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MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 1 La cristología estudia el  misterio de Cristo : de su persona y de su obra redentora en una  unidad  indisoluble. Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre y,  a la vez , el Salvador esperado. No se pueden separar estos dos aspectos: 1 ) la  finalidad  de su venida al mundo es precisamente la  salvación  de los hombres; 2 ) Únicamente el  Hijo de Dios  puede rea- lizar una auténtica  redención  del pecado del mundo. Vamos a ver en la segunda parte de Cristo- logía la  acción redentora , teniendo pre- sente lo visto ya acerca de su persona. CR2 1 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 2 Todos los hombres albergan una esperanza profunda de  alcanzar la  verdad  y el  bien  y un anhelo de conseguir la  felicidad . CCE 843 : “La Iglesia reconoce en las  otras  religiones la búsqueda, ‘ entre sombras e imágenes’, del Dios desconocido pero  próximo  ya que es Él quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas y quiere que  todos  los hombres se salven. Así, la Iglesia aprecia todo lo  bueno y verdadero  que puede encontrarse en las diversas religiones”.  CCE 844 : “Pero, en su comportamiento religioso, los hombres muestran también  límites y errores  que desfiguran en ellos la imagen de Dios”. Cristo revela que Dios nos  ama  y nos destinó antes de la creación del mundo a una alianza que nos hace participar de su  vida infinita- mente feliz . CR2 2 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 3 La Biblia nos enseña que el origen del mal y del sufrimiento está en el “ misterio de iniquidad ” que es el  pecado : el de unos  ángeles  y los de los hombres , principalmente el  original , pero tam- bién los personales de cada hombre y cada mujer. El hombre con sus  solas  fuerzas  no  puede liberarse del pecado y sus consecuencias. La  liberación verdadera  y completa del hombre procede  únicamente de Dios : “la prueba que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” ( Rom 5, 8 ). La  imagen de Dios  en la persona humana ha sido oscurecida y desfigurada por el pecado, pero  no destruida totalmente . CR2 3 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 4 Al defender la capacidad de la  razón  humana para  conocer  a Dios, la Iglesia expresa su confianza en la posibilidad de  hablar  de Dios. Puesto que nuestro conocimiento de Dios es  limitado , nuestro  len- guaje  sobre Dios lo es también. Las perfecciones de las criaturas reflejan  la perfección infinita de Dios.  Podemos  nombrar a Dios a partir de las perfecciones de sus criaturas. (cfr.  CCE 39-41 ) Dios  trasciende  toda criatura. Es preciso, pues,  pu- rificar  sin cesar nuestro  lenguaje  de todo lo que tie- ne de limitado, de imperfecto. Nuestras palabras hu- manas quedan siempre  más acá  del Misterio de Dios. Al hablar así de Dios, nuestro lenguaje se expresa ciertamente  de modo humano , pero capta  realmen- te  a Dios mismo, sin poder, no obstante, expresarlo en su infinita simplicidad. (cfr.  CCE 42-43 ) CR2 4 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 5 “ Al  entregar  a su Hijo por nuestros pecados, Dios manifiesta que su designio sobre nosotros es un de- signio de  amor  benevolente que precede a todo mé- rito por nuestra parte: ‘En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que  él  nos amó y nos envió a su Hijo como propi- ciación por nuestros pecados’ ( 1 Jn 4, 10 ). ‘La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía  pecadores , murió por nosotros’ ( Rm 5, 8 )” ( CCE 604 ). CR2 5 de 55 El designio divino de  salvación  a través de la muerte de Cristo ha- bía sido  anunciado  antes en la  Escritura  como misterio de reden- ción universal. La muerte redentora de Jesús cumple, en particular, la profecía del  Siervo doliente  (cfr.  Is 53, 7-8 ,  Hch 8, 32-35 ).
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 6 Tradición patrística sobre la redención Padres  orientales : subrayan que Cristo ha venido a comunicarnos  la semejanza con Dios perdida por el pecado. “ Admirable intercambio ”: el Verbo se ha hecho partícipe de la humanidad para hacernos partícipes de la divinidad. Se fijan en el aspecto descendente  y gratuito de la salvación. Padres  occidentales : se fijan en el aspecto  ascendente de la salvación: la obra realizada por nuestra Cabeza, Cristo,  en nombre de  toda la humanidad para ganarnos la salvación. Subrayan su ofrenda al Padre del sacrificio perfecto  de su vida para reparar nuestro pecado y  re- conciliarnos  con Dios. CR2 6 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 7 San Anselmo  ( + 1109 ) veía a Dios como Señor soberano, cuyo  ho- nor  es ofendido por el pecado. Ante esta ofensa, el orden de la  justi- cia  divina exige con todo rigor una  reparación  voluntaria adecuada o un  castigo . Pero la deuda es infinita por ser Dios el ofendido: no debiendo pagarla sino el  hombre , y no pudiendo pagarla sino  Dios , tenía que ser  hombre y Dios  quien satisfaciera al honor divino herido. CR2 7 de 55 Es una interpretación  válida  en diversos aspec- tos y que ha influido en la teología posterior. Pero es demasiado  jurídica , con una concep- ción muy  humana  de Dios, del pecado como ofensa  inferida a Dios, de su reparación como compensación  que debe recibir del hombre, y de una justicia divina que  obliga  a Dios a exigir sus derechos.
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 8 Algunas interpretaciones históricas erróneas sobre la redención, 1 “ Los  derechos del demonio ” (algunos escritos cristianos de los primeros siglos): al cometer el pecado de origen, el hombre voluntariamente se habría hecho  esclavo del demonio . La sangre de Jesús sería el rescate, el precio  pagado al demonio  para librar al hombre de su esclavitud. Esta teoría fue combatida por  San Gregorio de Nacianzo : es errónea pues interpreta la redención según los  usos humanos  (alguien que paga y alguien a quien se paga) y es ajena a la  unidad  de toda la Es- critura, por ejemplo en cuanto al poder del  demonio , que parece tener derechos absolutos sobre nosotros. CR2 8 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 9 Algunas interpretaciones históricas erróneas sobre la redención, 2 Para  Lutero , la satisfacción (cfr. San Anselmo) tiene lugar mediante un  castigo . Cristo cae bajo la ira de Dios, porque tomó sobre sí no sólo las consecuencias del pecado sino el  pecado  mis- mo. Cristo nos redime por medio de una “ susti- tución penal ”: toma nuestro lugar y es castiga- do por Dios en lugar nuestro. Calvino  añade que Jesús no sólo murió como  pecador , sino que también bajó al  infierno  y sufrió las penas de los condenados. Estas teorías presentan a Dios no como  Padre  que nos ama sino co- mo un  soberano vindicativo  y, además,  injusto  (condena al ino- cente en lugar del culpable). CR2 9 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 10 Algunas interpretaciones históricas erróneas sobre la redención, 3 En teorías del  siglo XX , Cristo es el  maestro , el  guía  ético y el ejemplo  de vida. Su influjo en el hombre es sólo  moral : la sal- vación no nos viene de Él, sino que es  el hombre  quien se re- dime  a sí mismo  autónomamente, siguiendo a Cristo. Su muerte es simplemente el  símbolo  supremo del esfuerzo de la  humanidad por librarse del mal. En esa corriente hay quienes han pensado que Cristo sería el modelo de  lucha  contra las  es- tructuras sociales  injustas (teologías de la  li- beración , algunas inspiradas en el marxismo). CR2 10 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 11 La salvación del hombre nace del  amor misericordioso  de Dios. La redención es ante todo una  intervención  descendente y misericordio- sa  de Dios  en la historia de los hombres. La salvación también sigue el orden de la  justicia divina : ningún hombre podría satisfacer por  todo  el linaje humano. Aunque fuera muy santo, no repararía el pecado más que en él mismo y no en todos y cada uno  de los seres humanos. (cfr.  CCE 616 ) La redención  concilia  admirablemente la misericordia y la justicia divinas. Si el hombre no pusiera  algo de su parte , Dios habría actuado al margen de su justicia (no injustamente), movido sólo por su misericordia. Nos libera gratuitamente ( misericordia ) y del modo más conveniente y digno para nosotros ( justicia ). CR2 11 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 12 Aspecto  ascendente  de la obra de Cristo: Jesús, representando a los hombres ante Dios, como nuevo  Adán  y  Cabeza  de la humanidad, sella una nueva relación de  Alianza  entre Dios y los hombres, y obtiene de su Padre la  salvación para nosotros. Con su actuación humana libre, alcanza que Dios Padre nos conceda el  perdón . Aspecto  descendente  de la obra de Cristo: enviado por el Padre, co- munica a los hombres los  dones divinos  de la salvación: nos  revela a Dios y nos  comunica  la vida sobrenatural. Ha venido al mundo para comunicar a los hombres la  gracia  que quita el  pecado  y les hace  partícipes de la vida divina . CR2 12 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 13 Existe un  orden  en la dispensación de la eco- nomía salvífica: primero Cristo debía  satisfa- cer  el pecado de la humanidad y  merecer  su glorificación junto con nuestra salvación (aspecto  ascendente ). Una vez exaltado como Señor sobre todas las cosas a la diestra del Padre, nos  dispensa  los bienes que nos había ganado con su sangre y nos  concede  el don del  Espíritu Santo  (aspecto  descendente ). Estos dos aspectos están estrechamente  uni- dos  en el designio divino: el don de la  gracia es fruto del  sacrificio  de Cristo. CR2 13 de 55
MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 14 El plan de Dios Padre es que los hombres entremos en comunión con Él  por medio del Verbo encarnado . La obra de Cristo debe alcanzar a  cada uno  de los hombres. Es el  Espíritu Santo , Señor y dador de vida, quien, con su poder infinito, alcanza a  todos  los hombres de todos los tiempos, y hace que las acciones y méritos de Cristo se puedan  aplicar  y tener efica- cia salvífica en  cada uno . Hace posible que cada uno pueda entrar en comunión con el Hijo de Dios, se incorpore a Él y  participe de la redención . El Espíritu Santo se sirve de la  Iglesia , “ sacramento universal de salvación ”( Lumen gentium 48 ), para que los hombres encuentran a  Cristo  y participen de la salvación. CR2 14 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 1 Mediador  es nombre de  oficio . Se aplica a quien hace de medio entre los que están separados para reconciliarlos, o para unirlos de alguna forma. En la economía divina, los mediadores  no  son primariamente  representantes del pueblo ante el Señor, sino representantes de  Dios . La alianza y la salvación vienen  de lo alto ; no es obra humana. “ Jesucristo es verdadero  Dios  y verdadero  Hombre  en la unidad de su Persona divina; por esta razón Él es el  único Mediador  entre Dios y los hombres” ( CCE 480 ). CR2 15 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 2 Cristo,  mediador de la Nueva y eterna Alianza : las anteriores eran parciales  e  imperfectas , pues no hacían a los hombres partícipes de la  intimidad divina . Jesús nos revela plenamente al Padre, qui- ta el pecado del mundo y establece la  verdadera comunión  de vida entre Dios y los hombres. Cristo es el  único  Mediador entre Dios y los hombres:  sólo Él  une a los hombres con Dios ( Jn 14, 6 : “Nadie va al Padre sino por mí”). Hay otros mediadores, pero  subordinados  a Cristo y partícipes  de su mediación. Existen  grados  de media- dores subordinados ( sólo Cristo  repara el pecado y comunica la gracia  por sí mismo ): 1) la Virgen  Ma- ría  Mediadora de todas las gracias, 2) los ángeles, 3) los santos, 4) los sacerdotes, 5)  todos  los cristianos. CR2 16 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 3 1 Tim 2, 5-6 : “Uno solo es el Mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo  hombre , que se entregó a sí mismo en redención de todos”. Cristo en cuanto  Dios  no tiene condición de medio (no difiere del Padre ni del Espíritu Santo). Tampoco la tiene  simplemente  por el hecho de ser  hombre . La tiene en cuanto es hombre  lleno de gracia y con su entrega (vivificada por esa plenitud de gracia)  reconcilia los hombres con Dios. La  unión hipostática  es el  fundamento  de su mediación: si Cristo no fuera  Dios hecho hom- bre , no tendría la plenitud de gracia y, por tan- to, no sería Mediador. Cristo ejerce su mediación como Sacerdote, Profeta y Rey. CR2 17 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 4 Cristo, Sacerdote de la nueva Alianza El  sacerdote  es mediador entre Dios y los hombres. Pero el término “mediador” es más amplio  que el de “sacerdote”. No toda media- ción es un sacerdocio (profetas, reyes, etc.). La suya es la principal: consiste en  unir  y  re- conciliar  a los hombres con Dios quitando el pecado. Ofrece  sacrificios  para reconciliar- nos con Dios. Cristo es el  único y sumo Sacerdote  que con su sacrificio nos re- concilia con Dios. Todo otro sacerdocio (ministerial o común) es participación  de su sacerdocio y  subordinado  a él. Su sacerdocio es  distinto  y  superior  al levítico, y es  eterno . CR2 18 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 5 Cristo, Profeta: mediador y plenitud de la revelación Es mucho  más  que los profetas del AT y se distingue de todos ellos: “en diversos mo- mentos y de muchos modos habló  Dios  en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos últimos días nos ha habla- do por medio de  su Hijo ” ( Heb 1, 1-2 ). El  Hijo de Dios , al venir a este mundo,  como hombre , es el media- dor  perfecto  de la revelación pues nos manifiesta a Dios  a quien ve y oye . Él es la misma  verdad . Él es la  plenitud  de la revelación: es la Palabra  única y perfecta  del Padre. Dios en su Verbo lo ha dicho  todo : no habrá otra palabra más que ésta. Nos  libera  de la ignorancia y del error. CR2 19 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 6 Jesucristo, Rey Cristo se presenta como  Buen Pastor  y  Rey : “el pueblo de Dios participa (...) en la función regia de Cristo. Cristo ejerce su  realeza atrayendo a sí a todos los hombres por su muerte y su resurrección. Cristo, Rey y Señor del universo, se hizo el  servidor de todos , no habiendo ‘venido a ser servido, sino  a servir  y dar su vida por mu- chos’ ( Mt 20, 28 ). Para el cristiano, ‘servir a Cristo es  reinar ’ ( Lumen gentium 36 )” ( CCE 786 ). La Iglesia también ha presentado a Cristo como Legislador  (nos da la  Ley nueva  de la gracia y de la caridad), o como  Juez  ( dispensa  la  gracia y el  perdón  de los pecados, y  premia  con la gloria ). CR2 20 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 7 Dios quiso que la humanidad tuviera su principio en  Adán . Éste pecó  no sólo  como persona  individual , sino también como  cabeza del género humano, y su acción implicaba a toda su  descendencia (cfr.  Rom 5, 12-19 ).  Cristo  es el “nuevo” o “segundo” Adán. Dios quiso que Jesucristo fuera el  principio  y la  causa  de la vida sobrenatural  de  todos , el inicio de una  humanidad redimida . Adán y Cristo  son principios de  todo  el género humano: el primero en cuanto a la  naturaleza  y al  pecado , Cristo en cuanto a la  salvación . Cristo es el hombre  nuevo y perfecto , superior a Adán y a todos los hombres, el ejemplar de  todos los demás. CR2 21 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 8 Cristo  en cuanto hombre  es  Cabeza  del géne- ro humano. Tiene la misma  naturaleza  de los hombres y es solidario con todos ellos. Es Cabeza de los hombres porque tiene una preeminencia  sobre ellos por su  plenitud de gracia , en virtud de la cual es el  más perfecto y el  ejemplar  de cada uno de los hombres. Es Cabeza del género humano porque es el  principio de la gracia de  todos  los hombres, el  salvador  de todos ellos. El  fundamento  o raíz de la plenitud de gracia de Cristo hombre es la  unión hipostática : si Cristo no fuera  Dios hecho hombre , no sería  Cabeza  del género humano. CR2 22 de 55
MEDIADOR Y CABEZA, 9 Solidaridad  de Cristo con el género humano:  1 )  físi- ca , de la sangre (comparte nuestra naturaleza, es hijo de Adán);  2 )  moral e intencional  por el amor (nace de la libre voluntad de Jesús, de su  amor , virtud que une e identifica  al amante con el amado y que hace que las cosas del amado sean  como propias ; “me ha amado y se ha entregado a sí mismo por mí” ( Gal 2, 20 )). Cristo  representa  a los hombres ante Dios y se ofrece  por todos , pero  propiamente no nos sustituye : no decide  por nosotros , puesto que debemos  arrepentirnos  de los pecados e incorporar- nos  voluntariamente  a Él como miembros suyos; y tampoco nos ahorra en esta vida las  penas  del pecado, incluida la  muerte . CR2 23 de 55
MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 1 Jesús en todas sus obras “manifiesta plenamente  el hombre al pro- pio hombre ” ( Gaudium et spes 22 ). Y todos sus actos son ejem- plo y enseñanza  de vida  para nosotros. CR2 24 de 55 “ Toda  la vida de Cristo es misterio de  Reden- ción . La Redención nos viene ante todo por la sangre de la  cruz , pero este misterio está actu- ando en toda la  vida  de Cristo” ( CCE 517 ). CCE 517  añade: “Ya en su  Encarnación  porque haciéndose pobre nos enriquece con su  pobreza ; en su vida  oculta  donde repara nues- tra insumisión mediante su  sometimiento ; en su  palabra  que  puri- fica  a sus oyentes; en sus  curaciones  y en sus  exorcismos , por los cuales él tomó nuestras  flaquezas  y cargó con nuestras  enfermeda- des ; en su  Resurrección , por medio de la cual nos  justifica ”.
MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 2 Misterio de  Navidad : Ha comenzado la redención , el “ admirable intercambio ” por el que el Creador del género humano, haciéndose hombre y naciendo de una virgen, nos hace  partícipes  de su divinidad. Epifanía : manifestación de Jesús como  Salvador  del mundo. Presentación de Jesús en el templo : Jesús es reconocido como “ signo de contradicción ”; la espada de  dolor  predicho a la Vir- gen anuncia la  cruz . Huida a Egipto  y  matanza de los inocentes : toda la vida de Cristo estará bajo el signo de la  persecución . CR2 25 de 55
MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 3 La vida  ordinaria  de Jesús: el Verbo eterno ha redimido y santifica- do así  todas  las realidades  nobles  con las que está entretejida la  vida común de los hombres.  Obediencia  de Jesús en lo cotidiano. Vida de  familia : Jesús la santifica; vida de  traba- jo : Jesús dedicó la mayor parte de su vida a su trabajo, con perfección y con espíritu de servicio. Su trabajo se convierte en  tarea divina , en “reali- dad  redimida y redentora ; no sólo es el ámbito en que el hombre vive, sino medio y camino de santidad , realidad santificable y santificadora” ( San Josemaría, Es Cristo que pasa 47 ). Hallado en el Templo: cumple la voluntad divina aunque sacrificio e incomprensión . . CR2 26 de 55
MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 4 Misterios de la vida pública, 1 En su  bautismo  Jesús es manifestado como Hijo de Dios y Mesías , y a partir de entonces comienza su ministerio público. Es modelo del bautismo cristiano (nos hace  hijos  de Dios, el Espíritu Santo  desciende sobre nosotros y se no abre el acceso al  Cielo ). Las  tentaciones  de Cristo forman parte de su  victoria  sobre el Maligno. Cristo nos da  ejemplo  de cómo luchar contra el Ma- ligno y vencerle. “Fue probado en  todo igual que nosotros, excepto en el pecado” ( Hb 4, 15 ). CR2 27 de 55
MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 5 Misterios de la vida pública, 2 La actividad de Jesús durante su vida pública se centra en la predicación  del Reino de Dios. Su predicación es  asequible , sencilla  y  clara , a la vez que  exigente . Jesús acompaña su doctrina con  milagros . Son signos del Mesías anunciado, señales de su  misión  y de su  divinidad . Son comienzo y signo de la  liberación  de- finitiva: anticipan la gran  victoria  de Jesús sobre el “príncipe de este mundo” que será definitivamente establecida con la  cruz . CR2 28 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 1 En la  Muerte  de Jesús, por encima de las causas inmediatas  históricas  -el Sanedrín, Pilato, los soldados- hay una causa de nivel  más alto  que sólo puede ser conocida por la  revelación : el plan y la disposición de  Dios  que han permitido los actos nacidos de la ceguera de los hombres para realizar el designio de  nuestra salvación . Dios quiere que el hombre se  arrepienta  del pecado y exprese su arrepentimiento interior con obras externas de  penitencia , obras de  entrega  a la voluntad divina. Las  penas  derivadas del pecado se ordenan a la  reparación  del mismo. Dios las  permite  porque son medicinales y se ordenan a un bien mayor: la  vida sobrenatural . CR2 29 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 2 En el plan divino, el  dolor   purifica  el alma, quita el  obstáculo  de la propia voluntad que nos apartó de Dios, sirve, con la ayuda de la  gracia , para reparar  el desorden del pecado en el hombre. El sufrimiento , secuela del pecado  original , recibe un sentido  nuevo  con la obra salvífica de Cristo. La  reparación plena  de los pecados de los hombres se da por la Pasión y Muerte  de Cristo. Dios Padre  no  es causa  directa  de la Muerte de su Hijo. La permitió  porque de ahí vendría un bien  mayor . Entregó a Cristo a la Pasión y Muerte porque según su eterna voluntad las dispuso para reparar los pecados  del género humano.  Valor  inmenso de la salvación de las almas  para Dios. CR2 30 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 3 Autores  de la Pasión de Cristo (su causa eficiente): los que tenían la intención  de matarlo, lo  condenaron  y le hicieron sufrir los tormen- tos que produjeron su  muerte . Detrás de ellos actúa  Satanás , homi- cida desde el principio (cfr.  Jn 8, 44 ). Pero también los  pecadores son autores de la Pasión: “la Iglesia no duda en imputar a los  cristia- nos  la responsabilidad más grave en el suplicio de Jesús” ( CCE 598 ). Nostra aetate 4 : “Aunque las autoridades de los ju- díos con sus seguidores reclamaron la  muerte  de Cristo, lo que se perpetró en su pasión no puede ser imputado indistintamente a  todos  los judíos que vi- vían entonces ni a los judíos  de hoy  (...). No se ha de señalar a los judíos como  reprobados  por Dios y  malditos  como si tal cosa se dedujera de la Sagrada Escritura”. CR2 31 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 4 Cristo aceptó  libremente  su Pasión y su Muerte por amor a su Padre  y a los  hombres  que el Padre quiere salvar. Se entregó libre y voluntariamente a la Pasión, por  amor  nuestro.  Pero  esa entrega  no  significa en modo alguno que se matara  a sí mismo , sino que  no   impidió , pudiendo, la acción de los que le ajusticiaron. Flp 2, 8 : “Se humilló a sí mismo haciéndose obediente  hasta la  muerte , y muerte de cruz”. Se trata de una obediencia vivida  por amor . El verdadero amor a Dios se muestra cumpliendo libremente  su voluntad . CR2 32 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 5 Jesús padeció por parte de los  judíos , de los  gen- tiles  y de los que le  seguían  (Judas, Pedro, aban- dono...). Padeció en su  alma : todos los  pecados  de los hombres,  tristeza y temor  ante la muerte cierta, caída de  Judas , escándalo de sus  discípulos , humillaciones , injusticias, burlas e insultos. Padeció en su  cuerpo : flagelación, coronación  de espinas, crucifixión, agonía en la cruz hasta la muerte. CR2 33 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 6 “ Mérito ” es el derecho a un premio o  retribución por una obra realizada. Con relación a  Dios , el hombre propiamente  no  tiene ningún derecho ante Dios. Si puede merecer algo ante Dios, es porque Él  previa y libremente ha establecido retribuir al- gunas acciones nuestras nacidas del  amor . No apa- rece la palabra en la Escritura, pero sí su  contenido . Todas  las acciones de Cristo son meritorias (nacen de su amor y li- bertad) y obtienen del Padre nuestra  salvación .  Pero  en su  Pasión mereció de modo  particular . Cristo mereció la  vida sobrenatural  para todos los hombres y para todos la  gracia  que quita el pecado: se ofreció por nosotros como Cabeza  nuestra. CR2 34 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 7 Satisfacción  = reparación de una falta u ofensa mediante la en- trega de alguna  compensación . Con Dios,  analogía : significa la acción que  Dios  requiere del  hombre  para cancelar su pecado (arrepentimiento, obras de penitencia). CCE 615 : “Por su  obediencia  hasta la muerte, Jesús llevó a cabo la sustitución del  Siervo doliente  que ‘se dio a sí mismo en  expiación ’, ‘cuando llevó el pecado de muchos’, a quienes ‘justificará y cuyas culpas soportará’ (cfr.  Is 53, 10-12 ). Jesús  repara  por nuestras faltas y  satis- face  al Padre por nuestros pecados”. CR2 35 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 8 La Pasión de Cristo  satisface  por los pecados del mundo. Es una satisfacción  vicaria : “del justo por los injustos” ( 1 P 3, 18 ). El  Hijo de Dios , Santo y Justo, pero hecho solidario por  amor  con nosotros pecadores, representándonos  a todos y llevando las penalidades  de nuestro pecado, como víc- tima del pecado,  intercede  por todos para cancelar nuestra falta. Así se deben inter- pretar algunos textos de la Escritura como 2 Cor 5, 21  (“a quien no conoció pecado Dios le hizo pecado por nosotros”) o Gal 3, 13  (“nos redimió de la maldición de la Ley haciéndose por nosotros maldición”). CR2 36 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 9 Sacrificio  es el  ofrecimiento  hecho a Dios de algo propio, signo de la entrega  interior  a Dios y de la renuncia  a sí mismo , para reconciliarnos con Él. El  valor  del sacrificio  exterior  está en ser signo del sacrificio  interior  o espiritual (entrega del alma a Dios por amor), elemento  principal  del sacrificio. La  Pasión  es un  sacrificio  porque en ella Cristo se ofrece voluntaria- mente a su Padre para  reconciliar  a los hombres con Dios. Por parte de los que le crucificaron la Pasión no fue ningún sacrificio, sino iniquidad ; pero por parte de Cristo que padecía  libremente  y por amor , fue un acto supremo de entrega, un  verdadero  sacrificio. CR2 37 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 10 Cristo  no sólo  mereció que Dios Padre nos otorgue la gracia, sino que el mismo Cristo es quien nos la  comunica . La salvación de cada uno procede de nuestra  Cabeza , como la vida de los  sarmientos procede de la  vid . La causa eficiente  principal  de la gracia de la salvación sólo puede ser  Dios ; pero Dios produce esta gracia en nosotros mediante la humanidad  de Jesucristo que es el  instrumento  de la divinidad para comunicar -y no sólo para merecer-  todas  las gracias a los hombres. Las acciones realizadas por Cristo en el pasado tienen un poder divino  y alcanzan con su eficiencia  toda la historia . CR2 38 de 55
PASIÓN Y MUERTE, 11 La  contemplación  de la Pasión de Cristo nos mueve a  amarle , ya que Él nos ha dado pruebas de la verdad y de la grandeza de su amor. Nos mueve a la  contrición , a la  conversión , a evitar el pe- cado (apreciamos más claramente su  malicia ), a seguir a Cristo e imitarle  y a la  generosidad  para abrazar la voluntad de Dios (aunque a veces suponga cargar con la cruz). La Pasión de Cristo nos enseña el sentido del dolor : Jesús no ha eliminado nuestros sufri- mientos ni nos evita la muerte, pero los ha transformado . Ahora esas penalidades no son una simple pena del pecado, sino que sirven de  purificación  y de mérito, son  participación de su cruz y de su obra redentora, son camino de la  salvación  y de la verdadera  vida . CR2 39 de 55
GLORIFICACIÓN, 1 Para el  racionalismo  sólo son “históricos” aquellos sucesos cuyas causas y efectos son  intramundanos  y comprobables por la  expe- riencia . Por eso según la crítica histórica,  en la mente  de los discí- pulos poco a poco se fue abriendo la creencia de la resurrección, que  realmente nunca aconteció : fue la fe en Jesús la que creó la idea de la resurrección. Otros autores, aun  aceptando  la verdad de la Resurrección, la califican como aconte- cimiento “ ahistórico ” o “ metahistórico ” y no “histórico”. Riesgo de  negarla , por- que en el lenguaje usual, lo que no es his- tórico no se puede decir que haya ocurri- do  verdaderamente . CR2 40 de 55
GLORIFICACIÓN, 2 La  Escritura  insiste de muchas formas en la  realidad  de la Resu- rrección (ej.  Lc 24, 34 : “¡El Señor ha resucitado realmente y se ha aparecido a Simón!”). La  Tradición  repite que Jesús resucitó verdaderamente . Es un acontecimiento real  verificado  en un marco preciso de  lugar y tiempo , con manifestaciones histórica- mente comprobadas por  testigos fiables  que nos lo transmitieron. Signos  suficientes como para poder afirmar que verdaderamente sucedió: el sepulcro vacío  y la comprobación por las  apariciones de Jesús resucitado. Goza  al menos  de la misma  historicidad que cualquier otro suceso  real  acaecido en el pasado. CR2 41 de 55
GLORIFICACIÓN, 3 CCE 643 : “Ante estos  testimonios  es imposible interpretar la Re- surrección de Cristo  fuera  del  orden físico , y no reconocerla co- mo un  hecho histórico . Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la  prueba  radical de la pasión y muerte en cruz de su Maestro (...). Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, nos presentan a los discípulos  abatidos  (‘la cara sombría’:  Lc 24, 17 ) y asustados. Por eso  no creyeron  a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y ‘sus palabras les parecían como  desatinos ’ ( Lc 24, 11 ). Cuando Je- sús  se manifiesta  a los once en la tarde de Pascua, ‘les echó en cara su  incredulidad  y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado’ ( Mc 16, 14 )”.  CCE 644 : “Muy al contra- rio, su fe en la  Resurrección  nació -bajo la acción de la gracia divi- na- de la experiencia  directa  de la realidad de Jesús resucitado”. CR2 42 de 55
GLORIFICACIÓN, 4 “ Acontecimiento  histórico  demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros de los Apóstoles con Cris- to resucitado, no por ello la  Resurrección pertenece menos al centro del  Misterio de la fe  en aquello que trasciende y sobrepasa a la historia” ( CCE 647 ). La Resurrección es  objeto de fe  en cuanto  1 ) intervención trascen- dente de  Dios mismo  en la historia: es obra de la Santísima Trini- dad;  2 )  glorificación  de Cristo (perfecta participación de su huma- nidad en la vida divina);  3 ) al sentido y valor  salvífico  que tiene para nosotros (Cristo resucitado es nuestro  Salvador  que nos libra del pecado y nos comunica la vida de Dios). CR2 43 de 55
GLORIFICACIÓN, 5 Según las Escrituras, el  Padre  resucita a Jesús  (ej.  Hch 2, 24 ), el  Hijo  resucita por su propia virtud y poder (ej.  Jn 10, 17-18 ), el  Espíritu Santo  resucita a Jesús (ej.  Rom 8, 11 ). Es una obra de la  omnipotencia divina   común  a las tres divinas Personas de la Santísima Trinidad (ej.  2 Cor 13, 4 ). La Resurrección de Cristo  no  es una vuelta a la vida  terrena , sino un paso a otra vida  más allá  del tiempo y del espacio. Su cuerpo es  glorioso : es al mismo tiempo auténtico (material) y espiritual. Puede aparecer donde, cuando y como quiere (propiedades de agilidad  y  sutileza ); es glorioso e incorruptible e inmortal (pro- piedades de  gloria  e  impasibilidad ). CR2 44 de 55
GLORIFICACIÓN, 6 “ La Resurrección de Jesús es la  verdad culminante  de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la  primera  comunidad cristiana como verdad  central , transmitida como  fundamental  por la  Tradición , establecida en los documentos del  Nuevo Testamento , predicada como parte esencial del  Misterio Pascual  al mismo tiempo que la Cruz” ( CCE 638 ). La Resurrección de Cristo revela su  divinidad  (pero hace falta la  fe  para captar y confesarla pues en sus apariciones la divinidad  no  es  visible ). Revela tam- bién que Cristo es el  Salvador  del mundo: aunque desde su  Encarnación  Jesús era el Hijo de Dios y el Mesías, en su  Resurrección  se manifestó su condi- ción de Salvador poderoso de todos los que creen en Él. CR2 45 de 55
GLORIFICACIÓN, 7 La Resurrección de Cristo confirma la  veracidad  de su  doctrina . Es la “señal de Jonás” ( Mt 12, 38 ), el Templo reconstruido en tres días (“hablaba del santuario de su  cuerpo ” ( Jn 2, 20-21 )). Los judíos entendieron el significado de sus palabras: pusieron custodia  en el sepulcro y lo  sellaron  (cfr.  Mt 27, 62-66 ). La Resurrección de Cristo es principio y causa de  nuestra  resurrección futura. Es también principio de nuestra resu- rrección  espiritual , la fuente de la nue- va  vida del alma . La gracia que nos libera del pecado y nos hace justos proviene del Resucitado: es participación de la vida divina, nos hace hijos de Dios. CR2 46 de 55
GLORIFICACIÓN, 8 La  Ascensión  del Señor es un acontecimiento a la vez  histórico  y  trascendente . Con la Ascensión se completa la  manifestación de la  gloria  de Cristo comenzada con su Re- surrección. Jesucristo,  Cabeza  de la Iglesia, nos precede: con su Ascensión nos ha abierto el  acceso  a la vida y a la felicidad de  Dios  en el cielo. Jesucristo,  Sacerdote  de la nueva y eterna Alianza, en el cielo  in- tercede  sin cesar por nosotros. Constituido  Señor  con poder a la derecha del Padre, nos comunica los  dones divinos  por la acción del  Espíritu Santo . CR2 47 de 55
GLORIFICACIÓN, 9 La versión griega del  AT  (LXX) tradujo el nombre de  Yahvé  con el cual Dios se reveló a Moisés ( Ex 3, 14 ) por “ Kyrios ” (Señor). Desde entonces fue el nombre más habitual para designar a Dios. El  NT  utiliza el título “ Señor ” para  Jesús : expresa así la  divinidad  de Cristo. La acción de  sentarse a la derecha  del Padre significa la entroniza- ción de Jesús como  Rey  y la inauguración de su reinado. Es Rey desde su  Encarnación  (cfr.  Lc 1, 33 ;  Jn 18, 33-37 ), pero también por habernos  rescatado  al precio de su sangre, y se manifiesta co- mo “Rey de reyes y Señor de señores” a partir de su  glorificación . Su reino es sobrenatural, eterno, no tendrá fin. Su reinado es universal. . CR2 48 de 55
FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 1 La voluntad salvífica  universal  de Dios se centra en  Cristo . Quiere que  todos  los hombres se salven participando de la  redención  de su Hijo hecho hombre: “por  todos  ha muerto Cristo” ( 2 Cor 5, 15 ). Se llama “ redención objetiva ” a la obra del Redentor, tanto en su vida  terrena  como desde el cielo en su vida  gloriosa , con la coo- peración del  Espíritu Santo . Esta obra es  causa  de la salvación. Se llama “ redención subjetiva ” a la participa- ción de los frutos de la obra de Cristo  en cada uno  de los hombres. Por la acción del  Espíritu Santo ,  Cristo ofrece  a cada hombre la salva- ción, pero el hombre  puede rechazar  la gracia que se le ofrece. CR2 49 de 55
FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 2 La  omnipotencia  divina alcanza a  todos los hombres y hace que las acciones y méritos de Cristo se puedan  aplicar  y puedan tener eficacia  salvífica  en cada uno. Aunque ese poder es  común  a las tres Personas divinas, se suele apropiar al  Espíritu Santo . La  Iglesia , cuya Cabeza es Cristo, tiene una relación  indispensable con la  salvación  de cada hombre. Es “ sacramento universal de sal- vación ” ( Lumen gentium 48 ). Toda la gracia proviene de Cristo, es comunicada por el Espíritu Santo, y está misteriosamente  relaciona- da  con la Iglesia. “La Iglesia peregrina es  necesaria  para la salva- ción, pues Cristo es el único Mediador y camino de salvación y se hace presente a nosotros  en su Cuerpo , que es la Iglesia” ( Idem 14 ). CR2 50 de 55
FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 3 El hombre tiene que incorporarse  libremente  a Cristo y así puede recibir los  frutos  de su obra redentora. El hombre se une a Cristo por la  fe viva  y los  sacramentos  de la Iglesia. Fe viva : nadie puede  salvarse  sin la fe, que es el  fundamento  y el origen  de toda justificación. La fe  viva  obra por la  caridad , está acompañada por el  arrepentimiento  y por  obras . Sacramentos : nos hacen  participar  de los frutos de la Redención. Entre ellos destacan el  bautismo  (sin él no hay unión con nuestro Salvador ni vida sobre- natural y es  necesario  para la salvación) y la  Euca- ristía  (hace a los fieles que le reciben una cosa  con Él , y les comunica la  vida eterna ). CR2 51 de 55
FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 4 Ciertamente Dios concede a  todos  los hombres la  gracia  que salva (dada por medio de Cristo en el Espíritu, y que tiene relación con la Igle- sia). Pero  desconocemos  el modo como la gra- cia llega a los  no cristianos . Es claro que cada uno de ellos tendrá que acoger  libremente  ese don divino para salvarse. Efectos  de la obra redentora de Cristo en los hombres:  1 ) nos li- bera del  pecado , tanto en cuanto a la  culpa  como en cuanto a la pena , en lo que se refiere tanto al  alma  como al  cuerpo : de la igno- rancia y de la tristeza, del desorden de las pasiones, del dolor y de la muerte ( purificación  y  camino  para la gloria);  2 ) nos hace partícipes de la vida divina  y nos ha conseguido la  vida eterna . CR2 52 de 55
FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 5 Otros efectos  de la obra de Cristo:  1 )  reconciliación , comunión y amistad con Dios;  2 )  renovación  interior del hombre nuevo por la participación de la vida divina;  3 )  liberación  de la muerte y  re- surrección  de los cuerpos. En la reparación de la vida del  alma , dos aspec- tos: liberación del  pecado  por la  Pasión ,  nueva vida  del alma por la  Resurrección  de Cristo. En la reparación de la vida  corporal  también: destrucción  de la muerte por la  Muerte  de Cristo,  nueva vida  de nuestro cuerpo o resurre- cción por la  Resurrección  de Cristo. CR2 53 de 55
FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 6 La salvación es una realidad prin- cipalmente  escatológica : se dará completa  cuando Cristo reaparezca con gloria al  fin del mundo  y todos sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Ahora  ya alcanzamos la salvación (el mundo ya está salvado), aunque  todavía  no es  completa . Ahora ya poseemos realmente la  semilla  de vida eterna y por eso tenemos la certeza de recibir sus frutos en  plenitud . CR2 54 de 55
FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 7 María  no sólo ha recibido la más  perfecta  parti- cipación de los  frutos  de la salvación (sin peca- do, llena de gracia, en cuerpo y alma en el Cie- lo), sino que también ha sido  asociada  de un modo singular y eminente a la  persona  de Cristo y a su  obra  redentora. Es  nuestra Ma- dre  en el orden de la gracia. Es  Mediadora  en la obra salvífica de Cristo, unida a su Hijo. Y “ la Iglesia  no duda  en atribuir a María un tal oficio  subordinado : lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta  protección maternal , se unan  más íntimamente  al Mediador y Salvador” ( Lumen gen- tium 62 ). Se va y se vuelve a Jesús  por María . CR2 55 de 55

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Tratado Soteriologia (redención)

  • 1. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 1 La cristología estudia el misterio de Cristo : de su persona y de su obra redentora en una unidad indisoluble. Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre y, a la vez , el Salvador esperado. No se pueden separar estos dos aspectos: 1 ) la finalidad de su venida al mundo es precisamente la salvación de los hombres; 2 ) Únicamente el Hijo de Dios puede rea- lizar una auténtica redención del pecado del mundo. Vamos a ver en la segunda parte de Cristo- logía la acción redentora , teniendo pre- sente lo visto ya acerca de su persona. CR2 1 de 55
  • 2. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 2 Todos los hombres albergan una esperanza profunda de alcanzar la verdad y el bien y un anhelo de conseguir la felicidad . CCE 843 : “La Iglesia reconoce en las otras religiones la búsqueda, ‘ entre sombras e imágenes’, del Dios desconocido pero próximo ya que es Él quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas y quiere que todos los hombres se salven. Así, la Iglesia aprecia todo lo bueno y verdadero que puede encontrarse en las diversas religiones”. CCE 844 : “Pero, en su comportamiento religioso, los hombres muestran también límites y errores que desfiguran en ellos la imagen de Dios”. Cristo revela que Dios nos ama y nos destinó antes de la creación del mundo a una alianza que nos hace participar de su vida infinita- mente feliz . CR2 2 de 55
  • 3. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 3 La Biblia nos enseña que el origen del mal y del sufrimiento está en el “ misterio de iniquidad ” que es el pecado : el de unos ángeles y los de los hombres , principalmente el original , pero tam- bién los personales de cada hombre y cada mujer. El hombre con sus solas fuerzas no puede liberarse del pecado y sus consecuencias. La liberación verdadera y completa del hombre procede únicamente de Dios : “la prueba que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” ( Rom 5, 8 ). La imagen de Dios en la persona humana ha sido oscurecida y desfigurada por el pecado, pero no destruida totalmente . CR2 3 de 55
  • 4. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 4 Al defender la capacidad de la razón humana para conocer a Dios, la Iglesia expresa su confianza en la posibilidad de hablar de Dios. Puesto que nuestro conocimiento de Dios es limitado , nuestro len- guaje sobre Dios lo es también. Las perfecciones de las criaturas reflejan la perfección infinita de Dios. Podemos nombrar a Dios a partir de las perfecciones de sus criaturas. (cfr. CCE 39-41 ) Dios trasciende toda criatura. Es preciso, pues, pu- rificar sin cesar nuestro lenguaje de todo lo que tie- ne de limitado, de imperfecto. Nuestras palabras hu- manas quedan siempre más acá del Misterio de Dios. Al hablar así de Dios, nuestro lenguaje se expresa ciertamente de modo humano , pero capta realmen- te a Dios mismo, sin poder, no obstante, expresarlo en su infinita simplicidad. (cfr. CCE 42-43 ) CR2 4 de 55
  • 5. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 5 “ Al entregar a su Hijo por nuestros pecados, Dios manifiesta que su designio sobre nosotros es un de- signio de amor benevolente que precede a todo mé- rito por nuestra parte: ‘En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propi- ciación por nuestros pecados’ ( 1 Jn 4, 10 ). ‘La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores , murió por nosotros’ ( Rm 5, 8 )” ( CCE 604 ). CR2 5 de 55 El designio divino de salvación a través de la muerte de Cristo ha- bía sido anunciado antes en la Escritura como misterio de reden- ción universal. La muerte redentora de Jesús cumple, en particular, la profecía del Siervo doliente (cfr. Is 53, 7-8 , Hch 8, 32-35 ).
  • 6. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 6 Tradición patrística sobre la redención Padres orientales : subrayan que Cristo ha venido a comunicarnos la semejanza con Dios perdida por el pecado. “ Admirable intercambio ”: el Verbo se ha hecho partícipe de la humanidad para hacernos partícipes de la divinidad. Se fijan en el aspecto descendente y gratuito de la salvación. Padres occidentales : se fijan en el aspecto ascendente de la salvación: la obra realizada por nuestra Cabeza, Cristo, en nombre de toda la humanidad para ganarnos la salvación. Subrayan su ofrenda al Padre del sacrificio perfecto de su vida para reparar nuestro pecado y re- conciliarnos con Dios. CR2 6 de 55
  • 7. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 7 San Anselmo ( + 1109 ) veía a Dios como Señor soberano, cuyo ho- nor es ofendido por el pecado. Ante esta ofensa, el orden de la justi- cia divina exige con todo rigor una reparación voluntaria adecuada o un castigo . Pero la deuda es infinita por ser Dios el ofendido: no debiendo pagarla sino el hombre , y no pudiendo pagarla sino Dios , tenía que ser hombre y Dios quien satisfaciera al honor divino herido. CR2 7 de 55 Es una interpretación válida en diversos aspec- tos y que ha influido en la teología posterior. Pero es demasiado jurídica , con una concep- ción muy humana de Dios, del pecado como ofensa inferida a Dios, de su reparación como compensación que debe recibir del hombre, y de una justicia divina que obliga a Dios a exigir sus derechos.
  • 8. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 8 Algunas interpretaciones históricas erróneas sobre la redención, 1 “ Los derechos del demonio ” (algunos escritos cristianos de los primeros siglos): al cometer el pecado de origen, el hombre voluntariamente se habría hecho esclavo del demonio . La sangre de Jesús sería el rescate, el precio pagado al demonio para librar al hombre de su esclavitud. Esta teoría fue combatida por San Gregorio de Nacianzo : es errónea pues interpreta la redención según los usos humanos (alguien que paga y alguien a quien se paga) y es ajena a la unidad de toda la Es- critura, por ejemplo en cuanto al poder del demonio , que parece tener derechos absolutos sobre nosotros. CR2 8 de 55
  • 9. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 9 Algunas interpretaciones históricas erróneas sobre la redención, 2 Para Lutero , la satisfacción (cfr. San Anselmo) tiene lugar mediante un castigo . Cristo cae bajo la ira de Dios, porque tomó sobre sí no sólo las consecuencias del pecado sino el pecado mis- mo. Cristo nos redime por medio de una “ susti- tución penal ”: toma nuestro lugar y es castiga- do por Dios en lugar nuestro. Calvino añade que Jesús no sólo murió como pecador , sino que también bajó al infierno y sufrió las penas de los condenados. Estas teorías presentan a Dios no como Padre que nos ama sino co- mo un soberano vindicativo y, además, injusto (condena al ino- cente en lugar del culpable). CR2 9 de 55
  • 10. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 10 Algunas interpretaciones históricas erróneas sobre la redención, 3 En teorías del siglo XX , Cristo es el maestro , el guía ético y el ejemplo de vida. Su influjo en el hombre es sólo moral : la sal- vación no nos viene de Él, sino que es el hombre quien se re- dime a sí mismo autónomamente, siguiendo a Cristo. Su muerte es simplemente el símbolo supremo del esfuerzo de la humanidad por librarse del mal. En esa corriente hay quienes han pensado que Cristo sería el modelo de lucha contra las es- tructuras sociales injustas (teologías de la li- beración , algunas inspiradas en el marxismo). CR2 10 de 55
  • 11. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 11 La salvación del hombre nace del amor misericordioso de Dios. La redención es ante todo una intervención descendente y misericordio- sa de Dios en la historia de los hombres. La salvación también sigue el orden de la justicia divina : ningún hombre podría satisfacer por todo el linaje humano. Aunque fuera muy santo, no repararía el pecado más que en él mismo y no en todos y cada uno de los seres humanos. (cfr. CCE 616 ) La redención concilia admirablemente la misericordia y la justicia divinas. Si el hombre no pusiera algo de su parte , Dios habría actuado al margen de su justicia (no injustamente), movido sólo por su misericordia. Nos libera gratuitamente ( misericordia ) y del modo más conveniente y digno para nosotros ( justicia ). CR2 11 de 55
  • 12. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 12 Aspecto ascendente de la obra de Cristo: Jesús, representando a los hombres ante Dios, como nuevo Adán y Cabeza de la humanidad, sella una nueva relación de Alianza entre Dios y los hombres, y obtiene de su Padre la salvación para nosotros. Con su actuación humana libre, alcanza que Dios Padre nos conceda el perdón . Aspecto descendente de la obra de Cristo: enviado por el Padre, co- munica a los hombres los dones divinos de la salvación: nos revela a Dios y nos comunica la vida sobrenatural. Ha venido al mundo para comunicar a los hombres la gracia que quita el pecado y les hace partícipes de la vida divina . CR2 12 de 55
  • 13. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 13 Existe un orden en la dispensación de la eco- nomía salvífica: primero Cristo debía satisfa- cer el pecado de la humanidad y merecer su glorificación junto con nuestra salvación (aspecto ascendente ). Una vez exaltado como Señor sobre todas las cosas a la diestra del Padre, nos dispensa los bienes que nos había ganado con su sangre y nos concede el don del Espíritu Santo (aspecto descendente ). Estos dos aspectos están estrechamente uni- dos en el designio divino: el don de la gracia es fruto del sacrificio de Cristo. CR2 13 de 55
  • 14. MISTERIO DE LA REDENCIÓN, 14 El plan de Dios Padre es que los hombres entremos en comunión con Él por medio del Verbo encarnado . La obra de Cristo debe alcanzar a cada uno de los hombres. Es el Espíritu Santo , Señor y dador de vida, quien, con su poder infinito, alcanza a todos los hombres de todos los tiempos, y hace que las acciones y méritos de Cristo se puedan aplicar y tener efica- cia salvífica en cada uno . Hace posible que cada uno pueda entrar en comunión con el Hijo de Dios, se incorpore a Él y participe de la redención . El Espíritu Santo se sirve de la Iglesia , “ sacramento universal de salvación ”( Lumen gentium 48 ), para que los hombres encuentran a Cristo y participen de la salvación. CR2 14 de 55
  • 15. MEDIADOR Y CABEZA, 1 Mediador es nombre de oficio . Se aplica a quien hace de medio entre los que están separados para reconciliarlos, o para unirlos de alguna forma. En la economía divina, los mediadores no son primariamente representantes del pueblo ante el Señor, sino representantes de Dios . La alianza y la salvación vienen de lo alto ; no es obra humana. “ Jesucristo es verdadero Dios y verdadero Hombre en la unidad de su Persona divina; por esta razón Él es el único Mediador entre Dios y los hombres” ( CCE 480 ). CR2 15 de 55
  • 16. MEDIADOR Y CABEZA, 2 Cristo, mediador de la Nueva y eterna Alianza : las anteriores eran parciales e imperfectas , pues no hacían a los hombres partícipes de la intimidad divina . Jesús nos revela plenamente al Padre, qui- ta el pecado del mundo y establece la verdadera comunión de vida entre Dios y los hombres. Cristo es el único Mediador entre Dios y los hombres: sólo Él une a los hombres con Dios ( Jn 14, 6 : “Nadie va al Padre sino por mí”). Hay otros mediadores, pero subordinados a Cristo y partícipes de su mediación. Existen grados de media- dores subordinados ( sólo Cristo repara el pecado y comunica la gracia por sí mismo ): 1) la Virgen Ma- ría Mediadora de todas las gracias, 2) los ángeles, 3) los santos, 4) los sacerdotes, 5) todos los cristianos. CR2 16 de 55
  • 17. MEDIADOR Y CABEZA, 3 1 Tim 2, 5-6 : “Uno solo es el Mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre , que se entregó a sí mismo en redención de todos”. Cristo en cuanto Dios no tiene condición de medio (no difiere del Padre ni del Espíritu Santo). Tampoco la tiene simplemente por el hecho de ser hombre . La tiene en cuanto es hombre lleno de gracia y con su entrega (vivificada por esa plenitud de gracia) reconcilia los hombres con Dios. La unión hipostática es el fundamento de su mediación: si Cristo no fuera Dios hecho hom- bre , no tendría la plenitud de gracia y, por tan- to, no sería Mediador. Cristo ejerce su mediación como Sacerdote, Profeta y Rey. CR2 17 de 55
  • 18. MEDIADOR Y CABEZA, 4 Cristo, Sacerdote de la nueva Alianza El sacerdote es mediador entre Dios y los hombres. Pero el término “mediador” es más amplio que el de “sacerdote”. No toda media- ción es un sacerdocio (profetas, reyes, etc.). La suya es la principal: consiste en unir y re- conciliar a los hombres con Dios quitando el pecado. Ofrece sacrificios para reconciliar- nos con Dios. Cristo es el único y sumo Sacerdote que con su sacrificio nos re- concilia con Dios. Todo otro sacerdocio (ministerial o común) es participación de su sacerdocio y subordinado a él. Su sacerdocio es distinto y superior al levítico, y es eterno . CR2 18 de 55
  • 19. MEDIADOR Y CABEZA, 5 Cristo, Profeta: mediador y plenitud de la revelación Es mucho más que los profetas del AT y se distingue de todos ellos: “en diversos mo- mentos y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos últimos días nos ha habla- do por medio de su Hijo ” ( Heb 1, 1-2 ). El Hijo de Dios , al venir a este mundo, como hombre , es el media- dor perfecto de la revelación pues nos manifiesta a Dios a quien ve y oye . Él es la misma verdad . Él es la plenitud de la revelación: es la Palabra única y perfecta del Padre. Dios en su Verbo lo ha dicho todo : no habrá otra palabra más que ésta. Nos libera de la ignorancia y del error. CR2 19 de 55
  • 20. MEDIADOR Y CABEZA, 6 Jesucristo, Rey Cristo se presenta como Buen Pastor y Rey : “el pueblo de Dios participa (...) en la función regia de Cristo. Cristo ejerce su realeza atrayendo a sí a todos los hombres por su muerte y su resurrección. Cristo, Rey y Señor del universo, se hizo el servidor de todos , no habiendo ‘venido a ser servido, sino a servir y dar su vida por mu- chos’ ( Mt 20, 28 ). Para el cristiano, ‘servir a Cristo es reinar ’ ( Lumen gentium 36 )” ( CCE 786 ). La Iglesia también ha presentado a Cristo como Legislador (nos da la Ley nueva de la gracia y de la caridad), o como Juez ( dispensa la gracia y el perdón de los pecados, y premia con la gloria ). CR2 20 de 55
  • 21. MEDIADOR Y CABEZA, 7 Dios quiso que la humanidad tuviera su principio en Adán . Éste pecó no sólo como persona individual , sino también como cabeza del género humano, y su acción implicaba a toda su descendencia (cfr. Rom 5, 12-19 ). Cristo es el “nuevo” o “segundo” Adán. Dios quiso que Jesucristo fuera el principio y la causa de la vida sobrenatural de todos , el inicio de una humanidad redimida . Adán y Cristo son principios de todo el género humano: el primero en cuanto a la naturaleza y al pecado , Cristo en cuanto a la salvación . Cristo es el hombre nuevo y perfecto , superior a Adán y a todos los hombres, el ejemplar de todos los demás. CR2 21 de 55
  • 22. MEDIADOR Y CABEZA, 8 Cristo en cuanto hombre es Cabeza del géne- ro humano. Tiene la misma naturaleza de los hombres y es solidario con todos ellos. Es Cabeza de los hombres porque tiene una preeminencia sobre ellos por su plenitud de gracia , en virtud de la cual es el más perfecto y el ejemplar de cada uno de los hombres. Es Cabeza del género humano porque es el principio de la gracia de todos los hombres, el salvador de todos ellos. El fundamento o raíz de la plenitud de gracia de Cristo hombre es la unión hipostática : si Cristo no fuera Dios hecho hombre , no sería Cabeza del género humano. CR2 22 de 55
  • 23. MEDIADOR Y CABEZA, 9 Solidaridad de Cristo con el género humano: 1 ) físi- ca , de la sangre (comparte nuestra naturaleza, es hijo de Adán); 2 ) moral e intencional por el amor (nace de la libre voluntad de Jesús, de su amor , virtud que une e identifica al amante con el amado y que hace que las cosas del amado sean como propias ; “me ha amado y se ha entregado a sí mismo por mí” ( Gal 2, 20 )). Cristo representa a los hombres ante Dios y se ofrece por todos , pero propiamente no nos sustituye : no decide por nosotros , puesto que debemos arrepentirnos de los pecados e incorporar- nos voluntariamente a Él como miembros suyos; y tampoco nos ahorra en esta vida las penas del pecado, incluida la muerte . CR2 23 de 55
  • 24. MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 1 Jesús en todas sus obras “manifiesta plenamente el hombre al pro- pio hombre ” ( Gaudium et spes 22 ). Y todos sus actos son ejem- plo y enseñanza de vida para nosotros. CR2 24 de 55 “ Toda la vida de Cristo es misterio de Reden- ción . La Redención nos viene ante todo por la sangre de la cruz , pero este misterio está actu- ando en toda la vida de Cristo” ( CCE 517 ). CCE 517 añade: “Ya en su Encarnación porque haciéndose pobre nos enriquece con su pobreza ; en su vida oculta donde repara nues- tra insumisión mediante su sometimiento ; en su palabra que puri- fica a sus oyentes; en sus curaciones y en sus exorcismos , por los cuales él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermeda- des ; en su Resurrección , por medio de la cual nos justifica ”.
  • 25. MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 2 Misterio de Navidad : Ha comenzado la redención , el “ admirable intercambio ” por el que el Creador del género humano, haciéndose hombre y naciendo de una virgen, nos hace partícipes de su divinidad. Epifanía : manifestación de Jesús como Salvador del mundo. Presentación de Jesús en el templo : Jesús es reconocido como “ signo de contradicción ”; la espada de dolor predicho a la Vir- gen anuncia la cruz . Huida a Egipto y matanza de los inocentes : toda la vida de Cristo estará bajo el signo de la persecución . CR2 25 de 55
  • 26. MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 3 La vida ordinaria de Jesús: el Verbo eterno ha redimido y santifica- do así todas las realidades nobles con las que está entretejida la vida común de los hombres. Obediencia de Jesús en lo cotidiano. Vida de familia : Jesús la santifica; vida de traba- jo : Jesús dedicó la mayor parte de su vida a su trabajo, con perfección y con espíritu de servicio. Su trabajo se convierte en tarea divina , en “reali- dad redimida y redentora ; no sólo es el ámbito en que el hombre vive, sino medio y camino de santidad , realidad santificable y santificadora” ( San Josemaría, Es Cristo que pasa 47 ). Hallado en el Templo: cumple la voluntad divina aunque sacrificio e incomprensión . . CR2 26 de 55
  • 27. MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 4 Misterios de la vida pública, 1 En su bautismo Jesús es manifestado como Hijo de Dios y Mesías , y a partir de entonces comienza su ministerio público. Es modelo del bautismo cristiano (nos hace hijos de Dios, el Espíritu Santo desciende sobre nosotros y se no abre el acceso al Cielo ). Las tentaciones de Cristo forman parte de su victoria sobre el Maligno. Cristo nos da ejemplo de cómo luchar contra el Ma- ligno y vencerle. “Fue probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado” ( Hb 4, 15 ). CR2 27 de 55
  • 28. MISTERIOS VIDA TERRENA DE CRISTO, 5 Misterios de la vida pública, 2 La actividad de Jesús durante su vida pública se centra en la predicación del Reino de Dios. Su predicación es asequible , sencilla y clara , a la vez que exigente . Jesús acompaña su doctrina con milagros . Son signos del Mesías anunciado, señales de su misión y de su divinidad . Son comienzo y signo de la liberación de- finitiva: anticipan la gran victoria de Jesús sobre el “príncipe de este mundo” que será definitivamente establecida con la cruz . CR2 28 de 55
  • 29. PASIÓN Y MUERTE, 1 En la Muerte de Jesús, por encima de las causas inmediatas históricas -el Sanedrín, Pilato, los soldados- hay una causa de nivel más alto que sólo puede ser conocida por la revelación : el plan y la disposición de Dios que han permitido los actos nacidos de la ceguera de los hombres para realizar el designio de nuestra salvación . Dios quiere que el hombre se arrepienta del pecado y exprese su arrepentimiento interior con obras externas de penitencia , obras de entrega a la voluntad divina. Las penas derivadas del pecado se ordenan a la reparación del mismo. Dios las permite porque son medicinales y se ordenan a un bien mayor: la vida sobrenatural . CR2 29 de 55
  • 30. PASIÓN Y MUERTE, 2 En el plan divino, el dolor purifica el alma, quita el obstáculo de la propia voluntad que nos apartó de Dios, sirve, con la ayuda de la gracia , para reparar el desorden del pecado en el hombre. El sufrimiento , secuela del pecado original , recibe un sentido nuevo con la obra salvífica de Cristo. La reparación plena de los pecados de los hombres se da por la Pasión y Muerte de Cristo. Dios Padre no es causa directa de la Muerte de su Hijo. La permitió porque de ahí vendría un bien mayor . Entregó a Cristo a la Pasión y Muerte porque según su eterna voluntad las dispuso para reparar los pecados del género humano. Valor inmenso de la salvación de las almas para Dios. CR2 30 de 55
  • 31. PASIÓN Y MUERTE, 3 Autores de la Pasión de Cristo (su causa eficiente): los que tenían la intención de matarlo, lo condenaron y le hicieron sufrir los tormen- tos que produjeron su muerte . Detrás de ellos actúa Satanás , homi- cida desde el principio (cfr. Jn 8, 44 ). Pero también los pecadores son autores de la Pasión: “la Iglesia no duda en imputar a los cristia- nos la responsabilidad más grave en el suplicio de Jesús” ( CCE 598 ). Nostra aetate 4 : “Aunque las autoridades de los ju- díos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, lo que se perpetró en su pasión no puede ser imputado indistintamente a todos los judíos que vi- vían entonces ni a los judíos de hoy (...). No se ha de señalar a los judíos como reprobados por Dios y malditos como si tal cosa se dedujera de la Sagrada Escritura”. CR2 31 de 55
  • 32. PASIÓN Y MUERTE, 4 Cristo aceptó libremente su Pasión y su Muerte por amor a su Padre y a los hombres que el Padre quiere salvar. Se entregó libre y voluntariamente a la Pasión, por amor nuestro. Pero esa entrega no significa en modo alguno que se matara a sí mismo , sino que no impidió , pudiendo, la acción de los que le ajusticiaron. Flp 2, 8 : “Se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte , y muerte de cruz”. Se trata de una obediencia vivida por amor . El verdadero amor a Dios se muestra cumpliendo libremente su voluntad . CR2 32 de 55
  • 33. PASIÓN Y MUERTE, 5 Jesús padeció por parte de los judíos , de los gen- tiles y de los que le seguían (Judas, Pedro, aban- dono...). Padeció en su alma : todos los pecados de los hombres, tristeza y temor ante la muerte cierta, caída de Judas , escándalo de sus discípulos , humillaciones , injusticias, burlas e insultos. Padeció en su cuerpo : flagelación, coronación de espinas, crucifixión, agonía en la cruz hasta la muerte. CR2 33 de 55
  • 34. PASIÓN Y MUERTE, 6 “ Mérito ” es el derecho a un premio o retribución por una obra realizada. Con relación a Dios , el hombre propiamente no tiene ningún derecho ante Dios. Si puede merecer algo ante Dios, es porque Él previa y libremente ha establecido retribuir al- gunas acciones nuestras nacidas del amor . No apa- rece la palabra en la Escritura, pero sí su contenido . Todas las acciones de Cristo son meritorias (nacen de su amor y li- bertad) y obtienen del Padre nuestra salvación . Pero en su Pasión mereció de modo particular . Cristo mereció la vida sobrenatural para todos los hombres y para todos la gracia que quita el pecado: se ofreció por nosotros como Cabeza nuestra. CR2 34 de 55
  • 35. PASIÓN Y MUERTE, 7 Satisfacción = reparación de una falta u ofensa mediante la en- trega de alguna compensación . Con Dios, analogía : significa la acción que Dios requiere del hombre para cancelar su pecado (arrepentimiento, obras de penitencia). CCE 615 : “Por su obediencia hasta la muerte, Jesús llevó a cabo la sustitución del Siervo doliente que ‘se dio a sí mismo en expiación ’, ‘cuando llevó el pecado de muchos’, a quienes ‘justificará y cuyas culpas soportará’ (cfr. Is 53, 10-12 ). Jesús repara por nuestras faltas y satis- face al Padre por nuestros pecados”. CR2 35 de 55
  • 36. PASIÓN Y MUERTE, 8 La Pasión de Cristo satisface por los pecados del mundo. Es una satisfacción vicaria : “del justo por los injustos” ( 1 P 3, 18 ). El Hijo de Dios , Santo y Justo, pero hecho solidario por amor con nosotros pecadores, representándonos a todos y llevando las penalidades de nuestro pecado, como víc- tima del pecado, intercede por todos para cancelar nuestra falta. Así se deben inter- pretar algunos textos de la Escritura como 2 Cor 5, 21 (“a quien no conoció pecado Dios le hizo pecado por nosotros”) o Gal 3, 13 (“nos redimió de la maldición de la Ley haciéndose por nosotros maldición”). CR2 36 de 55
  • 37. PASIÓN Y MUERTE, 9 Sacrificio es el ofrecimiento hecho a Dios de algo propio, signo de la entrega interior a Dios y de la renuncia a sí mismo , para reconciliarnos con Él. El valor del sacrificio exterior está en ser signo del sacrificio interior o espiritual (entrega del alma a Dios por amor), elemento principal del sacrificio. La Pasión es un sacrificio porque en ella Cristo se ofrece voluntaria- mente a su Padre para reconciliar a los hombres con Dios. Por parte de los que le crucificaron la Pasión no fue ningún sacrificio, sino iniquidad ; pero por parte de Cristo que padecía libremente y por amor , fue un acto supremo de entrega, un verdadero sacrificio. CR2 37 de 55
  • 38. PASIÓN Y MUERTE, 10 Cristo no sólo mereció que Dios Padre nos otorgue la gracia, sino que el mismo Cristo es quien nos la comunica . La salvación de cada uno procede de nuestra Cabeza , como la vida de los sarmientos procede de la vid . La causa eficiente principal de la gracia de la salvación sólo puede ser Dios ; pero Dios produce esta gracia en nosotros mediante la humanidad de Jesucristo que es el instrumento de la divinidad para comunicar -y no sólo para merecer- todas las gracias a los hombres. Las acciones realizadas por Cristo en el pasado tienen un poder divino y alcanzan con su eficiencia toda la historia . CR2 38 de 55
  • 39. PASIÓN Y MUERTE, 11 La contemplación de la Pasión de Cristo nos mueve a amarle , ya que Él nos ha dado pruebas de la verdad y de la grandeza de su amor. Nos mueve a la contrición , a la conversión , a evitar el pe- cado (apreciamos más claramente su malicia ), a seguir a Cristo e imitarle y a la generosidad para abrazar la voluntad de Dios (aunque a veces suponga cargar con la cruz). La Pasión de Cristo nos enseña el sentido del dolor : Jesús no ha eliminado nuestros sufri- mientos ni nos evita la muerte, pero los ha transformado . Ahora esas penalidades no son una simple pena del pecado, sino que sirven de purificación y de mérito, son participación de su cruz y de su obra redentora, son camino de la salvación y de la verdadera vida . CR2 39 de 55
  • 40. GLORIFICACIÓN, 1 Para el racionalismo sólo son “históricos” aquellos sucesos cuyas causas y efectos son intramundanos y comprobables por la expe- riencia . Por eso según la crítica histórica, en la mente de los discí- pulos poco a poco se fue abriendo la creencia de la resurrección, que realmente nunca aconteció : fue la fe en Jesús la que creó la idea de la resurrección. Otros autores, aun aceptando la verdad de la Resurrección, la califican como aconte- cimiento “ ahistórico ” o “ metahistórico ” y no “histórico”. Riesgo de negarla , por- que en el lenguaje usual, lo que no es his- tórico no se puede decir que haya ocurri- do verdaderamente . CR2 40 de 55
  • 41. GLORIFICACIÓN, 2 La Escritura insiste de muchas formas en la realidad de la Resu- rrección (ej. Lc 24, 34 : “¡El Señor ha resucitado realmente y se ha aparecido a Simón!”). La Tradición repite que Jesús resucitó verdaderamente . Es un acontecimiento real verificado en un marco preciso de lugar y tiempo , con manifestaciones histórica- mente comprobadas por testigos fiables que nos lo transmitieron. Signos suficientes como para poder afirmar que verdaderamente sucedió: el sepulcro vacío y la comprobación por las apariciones de Jesús resucitado. Goza al menos de la misma historicidad que cualquier otro suceso real acaecido en el pasado. CR2 41 de 55
  • 42. GLORIFICACIÓN, 3 CCE 643 : “Ante estos testimonios es imposible interpretar la Re- surrección de Cristo fuera del orden físico , y no reconocerla co- mo un hecho histórico . Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y muerte en cruz de su Maestro (...). Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, nos presentan a los discípulos abatidos (‘la cara sombría’: Lc 24, 17 ) y asustados. Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y ‘sus palabras les parecían como desatinos ’ ( Lc 24, 11 ). Cuando Je- sús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua, ‘les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado’ ( Mc 16, 14 )”. CCE 644 : “Muy al contra- rio, su fe en la Resurrección nació -bajo la acción de la gracia divi- na- de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado”. CR2 42 de 55
  • 43. GLORIFICACIÓN, 4 “ Acontecimiento histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros de los Apóstoles con Cris- to resucitado, no por ello la Resurrección pertenece menos al centro del Misterio de la fe en aquello que trasciende y sobrepasa a la historia” ( CCE 647 ). La Resurrección es objeto de fe en cuanto 1 ) intervención trascen- dente de Dios mismo en la historia: es obra de la Santísima Trini- dad; 2 ) glorificación de Cristo (perfecta participación de su huma- nidad en la vida divina); 3 ) al sentido y valor salvífico que tiene para nosotros (Cristo resucitado es nuestro Salvador que nos libra del pecado y nos comunica la vida de Dios). CR2 43 de 55
  • 44. GLORIFICACIÓN, 5 Según las Escrituras, el Padre resucita a Jesús (ej. Hch 2, 24 ), el Hijo resucita por su propia virtud y poder (ej. Jn 10, 17-18 ), el Espíritu Santo resucita a Jesús (ej. Rom 8, 11 ). Es una obra de la omnipotencia divina común a las tres divinas Personas de la Santísima Trinidad (ej. 2 Cor 13, 4 ). La Resurrección de Cristo no es una vuelta a la vida terrena , sino un paso a otra vida más allá del tiempo y del espacio. Su cuerpo es glorioso : es al mismo tiempo auténtico (material) y espiritual. Puede aparecer donde, cuando y como quiere (propiedades de agilidad y sutileza ); es glorioso e incorruptible e inmortal (pro- piedades de gloria e impasibilidad ). CR2 44 de 55
  • 45. GLORIFICACIÓN, 6 “ La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como verdad central , transmitida como fundamental por la Tradición , establecida en los documentos del Nuevo Testamento , predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz” ( CCE 638 ). La Resurrección de Cristo revela su divinidad (pero hace falta la fe para captar y confesarla pues en sus apariciones la divinidad no es visible ). Revela tam- bién que Cristo es el Salvador del mundo: aunque desde su Encarnación Jesús era el Hijo de Dios y el Mesías, en su Resurrección se manifestó su condi- ción de Salvador poderoso de todos los que creen en Él. CR2 45 de 55
  • 46. GLORIFICACIÓN, 7 La Resurrección de Cristo confirma la veracidad de su doctrina . Es la “señal de Jonás” ( Mt 12, 38 ), el Templo reconstruido en tres días (“hablaba del santuario de su cuerpo ” ( Jn 2, 20-21 )). Los judíos entendieron el significado de sus palabras: pusieron custodia en el sepulcro y lo sellaron (cfr. Mt 27, 62-66 ). La Resurrección de Cristo es principio y causa de nuestra resurrección futura. Es también principio de nuestra resu- rrección espiritual , la fuente de la nue- va vida del alma . La gracia que nos libera del pecado y nos hace justos proviene del Resucitado: es participación de la vida divina, nos hace hijos de Dios. CR2 46 de 55
  • 47. GLORIFICACIÓN, 8 La Ascensión del Señor es un acontecimiento a la vez histórico y trascendente . Con la Ascensión se completa la manifestación de la gloria de Cristo comenzada con su Re- surrección. Jesucristo, Cabeza de la Iglesia, nos precede: con su Ascensión nos ha abierto el acceso a la vida y a la felicidad de Dios en el cielo. Jesucristo, Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, en el cielo in- tercede sin cesar por nosotros. Constituido Señor con poder a la derecha del Padre, nos comunica los dones divinos por la acción del Espíritu Santo . CR2 47 de 55
  • 48. GLORIFICACIÓN, 9 La versión griega del AT (LXX) tradujo el nombre de Yahvé con el cual Dios se reveló a Moisés ( Ex 3, 14 ) por “ Kyrios ” (Señor). Desde entonces fue el nombre más habitual para designar a Dios. El NT utiliza el título “ Señor ” para Jesús : expresa así la divinidad de Cristo. La acción de sentarse a la derecha del Padre significa la entroniza- ción de Jesús como Rey y la inauguración de su reinado. Es Rey desde su Encarnación (cfr. Lc 1, 33 ; Jn 18, 33-37 ), pero también por habernos rescatado al precio de su sangre, y se manifiesta co- mo “Rey de reyes y Señor de señores” a partir de su glorificación . Su reino es sobrenatural, eterno, no tendrá fin. Su reinado es universal. . CR2 48 de 55
  • 49. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 1 La voluntad salvífica universal de Dios se centra en Cristo . Quiere que todos los hombres se salven participando de la redención de su Hijo hecho hombre: “por todos ha muerto Cristo” ( 2 Cor 5, 15 ). Se llama “ redención objetiva ” a la obra del Redentor, tanto en su vida terrena como desde el cielo en su vida gloriosa , con la coo- peración del Espíritu Santo . Esta obra es causa de la salvación. Se llama “ redención subjetiva ” a la participa- ción de los frutos de la obra de Cristo en cada uno de los hombres. Por la acción del Espíritu Santo , Cristo ofrece a cada hombre la salva- ción, pero el hombre puede rechazar la gracia que se le ofrece. CR2 49 de 55
  • 50. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 2 La omnipotencia divina alcanza a todos los hombres y hace que las acciones y méritos de Cristo se puedan aplicar y puedan tener eficacia salvífica en cada uno. Aunque ese poder es común a las tres Personas divinas, se suele apropiar al Espíritu Santo . La Iglesia , cuya Cabeza es Cristo, tiene una relación indispensable con la salvación de cada hombre. Es “ sacramento universal de sal- vación ” ( Lumen gentium 48 ). Toda la gracia proviene de Cristo, es comunicada por el Espíritu Santo, y está misteriosamente relaciona- da con la Iglesia. “La Iglesia peregrina es necesaria para la salva- ción, pues Cristo es el único Mediador y camino de salvación y se hace presente a nosotros en su Cuerpo , que es la Iglesia” ( Idem 14 ). CR2 50 de 55
  • 51. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 3 El hombre tiene que incorporarse libremente a Cristo y así puede recibir los frutos de su obra redentora. El hombre se une a Cristo por la fe viva y los sacramentos de la Iglesia. Fe viva : nadie puede salvarse sin la fe, que es el fundamento y el origen de toda justificación. La fe viva obra por la caridad , está acompañada por el arrepentimiento y por obras . Sacramentos : nos hacen participar de los frutos de la Redención. Entre ellos destacan el bautismo (sin él no hay unión con nuestro Salvador ni vida sobre- natural y es necesario para la salvación) y la Euca- ristía (hace a los fieles que le reciben una cosa con Él , y les comunica la vida eterna ). CR2 51 de 55
  • 52. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 4 Ciertamente Dios concede a todos los hombres la gracia que salva (dada por medio de Cristo en el Espíritu, y que tiene relación con la Igle- sia). Pero desconocemos el modo como la gra- cia llega a los no cristianos . Es claro que cada uno de ellos tendrá que acoger libremente ese don divino para salvarse. Efectos de la obra redentora de Cristo en los hombres: 1 ) nos li- bera del pecado , tanto en cuanto a la culpa como en cuanto a la pena , en lo que se refiere tanto al alma como al cuerpo : de la igno- rancia y de la tristeza, del desorden de las pasiones, del dolor y de la muerte ( purificación y camino para la gloria); 2 ) nos hace partícipes de la vida divina y nos ha conseguido la vida eterna . CR2 52 de 55
  • 53. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 5 Otros efectos de la obra de Cristo: 1 ) reconciliación , comunión y amistad con Dios; 2 ) renovación interior del hombre nuevo por la participación de la vida divina; 3 ) liberación de la muerte y re- surrección de los cuerpos. En la reparación de la vida del alma , dos aspec- tos: liberación del pecado por la Pasión , nueva vida del alma por la Resurrección de Cristo. En la reparación de la vida corporal también: destrucción de la muerte por la Muerte de Cristo, nueva vida de nuestro cuerpo o resurre- cción por la Resurrección de Cristo. CR2 53 de 55
  • 54. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 6 La salvación es una realidad prin- cipalmente escatológica : se dará completa cuando Cristo reaparezca con gloria al fin del mundo y todos sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Ahora ya alcanzamos la salvación (el mundo ya está salvado), aunque todavía no es completa . Ahora ya poseemos realmente la semilla de vida eterna y por eso tenemos la certeza de recibir sus frutos en plenitud . CR2 54 de 55
  • 55. FRUTOS DE LA REDENCIÓN, 7 María no sólo ha recibido la más perfecta parti- cipación de los frutos de la salvación (sin peca- do, llena de gracia, en cuerpo y alma en el Cie- lo), sino que también ha sido asociada de un modo singular y eminente a la persona de Cristo y a su obra redentora. Es nuestra Ma- dre en el orden de la gracia. Es Mediadora en la obra salvífica de Cristo, unida a su Hijo. Y “ la Iglesia no duda en atribuir a María un tal oficio subordinado : lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta protección maternal , se unan más íntimamente al Mediador y Salvador” ( Lumen gen- tium 62 ). Se va y se vuelve a Jesús por María . CR2 55 de 55