2. TerceraTercera CulturaCultura
Tercera cultura es un movimiento que
hemos impulsado en España un grupo de
personas interesadas en la socialización
de la ciencia y en la reunión de estas
Nuestra página es www.terceracultura.net
Estos somos los impulsores y los que
formamos parte del consejo de redacción.
Nos hemos inspirado en Edge ,una web
creada por el editor John Brockman
que usó el términoTercera cultura en
su libro de 1995 TheThird Culture.
3. Consejo de redacciónConsejo de redacción
Todos los que formamos parte del
consejo de redacción de la web
Tercera cultura tenemos una
formación de las llamadas “de
letras” pero con un gran interés por
los avances y descubrimientos de la
ciencia. Curiosamente, John
Brockman el creador de Edge
también es alguien que no viene del
campo científico sino que tiene un
pasado como agente literario y
agitador cultural.
4. Consejo de redacciónConsejo de redacción
Muchos de nosotros provenimos de
organizaciones que promueven la
razón, la ciencia y el pensamiento
crítico.
• http://www.skeptic.com/
• http://www.csicop.org/
Nos hemos inspirado en este
movimiento deTercera Cultura
pero
¿cuáles son los antecedentes de
todos nosotros?
5. Ustedes conocen la famosa conferencia que
pronunció en mayo de 1959,
Charles Percy Snow, físico y novelista inglés
en la Rede Lecture de la Universidad de
Cambridge que tituló Las dos culturas.
Charles Percy Snow reunía a las dos culturas
en su bagaje cultural, dado que poseía una
formación científica y, al mismo tiempo, era
un literato. Él, que estaba en la mejor
situación para plantear este debate, había
llegado a la conclusión de que no era bueno
lo que él consideraba una drástica ruptura
de los lazos entre las ciencias y las
humanidades.Veía con incredulidad y
sorpresa cómo los pensadores literarios de
los años 30 empezaban a referirse a sí
mismos como “intelectuales”, como si no
hubiera otros pensadores que “los hombres
de letras”. Incluso si excluían a astrónomos
como Edwin Hubble, matemáticos como
John von Neumann, cibernéticos como
NorbertWiener, o físicos como Albert
Einstein, Niels Bohr, oWerner Heisenberg.
6.
La conferencia tuvo un impacto considerable en
el ámbito universitario anglosajón y siguió
reverberando durante decenios. Escribió un
artículo en la revista New Statesman el 6 de
octubre de 1956, también tituladoTheTwo
Cultures ("Las dos culturas") que amplió y
publicó posteriormente en un libro que titulóThe
Two Cultures and the Scientific Revolution ("Las
dos culturas y la revolución científica"). Más
tarde, alimentado con el feed back de los
comentarios, añadió al texto inicial una segunda
parte y publicó un nuevo libro tituladoTheTwo
Cultures: A Second Look ("Las dos culturas: una
segunda mirada") donde por primera vez se
habla de esaTC que emergería y cerraría la
brecha entre los intelectuales literarios y los
científicos. EsaTC de Snow sería una en la que
esos intelectuales literarios se entenderían con
los científicos.
7.
Otra característica de la conferencia de las dos culturas era su trato del
problema del conocimiento y el progreso, es decir de la separación
entre "dos mundos": el industrializado, el de las sociedades
occidentales basadas en la ciencia, y el mundo no industrializado
(luego llamado "tercer mundo").
8. El debate iniciado por Snow se extendió pronto a todo el mundo y, aunque
pareció alejarse del panorama cultural durante un período de tiempo en el
que se impuso una visión heredera del estructuralismo y del relativismo,
nunca desapareció y se ha ido avivando a medida en que el debate científico
ha ido entrando en la cultura popular. Podríamos decir que desde los años 80
este debate ha ido intensificándose. Y esto era necesario ya que no nos
podemos permitir los efectos negativos y la pérdida de sinergias que se dan al
mantener a los ámbitos en mundos estancos. El mismo Snow lo manifestaba
así en la conferencia:
«Son muchos los días que he pasado con científicos las horas de trabajo para
salir luego de noche a reunirme con colegas literatos. Así como suena. Y
naturalmente, he tenido amigos íntimos tanto científicos como escritores.
De esta suerte, viviendo entre dichos grupos, y aun mucho más, creo yo, con
el ir y venir constante del uno al otro, se me fue planteando el problema que
desde mucho antes de confiarlo al papel había bautizado en mi fuero interno
con el nombre de «las dos culturas». Porque tenía la sensación permanente
de moverme entre dos grupos comparables en inteligencia, racialmente
idénticos, no muy diferentes en cuanto a origen social y con unos ingresos
más o menos iguales por su trabajo, que habían dejado casi totalmente de
comunicarse, y que tenían tan poco en común respecto a clima psicológico,
intelectual y moral que en vez de pasar de Burlington House o South
Kensington a Chelsea era como si hubiese cruzado un océano. »
9. ¿Cómo consiguieron los intelectuales literarios ese protagonismo o, por lo
menos, esa equiparación de la que habla Snow? Seguramente porque los
intelectuales de ciencia no pensaron suficientemente en las implicaciones
sociales y, ni mucho menos políticas, de su trabajo. Por otro lado, aunque
eminentes científicos como Arthur Eddington escribieron libros para una
audiencia general, sus trabajos fueron ignorados por esos mismos
autoproclamados intelectuales y el valor de sus ideas permaneció invisible
para cierto mundo porque la ciencia estaba marginal izada de los medios
públicos encargados del debate social y cultural.
También porque no se supo establecer
correctamente la conexión entre ambos
mundos. El dualismo cartesiano ha impregnado
la filosofía de las academias asumiendo que
existían dos mundos, el de la ciencia natural,
susceptible de verificación empírica, y el de la
filosofía y las humanidades en general que,
aparentemente, flotaban en un espacio
abstracto inabordable por la observación y
vetado a la verificación de sus postulados.
10. Y aquí está lo que tiene de revolucionario la tercera cultura: su
propuesta de que existe algo que tiende un puente y supera las dos
culturas porque ambas tiene en común la posibilidad de una filosofía
natural. Más que “revolucionario” deberíamos decir re-revolucionario
puesto que no hizo más que restaurar una larga tradición de filosofía
natural en la que no había distinción entre ciencia y filosofía. Los
científicos eran filósofos, etc. Pero después del auge del
estructuralismo y el postmodernismo pareció por unos años que la
aplicación de los métodos de las ciencias se había confinado a
estrechas especialidades ignorándose sus más amplias implicaciones
en nuestra visión de la realidad.
11. ¿Por qué pensamos que el naturalismo está en la base de las dos culturas? La
ciencia tiene un instrumento para la interpretación de la realidad de la vida.
Este instrumento es el naturalismo científico. Los avances científicos de los
últimos 200 años nos permiten un acercamiento más fundamentado a eso que
llamamos “la naturaleza humana” y que está en la base de las disciplinas
humanísticas. La realidad, y el lenguaje, la conciencia, el yo, el arte o la
capacidad narrativa del hombre forman parte de la realidad, es susceptible de
una aproximación que provea de posibilidad de contraste y de
experimentación. Y este medio es el mismo que emplea la otra cultura que en
principio parecía que se le oponía: la ciencia. Durante milenios, las
instituciones sociales, las costumbres, los valores y los principios no se
cuestionaban de una manera naturalista. Formaban parte de la tradición y
también se sostenían a través de los preceptos religiosos. Desde la filosofía se
habían examinado por medios introspectivos, unas veces razonándolos y otras
desestimándolos.
12. Pero siempre desde una óptica personal, subjetiva; opinativa digamos. Todas
esas cuestiones que tanto nos incumben se valoraban, se sancionaban, se
descartaban o se anatomizaban elevando el problema hacia Dios o por un
análisis más o menos racional. Pero no había un instrumento de la calidad de la
ciencia y la ciencia no es una “teoría” como las demás. Representa el punto
mensurable del conocimiento plausible según el tiempo y el espacio existencial
humano, permaneciendo abierta a la corrección, al cambio, al progreso
evolutivo. Durante siglos la aplicación de los métodos de las ciencias se confinó
a estrechas especialidades y se ignoraron sus más amplias implicaciones en
nuestra visión de la realidad. No había ningún medio de contrastar su razón de
fondo. Pero hoy en día, sí y otras áreas antes consideradas meramente
“humanísticas” se benefician de ella, sobre todo porque, al ser el debate
susceptible de este análisis contrastado, elimina los anteriores
“intermediarios” que, apelando a un conocimiento
personal, intrasferible y casi místico, se erigían
como gurús del pensamiento.
13. Lo que ha permitido este cambio de
paradigma ha sido, como no, Darwin,
del que este año se celebra su
conmemoración. Podemos abordar
muchos de los dilemas sociales que nos
preocupan desde este nuevo
paradigma. La teoría científica de la
evolución proporciona un informe
mucho más contrastado y
parsimonioso acerca de los orígenes
humanos; y se basa en evidencia
extraída a partir de un amplio número
de ciencias.
14. Arroja luz nueva a los problemas de
siempre y nos servimos de su fuerza
para entender la realidad de un modo
más completo. Extendemos los
métodos de las ciencias a otros ámbitos
que afectan la vida humana. Por ello el
movimiento Tercera cultura promueve
una visión consiliente, convergente de la
vida del hombre entendiéndolos desde
la naturaleza y de las leyes biológicas y
físicas que subyacen. Esa “consilience”
palabra que acuñó el sociobiólogo
EO Wilson es una idea revolucionaria,
osada pero cada vez sus posibilidades
más comprobadas, una reunión de las
artes, las humanidades y las ciencias, en
un intercambio fértil que revitalice tanto
a unas como a otras.
15. La nueva “La nueva “intelligentsia”intelligentsia”
Este cambio de paradigma
promueve un nuevo tipo de
intelectualidad. El intelectual deTC
no es solo un tipo que sabe cosas, un
especialista en su campo. El
intelectual deTC es, como ha
demostrado ser Brockman en Edge
o un científico como Richard
Dawkins con su trabajo de
divulgador, alguien que da forma al
pensamiento global de su
generación. Es un intelectual que
sabe y quiere comunicar. Es alguien
que sabe sintetizar, publicitar y
comunicar.
16. EdgeEdge
Nosotros tenemos Edge como
modelo porque el movimiento de
que lidera John Brockman ha sido de
los primeros en darse cuenta que era
necesaria una web que, además de
recoger y divulgar el trabajo de los
investigadores enmarcados en la
Tercera cultura, propusiera ideas
“en el filo”, ideas polémicas que
estimulasen el debate político y
social. Algo que fuera más allá de
tratar de vender cosas o de
entretener a los ociosos.
17. Nuestra web, que está en sus inicios y que aún es el
producto de un grupo de voluntarios, que se ha
propuesto precisamente realizar este debate. Para
ello ha publicado artículos polémicos, como “
Vidas entrelazadas” un artículo donde se
planteaban cuestiones como si “Tendemos a
etiquetar los puntos de vista económicos como
‘liberal’ o ‘conservador’. ¿Qué es más importante,
la genética heredada o las finanzas heredadas?”
(…) “¿Hasta dónde podemos extender de manera
realista cualquier discusión acerca de los intereses
comunes basados en factores genéticos?
¿Realmente podemos hacer comparaciones entre
grupos raciales para determinar los roles relativos
del factor hereditario y del entorno en producir
diferencias entre razas en el comportamiento, la
salud, el nivel de ingresos o cualquier otro punto?”
18. O como el especial que hemos dedicado a la “Inmortalidad” , con varios
artículos donde se han tratado temas punteros relacionados con el
alargamiento de la vida y la promesa de inmortalidad, con una entrevista
al conocido divulgador y presentador Eduard Punset
19. Nosotros deseamos crear un espacio para la divulgación y también para el
debate estimulante y polémico. Aunque muchos de los divulgadores de
ciencia más importante de hoy en día son unos maravillosos prosistas (hasta
el punto que Richard Dawkins fue una vez propuesto para el NóbeL de
literatura) no es sólo esta habilidad formal la que los hace un éxito de ventas.
La novedad es que lo que siempre se ha llamado ciencia ha pasado a formar
parte de la cultura de masas. Un personaje tan peculiar e interesante como
Stewart Brand afirma que la ciencia es “la única noticia”.
20. A pesar del pesimismo con el que se trata a menudo el nivel intelectual del
hombre de la calle, tenemos razones para considerar que nunca nuestra
sociedad había sido más culta y el éxito de libros y de programas de
divulgación científica nos llevan a ser conscientes de que el conocimiento ya
es un producto de consumo de masas que va a estar relacionado con el
entretenimiento. Como dice Eduardo Punset en esta misma entrevista en
nuestra web:
“Por primera vez en la historia de la evolución, una especie, los homínidos,
adquieren 40 años de vida redundante en términos evolutivos. Desde mi
punto de vista, esta redundancia existe para que el ser humano pueda
profundizar en el conocimiento de las cosas y de las personas. De ahí la
importancia por primera vez de la irrupción de la ciencia en la cultura
popular. Y debido a su impacto masivo, al contrario de lo que ocurría antes
uno de los mayores retos del futuro será conciliar el entretenimiento con el
conocimiento. Cuando tu hablas del conocimiento como de algo que va a
llenarla vida de millones de personas ya no puedes pensar en los términos de
un Francis Crick, el descubridor de la molécula del ADN, que aseguraba no
conocer a nadie “de la gente de la calle”. Ahora hablamos de una cultura para
la gente de la calle, y ya sabemos que sin entretenimiento no habrá
conocimiento.”
21. Esta Tercera Cultura puede ser una cultura realmente “popular”,
precisamente por no requerir intermediarios, místicos o intelectuales, sino
que posibilita a cualquier persona con una formación “consiliente” buscar por
el camino mejor las respuestas a las grandes preguntas de siempre.
La Tercera cultura entra de lleno en la arena política y no le faltarán
opositores y enemigos. Efectivamente, la inclinación por un conocimiento
que pueda estar basado en la comprobación empírica lleva al rechazo de
asunciones políticas apriorísticas y basadas en corpus filosóficos que
rechazan en feed back con la realidad. Naturalmente, la Tercera cultura no
declara la guerra ni a las ideas, ni a los ideales, puesto que ella misma
propone un camino de mejora social y humana, pero la ciencia es
incompatible con los “ismos” porque la ideología es una máquina de
rechazar hechos, cuando éstos podrían obligar a modificarla.
22. La TC la forman los científicos y los pensadores que pueden ocupar el lugar
del intelectual tradicional fuertemente ideologizado, acostumbrado a un
mundo dogmático de blancos y negros. Y de asunciones no contrastadas
sobre cómo tendría que ser una sociedad. La ciencia está hoy en el camino
de hacer visibles los significados más profundos de nuestras vidas,
redefiniendo quien y qué somos. La intelectualidad típica de los 50 con su
educación en Freud, Marx, y los postmodenistas ya no es una calificación
suficiente para un pensador del SXXI pues no es una cultura compatible con
un elemental empirismo. La Tercera cultura huye de la jerga, las escuelas y
las esferas incompatibles.
23. A pesar de la buena voluntad de Snow cuando propuso el advenimiento de
esa TC donde los intelectuales literarios se comunicarían con la ciencia esto
aún no ha llegado a ser así. Snow no pudo predecir que esta labor de
divulgación y de “consiliencia” la iban a iniciar los científicos que están
haciendo un excelente trabajo de divulgación. Son ellos los que se están
acercando al público general y que determinados libros de ciencia hayan sido
un éxito de publico sólo ha sorprendido a esos intelectuales del viejo
régimen. Mientras, los intelectuales del campo de las humanidades siguen
favoreciendo la jerga y el distanciamiento. Aparentemente cuanto menos se
tiene qué decir más alambicado y elitista es el medio empleado. Esto se ve
muy claro en determinado tipo de periodismo o en ciertos articulistas y
críticos literarios.
24. En TC sabemos que existe un público ávido de ideas nuevas y de interés
social y que está dispuesto a hacer el esfuerzo de educarse a sí mismo. Y la
característica esencial del tipo de debate que atrae de la TC ya no son las
típicas y marginales disputas entre intelectuales sectarios y elitistas sobre
temas abstractos y escolásticos: los temas de la TC son los que tiene unas
consecuencias que afectan la vida real de todos los seres de este planeta:
biología molecular, inteligencia artificial, vida artificial, teoría del caos, redes
neurales, el universo inflacionario, los fractales autómatas celulares, son
esos temas, entre otros.
25. PolíticaPolítica
La política del futuro podría emerger
de algo muy distinto de lo que
conocemos hoy. Antes se decía que la
política era algo basado en la razón, la
utilidad o los principios. La
profundización en las ideas de Darwin
más algunos de los más vanguardistas
avances de la ciencia puede haber
cambiado esta visión.Y esto será un
magnífico cambio porque una de las
preocupaciones de los que remueven
en el campo de la tC es la
preocupación por una sociedad que
cada vez más necesita apoyarse en
políticas de base real. Precisamente,
Charles Percy Snow lo consideraba
uno de los principales inconvenientes
para la resolución de los problemas
mundiales.
26. Por ejemplo, la selección sexual
puede explicar muchos aspectos del
ser humano relacionados con la
exhibición de poderío económico, de
estatus y de imagen. Sólo desde la
economía tradicional, por ejemplo,
no se puede explicar nuestro gusto
por el “consumo conspicuo” o
porqué los hombres buscan el éxito
económico y social más tenazmente
que las mujeres.
27. Hay especialidades emergentes que
cuentan en sus presupuestos con estas
motivaciones profundas. La
neuropolítica, por ejemplo, es
producto del estudio interdicisplinar
entre las ciencias del cerebro o
ciencias cognitivas (filosofía,
psicología, antropología, lingüística, IA
y neurociencia) y las ciencias políticas
(administración y gestión institucional,
teoría política, modelos electorales...).
A diferencia de otras aproximaciones a
la política desde las ciencias sociales,
como la economía o el derecho,
elabora y construye modelos del
comportamiento del agente político,
ya sea el ciudadano o el dignatario.
Esta disciplina ha llamado la atención
de los medios en los últimos meses
porque ha aparecido en la campaña
electoral norteamericana con su
hipótesis de la posibilidad de
determinar las preferencias de voto de
los electores en función de los
patrones de actividad neuronal en
ciertas regiones del cerebro.
28. Una de las más interesantes entrevistas hechas por Tercera cultura
fue precisamente al neuropolítico James Fowler que nos habló de
cómo las propiedades evolucionadas de la mente humana (es decir,
del cerebro físico) constriñen significativamente nuestra “existencia
social”. No sólo las ideologías, también el comportamiento
cooperativo, el altruismo o las actitudes hacia el riesgo son -al menos
en parte- “naturales” y hereditarios.
29. También es un campo floreciente la neuroética: Michael S. Gazzaniga
Incluso la neuroética aplicada a la Ley que dice que la mayor parte de los
estudios sobre la ley, la política o la ética tienden a centrarse en las
mismas sin los beneficios de la integración de los conocimientos sobre la
naturaleza humana en los mismos. Para que nos hagamos una idea,
aseguran sus promotores que la neurociencia, a través de áreas como la
predicción, la litigación la confidencialidad y privacidad y las patentes,
podría acarrear importantes cambios sociales y legislativos.
30. Una de las nuevas disciplinas con base darvinista
que cuenta ya con muchos seguidores es la
Neuroeconomia, una floreciente combinación de
neurociencia, economía y psicología que estudia el
proceso de elección de los individuos, cuando
evalúan decisiones, categorizan los riesgos y las
recompensas y interactúan entre ellos. Recordemos
el trabajo del economista Gregory Clark que
difunde la tesis de que la Revolución Industrial fue
posiblemente debida a que las clases acomodadas,
con una filosofía del trabajo, la disciplina y el ahorro,
conseguían más hijos supervivientes que
diseminaban estos valores. Inspirado en la
neuroeconomía ganó Daniel Kahneman el Premio
Nobel de Economía, y Paul J. Zak es uno de los
fundadores de la materia estudiando por primera
vez la influencia de la oxitocina en provocar
conductas de confianza entre personas que no se
conocían entre sí.
31. Estas nuevas ciencias, parientes de la neurofilosofía,
de la que es muy representativa la filósofa Patricia
Churchland darán que hablar pues sus predicciones
sobre el comportamiento político transformará el
enfoque tradicional de la política.
No sólo la TC ha irrumpido en la política, la filosofía
o la economía. Áreas menos directamente prácticas
que forman parte indisoluble de la formación, la
imaginación y el ocio humano como la literatura o el
arte se enriquecen con los nuevos conocimientos.
Denis Dutton profesor de filosofía y experto en arte
ha defendido una definición universal del arte --algo
que muchos teóricos dieron por imposible. Y ha
avanzado la teoría de que la estética tiene una base
universal en la psicología humana, a ser iluminada
en última instancia por los procesos de la evolución.
Sus ideas en este ámbito no pretenden ser la última
palabra, pero establecen hipótesis comprobables y
señalan a muchos campos que pueden ser aplicados
en nuestra comprensión del arte.
32. No one is suggesting Darwinism has all the answers to social
questions. Indeed, with some, such as the role of hierarchies, it
suggests there is no definitive answer at all—itself an important
conclusion. What is extraordinary, though, is how rarely an
evolutionary analysis is part of the process of policymaking. To draw
an analogy, it is like trying to fix a car without properly understanding
how it works: not impossible, but as likely as not to result in a
breakdown or a crash. Perhaps, after a century and a half, it is time
not just to recognise but also to understand that human beings are
evolved creatures. To know thyself is, after all, the beginning of
wisdom.