tomando nota
de ellas.
Se adquiere el estado mental
adecuado al practicar la forma de
estar corporal adecuada. Como en
el zazen, no hay separación entre
mente y cuerpo en la práctica
etnográfica.
7. Koan
El koan tienen el propósito de desconcertar el
pensamiento discursivo lógico-racional y provocar
un shock mental que lleve a un aumento de
conciencia.
Muchas veces el koan parece un problema
absurdo, ilógico o banal. Para resolverlo el novicio
debe desligarse del pensamiento racional y
aumentar su nivel de conciencia para adivinar lo
que en realidad le está preguntando el maestro, que
trasciende al sentido literal de las palabras.
Para ahondar en el conocimiento que buscamos en
el trabajo de campo etnográfico, y sobre todo, para
saber si vamos bien, puede ser útil trabajar con el
koan o con pequeñas metáforas e historias.
8. El koan no es un acertijo, no hay necesariamente una
respuesta correcta, sino que es útil para evaluar la
progresión del discípulo. El maestro no está buscando
que el discípulo sepa la respuesta correcta, sino
evidencias acerca de sus progresos en la filosofía zen
y la aplicación en su vida diaria.
Una pequeña historia de un maestro zen a sus
discípulos quizás servirá para atisbar en los entresijos
de lo que significa hacer etnografía…
9. "Y dijeron los jóvenes discípulos a
Halcom:
- Queremos entender el mundo. Dinos, oh
Sabio, ¿qué debemos hacer para conocer
el mundo.
- Habéis leído los trabajos de los grandes
pensadores?
- Sí, Maestro, todos, tal como nos
instruyeron.
- Y habéis practicado diligentemente sus
meditaciones de manera que ha
convertido en uno con la infinidad del
Universo?
- Sí, Maestro, con devoción y disciplina.
10. -Habéis estudiado los experimentos, las
investigaciones estadísticas y los modelos
matemáticos de las ciencias?
-Hemos ido aún más lejos de su examen, Maestro, hemos
estudiado en los laboratorios donde se realizan los
experimentos, allí donde se analizan las encuestas, donde se
desarrollan y se prueban los modelos matemáticos.
-Y aún queréis saber más?
-Sí, Maestro, queremos entender el mundo.
11. - Entonces, pequeños míos, os tenéis que
introducir en el mundo:
Vivir entre la gente del mundo como hacen
ellos. Aprender su lengua. Participar en los sus
rituales y en sus rutinas.
Probar el mundo. Olerlo. Mirarlo y escucharlo. Tocar y dejar que os
toque.
Escribid lo que veis y escucháis, como pensáis y cómo os sentís.
Entrad en el mundo. Observad y maravillaros con él. Experimentad y
reflexionad. Para entender un mundo uno debe convertirse en parte de
este mundo y al mismo tiempo mantenerse separado, una parte de este
y aparte del mismo.
Id pues, y regresad para decirme que habéis visto y oído, qué habéis
aprendido, y que habéis llegado a entender. “
12. Como primer paso los hizo cumplir voto de
silencio durante seis meses y les dio un
distintivo para que la gente supiera que tenían
la prohibición de hablar. Cada día, según sus
instrucciones, se sentaban en el mercado de
cualquier villa donde entraban, y observaban
pero sin hablar.
Después de los seis meses, retornaron al
maestro:
-Y bien? -Dijo el maestro- habéis vuelto de
vuestro viaje, vuestro periodo de silencio ha
terminado. Vuestra transición al mundo desde
las paredes del estudio ha comenzado, ¿qué
habéis aprendido?
13. El primer joven respondió:
- En cada villa, los patrones son los
mismos, la gente va al mercado, compra las cosas que
necesitan, habla con los amigos, y marcha. He aprendido que
todos los mercados se parecen y que la gente los mercados
siempre hace lo mismo. He aprendido que todas las cosas son en
última instancia las mismas y no cambian de lugar a lugar.
El segundo dijo:
-Yo también he observado la
gente que va y viene de los
mercados. Yo he aprendido que
toda la vida es un ir y venir, la
gente siempre se mueve para
buscar alimentos y materiales
para sus necesidades básicas.
Ahora entiendo la simplicidad de
la vida humana.
14. El maestro miró al tercer joven y le dijo:
-Y tú, ¿qué nos tienes que decir?
-Yo he visto la misma gente y los mismos mercados que mis compañeros
de viaje, ahora bien, yo no sé lo que saben ellos. Mi mente está llena de
preguntas. Todavía me sigo preguntando de dónde viene la gente y
donde va. Yo todavía pondero lo que deben de sentir y de pensar
mientras van y vienen.
También reflexioné cómo era
que iban al mercado y porque
ese día, quien dejaban atrás
y quienes llevaban con ellos.
Yo me preguntaba si cada día
era para ellos igual o
diferente. Maestro, he
fallado, estoy más lleno de
preguntas que de
respuestas, preguntas para
la gente que he visto. En
verdad, no sé lo que he
aprendido.
15. El maestro sonrió:
- Tú has aprendido más que
todos.
Has aprendido el valor tener la
capacidad de hacer preguntas.
Has aprendido la importancia
de descubrir lo que la gente
tiene para decir.
Ahora ya estás preparado para
volver al mundo, esta vez sin el
voto de silencio.
16. Id, id y preguntad. Preguntad y
escuchad!!
El mundo apenas empieza a abrirse
para vosotros. Cada persona a la que
preguntéis os llevará a una parte
nueva del mundo, ya que para aquella
persona que está deseosa de
preguntar y escuchar, el mundo
siempre es nuevo.
El preguntón experto y el oyente
atento sabe cómo hay que entrar en la
experiencia de los demás.
(Patton, Qualitative evaluation and
research methods,1990)
18. Koans para el curso:
“El descubrimiento no está en la vista sino en la mirada.”
“No es posible comprender las relaciones humanas sin
implicarse en ellas; sin transformarnos a nosotros mismos.”
“El mundo entero está en lo que decimos y enteramente
iluminado por lo que callamos.“