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04 el costo del descanso

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04 el costo del descanso

  1. 1. Lección 4
  2. 2. “Mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo por mi gemir de todo el día, pues de día y de noche tu mano pesaba sobre mí. Como flor marchita por el calor del verano, así me sentía decaer” (Salmo 32:3-4 DHHe). El pecado nos arrebata el descanso. Recuperarlo tiene un costo: el arrepentimiento (Salmo 32:5). La historia del pecado y el arrepentimiento de David nos ayudan a comprender este proceso. ¡He pecado! ¿Qué hago? ¿Encubrirlo? 2ª de Samuel 11. ¿Confesarlo? 2ª de Samuel 12:1-13. ¿Y después qué? Consecuencias del pecado. 2ª de Samuel 12:14-23. Nuevo corazón. Salmo 51:1-12. Nuevas palabras. Salmo 51:13-19.
  3. 3. “Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová” (2ª de Samuel 11:27) La caída de David fue la consecuencia de un cúmulo de errores encadenados. No cumplió su deber como rey (v. 1) No apartó su vista, sino que se recreó en la tentación (v. 2; cf. Job 31:1) Buscó la manera de hacer realidad su deseo (v. 3) Consumó el pecado (v. 4)
  4. 4. Intentó ocultar su pecado engañando a un hombre bueno (v. 5-12) Puso en riesgo de pecar a Urías emborrachándolo (v. 13) Ordenó un asesinato (v. 14-25) Al casarse con Betsabé, procuró encubrir finalmente el pecado (v. 26-27) “Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová” (2ª de Samuel 11:27) La caída de David fue la consecuencia de un cúmulo de errores encadenados.
  5. 5. “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás” (2ª de Samuel 12:13) Dios no se quedó de brazos cruzados ante el pecado flagrante de David. Echando mano de la experiencia de David como pastor y de su sentido de justicia, el profeta Natán planteó una parábola que, finalmente, removió la conciencia de David (v. 1-6). Su arrepentimiento fue más allá de la pena de haber dañado gravemente a Urías y a Betsabé. David fue consciente de que había pecado contra Dios (Salmo 51:4). Nuestro pecado, en última instancia, hace daño a Dios. Con él, clavamos otro clavo en el áspero madero que apunta hacia el cielo en el Gólgota. Por la cruz de Jesús, el arrepentimiento sincero, tiene una respuesta inmediata: “Jehová ha remitido tu pecado”.
  6. 6. Aunque David fue inmediatamente perdonado, Dios no evitó las consecuencias de su pecado. David mismo había pronunciado su propia sentencia: por la vida de un hombre, él perdería la vida de cuatro de sus hijos: el primer hijo de Betsabé, Amón, Absalón y Adonías. Pero no solo el pecado trajo sus consecuencias, el arrepentimiento también trajo las suyas. David recuperó “el gozo de tu salvación” (Salmo 51:12). Si Dios perdonó a un adúltero, manipulador y asesino, ¿no me perdonará a mí? No importa la gravedad de mis pecados, sino la grandeza de la gracia de Dios que está dispuesta siempre a perdonar al pecador.
  7. 7. “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10) El Espíritu Santo es el único que puede realizar este cambio en nuestro corazón (v. 11). Él nos conduce en el proceso de santificación, nos crea de nuevo, nos ayuda en nuestra lucha con la tentación, y nos da descanso. David le pide a Dios que borre sus pecados, que le purifique, y que cambie sus pensamientos y sus sentimientos. Ya no quiere seguir dependiendo de sí mismo. Solo dependiendo de Dios puede encontrar seguridad, gozo y alegría.
  8. 8. “Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti” (Salmo 51:13) David quedó avergonzado por su pecado. Toda su vida recordó esa mancha en su historial. Sin embargo, había algo mayor que su vergüenza: el perdón recibido. No podía callarlo, tenía que contarlo (v. 15). Otros debían ser advertidos para no caer en los mismos errores. Tenían que saber que, si ya habían pecado, tenían perdón en Dios. La noticia es demasiado importante para que callemos: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1ª de Juan 1:9).
  9. 9. “El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es la efusión del amor redentor que transforma el corazón” E. G. W. (El discurso maestro de Jesucristo, pg. 97)
  10. 10. Te invitamos a bajar y estudiar cada una de las 13 lecciones de esta serie: ESTE SERVICIO ES GRATUITO Y PUEDES USARLO Slideshare.net/chucho1943

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