1. Aportes - 1
lo que tenemos con aquel que nada tiene
y todo lo necesita.
San Francisco decía que en Navidad
habría que esparcir granos para que has-
ta los pájaros hagan fiesta.Entre nosotros
se suele convidar con dulces y juguetes
a familias carenciadas. Pero, después de
Navidad, ¿seguiremos abiertos al que
necesita un pan, un remedio, un trabajo,
una gauchada, un perdón reconciliador,
un buen ejemplo, un poco de paciencia,
de alegría, de esperanza? Cantamos
que es Navidad cuando acompañamos
al que marcha solo en el camino o ilumi-
namos las tinieblas del que va en busca
de una estrella y Adviento es tiempo para
analizarnos en presencia del Señor y
a la luz de su Espíritu, revisar nuestras
motivaciones más profundas, el porqué
hago lo que hago y el porqué no hago lo
que debería hacer, meditar qué me está
pidiendo el Señor y qué estaré dispuesto
a ofrecerle en Nochebuena, agradecido
por todo cuanto me da a manos llenas.
Analicemos esto también en grupos, junto
al Amigo que nunca falla y nos bautiza en
el Espíritu Santo, como dice el Bautista,
ayudémonos a ver con más claridad, a
corregirnos mutuamente, orando unos
por otros, alentándonos a dar nuevos
pasos hacia adelante, creciendo como
comunidad comunicadora.
La gente preguntaba
al Bautista:
¿Qué debemos hacer?
Sof 3, 14-18; [Sal] Is 12, 2-6;
Fil 4, 4-7; Lc 3, 2-3. 10-18
El domingo anterior el evangelio con-
cluía: Todos verán la salvación de Dios.
Adviento es tiempo de espera del ¡Ben-
dito que viene a salvarnos en nombre del
Señor! A salvarnos del pecado, del miedo
y la tristeza. El Señor viene a decirnos:
¡Levántate y anda!, y a enviarnos como
misioneros entusiastas de su Reino. Es
tiempo de conversión, de hacer morir al
hombre viejo y renacer a la vida nueva,
a imagen y semejanza del que viene a
darnos fuerzas para todo lo justo y ver-
dadero, lo puro y santo, el amor y la paz,
a desterrar las peleas y las ambiciones
desordenadas, de las guerras por la su-
premacía y el poder, que causan tantas
amarguras. Dios es Padre y goza acari-
ciando y besando a sus hijos, y deseando
para nosotros lo mejor de lo mejor. Hay
quienes permanecen indiferentes mien-
tras otros lo rechazan, o lo sustituyen por
Papá Noel.
Juan Bautista anunciaba al que iba a
perfeccionar la ley de Dios, y daba como
adelanto una ley de amor, la del fuego del
Espíritu que quema toda cizaña de indivi-
dualismo egoísta, la que sabe compartir (Continúa en la p. 4).
Aportes para la homilía
Aportes
Celebración
3 domingo de Adviento 13 de diciembre de 2015
Ciclo C. Color: Morado Año XIX - Nº 1113
Aportes
Celebración
para la
Homilía y guión para la Santa Misa
2. Aportes - 2
1) introducción
Hermanos: Hoy, tercer domingo
de Adviento, llamado “Domingo de
Gaudete”, es decir de la alegría, el
Señor nos exhorta al entusiasmo
y la alegría por el gran gozo del Señor
que viene, y a entrar por la Puerta de
la Misericordia, porque él está siempre
a nuestro lado, sosteniéndonos en las
adversidades, levantándonos de nuestras
caídas, reavivando la esperanza en la
eterna salvación.
Cantemos…
2) saludo de bienvenida
Hermanos: Las lecturas de este
domingo nos animan a la alegría,
porque llega el enviado de Dios a
cumplir la antigua promesa de salvación
que hiciera el Padre.Estemos alegres por
aquella alegría del Evangelio, que brota
de la unión con Dios.
Que el gozo y la paz de Dios nuestro
Padre, que en Jesucristo ha dado la
verdadera alegría al mundo, estén
con ustedes.
3) acto penitencial
Hoy el Bautista nos exhorta a cam-
biar el mal por el bien, la verdad y
la caridad, que al reconocer nues-
tros pecados, reconozcamos también la
alegría de ser perdonados.
* Tú, el Dios de la paz que vienes a
salvarnos, Señor ten piedad.
* Tú, que has manifestado la mi-
sericordia y la ternura de Dios con
nosotros, Cristo ten piedad.
* Tú, el Esperado de las naciones, que
alumbras nuestras tinieblas y som-
bras de muerte, Señor ten piedad.
Dios todopoderoso tenga mise-
ricordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna.
4) lecturas
Primera lectura (Sof 3, 14-18):
En el año 600 antes de Jesús, las
calamidades hacían pensar que
Dios se olvidó de su pueblo, pero
Sofonías exhortaba a la perseverancia y
la confianza en Dios.
Salmo ([Sal] Is 12, 2-6):Un siglo antes
de Sofonías, Isaías alababa al Señor por-
que él es nuestro Dios y Salvador,nuestra
fuerza y salvación,él ha sido grande con
nosotros.
Segunda lectura (Fil 4, 4-7):Pablo ex-
hortaba a los filipenses a vivir con alegría
y agradecidos a Dios, que está cerca y
cuida de nosotros en Jesucristo, porque
él es misericordia infinita.
Evangelio (Lc 3, 2-3. 10-18): Ante la
llegada del Mesías, el Precursor nos in-
vita a la conversión del corazón. ¿Cómo
realizarla en lo concreto?, él mismo nos
da testimonio.
5) oraciones de los fieles
La presencia del Señor, siempre
llegando a nosotros, debe ser mo-
tivo de continua alabanza y acción
de gracias.
Elevemos nuestra oración al Padre
diciendo:
Que tú seas nuestra alegría,
Señor.
4 Por el Papa, los obispos, pastores
y laicos; para que haciendo eco del
llamado de san Pablo a la alegría,
Guión para la Santa Misa
3. Aportes - 3
trabajen siempre con la esperanza y
el gozo que nace de anunciar el Evan-
gelio. Oremos.
4 Por los consagrados; para que renue-
ven siempre desde Cristo su compro-
miso de anunciar con la propia vida
y sus carismas el evangelio y sean
reconfortados con el ciento por uno.
Oremos.
4 Por nuestra patria; para que desde
un sano optimismo, todos trabajemos
por el progreso de la misma, siempre
desde el servicio a los más necesita-
dos. Oremos.
4 Por aquellos que han perdido la alegría
a causa de las injusticias, del olvido y
la marginación;para que atraviesen las
puertas de la misericordia a través de
la caridad de todos. Oremos.
4 Por nosotros, que aguardamos expec-
tantes la venida de Cristo; para que
no nos soltemos de la mano de quien
nos llama a la alegría y a la esperanza.
Oremos.
Padre Dios,fuente de toda alegría,
atiende el clamor de tus hijos ama-
dos, que aguardan de tus manos
la bendición y la paz anhelada. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
6) presentación de las ofrendas
En la última Cena Jesús consagró
pan y vino como memorial fraterno
de su redención. Pidamos ahora
que nuestra ofrenda se convierta en
su Cuerpo y Sangre, y que, comulgando
juntos como hermanos, vivamos muy
unidos a él y entre nosotros. Cantemos…
7) comunión
Que esta comunión nos haga
instrumentos de reconciliación,
caridad y paz, y que así seamos
cooperadores eficaces en la ma-
nifestación del Reino a los hermanos,
especialmente a los que han perdido la
alegría. Cantemos…
8) bendición final y envío
Monición: Pablo decía: Si Dios
está con nosotros, ¿quién podría
estar contra nosotros? No hay de-
recho a desesperanzas ni tristezas. Que
la alegría del Evangelio nos anime a amar
con obras de misericordia.
Bendición final
Envío:Que la alegría del Señor inunde
nuestros corazones y nos aliente en el
obrar, vayamos en paz.
EN CAMINO
Para una teología de
la peregrinación
AnselmGrün
AnselmGrün alude con-
tinuamente a textos de
la Sagrada Escritura y de
la tradición monástica
para ayudar al lector a
comprender la dimensión
religiosa del peregrinar, como una forma fí-
sica de meditación sobre nuestra existencia
cristiana.
CINCO MINUTOS PARA DIOS
Roque Scheneider
A Dios se llega por muchos caminos y Dios
nos habla de muchas
maneras; cada hoja
de este libro trata de
ir descubriéndolo en
nuestra existencia,
para hacerla oración.
Además, pequeños re-
latos para la reflexión
y la meditación.
4. Aportes - 4
(Viene de la p. 1).
Y así, asistidos por el Espíritu Santo,
nos sentiremos como los apóstoles, que
a partir de Pentecostés, anunciaban a
Cristo resucitado, llamando a todos a
vivir por él,con él y en él, convencidos de
que ese es el único camino a la felicidad,
en la verdad y la justicia, alegres en las
pruebas, unidos en amor solidario, com-
partiendo gozos y esperanzas.
Lógicamente que esto requiere per-
severar en esa conversión, como pide el
Bautista, porque el mundo piensa de muy
distinta manera y no va a permitir que
actuemos contra el desorden establecido.
Conversión llena de fe, afirmados en la
promesa de Jesús: Yo me gloriaré ante
mi Padre de quien me reconozca ante los
hombres y anuncie mi evangelio. El Bau-
tista dio la cabeza por el Señor. También
los Apóstoles, y muchos otros en todo el
mundo y a lo largo de los siglos. Hoy nos
toca a nosotros dar testimonio. Quizá no
nos corten la cabeza pero tratarán de
hacernos volver atrás, de tentarnos con
triunfos pasajeros, con lujos, privilegios y
el poder que ostentan y a veces nosotros
envidiamos.
Recordemos que para hoy el Papa ha
dispuesto que “se abrirá la Puerta Santa
en la Catedral de Roma, la Basílica de
San Juan de Letrán. Sucesivamente se
abrirá la Puerta Santa en las otras Ba-
sílicas Papales. Para el mismo domingo
establezco que en cada Iglesia particular,
en la Catedral que es la Iglesia Madre
para todos los fieles, o en la Concatedral
o en una iglesia de significado especial se
abra por todo el Año Santo una idéntica
Puerta de la Misericordia.A juicio del Or-
dinario, ella podrá ser abierta también en
los Santuarios, meta de tantos peregrinos
que en estos lugares santos con frecuen-
cia son tocados en el corazón por la gracia
y encuentran el camino de la conversión.
Cada Iglesia particular, entonces, estará
directamente comprometida a vivir este
Año Santo como un momento extraordi-
nario de gracia y de renovación espiritual.
El Jubileo, por tanto, será celebrado en
Roma así como en las Iglesias particu-
lares como signo visible de la comunión
de toda la Iglesia” (Misericordiae vultus,
número 3).
En nuestra (arqui)diócesis esa Puer-
ta de la Misericordia está en la Iglesia
Catedral.
¡Señor Jesús!, el clamor de tu Pre-
cursor nos levanta de la comodidad y la
indolencia,nos pone de cara al bien y la
verdad,al amor fraterno y la tranquilidad
en el orden, nos recuerda que fuimos
bautizados para que trillemos el buen
trigo y echemos al fuego toda maleza de
mentiras y maldades.
Un día dijiste: “Quien no está con-
migo, está contra mí”. Celebrar Navidad
es renovar el juramento de permanecer
siempre a tu lado,en tus cosas,sobre tus
huellas,arando y sembrando tu Evange-
lio,en continua conversión y esforzándo-
nos también por convertir a ti a cuantos
cizañeros dan vueltas por tu campo.
Danos la alegre esperanza de que,
a pesar de las dificultades, el triunfo
está asegurado, y tu Padre también
nos asegura su asistencia salvadora:
“Pueblo mío, nada temas, porque gozo
en amarte y alegrarte como en día de
fiesta”. ¡Amén!
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