BIOMETANO SÍ, PERO NO ASÍ. LA NUEVA BURBUJA ENERGÉTICA
Tema 1
1. TEMA 1.
Los niños y la Navidad
Año tras año, las costumbres populares nos insertan dentro de algunas celebraciones que, si
bien no son estrictamente catequísticas, poseen una índole mágica-religiosa que muchas
veces pueden generarnos cierta confusión como, por ejemplo, los festejos en torno a la
Navidad. Por supuesto que no se trata aquí de “pinchar” o “desencantar” fantasías infantiles
disfrutadas por generaciones. Lo único que creemos aconsejable hacer es orientar a los niños
para que rescaten los elementos esenciales de tales sucesos religiosos.
* * *
La Navidad
Existe gran variedad de costumbres y leyendas, de acuerdo con las zonas geográficas y países
en torno a la Navidad. Los grandes, y mucho más los pequeños, esperan ansiosamente esta
época por los regalos, las fiestas, las comidas, la venida de Papá Noel o Santa Claus, el
nacimiento de Jesús, los ángeles y pastores, los Reyes Magos, el árbol de Navidad, etc. Esta
época que recuerda el nacimiento de Nuestro Salvador está rodeada de figuras y
2. acontecimientos mágico-prodigiosos. Todo un mundo maravilloso, tan diverso del cotidiano,
que cautiva a los niños.
Lo que ocurrió hace más de 2000 años en Belén es recordado por los cristianos mediante
gestos cuyo significado se ha transmitido de una generación a otra por vía oral o escrita. El
hecho fundamental que se recuerda y se celebra es el nacimiento de Nuestro Señor
Jesucristo. La historia de los hombres tiene un antes y un después, a partir del nacimiento de
Jesús. En Navidad celebramos el día en que Dios se hizo hombre; el encuentro definitivo del
Creador con sus creaturas; lo que conocemos como el misterio de la Encarnación. La Navidad
debe transformarse en un tiempo de encuentros y reencuentros. Un tiempo de oración, de
alegría y paz. La oración, el gesto, el canto religioso, la participación en la liturgia; todo debe
crear un clima de preparación a la venida del Salvador.
Esta es la razón por la que debemos rescatar todos aquellos gestos y momentos de oración en
familia, del encuentro frente al pesebre, de alegría familiar compartida. La mejor manera de
preparar un lugar para Jesús en la Navidad es abriendo nuestro corazón a nuestros hermanos,
especialmente los más necesitados.
Incluso el armado del pesebre con los chicos puede ser una buena ocasión para realizar una
catequesis sobre la navidad. Privilegiemos el pesebre, esto es a Jesús, María y José, antes que
a los regalos, las guirnaldas, el árbol de la navidad, etc. Todo esto puede acompañar, pero el
lugar central lo tiene que ocupar Jesús.
Símbolos y signos navideños que se pueden explicar a los niños
El pesebre o Belén. Es la representación del nacimiento de Jesús por medio de figuras
vivientes o no. San Francisco de Asís fue el que instituyó esta costumbre hacia el año 1223.
La estrella de Belén. Una estrella adorna nuestro belén y, a menudo, la cima del árbol de
Navidad. Representa a la estrella de Belén que guió a los Reyes Magos desde Oriente hasta
el pesebre donde nació Jesús. Las estrellas simbolizan la esperanza y siempre nos muestran
el camino hacia Jesús.
La comida navideña. El espíritu navideño convoca a familiares y amigos a reunirse en torno
a la mesa para celebrar el nacimiento de Jesús. Es así que esta comida fraterna se expresa en
3. un menú variado y vistoso, que se ha ido modificando según las diferentes tradiciones
familiares, locales y culturales de cada región o pueblo.
Noches de luz. El hábito de adornar los árboles y otros lugares de la casa con luces de colores
o blancas, en jardines particulares o lugares públicos, expresan la “iluminación” obtenida por
el nacimiento de Jesucristo.
Las velas. Las velas llevan acumulada la carga cultural y simbólica de la luz que rompe las
tinieblas y las vence ocupando su lugar; del triunfo del día sobre la noche; de la victoria del
bien sobre el mal. Simbolizan la purificación y su llama se entiende como la representación
de Cristo, la luz del mundo, quien derrotó definitivamente al mal con su muerte y
resurrección.
El árbol de Navidad. Los orígenes del arbolito, que según la costumbre se arma junto al
pesebre cada 8 de diciembre, se remontan a una celebración pre-cristiana de la zona de
Alemania. Los antiguos germanos, al finalizar cada año, celebraban la renovación de la vida,
eligiendo un árbol y adornándolo con antorchas. San Bonifacio reemplazó el árbol por un
pino y lo adornó con manzanas y con velas, que representaban la luz mundo, Jesucristo.
Costumbre que rápidamente se extendió por otros países.
Villancicos. Desde que se estableció la fiesta de la Navidad en el siglo II, las canciones que
acompañaban las celebraciones relataban los hechos ocurridos en torno al nacimiento de
Jesús. Estos temas musicales, conocidos como villancicos porque sus primeros autores e
intérpretes vivían en aldeas o villas, pasaron a formar parte de la liturgia en el siglo XVI.
Entre ellos se destaca Noche de Paz, escrita en 1818 por el Padre Joseph Mohr y con música
de Franz Gruber, en Austria.
Las Campanas. Purifican y son símbolo de alegría y júbilo navideño. Con su bello y atrayente
sonido llaman la atención de quienes las escuchan y predisponen a estar atentos y escuchar
todo lo que viene de lo alto; o sea todo lo que viene de Dios.
Coronas. Simbolizan la dignidad y el poder, sobre todo el del Jesús. Poseen un valor
simbólico y suelen ser elaboradas con plantas como el acebo o el muérdago, adornando los
hogares en Navidad
4. Tema 2
¿Qué nos enseña la Navidad?
La Navidad es una de las fiestas más importantes de la Iglesia porque
en ella celebramos que el Hijo de Dios se hizo hombre para abrirnos las
puertas del Cielo, para enseñarnos el camino para la vida eterna
La Navidad es una de las fiestas más importantes de la Iglesia porque en ella celebramos
que el Hijo de Dios se hizo hombre para abrirnos las puertas del Cielo, para enseñarnos el
camino para la vida eterna.
La Navidad, a pesar de ser una fiesta cristiana, se ha popularizado en todo el mundo.
Efectivamente, hasta los no creyentes celebran "las fiestas de diciembre", como se les
dicen. Los regalos, los pinos adornados y los Santa Claus abundan en esta época y el gasto
familiar se eleva a las nubes.
Por desgracia, el verdadero sentido de celebrar el nacimiento de Cristo se ha transformado
en un mero intercambio de regalos, tal como lo hacían los paganos griegos y romanos para
las fiestas de la Saturnalia, es decir, el inicio del invierno.
Un poco de historia
Emmanuel significa Dios con nosotros. La celebración de la Navidad nos recuerda que
Dios no está lejos, sino muy cerca de nosotros. En Navidad, celebramos al Niño Jesús que
es Hijo de Dios. En Él, Dios nos mostró su rostro humano, para salvarnos y amarnos desde
la tierra.
Jesús es el Hijo unigénito de Dios, imagen perfecta del Padre, lleno de gracia y de verdad.
¿Qué nos enseña la Navidad?
La celebración de la Navidad es un momento privilegiado para meditar en el texto
evangélico de San Lucas 2, 1-20, en donde se narra con detalle el Nacimiento de Cristo.
Podemos reflexionar las virtudes que encontramos en los diferentes personajes
involucrados y luego, aplicarlas a nuestra vida:
María nos enseña a ser humildes, a aceptar la voluntad de Dios, a vivir cerca de Dios por
medio de la oración, a obedecer a Dios y a creer en Dios.
José nos enseña a escuchar a Dios y hacer lo que Él nos diga en nuestra vida, aunque no lo
entendamos y a confiar en Dios.
5. Jesús nos enseña la sencillez. A Dios le gusta que seamos sencillos, que no nos importen
tanto las cosas materiales. Jesús, a pesar de ser el Salvador del mundo, nació en la pobreza.
Los pastores nos enseñan que la verdadera alegría es la que viene de Dios. Ellos tenían un
corazón que supo alegrarse con el gran acontecimiento del nacimiento de Cristo.
El 25 de diciembre se celebra la Navidad. Dios se hizo hombre para abrirnos las puertas del
Cielo y enseñarnos el camino para la vida eterna.
Jesucristo es luz, amor, perdón y alegría para todos los hombres y mujeres de buena
voluntad.
La Sagrada Familia nos da ejemplo de la aceptación de la Voluntad de Dios, viviendo con
sencillez, humildad y alegría el nacimiento de Jesús en el Portal de Belén.
Actividad en familia
La persona que dirige, lee y pide a los demás miembros del grupo que cuando ella se
detenga en las palabras negritas, ellos tendrán que adivinar la palabra que falta para
completar la historia.
"En una ciudad llamada Nazaret vivía una joven llamada María. María amaba mucho a
Dios y estaba comprometida para casarse con un hombre muy bueno que se llamaba José y
era carpintero.
Un día, se le apareció a María el Ángel Gabriel mandado por Dios y le preguntó si quería
ser la Madre del Hijo de Dios y le explicó que el Espíritu Santo vendría sobre ella. María
contestó que sí aceptaba.
José se preocupó mucho cuando María le dijo que iba a tener un bebé. Pero una
noche, Dios le mandó a José un mensaje.
El ángel le dijo en sueños que no dudara en casarse con María pues el Hijo que Ella estaba
esperando era el Hijo de Dios y que salvaría a los hombres del pecado.
José despertó y fue a buscar a María, la llevó a su casa y cuidó de ella.
En aquellos días el Emperador César Augusto, dio la orden de que todos tenían
que ir al pueblo de donde eran sus familias para empadronarse.
José formaba parte de la familia de David que eran del pueblo de Belén. Entonces José y
María tuvieron que ir al pueblo de Belén. El viaje fue muy difícil para la Virgen María
porque ya había llegado el momento de que naciera el bebé.
Tan pronto como llegaron a Belén, José empezó a buscar donde descansara María, pero no
encontró ningún lugar porque todas las posadas estaban llenas de gente.
Al final, José encontró un establo y llevó ahí a María.
Al poco tiempo, nació el Niño Jesús. María envolvió al niño en pañales y lo acostó en un
6. pesebre que José había preparado.
Cerca de Belén habían unos pastores que cuidaban sus ovejas, entonces se les apareció un
ángel de Dios y les dijo: No tengan miedo, les traigo buenas noticias, hoy ha nacido en
Belén el niño que será el Salvador, vayan a verlo.
De pronto, el Cielo se llenó de ángeles que cantaban a Dios diciendo: ¡Gloria a Dios en el
Cielo y en la Tierra paz a los hombres de buena voluntad!.
Los pastores corrieron hacia Belén y encontraron a José, María y el Niño Jesús tal como les
habían dicho los ángeles. Adoraron al Niño y le ofrecieron regalos."
TEMA 3.
A todo niño le gusta aquello que le es propio, o sea ver la realidad en la óptica
pura e inocente de los hechos que presencia y de los deseos que siente,
principalmente aquellos que están asociados a la alegría. Por eso, debemos
presentar Jesús a los niños de modo alegre y con equilibrio, y para su tamaño.
Con base en las enseñanzas que Jesús nos dejó en los evangelios, todo lo que
se habla debe tener una connotación verdadera, sin bien es necesario
colocarlo de modo lúdico, o sea en el lenguaje que circunda y en el que
participa el niño, creando así un vínculo entre aquello que oye y vive.
Al hablara los pequeñossobreel nacimientode Jesús,los padres y catequistas
pueden hacer una correlación de este día con el nacimiento de ellos,
recordando la alegría y la emoción, la preparación y la expectativa de la
llegada de un niño al mundo. Aquí, en Navidad, de un pequeño muy especial,
porque es el Hijo de Dios.
Cuando el ángel Gabriel le anuncia a María que ella será la madre del Hijo de
Dios, inicia con la palabra griega khaire que significa ‘alégrate’, ¡porque la
novedad que trae es motivo de mucha alegría! ¡Va a nacer un niño, un niño
viene al mundo! Es pues con esa misma alegría del ángel al anunciar a María
la venida de Jesús, es que nosotros debemos también anunciarlo al mundo y
especialmente a los niños
¿Pero, dónde está la alegría? ¿Cómo mostrarla a los pequeños?
7. El motivo de alegría para María era tener al Señor en su vientre y para
nosotros es el hecho que Jesús ha nacido entre los hombres.
Con relación a los niños podemos introducirlos en el contexto de la familia, de
los amigos, de los parientes, como una relación de amor entre todos.
¡Al final de cuentas ser feliz es tener un encuentro con el amor! Dios es amor
y nosotros nos encontramos con este amoren la persona de Jesús. Al mostrar
a Jesús como un niño estamos colocándolo en el mismo contexto en que viven
los los pequeños.
Es interesante, en este proceso evangelizador, despertar en ellos alguna otro
inquietud sobre el Niño Jesús: por ejemplo hablar de cómo Él nació; que
lloraba, pero que también sonreía; cómo serían sus facciones a partir de las
características de su pueblo; cuándo comenzó a caminar, lo que le gustaba
comer, quiénes eran sus amiguitos, cuál era su broma preferida… finalmente,
describir situaciones simples que no interfieran en la verdad y puedan ser
presentadas conforme a la expectativa del niño y de su edad, puesto que Jesús
era un niño, común aún siendo Dios, y creció como todos nosotros dentro de
una realidad humana y limitada. Así, ellos crecerán con Jesús, gradualmente,
de modo simple y natural.
¡Este tiempo de la Navidad, hablemos sobre Jesús y enseñemos el amor a los
niños, con la alegría que ellos tienen! ¡Es un lenguaje que ellos entienden!
¡Feliz Navidad!