1. Vida cotidiana, guerra y multinacionales
Posted on 25 febrero, 2013. Fuente. Colombia guerra y paz
Niños indígenas nasa dando de comer a las gallinas antes de ir a la
escuela, resguardo las Mercedes, Norte del Cauca. Foto: Javier Sulé
Sigo en el Norte del Cauca, pero toca irse del Resguardo Las
Mercedes tras haberconvivido con su comunidad unos días que
seguramente nunca olvidaré. Es este un entorno natural idílico
habitado por una gente que vive con sencillez y de forma
comunitaria. Han sido días tranquilos, aunque esto no siempre es así,
según me cuenta Edinson Peña, Consejero de la Asociación de
Cabildos de Caldono: “Por aquí tenemos presencia de todos los
actores armados, ejército y guerrilla. Si pasan y respetan nuestro
territorio no les decimos nada. El problema es que cuando hay
confrontaciones militares, se atrincheran en nuestras casas, en
nuestras escuelas, incendian nuestros cultivos, matan a nuestros
animales. Ese es el problema. El Ejército pasa y por donde ellos
pasan dejan la muerte, enamoran a las jóvenes, las dejan en
embarazo y cometen diferentes violaciones a los derechos humanos”
2. Veredas del resguardo las Mercedes en la carretera que conduce al
municipio de Caldono, Norte de Caldono. Foto: Javier Sulé
Me dirijo ahora al municipio de Caldono a una reunión de
Gobernadores indígenas. Puedo hablar con algunos de ellos. Sus
problemas no difieren demasiado de los que tienen en otras zonas del
Cauca como Toribío o Jambaló. El conflicto armado es un
denominador común. José Domingo Menza es el gobernador de Pioyá,
un resguardo de unos 2.600 habitantes. Las veredas que lo
conforman se encuentran en la parte alta de la cordillera y eso
implica una mayor exposición a la presencia guerrillera. “Para
nosotros es complicado porque muchas veces la guerrilla entra y sale
o algunos de ellos vienen a ver a familiares. No estamos de acuerdo
con esa situación porque ponen en riesgo a la comunidad. No les
podemos impedir el paso, pero no se pueden quedar”, señala Menza.
Entre gobernadores y otras autoridades se muestra también una
gran preocupación por la presencia en su territorio de empresas
multinacionales con fines extractivos. Las riquezas hídricas, minerales
y de tierras en el Norte del Cauca no han pasado desapercibidas para
las grandes corporaciones. “Sabemos de la necesidad existente de la
gente en nuestros resguardos, pero no vamos a permitir que se
explote nuestra Madre Tierra. Y ya tuvimos una muy mala
experiencia con el cultivo de amapola- adormidera o planta del opio-
3. que nos trajo muchos problemas, nos dividió y debilitó como
comunidad porque la gente que la cultivaba cada cual manejaba su
propio dinero. Y es cierto que gracias al cultivo de amapola muchos
lograron dar estudio a sus hijos y comprarse una finca, pero hubo
conflicto entre los comuneros y fue mermando. Además cayó gente
presa y la tierra se iba quedando improductiva. Con la explotación
minera artesanal que algunos pretenden caeríamos en el mismo
error”, considera el gobernador de Pioyá. De la misma opinión es
Gerardo Troches, gobernador del pequeño resguardo de La
aguada:“La minería ha venido a confundirnos y no se tiene que dar
porque hace daño al territorio y a la gente”
Mina de carbón del Cerrejón en el departamento de La Guajira. En
Colombia la minería tiene grandes impactos sociales y
medioambientales. Foto: Javier Sulé
Los indígenas nasa denuncian que más allá de enfrentar a la guerrilla
de las FARC, el incremento de la militarización en su región responde
a una clara estrategia de despojo de sus tierras por parte del
gobierno para preparar el terreno a la llegada de los actores
económicos. Una de las mayores amenazas para las comunidades
nasa, especialmente del Resguardo Las Mercedes, se lama AngloGold
Ashanti, una poderosa multinacional productora de oro con sede en
Sudáfrica que pretende establecerse en el territorio caucano y ha
4. realizado ya solicitudes de exploración. “Esta empresa tiene
antecedentes nefastos en otros lugares del mundo donde ha
aniquilado culturas y pueblos enteros” asegura convencido Edinson
Peña.
Y es que en diferentes lugares de Colombia la realidad ha demostrado
que muchos de los megaproyectos económicos que se instauran en el
país vienen acompañados de grandes violaciones a los derechos
humanos con presencia paramilitar, amenazas, señalamientos y
asesinatos. “Seguiremos haciendo resistencia, enseñando a los niños
y niñas y a los jóvenes, desde una educación propia, que deben
defender nuestro territorio. Las multinacionales acaban con la riqueza
cultural de los pueblos y no solamente traen la destrucción de la
Madre Tierra, sino también descomposición social, prostitución y todo
tipo de violencia”, dice Federico Ulcué, del Resguardo Las Mercedes.
Edinson Peña arremete también contra la insurgencia: “La guerrilla
dice que son defensores del pueblo y a veces en vez de defender al
pueblo acaban aliándose con los poderosos para atentar contra los
territorios indígenas porque ellos para financiarse cobran sus vacunas
(impuestos) a esas empresas”.
Al fondo, el bunkerizado puesto de la policía del municipio de
Caldono, Norte del Cauca. Foto: Javier Sulé
5. Mientras se reúnen los gobernadores aprovecho para pasear por el
pueblo de Caldono en compañía de Wilber, un guardia indígena. Las
cicatrices de la guerra en este pequeño municipio no son tan visibles
como en Toribío pero también le ha tocado vivir duroscombates
militares. Caldono es como tantos otros un pueblo militarizado y
basta con ver el búnker de la policía, situado a una cuadra de la plaza
principal, para darse cuenta que el conflicto armado forma parte de
su cotidianidad. A pesar de todo, Wilber me muestra con orgullo otros
lugares de su municipio; el puesto de salud que están construyendo,
el campo de fútbol, el recinto donde realizan el mercado semanal y
un pequeño centro de acogida de niños y niñas con problemas de
maltrato y desnutrición, atendido por mujeres nasa. No todo es
guerra.
Una calle del Municipio de Caldono, Norte del Cauca. Foto Javier Sulé
6. Centro de acogida infantil gestionado por la comunidad nasa del
municipio de Caldono. Foto Javier Sulé