2. El evangelio de este día nos habla del milagro de la
multiplicación de panes y peces. Aunque estamos en el
ciclo B, en el cual se suele leer del evangelista san Marcos,
hoy lo narra el evangelista san Juan. Es por dos razones.
La 1ª porque, al ser el evangelio de san Marcos más breve,
se deja ahora unos pocos domingos para san Juan.
3. La 2ª razón es porque
san Juan narra este
suceso como
introducción a la
proclamación de la
eucaristía que hará
Jesús al día siguiente y
que leeremos en varios
domingos siguientes.
Por eso da algunos
detalles más
relacionados con lo del
día siguiente.
4. San Juan narra
pocos milagros; pero
los que narra, que él
llama “signo”, están
relacionados con
algún tema grande
en la predicación de
Jesús. El de hoy va
unido al tema de la
Eucaristía. Dice así:
Juan 6,1-15
5. En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de
Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que
hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí
con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús
entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
"¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?" Lo decía para
tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe contestó: "Doscientos
denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo." Uno
de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay
un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero,
¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la gente que se siente en el
suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres
eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los
repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del
pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos
que han sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce
canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a
los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho,
decía: "Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo." Jesús
entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró
otra vez a la montaña él solo.
14. Tradicionalmente
el milagro de la
multiplicación de
panes ha servido
para hablar de la
multiplicación del
pan eucarístico.
San Juan hace
realzar la unidad.
Y hasta pone en
parte las mismas
fórmulas: “tomó
los panes, dijo la
acción de gracias
y lo repartió”.
15. El evangelio nos dice que a Jesús le seguía mucha
gente porque era repartidor de bienes, en todos los
sentidos. La Iglesia es seguidora de la obra de Jesús.
Lo principal
debe ser su
preocupación
por lo
espiritual;
pero está
unida su
preocupación
por la salud
material, pues
somos una
unidad.
16. La historia de la Iglesia es una historia de caridad:
miles de hospitales, residencias y atenciones a
minusválidos y enfermos abandonados.
17. Ha habido grandes santos hospitalarios, como san Juan
de Dios y san Camilo de Lelis, que han comenzado
solos, pero junto a ellos se han ido reuniendo otras
personas hasta organizarse en congregación religiosa.
18. Otros grandes organizadores de la caridad han liderado
varios grupos de caridad, como san Vicente de Paul y
la beata Teresa de Calcuta.
19. Jesús no sólo realizaba gestos de caridad por el bien de
una persona, sino que eran lecciones para sus
apóstoles, que debían ser buenos pastores en la Iglesia
que busca ayudar a la humanidad doliente.
20. Respecto al milagro de
la multiplicación de
panes y peces, Jesús
podría haber hecho
maravillas: o que la
gente no hubiera tenido
hambre, o que
apareciese de repente
diversa comida para
todos; pero Él quiere
que nosotros ayudemos
para manifestar lo
principal, que es el
amor.
21. Por eso pide la colaboración de los apóstoles, que de
hecho no tienen nada, sino que están a expensas de lo
que dé la gente. Pero se mueven y buscan. Y encuentran
a un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.
Y sobre
todo
tiene muy
buena
voluntad.
22. Aquel muchacho tiene cinco panes de cebada, que era
el pan de los pobres, y dos peces. Era todo lo que tenía;
pero se lo da todo a Jesús. También nosotros, dentro
de nuestra pobreza, podremos dar alguna sonrisa y
algo más, que represente todo nuestro amor.
31. Si aquel muchacho hubiera dicho: ¿Esto qué es para
tantos? Y se lo hubiera quedado para él, no sabemos lo
que hubiera hecho Jesús. A veces nosotros vemos lo
poco que podemos hacer y no hacemos nada
pensando que lo deben hacer las naciones poderosas
o el gobierno o la Iglesia.
32. Decía la madre Teresa de Calcuta: “Lo nuestro puede ser
como una gota en el mar; pero el mar no sería lo mismo
sin esa gota”.
Cada uno
debe
aportar lo
que
pueda:
puede ser
alimentos,
cultura,
trabajo,
ideas.
33. Jesús ayudaba
algo en lo
material; pero su
mesianismo era
sobre todo
espiritual. Por eso
cuando la gente,
que casi sólo
entendía el
lenguaje de lo
material, vio su
vida solucionada
si Jesús fuese su
rey, despidió a la
gente y se fue solo
por aquel bosque
para orar.
34. Si hubiera fe, podría hacerse mucho más de lo que se
hace. Nos podría suceder como al profeta Eliseo, que
pudo hacer que se aumentasen en algo los panes que
tenía.
Así nos
lo
cuenta
la 1ª
lectura.
35. En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al
profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de
cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo:
"Dáselos a la gente, que coman." El criado replicó:
"¿Qué hago yo con esto para cien personas?" Eliseo
insistió: "Dáselos a la gente, que coman. Porque así
dice el Señor: Comerán y sobrará." Entonces el criado
se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el
Señor.
2Reyes 4,42-44
36. Algo que nos enseñó Jesús con este milagro, y quiso
enseñarles a los discípulos fue la verdad sobre la
Providencia divina.
37. Aunque no veamos milagros de Dios a nuestro
alrededor, nos debería bastar para sentir a Dios
con la fe en su Providencia divina. Debería crecer
nuestro amor a Dios, que es nuestro Padre, al
contemplar la naturaleza. Si Dios cuida de las
aves y las plantas ¿Cómo no va a cuidar de
nosotros que somos sus hijos?
50. Pero su importancia está en que deben ser expresión
de la fraternidad humana, la materialización del
mandamiento del amor.
Para la
finalidad de
la vida
cristiana
tiene una
cierta
importancia
“el
compromiso
temporal”,
que son los
bienes
materiales.
51. Siempre quedará, en la cima de nuestras relaciones, el
“amarnos los unos a los otros”. Por eso Jesús nos
enseñó a pedir “el pan nuestro de cada día”.
Lo
pedimos
no sólo
para los
cercanos,
sino para
toda la
familia
humana.
52. La lástima es
que hay
naciones
pobres que lo
poco que tienen
lo emplean en
armas, para que
unos pocos
tengan el poder
y lo que
correspondería
a muchísimos.
Si sabemos que Dios es bueno, es para que nosotros
también lo seamos. Y aprovechemos lo que tenemos.
53. Esto de aprovechar lo que tenemos y no lo
malgastemos es otra enseñanza que nos da hoy el
evangelio. Jesús pide que se recoja lo que sobra. Y
recogieron 12 cestos. El número 12 para los hebreos
era de plenitud, como las tribus, como los apóstoles.
54. La fe en la Providencia de Dios hace maravillas en la
conquista de la paz. Pero Dios quiere que nos ganemos
el cielo con nuestro esfuerzo, para que sea más alegre y
gozoso.
Esto será
verdad si
aprendemos
a vivir en
unidad,
porque Dios
es el Padre
de todos. Así
nos lo dice
san Pablo en
la 2ª lectura:
55. Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego
que andéis como pide la vocación a la que habéis
sido convocados. Sed siempre humildes y amables,
sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con
amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu
con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo
Espíritu, como una sola es la esperanza de la
vocación a la que habéis sido convocados. Un
Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo,
que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo
invade todo.
Efesios 4,1-6
56. Vivir en la unidad y en la paz es vivir en la vocación a la
que hemos sido llamados los cristianos. Una fe que
hemos recibido en un mismo bautismo para unirnos con
Jesucristo como verdadero y único intermediario y
unirnos entre nosotros.
57. Terminamos recordando la escena del evangelio. Dios
nos pide un poco para darnos mucho más. No seamos
tacaños con Dios. Seamos generosos, que Él nos dará
mucho más.