2. VERDAD ABSOLUTA
Pertenecer a nuestro mundo mortal, nos hace vulnerables a muchas cosas, al
dolor, al amor (que a veces pueden llegar a ser tan parecidos) a la muerte,
pero sobre todo, a las dudas.
La interrogantes y las dudas, son de donde surge el miedo, y si bien la muerte
nos desaparece, es el miedo el que nos consume.
Desde que muere una estrella hasta que nace una célula, tanto el
macrocosmos como el microcosmos son un enigma, la realidad y la existencia
nadie nos las asegura, cualquier pensamiento que tengas ya alguien lo ha
tenido antes, ya alguien tuvo un temor similar, y creer en lo que el mundo te
dice no es verosímil viniendo de un ser pensante.
He aquí la única verdad absoluta (a mi parecer subjetivo) : No existen las
verdades absolutas, o por lo menos no existe alguien que las posea
3. A veces tengo ganas de perderme de mis sentidas sentir que indaga mi
alma y poseerme de algún virus, que mis ojos irradien tuneles hacia
diferentes infiernos, no sentirme viva porque realmente cada ves muero.
Que el tiempo que se va
4. A veces las personas tratan de dejar su marca en el mundo, su insignificante
huella, en este mundo más insignificante aún, pero están tan concentrados
en ser parte de el, que se vuelven incapaces de ver, se ponen a ellos mismo
una venda en los ojos, e inventan idealidades, crean dioses para curar un
miedo, crean psiquiatras y psicólogos para echarle a alguien o a algo más la
culpa por sus propios demonios, le tienen pavor a morir, y se crean
reencarnación, cielos, infiernos, purgatorios, fantasmas, se mienten a si
mismos, le mienten al resto. La narcisista raza humana no es capaz de ver
nada si no esta en sus narices, se les hace imposible pensar que no estamos
solos en el basto universo, se les hizo imposible creer que no éramos el
centro del mismo siglos atrás, Se creen gigantes, y no somos más que
escoria, no podemos dejar marca, porque debemos resignarnos, somos
dañinos para nosotros mismos y para nuestro entorno, y pronto quedaremos
sumergidos en lo que merecemos: el olvido
5. Se sentía como Alicia cayendo por el agujero de conejo, peleando contra
su propia reina de corazones, y jugando sus propias jugadas de ajedrez, se
sentía como un peón que había se había convertido en reina, se sentía
dueña de su destino, que ironía, que ingenuidad, y el tiempo con su manto
blanco, le pinto el cabello, y se acabò lo bello, y los años, que no admiten
engaños la dejaron sin piel, El alma que llevaba dentro de esa piel se le
marchito.