2. Una vez más
recordamos que
nuestra religión no
se basa
principalmente en
doctrinas y
acciones, sino en
una persona, que
es Dios hecho
hombre para
salvarnos:
Jesucristo.
9. Jesús, antes de decirles en qué consiste su mesianismo,
quiere saber lo que piensan los apóstoles.
Así dice la mayor parte del evangelio de hoy.
10. Una vez que Jesús estaba orando solo, en
presencia de sus discípulos, les preguntó:
"¿Quién dice la gente que soy yo?“ Ellos
contestaron: "Unos que Juan el Bautista, otros
que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno
de los antiguos profetas."
Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que
soy yo?“ Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías
de Dios.“ Él les prohibió terminantemente
decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del hombre
tiene que padecer mucho, ser desechado por los
ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser
ejecutado y resucitar al tercer día."
11. sólo dijeron la parte buena, lo que decían las
personas sencillas y buenas: que era un profeta.
Ellos debían saber la opinión de muchos
fariseos: que Jesús era un borracho y comilón y
hasta un blasfemo.
Los
apóstoles
aquí fueron
respetuosos;
12. Sería interesante
saber lo que dice la
gente hoy sobre
Jesús. Hay de todo.
Hay muchos que no
son cristianos y
tienen un gran
concepto sobre
Jesús. Hay algunos,
que se tienen por
cristianos y tienen un
gran concepto, pero
no admiten que sea
Dios.
13. Jesús les pregunta a los mismos apóstoles:
“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?“
14. San Pedro es el
valiente que, en
esta ocasión como
en otras, lleva la
voz cantante y
responde: “El
Mesías de Dios”.
Otro evangelista
afirma que lo dijo
inspirado por Dios;
pero ¿Se daría
cuenta de lo que
significaba el ser
Mesías?
15. Jesús en ese momento les prohibió que lo
dijesen a nadie. Y lo prohibió terminantemente.
La razón es porque aún no entendían qué
significaba ser Mesías, según la mente de
Jesucristo.
16. Los apóstoles
entendían por
entonces al Mesías en
el sentido de grandeza
terrena, quizá hasta de
forma guerrera.
Hubiera sido un gran
problema si lo
comienzan a divulgar.
17. Jesús les dice que el Mesías tendrá que padecer, siendo
perseguido y muerto por los principales del pueblo,
aunque pronto resucitará. Se lo repitió otras veces. Ellos
no lo entendieron hasta que Jesús resucitó.
18. Quizá respondemos con alguna fórmula aprendida de
memoria. Lo importante es preguntarnos: ¿Qué es
Jesús para mi? ¿Qué representa Jesús en mi vida?
También hoy
Jesús nos
pregunta a
cada uno de
nosotros
quién es Él.
19. Es interesante cuando en alguna reunión de cristianos
nos hacemos esas preguntas y se quiere responder con
sinceridad. Especialmente en reuniones con jóvenes se
escuchan bonitas respuestas: Jesús es como un amigo,
que no está lejano sino que nos acompaña y siente en sí
nuestros problemas.
24. Claro que, gracias a Dios, hay muchas personas, unas
dentro de conventos y otras en su vida de familia,
quienes con gran alegría responden que Jesús es “el
Todo”, es la paz, es la esperanza y es la realidad por el
amor. Es la personificación del amor de Dios.
25. Esto es lo que
queremos hoy
al responder a
la pregunta:
que Jesús sea
lo máximo,
que sea la
totalidad del
ser y de la
alegría, porque
34. Podemos decir que ahora sabemos algo más de Jesús.
Pero no basta sólo con proclamarle que sea el Todo
para nosotros. Esto significa que habrá que seguirle.
Mas ¿Qué debemos hacer para seguirle?
41. Hoy Jesús, al final del evangelio, pone unas condiciones
para seguirle. Y dice el evangelista que esto no se lo dijo
sólo a los apóstoles, sino a todos los que estaban por
allí.
42. "El que quiera seguirme, que se
niegue a sí mismo, cargue con
su cruz cada día y se venga
conmigo. Pues el que quiera
salvar su vida la perderá; pero el
que pierda su vida por mi causa
la salvará."
43. Seguir un poco a Jesús es un poco difícil; seguir mucho
a Jesús es muy difícil. Pero a ello debemos tender y en
seguir a Jesús debe consistir nuestra felicidad.
44. No es fácil, porque hay
que negarse a sí
mismo. No sólo negar
muchas cosas
materiales, que no nos
convienen, sino
apetencias que nos
pueden parecer
dignas: fama, salud,
dinero… No es quitar
por quitar, sino para
tener OTRA clase de
vida.
45. En esta vida todos
tenemos cruces, los
buenos y los malos,
aunque sea muy
difícil saber quiénes
son buenos o
malos. La diferencia
esencial está en la
manera de llevarla.
46. Seguir a Jesús es cargar con la cruz de cada día, pero
yendo con Jesús, siguiendo sus mandatos. De pronto,
cuando menos lo esperamos, esa cruz se hace suave y
sentimos el influjo del Resucitado.
47. Si queremos ser
discípulos de Jesús, el
Mesías, debemos estar
dispuestos a padecer
injurias y
persecuciones, por ser
cumplidores del
evangelio y seguidores
de Cristo. Después, y
muchas veces aquí,
sentiremos que somos
discípulos y seguidores
del Resucitado.
48. Por eso Jesús comienza a explicar a los discípulos y a
otras personas que en la nueva fundación o Iglesia el
más grande no va a ser quien tenga más poder o
cualidades humanas, sino el que esté dispuesto a perder
su vida para darla en provecho y salvación de los demás.
49. Termina hoy Jesús el evangelio de este día con una
especie de juego de palabras. Parece un contrasentido
el perder la vida para ganarla. Es difícil entenderlo; pero
los santos lo entendieron muy bien.