Mariló García Márquez 2ºC
Victoria Kent:
Victoria Kent nació el 6 de marzo de 1.892, en el Barrio de la Victoria, en Málaga. Su
padre era un sastre de origen irlandés y su madre, de descendencia italiana, era ama de
casa, aunque ambos naturales de Málaga. Tuvieron 7 hijos, donde Victoria fue la cuarta
en nacer. El resto eran varones a excepción de su hermana menor, María. Fue una niña
muy familiar y le encantaba jugar al teatro con sus amigas. Asistió durante poco tiempo
al colegio de las Mercedarias de calle Carretería, pero ella no quería estudiar allí, pues
no le agradaba la enseñanza que recibía y, su madre, decidió retirarla del colegio y
ponerle unos profesores particulares, comenzando así su formación. Estudió Magisterio
en Málaga, donde tuvo 2 profesoras feministas moderadas.
En 1.911 obtuvo el título pero quería seguir estudiando y 5 años después se trasladó a
Madrid donde cursó Derecho. Se instaló en la Residencia de Señoritas, dirigida por
María de Maeztu, con quien, a pesar de tener ideologías diferentes, tuvo muy buena
relación. Allí se empapó del ambiente humanista, intelectual y moderno. Pudo asistir a
tertuliar culturales, conferencias y exposiciones. Ingresó en la Juventud Universitaria
Femenina y en la Unión Española de Estudiantes, colaboró en varias causas y trabajó
dando clases particulares.
Tras una visita a Praga, dio su primera conferencia en el Ateneo de Madrid, dándose a
conocer en la élite intelectual madrileña. En 1.924 terminó su licenciatura. Fue la
primera mujer que asistió a las clases en la facultad y en licenciarse en Derecho,
convirtiéndose en pionera y abriendo camino a muchas otras. En 1.925 se inscribió en el
colegio de abogados y, gracias a su carácter independiente, abrió su propio bufete en
pleno centro de Madrid.
Actuó en los Tribunales de Justicia y ganó su primera causa. Fue muy solidaria con las
clases trabajadoras, por lo que defendió a distintos gremios. Solía dar charlas en
distintas organizaciones lo que le aportaba su prestigiosa fama pero sin duda, lo que más
le dio a conocer fue la defensa de su maestro y cliente Álvaro de Albornoz, miembro del
Comité Revolucionario que había intentado proclamar la República a finales del 30 en
Jaca. Una vez más, es pionera en defender a alguien ante un tribunal militar. Su defensa
fue tan brillante que, automáticamente, su nombre empezó a escucharse en los chotis
(canciones populares), por Celia Gámez y tonadilleras del momento, que reflejaban el
carácter fuerte y valor de Victoria.
En 1.930, ya había vivido su politización, concienciación e ideología que nunca
abandonaría. La enérgica republicana vivió con gran entusiasmo la llegada de la II
República y fue candidata a Cortes en junio de 1.931, obteniendo el escaño. Tan sólo
ella y Clara Campoamor fueron las primeras mujeres en conseguirlo aunque, un poco
más tarde, obtuvo el tercer escaño Margarita Nelken. Las 3 fueron las únicas mujeres en
ser elegidas en las primeras elecciones constitucionales en junio del 31. Tras las
elecciones del Frente Popular, Kent vuelve al Parlamento en representación de la
provincia de Jaén. Sin embargo, el golpe del 17 y 18 de junio del 36 acabó con sus
expectativas…
Fue nombrada Directora General de Prisiones, llevando a cabo una gran labor, pues
diseñó un nuevo tipo de prisión pionero en el mundo. Se trataba de reinsertar en la
sociedad a aquellos que estuviesen privados de libertad. Se puso fin a los grilletes y a
las cadenas; suprimió la censura de prensa; estableció la libertad de culto; instaló
enfermerías y escuelas y en las de Burgos y Salamanca, calefacción; clausuró el penal
de Chinchilla por carecer de agua y todas aquellas cárceles que no tuvieran unas
condiciones higiénicas suficientes; mejoró la alimentación en las prisiones; creó la
cárcel de mujeres de Ventas, con habitaciones amplias y luminosas, cuartos de baños, y
tuvo especial atención con los niños de las presas. Concedió permisos de salida a los
presos en circunstancias especiales, medida muy criticada sobre todo por los sectores
más conservadores. En general se pensaba que los presos iban a escaparse. Sin
embargo, cuando Kent dejó el cargo alegó que ninguno de los presos se aprovechó de
aquella medida, puesto que nadie se escapó. Pero la medida que más dio que hablar fue
sin duda lo que conocemos como “bis a bis”. Esto, junto con el hecho de querer acabar
con la corrupción que había percibido puso fin a su cargo. Las críticas que obtuvo
hicieron que su presencia le fuera incómoda a la sociedad en general y, antes de que la
echaran, dimite en junio del 32.
Otro tema abordado por la malagueña y bien conocido fue su actitud frente al sufragio.
Victoria estaba convencida de que las españolas no estaban preparadas para ir a las
urnas, pues estaban muy influenciadas por los curas, los maridos, etc., por lo que su
voto no sería libre, sino manipulado. No es que se negara al voto de la mujer,
simplemente pensaba que antes éstas debían recibir una formación previa para así,
poder votar responsablemente. Por todo ello, tuvo que enfrentarse en el Parlamento con
Clara Campoamor, pues la diputada y feminista apostaba por correr riesgos, y aseguraba
que la única forma de avanzar a la libertad era comenzar a andar.
Finalmente la II República acabó y, tras el estallido de la Guerra Civil , Victoria estaba
aún más si cabe entregada a su República, e incluso colaboró, entre otras cosas, con
mujeres antifascistas en la retaguardia.
Perseguida por la Gestapo, las tropas francesas y la policía franquista, se trasladó a
Paris. Estaba en las listas de españoles más buscados por sus labores y su pasado
político. Sabía que si la encontraban la condenarían a muerte. Además, vivió mucho
tiempo sin papeles, aumentando aún más el riesgo de someterse a pena de muerte. Fue
entonces cuando recibió muchas ayudas, ahora, todos a los que ella había ayudado en el
pasado, le devolverán el favor. Durante este tiempo escribió “4 años en París”
(1.940-44), donde se desdobla con Plácido, uno de sus pseudónimos. Sólo cuando
comienza a sentir el fin de la Guerra Mundial es cuando se quita su máscara...Acabó la
sangrienta guerra y no pudo contener la emoción al ver a los primeros tanques que
bajaban del Arco del Triunfo, los de la Novena Compañía (Republicanos), o lo que es lo
mismo, sus muchachos.
En 1.945 se exilió a México, donde permaneció 5 años y trabajó en numerosos
proyectos, siempre en la misma línea de acción social. En 1.950 se estableció en
Nueva York, donde actuó durante 2 años como Consejera de la República. Sin embargo,
ella quería aportar algo, deseaba extender la conciencia democrática y, como este cargo
no se lo aportaba, dimitió en el 52. En ese momento conoce a Luisa Crane, quien le
finanza su revista “Ibérica”. Con Crane llegó la felicidad a su vida y, aunque va
envejeciendo, comienza a mostrar al mundo su sonrisa.
En 1.976 habló con el rey para volver a España y le propuso que diera lugar a una gran
amnistía, a lo que Juan Carlos le contestó que aquello llegaría…Y, aunque un año
después regresó a España, ya nunca volvería a Málaga.
El 25 de septiembre de 1.987, Victoria Kent fallecía en Nueva York, no sin antes pedir a
Luisa y a su enfermera ver el último atardecer de Manhattan. De alguna manera Victoria
intuyó lo que estaba a punto de suceder…
Personalmente creo que Victoria Kent fue y seguirá siendo todo un ejemplo a seguir.
Luchó por lo que creía, por la libertad, por la dignidad. No desperdició ni un instante de
su intensa vida, aportándonos ricas y valiosas lecciones. Lecciones que nos ayudan a
conocer mejor la historia, a valorar lo que tenemos y que sin duda, nos estimulan a
luchar por aquello en lo que creemos justo.